Nunca había estado en Villa Crepúsculo, por lo que reconocer aquel sitio se le hizo difícil cuando consiguió salir del agua. Se encontraba en una sala rectangular, con un pasillo a su derecha que llevaba al exterior... Y unas escaleras ascendentes a su izquierda que se adentraban en los túneles. Se encontraba en los subterráneos de una ciudad, o mejor dicho, en el alcantarillado.
El agua a su espalda solo recorría parte del rectángulo, viniendo de un agujero en la pared y saliendo por otro por donde continuaba la corriente. Si era atrevida podía meterse por él y salir adonde quisiera que llevara, aunque... Sabiendo que era un alcantarillado, quizás no fuese buena idea...
No tardó en darse cuenta de que no estaba sola. A unos metros de ella, apoyada en un pilar en una de las esquinas del cuadrículo, había una joven con un arco en la espalda desmayada. No lo sabía, pero su nombre era Nadhia, aprendiza de Tierra de Partida. Solo por eso, quizás estuviesen enfrentadas de antemano... Solo que ninguna de las dos lo sabía.
La chica podía despertarse por sí misma o por acción directa de Saeko, pero ahí seguiría hasta entonces. O incluso podía ser asesinada por la chica mientras dormía plácidamente...
Kairi despertó sola, abrazada por la soledad en aquellos túneles de Villa Crepúsculo. Lo último que recordaba era caer en la oscuridad, con aquella vidriera rompiéndose, y... Hiro no estaba allí. Nadie estaba allí, más bien.
Frente a ella estaba lo que parecía ser una salida de los túneles, pero desgraciadamente las verjas le impedían el paso. El resto era un laberinto de pasillos horrible por el que se podría perder con suma facilidad, pues, aunque no lo sabía, los túneles de Villa Crepúsculo podían ser especialmente crueles con aquellos que no los conocían.
Y sin embargo, algo llamó su atención por el rabillo del ojo. Habría jurado ver una sombra caminando no muy lejos de allí. Las luces de aquellos pasillos podían ser puñeteras a veces, así que a saber...
Exuy despertó abrazado a un libro, apoyado en una caja de madera a su espalda. Podría reconocer aquel lugar perfectamente: estaba en los túneles de Villa Crepúsculo, concretamente encerrado en un cubículo cuyas salidas estaban cerradas con verjas con una enorme cerradura en su centro. Si se acercaba a intentar salir, vería que no le era posible... Y que el interruptor que le permitía salir estaba, justamente, al otro lado.
Sí, estaba atrapado. Su única posible salida era que alguien se pasase por allí y le ayudase a salir, aunque... Parecía estar solo. Sin apoyo alguno. O encontrar la llave con la que pudiese abrir la cerradura de las verjas.
Más perdido imposible.
Jack no se encontraba entre tanto pasillo. El diseñador de aquellos túneles había creado aquel lugar claramente para que las personas que se metieran dentro se perdieran para siempre. ¿Dónde demonios estaba? En teoría aquello formaba parte de Villa Crepúsculo, pero muy pocos habían oído hablar de él. Porque ni siquiera las paredes eran normales. Blancas, con lo que parecían ser circuitos brillantes de color verde intenso recorriéndolas. Y ni una condenada pista de por dónde ir. Los pasillos eran estrechos y el techo alto, llegando quizás hasta los tres metros.
Caminando y caminando, se encontró que el suelo en uno de los pasillos se había derrumbado, dejando a sus pies la más tenebrosa de las oscuridades: el puro vacío. Si caía, fijo que no volvía a ver la luz del sol. Se había salvado por poco.
Condenada ciudad...
Todos los aprendices se vieron sorprendidos cuando algo vibró en sus bolsillos. Al rebuscar en ellos, encontrarían dos objetos que no habían visto antes: un pin negro con el dibujo de lo que parecía ser una calavera blanca, junto con sus móviles y pociones. ¿Cómo habían llegado hasta allí...? Y para colmo, sus objetos de curación, armamento habituales... ¡No había nada!
El teléfono móvil, por su parte, indicaba la entrada de dos mensajes de texto nuevos. Al abrir el menú para leerlos encontrarían pocas opciones: los textos, la posibilidad de hacer llamadas (aunque si lo comprobaban, el teléfono no pedía un número de teléfono, sino una especie de código) y lo que parecía ser el icono de un libro con el nombre "Conceptos".
Bienvenidos, Jugadores.
Comienza el Reapers' Game. Vuestra misión es sobrevivir 7 días. Cumplid las misiones encomendadas por el Game Master cada día, o investigad la ciudad a vuestro antojo. Fallad, y vuestra existencia será eliminada.
~ El Compositor
Misión del Día 1:
· Sector Túneles: Salid al Sector Ocaso a través del alcantarillado de la Puerta 5.
Tenéis 120 minutos. Fallad, y seréis eliminados.
~ El Game Master
El mensaje era bastante claro para Saeko y Nadhia. Si dirigía la mirada hacia la puerta que llevaba escaleras arriba, vería un 5 enorme que marcaba su posición. Lo que significaba que si quería superar la misión tendría que... Puagh, tirarse al agua y atravesar el agujero. La corriente haría el resto.
Asqueroso... Pero era el único modo de Saeko para llegar hasta Ariasu.
Pero el tiempo corría en su contra como para andarse con tonterías. En el centro del cubículo una sombra gigante apareció para dar paso a un imponente Sincorazón de tres metros de alto de color morado, con aspecto de flor y pétalos blancos como la nieve. La criatura no dudó ni un segundo nada más verles: su cabeza se iluminó y lanzó una bola blanca contra Nadhia, a la cual rozó el pelo... Y al pasar, pudo notar el frío invernal del que estaba cargada.
El Sincorazón bajó la cabeza hacia su izquierda, bloqueando el paso a cualquiera que intentase salir de allí. Estaba claro que estaba allí para hacer su misión imposible.
Si bien a Kairi no le sucedió nada, Exuy no tuvo la misma suerte.
Mientras el chico seguía atrapado en el cubículo, pudo ver por el rabillo del ojo avanzar a una sombra entre los pasillos. No llegó a distinguir quién era, pero en cuanto se pusiese alerta, escucharía una risa de mujer en bajo.
—Oh, ¿te has perdido, pequeñín? —preguntó la voz en bajo, de modo que solo él pudiese escucharla—. ¿Quieres jugar? Acaba con este Sincorazón y te abriré la puerta...
Súbitamente, detrás del chico surgió una sombra que invocó de inmediato un Sincorazón. No parecía particularmente... Peligroso. La culpa de ello residía especialmente en su forma, una pequeña campana voladora, y sus colores rosados a rayas: parecía de aquellos que caerían de un golpe.
Pero aquella risita... Le podía los pelos de punta. Si alguien llegaba hasta cualquiera de las verjas, podría abrirle la puerta y no tendría que depender de eliminar aquel Sincorazón...
—Despierta, pequeña niña.
Maya abrió los ojos para encontrarse de frente a un joven de pie, frente a ella, vestido con ropas grises y una sonrisa sarcástica en la boca. Su pelo rubio brillaba con las luces de los circuitos verdes que recorrían las paredes blancas de los pasillos donde estaban, como un extraño laberinto tecnológico.
—¿Qué hace alguien como tú por aquí? —preguntó el joven, algo animado al ver que la aprendiza se despertaba—. ¿Te has perdido? ¿Quieres que te ayude a encontrar a tus papis?
La verdad era que Maya no se pudo negar. Quisiera o no, el joven la tomó de la muñeca y la arrastró por el laberinto, cruzando sus interminables pasillos como si el camino fuese una secuencia: derecha, derecha, izquierda, frente, derecha...
—Es peligroso entrar aquí, ¿sabes? Has sido una brujita muy mala. No deberías volver a hacerlo —la reprimenda del joven parecía más una burla que un sermón, y con la risita que soltó lo dio a entender a un grado mayor.
Finalmente, el adolescente se quedó quieto en un cruce de cuatro caminos, todos exactamente iguales que los anteriores, observando a su alrededor. Frente a ellos estaba lo que parecía ser una salida: un número, 6, parecía indicarlo. Sin embargo, no andaron hacia allí.
—Ni se te ocurra cruzar mientras no estoy —advirtió el muchacho. Acto y seguido se dirigió al camino por el que habían venido, desapareciendo de la vista de Maya...
Pero cuando él dejó la escena, otra figura apareció. A su izquierda, al otro lado del pasillo, un joven buscaba la salida también. Su nombre, aunque lo desconocía, era Jack, e igual que ella, había despertado en aquel laberinto infernal, solo que sin ayuda alguna.
El chico sabía de los peligros de aquel lugar, así que... ¿Sería prudente cruzar hasta ella?