We are 570 minutes from the endSólo Felix entró a hablar con Neku, junto a una Fátima silenciosa y pensativa. La pregunta del joven pareció molestar al chico, el cual de inmediato se puso a la defensiva:
—
Claro que queremos acabar con la Game Master. Es el único modo de salir de aquí —le soltó, colocando su brazo entre los dos con el puño cerrado para advertirle de que no se acercara—
. No necesitamos buscar a Avatar ni a ninguna chica de la que estés hablando. Él mismo nos sacará y resucitará Shibuya.Neku le dio la espalda, mirando hacia la cuesta que les acabaría llevando a la mansión de Villa Crepúsculo. Se cruzó de brazos y habló hacia el chico, aunque sus palabras pudiesen ser tomadas por todos:
—
Ganamos, liberamos a Shiki, Beat y Rhyme de los Reapers y todos nos vamos de este mundo. Yo recupero Shibuya, vosotros ganáis una vida ahí fuera. El trato de Avatar es lo justo. Fin.Echó a caminar cuando vio que Light se dirigía hacia el interior de la villa. Debido a que nadie más le había preguntado nada, se limitó a ignorar cualquier comentario más en aquel momento.
* * *El camino por la Villa fue especial para los Jugadores. No sólo porque sabían a qué se estaban enfrentando, que seguramente fuese el final para algunos de ellos y que se dirigían hacia el final de su historia, para bien o para mal.
Al bajar las cuestas que llevaban hasta la plazoleta del tranvía algunos niños comenzaron a salir de las sombras de los interiores de los edificios que componían la ciudad para observarles con ojos llenos de admiración y miedo. Algunos susurraban sus nombres como los héroes que les salvarían, los enviados de un dios furioso que les llevarían a una tierra prometida, lejos de allí.
También comenzaron a surgir los adultos. A través de las ventanas las figuras de personas mayores empezaron a clavar sus ojos en los Jugadores. Algunos echaron las cortinas con fiereza para evitar ser vistos, mientras que otros sonreían de mejilla a mejilla al ver que no habían sido abandonados por aquel en quien habían optado creer.
Al llegar a la Plazoleta un grupo de niños se atrevieron a acercarse más a los que debían ser, para ellos, los mesías. Uno de ellos, concretamente, era el chico de cuerpo oscuro que Fátima, Neku y Alec habían salvado días antes en los túneles de la villa de unos Sincorazón, viéndose atrapado en el fuego cruzado.
—
¡Vivan los héroes! —gritó el pequeño, alzando los brazos para que le siguieran en su grito al cielo.
—
¡Viva! —contestaron los demás niños, levantando sus brazos a la par.
Podían hacerlo. Si vencían a Ariasu no sólo liberarían aquel mundo de la opresión de los Reapers de manera definitiva, sino que podrían darles algo más que una falsa vida digital a todos aquellos ciudadanos que en aquellos momentos habían depositado toda su fe en ellos. Si Ronin estaba dispuesto, podrían incluso darles su propio mundo, sin chocar con los demás.
Pero Neku no pensaba de aquella manera. Miró disgustado a los niños y avanzó por delante de todos, obligándoles a avanzar a su ritmo. Más masas de personas fueron surgiendo en su camino hacia el agujero del muro para vitorearles y alabarles, pero el chico las esquivó e ignoró todas. En cuanto Fátima se reunió con él, o viceversa, susurró en bajo su opinión:
—
Avatar no puede crear tanta vida. Esto es sólo nosotros, nadie más.Y aunque fuesen palabras duras, estaban llenas de verdad.
* * *El camino a través del bosque fue normal. La masa de admiradores había quedado atrás, depositando toda su confianza en los Jugadores que caminaban para derrocar a la terrible Game Master.
Sin embargo, antes de acceder a la mansión, un rostro familiar les estaba esperando en la valla. El gran sombrero mexicano de Stan, el comerciante, se podía distinguir desde bien lejos para su suerte. En cuanto les vio salir del bosque se juntó las manos y les dedicó su más amplia sonrisa, esperando que le alcanzaran. En cuanto llegaron a su posición se presentó de manera habitual, agitando los brazos como loco y con su característica voz de presentador televisivo barato.
—
¡Howdy! ¡Soy Stan, de Venta de segunda mano Stan, y me comería un boñuelo hecho por vuestra Maestra Yami con tal de conseguiros una buena oferta!El hombre bajó sus extremidades y suspiró para sí mismo, ocultando su mirada bajo su gran sombrero. Volvió a levantarla y habló, por vez primera, con voz seria desde que había comenzado el Reapers' Game.
—
Bueno, chicos. Esto es el final —explicó el vendedor con un tono algo triste en sus palabras—
. Todos sabíamos que llegaría antes o después. Personalmente llevo ya cuatro juegos aquí, vendiendo mis productos a los Jugadores que se presentaban para hacerles un favor. Me sorprende que los Reapers no me hayan cazado antes.»
Hemos pasado grandes ratos juntos. También grandes demandas judiciales acusado por robo por vuestros originales —Stan agitó la cabeza al recordar aquello, ligeramente enfadado—
, pero todo con tal de ayudaros. Ah, si alguna vez os reunieseis con ellos, decidles por favor que vosotros usasteis su dinero. ¡Yo sólo soy una pobre víctima aquí!»
Pero ahora en serio, chicos. Gracias por confiar en mí, por comprar mis productos y por toda esta semana de altibajos. Ahora debo viajar a otros ordenadores, a páginas de Internet dónde colocar enormes carteles con mi cara para vender productos que hagan felices a miles de personas. ¡Quizás incluso me haga mi propia página web, ahora que he logrado tanto dinero de vuestros...! Ejem. ¡Ha sido un placer, chicos!Con una palmada una nave gumi en miniatura surgió sobre la cabeza de todos, preparada para tomar a Stan y enviarlo lejos de allí. El hombre se giró para marcharse cuando, de golpe, volvió a observar a sus compradores habituales con una larga sonrisa.
—
¡Pero qué clase de despedida amarga es esta! ¡Vamos a hacerlo bien! —el vendedor rebuscó en sus ropas y sacó dos productos que colocó en la cara de los Jugadores: un pollo de goma con polea, aparentemente con una interesante función como arma, y un bikini rosa impactante—
. ¡Aquí mis dos ofertas definitivas! El pollo de goma con polea, usado para golpear con un poder oculto y muy secreto, ¡que os otorgará dos puntos de daño más! ¡Sólo 6.995 platines! Por no hablar del ¡bikini sexy de la muerte! No sólo os otorgará cuatro puntos de vitalidad, ¡sino que hará que seáis la envidia del verano! ¡Seguro que a ti te quedaría de maravilla, ligarías un montón! —señaló a Zait y sus múltiples personalidades—
. Como es la última vez que nos vemos, ¡os lo dejo a sólo 5.995 platines!Aquella sería la última vez que verían a Stan. No tenía nada más que ofrecerles: tan sólo después de que alguno le compara sus productos o se quedara sin más platines, se marcharía para siempre del mundo virtual de Villa Crepúsculo.
Con Stan fuera de escena sólo quedaba un asunto pendiente. Y les esperaba en el interior de la mansión, al otro lado de la puerta principal.
* * *Alec llegó en seguida a los túneles por el acceso del Sector 2, alcanzando la misma estancia en la que varios días atrás él y Shiki habían salvado, junto a Neku, a un niño de unos Sincorazón. Sin embargo, no pudo adentrarse de inmediato en la estancia: varias voces y sombras estaban conversando ya allí. Y no era nada que pintara bien.
—
¡¡Maestra!!Si Alec echaba el ojo, podría ver a un total de cuatro figuras en la estancia. El chico que acababa de gritar se encontraba tirado contra la pared, junto a una mujer que reconoció de inmediato como la Maestra Rebecca. El joven miraba horrorizado cómo la tercera figura, una mujer armada con una lanza, plantaba cara al cuarto personaje en la sala, a quien Alec no pudo ver con claridad debido a que la mujer le bloqueaba la vista y a que la oscuridad en aquella zona de la sala era densa. La situación de la mujer no era propicia: decenas de manchas de sangre y moratones cruzaban su cuerpo y sus ropas, con heridas abiertas por todas partes.
—
Daichi, corre. Llévate a Rebecca lejos de aquí, busca a Joshua. Pero hazlo ya.—
¡Déjeme ayudarla, Maestra!—
¡Lárgate de una vez, Daichi!La cuarta figura rió y dio un paso al frente, permitiendo que Alec le viese al fin. Todos sus pelos se pusieron en punta al verle: vestía una larga túnica gris oscura cerrada mediante una cremallera, y sus manos y pies estaban bien cubiertos de guantes y botas negras de cuero puro. Sin embargo, lo que más miedo podía llegar a provocar era su oculto rostro, a través de una capucha que podría decirse que invocaba sombras puras, pues ni tan siquiera era capaz de verle la barbilla.
La figura rió con voz de hombre y clavó su mirada en Alec por encima del hombro de la mujer. El Reaper notó de inmediato cómo su cuerpo se veía prácticamente desnudo ante la mirada del desconocido, penetrado por los invisibles ojos de este como una gran ola de agua fría. Podía notar el frío, el arrepentimiento, la amargura.
El hombre de la capucha rió ligeramente para sí mismo e hizo una pregunta en alto que hizo que Daichi y Rebecca se dieran cuenta por primera vez de la presencia de Alec allí:
—
Veo tus pecados, Reaper...Allí no estaba Joshua. Lo lógico hubiese sido marcharse raudo de allí, seguir su búsqueda en otra parte, pero aquella situación era cuanto menos peculiar. El desconocido no le había hecho nada, pero su mera presencia le hacía ponerse en guardia, le emparanoiaba hasta lo más profundo de su ser. Era casi como si alterara el equilibrio del juego, o como si, más bien, el propio Mundo Virtual temblase allí donde estuviera.
Y debía elegir si hacerle frente o huir.
* * *El hall de la mansión estaba más vacío de lo que lo recordaban Light y Felix. La mayoría de muebles habían pasado a desaparecer, quedando sólo la lámpara de araña en el techo. La luz entraba principalmente por detrás de ellos y por las puertas de cristal que conducían al cuidado jardín, con la fuente del pegaso a dos patas expulsando agua por la boca.
No había nadie allí esperándoles. La oscuridad se había apoderado de algunos recovecos de la casa, en especial del pasillo del segundo piso situado justo encima de la puerta del jardín. Las puertas a las habitaciones estaban bloqueadas, por lo que podían deducir que alguien había echado el cerrojo para evitar que husmeasen más de lo necesario.
Al minuto de estar dentro del hall, la puerta principal se cerró de golpe y pudieron escuchar el sonido del cerrojo. Las cortinas junto al cristal que daba al jardín se movieron solas y taparon la luz de entrada, cubriéndolo todo de oscuridad por unos instantes. Si intentaban encender su propia luz no lo conseguirían: fuese mediante fuego o hechizos, podrían notar la energía de estos pero en absoluto verlos. Era como si se hubiesen quedado ciegos.
—
Bienvenidos al final.En el centro de la habitación apareció Ariasu lentamente, irradiando luz por sí misma y como único punto de luz para todos los Jugadores. Observó hacia adelante, sin importarle el punto de vista de cada uno de ellos. Una especie de fuerza evitaba que se acercaran a ella, y no sentían fuerzas para atacar en la distancia de nuevo.
—
¿Cómo os sentís en la oscuridad? ¿Estáis cómodos? Deberíais. Siempre habéis estado en ella, sin pensar en cómo poder salir. El único que lo hizo fue Alec.»
¿No veis la situación en la que estáis? Ciegos, centrando vuestro objetivo en los Reapers y sin ver nada más allá. Ni siquiera sois capaces de distinguir las consecuencias de vuestros actos. Fuisteis creados por y para matarnos por un monstruo mayor a nosotros, vinisteis para destruir un mundo maravilloso. ¿Odiáis ser copias virtuales? ¿Pero si no os lo hubiesen dicho, lo odiaríais también? Exacto. Así estáis: ciegos ante la verdad.»
Ciegos porque habéis matado sin pensar. Ciegos porque creéis que vais a liberar este precioso mundo cuando, en realidad, lo estáis condenando a su muerte. Ciegos porque no os habéis parado a pensar qué haréis cuando Avatar os deje salir ahí fuera. Ciegos… Porque vosotros sois los villanos de esta historia.»
Si tan ciegos queréis estar permitid que os ciegue para siempre.Las velas de la lámpara de araña se encendieron y el hall de la mansión quedó plenamente iluminado, permitiéndoles de nuevo moverse con libertad y recuperando sus fuerzas para poder invocar sus armas.
La vara de Ariasu surgió en su mano con un haz de luz, simulando la llamada de una Llave Espada, como una auténtica portadora. Su arma, de paso, se transformó frente a todos en una de aquellas míticas armas, en concreto con un tamaño gigantesco y con dos colores destacables: un color cobre marrón fuerte en el filo y azul tranquilo en el mango.
Antes de atacar, Ariasu susurró unas palabras inaudibles sobre la Llave y su cuerpo se vio rodeado por múltiples pétalos mágicos de gran tamaño, como una rosa. Después levantó su arma en dirección a Maya y en alto invocó:
—
Revitalia.Unas pequeñas hojas sanadoras surgieron sobre la Game Master. Cada media hora recuperaría parte de su vitalidad… Habilidad hasta el momento exclusiva de Maya, podían dar por sentado.
Y sin más palabras, la mujer se lanzó en contra de la niña, preparada para eliminar su existencia y la de todos los Jugadores.
Fecha límite: jueves 4 de julio de 2013, 18.00 hora peninsular española.