Xefil: Trama El Dios Caído -> Encuentro ??? -> Encuentro ¡Oh, justo como yo!
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—Okay... okay... esto me parece un buen progreso...
—¡E-es excelente, kupó! ¡Enhorabuena, kupó!
Me puse de pie de un salto, abandonando la posición en cuclillas que había adoptado para aquel pequeño experimento, y miré hacia arriba para dedicarle una amplia sonrisa a la moguri. Desde su perspectiva, aquello debió verse bastante curioso, y lo pude advertir cuando la pequeña retrocedió con un saltito (sólo unas pulgadas) apenas me vio incorporarme de pronto. Eso me sacó una sonrisa aún más grande y un par de carcajadas.
—¡Pero mis compañeros no se pondrán contentos, kupó, al saber que deben quitar huellas del techo! ¿Y si me meto en problemas?
Las preocupaciones de la moguri estaban más que fundamentadas; eso lo pude notar en cuanto levanté uno de mis pies y contemplé el techo que había tenido bajo él, donde había dejado una mancha que, aunque no era gran cosa, era notable si uno ponía suficiente atención. Y allí donde estaba, sí que resaltaba bastante.
—Hmm... Tienes razón, Mogara; debí quitarme antes las botas —declaré, frotando un poco de la mugre con mi dedo, para ver si así podía removerse. Evidentemente, sólo logré hacer la mancha un poco más grande—. ¡Pero no te preocupes! Con este hechizo, ayudarlos a limpiar no será ningún problema.
—¡M-m-más te vale, kupó! —regañó la moguri, sacándome otra carcajada que intenté enmudecer al llevarme una mano a la boca. La verdad, desgraciadamente, era que no podía tomarme en serio una amenaza si ésta era pronunciada por un peluche volador—. ¡O si no, en cuanto Mog pregunte, kupó, inmediatamente le diré "Ha sido Xefil, kupó"!
—Como dije: no te preocupes —volví a tranquilizarla—. Me atendré a las consecuencias de mis crímenes —declaré juguetonamente, alzando una mano y llevándome la otra al corazón, como quien jura sinceridad frente a un juzgado. Luego de eso, añadí la pregunta que, en el fondo, tanto ella como yo habíamos esperado fuese alzada—: ¿Y bien? ¿Qué nota le pondrías?
Mogara fingió meditar un poco, llevándose el bolígrafo a su boquita y sacudiendo la libreta que llevaba en la pata libre. Con la misma severidad con la que me había evaluado ya anteriormente, no dijo ni una sola palabra cuando finalmente estuvo segura de lo que iba a escribir. Tardó no más que medio minuto, pero de alguna manera se las arregló para ponerme nervioso. Sí, más me afectaba una evaluación por parte de Mogara que un examen aplicado por Kazuki.
Finalmente, la moguri me extendió la nota. Intenté ponerme de puntillas para alcanzarla, pero con aquella diferencia de altura entre ambos, sumada al espacio entre el techo y el suelo, fue sencillamente imposible. Mogara tuvo que aletear y levantarse varios palmos para así poder entregármela.
—Transversal... —dije, leyendo en voz alta lo que Mogara había escrito con una caligrafía, sorprendentemente, muy precisa y ordenada. Toda una proeza considerando que escribía con sus patitas—. Oh, es un muy buen nombre. ¿De dónde lo sacaste? —pregunté luego, dándome cuenta que la manera en la que Mogara había denominado al hechizo tenía un muy buen toque.
—Había una Aprendiza, kupó. También era buena con ese tipo de magia, kupó —explicó, pero no parecía saber muy bien del tema, puesto que evitó mencionar el nombre de aquella chica. Y también, curiosamente, dónde se encontraba en aquel momento.
—Bueno, me gusta —confesé, sonriente, para después volver a la nota—: Transversal... Tiempo de ejecución: seis. Precisión: ocho. Utilidad: diez. Cool-icidad: siete. ¿¡Siete!? —incrédulo, repetí la última calificación que mi evaluadora me había dado—. ¡Mogara, estoy seguro que es mucho más cool que eso!
No me acostumbraba a esa palabra. Pero la usaba debido a que alguna vez había escuchado a un Aprendiz utilizarla, refiriéndose a algo que era impresionante, agradable de contemplar o experimentar, y que producía cierto grado de admiración. O al menos eso creía... De cualquier manera, añadir aquella categoría había sido idea de Mogara. ¿El nombre de ésta? Sí, desgraciadamente, ése había sido establecido por mí.
—Para alguien con alas no es algo muy asombroso, kupó —explicó Mogara. Sorprendentemente, parecía ser una muy buena crítica si se lo proponía. Sin duda, mucho mejor que Kazuki. Aunque en realidad... superar a Kazuki no sería muy complicado—. Nota final, kupó: 7.75 mogupuntos. Pero dejémoslo en ocho, kupó.
—Bueno, ocho es bueno, pero... podía haber sido mejor —me quejé, pero ya dispuesto a aceptar la nota de cualquier manera. Me encogí de hombros y puse los ojos en blanco, para después hacerle un gesto con la mano a Mogara, pidiéndole que retrocediera un poco.
Di un salto tan alto como me fue posible, trazando un arco hacia atrás como si pretendiera dar un giro. A mitad del camino, no obstante, terminé con el Transversal que me había mantenido sujeto de cabeza al techo cual murciélago, corrigiendo mi eje de gravedad a lo que la naturaleza había establecido en primer lugar. Así, con un cálculo que había sido más preciso en mi mente que llevado a la acción, aterricé sobre el pasillo del edificio de los dormitorios. Perdí el equilibrio un instante, habiendo girado un poco más de la cuenta, pero finalmente logré recuperar la compostura a sólo unas pulgadas de caer al suelo.
Con una sonrisa orgullosa, extendí los brazos y abrí las palmas de mis manos en gesto teatral.
—Tadá, kupó —dije divertido.
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