[País de Nunca Jamás] Promesa

[EspeYuna]

Se hizo el silencio, dándome cuenta de que había sido demasiado ruda con la pregunta en cuestión, casi pareciendo que le obligaba a que me enseñara la herida cuando se despojó de la camiseta. A diferencia de tiempo atrás, Ragun había ganado musculatura. Pero la ausencia de su miembro me sorprendió, aunque estuviese mentalizada. Fruncí el ceño cuando vi aquel cúmulo de oscuridad en el lado de su cuerpo donde faltaba el brazo y se extendía hasta el cuello y el pecho. Una señal bastante obvia de Alexander, ¿quizás reaccionando por la pérdida?

―¿Contenta? ―inquirió, claramente molesto.

―No mucho cuando intentas ocultármelo ―contesté, acercándome a él. Sin embargo, justo antes de tocar el origen de aquel extraño fenómeno, alejé la mano―. Si te sientes incómodo, ya sabes.

>> No sé si eres capaz de controlarlo.

Dándome o no permiso, me adelanté a tocar aquellas extrañas marcas. Tuve una sensación extraña al hacerlo, como si mi cuerpo lo rechazara y percatara cierta molestia en las manos. Pero intenté examinar la herida aún así.

―¿Te duele?

[Sombra]

―No mucho cuando intentas ocultármelo ―recriminó, en eso no le faltaba razón. Se acercó y aproximó un poco su mano sin llegar a tocarme ya que se detuvo a medio camino―. Si te sientes incómodo, ya sabes.

>> No sé si eres capaz de controlarlo.

―Creo que no habrá problema, adelante ―le ofrecí dándole permiso a tocarme.

Las suaves manos de la chica repasaron el contorno de la piel que había cambiado su tonalidad provocando que me invadiese una sensación no demasiado agradable a pesar de la delicadeza y con la que me tocaba. Repasó con sus dedos las marcas que brillaban con cierta curiosidad.

―¿Te duele? ―preguntó de pronto.

―En absoluto, la herida está sanada ―resolví su duda sin comentarle nada sobre los picazones que algunas veces me hacían pensar que todavía tenía un brazo ahí―. Realmente has cambiado, antes no serías capaz de tocarme siquiera.

[EspeYuna]

Mi amigo insistió en que la herida había cerrado por completo. Sin embargo, yo no consideraba sanar a que le hubiesen aparecido aquellas marcas. Resignada, seguí examinando a raíz del corte limpio, donde se concentraba una mayor cantidad de oscuridad.

―Realmente has cambiado, antes no serías capaz de tocarme siquiera ―comentó de pronto.

Le miré frunciendo el ceño, algo extrañada con lo que acababa de decir. Aunque supongo que antes era más tímida y no se me habría ocurrido manosear el torso de un hombre así como así. Así que lo interpreté de aquella manera y le sonreí cuando vi que poco podía hacer por él si me decía la verdad:

―Anda, tápate antes de que te enfríes.

Me acerqué a la ventana del cuarto y vi que seguía lloviendo. No quise preguntarle más por quién le había rebanado el brazo, porque, en primer lugar, lo sabía. Segundo, gracias a Fátima. Y por último, no quería estropear nuestro fortuito encuentro cuando no sabía cuando le volvería a ver de nuevo.

Sin embargo, sentía que debía contarle. Me mordí los labios y musité:

―Ragun, sí que tienes un hogar al que regresar.

[Sombra]

Nadhia clavó sus ojos en mí molesta por mi último comentario. Me quedé mirándola interrogante sin saber muy bien por qué pareció molestarse.

―Anda, tápate antes de que te enfríes ―soltó tras unos momentos.

Volví a ponerme la camiseta en silencio. Nadhia acababa de dirigirse a la ventana mirando el exterior, donde la lluvia todavía no se había detenido.

―Ragun, sí que tienes un hogar al que regresar ―habló con un bajo tono de voz haciendo que apenas la hubiese escuchado.

―Ojalá que tengas razón ―sonreí. Era obvio que ella no podía saberlo, pero al menos había dicho eso para animarme a continuar―. No dejaré de buscar mientras pueda seguir avanzando.

Me acerqué a la chica y posé mi mano sobre su cabeza revolviéndole el pelo un poco.

―Algún día lo encontraré ―aseguré mirando también por la ventana―. Ah... Este sitio me recuerda a El Mundo Inexistente ―suspiré cambiando de tema.

>>Pero sin rascacielos.

[EspeYuna]

―Ojalá que tengas razón. No dejaré de buscar mientras pueda seguir avanzando.

Mientras Ragun me revolvía el cabello mojado con la mano que conservaba, negué con la cabeza. No me había entendido. No era cuestión de buscar pistas: yo misma lo sabía.

―Me refiero a que hay alguien que te espera de verdad ―le miré fijamente y, sin pensarlo más, lo solté―: Ragun, tienes un hermano.

>> Tu hermano mayor. Se llama Christian.

[Sombra]

―Me refiero a que hay alguien que te espera de verdad ―se explicó.

―¿Q-que quieres decir? ―abrí los ojos con sorpresa. Mi voz empezó a temblar.

―Ragun, tienes un hermano.

>> Tu hermano mayor. Se llama Christian.

Con fuerza obligué a que Nadhia se girase del todo, la sujeté de su hombro.

―¿Hablas en serio? ―le pregunté con seriedad.

¿De verdad tenía familia? Eso quería decir... ¿Esperaban mi regreso todavía? ¿Podría ir a casa y decirles que había vuelto?

Unas lágrimas salieron de mis ojos y caí al suelo de rodillas. No sabía exactamente como reaccionar. Empecé a llorar, sin embargo no era tristeza lo que sentía. Era felicidad, jamás había estado tan feliz antes.

―¿Dónde está? Necesito verle ―le pedí―. Y... ¿Qué hay de mis padres? ¿Tengo algún otro hermano?

[EspeYuna]

―¿Hablas en serio? ―noté de pronto como Ragun me giraba con su mano apoyada en el hombro, sorprendido.

Asentí y me agaché preocupada al verlo caer de rodillas. Pero al comprobar que estaba sollozando, sonreí y por un momento se me humedecieron los ojos. Sin embargo, pude contenerme para no parecer una cría. Pero claro que sí, estaba feliz de que lo supiera. Me hubiera maldecido eternamente de no habérselo dicho.

―¿Dónde está? Necesito verle ―me pidió de repente, y la duda comenzó a apoderarse de mí―. Y... ¿Qué hay de mis padres? ¿Tengo algún otro hermano?

―Sobre tu... tu padre...

«Nuestro padre, que había visto con sus ojos el poder infinito que poseía la Oscuridad, decidió hacer un experimento con él.»

Me quedé muda durante unos segundos, evadiendo la mirada.

―Chris no sabe de ellos ―me sentí culpable, aún sin saber si realmente le mentía o no. ¿Qué pensaría Ragun si le dijera que la personalidad de Alexander fue producto de un experimento al que le sometió su propio padre?―. Y, sobre dónde está, bueno...

>> No suelo verlo mucho, porque se esconde. De unos tal... Cat.

Y era cierto que hacía muchos meses que no le veía. Pero sabía que se había instalado en Agrabah. ¿Por qué ocultarlo? ¿De qué tenía miedo?

―En realidad, sí que sé dónde podrías encontrarle, Ragun ―me rendí, ante la inquisitiva mirada de mi amigo―. Pero no sé si es buena idea que le veas ahora en tu estado.

>> Me refiero a Alex. Sé que no es culpa tuya, pero no tengo ni idea de si eres capaz de controlarlo.

[Sombra]

―Sobre tu... tu padre... ―hizo una pausa pensativa―. Chris no sabe de ellos. Y, sobre dónde está, bueno...

>> No suelo verlo mucho, porque se esconde. De unos tal... Cat.

―Cat... siempre ellos ―apreté el puño con odio. Hacía mucho que sabían quienes eran, que querían algo de mí. Pero nunca habían mencionado saber nada de mi familia y sinceramente, no me fiaba de ellos. Prefería recordar por mí mismo antes que acompañarlos a saber a donde.

Y de todos modos. ¿Por qué ella se supone que veía a mi hermano? Aunque fuese poco, como ella decía... Pero si lo que decía era cierto significaba que se habían visto no una sola vez, sino muchas más.

―En realidad, sí que sé dónde podrías encontrarle, Ragun ―acabó soltando incapaz de mentirme―. Pero no sé si es buena idea que le veas ahora en tu estado.

>> Me refiero a Alex. Sé que no es culpa tuya, pero no tengo ni idea de si eres capaz de controlarlo.

Me mordí el labio y me tiré sobre la cama mirando al techo.

―Entiendo lo que quieres decir ―suspiré resignado. Era duro no poderse fiar de uno mismo.

Pero yo iba a desaparecer igualmente tarde o temprano. ¿Por qué no aprovechar el poco tiempo que me quedaba?

―Nadhia, yo...

[Cambio de narrativa, la consciencia de Ragun se desvanece]


―Así que un hermano, ¿no? ―trató de confirmar Alexander poniéndose en pie y acercándose sin miedo a Nadhia―. Tranquila, pequeña mentirosa... No voy a hacerte nada por ahora.

>>¿Por qué mientes? Nunca he tenido hermanos.

Mientras hablaba, el cuerpo del joven se llenó de manchas oscuras otorgando a su piel y a todo él un aspecto muy mezclado entre un humano y un sincorazón.

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*sin brazo

―Yo lo recuerdo todo, al contrario que tu "querido" Ragun. No puedes engañarme con tus tonterías ―se rió.

Pero era cierto lo que Alexander decía. Recordaba absolutamente todo su pasado; todos sus logros desde que había empezado a convertirse en el soldado perfecto. Lo único que verdaderamente él no podía recordar eran los últimos días antes de haber perdido la memoria siendo sustituído por Ragun.

―Sé sincera. ¿Qué esperabas mintiendo?

[EspeYuna]

―Entiendo lo que quieres decir ―suspiró Ragun al caer en su cama, observando el techo.

―Lo siento ―le dije, sentándome en el filo y buscando su mano―. Pero te puedo asegurar que Chris se cuida bastante, y que tiene muchas ganas de saber de ti. Además...

―Nadhia, yo...

―¿...Ragun?

«¡Ah!»

Noté enseguida su presencia, apartando por reflejo la mano. La suya comenzaba a oscurecerse y, en pocos segundos, Ragun empezó a desprender oscuridad por todos los poros de su piel, extendiéndose el fenómeno hasta su rostro. Mascullé entre dientes, levantándome y escuchando por primera vez en mucho tiempo a Alexander.

―Así que un hermano, ¿no? ―cuestionaba, a la par que se acercaba a mí. Viendo que retrocedía un paso, se paró mientras la oscuridad terminaba de cubrirle por completo―. Tranquila, pequeña mentirosa... No voy a hacerte nada por ahora.

>>¿Por qué mientes? Nunca he tenido hermanos.

Aquella confesión hizo que abriera los ojos como platos. Hasta ahora, pensaba que Alexander recordaría perfectamente a Christian en cuanto le mencionara ―¡demonios, era su hermano mayor!―, pero no fue así. Me tachaba de mentirosa al contarle aquello a Ragun y no pude evitar sonreír para mis adentros.

―Yo lo recuerdo todo, al contrario que tu "querido" Ragun. No puedes engañarme con tus tonterías ―comenzó a reírse, muy seguro de sí mismo.

―¿Tonterías, dices?

―Sé sincera. ¿Qué esperabas mintiendo?

¿Cómo iba a tenerle miedo a Alexander, si tan inteligente era que no tenía ni la más remota idea de una buena parte de su pasado? Me envalentoné y avancé unos cuantos pasos hasta tenerle de frente, sintiendo la oscuridad de su cuerpo a escasos centímetros. A pesar de lo desagradable que me resultaba, no me eché atrás y le miré fijamente:

―¿Acaso piensas que me inventaría algo así? ―cuestioné, desafiante― Sé más cosas de las que tú crees. Sobre ti, sobre cómo naciste. O, mejor dicho, quién te creó.

>> ¿No recuerdas siquiera eso, Alex?

[Sombra]

―¿Acaso piensas que me inventaría algo así? ―interrogó enfadada por que dudasen de su sinceridad.

―No confío en nadie, menos en alguien como tú, que cree saberlo todo sobre mí cuando no sabes nada ―frunció el ceño.

―Sé más cosas de las que tú crees. Sobre ti, sobre cómo naciste. O, mejor dicho, quién te creó.

>> ¿No recuerdas siquiera eso, Alex?

―Creo que eso no te incumbe puesto que tu no tienes nada que ver con eso ―explicó con una elegante sonrisa negandose a contestar.

El joven se acercó más hacia Nadhia y acarició su cara con la única mano de la que disponía.

―Así que alguien que dice ser mi hermano te ha contado todo eso... ¿No has pensado que quizás te han engañado? El mundo es tan cruel... ―soltó una risotada llevándose la mano a la frente, como incapaz de contener su propia risa. De pronto, abrió los ojos como platos como recordando algo―. ¡Qué maleducado soy! Ni siquiera me había presentado a ti apropiadamente ahora que me doy cuenta.... A pesar de haberte robado aquel beso, aunque ya no hace falta que me presente por lo que veo, ¿no?


>>¿Y qué más se supone que sabes sobre mí?

[EspeYuna]

―Creo que eso no te incumbe puesto que tú no tienes nada que ver con eso.

Tras negarse a contestar, acarició mi mejilla con la mano que Ragun conservaba. No pude evitar regalarle, para mi disgusto, una mueca de dolor. El poder de la oscuridad emanando en cada poro de su piel era como fuego abrasador en la mía. Sabía la diferencia que había entre nosotros, pero, ¿tan inalcanzable era derribar a Alex?

―Así que alguien que dice ser mi hermano te ha contado todo eso... ¿No has pensado que quizás te han engañado? El mundo es tan cruel... ―soltó con una risotada.

―Pobre ignorante ―musité, dejando que acabara de reír.

El mero hecho de darme cuenta de que tenía la mentalidad de un niñato en la edad del pavo consiguió relajarme. Si no utilizaba aquellas habilidades para confundirme con un miedo artificial y meramente provocado, podía seguir haciéndole frente. Y no sólo eso, ¿hasta cuánto podría mantener el control de su cuerpo? Sería interesante entretenerlo un poco más hasta que Ragun volviera en sí.

―¡Qué maleducado soy! Ni siquiera me había presentado a ti apropiadamente ahora que me doy cuenta.... A pesar de haberte robado aquel beso, aunque ya no hace falta que me presente por lo que veo, ¿no?

―Hay gente que no tiene modales, cierto ―le seguí el juego, manteniendo conversación con él. Aunque me costaba al no estar acostumbrada aún al hedor de oscuridad que emanaba de él, intenté concentrarme todo lo posible.

―¿Y qué más se supone que sabes sobre mí?

Me quedé callada durante unos segundos, pensando cómo hacerle frente, cuando recordé algo importante.

«Nadhia, aún no lo dominas. Si te encuentras alguna vez con mi hermano... ni se te ocurra usarlo.»

―¿Por qué no me cuentas tú? ―respondí con otra pregunta, desafiándole― Ahora que lo pienso, ¿acaso soy la única a la que vas besando por ahí cuando te apoderas del control?

>> No me gustaría hacerme ilusiones, ¿sabes?

«No sé qué narices estoy diciendo», pensé. «Pero puede ser mi oportunidad para comprobar si los entrenamientos con Chris tienen sus frutos... y si esto realmente funciona.»

[Sombra]

―Hay gente que no tiene modales, cierto ―respondió desafiante. Ello la miró divertido al ver que aquella vez se atrevía a plantarle cara

―¿Y qué más se supone que sabes sobre mí? ―preguntó en ese momento el joven de oscuridad logrando que Nadhia se callase unos instantes sin saber bien que responder.

―¿Por qué no me cuentas tú? ―miró molesta a Alexander― Ahora que lo pienso, ¿acaso soy la única a la que vas besando por ahí cuando te apoderas del control?

>> No me gustaría hacerme ilusiones, ¿sabes?

―¿Tanto te gustó? ―levantó una ceja divertido―. Quien lo iba a decir, una pena que no me interesen las que no pueden darme descendencia, aunque no me importaría divertirme contigo de vez en cuando ―le siguió el juego a pesar de saber que la chica estaba hablando sarcásticamente.

[EspeYuna]

―¿Tanto te gustó? ―recordé con una mueca el mordisco que yacía visible en mi labio inferior, sin darle una respuesta―. Quien lo iba a decir, una pena que no me interesen las que no pueden darme descendencia, aunque no me importaría divertirme contigo de vez en cuando.

―¿¡Q-Qué!? ―exclamé, perdiendo el control por unos instantes.

«¿¡Cómo demonios sabes lo del pacto con la Jorougumo!?»

Y recordé, con el rostro enfurecido, las palabras de Christian.

«Alexander es... una caja de sorpresas. No sé cómo lo hace, pero algunas veces es como si viera a través de sus víctimas. No sé si es por ser un híbrido sincorazón... Nadhia, ten mucho cuidado con él.»

[Sombra]

―¿¡Q-Qué!? ―cuando Nadhia vio con sorpresa que Alexander había descubierto su secreto éste amplió a¡ún más su sonrisa satisfecho por ver su lado vulnerable otra vez.

La chica miró con furia al híbrido sincorazón el cual se acercó más y más obligando a que su espalda chocase contra la pared que tenía detrás.

―Eres mucho más interesante ahora ―declaró relamiendo sus labios con su afilada lengua―. Me gusta esa rebeldía.

El ente de oscuridad empezó a acercase más y más tratando de morder el cuello de la chica con delicadeza, jugando con ella. Humillándola, insultando la amistad que tenía con Ragun.

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[EspeYuna]

Choqué contra la pared, dándome cuenta que Alex me tenía acorralada. Cuando se relamió los labios pude entender qué pretendía con eso. Sucia sabandija.

―Eres mucho más interesante ahora ―declaró. Sin que él se diera cuenta, alcé mi diestra y la llevé a la altura de mi corazón, buscando algo en concreto―. Me gusta esa rebeldía.

Descendiendo Alex a mi cuello con malas intenciones, aferré con fuerza el broche de Evangeline.

«Cuerpo, mente y corazón», repetí, mentalizándome para usarlo por primera vez en mi beneficio.

Sin embargo, no paraba de escuchar a Chris dentro de mi cabeza, advirtiéndome de que aún no estaba preparada.

«Ni se te ocurra usarlo estando sola. ¿Me has entendido?»

Pero era la oportunidad perfecta. Y no podía dejarla escapar. Invoqué a Ángel Forjado en mi diestra y conjuré las cadenas de luz con las que intenté atrapar a Ragun una vez.

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*Nadhia utiliza Destino Enlazado.

Con una rápida orden de mi dedo índice, las cadenas rodearon el cuerpo de Alexander. El efecto me lo esperaba: la oscuridad no tardó en corromper parte de ellas. Sin embargo, no dejaría que el proceso siguiera.

«¡Nadhia, es muy peligroso! ¡Prométeme que no lo abrirás!»

Tan sólo tuve que musitar un nombre, ininteligible para Alex:

―Cédric.

Tal y como habíamos descubierto Chris y yo, el broche estaba conectado directamente a Evangeline. Si visualizaba a la persona que más quiso, si imaginaba por unos instantes que estaba en peligro, el broche reaccionaba y se abría, aun fuera por unos segundos.

Los suficientes como para que la luz acumulada dentro de él fluyera a mi Llave-Espada y, por consecuente, lograra usarla a mi voluntad. Lo había hecho bastantes veces en presencia de Chris, no podía ser tan difícil hacerlo sola.

Pero me equivoqué.

Funcionó, eso estaba claro: sentí el gran poder que emanaba del broche y lo dirigí a las cadenas que había invocado, fortaleciéndolas. De ellas surgieron cristales que purificaron la oscuridad y la hicieron desaparecer.

«¡Funciona! ¡Joder, funciona!»

Sin embargo, al escuchar el alarido de Alex, me eché hacia atrás e intenté detener por todos los medios mi conjuro y cerrar el broche. Sin éxito en principio, las cadenas no lograron obedecer y contactaron con la piel de Ragun, dejando escapar humo de su piel.

Hice desaparecer mi Llave-Espada, pero ni por esas: el broche seguía controlando las cadenas.