O eso pensó el muy crédulo. El programa hizo su magia, y Niko se tuvo que tragar sus palabras, apabullado con el escenario de su primera batalla. Mirase a donde mirase, todo le hacía sentir como si estuviese atrapado en un bucle que se negaba a ponerle fin a las fiestas: Adornos, luces de colores, regalos, elfos…
Una de dos: o el Coso requería de una actualización de fecha, o el dueño del cotarro era un obseso de las navidades.
Empezó a plantearse que se trataría de la segunda cuando de uno de los presentes escaparon dos moguris con, efectivamente, atuendos acordes con la temática. Y habría resultado menos hilarante si el que iba de reno no le estuviese sirviendo de montura al otro.
<Vale, vale, lo he captado. Te encanta la Navidad.>
Pero todo llegaba a su fin, y Nikolai sería el encargado de que le entrase en la cabeza que la Navidad se acabó oficialmente hace tres semanas. Lo primero que hizo fue desvanecerse delante de la pareja, iniciando la carrera con un Impulso Efímero para situarse por sus laterales. El siguiente paso, nada más tenerlos a un par de palmos, sería invocar su Llave Espada en horizontal y potenciarla con Ragnas en el momento exacto. Una pequeña ayudita para cuando los embistiese por sorpresa cual apisonadora y los empotrase contra la primera pared que tuviese a la vista.
Y como colofón final, un regalo para celebrar las fiestas: un Aturdidor en los morros de esos dos cuando estuviesen a su merced.
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