El tacto de la mano de Fátima sobre su hombro le resultó muy reconfortante. Sin palabras decía: Estoy aquí, tranquilo. Eso le gustaba y tranquilizaba a partes iguales, saber que a pesar de lo extraño de lo que estaba oyendo, y sintiendo, no estaba solo.
—
Señora Makwa… El señor Abyss visitó Atlántica con usted, ¿verdad? Y otros lugares con mar, ¿no? —Mujer Oso asintió ante las dos preguntas—.
Entonces… Si es así… Malik, entonces tiene sentido que tú conozcas el mar. Porque… Porque habría sido él quien lo habría visto.
—
Cierto… —murmuró él, aún un tanto desconcertado.
Inspiró profundamente varias veces, y expiró, sintiendose mucho mejor. Las palabras que le hubiera dicho durante el ataque en La Red cobraban un poco más de sentido. Al igual que los sueños, los recuerdos…
Cabeceó suavemente, intentando asimilar que de verdad poseía el… trozo de alma de otra persona, que había muerto hacía tanto tiempo… Si era sincero, le resultaba tan…. surrealista y mágico, aunque, ¿qué no era surrealista en su vida últimamente?
—
Señora Makwa, sigo sin entender qué tiene que ver eso con que Malik no pueda hacer magia.Ladeó un tanto la cabeza para poder mirar a Fátima, al oír su acertada pregunta, que también a él se le había pasado por la cabeza. Miró a Mujer Oso, con un brillo intrigado en los ojos.
—
Eso, ¿por qué?Mujer Oso rió, comprensiva, y se sentó frente a ellos con un resoplido de esfuerzo:
—
Es algo complicado de explicar. Verás, su alma está mezclada con ese trozo incompleto, y bloquea su capacidad para hacer magia por si mismo. El poder de ese pedazo de alma impide el flujo de magia a través de su cuerpo, lo anula porque ese retazo es por si solo más poderoso que su propia capacidad. Si consiguiera reunir los demás y adquirir armonía con ese poder… quizá pudiera. Así que, hasta que no se reúnan todas las piezas del alma de Abyss, no podrás hacer magia probablemente.—
Piezas… —musitó.
¿Y qué demonios debía hacer para encontrarlas?
Alzó la vista al sentir los dedos de Mujer Oso cerrandose en torno a los suyos, y vio en ellos el mismo cariño especial que tenía incrustado él en el pecho, en ese retazo de Abyss que latía al sentir la cercanía de su amada.
—
Será algo duro, pero creo que se trata de un viaje que merece la pena hacer, Malik. Me alegra que el espíritu de mi marido haya acabado en alguien como tú.»Y por eso creo que, si te sientes preparado, es el momento de que te entregue mi pedacito de Abyss.—
¿Cómo…?—
¡Qué! —exclamó Fátima a su vez.
—
Yo voy a morir pronto, ya no me queda demasiado tiempo y he visto más de lo que nunca habría llegado a imaginar. Estoy más que satisfecha —explicó Makwa con su voz pausada y tranquila—.
Pero siempre había tenido miedo de no poder dejar mi legado. El legado de Abyss. Temía que desapareciera conmigo —entonces sonrió a Malik—.
Pero ahora sé que va a estar a salvo.
»Siempre que tú estés dispuesto.Malik entreabrió los labios, sin llegar a pronunciar palabra, y desvió la vista, pensativo. Muy pensativo, sobre lo que se sentía, había sentido… Lo que estaba sintiendo, lo que podía pasar… Y lo que significaba todo. Cerró los ojos, apoyando los brazos sobre las rodillas, intentando… llegar a una decisión adecuada.
Porque Mujer Oso no le aseguraba que fuera a ser tan fácil como con ella. Si había más piezas… significaba que había más personas que contenían un poco de ese mago. Nada le decía que alguno de ellos no quisiera alcanzar su mismo objetivo. Y que no tuviera que pelear por ello…
Pero…
No era capaz de ignorar los sentimientos de aquella pareja, y el sabor del amor que aquellas memorias se empeñaban tanto en hacerle paladear. Negarse sería poco más que desechar eso, y abandonar. Y él nunca abandonaba.
Además...
«
… el Olvido es la verdadera Muerte, ¿no fue eso lo que dijiste, Abyss?», se oyó decir a si mismo dentro de su cabeza.
Chasqueó la lengua y abrió los ojos mirando directamente a Mujer Oso, sereno y totalmente decidido.
—
Está bien… Estoy dispuesto.La anciana amplió su sonrisa, satisfecha y apretó entre las suyas la mano de Malik, sin haberla soltado en todo ese tiempo.
—
Gracias…Mujer Oso se acercó un poco más a él y le cogió de ambas manos. Malik notó la rugosidad de sus palmas, de seguramente tratar con tantas hierbas y ungüentos diferentes. Estaban un poco frías, pero no le importó. Tan sólo se concentró en no soltarlas, y no apartar la vista de ella, preguntándose cómo haría para traspasar el retazo de alma de ella a él.
—
Fátima, necesito que te apartes un poco, ¿de acuerdo? —pidió Mujer Oso amablemente a la muchacha.
«
¿Va a hacerlo ahora?, ¿ya?».
Malik no estaba seguro de creerse preparado, pero… Quizá la anciana tenía prisa, o llevaba mucho tiempo esperando. Miró a Fátima y le dedicó una tenue sonrisa, como para decirle que estaba bien. Luego desvió de nuevo la vista hacia la mujer, esperando.
El sol ya apenas sobresalía por la línea del horizonte, y la oscuridad, sólo difuminada por las luces distantes del campamento, extendía su manto sobre ellos. Algunas estrellas ya titilaban en el cielo, también expectantes.
—
Cierra los ojos, Malik, no tardaremos mucho.Él obedeció, tomando aire. Sentía una extraña paz salpicada de sensaciones dulces, de nervios, curiosidad… ¿Qué recuerdos se añadirían a los que ya tenía de Abyss?, ¿se le volvería a aparecer?, ¿obtendría alguna pista más… ?
—
Relájate —oyó que susurraba Mujer Oso.
Malik trató de hacerlo, dejando la mente en blanco.
Fue entonces cuando sintió un pequeño punto de calor, similar al que había sentido al ver por primera vez a la anciana frente a ellos, en el pecho. Latía como si fuera un segundo corazón, uno más pequeñito, y ejercía una sensación cálida sobre él. Un tenue murmullo de voces empezó a hacerse oír, aunque él no sabía que eso sólo estaba pasando dentro de su mente. Las voces eran suaves, una de mujer, otra de hombre, y él supo, sin que nadie le dijera, que eran las de Makwa y Abyss cuando eran más jóvenes. Sonaban alegres, divertidas… No decían nada en concreto, sólo eran eso, murmullos inconexos.
Mujer Oso apretó un tanto los dedos de Malik, mordiéndose el labio inferior. Las comisuras de sus ojos y su ceño se fruncieron un tanto más. Se estaba despidiendo de Abyss por fin, después de tantos años.
«
Ah, mi amor, sé que con este jovenzuelo estarás bien. Tu memoria no se perderá… y nuestra historia no será olvidada. Cuando yo me vaya, seguiremos viviendo en el corazón de Malik. Gracias por todo… te perdono».
Y de pronto, justo después de pensar en esa última palabra, ese burbujeante pedazo de alma, que llevaba treinta años dentro de ella, se deslizó a través de la carne, los huesos y la piel para introducirse en el cuerpo de Malik. Él sintió un pequeño calambrazo en cuanto aquella misteriosa energía pasó a través de sus dedos, y se reunió con el punto palpitante y cálido de su pecho. Una nueva sensación de calor más grande le llenó por dentro gradualmente… y vio imágenes en rápida sucesión, una detrás de otra, sin parar, cambiando de forma continua, entretejidas como si formaran una tapiz...
… el rostro de una chica muy joven, sonriendo.
… el perfil de la luna sobre el mar.
… sus propias manos, blancas, colocadas sobre el pecho de un hombre moribundo.
… el resplandor de la magia.
… animales, estrellas, niños…
… Makwa...
Oyó también voces, más altas y menos inteligibles mezcladas con las imagenes, que finalmente callaron con una carcajada.
Quedan tres piezas, Malik.Malik entreabrió los ojos, clavados en sus manos y las de Mujer Oso. Se sentía… extraño. No sabía identificar qué clase de emoción le henchía el pecho, pero…
Se encontraba mejor que antes, mucho mejor. Ya no había ansiedad, ni preocupación. Parte de su miedo había desaparecido, el miedo a no averiguar jamás qué demonios le ocurría.
Se pasó la punta de la lengua por los labios y suspiró, alzando la vista. Se encontró con que los de Mujer Oso sonreían y sin querer se le formó una sonrisa suave en su casi siempre seria expresión. Soltó sus manos, que dejó descansar sobre el regazo. Estaba tan… tranquilo…
—
¿Makwa? —llamó en voz algo más baja.
—
¿Sí?—
Gracias…Ella sonrió aún más.
—
Gracias a ti.Luego le hizo un gesto a Fátima para que se acercara, a medias levantándose. Malik se irguió también, y la ayudó sin esfuerzo alguno. Miró también a su compañera por un breve segundo. La verdad es que si ella no se hubiera ofrecido a acompañarle, quizá nunca habría encontrado a la anciana allí, y nunca habría sabido de todo… Se anotó darle las gracias también después.
Mujer Oso le echó una ojeada al cielo, coloreado de un azul más oscuro.
—
Bueno, creo que con esto ya está todo, podemos volver, deben de estar esperándonos —dijo, palmeando suavemente el brazo de Malik antes de soltarlo y empezar a caminar hacia el campamento, por el camino que habían seguido tiempo antes.
Parecía que quería dejar así zanjado el asunto. Malik se quedó momentáneamente atrás, un tanto ensimismado y pensativo.
—
Makwa, espera.Mujer Oso se detuvo y volvió un poco hacia él, alzando las cejas.
—
¿Qué pasa, querido?Él vaciló al preguntar, dejando parte en el aire:
—
Las demás piezas de Abyss… ¿cómo voy a…?La anciana pareció meditar por un par de segundos, a lo que volvió a dirigirse a la senda, con sus pasos tranquilos y cortos.
—
Bueno, es sencillo —contestó alzando un poco la voz, con una suave risita—.
Sólo tendréis que desearlo.Eso le confundió un poco. Era demasiado escueto. ¿Desearlo?, ¿y si alguno de los otros portadores no quería realizar el traspaso?, ¿no existía ningún procedimiento real…? La verdad es que él sólo había sostenido sus manos, pero...
Echó a andar tras ella preguntándose aquello, a la vez que múltiples respuestas, ninguna demasiado agradable, comenzaban a formularse en su cabeza.