[Intersticio de los mundos] La fuerza de la amistad

[Sombra]

Cronología:
-Nadhia: Después de Honor de Cat
-Ragun: Después de Un hueso duro de Roer




Estudiar era también una parte importante de la vida de un aprendiz que buscaba convertirse en un Maestro algún día. La magia era compleja y misteriosa, pero maleable. Aquello había permitido a los portadores, por muchas generaciones crear habilidades diferentes y únicas.

Y así era como había acabado en la biblioteca. Sobre la mesa en la que me encontraba una gran cantidad de libros apilados formaban una inestable torre. Solo esperaba que no se me cayesen encima con el peso que tenían. ¡Solo faltaría perder la memoria otra vez!

—Entonces, tengo que colocar una cantidad superior de magia sobre la Flama Tenebrosa normal para crear su versión plus... —murmuré mientras leía el grueso tomo.

Era más simple de lo que parecía, la verdad. Pero era más fácil pensarlo, claro. No solo requería un gasto superior de magia, también se necesitaba aplicar una potencia exacta para acondicionar la habilidad y poder generarla. Pero claro, nunca había escuchado que existiese la versión plus de Flama Tenebrosa por lo que simplemente tendría que inventarla y probarla en algún momento.

¡Tuinc!

<<¿Uh?>>

Dejé a un lado el libro que había estado leyendo en aquel momento "Principios de la magia +" y rebusqué en mi bolsillo mi teléfono móvil. Alguien me había mencionado en tuipper, por el sonido que había hecho.

@RagunScarf ¿Te apetece venir a Villa Crepúsculo para apuntarnos a los torneos de Struggle de este año?

—Esto no me lo esperaba... —al ver el tuipp una sonrisa cruzó por mi cara. Así que... Un torneo, no estaría mal participar

Aunque jugaba con ventaja, o eso creía. Pero sería interesante, quizás mejoraba un poco más en el manejo de la espada gracias a ver los numerosos estilos que poseían los jóvenes de la ciudad.

@NadhiaHoghes Está bien, iré. ¿Nos vemos frente a la estación?

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—Ha sido más fácil de lo que creía, ¿sabes? —el hombre, que rondaba los treinta años se dirigió a la muchacha que estaba sentada en una esquina con unas anchas y extremadamente pesadas cadenas.

Al parecer las cadenas tenían un tipo de encantamiento que servía para aumentar el peso de éstas mientras más desease escaparse.

Jugueteó con el teléfono móvil lanzándolo en el aire y cogiéndolo al vuelo.

La habitación en la que estaban era pequeña y blanca, muy iluminada. Unas fuertes cadenas agarraban las manos de la chica y justo en el centro de la habitación, tras un cristal blindado había un pequeño artilugio que por lo que aquella persona había explicado "asesinaba" la magia de los que estaban en su influencia.

—¿Fue un mal momento que la recogiese ahora que iba a ver a su familia? —preguntó el hombre—. No es que me interese, pero sirve bien como cebo. Esperaba que fuese sola a algún lado para conseguir que cooperase conmigo.

Delgado, vestido completamente con un precioso traje negro casi como si estuviese de luto, cabello muy oscuro y engominado dándole el aspecto de un importante hombre de negocios. Sus rasgos eran afilados como la hoja de una katana y se podría decir que era muy atractivo. Así era el hombre que la había raptado y que se había presentado como "Purplecat", un verdadero cretino sin duda.

Hablaba con un tono educado y elegante, sin embargo se le notaba la sobervia saliendo de cada uno de los poros de su piel, la miraba por encima del hombro, como si se creyese mucho mejor que ella.

—No me mire con esos ojos, bella dama. Le queda mejor una expresión alegre.

[EspeYuna]

—Ha sido más fácil de lo que creía, ¿sabes?

Gruñí por lo bajo e intenté liberarme por enésima vez, pero a aquellas alturas era incapaz de soportar el peso de las gigantescas cadenas. A medida que había ido sacando la fuerza necesaria para tirar de ellas, sumaban con poder mágico uno o dos kilos más que antes. Desistí, observando a quien jugaba con el comunicador que me había regalado Xefil tras el cristal que nos separaba.

Un Cat. Un maldito Cat me había cogido, y torcí el gesto de mi mandíbula llena de rabia y frustración. No había visto venir su ataque, nunca jamás había tenido problemas en el intersticio cercano a Villa Crepúsculo, siendo un mundo tranquilo y sin la presencia de sincorazón. Bajar la guardia cerca de mi hogar nunca me había jugado una mala pasada... hasta ahora.

La habitación era diminuta, tan iluminada que incluso era molesto para los ojos. Y desde que había despertado me sentía cansada y débil, como si me hubieran dado la paliza del siglo. Pero no tenía ningún tipo de rasguño en el cuerpo. Sospeché en un principio que me habían drogado, pero entonces el personaje que se hacía llamar PurpleCat explicó el por qué de mi entumecimiento: la barrera del centro de la sala parecía ser la responsable.

—¿Fue un mal momento que la recogiese ahora que iba a ver a su familia? —mis sentidos se activaron cuando escuché al Cat mencionar a mis padres y a Dan. Maldición, sabían de mí. De mi lugar de origen, y de mi familia. Me habían vigilado, y yo sin darme cuenta—. No es que me interese, pero sirve bien como cebo. Esperaba que fuese sola a algún lado para conseguir que cooperase conmigo.

—¿Ce... cebo...? —musité, confusa. Hasta ese momento no había conectado el uso de mi móvil con nada en concreto. Es más, apenas había entendido al hombre con lo desorientada que estaba. Pero entonces, conseguí conectar los cabos sueltos y me eché hacia delante, comprendiendo por fin— ¡Ragun!

El apuesto Cat, vestido con traje de etiqueta y luciendo un cabello engominado, me observaba desde su posición con arrogancia, pero siempre entonando su voz con falsa amabilidad.

—No me mire con esos ojos, bella dama. Le queda mejor una expresión alegre.

—¿Qué queréis? —pregunté, sin cambiar la expresión— ¿Cooperar? ¿A qué te refieres?

Comenzaba a disiparse la neblina de mis recuerdos antes de perder el conocimiento. Estaba a poco de llegar a la Villa, cuando algo tiró hacia atrás de mí junto a mi Glider. Tandy había gritado y me había intentado proteger con un Escudo desde su cápsula, pero...

«¡Un momento!»

—¡Tandy! —buscándolo por toda la sala y comprobando que no se encontraba conmigo, miré furiosa a mi secuestrador— ¿¡Qué has hecho con él!? ¡Contesta!

[Sombra]

—¿Qué queréis? ¿Cooperar? ¿A qué te refieres?

—¿Quién sabe? —respondió cantarín—. Quizás algún día lo sepas.

—¡Tandy! —exclamó entonces la joven aprendiz de la llave espada— ¿¡Qué has hecho con él!? ¡Contesta!

—Nada, solo le hemos llevado a otra habitación con un inhibidor mágico más potente, la pondríamos con él, pero con un inhibidor tan potente su vida peligraría probablemente —explicó con calma—. Tenemos que tomar ciertas precauciones con todos ustedes y preferimos no dejar nada al azar. Y la siguiente precaución que tomaré es la siguiente: Haga algo inapropiado y nosotros haremos algo descortés con su amigo.

El hombre se acercó a Nadhia y sacó una llave magnética que acercó un poco a las esposas. Al momento, las cadenas se recogieron quedando tan solo lo que parecía ser una especie de pulseras unidas por un eslabón que el hombre guardó en un bolsillo.

—Yo si fuese usted no trataría de hacer nada raro. Podría escapar, ¿pero a dónde? Antes de que pudiese usted llegar siquiera a junto ese moguri él acabaría flotando sin armadura en el intersticio.


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Tras dejar los libros en sus respectivos lugares y vestirme apropiadamente me lancé de lleno hacia el intersticio de los mundos protegido por mi fiel armadura.

Como el viaje no era muy largo, había optado por ir en mi Glider ya que no quería gastar el combustible para un viaje tan pequeño y en el que apenas aparecían sincorazón.

Y así pues, la espesura de la oscuridad que dominaba el mundo me envolvió. Incluso sin mi brazo, aquella vez había logrado mejorar un poco más en el control del vehículo logrando hacer giros cerrados con facilidad.

Tardé justamente cincuenta minutos en visualizar a lo lejos el mundo.

—Seguro que les doy una buena a esos novatos —reí dentro del casco de mi armadura. Apostaba a que no podía compararse a la difícil Copa Phil.

[EspeYuna]

Su primera respuesta me sacó de quicio, con aquel tono cantarín. Pero me preocupaba la seguridad de Tandy más que cualquier otra cosa en aquel momento. Su respuesta no me dejó indiferente: lo tenía allí, pero no en la misma sala.

«Oh, qué considerado», pensé cuando dijo que peligraba la vida de mi guardián si lo mantenían conmigo. Como si no peligrara ya y a saber dónde lo tenía encerrado. Tan sólo de pensar en lo preocupado que estaría, rezaba porque no cometiera ninguna locura intentando conjurar magia más potente de lo que mi cuerpo le permitía a causa del pacto.

—Haga algo inapropiado y nosotros haremos algo descortés con su amigo.

Callé y miré al suelo, resignada a permanecer allí hasta descubrir qué querían de mí. Aunque la respuesta era sencilla: querían a Ragun. Al príncipe Alexander. ¿Para qué? Ni idea. Nunca había profundizado en la historia de Chris, por no hacerle recordar el pasado. Estaba claro que había sido doloroso perder a su hermano pequeño y más por la culpa de su padre. Lo único que sabía es que los Cats eran quienes combatían con Alex para acrecentar su conexión con la oscuridad inyectada en su cuerpo.

Pensé irremediablemente en el padre de Kit. No habría sido capaz de delatarme, ¿o sí? Recordé entonces sus palabras, las de no querer que Kit pagara con sus pecados en el pasado. No, él no se relacionaría con los Cats otra vez. No creía que fuera capaz, y más sabiendo que Kit y yo éramos amigos.

Estaba meditando sobre todo eso cuando sentí que el peso de mis muñecas desaparecía y que, para mi sorpresa, Purplecat me liberaba.

—Yo si fuese usted no trataría de hacer nada raro. Podría escapar, ¿pero a dónde? Antes de que pudiese usted llegar siquiera a junto ese moguri él acabaría flotando sin armadura en el intersticio.

—¿Para qué queréis al príncipe? —pregunté sin tapujos— Sí, sé sobre él. ¿Para qué queréis a Alexander? ¿No os bastó con corromperlo siendo un niño?

» ¿Vais a seguir haciéndole daño? ¿Es que acaso su padre os pagaba bien? Sois unos monstruos, todos.

[Sombra]

—¿Para qué queréis al príncipe? —interrumpió Nadhia ganando una mirada de sorpresa por parte de su captor.

—¿Lo sabes? Interesante.

—Sí, sé sobre él. ¿Para qué queréis a Alexander? ¿No os bastó con corromperlo siendo un niño?

» ¿Vais a seguir haciéndole daño? ¿Es que acaso su padre os pagaba bien? Sois unos monstruos, todos.

—Es un poco cruel que diga eso, Nadhia Hoghes —habló con un tono triste—. ¿Crees que somos malvados? Nuestro único deseo es que uno de los nuestros vuelva, nada más. Puede ser que hiciésemos cosas de dudosa moralidad, pero creame. Si lo hemos hecho es porque tenemos un gran objetivo que por ahora no le incumben a alguien externo a nosotros, los cats.

Bzzz, bzzzz

Purplecat sacó de uno de los bolsillos de su traje un pequeño y discreto teléfono de color púrpura. Miró con una sonrisa el mensaje y luego clavó sus ojos ocultos tras unas gafas de sol de lentes negras en la aprendiza.

—En marcha, Nadhia Hoghes. Ya ha llegado —ofreció su mano a la joven para ayudar a levantarse—. Fuera de este cuarto no hay inhibidores por lo que podría utilizar magia como siempre. Pero recuerde que con que suene una simple alarma... —amplió su sonrisa como esperando que dedujese por ella sola lo que ocurriría.

Y entonces, Purplecat levantó su mano y apuntó a la frente de Nadhia y la tocó con suavidad. Una sensación de vértigo arrastró de nuevo a Nadhia.

Cuando abriese los ojos vería que estaba en otro lugar muy diferente, se encontraba en una especie de enorme bóveda cuyo techo y suelo eran de un brillante blanco que casi dolía mirar. Había varias pequeñas naves gumis que parecían ser para dos o tres personas y en el centro de aquel lugar se podía ver que el suelo era una enorme compuerta que acababa de cerrarse. Sobre ella una esfera de energía azulada podía verse flotando en el aire y en cuyo interior reconoció una silueta y junto a ella una siniestra belleza.

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Había estado allí todo el tiempo camuflada, aquella enorme nave que ya había visto una vez y en cuya superficie se veía el emblema de aquella organización: Los cats.

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Parecía como si me hubiesen estado esperando allí mismo y en cuanto pasé cerca un Rayo Tractor me arrastró hasta el interior de una enorme cabina con numerosas Naves Gumi de combate. La compuerta del Hangar se encontraba justo en el centro de aquella especie de Nave Nodriza que fácilmente podría cubrir gran parte de una ciudad.

—¡Soltadme! —grité cuando me vi envuelto en el medio de una esfera de energía que funcionaba a modo de cárcel.

—Mi Príncipe, me alegra volver a verlo.

Una sonriente chica de aproximadamente mi edad se acercó hasta la barrera acariciando su superficie con cierto cariño. Fuese quien fuese era toda una belleza.

La joven vestía un precioso vestido negro de estilo gótico con una falda con vuelo y repliegues con exquisitor bordados que llegaba hasta sus rodillas y unas medias negras cubrían sus piernas. La parte superior consistía de una especie de camisa negra con el emblema de los cats en forma de medalla que llevaba sobre el pecho.

El cabello de la chica era largo y liso de un profundo color negro recogido en dos coleteros con lazos rojos y que caía sobre sus hombros. Su único ojo visible ya que el otro estaba cubierto por su flequillo era de un intenso rojo.

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—¿Quién coño eres tú? —le espeté con una mirada cargada de odio—. Cuando salga de aquí os voy a destrozar.

La chica se llevó las manos a la cara como si estuviese triste, aunque su gesto fue demasiado sobreactuado. ¿Es que se creía una actriz o algo así?

—Veo que lo que decían era cierto, mi Príncipe. Pero no te preocupes, te haremos recordar to-do —susurró con un tono cariñoso pero que logró sacarme de quicio. Golpeé la superficie de la barrera generando una especie de onda que absorbió todo el golpe.

—Blackcat —llamó entonces alguien a quien no había visto en mucho tiempo.

—¡Purplecat! —exclamé.

—Hola, Príncipe Alexander —hizo una reverencia—. Te hemos traído una compañera de juegos.

Alcé un poco mi vista para encontrarme con Nadhia.

[EspeYuna]

Spoiler: Mostrar

Creo que te has equivocado. Ragun no tendría que alzar la mirada, la esfera está más arriba de donde se encuentra Nadhia xDDD

«Ragun»

Me levanté a duras penas sobre aquella plataforma de un blanco tan reluciente que pensé por un momento que me dejaría ciega. Ni siquiera podía ver qué había a mi alrededor, pero figuré en las alturas una esfera de energía al lado de una figura pequeña vestida de negro. En el interior de la esfera, estaba mi amigo, y al lado de la muchacha apareció Purplecat.

«Espera, ¿esa niña es una Cat?», pensé, algo sorprendida.

El Cat que me había teletrasnportado allí hizo una reverencia a Ragun usando su título en el pasado, señalando hacia abajo. Me encontré con su mirada, sin saber cómo reaccionar y desconociendo qué demonios querían de nosotros. Era obvio que a Alex lo necesitaban, vale. Ni siquiera conocía sus objetivos, pero si en el pasado habían estado relacionados con él, y si estaban buscando a Chris... algo tenían planeado para ellos. Y nada bueno.

Pero, ¿para qué me querían a mí entonces? Podrían haberlo capturado con la misma sencillez, cuando Ragun se dispusiera a ir solo a algún mundo, sin necesidad de reunirlo conmigo.

«¿Compañera de juegos?»

¿Dónde estaba la trampa?

[Sombra]

—¿Nadhia? —pronuncié su nombre—. ¿Por qué está ella aquí, cretinos? —rugí con furia.

—Simple —se apresuró a responder la chica—. Necesitamos a la más poderosa Afín a Luz y por desgracia, ni siquiera Whitecat es tan puro como ella.

La joven se acercó a Nadhia y le dedicó una encantadora sonrisa antes de elevar unos centímetros su falda y hacer un educado gesto en forma de reverencia.

—Mi nombre es Arabelle Edel, mi título es Blackcat. Es un placer, Nadhia Hoghes. Tenía muchas ganas de hablar contigo —y agarró las manos de la aprendiza—. Me resultas realmente fascinante.

—Señorita Blackcat, deje tranquila a nuestra invitada. Tenemos que llevarlos para ver como ha evolucionado.

<<¿Evolucionado?>>

¿Aquel tipo no era el mismo al que le había dado una paliza en Islas del Destino? Mis recuerdos de aquel día estaban realmente confusos, por lo que de ser así apenas podía recordarle.

La chica soltó un bufido de resignación.

—Está bien, lo siento Nadhia Hoghes —soltó las manos de la joven con suavidad—. Espero que podamos hablar en otro momento, quizás pudiésemos tomar el té juntas.

—Ya estoy activando el campo de supresión, el inhibidor mágico portatil servirá para escoltarlos hasta la cámara de pruebas.

—¿Entonces por fín podré abrazar a mi amado prometido? —soltó un gritito de la emoción.

—Tócame y te parto el cuello —me uní a la conversación harto de estar solo mirando desde aquella esfera de energía.

No entendía toda esa mierda de la que hablaban de todas formas.

La chica materializó un mando con un botón rojo que pulsó haciendo que la barrera en la que estaba encerrado "parpadease" antes de desaparecer dejándome caer sobre el frío y brillante suelo.

—¿De verdad creíais que me iba a quedar quieto? —me reí de ellos en cuanto me levanté—. ¡Flama Tenebrosa +! —alcé mi mano apuntando a la chica de cabello negro la cual empezó a reírse con fuerza.

Se llevó la mano hasta la altura del estómago para sujetarse.

—Disculpeme, mi Príncipe. ¿Es que no ves que está activado un inhibidor mágico? Mientras esté activado no podrá utilizar magia —dijo entre risas.

Escupí en el suelo, empezaba a pensarme seriamente si partirles el cuello en cuanto bajasen la guardia.

—Vayamos pues —sentenció solemne Purplecat guiándonos.

La chica, aquella tal Blackcat se situó detrás de nosotros vigilante.

[EspeYuna]

—Simple. Necesitamos a la más poderosa Afín a Luz y por desgracia, ni siquiera Whitecat es tan puro como ella.

—¿Afín a Luz? ¿Para qué? —avancé un paso haciendo la pregunta cuando la pequeña figura descendió, se acercó a mí e hizo una reverencia con una sonrisa.

No iba a mentir, era una niña muy mona. Pero de pronto, comencé a recordar...

«Sí, deben haber sido imaginaciones mías»

—Tú estabas ese día en Agrabah —dije, corroborando mis sospechas—. En el desierto, me estabas...

«Vigilando»

—... observando.

—Mi nombre es Arabelle Edel, mi título es Blackcat. Es un placer, Nadhia Hoghes. Tenía muchas ganas de hablar contigo —con demasiadas confianzas me agarró ambas manos—. Me resultas realmente fascinante.

Fruncí el ceño con su aparente amabilidad y simpatía cuando PurpleCat le dijo que no me molestara. Pero hubo algo que dijo que logró llamar más mi atención que los deseos de la niña por jugar al té conmigo.

—¿Evolucionado? ¿Cómo ha evolucionado?

«No entiendo nada»

—Ya estoy activando el campo de supresión, el inhibidor mágico portatil servirá para escoltarlos hasta la cámara de pruebas.

—¿Entonces por fin podré abrazar a mi amado prometido?

—¿P-Prometido? —intercambié una mirada con Ragun, algo sorprendida.

—Tócame y te parto el cuello —pero su respuesta me sacó una sonrisa, muy a pesar de la situación en la que nos encontrábamos.

A merced de los Cats.

Lo liberaron, pero su magia no consiguió materializarse por culpa del inhibidor. Su querida prometida comenzó a reír a su costa y mi amigo escupió en el suelo, molesto.

Le agarré por el hombro, intentando tranquilizarle cuando Purplecat nos guió, sin poder resistirnos. A nuestra espalda teníamos a la muchacha, que no dejaba de observar a Ragun. Inevitablemente tuve que hacerle un comentario a mi amigo.

—¿No me pensabas invitar a la boda, Ragun? —cuestioné, bromista— Te lo tenías bien callado.

Pero a medida que avanzábamos, comprendía que intentaba sonreír porque no tenía ni idea de qué tenían preparado para nosotros. Y tenía miedo.

Miedo por ambos. Por Tandy. Por todo.

—Ragun, sé muchas cosas. No sólo lo que te comenté... aquel día —no quise mencionar a Chris para mantenerlo a salvo—. Pero no pareces muy sorprendido porque te llamen príncipe, ¿verdad?

[Sombra]

—¿No me pensabas invitar a la boda, Ragun? —se burló Nadhia tras agarrarme del hombro ganando que le girase la cara enfadado— Te lo tenías bien callado.

—Ni siquiera lo sabía —espeté de mala gana mientras caminábamos hacia un pasillo también blanco. Parecía que toda la nave tenía ese color por doquier.

Atravesamos un largo pasillo y otro... Y varios más. Todos ellos tenían numerosas puertas a los lados e intersecciones. No sabía que tenían dentro, pero de los Cats me esperaba armas horrendas o más de aquellos collares que controlaban mentes.

—Ragun, sé muchas cosas. No sólo lo que te comenté... aquel día — dijo de pronto Nadhia. Capté a que se refería sin necesidad de más palabras—. Pero no pareces muy sorprendido porque te llamen príncipe, ¿verdad?

—Porque ya lo sabía —contesté—. Lo sabía desde... Que peleé contra Xefil.

Pero no solo había recordado eso. También había averiguado otra cosa, algo que prefería no recordar. Yo no era un humano como Nadhia, como Ivan, como Light, como Xefil... No era como ellos, yo era un monstruo. Un sincorazón que hablaba y pensaba, un monstruo con la apariencia de un humano.

¿Por qué no me había dado cuenta en el momento en el que había empezado a ver como era aquella "forma"? Creía que simplemente era porque mi poder sobre la Oscuridad se manifestaba de otra manera, pero lo cierto era que... Yo era un sincorazón, o al menos en parte.

No mencioné aquello, Nadhia era una amiga importante y si se enterase probablemente me odiase y... Intentase darme caza, como cualquier portador de la Llave Espada debía hacer.

Entonces, el motivo de que tuviese una Llave Espada Oscura era ese también. Simplemente porque mi poder sobre aquel elemento al que empezaba a perderle el cariño era más fuerte... Porque mi propio cuerpo formaba parte de él.

—Sé cosas horribles —apresuré un poco el paso dejando a Nadhia un poco por detrás

Tecnológicamente, la nave era algo digno de admiración y sorprendentemente no solo los Cats la habitaban. Había niños, viejos... Gente de todas las edades vivía en aquel lugar. Era como si la nave fuese una pequeña ciudad.

Tras subir un ascensor llegamos a un enorme complejo "al aire libre", aunque aquello era imposible en una nave, ¿no?

Pero por raro que sonase así lo era, el cielo era azul y un enorme sol brillaba sobre nosotros. El suelo era de cesped y se podían ver hermosos y grandes árboles que se erigían majestuosos. Mirase a donde mirase veía gente trabajando o jugando, algunos labraban la tierra y cuidaban de animales de todo tipo mientras que en otros lados se veían familias simplemente disfrutando del agradable clima.

—Magia Ilusoria —dijo de pronto Purplecat, que sin necesidad de girarse a vernos parecía saber como si fuésemos a estar extrañados—. Creamos un falso cielo para ayudar al crecimiento de los cultivos y liberar la tensión de nuestros ciudadanos.

A nuestro paso la gente parecía curiosa, sin embargo en ningún momento se metieron en nuestro camino. En algunos momentos los niños más pequeños miraban con asombro y mucha admiración hacia Purplecat y Blackcat.

—Veo que tenéis bien engañadas a estar personas. ¿Creen que sois unos buenos samaritanos? ¿También están bajo la influencia de la magia ilusoria? —pregunté con acidez.

—Estas personas perdieron su mundo de origen. Los cuidamos porque no hay ningún mundo donde pudiésemos meter a toda esta gente junta. Somos extraños a ojos de esta galaxia. Nos permiten que nuestra nave nodriza esté en este lugar, pero nada más —explicó—. Fue una pena que no consiguiésemos conquistar Ciudad Disney. Habría sido el lugar perfecto para empezar de cero.

—Esa no es razón suficiente para que queráis matar a cientos de personas —acusé—. ¿Por qué no os vais a otro lugar si de verdad tanto queréis un mundo? Seguro que hay millones desperdigados por el universo.


Y finalmente llegamos al otro lado de aquel enorme campo abierto, que debía medir al menos dos kilómetros de radio. En realidad, solo habíamos pasado por un borde de aquel lugar hasta otro cercano, por lo que el camino había sido de unos quince minutos. Una enorme puerta con el emblema de los cats empezó a abrirse sola dejando ver un pasillo muy ancho.

Por lo que vi parecía una especie de hospital.

—Nosotros nos dirigimos al Nivel 5 —tras nosotros la chica que se hacía llamar mi "prometida" habló para nosotros.

¿Para qué nos informaban tanto por todo? Era de lo más sospechoso. Todavía no entendía de donde venía el peligro, pero lo sentía a la legua.

Algo olía muy pero que muy mal.

—Pasad, por favor —nos invitó nuestro "querido" guía en cuanto llegamos al fondo del hospital apremiándonos a entrar a una enorme estancia de unos doscientos metros cuadrados y veinte de alto.

No había nada dentro y toda la superficie parecía como si estuviese... Blindada. En cuanto Nadhia y yo pasamos al interior, la puerta —que se parecía a las utilizadas en los bancos para guardar el oro— se cerró sellándonos dentro.

—¿Y ahora qué?

[EspeYuna]

«¿Cómo que has luchado contra Xefil? ¿Cuándo ha sido eso?»

—Sé cosas horribles —finalizó, dejándome atrás y con la palabra en la boca.

Frené, aunque tuve que seguir caminando al sentir a mi espalda a la pequeña Cat. La cosa más horrible que Ragun podía recordar era la de su antiguo yo, Alexander. O quizás... ¿sabía que su padre fue el causante de todo? ¿O había algo que se me escapaba?

El interior de aquella nave nodriza en la que había acabado junto a Ragun me sorprendía cada vez más a medida que avanzábamos. Me quedé boquiabierta con la luz de sol artificial, el cielo azul en medio del intersticio y, sobretodo, con la gran cantidad de gente que había dentro.

Aquello era... como una colmena. Como una gran ciudad en medio de la nada. Durante la discusión de Ragun contra Purplecat, até cabos sueltos. Mundo destruido, supervivientes, Cats... mire a mi alrededor. ¿¡Los nativos del mundo de Kit!? Me llevé una mano a la boca, sorprendida. Si Kit supiera sobre ello, que muchos más sobrevivieron, ¿se sentiría feliz? Estaba claro que así sería. Pero... los Cats no eran como él creía. Y la reacción de su padre confirmaba que no quería relacionar a Kit con el pasado de la organización... ni, seguramente, con la del presente.

Los niños que jugaban en los jardines nos observaban, más ilusionados por ver a dos Cats que a nosotros, que éramos unos auténticos desconocidos. Los miraban como si fueran...

«Héroes»

*****

La puerta se selló detrás de nosotros y ambos nos quedamos solos en aquella gran sala blindada. Cada vez entendía menos.

—¿Y ahora qué?

—Ni idea —contesté a mi compañero—. ¿De qué va todo esto? —pregunté entonces a las paredes, si es que los Cats eran capaces de escucharme desde fuera si nos estaban observando. Era lo más seguro— ¿Para qué nos queréis?

» ¿Y lo de que me necesitáis por ser Afín a Luz? ¿Qué tiene que ver eso con Rag...?

De pronto, me quedé callada y agaché la cabeza.

¿Qué había hecho además de hablar con Ragun cuando me reunía con él desde que volvió a aparecer Alex en su vida? ¿Quién solía despertar al demonio con tanta facilidad?

La respuesta era clara.

—Debe ser una broma.

[Sombra]

—Ni idea —fue la respuesta de mi amiga—. ¿De qué va todo esto? ¿Para qué nos queréis? —habló hacia las paredes, en concreto hacia una que tenía un cristal desde el que podíamos distinguir a Purplecat, Blackcat y varias personas más que nos miraban impasibles.

» ¿Y lo de que me necesitáis por ser Afín a Luz? ¿Qué tiene que ver eso con Rag...?

—¿Afín a Luz? —me sorprendí—. ¿Por qué iban a quererte por eso?

Había algo que se me escapaba en todo aquello. Los que imaginaba como miembros de una cruel organización de monstruos eran también los protectores de un grupo de personas de tamaño considerable

De pronto, me quedé callada y agaché la cabeza. Algo no encajaba en aquel rompecabezas.

—Debe ser una broma.

—¿De que hablas? —me dirigí a la aprendiza.

—¡Luchad! —se escuchó la dulce voz de Blackcat desde un megáfono al cabo de unos momentos—. Un pequeño incentivo para animaros: Recuerda que es lo que tenemos, Nadhia. Suerte a los dos.

—¿Nadhia? —extrañado di unos pasos hacia ella—. ¿Qué es lo que tienen?

[EspeYuna]

—¿De qué hablas? —preguntó Ragun, bastante perdido.

La niña Cat confirmó lo que me temía:

—¡Luchad! —fruncí el ceño y apreté los dientes, a punto de negarme y desafiar a la organización junto a mi amigo, cuando usaron un sucio truco para incitarme a pelear contra su príncipe—. Un pequeño incentivo para animaros: recuerda qué es lo que tenemos, Nadhia. Suerte a los dos.

Yo no buscaba luchar contra Ragun. En primer lugar, no hacía falta cuando Alexander permanecía dormido dentro de él. La principal razón por la cual me había enfrentado en varias ocasiones contra él era porque el momento lo requería. Y Ragun era, ante todo, mi mejor amigo. Hacernos luchar era un sinsentido.

Y en segundo lugar, le prometí a Chris que no volvería a usar el poder del broche sin que él estuviera cerca. Si me enfrentaba a Ragun, había muchas posibilidades de que Alex despertara. ¡Demonios, los Cats sabían que mi presencia era más que suficiente!

Pero no podía... negarme. Habían puesto a Tandy de por medio y no sabía dónde se encontraba dentro de aquella gigantesca nave nodriza, ni qué habían hecho con él. No tenía noticias suyas y estaba empezando a ponerme nerviosa. Nuestro pacto era fuerte, pero todavía no era capaz de sentirle de la misma forma que él lo hacía por falta de práctica. Y era muy importante para mí. Si le pasaba algo... yo...

—¿Nadhia? —Ragun dio un par de pasos hacia mí—. ¿Qué es lo que tienen?

—¿Recuerdas al moguri que me quiso defender aquella noche en Tierra de Partida? —le cuestioné, esperando que lo recordara, pues no estaba como para dar más explicaciones— Tandy. Lo tienen en algún lugar de esta nave.

» Me han amenazado con hacerle daño si no cumplo con lo que piden, pero...

Apreté los nudillos, en señal de impotencia. Quería confiar en Tandy, en que no se iba a dejar hacer daño.

—No pienso hacerlo. No quiero luchar contra ti.

[Sombra]

—¿Recuerdas al moguri que me quiso defender aquella noche en Tierra de Partida? —asentí en cuanto Nadhia preguntó aquello— Tandy. Lo tienen en algún lugar de esta nave.

» Me han amenazado con hacerle daño si no cumplo con lo que piden, pero...

—¿Cómo? —apreté los dientes mirando hacia la cristalera desde la que nos observaban.

Esos malditos bastardos. ¿Qué coño pretendían? ¿De qué les servía? ¡Podrían hacer lo que quisiesen sin depender de mí! ¿No eran todos tan poderosos?

Tal vez... ¿Era por que no era un humano? Como sincorazón con mente, ¿tenía alguna utilidad?

—No pienso hacerlo. No quiero luchar contra ti.



—Pero debes hacerlo —cerré los ojos comprendiendo que era algo de lo que no podíamos escapar—. Tengo un incentivo más para que luches contra mí. Os he estado mintiendo a todos sobre algo que ni siquiera yo sabía hasta hace poco.

Era el momento de decirle algo realmente importante. Había estado mintiendo todo el rato, desde que había descubierto lo que yo era en realidad. Había deseado mi propia muerte e incluso me había llegado a plantear dejar de lado la vida que llevaba y marchar para siempre para perderme en la oscuridad del intersticio.

Pero tenía mucho miedo, no quería estar solo durante el resto de mi vida. No podría volver a un lugar tan frío como Mundo Inexistente, ya no. Antes habría podido permanecer allí siglos, pero ahora... Prefería morir.

Mis ojos amarillos brillaron con fuerza en cuanto se encontraron con los de color avellana de mi amiga.

—Soy un sincorazón con la apariencia de un humano. Un monstruo al que debes dar caza, es tu deber como portadora.

Invoqué mi llave espada mientras una lágrima rozaba mi mejilla izquierda. No podía evitarlo, ya no. No quería que aquel pequeño fuese herido por no hacer nada.

—¿¡A qué esperas Nadhia!? —me lancé a por ella amenazante—. Si no me atacas devoraré tu corazón.

[EspeYuna]

—Pero debes hacerlo

«Gracias, Ragun»

—No lo haré. No tengo motivos para hacerlo, eres mi amigo.

—Tengo un incentivo más para que luches contra mí. Os he estado mintiendo a todos sobre algo que ni siquiera yo sabía hasta hace poco.

—¿Eh?

Estaba recorriendo las paredes blindadas con la mirada, buscando alguna vía de escape que se les hubiera pasado por alto a nuestros secuestradores, cuando Ragun dijo aquello. Me giré hacia él, con una mueca de desconcierto.

—¿Mentirnos? —vi la expresión hundida de mi amigo y di un par de pasos hacia él, preocupada— Ragun, ¿qué ocurre?

Me detuve cuando sus ojos atravesaron los míos con un tono amarillo... terrorífico.


I Want To Know - Kill la Kill OST

—Soy un sincorazón con la apariencia de un humano. Un monstruo al que debes dar caza, es tu deber como portadora.

—¿D-De qué estás hablando? —balbuceé, sin entender nada— Eres afín a oscuridad, pero que seas un sincorazón... e-eso... es...

Me detuve a medio camino, con la mirada clavada en el suelo.

«Le inyectaron oscuridad pura, pero eso no significa nada», me repetía, negándome a creerle. Lo que decía Ragun era imposible y surrealista. Él era humano y tenía sentimientos. Incluso si un sincorazón pudiera aparentar forma humana, ¿cómo demonios se relacionaría con las personas? ¿Cómo sería capaz de camuflarse en medio de todos los corazones que quería devorar?

Una estupidez. Eso no era posible. ¡Era imposible!

—¿¡A qué esperas Nadhia!? —de repente, lo escuché correr en mi dirección y por mero instinto de supervivencia Ángel Forjado apareció en mi diestra y conseguí bloquearle de puro milagro—. Si no me atacas devoraré tu corazón.

«Calla»

—¡Deja de decir tonterías y mentirme! —rugí furiosa en aquel forcejeo— ¡Lo que tenemos que hacer es salir de aquí y encontrar a Tandy, no hacer caso a estos locos!

[Sombra]

—¡Deja de decir tonterías y mentirme! —contestó bloqueando mi arma con su Ángel Forjado— ¡Lo que tenemos que hacer es salir de aquí y encontrar a Tandy, no hacer caso a estos locos!

—Lo he recordado todo, todo lo que de verdad soy —sentencié haciendo más fuerza para empujarla hacia atrás—. Yo nací en el Mundo Inexistente como un sincorazón.

>>Me alimentaba como ellos, actuaba como ellos. Sentía el mismo placer que ellos al arrancar un corazón y consumirlo.

Sí... Aquello es lo que era, un monstruo que había nacido desde lo más profundo de la oscuridad. Mi hogar siempre había estado en las sombras desde el principio.

Así era como debía ser.

Y mientras forcejeaba con Nadhia le conté todo.

Como había visto a aquellas personas en el Mundo Inexistente.

Alexander, le llamaban. Un simple niño que mataba a los que eran como yo y nos consumía para hacerse más fuerte. En su mano portaba un arma que me hacía estremecer, una llave Espada. No sabía que es lo que era o por qué la temía, pero era así por instinto. Sin embargo notaba que aquel humano era un poco similar a mí cuando lo vi recorrer las calles de la ciudad eterna. Quizás solo despertaba mi interés ya que nunca había visto un ser humano vivo con tal poder, por lo que le seguí una y otra vez, cada vez que volvía a cazarnos a aquel mundo olvidado.

Pero un día deseé ser más cercano a él. Poder comprenderle, ¿qué es lo que quería de nosotros? ¿Por qué nos atacaba si no sentía odio hacia nosotros? ¿Por qué su corazón estaba sumido en un pozo de infinita tristeza y oscuridad? Podía ver sus sentimientos, siempre nos miraba con lástima.

En el momento en el que mis ojos amarillos se cruzaron con el hermoso verde de los suyos me lancé a por él y rasgué la carne de su pecho. Yo era un sincorazón desde hacía muchos años, quizás siglos. No entendía ni poseía la noción del tiempo, quizás había vivido miles de años por lo que era muchísimo más poderoso que los demás sincorazón.

Alexander gritó, pero no me detuve. Deseaba su corazón y su cuerpo. Le envidiaba y sentía placer arañando, rasgando, alimentándome de él.

Pero entonces miré en lo más profundo de él. Me sentí conmovido al ver un alma así, tan oscura y cálida a la vez.

Antes de que me diese cuenta Alexander ya estaba muerto y yo poseía aquella oscuridad, pero cuando empecé a consumirlo del todo algo empezó a cambiar en mí.

Fue su luz, la que estaba oculta bajo un manto de las más densas tinieblas.

Sin saber por qué empecé a darme cuenta de cosas, sentimientos, pensamientos. Tomé conciencia de mí mismo. Hasta aquel momento nunca había necesitado pensar.

Y entonces todos los recuerdos de aquella persona a la que acababa de matar vinieron a mí. Mi cuerpo empezó a cambiar en aquel momento.

Antes de que pudiese darme cuenta había abandonado mi antiguo yo, ya no era más un ser nacido de la oscuridad. Me había transformado en un humano, un ser del Reino de la Luz.

Yo era ahora Alexander. Pero no sabía como asimilar los recuerdos de un humano y todo su poder. No solo eso, sino que ni siquiera podía recordar que una vez había sido un sincorazón.

Los primeros meses los míos me miraban con curiosidad, pero poco a poco los sincorazón que habían sido mi familia dejaban de tenerme como a uno de los suyos. No sabía que yo era como ellos tampoco por lo que empecé a huír, a temerles.

—Mi vida es una gran mentira. No soy ni un humano, ni un sincorazón.

>>Soy un error, una anomalía que jamás debería haber existido. Por eso, Nadhia. Debes odiarme.