[Bastion Hueco] Juego de Libro

por **Yuehito** » Jue Mar 20, 2014 3:36 am

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En medio del Jardín, donde comenzaba a bajar el sol mostrando un colorido atardecer, se comenzaron escuchar aplausos provenientes de una persona. Fátima si buscaba bien podía encontrar a un chico sentado con los codos apoyados en la mesa del jardín. Un chico rubio de ojos celestes quien reflejaba una sonrisa muy familiar para la chica, vestido de una sola sudadera blanca y unos jeans cortos azules, sus pies estaba descalzo. De todas formas la chica probablemente no recordaría del todo a la persona que tenía delante.

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—Eres increíble Fátima —dijo cambiando su posición para mirarla con atención, sin dejar de sonreír —de seguro podrás cuidar de mi amigo.

—Sabes… —se puso de pies tomando una serie de papeles que tenía descansando en la mesa —Él siempre fue travieso, pero también se ha dejado querer. Aunque sus actitudes de niño malo a veces florecen como las flores de este jardín. Pero solo es una máscara que él muestra porque en realidad…

>> ¿Qué quién soy? Pensé que te había hablado de mí…. Qué extraño… ¿Estamos hablando de Vladimir no?

por **Suzume Mizuno** » Jue Mar 20, 2014 3:37 am

El imprevisto aplauso hizo que se pusiera en pie de un brinco, a pesar del cansancio, con todos los sentidos alerta y la Llave Espada en mano. Se quedó de piedra al ver que su enemigo no era otro Sincorazón, sino un joven rubio, bastante apuesto. Por su ropa, parecía que estuviera tranquilamente descansando en el jardín de su casa. Sonreía con amabilidad.

Frunció el ceño, desconfiada. En especial cuando tuvo la sensación de que ya le había visto en algún otro lugar…

—Eres increíble Fátima, de seguro podrás cuidar de mi amigo. .

—¿Tu amigo? —repitió con lentitud. No sabía si era porque estaba demasiado cansada o porque, simplemente había renunciado a entender nada, pero no le terminó de sorprender que ese chico hubiese aparecido de la nada.

Cuando quiso darse cuenta de que había empezado a bajar la guardia, en parte por la sonrisa plácida del joven, volvió a ponerse en tensión, suspicaz.

—Sabes… —el desconocido se incorporó y tomó entre sus manos unos papeles que había frente a él, en la superficie de la mesa—El siempre fue travieso, pero también se ha dejado querer. Aunque sus actitudes de niño malo a veces florecen como las flores de este jardín. Pero solo es una máscara que él muestra porque en realidad…

Sacudió la cabeza y levantó una mano para pedirle que se detuviera. No comprendía qué estaba sucediendo y las preguntas se le amontaban en la punta de la lengua. Pero se las tragó todas, excepto una, la que en aquel momento consideraba más importante:

—Espera un segundo, por favor. Antes de nada, ¿quién eres tú?

—¿Qué quién soy? Pensé que te había hablado de mí…. Qué extraño… ¿Estamos hablando de Vladimir no?

—¿De quién?—farfulló Fátima, intentando pensar y aclararse un poco—. Ese nombre no me resulta familiar, creo que… Creo que te estás equivocando

Y, sin embargo, ¿por qué tenía la impresión de que le sonaba tanto?

—¿Quién eres, y qué haces aquí? No, mejor, dime qué hago yo aquí, qué es esta casa.

»Y cómo conoces mi nombre —añadió, entornando los ojos.

No debía fiarse de su sonrisa.

por **Yuehito** » Jue Mar 20, 2014 3:42 am

El chico tornó un rostro inocente de dudas y tanto confundido por la reacción de la chica, preguntándose por dentro si de verdad estaba hablando con la persona indicada.

—Yo… y-yo soy… Exuy. ¿Nunca te habló de mi? Vaya… pero si Tsuki y yo éramos muy buenos amigos de él…. Al menos…

Exuy comenzó a ver a su alrededor viniendo a su mente la razón de las preguntas que realizaba Fátima. Tomando una pose de comprensión siguió para responder las preguntas.

—Fátima… este lugar viene de tus recuerdos, tu más que nadie lo sabe. Estás dentro del libro de Exuy… Más bien su corazón.

—Cómo conoces mi nombre

—Ammm… Eso no lo sé muy claro, solo lo sabía…

Se quedó en la ubicación en que estaba y escondiendo sus manos atrás miro al cielo, intentando comprender lo que sucedía.

—Tengo que decir que en este lugar puedes saber muchas cosas que puedan permanecer escondidas. Como tu secreto… pero no te preocupes, yo igual guardo los mios… y los de Vladimir.
>>Ahora comprendo un poco mejor las cosas… cuida de él por favor. No tengas miedo de lo que deseas ser. Lo comprenderá, lo tomará en sus manos y lo atesorará, mientras…

A paso lento comenzó a acercarse a Fátima, con los papeles agitándolos en su espalda. Se detuvo a cierta cercana distancia, le sonrió y le dijo:

—Sólo escucha… El hecho de que puedas traer recuerdos a tu mente hace que puedas perder otros. El chico a quien conoces por otro nombre oculta un horrible hecho, una horrenda memoria. Su magia le ayuda de cierto modo… pero veo que me ha olvidado. Prefiero eso a que se atormente con su pasado.

>>Toma —extendió los papeles—. No tenemos mucho tiempo, esta realidad se desvanecerá y lo más probable es que ya no exista. Esto le ayudará a ir comprendiendo mejor las cosas, ésta es la recompensa, recíbela. Gracias.

Fátima lograría comprender que el comportamiento del chico era muy similar al Exuy que ella conocía. Pero aunque intentara conciliar toda la realidad no tendría tiempo porque a su alrededor se comenzaría a volver negro y su ser se volvería a transparencia.

***

—No entiendes nada verdad…
—Ahora hablas como si nada. Estás afectado con la paliza que te di, estás todo ensangrentado.
—Ay Krapsy, Kraspy… Ahora tú no tendrás que olvidar quién soy…
—¿Ah? —Expulsó una carcajada —¿Yo a ti? Ni de coña jovencito de mierda, ¡NI DE COÑA! Mira cómo estás, tu sangre corriendo entre tus piernas, flotando en el aire sin poder hacer nada. Eres una rata inútil. Cuando salga Fátima con el premio ya todo habrá-
—Vladimir, no lo olvides —dijo sonriendo con malicia. El chico de ojos celestes y capucha naranja. Quien parecía haber perdido la razón.

por **Suzume Mizuno** » Jue Mar 20, 2014 3:44 am

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—Yo… y-yo soy… Exuy. ¿Nunca te habló de mi? Vaya… pero si Tsuki y yo éramos muy buenos amigos de él…. Al menos…

Durante unos segundos, Fátima se le quedó mirando fijamente, sin que las palabras tuvieran significado alguno para ella.

—Fátima… este lugar viene de tus recuerdos, tu más que nadie lo sabe. Estás dentro del libro de Exuy… Más bien su corazón.

Y con la respuesta a por qué conocía su nombre, la dejó todavía más anonadada.

«No entiendo nada» pensó, perpleja, bajando la punta de la Llave Espada sin molestarse en volver a adoptar una postura agresiva.

Era demasiada información de golpe. ¿Cómo que se llamaba Exuy? Se pasó una mano por la frente y apartó el flequillo. Lo que aquel joven estaba diciendo era que Exuy usaba un nombre falso. El suyo, para ser más exactos…

Fátima bajó la mirada, confundida. Podía entender que alguien quisiera cambiarse el nombre —como ella misma había hecho— pero, ¿por qué suplantar a otra persona? Y, además, la persona que estaba frente a ella había dicho que era amigo de Exuy y de un tal Tsuki —dedujo que se refería al amigo del que había hablado el chico antes de llegar a la Biblioteca—. Y esperaba que Exuy, no, Vladimir, le hubiera hablado de él…

Estaba claro que estaba suplantando a su amigo.

Al menos, claro, si aquel chico le estaba diciendo la verdad.

—Tengo que decir que en este lugar puedes saber muchas cosas que puedan permanecer escondidas. Como tu secreto…

Fátima pegó un respingo y se le revolvió el estómago, hasta el punto de que la boca se le lleno de bilis. ¿Otra persona más que lo sabía? ¿Es que al final aquello iba a ser como un castillo de cartas, que, una vez se caía una, la seguían en cadena todas las demás?

—Pero no te preocupes, yo igual guardo los mios… y los de Vladimir.

—Gracias… —supuso, aunque no muy segura de si estaría diciendo la verdad.

Ahora que podía mirar al que decía llamarse Exuy con más tranquilidad, se dio cuenta de que ahora entendía por qué le resultaba familiar. No era su rostro, sino sus gestos, su forma de hablar y comportarse. Soñador y risueño.

Sí, como Exuy.

—Ahora comprendo un poco mejor las cosas… cuida de él por favor. No tengas miedo de lo que deseas ser. Lo comprenderá, lo tomará en sus manos y lo atesorará, mientras…

Se acercó hacia ella. Fátima no pudo evitar ponerse nerviosa, a su pesar. Quiso creer que decía la verdad, que no diría nada, que si Exuy llegara a saberlo no se lo tomaría a mal. Después de todo, era un chico tan dulce… Aunque podría sentirse engañado. Como todos sus amigos.

Entonces, Exuy se quedó delante de ella, guardado una cómoda distancia, y sonrió. Fátima le miró a los ojos y, sin darse cuenta, le devolvió el gesto con ciertos titubeos. Esos ojos eran completamente sinceros y no albergaban ninguna intención de hacer daño.

—Sólo escucha… El hecho de que puedas traer recuerdos a tu mente hace que puedas perder otros. El chico a quien conoces por otro nombre oculta un horrible hecho, una horrenda memoria. Su magia le ayuda de cierto modo… pero veo que me ha olvidado. Prefiero eso a que se atormente con su pasado.

—¿Estás hablando de lo que le ocurrió, del «ataque»? ¿O de antes de que llegara a Villa Crepúsculo?—preguntó, con un timbre de preocupación en la voz.

Exuy era tan encantador, tan inocente… ¿Cómo podía nadie ser así con un recuerdo tan cruel como el que le estaban insinuando? Pero… ¿Era todo una fachada? ¿O de verdad había olvidado?

Abrió mucho los ojos.

Exuy no sabía de qué mundo provenía. ¿Era a eso a lo que se estaba refiriendo?

—Toma —el supuesto verdadero Exuy interrumpió sus pensamientos tendiéndole los papeles que llevaba en la mano—. No tenemos mucho tiempo, esta realidad se desvanecerá y lo más probable es que ya no exista.

—¿Cómo? —exclamó con alarma. ¿Qué quería decir con que esa realidad iba a desvanecerse?

—Esto le ayudará a ir comprendiendo mejor las cosas, ésta es la recompensa, recíbela. Gracias.

Aceptó los papeles y musitó:

—¿Pero por qué no puedes dárselos tú? ¿Por qué estás aquí? ¿Qué ha…?

Entonces, como si hubieran derramado un jarro de tinta sobre su alrededor, una capa de oscuridad cayó sobre ella. Fátima soltó un grito de angustia al extender una mano y ver que volvía a trasparentarse su piel. ¿¡Pero qué iba a pasar ahora!? Tendió el brazo hacia delante, llamando al chico, que seguía sonriendo mientras se fundía con la oscuridad.

****

El libro de Exuy, que yacía en medio de la biblioteca abierto de par en par, empezó a brillar una vez más. Kraspy, que mantenía arrinconado a Exuy, se volvió en ese momento con un aire triunfante.

Fátima apareció entonces a poco menos de dos metros de ambos. Aturdida, sacudió la cabeza y miró a su alrededor, tratando de ubicarse. Su gesto se suavizó por el alivio, pero no tuvo tiempo ni de alegrarse de no haber desaparecido junto a la dimensión del interior del libro.

Porque entonces Kraspy se arrojó sobre ella y le arrancó algo que no se había dado cuenta que sostenía en la mano: un éter.

—¡Eh! —gritó.

—¡Se siente! —rió Kraspy.

Entonces, de entre las estanterías surgió una masa alargada, blanca y verde, atravesó como un rayo la distancia que le separaba del moguri y lanzó una pequeña llamarada que acertó a su enemigo en la cabeza. Mientras este gritaba, indignado y asombrado, Harun atrapó entre los fuertes dientes el éter y trazó una curva para volver volando con su dueña.

—¡Bien hecho, Harun! ¡Exuy, corre! —exclamó, invocando su Llave Espada y golpeando al moguri con todas sus fuerzas.

Fue hacia Exuy, olvidándose por completo del libro, y trató de llevarle hacia el pasadizo por el que habían entrado.

—¡Vamos, a la puerta! —dio un tirón y echó a correr como alma que lleva el diablo.

Una vez allí se dio la vuelta y soltó un grito ahogado al ver que Exuy se había quedado peleando atrás. Se quedó boquiabierta al ver que usaba su libro como si fuera un arma. Pero estaban haciendo demasiado ruido, ¡les iban a encontrar de un momento a otro!

Miró a su alrededor con angustia y sus ojos se clavaron en la palanca. Se le ocurrió una idea.

—¡Rápido Exuy, corre, corre!

En cuanto vio que el muchacho se dirigía hacia ella, apretó la palanca para cerrar la puerta.

—Vas a enterarte de lo que es bueno, bichejo —masculló, enarbolando su arma con una mano y asestando un tajo vertical a la palanca, que se quebró con un seco chasquido. Después puso a Harun delante y le ordenó que lo quemara. Con satisfacción, vio desaparecer el resto de la palanca. Se volvió hacia Exuy y le tendió una mano—. ¿Puedes caminar? Te curaré en cuanto nos hayamos alejado un poco.

Si no podía moverse, haría que le pasara el brazo por los hombros, le rodearía la cintura y cargaría con su peso en la medida que fuera capaz, porque estaba exhausta.

por **Yuehito** » Jue Mar 20, 2014 11:13 pm

—Harun Escúchame, ahora estamos en peligro y en cualquier momento me encontrará Kraspy… pero tu te puedes camuflar. Por favor, haga lo que haga no salgas hasta que aparezca Fátima del libro, promételo. Aunque me lastime no saldrás ¿vale?

***

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Caí al suelo despertando de la gravedad en que tenía Kraspy sujeto sin poder tocar el suelo ni hacer alguna magia. Parecía estar en un estado de Mutis como había leído alguna vez en una biblioteca donde no había enemigos. Pronto apareció frente de mí a mi compañera a quien miré con emoción, se encontraba herida y no sabía si de verdad había sufrido a causa de Kraspy o si tuvo que enfrentar una batalla para poder salir. Esas fueron las dudas que quedaron en el aire pues Fátima me exigió correr. Jalando mi mano devolví la mirada atrás donde estaba el pequeño enemigo tirado en el piso, pero pronto los ojos de aquel moguri se establecieron en mi libro que estaba tirado en el suelo. Por lo que solté la mano de Fátima sin que ella lo notara, pues en mi intento caí al suelo por tener mi pierna herida. Entonces cuando Kraspy estuvo a un poco distancia de mi libro algo mágico ocurrió.

Dentro de mi deseo de tomar el libro, éste se movió a gran velocidad hacia mí. Asustado cubrí mi rostro pensando que el objeto podría embestir en mí, pero quedé aturdido cuando sentí que en mi mano tenía sujeto mi libro. El había venido a mi dominio. Noté rápidamente que ya no era el mismo libro, tenía un aspecto destino aunque era el único que había permanecido tirado en el mismo lugar donde había estado Fátima.

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De pronto, en un momento cuando había despistado mi atención en él, lo tenía a muy poca distancia ejecutando su arma para cortarme en dos. Para bloquear el ataque puse mi libro en frente quien logró permanecer intacto al ataque. Era ahora un objeto solido para tal vez luchar. Fue ahí donde ejecuté un piro y mi libro abrió sus hojas para salir de su interior un misil que impactó en todo el torso del moguri mandándole lejos.

Me puse al instante de pies para correr con mi libro en mi mano pero un sonido peculiar del moguri enojado pude sentir a mi espalda, ya que nuevamente se había levantado para atacar. Mi paso era lento y el moguri avanzaba rápido en su vuelo. Deseaba mantenerlo lejos de mi y en ese momento detuve mi paso, voltié para enfrentarme a él y nuevamente algo insólito ocurrió.

El libro, como si por vida propia, se separó unos instantes de mano y se rodeó de una masa transparente que al acabar se había estirado para convertirse en un Arco, de esta misma masa se había desprendido un pedazo para posar en mi otra mano, finalizando su metamorfosis en una flecha. Sin pensarlo demasiado tensé la flecha en el arco un poco asustado y una voz en mi mente susurró: “a la ala… a la ala izquierda. Suelta y relaja”

Seguí la orden, como si en un estado de posesión se tratase. Y la flecha impacto en la ala, haciendo caer al moguri al suelo. Exacerbado se puso en pie para correr y para ese instante el arco ya había tornado a ser un libro. Nuevamente, controlado por la voz, habló a mi oído : “Lánzalo, lanza el libro con fuerzas y golpéale, confía en él”

Arrojé el libro con todas mis fuerzas rodando en el aire rozando al moguri quien intentó tomar en sus manos pero su trayecto continuó hacia atrás. El pequeño demonio no devolvió su paso pues su deseo en mente era asesinarme.

—¡¡Maldito seas Exuy!!

—¡Rápido Exuy, corre, corre!

En ese intervalo de tiempo ví caer al moguri hacia adelante. Al principio crei que se había tropezado, pero de su espalda apareció lo que sería mi nueva arma, volando por los aires, insinuando su golpe hecho en la espalda de Kraspy. Nuevamente retorno hacia mi mano y ya con eso tenía todas las posibilidades de llegar al lado de Fátima.

Luego de eso solo sentía mareos y los sucesos pasaron rápidos. Solo me encontraba sentado, dentro de la cueva, con el calor de Fátima a mi lado.

—¿Puedes caminar? Te curaré en cuanto nos hayamos alejado un poco.

—Lo siento, Fátima. No quería que salieras lastimada — le dije abrazando evitando que emergieran los sollozos —salgamos de acá. Quiero descansar…

***

Nos habíamos reunido al otro día, pareciendo recordar mi compañera mi deseo antes de que me dejara en la enfermería, lugar que ya parecía mi segundo hogar. Un “ven a visitarme mañana, por favor. Junto a Harun” quería retomar lo que había pasado.

Le ofrecí unas latas de jugos naturales junto a unos pasteles que me había regalado el cocinero. Estaba todo servido para mi pronto visita, feliz y nervioso, oscilando entre estos dos sentimientos. Pero cumplió fielmente a mi palabra.

—Y bueno…¿Qué pasó? E-en el libro digo…

Ahí estábamos, charlando. Tratando de entender lo que había sucedido escuchando claramente lo que decía Fátima. Intentando conciliar la razón evitando que la confusión tomara dominio de mis sentimientos. Solo escuchaba tranquilo a lo que me decía, solo escuchaba.

por **Suzume Mizuno** » Jue Mar 20, 2014 11:38 pm

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—Hola, Exuy —saludó Fátima, cuando entró a su dormitorio.

Estaba bastante cansada, a pesar de que había dormido buena parte de la noche y de la mañana. Pero era normal, tantos días seguidos con aventuras no podía ser algo bueno para la salud.

Agradeció el zumo y dio un trago a la refrescante bebida mientras se sentaba al lado de Exuy en la cama, mirando a su alrededor con curiosidad mientras Harun saltaba al regazo del chico y se restregaba contra su camiseta, reclamando caricias.

Se fijó en que había dos pizarras, una de tiza en la que aparecían anotaciones y otra de corcho en la que Exuy —o, más bien, Vladimir— había colgado varios dibujos. Sintió una punzada de envidia. Ojalá ella también supiera hacer algo con las manos. Quizás, algún día, se propusiera tocar un instrumento. Sería tan bonito aprender a hacer arte… Sus ojos se detuvieron sobre un pijama de ositos que había fuera de un armario y le asomó la primera sonrisa que había esbozado en dos días.

«¡Qué mono!»

—Y bueno…¿Qué pasó? E-en el libro digo…

Fátima volvió la vista hacia él y exhaló un largo suspiro, hundiendo los hombros. A veces se preguntaba si no estaría teniendo un largo sueño y un día despertaría en su casa de Atlántica, superando una fiebre que la hubiera dejado postrada en la cama. Porque cuanto más tiempo pasaba en Tierra de Partida, más cosas inverosímiles le sucedían. Entrar en un libro no debería sorprenderle si no hubiera visto todas esas cosas…

Y si no se hubiera encontrado al verdadero Exuy.

Parecía una cosa de locos.

—La verdad es que no lo sé… Y, antes de nada, quiero que sepas que lo siento. No pretendía inmiscuirme en tu vida —dijo con sinceridad. No había podido dejar de darle vueltas al asunto antes de dormirse, carcomida por la intriga, preguntándose si no estaría loca… Y si estaba cuerda… Entonces, ¿qué había pasado con Exuy? ¿Seguía dentro del libro?—. Vi cosas sobre mí. Pero también… sobre ti.

»Apareció un chico rubio, alto, con los ojos azules. Dijo que se llamaba Exuy

Miró al chico, pero él permaneció mudo, esperando a que continuara. Fátima apartó la mirada de esos grandes ojos y continuó hablando en voz baja:

—Me dijo… Me dijo que le habías olvidado. Y creo que se refirió a ti por otro nombre—titubeó y hurgó en el bolsillo de su falda para entregarle el Éter con el que había salido del libro—.También conseguí esto. Es de tu libro, así que es tuyo. Perdona por no dártelo antes.

Tendió las manos y Harun, soltando un sonido muy parecido a un ronroneo, corrió a que le rascara debajo de la mandíbula. Luego Harun trepó hasta su cuello y se acurrucó enrollándose en torno a él para dormir. Menos mal que el pequeñín no había sufrido ningún daño. Había sido tan valiente el día anterior que Fátima le había permitido salir a cazar más de lo habitual por la mañana: dos gorriones y medio. Era sorprendente que no se hubiera echado una siestecita antes.

Suspiró y miró a Exuy.

—Sé que no es cosa mía, Exuy, pero… ¿Quieres contarme qué sucedió en el orfanato?

El verdadero Exuy le había dicho que Vladimir no debía atormentarse por su pasado y Fátima se preguntó si no estaría cometiendo un error al preguntar.

por **Yuehito** » Jue Mar 20, 2014 11:44 pm

—Vladimir —dije en mi cabeza.

Aquel nombre que había escuchado en este mes parecía ser la gran noticia. Todos estos sucesos me eran tan difíciles de digerir y solo deseaba que fueran pasando de a poco, pero no, todos han venido de golpe. Pero escuchar sobre otro Exuy me hizo quedar perplejo ante las palabras de Fátima. Sentí por un momento que era engañado, que era una mentira o tal vez una mera ilusión. La situación se tornaba confusa teniendo miedo a descubrir quizás cosas que hubiese hecho en mi pasado.

¿Qué lo había olvidado? No me era de extrañar, había algo que había rasgado de mis memorias simulando perder amigos. Tenía susto, incertidumbre, ansiedad. ¿Qué tiene que hacer uno en estas situaciones?

Recibí un tanto confundido el ether de las manos de mi compañera, pensando aun en cómo comprender lo que decía. Primero fue FyK y ahora ¿Exuy? ¿Cómo podría entender esto?

—Sé que no es cosa mía, Exuy, pero… ¿Quieres contarme qué sucedió en el orfanato?

Puse una de mis manos entre mis piernas mientras con la otra sujetaba un leve malestar en mi pecho. Creía desesperar, pero Fátima me hacía sentir tranquilo. Sabía que no estaba solo y eso me ayudaba a tomar fuerza en seguir pensando para descubrir lo que pasaba.

—A… a-ay… —respiré hondo y traté de recordar lo que más pude —. Recuerdo que vivía en un orfanato… en el estaba Tsuki… estaba yo, p-pero no veo a… Todo esto es tan extraño… esos hombres de negro, que tenían magia destruyeron todo a su paso. Me escondí en el ropero porque tenía miedo y cuando terminó, todos habían muerto. Y Tsuki no estaba ahí… huí del lugar y de ahí es todo muy confuso…

>>Odio decir esto pero ni siquiera sé si nací en Villa crepúsculo. Esto es porque hace poco conocí a FyK… Un amigo de la infancia que ahora es portador. Me pude dar cuenta que había perdido la memoria porque a él también había olvidado… Tengo miedo Fátima… a olvidar a mis amigos… yo, no quiero olvidarme de ti…

Y no pude contener las emociones, mis ojos se perdieron en un vacío y las lágrimas no salieron, pues mi rostro solo reflejaba angustia.

por **Suzume Mizuno** » Jue Mar 20, 2014 11:46 pm

Fátima contempló en silencio las emociones que se reflejaban en el rostro de Exuy y se sintió terriblemente culpable. ¿Cómo podía obligarle a hablar de algo que estaba claro que le daba miedo, que le provocaba angustia?

—A… a-ay…

—O-oye, Exuy, si te sientes indispuesto, si no quieres hablar de ello…

¡Si había salido esa misma mañana de la enfermería! ¡No podía forzarle de esa manera!

Sin embargo, Exuy habló, haciendo un considerable esfuerzo.

—Recuerdo que vivía en un orfanato… en el estaba Tsuki… estaba yo, p-pero no veo a… Todo esto es tan extraño… esos hombres de negro, que tenían magia destruyeron todo a su paso. Me escondí en el ropero porque tenía miedo y cuando terminó, todos habían muerto. Y Tsuki no estaba ahí… huí del lugar y de ahí es todo muy confuso…

Fátima se había puesto pálida a medida que escuchaba y sentía un aliento frío en la nuca. No podía concebir que nadie tuviera interés en destruir un orfanato, donde sólo había niños. ¿Y decía que esos hombres tenían magia? Eso podía ser una pista, pero no parecía que Exuy recordara bien lo que había sucedido. ¿Quizás por culpa del trauma?

—Odio decir esto pero ni siquiera sé si nací en Villa crepúsculo. Esto es porque hace poco conocí a FyK… Un amigo de la infancia que ahora es portador.

«¿FyK?»repitió, extrañada, para sus adentros. Se esforzó por hacer memoria y se le abrieron muchos los ojos al caer en la cuenta de que: «—¿Pero no es la criaturita azul? ¿Cómo que es un amigo de la infancia? No había visto a nadie igual en Villa Crepúsculo… A menos que… Sea de algo que vino antes de que Exuy llegara a ese mundo…».

Las palabras de Exuy parecieron confirmar sus sospechas. Pero Fátima se olvidó por completo de ello al escuchar su voz temblorosa.

—Me pude dar cuenta que había perdido la memoria porque a él también había olvidado… Tengo miedo Fátima… a olvidar a mis amigos… yo, no quiero olvidarme de ti…

Su rostro se contrajo en una mueca de sufrimiento y esperó que rompiera a llorar. Pero no lo hizo. Quizás fue aquello lo que más le afectó, porque sintió como se le estremecía el corazón de compasión.

Fátima se acercó a Exuy con firmeza, le cogió las manos y apretó.

—No vas a olvidar a nadie, Exuy —le dijo, esforzándose por sonreír e imprimir calma a sus palabras. Ahora mismo, Exuy necesitaba alguien en quien apoyarse, asegurarse de que no iba a pasar nada malo. Y Fátima se sentía terriblemente responsable por todo lo que había ocurrido. ¡Si sólo le hubiera dicho que dejara el maldito libro…!—. Entiendo todavía menos que tú sobre lo que pasó y puede que lo que haya visto yo en el interior del libro sea una mentira. No tengo ni idea. Pero de lo que sí estoy segura es de que eres fuerte, que has sobrevivido a mucho incluso si no lo recuerdas y que si has perdido la memoria, la irás recuperando poco a poco. Porque, ¿sabes? Que hayas perdido algunos recuerdos no significa que los hayas olvidado. Están ahí y estoy segura de que tarde o temprano recordarás a todos tus amigos. Siendo tuyos, tienen que ser tan maravillosos como tú—le acarició una mejilla y dijo—: Y si me olvidaras a mí o alguno de tus nuevos amigos, te obligaríamos a recordarnos de nuevo. Así que tranquilo, ¿de acuerdo? Estamos aquí para ti.

Sonrió y le apretó de nuevo las manos, acercándose un poco más para darle un abrazo. Sabía que había veces que uno sólo necesitaba que lo sostuvieran para poder llorar. Y estaba convencida de que Exuy lo necesitaba. Harun se despertó y se removió, indignado. Pero luego dio un lamentón a la mejilla de Exuy y saltó perezosamente a su hombro.

—Y me parece que has hecho un nuevo amigo—rió por lo bajo.

por **Yuehito** » Jue Mar 20, 2014 11:50 pm

—No vas a olvidar a nadie, Exuy

—Es que…

—Entiendo todavía menos que tú sobre lo que pasó y puede que lo que haya visto yo en el interior del libro sea una mentira. No tengo ni idea. Pero de lo que sí estoy segura es de que eres fuerte, que has sobrevivido a mucho incluso si no lo recuerdas y que si has perdido la memoria, la irás recuperando poco a poco.

—¿Porqué lo dices? No creo que yo pueda…

—Porque, ¿sabes? Que hayas perdido algunos recuerdos no significa que los hayas olvidado. Están ahí y estoy segura de que tarde o temprano recordarás a todos tus amigos. Siendo tuyos, tienen que ser tan maravillosos como tú.

La caricia de Fátima me hizo aterrizar toda la confianza, de tener esperanzas en que las cosas tendrían que salir bien si lo pienso de esa manera.

—Y si me olvidaras a mí o alguno de tus nuevos amigos, te obligaríamos a recordarnos de nuevo. Así que tranquilo, ¿de acuerdo? Estamos aquí para ti.

—Gracias… de verdad —Por fin había sentido algo grato a lo largo de mi estancia racional. Sentía compañía, sentía el cariño de mis amigos.

Del todo agradecido quería entregar toda la felicidad que embargaba mi corazón y solo en mis manos sostenía un ether, lo que sería mi única forma de complacer lo que Fátima hacía por mí.

—Ten… recíbelo como agradecimiento. Como una muestra de amistad, por favor —luego de esto una tibia lágrima recorrió mi mejilla mientras mostraba una amable sonrisa—.¡Ah! Claro. No me olvido de ti criaturita, tu ayuda fue más que suficiente. Gracias… —acaricié la cabecita del animal.

—Y me parece que has hecho un nuevo amigo

—Un muy carismático amigo —reí.

por **Suzume Mizuno** » Jue Mar 20, 2014 11:56 pm

—Gracias… de verdad

—Las que tú tienes, cielo —respondió Fátima, sonriendo.

Entonces, para su sorpresa, Exuy le devolvió el éter. Fátima lo cogió, preguntándose qué ocurriría.

—Ten… recíbelo como agradecimiento. Como una muestra de amistad, por favor

—¡Pero, no es necesario! —exclamó, sorprendida.

Pero se quedó sin palabras cuando vio que, por fin, se le escapaba una lágrima al chico, mientras se elevaban las comisuras de los labios. Parecía realmente feliz. Fátima exhaló un poco de aire y sonrió también: si Exuy quería darle el éter, de acuerdo. No iba a ser tan maleducada como para no aceptarlo. Mientras tanto, Exuy acariciaba a Harun, que cerró los ojos y movió los bigotes, satisfecho al ver que todo se había solucionado. Bajó de un salto a las piernas de Exuy, enrolló su largo cuerpo sobre sí mismo, y volvió a dormir.

—Un muy carismático amigo

—Sí. Me parece que no va a dejar que te levantes hasta al menos dentro de una hora —Fátima soltó una risita.

Mientras Harun durmió, convirtiendo el regazo de Exuy en su cama personal, charlaron un rato, distendiendo el ambiente. Hablaron sobre los dibujos de Exuy, y sobre las rutinas con los Maestros. También hablaron del susto que se habían llevado cuando salieron del pasadizo y la puerta se quedó atrancada. Al final Fátima decidió romper también la palanca, por si acaso.

Cuando el dragoncito se desperezó y, más ligero, empezó a volar nerviosamente por la habitación, Fátima le ofreció a Exuy salir a dar una vuelta.

Hacía buen día y un fresco aire sacudía las copas de los árboles y la hierba del jardín. Mientras caminaban, Fátima pensó sobre todo lo que había ocurrido. Y sobre lo que le había dicho ese tal Exuy.

Cuida de él por favor. No tengas miedo de lo que deseas ser. Lo comprenderá, lo tomará en sus manos y lo atesorará, mientras…

Miró a Exuy de refilón y se preguntó si el joven rubio tendría razón. Exuy no parecía una persona que fuera capaz de odiar a nadie a menos que, como había hecho Kraspy, le hicieran daño.

Pero… Pero.

Si fuera tan fácil confesarlo, lo habría hecho hacía mucho tiempo. Además, le gustaba que nadie dudara de lo que decía ser, de lo que sentía que era. Sí, sabía que habría gente que lo asumiría con tranquilidad, que no la miraría raro. Probablemente Nadhia, Exuy… Y también Kousen. ¿Malik? Sacudió la cabeza. No, eran demasiadas personas con las que arriesgarse. Y le daba un miedo horrible, le atenazaba la duda cada vez que se preguntaba si se sentirían engañados porque no les hubiera dicho la verdad. Le aterrorizaba ver un posible asomo de asco o decepción en sus miradas.

«Además, esta es mi verdad» pensó.

No tenía por qué responder ante nadie.

Pero sabía que un día tendría que hacerlo. Ya no era una niña, pronto se empezaría a notar, en especial en la voz y en los hombros. Tenía que irse preparando… Por mucho miedo que le diera.

Hasta entonces, sin embargo, pensaba disfrutar. Apartó el tema de su mente y se volvió hacia Exuy para decirle, de buen humor:

—A partir de ahora, a cuidar mejor ese libro. Por cierto, vi lo que hiciste al pelear. Es impresionante. ¿Cuándo lo aprendiste?

Después de que Exuy respondiera le pidió, si no le importaba, que le mostrara algún dibujo.

—Ahora que no hay problemas, me gustaría verlos. Son tan bonitos—dijo. Había tocado ya un par de veces el libro y estaba casi convencida de que no volvería a hacerle nada raro.

Todavía no entendía por qué había entrado dentro, pero quizás Exuy se lo explicara.

En cualquier caso, disfrutó al ver pasar las páginas del libro, crujiendo bajo los dedos del chico, mostrándole sus brotes de imaginación. Era impresionante. Ojalá tuviera talento como él.

«Quizás pueda. Sólo tengo que intentarlo, quedándome sentada no ganaré nada.».

El día fue pasando poco a poco y los rayos de luz del sol daban sus últimas pinceladas al cielo carmesí cuando decidieron volver al interior del castillo, inclinados sobre el libro, comentando detalles de los dibujos y con Harun volando graciosamente sobre ellos.

por **Yuehito** » Vie Mar 21, 2014 2:04 am

Aquella noche me sentía feliz, independiente de las cosas que habían pasado y estaba sucediendo. Tenía la fortaleza de poder continuar mientras insistiera en sonreír a la incertidumbre. Porque se que aunque el olvido quisiera tomar posesión de las huellas de mi existencia, tendría amigos quienes me llevarían la verdad a mi lado.

Reposé mi cabeza en la almohada preparado para tomar mi lápiz y hacer bosquejos del día. No tenía intención de dibujar al cruel moguri, pues tenía en mente en trazar las facciones del dragón Harun. Entonces algo llamó mi atención, al abrir el libro comencé a hojearlo desde atrás y pude notar que en ellas había unas escrituras que parecían un diario de vida.

Luego de haberlas leídos supe que había muchas cosas que descubrir. Memorias que restaurar.

Vladimir escribió:I
Los chicos de la clase me han roto mi libro en la hora de almuerzo, la verdad que les odio mucho, por mí que se ahoguen en el rio. Pero el chico nuevo, tan serio de ver, me ha regalado este libro, aun no sé porqué su interés en que escriba. Será porque las maestras del orfanato me regañan por escribir mal. Por mí que no tuviese que escribir nada.
Me basta con jugar y hacer travesuras. Que más, me voy al río a jugar, aunque no me importa lo que Tsuki piense.

IV
Ya han pasado meses sin escribir, pero Tsuki me ha dicho que los libros no son solo para escribir, fue cuando me trajo a nuestro cuarto un set de lápices que según él se los regalo la Madre Ester, aunque estoy seguro que se los ha robado. A mí no me importa.
Casi lo olvido, me ha dicho que ponga mis “garabatos” que hago en los papeles de confort y las hojas de los exámenes, en mi libro para que así las guarde. Dice que son muy bonitas y que dibujo de maravilla. A mi solo se me hace que quiere pelea.

VIII
Nos llevaron al museo de Villa Crepúsculo y nos topamos con unos cuadros increíbles. Me quise llevar uno para el orfanato pero Tsuki me lo impidió y me dijo que eso era de idiotas, me dijo que tenía talento para hacer cosas mejores.

IX
Comenzamos con las clases de piano, a mi me parece algo aburrido, pero Tsuki se ha puesto a tocar y como molan sus manos. Me dice que cada uno tiene cosas especiales con sus manos, mientras no sean para hacer cosas malas.

XI
He dibujado mucho, Tsuki me dice que mejoro cada vez más. En las horas libres nos vamos a la sala de artes y el toca piano, mas yo dibujo. Se nos pasa la tarde de los viernes en eso. Y los sábados vamos a la plaza, para escuchar las historias que oculta villa crepúsculo. Me agrada Tsuki, es como mi hermano mayor. No quiero que se lo lleven unos padres.

XII
Se me ha perdido el libro durante medio año, a Tsuki no le agradó y se ha enojado con migo. Me habla de vez en cuando pero ya que lo encontré me dice que comience a valorar las cosas.
El no sabe que en las noches lloraba por no tenerlo, creo que fue uno de la pandilla “los cuervos”, ellos siempre hacen maldades.