Malik: Encuentro Un hueso duro de roer > Encuentro Hermanos de Corazón
Stelios: Prólogo La Llamada del Héroe > Encuentro Hermanos de Corazón

Los días de entrenamiento libre eran, junto con los de vacaciones, sus favoritos. Podía ir al ritmo que él mismo se impusiera y no estaba sujeto a ejercicios concretos. Ni nadie le dejaba hecho picadillo, por supuesto.
Aquella mañana, Malik se había levantado temprano para poder desayunar tranquilamente, sin prisas, y sin tener que aguantar el jaleo que se formaba siempre en hora punta justo antes del inicio de los entrenamientos con los maestros, las clases o las misiones. Esa vez en concreto tenía pensado entrenar su velocidad, resistencia y reflejos. Tras el enfrentamiento contra el Soldado Gigante, se había anotado el ejercitarse en ello más de lo normal. Quizá así pronto pudiera esquivar algún ataque de su maestra.
Ya que no podía hacer magia… qué menos que aprender a que no le hirieran.
Los jardines, con sus praderas y explanadas más allá de los laberintos enanos de arbustos y árboles, eran los escenarios perfectos para ello, de modo que se dirigió hacia una lo suficientemente extensa para comenzar.
Asah, al igual que todos los días desde que la había llevado a Tierra de Partida, le acompañaba. Salvo cuando tenía entrenamiento con Lyn o salida hacia algún Mundo al cual no podía ir, la conejita le seguía a todas partes, siempre curiosa, siempre interesada en lo que hacía su dueño.
—Muy bien, ¿preparada? —le preguntó Malik al animalito.
Asah emitió su pequeño sonido de contento, indicando que estaba dispuesta. Normalmente se quedaba quieta, observando a Malik, pero para ese ejercicio él le había pedido ayuda. Simplemente tendría que intentar que Asah no lo tocara, haciendo uso de su Impulso. Con aquello quería ver primero cuantas veces seguidas podía soportar el esfuerzo de hacerlo, cuanto de rápido y cuánta celeridad era capaz de mostrar.
A su señal, Asah emprendió vuelo a toda velocidad hacia él, en tanto que Malik inició sus movimientos hacia atrás, ejecutando la habilidad dos segundos después. El desliz del Impulso le permitió esquivarla, pero enseguida tuvo que realizar otro movimiento para hacerse a un lado. Lo hizo sucesivas veces, hasta que notó el cansancio.
Asah tampoco cejó en su persecución y no paró de volar hasta que no cansó a Malik y consiguió posarse en su cabeza, emitiendo su satisfecho chirrido de victoria.