Vale, gracias. Y no pasa nada, Gata odia a todo el mundo por definición y no se extraña de que le peguen palizas XD
Todo está muy oscuro a mi alrededor. Las sombras cubren mis ojos como un velo negruzco, impidiéndome ver con claridad. El suelo, bajo mi cuerpo, es asombrosamente frío y extrañamente blando. Mi cabeza parece colgar hacia un vacío infinito.
Respirar es cada vez más complicado.
Una pizca de consciencia que todavía permanece en mi interior parece gritarme que me estoy desmayando. Trato inútilmente de despejarme. Si me hundo ahora en las tinieblas es probable que nunca vuelva a despertar.
Oigo la voz de Saeko resonando en mis oídos, como un lejano eco que reverbera en una gruta sin fondo —
No aprendes, ¿verdad?Es cierto, supongo. En todo este tiempo no he aprendido nada. Absolutamente nada. Tal vez por eso soy incapaz de hacerme fuerte. Repito instintivamente las mismas acciones una y otra vez. Sin pensar, sin juzgar.
—
Ni… Nigro… Ag.Sus palabras me parecen cada vez más lejanas. Más difusas. Más imperfectas.
¿Intenta volver a curarse? ¿Para qué, si no he conseguido volver a herirla? ¿Y por qué no ha podido terminar? Me pregunto que está ocurriendo al otro lado de la densa cortina que flota por encima de mis pupilas.
—
Escucha, deberías estarme agradecida por haber impedido tu intento de suicidio. Si no me importases lo más mínimo, te habría dejado salir.-¿Agradecida? Me has impedido salir porque te considerabas con derecho para ello y ya está. Pare sentirte bien contigo misma.- Los pensamientos surgen independientes por completo a mi voluntad, a mi decisión. Palabras de un discurso que pese a compartirlo, no puedo considerarlo como propio.
—
¿Qué no quieres que te den órdenes?-No—
Je, ¿y por qué estás aquí?Realmente es una buena pregunta. Yo también me la he hecho varias veces.
–En parte, porque me amenazaron, supongo. En parte, porque pensaba que esto sería otra cosa. En parte, porque no me habéis dejado marcharme. En parte… ni yo misma lo sé.—
¿No te lo comentó Ryota cuando te entregó la Llave Espada? Ryota. ¿Cuántas veces ha pronunciado su nombre? Demasiadas para lo que es normal. ¿Qué le pasa a esta chica con él?
Más que el momento en el que me entregó la llave espada, recuerdo el momento en el que me atrapó. Le resultó tan fácil, tan sencillo. Nunca había conocido a alguien así. Era realmente fuerte… le envidio y le temo, sin poderlo evitar. Me pregunto si también le admiro, de alguna manera.
—
Hay que trabajar para poder comer-No es la única forma…- me pregunto como se las habría arreglado Saeko en las calles de Port Royal. Me habría gustado verlo.
—
Ya te lo he dicho, si eres débil aprovecha sus enseñanzas y sírveles. -Parece que eso conmigo no funciona…- No he recibido apenas “enseñanzas” como ella dice, y si lo he hecho, ni siquiera las he asimilado. Tal vez el problema esté en mí, después de todo. Soy incapaz de aceptar nada que provenga de mis enemigos… y lamentablemente, todo ser vivo lo es.
—
¡Te han dado una oportunidad para hacerte más fuerte!¿Realmente eso es cierto? No sé por qué, pero lo dudo mucho. Dudo de todo y de todos, incluso de mí misma.
Y de cualquier forma, ¿para qué gasta saliva conmigo? Ya me ha pegado una paliza. Ya ha acabado conmigo. ¿Qué pretende? ¿Torturarme? ¿Sentirse bien consigo misma, salvando un alma perdida? ¿Hacerle un favor a Ryota, del que no para de hablar? ¿Qué es lo que quiere? Me duele la cabeza de escucharla. Solo quiero descansar en paz.
—
Tú. Trae una Poción y cura sus heridas, rapidito. ¿A quién le habla? ¿A quién se refiere? Estoy tan cansada…
... ¿qué?
Una agradable sensación recorre todo mi cuerpo, a medida que el dolor comienza a remitir poco a poco. La niebla parece disiparse a mi alrededor y el techo de la habitación comienza a dibujarse sobre mi cabeza. Mis sentidos comienzan a volver a la normalidad. El suelo es deliciosamente fresco y sólido bajo mis palmas abiertas y sudorosas.
Un moguri, una de esas extrañas criaturas, me mira fijamente, con ese ridículo pompón. ¿Me ha…? ¿Me ha curado? Sin apartar la vista de él, que parece sorprendido por mi actitud, me llevo la mano al vientre, donde la horrible herida debería estar todavía sangrando.
Sin embargo, no siento dolor. Mis manos no encuentran nada aparte de la lisa superficie de mi piel, manchada de rojo. No termino de entenderlo. ¿Saeko le ha pedido que me cure? Busco a la chica con la mirada, pero parece haberse esfumado por completo.
-¿Estás bien, kupo?- vuelvo a posar la vista en él, sin prestarle la menor atención. No me interesa en absoluto. No siento nada parecido a la gratitud hacia él. Solamente ha cumplido órdenes.
-¿Eh…? Lárgate- añado al ver que parece tener intención de seguir importunándome. Muy enfadado, el pequeño ser comienza a alejarse, rezongando cosas contra mí. Es lo de menos.
―
Tú te lo has buscado.Me giro rápidamente, para descubrir a un extraño ser violáceo surgiendo del suelo. Nunca había visto a un ser semejante. Le miro con visible desconfianza, ignorando sus palabras, para las que no tengo respuesta. Son una verdad demasiado grande como para que incluso yo traté de ignorarla.
-¿Qué… eres? ¿Qué quieres?- le pregunto, totalmente sorprendida. ¿Atraviesa las paredes? Me recuerdo que puedo invocar la llave espada a cualquier amenaza y me contengo para empezar otro enfrentamiento. Ya he tenido bastantes golpes por hoy.
Además, Saeko vuelve a acercarse, y no quiero tener dos frentes abiertos. La chica trae un libro en las manos y no parece inmutarse en absoluto por la presencia del ser. ¿Lo conoce? Si es así, eso lo convierte en algo todavía mas peligroso, sea lo que sea.
La miro sin decir palabra mientras se acerca, sin molestarme en ponerme en pie. Mi mirada sigue cargada de desconfianza, pero también de una pizca de incomprensión… que se convierte en la emoción dominante cuando me tiende el libro con violencia. ¿Me está amenazando con el libro?
—
¿Quieres hacerte más fuerte? Pues empieza a leer— Tomo el libro maquinalmente, totalmente sorprendida. Sus últimas acciones han sido tan extrañas que comienzo a preguntarme si la pelea le ha afectado de algún modo. —
Tienes razón en eso que has dicho, pero tengo mis motivos para… como tú dices… lamerles los pies. Y yo no soy poderosa, de hecho, muchos en este castillo me superan. — Termina, sentándose y sin apartar la mirada de mí. No puedo creerlo, me está dando explicaciones… ¿o se las está dando a sí misma?
-¿Qué estás haciendo?- no puedo evitar preguntar, sin mirar el libro
-¿Por qué me has curado? Podrías haberme dejado morir. Ni siquiera habrían descubierto que habías sido tú.- Realmente, esa simple acción me ha asustado más que todas sus amenazas juntas. Mientras me atacaba podía predecirla, estaba actuando de acuerdo a lo que yo pensaba sobre ella. Sin embargo, ahora se ha salido de mi esquema, no entiendo como se comporta y no puedo imaginar que es lo que quiere de mí. Y lo desconocido es aquello que más temor genera.
-¿Y por qué ibas a ayudarme a hacerme más fuerte?- añado a mi retahíla de preguntas. Eso es todavía mas extraño.
-¿Y cómo voy a hacerme más fuerte con un libro, de cualquier forma?- añado sin dejar de mirarla con desconfianza.
Aun así, la curiosidad es más fuerte, y no puedo por menos que echar una ojeada. Vuelvo a sentir un pinchazo en el corazón al mirar las letras… otra vez. Vuelvo a ignorarlo, concentrándome en lo que está escrito.
El Poder de la Magia escribió:... stos pueden ser sentidos por las personas afines a un elemento concreto, recorriendo el Poder Mágico cada milímetro de su cuerpo, otorgándole poder que se manifestará físicamente gracias a su concentración. Es necesario un exhaustivo entrenamiento para alcanzar magias avanzadas.
Hasta ahora hemos catalogado todos los elementos mágicos posibles en la naturaleza y el cosmos:
Nada.
Espacio.
Viento.
Hielo.
Tierra.
Ilusión.
Luna.
Fuego.
Agua.
Tiempo.
Natura.
Rayo.
Luz.
Oscuridad.
No elemental.
No todos los seres vivos nacen con un elemento afín, es entonces cuando se ha supuesto el caso “No elemental”. Sin embargo, es en los elementos Luz y Oscuridad donde se encuentran las mayores diferencias. Por lo general, para que una persona afín al elemento luminoso alcance todo su potencial ha de estar sujeta a fuertes convicciones, a un corazón que brille ante todos los demás, mientras que las personas afines a las sombras suelen tener experiencias tristes o siniestras, estando siempre sus acciones al borde de lo legal o moralmente establecido…
“Experiencias tristes o siniestras”… mis dedos se crispan ligeramente mientras aferro el libro. Supongo que hay algo de verdad en todo eso. “Acciones al borde de lo legal o moralmente establecido…” ¿Moral? Vaya palabra estúpida. Dudo mucho que esos afines a luz tengan muchos reparos en matar a quién consideren un enemigo.
Vuelvo a mirar a Saeko. Ella parecía usar principalmente poderes oscuros. Me preguntó qué es lo que ella oculta.
–Bien, ya lo he leído- digo bruscamente. Tampoco es que tuviera mucha opción, después de todo. Ya he visto con qué facilidad puede derrotarme.
–No noto ninguna diferencia-