[Tierra de Partida] Noche en Vela

por **Sombra** » Mié Jul 30, 2014 7:19 pm

―Me he criado entre malhechores, piratas y asesinos. Los prefiero antes que aquellos autodenominados “héroes” ―relató ganando mi atención―. Sin embargo, los nombres no son solo un conjunto de sonidos. Los necesitamos para diferenciarnos entre nosotros. Alguien sin nombre no tiene cabida en el pensamiento de nadie, Sr. X. No me cabe duda de que por eso no sean imprescindibles en el Mundo Inexistente.

»Algún día lo visitaré para cercionarme que es cierto.

―¿Teniendo Llave Espada planeas ir? ―reí―. Los atraerías como moscas y no durarías ni cinco minutos ―no se trataba de tener fuerza o poder. La llave espada era un arma que servía para aniquilar sincorazón, la única que podía borrarlos para siempre, pero aquello significaba un precio para aquel que la poseía: Se volvía como un faro en mitad de la noche para los monstruos de oscuridad.

El Mundo Inexistente era un nido de sincorazón, tan peligroso o más que el propio Bastión Hueco. No había lugar en el que esconderse, ellos encontrarían con facilidad algo tan luminoso como era el corazón de un portador. Por muy fuerte que un caballero de la llave espada fuese las energías se le acabarían tarde o temprano, era una batalla de desgaste contra miles de sincorazón y tarde o temprano caería ante ellos para unirse a sus filas.

Hana levantó la vista hacia las estrellas pensativa.

―¿Qué te ha hecho marcharte? ―preguntó de golpe.

Me llevé la mano a la cabeza envolviendo mis dedos entre mi cabello mientras pensaba alguna cosa. Mi decisión en aquel momento había sido un tanto espontánea en aquel momento. Me habían llamado la atención, me gustaban y además sus muestras de fuerza eran indiscutibles si habían podido arrastrar de aquella manera a tal cantidad de aprendices para finalmente llevarnos ante ellos. Entonces, ¿cual era el verdadero motivo para haber traicionado el lugar que me había rescatado de aquel inhóspito lugar?

―Quizás que alguien como yo no es bien recibido en un lugar como éste, que las respuestas que persigo no se encuentren aquí, tal vez deseo el poder que ellos han ofrecido o simplemente creo en sus ideales ―materialicé mi llave espada y la observé durante unos momentos―. Posiblemente sea una mezcla de todas esas cosas. Ni siquiera yo estoy seguro, pero sé que el cambio ha sido para mejor.

>>¿Y tú? ¿Que te ata a este lugar lleno de esos “héroes” que te desagradan tanto?

por **Nell** » Mié Jul 30, 2014 7:58 pm

Hana bufó, herida en su orgullo.

―A las moscas se las aniquila a base de golpes ―refunfuñó. Ahora sí que sí iba a ir a ese mundo y a demostrar que podía sobrevivir contra un puñadito de monstruos.

No le dio una respuesta clara, pero ella tampoco se lo esperaba. Ya había demostrado durante toda la noche que no era un tipo muy hablador, ni al que le gustara hablar de sí mismo. De hecho, las mayores muestras de humanidad las había dado en aquel porche, solo a la luz de las estrellas.

Y si bien los secretos solían descubrirse mejor entre las sombras, a juicio de Hana, parecía que en aquel chico se daba al revés. Quizás porque llevaba mucho tiempo vagando en la oscuridad, en sí mismo.

―Me dan igual las luchas territoriales, de poder o cualquiera que sea la razón por la que están enfrentados ―se encogió de hombros―. No estuve presente en el encuentro que tuvieron unos cuantos aprendices con su líder, así que supongo que para mí esos desertores siguen siendo una panda de locos desconocidos. A estos locos al menos ya les conozco.

»Me uní a la Orden para ser más fuerte. Hasta ahora, ha cumplido bien con su cometido de enseñarme, por lo que no tengo necesidad de cambiar de aires. Me basta con conseguir mi meta.

»Y alcanzar la libertad.

Miró fijamente al aprendiz.

―Supongo que no debería entretenerte más. Si no, alguien podría descubrirte. El propio fantasma del Maestro, sediento de venganza ―comentó de pasada, negándose aún a confesar―. Buena suerte en tu nuevo nido de sincorazón. Al menos, ya no estarás solo.

No iba a negar que le pesaba un poco verle marchar. En cuanto se fuera, ella seguiría allí, despierta cuando todos dormían, sumergida nuevamente en la rutina que empezaban a ser sus noches.

Sola.

―Adiós… Ragun.

por **Sombra** » Mié Jul 30, 2014 8:15 pm

―Me dan igual las luchas territoriales, de poder o cualquiera que sea la razón por la que están enfrentados―se sinceró tranquilamente ―. No estuve presente en el encuentro que tuvieron unos cuantos aprendices con su líder, así que supongo que para mí esos desertores siguen siendo una panda de locos desconocidos. A estos locos al menos ya les conozco.

»Me uní a la Orden para ser más fuerte. Hasta ahora, ha cumplido bien con su cometido de enseñarme, por lo que no tengo necesidad de cambiar de aires. Me basta con conseguir mi meta.

»[color=lightseagreen]Y alcanzar la libertad.

―Libertad, ¿eh? ―bajé la cabeza mostrando una sonrisa que quedó oculta bajo la máscara de tela―. Es un buen objetivo.

Cada persona tenía su propia forma de ver aquel término llamado Libertad, algunos lo tomaban como poder ir a cualquier lugar sin tener que dar explicaciones, otros creían que significaba hacer cualquier cosa sin restricciones y unos cuantos entre los que me encontraba yo se sentían presos y la única manera de encontrar la libertad era alcanzando las respuestas que tanto ansiabamos, que corroían nuestras entrañas como si las dudas fuesen magma fundido devorando todo con lo que entraba en contacto.

Empecé a trastear con un aparato similar a un reloj de pulsera ante la atenta mirada de Hana y una luz azulada que no era otra cosa más que lo que indicaba que pronto me desvanecería en el aire empezó a rodearme, al principio de forma tenue, pero conforme pasaban los segundos se iba haciendo más y más intensa. Era hora de partir.

―Supongo que no debería entretenerte más. Si no, alguien podría descubrirte. El propio fantasma del Maestro, sediento de venganza ―una sonrisa amarga se dibujó en mi rostro.―. Buena suerte en tu nuevo nido de sincorazón. Al menos, ya no estarás solo.

―Sí, tienes razón. Gracias ―monté sobre el vehículo volador.

―Adiós… Ragun.

―Cuidate… Hana.

Y así fue como me despedí de aquella chica que había conocido tan solo una hora atrás. Normalmente no habría considerado aquello algo especial, pero que todo hubiese ocurrido en aquel momento hizo que no pudiese olvidar aquella noche. Agradecí en silencio que alguien hubiese estado ahí conmigo todo aquel tiempo. Pronto todo lo acontecido en Tierra de Partida quedó en un lejano pasado y mi nueva vida empezó en mi nuevo hogar. En Bastión Hueco.

Quizás volviese a verla, o tal vez no. Aquel era un secreto que tan solo el futuro conocía. El destino era misterioso al fin y al cabo.

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por **Nell** » Mié Jul 30, 2014 8:19 pm

Le vio marchar en una flamante nave gumi y, tal y como suponía, se quedó de nuevo sola. Esperó unos cuantos minutos más, mirando el cielo e imaginando aquellos mundos que le acababan de describir: Ciudad de Halloween y Mundo Inexistente. Le gustó fantasear con sus futuras experiencias en ellos, como una valiente a la que nadie amedrentaba en el primero y como una experta liquidadora de sincorazón en el segundo. No lo sabía, pero largo sería el tiempo que tendría que pasar para pisar al menos uno de ellos.

Al final, se metió dentro y regresó a su habitación. Los pasos casi la habían llevado de nuevo al cuarto vacío de Ragun, pero se dio cuenta a tiempo y rectificó. A pesar de que este le había invitado a llevarse lo que quisiera, era cierto que no quería nada. Además, cuanto menos la relacionaran con el aprendiz fugado, cuya huida descubrirían a la mañana siguiente (suponía), mejor.

Una vez en su habitación, después de la experiencia, se dio cuenta de lo pequeña y encerrada que se sentía en ella. Sin embargo, seguía siendo verdad lo que le había dicho: Tierra de Partida tenía todo lo que Hana necesitaba. No había razones para querer un cambio.

Volvió a la cama y miró estúpidamente al techo, puesto que el sueño no acudía a ella.

―Pues se acabó. Nos encontraremos por ahí o alguno de los dos morirá antes ―se dijo a sí misma, solo para escucharse. Luego, cerró los ojos, se dio la vuelta e invirtió las siguientes horas en tratar de coinciliar el sueño.

A punto de cumplir su objetivo, se hizo la promesa de no dormir tanto por las mañanas (que cumpliría a medias), con el fin de aprovechar las noches para soñar.

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