HELIXCILLA III - La revenganza total

[Sombra]

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Para mi sorpresa, Ivan materializó un par de maracas de hielo que probablemente él mismo acababa de crear con su magia y acto seguido empezó a mover las caderas de forma exagerada mientras movía ambos brazos con bastante energía. Por desgracia me veía arrastrado por culpa de las esposas.

—They call me Cuban Pete, I'm the king of the rumba beat, when I play the maracas I go chick-chicky boom chick-chicky boom~

—Que alguien lo calle... —supliqué.

Y por una vez mis peticiones fueron escuchadas, aunque no de la manera que quería. Una bala pasó entre Ivan y yo dejándome en shock por unos instantes. Respiré entrecortadamente. No todos los días estaban a punto de volarte la cabeza por segunda vez. Pero Ivan no quería detenerse, claro que no:

—Yes I'm Cuban Pete, I'm the craze of my native street, when I start to dance everythings goes chick-chicky boom chick-chicky boom~

Esta vez la bala salida desde el arma de uno de los soldados no falló, logró impactar contra una de las maracas de hielo convirtiéndola en pequeños cristales que se precipitaron contra el suelo esparciéndose desigualadamente.

—¡Filisteos! —gritó -supuse que un insulto dado que no conocía aquella palabra- para acto seguido lanzar su maraca restante contra el casco del soldado —. ¡No sabéis apreciar mi arte! ¡Vergüenza sobre vosotros!

—Lo que sea, deshonra sobre sus vacas, deshonra sobre sus padres y blablabla —dije con tal desgana que cualquiera me confundiría con un zombie (Mi cabeza destrozada no tenía nada que ver con que pudiesen compararme a un muerto viviente)—. Esto debe ser un sueño.

Materialicé mi llave espada y apunté a la esposa provocando un chasquido metálico que indicaba que acababa de abrir el cerrojo y por tanto librándome de ser apresado con ese... esa cosa.

—Yo me largo —setencié. Teníamos que detener al Helix. ¿Por qué estábamos allí quietos sin hacer nada?

¿¡Es que era el único medianamente normal en aquel mundo!?

[Soul Artist]

—Lo que sea, deshonra sobre sus vacas, deshonra sobre sus padres y blablabla —intervino Ragun, burlándose de mis insultos hacia los soldados—. Esto debe ser un sueño.

—¡Un sueño! ¡Eso es! ¡Esa es la respuesta a toda esta locura! —me burlé con voz sarcástica de la ocurriencia de mi amigo—. Gilipollas.

Ragun me ignoró con todas las de la ley y se liberó a sí mismo con la Llave Espada, soltando su parte de las esposas. Invoqué mi Keystaff para intentar imitarle, pero fui totalmente incapaz de apuntar a la cerradura sin que el halo de luz que surgió de la punta de mi arma impactase en la cabeza y me dejara atontado un segundo.

—Yo me largo.

—¡Espera! ¡Te sigo!

Me agarré con fuerza al brazo de Ragun, no fuera a ser que invocara de nuevo sus alas y se alejara de nosotros. Restregué mi mejilla a lo largo de su brazo y esperé a que saliera volando antes o después, conmigo en sus fuertes y varoniles brazos.

—¡Deteneos, cuac!

El general con aspecto se pato se lanzó a por nosotros, agarrándose también a Ragun con todas sus fuerzas. No tardó en golpear con su pico el hombro de mi amigo, probablemente intentando que desistiera en su huida.

[Sombra]

—¡Espera! ¡Te sigo! —exclamó Ivan agarrándose de mi brazo con tanta fuerza que creí que me lo arrancaría. Bueno, había que ser bien imbécil para poder acabar desmembrado. Un escalofrío recorrió mi espalda cuando la cara de Ivan se restregó por mi brazo. De no tener mangas largas le habría apartado de un manotazo.

—De acuerdo, en marcha —materialicé nuevamente mis alas y di un par de fuertes aleteos dispuesto a separarme del suelo y así poder mandar a la mierda las leyes de la física.

—¡Deteneos, cuac!

Entonces, el pato que vestía como un general del ejército se lanzó contra nosotros agarrámdose de mí también, pero ya era tarde cuando se agarró a mí. Me elevé en el aire varios metros dirigiéndome hacia el centro del caos. Noté los picotazos en mi brazo y, ¡joder para el pico de las narices! Podía parecer un ataque estúpido y aunque no era algo demasiado grave dolía como si me estuviese arrancanto la carne.

—¡Oye, suelta! —me agité tratando de quitarme de encima al pato cabrón—. Ivan, ayúdame o caeremos.

[Soul Artist]

Ragun comenzó a agitarse para intentar quitarse al pato general agitándose. El muy idiota casi me tiraba de su lado de vuelta al suelo; clavé mis uñas en mi compañero para evitar que así fuera y fulminé con la mirada al general.

—¡Oye, suelta!

—Eso, suelta. No has pagado el billete por este viaje.

—Ivan, ayúdame o caeremos.

—Voooy...

Lancé al aire mi sombrero mexicano y saqué un sombrerito de contable, a la vez que me ajustaba las gafas e invocaba un cuadernillo con calculadora incorporada. Con un bolígrafo en mano comencé a hacer mis debidos cálculos, agarrándome con confianza en Ragun y mirando por encima del hombro al pato, el cual alucinaba con mi actitud.

—El viaje son cinco mil platines, más un 23% por IVA y un 41% extra por un azafato especial a su servicio... Y, por supuesto, esto sin sacar los nuevos impuestos del Rey para la caza de elefantes...

—¡No tengo tanto dinero!

—Entonces lo mejor que puede hacer es abandonar este avión.

—Está bien, cuac... ¿Os vale con dos mil platines y las llaves de nuestra arma secreta?

—Oh, sí, por supuesto.

El pato se revolvió los bolsillos y un puñado de pequeños platines y unas llaves de lo que parecía ser un coche. Lancé al aire el cuaderno y tomé el pago del general, guardándolo todo con avaricia en mis bolsillos.

—Bien, bien. ¡Por cierto, ha llegado a su destino!

Y de un empujón que le pilló desprevenido, lo tiré de nuevo a la ciudad, junto a sus queridos soldados locos.

[Sombra]

Ivan lanzó su sombrero con su mano libro y sacó otro de algún lugar que no pude ver dado que trataba de no matarme contra el primer edificio que se pusiera delante. Su nuevo aspecto le hacía parecer un cerebrito amargado y con mala uva.

<<Este tío tiene un serio problema>>

Y más pensé eso cuando apareció en su mano un bloc de notas con calculadora integrada.

—El viaje son cinco mil platines, más un 23% por IVA y un 41% extra por un azafato especial a su servicio... Y, por supuesto, esto sin sacar los nuevos impuestos del Rey para la caza de elefantes...

<<¿Que azafato?>>

—¡No tengo tanto dinero! —se quejó el pato cayendo el el "juego" de Ivan. Había que ser tonto para hacerlo.

—Entonces lo mejor que puede hacer es abandonar este avión.

—Está bien, cuac... ¿Os vale con dos mil platines y las llaves de nuestra arma secreta?

—Oh, sí, por supuesto.

Abrí la boca como un buzón. De hecho, estoy seguro que me tragué una mosca en ese instante que provocó que empezase a toser. ¿En serio nos iban a dar su arma secreta? ¿Que sería? ¿Un Robot gigante como el de aquella película llamada Pacific Rim? Oh, joder. ¡Un robot gigante sería la hostia!

Ivan no se cortó un pelo y cogió todo el dinero como si la vida dependiese de ello.

—Bien, bien. ¡Por cierto, ha llegado a su destino!

Y por fín hizo lo que le pedí. Empujó al pato mutante idiota cayendo hacia el suelo -obvio- donde sus tropas le esperaban. ¿Con qué cara se quedarían al saber que teníamos su arma secreta?

—Hey, Ivan —traté de llamar la atención del chaval—. Creo que deberíamos buscar esa "arma secreta". ¿Crees que en algún mapa de la ciudad venga algo como "Bunker ultra secreto"? —aquello lo dije mientras las alas desaparecían en medio del aire sin que yo me diese cuenta.

[Soul Artist]

Preciosas llaves, preciosas. Las agité delante de mí, deleitándome con el sonido que producían al chocar entre ellas. ¿Qué más daba la utilidad que tuviesen en el futuro? ¡Lo interesante era su tintineo, no los secretos de un ejército!

—Hey, Ivan.

—¡Ujujú! ¡Llaves bonitas, llaves bonitas!

—Creo que deberíamos buscar esa "arma secreta".

—¡Jiji! ¡Llaves, wiijiii!

—¿Crees que en algún mapa de la ciudad venga algo como "Bunker ultra secreto"?

—¡Súper llaves! ¡Súper divertidas!

Y entonces, la gravedad nos derrotó.

Las alas de Ragun desaparecieron tal y como vinieron, teniendo que enfrentarnos a una fuerza superior a nuestros niveles. Mi compañero cayó el primero, comiéndome su culo en mi cara; asustado, clavé el filo de las llaves en su pierna como venganza.

Caímos en una calle alejada de la ciudad, con el ejército a apenas unas manzanas de nosotros. Mi cuerpo se vio aplastado por el pesado y poco atlético ser llamado Ragun, mientras mi rostro se veía sin aire al estar metido entre sus dos nalgas. Cuando pude liberarme de su prisión mis ojos estaban desencajados, intentando recobrar el sentido.

Y entonces lo vi. Un mapa gigante de la ciudad que no señalaba nuestra ubicación, pero sí la de un búnker ultra secreto de armas del ejército para casos de emergencia.

—¡Mira, Ragun! ¡Quién lo iba a decir!

[Sombra]

Ivan y yo acabamos cayendo inevitablemente y no pude crear unas alas nuevas lo suficientemente rápido como para evitar el golpe que vino a continuación. Fue peor que la resaca posterior a la cogorza de fin de año en Ciudad de Paso de la que ya no recordaba nada excepto a mí en gayumbos bañándome en la fuente del Distrito 2.

Caí con la cara sobre el suelo de tierra y con una posición que no sabía si llamar ridícula o sugerente cuando noté algo por detrás. La cara de Ivan se había estrellado contra mi culo de pleno. Me habría reído si no fuese a mí a quien le había pasado, además estaba más concentrado en no pensar en lo mucho que me dolía la cara, ya no solo era que posiblemente mi craneo estuviese desfigurado hasta límites insospechados gracias a... lo que fuera, no sabía que había pasado exactamente.

Y entonces, noté como en mi pierna se clavaba algo poco afilado y por tanto mucho más doloroso de lo que debería ser en realidad. Solté una lagrimilla conteniendo un alarido de dolor y giré la cabeza en dirección a Ivan, que me había clavado unas llaves por algún motivo. Sentía la extraña necesidad de patearle los huevos como haría cualquier mujer a un cabronazo de tal envergadura... si no lo habían hecho ya antes, por supuesto. En ese caso, además de agradecer a esa persona y dedicarle un altar le daría esa patada que tenía tantas ganas de darle.

—¡Mira, Ragun! ¡Quién lo iba a decir!

—Oh, sí —dije con rabia antes de... efectivamente, darle un rodillazo en una "zona que haría que sufriese bastante".

Me giré hacia el mapa que Ivan había señalado. Aunque no aparecía nuestra hubicación no haría mucha falta saberlo, teniendo en cuenta lo que habíamos visto hasta aquel momento lo más seguro es que pudiésemos hacer una buena deducción... Y sí, por ridículo que sonase en el mapa venía marcado con grandes letras rojas en puro Comic Sans "Bunker ultra secreto". Eran idiotas.

Cogí el móvil y le saqué una foto al mapa para tenerlo a mano en todo momento. Ya descubriríamos en un rato donde estábamos.

—Cuando te recuperes de eso nos vamos —no tuve piedad—. Los soldados vendrán a por nosotros en cualquier momento y no me apetece estar aquí para ese entonces.

[Soul Artist]

Retorcerse en el suelo de dolor nunca es divertido. Las imágenes de una malvada Fátima con los ojos intentando salir de sus órbitas y riendo como una loca mientras me golpeaba la Zona Sagrada vinieron a mi mente cuando Ragun acarició con su pie el mismo lugar. En un principio fue agradable, y en el siguiente instante, dolor en su máximo esplendor.

Di vueltas en el suelo protegiéndome Mi Excelencia, con las lágrimas corriendo por mis mejillas. El dolor, señor: el dolor.

—Cuando te recuperes de eso nos vamos

—¡Eres un hijo de...!

—Los soldados vendrán a por nosotros en cualquier momento y no me apetece estar aquí para entonces.

—¡Ojalá te viole Gárland...!

Me levanté del suelo y clavé mis ojos llenos de ira en Ragun. Aparté mi mirada de él, indignado, y me dediqué a observar a mi alrededor, buscando alguna pista de hacia donde ir. Había una pastelería a mi izquierda, una tienda de videojuegos a mi derecha, un búnker ultra secreto con un cartel luminoso gigante encima de él indicando su ubicación delante de mí...

—Tú dirás adónde ir, capullo.

[Sombra]

—¡Ojalá te viole Gárland...! —exclamó rabioso a lo que solté una risa burlona.

—¿Ese debilucho? No sabría ni hacer la "o" con un canuto —por supuesto, recordaba la aplastante victoria de Fyk y mía contra aquel pseudo guerrero que dos simples aprendices habían derrotado. Me apostaba un brazo a que todo su supuesto poder no eran más que exageraciones.

Ivan me miró furioso todavía dolorido, se lo merecía. A mí también me dolía el precioso agujero que me había hecho con aquellas llaves y no me quejaba. Mi pierna tenía poco de cerradura que yo supiese.

—Tú dirás adónde ir, capullo —señaló a varios lugares. El primero era una pastelería no muy llamativa a su izquierda, una preciosa tienda de videojuegos a la derecha y finalmente de frente un enorme búnker con un cartel luminoso que rezaba: "Búnker ultra secreto, no pasar".

—Sé que me llamarás loco... ¿Pero que me dices si vamos a la tienda de videojuegos primero?

[Soul Artist]

—Sé que me llamarás loco... ¿Pero que me dices si vamos a la tienda de videojuegos primero?

—¡Yo prime!

Empujé a Ragun y me lancé al interior de la tienda de videojuegos. Di saltitos sobre la alfombrilla de la entrada y me dirigí a las figuritas de Disney Infinitivo, el videojuego de figuritas interactivas que hacía poco acababa de salir. Pegué mi rostro contra el cristal para ver los increíblemente detallados modelados del Rey Mickey, el Pato Dolan y el Flan Gigante.

Pero mis ojos brillaron de forma especial al ver la mejor y mayor figura que podían arrojarme a la cara: un Ronin con su Llave Espada al hombro, invitándome a comprarle con la mano. Di palmadas con las manos y lo señalé, mirando a Ragun.

—¡Mira, Ragy, mira! ¡Una figura edición limitada de Ronin para el Disney Infinitivo!

Y fuera, mientras tanto, un tentáculo gigante destruyó un edificio frente a la tienda, intentando ganar mi atención. ¿Pero a quién le importaba un molusco gigante en un momento como aquel?

[Sombra]

—¡Yo prime! —exclamó completamente entusiasmado apartándome de un empujón del que solo pude soltar otra lagrimilla del dolor por culpa de la "cerradura" de mi pierna. Hice una sonrisa condenadamente forzada aguantando el dolor como todo un machote antes de entrar también.

Lo primero que vi al pisar la alfombra de la entrada fue grandes carteles anunciando el juego que acababa de salir hacía poco llamado Disney Infinitivo, también había uno que llamó mi atención llamado Mitad de Vida 3, un juego en primera persona donde una palanca mutante trataba de escapar de unos tipos malos. Me sorprendí al ver ese juego dado que no recordaba a la compañía que sacaba la saga Blalve anunciarlo. Pero por fin estaba confirmado para dentro de poco.

Cogí la caja de un videojuego muy conocido para la Noentiendo Tri-di llamado Monstruo de Bolsillo - Prepare to die edition con curiosidad. Tal vez debía comprarmelo dado que tenía algunos de aquel tipo en mi habitación y me habían gustado mucho.

—¡Mira, Ragy, mira! ¡Una figura edición limitada de Ronin para el Disney Infinitivo! —exclamó Ivan ilusionado. Giré la cabeza hacia mi derecha para ver a Ivan señalando una caja con una figurita del Maestro Ronin con su llave espada al hombro y con una expresión de que se estaba echando unas buenas risas. Con la boca tan abierta se le iban a meter moscas.

—¿No prefieres una de Lyn? —pregunté cogiendo una que estaba algo oculta tras la figura de un flan con un dibujo de una cara sádica—. Mira, creo que se le puede ver por debajo de esa falda-armadura —giré la caja tratando de ver lo fiel que resultaba ser la figura. Al momento se escuchó un rugido que hizo que me pensase dos veces hacer aquello por si la figura cobraba vida y me mataba más que nada.

Justo en ese momento, el edificio de al lado fue derribado por un enorme tentáculo que salvo que estuviésemos en R´lyeh y no me hubiese enterado no podía ser de otro más que del de el supremo amo y señor de todos nosotros: Helix.

—¡Ivan! —exclamé otra vez—.Vayamos a aquel extraño edificio de antes que parecía un búnker. Sospecho que podría haber algo ahí que nos ayudase a derrotarlo y juro que no estoy haciendo metagaming.

[Soul Artist]

—¡Ivan! —gritó Ragun, intentando distraer mi atención de la maravillosa figura de Ronin—.Vayamos a aquel extraño edificio de antes que parecía un búnker. Sospecho que podría haber algo ahí que nos ayudase a derrotarlo y juro que no estoy haciendo metagaming.[/quote]

—¡Espera! ¡Tengo que comprar esto!

Cogí la figurilla del Disney Infinitivo y la acerqué al mostrador con una sonrisa de oreja a oreja, donde el dependiente me observó aburrido y cansado. Pasó a Ronin por el lector de código de barras y el precio apareció en la caja expendedora a su lado.

—Son 10.000 platines... —señaló el dependiente con voz de zombi.

—¡Pero qué robo es este! ¡Si es sólo una figurita!

—Pagará en efectivo o con tarjeta...

—¡Ragun! ¡Vuelve aquí, me debes aún 15.000 platines de aquella partida de Monopoly!

Seguí a mi compañero a la salida de la tienda, dispuesto a cobrarme el dinero que me debía. Y nada más alcanzarle en la puerta, un tentáculo gigante aplastó el edificio donde se vendía la única, exclusiva y preciosa figurita de Ronin.

Mi corazón, roto en mil pedazos.

[Sombra]

—¡Espera! ¡Tengo que comprar esto! —me gritó cuando me vio dirigirme a la salida. Le hice un gesto con la mano indicándole que se apurase.

—Son 10.000 platines... —escuché decir al dependiente con una voz tan monótona que me hizo pensar que no le debía gustar demasiado su trabajo.

—¡Pero qué robo es este! ¡Si es sólo una figurita!

—Pagará en efectivo o con tarjeta... —continuó ignorando la protesta del pobrecillo Kit.

—¡Ragun! ¡Vuelve aquí, me debes aún 15.000 platines de aquella partida de Monopoly! —exclamó siguiéndome hacia el exterior.

—Pero si te lo pagué aquella vez en Ciudad de Paso cuando fuimos con Nadhia —respondí rechazando el darle ni uno solo de mis queridos platines.

En ese momento, otro enorme tentáculo se estrelló contra el edificio aplastándolo sin piedad alguna y llevándose en el proceso la vida del pobre dependiente con horchata en las venas. Otro nuevo tentáculo empezó a levantarse y a agitarse peligrosamente sobre la calle en la que nos encontrábamos. Tragué saliba viendo como podría acabar todo eso.

—Ivan, nunca te lo he dicho. Pero si morimos sepas que... siempre has sido especial para mí. Desde la primera vez que te vi sentí que... —me detuve en seco—. ¡Qué cojones, corre perdigón!

[Soul Artist]

Lord Helix estaba demasiado cerca. Íbamos a perecer aplastados por su gigantesco cuerpo, controlado por Yellowcat, encima del caparazón del monstruo. Este agitaba sus brazos, alegre por haber encontrado su nuevo patio de recreo.

Ragun veía la situación como yo: era el fin. Jamás saldríamos vivos de aquella situación, no viviríamos lo suficiente para llegar a la Tercera Saga de nuestro manga favorito. Cerré los ojos, dando toda la situación por perdida: se acabó.

Y entonces, mi amigo de toda la vida me tomó del hombro. Mis ojos brillaron al encontrarse con los suyos.

—Ivan, nunca te lo he dicho. Pero si morimos sepas que... siempre has sido especial para mí. Desde la primera vez que te vi sentí que...

—¿Que...?

Por fin lo iba a decir. En la mayor situación crítica de todas, el corazón de Ragun y el mío se encontrarían una vez más: se revelarían como lo que eran, y sus sentimientos se encontrarían. Lo mejor era aceptarlo con una sonrisa.

—¡Qué cojones, corre perdigón!

—¡¡De eso nada!!

Me abalancé sobre mi compañero con los ojos rojos y llenos de lágrimas. Le agarré de ambas muñecas y le empujé contra el suelo, sentándome sobre su cintura para retenerle por completo. Basta de huidas: era el momento de afrontar la verdad.

—¡Ragun! ¿Confías en mí?

El tentáculo de Lord Helix que ya había aplastado dos edificios se levantó sobre nosotros, tapando la luz del sol. En unos pocos segundos haría con nosotros lo mismo que con todos los demás: puré de patatas.

Pero sólo podía pensar en una cosa.

—¿¡Confías en mí!?

Y era lo más importante del universo en aquel momento.

[Sombra]

—¡¡De eso nada!!

No pude esquivar a Ivan, que se lanzó contra mí haciéndome caer de espalda apresándome con sus manos y sentándose sobre mí. Aparté la cara para desviar mi mirada de los ojos enrojecidos del aprendiz.

—¡Ragun! ¿Confías en mí?

—La verdad es que no —admití resentido. ¿Cómo podría confiar en él tras clavarme unas llaves en la pierna?

La sombra del tentáculo que acababa de derribar la tienda de juegos se cernió sobre nosotros. Empecé a agitarme tratando de quitarme de encima a Ivan, como último recurso podía fundirme con las sombras, pero estaba agotado después de haber gastado tanta magia con las alas.

—¿¡Confías en mí!? —repitió no conforme con mi anterior respuesta.

—¡Vale, sí! Confío en ti —dije lo que él quería escuchar con tal de quitarmelo de encima de una vez—. Tenemos muy pocos segundos. ¿Qué es lo que tienes pensado hacer?

Esperaba que fuese algo útil, de lo contrario estábamos bien jodidos e incluso utilizando mis habilidades no sabía si sería suficiente. Si el suelo en el que estaba fundido se partía... No sabía que podría suceder.