[El Bosque de los Cien Acres] Pequeños Maestros

[Tidus Cloud]

El gitano se animó al darse cuenta de que su tristeza se debía únicamente a un pequeño malentendido entre los dos. Curiosamente en realidad los dos estaban deseosos de ser amigos, lo cual provocó que Bavol sonriera bobaliconamente casi sin darse cuenta. Al final conseguir lo que quería era más fácil de lo que él creía.

—Te lo acabo de pedir —Bavol acercó su mano al rostro de la muchacha para ayudarle a limpiarse de las pocas lágrimas que aún le corrían por el rostro—. Parece como si me estuvieras pidiendo salir.

—¿Pidiéndote salir? Mmm… —Bavol se quedó mirándola fijamente mientras una cuestión revoloteaba por su mente—. Eh, Aru, ¿eso es lo de los novios, no?

Pese a que no fuera totalmente inocente a la existencia del amor y de los romances, el niño no estaba muy puesto con aquellos temas. Podría decirse incluso que se le daban bastante mal aquellos temas, ya que supuestamente tenía una pequeña novia oficial en París que llevabas meses sin visitar y sin tener noticia el uno del otro.

A veces se preguntaba si habría sido buena idea quedar con Chloé como novio para después tener que marcharse tan lejos. ¿Seguiría esperándolo la pequeña? ¿Acaso podría decirse que aún erana novios? No estaba seguro, pero tampoco es que se atreviera a viajar hasta la Cité para volver a visitar a todos los seres queridos a los que dejó de una forma tan repentina.

Había intentado hablar de este tema con otros Aprendices, pero unos tampoco entendían mucho sobre este tema y otros tampoco es que le ayudaran mucho con sus respuestas. Quizás su nueva amiga sí supiera algo útil y práctico sobre ese tema.

—Aru… ¿tú… tú… tienes, ya sabes… un… un novio? —se atrevió a preguntar finalmente un tanto sonrojado.

[Aru]

—¿Pidiéndote salir? Mmm… —me miró fijamente como si algo le hubiera extrañado—. Eh, Aru, ¿eso es lo de los novios, no?

¿Qué? ¿Bavol no sabía el significado de aquella frase? Eso dejó a Aru un poco extrañada, ya que, si no recordaba mal, entre la broma que le hizo a Bavol, él gritó algo de que ya tenía una… y la verdadera pregunta que esta muchacha se hacía así misma… ¿¡Tenía una novia sin saber lo que aquello significaba!?

—Sí, salir con alguien o pedirle salir es cuando tú decides declarar tu amor a esa persona y pedirle formar parte de tu vida de manera oficial con el título de ‘’novio o novia’ ’—explicó Aru mirando a Bavol mientras seguía un poco extrañada.

Aquella escena le recordaba a ‘’la charla’’ que la mamá de Aru le dio cuando tenía quince años. Sí, la vergüenza seguía en ese mismo tema, pero ya ella era mayor y no era lo mismo explicarlo que explicárselo a otra persona. Finalmente, llegó a la conclusión de que no le importaría darle ‘’la charla’’ a Bavol si eso podría ayudarle en su ‘’relación’’.

—Aru… ¿tú… tú… tienes, ya sabes… un… un novio? —preguntó Bavol con voz temblorosa y nerviosa.

La muchacha no se esperaba tal pregunta, era verdad que Aru sabía del tema, pero nunca había experimentado algo tan poderoso como el amor hacia otra persona, sin ser el amor hacia sus padres, puesto que el tener que trabajar en la tienda de la familia no le dejó mucha libertad para empezar un romance adolescente.

—Pues… no la verdad, nunca he tenido a nadie en ese sentido, no porque yo no quisiera, sino porque nunca creí que alguien pudiese enamorarse de alguien como yo… además, ya sabes —Aru se calló mientras se ponía roja y miraba a Bavol sin pestañear —. No he tenido tiempo ni muchos amigos, así que no sé igualmente como se siente alguien enamorado, es decir, mi madre me lo ha explicado pero… no es lo mismo que te lo expliquen a realmente sentirlo… ¿te gustaría que te lo explicase? o... ¿es que con esa pregunta te me estás declarando? —bromeó Aru acariciándole el pelo al gitano.

[Tidus Cloud]

Bavol escuchó atentamente las palabras de su nueva amiga. Por fin había encontrado a una persona que parecía dominar bien aquel tema y que estaba dispuesta a explicarle claramente las cosas. Si aprestaba atención conseguiría aprender de una vez por toda todas aquellas cosas que se escapaban de su compresión.

—Pues… no la verdad, nunca he tenido a nadie en ese sentido, no porque yo no quisiera, sino porque nunca creí que alguien pudiese enamorarse de alguien como yo… además, ya sabes —contestó Aru a la pregunta de si tenía novio. Entonces, el gitano se dio cuenta de que la joven le miraba demasiado con un cierto rubor pintado en sus mejillas—. No he tenido tiempo ni muchos amigos, así que no sé igualmente como se siente alguien enamorado, es decir, mi madre me lo ha explicado pero… no es lo mismo que te lo expliquen a realmente sentirlo… ¿te gustaría que te lo explicase? o... ¿es que con esa pregunta te me estás declarando?

Bavol hizo una mueca cuando Aru le volvió a revolver el pelo, ¿cuándo aprendería de una vez por todas que aquello le molestaba bastante? Sin embargo, prefirió dejarlo pasar por aquella vez, ya que se acababan de reconciliar y no era cuestión de estropearlo.

Además, la Aprendiza le acaba de ofrecer explicarle todo aquel asunto, así que era su oportunidad para aprender un poco más y tenía que aprovechar la ocasión.

—No, no es que me esté declarando, no era esa mi intención —aclaró Bavol rápidamente— Y sí, me gustaría mucho que me explicaras bien estas cosas… ¡Tengo una idea! Si no recuerdo mal, tú querías aprender a hacer magia, ¿verdad? Pues creo que podría echarte una mano con tu primer hechizo si tú me hablas un poco más de esto del amor.

Bavol se extendió bien por el suelo e hincó sus codos en el suelo apoyando su cabeza entre sus manos. Lo más curioso es que casi sin darse cuenta el gitano comenzó a juguetear con las piernas en el aire a causa de la emoción.

[Aru]

—No, no es que me esté declarando, no era esa mi intención —dijo Bavol — Y sí, me gustaría mucho que me explicaras bien estas cosas… ¡Tengo una idea! Si no recuerdo mal, tú querías aprender a hacer magia, ¿verdad? Pues creo que podría echarte una mano con tu primer hechizo si tú me hablas un poco más de esto del amor.

Bavol había propuesto a Aru un intercambio valioso de información, estaba claro que iba a aceptar, pero… ¿Podría enseñarle el verdadero significado de lo que a esa poderosa palabra se refiere? ¿Cómo poder explicar el significado de un sentimiento sin dejarse nada importante atrás? Estaba claro que Bavol no podía entender una explicación complicada, así que Aru pensó bastante cómo podría enseñarle.

Aru asintió a la propuesta de Bavol con la cabeza, suspiró, y dijo:

—El amor es algo complicado, empezaremos por algo básico y sencillo… ¿has sentido alguna vez la necesidad de proteger a alguien que consideras importante pase lo que pase? Eso, es amor… pero podrías sentir eso también por un amigo simplemente porque no solo se quiere a alguien de forma romántica, sino de forma familiar, como a un hermano —la muchacha cogió un poco más de aire y continuó.

» Respecto al sentimiento de amor romántico… aquí viene lo complicado, a decir verdad uno nunca puede estar seguro de si está enamorado o no. Es como una montaña rusa, a veces estás en la cima, contemplando lo lindo que es el cielo, pero cuando bajas sientes un terrible miedo hasta pensar en que podrías morir. El amor es una lucha entre la felicidad y el miedo, es como la luz y la oscuridad. Ya sabes, la luz no podría existir sin la oscuridad y viceversa…

» No estoy diciendo que necesariamente todo siempre vaya a ir mal o bien, simplemente eso depende de la pareja, cada uno debe esforzarse para que salga bien, ambos deben dar el mismo interés, sino… uno de los dos acabará llorando y sufriendo. Eso, mi querido Bavol, es el amor.

[Tidus Cloud]

Bavol comenzó a escuchar la explicación de su amiga Aru con sumo interés. Primero, asintió a las sencillas preguntas que le hizo la aprendiza, después empezó a fruncir el ceño cuando la joven se adentró en lo que era el amor romántico y finalmente acabó con los brazos cruzados mientras le miraba desconcertado cuando la chiquilla terminó la explicación.

—Eso, mi querido Bavol, es el amor.

—Pues no he entendido nada de nada —se sinceró Bavol intentando enlazar todas las ideas que había ido lanzando— A ver si eso del amor es demasiado complicado para mí… ¿Y qué es eso de una montaña rusa? —preguntó con curiosidad. Jamás había visto una y tampoco había oído hablar de algo así en su vida—. ¿Es una montaña de otro reino? ¿Y qué tiene eso que ver con el amor?

Bavol cerró los ojos mientras meditaba todo lo que le había intentado transmitir la muchacha. Finalmente, negó con la cabeza al llegar a la conclusión de que aquello era imposible de entender. Lo mejor sería pasar a otro tema, ya que al fin y al cabo parecía que no iba a sacar nada claro si seguían hablando de amor.

—Bueno, da igual —concluyó el gitano—. Habíamos hecho un trato, así que supongo que tengo que cumplirlo… aunque tu explicación no me haya ayudado mucho. Venga, ponte de pie.

El joven se puso en la posición adecuada para comenzar con las clases de magia. Con un movimiento de mano le indicó a Aru que también se pusiera de pie y que se mentalizase para iniciar la lección.

—A ver, ¿qué sabes hacer de magia? Intenta hacer algo.

[Aru]

Tras su larga explicación, el pequeño Bavol se veía más confuso que cuando Aru no le había explicado nada, y al parecer en su mundo no había montañas rusas, por lo que sin quererlo, Aru había confundido aún más al gitano, así que para responder a todas sus preguntas Aru sonrió y le dijo:

—Lo entenderás cuando llegue el momento, no te preocupes aun por eso, ¿vale?

Tras aquella gran sonrisa de Aru una pequeña decepción brotaba su interior, ella quería ser la primera que pudiese enseñarle a Bavol el significado del amor, pero al parecer no pudo ser posible.

—Bueno, da igual —dijo el chico—. Habíamos hecho un trato, así que supongo que tengo que cumplirlo… aunque tu explicación no me haya ayudado mucho. Venga, ponte de pie.

Tras escuchar la orden de Bavol, la muchacha se levantó firme y alzando su cabeza en frente, como si de una soldado se tratase, Aru adoptó la postura de un militar para mostrar que la cosa iba en serio.

—A ver, ¿qué sabes hacer de magia? Intenta hacer algo —exigió el gitano con una mirada clavada atenta a Aru.

Entonces Aru alzó su mano e invocó a su llave espada, tras ésta aparecer en su mano, la joven sintió la fuerza y confianza que su querida compañera de combate le estaba transmitiendo por su brazo. Tenía claro lo que tenía que hacer y lo que quería que ocurriese, Aru finalmente, estaba lista.

—¡PERCEPCIÓN! —gritó la chica apuntando hacia delante.

Pero decepcionadamente, lo único que salió de su llave espada fue un humillo desconsolante...

[Tidus Cloud]

Aru invocó su Llave Espada obedientemente y se preparó mentalmente para lanzar su hechizo. El gitano la miró intrigado a la espera de saber si conseguía conjurar algo o no.

—¡PERCEPCIÓN! —Bavol retrocedió hacia atrás ante el chillido de la joven.

Pese a que la chica le puso todas sus ganas, no logró nada. El gitano no entendía cuál era su problema, ella debía de tener las mismas capacidades que el resto de Aprendices de Tierra de Partida.

—No sé qué te pasa —confesó el gitano—. Alguna vez he escuchado que no a todo el mundo se le da igual de bien la magia… Mm, quizás tú seas una de esas personas que no tiene nada de afinidad con la magia.

Era tan solo una broma, pero ya se imaginaba la cara de la sensible joven al escuchar aquellas palabras. No había mejor lugar que El Bosque de los Cien Acres para aprender a lanzar un hechizo, así que debían aprovechar aquella oportunidad. Tenía que darle otro enfoque…

—Quizás el problema es que gritas mucho, pero no te concentras —le explicó Bavol dándose unos toquecitos en la cabeza— Aquí la magia fluye por todas partes. Tienes que SENTIRLA, Aru, como si fuera la sangre de tu cuerpo, ¿me entiendes?

—A lo mejor necesita comer un poquito de miel —dijo Winnie de pronto. Al gitano se le había olvidado por completo que aún seguía ahí encerrado en el interior del tronco.

Entonces, una idea le vino a la mente al pequeño gitano.

—¡Ah, es eso! ¿Aún no has probado la deliciosa miel de este mundo, verdad? —preguntó Bavol y a continuación le indicó con el dedo que se acercara como si le fuera a contar un secreto—. La miel tiene poderes mágicos. Si pruebas un poquito, conseguirás ser muchísimo mejor en todo: serás más guapa, más lista, incluso se te dará mejor esto de los hechizos… ¿Por qué crees que El Bosque de los Cien Acres es el mejor mundo para practicar?

[Aru]

La cosa no salió como la muchacha esperaba, aunque hubiera sentido la magia, la fuerza y la sensación de fortaleza, su hechizo no apareció ante ellos dos.

—No sé qué te pasa —susurró el muchacho—. Alguna vez he escuchado que no a todo el mundo se le da igual de bien la magia… Mm, quizás tú seas una de esas personas que no tiene nada de afinidad con la magia —respondió Bavol al amago de hechizo de Aru.

La chica miró a los ojos del gitano y agachó la cabeza en señal de que aquellas palabras hirieron sus sentimientos, ¿era verdad que podría ser que Aru no podría hacer magia bien? Eso sería algo tan tormentoso que la pobre chiquilla no podría aguantar.

—Quizás el problema es que gritas mucho, pero no te concentras —dijo Bavol—. Aquí la magia fluye por todas partes. Tienes que SENTIRLA, Aru, como si fuera la sangre de tu cuerpo, ¿me entiendes?

¡Pero si justamente es lo que Aru hacía! Ella se sentía completamente concentrada, y sentía fluyendo dentro de sí la magia, entonces… ¿Qué podría ser lo que faltaba al ataque mágico de la chiquilla?

—Bavol, no creo que sea eso, yo podía sentir la magia, la fuerza y todo lo demás, no sé por qué no funcionó, quizás mi llave esté estropeada… —frunció el ceño mientras miraba su espada enfadada.

Aru no era de esas chicas que aceptaban la derrota tan fácilmente, pero odiaba quedar en ridículo delante de la gente que le importaba.

—A lo mejor necesita comer un poquito de miel —dijo el oso que seguía dentro de aquel árbol.

¿¡MIEL!? ¿Quizás la respuesta a todas aquellas incógnitas que buscaba Aru fuera simplemente que le faltaba nutrirse mejor? Eso era imposible, un néctar no podía volverla más poderosa.

—¡Ah, es eso! ¿Aún no has probado la deliciosa miel de este mundo, verdad? —preguntó Bavol mientras le hacía un gesto con el dedo—. La miel tiene poderes mágicos. Si pruebas un poquito, conseguirás ser muchísimo mejor en todo: serás más guapa, más lista, incluso se te dará mejor esto de los hechizos… ¿Por qué crees que El Bosque de los Cien Acres es el mejor mundo para practicar?

Al final si iba a resultar de que aquella miel podría hacer de Aru una poderosa ‘’maga’’ que pudiese controlar la magia como cualquier otra persona, y con los ojos iluminados miró a Bavol como si aquellas palabras del gitano hubieran encendido la luz de esperanza que a Aru se le había fundido.

—¡¿De verdad podré hacer magia solo comiendo miel?! —dijo la muchacha emocionada mientras corría a abrazar a Bavol como gesto de felicidad incondicional.

Después de abrazar al gitano, asomó la cabeza dentro de aquel árbol que estaba lleno de miel y en el que estaba metido el oso. Luego con un dedo chupó aquel azucarado manjar.

[Tidus Cloud]

—¡¿De verdad podré hacer magia solo comiendo miel?! —volvió a chillar la Aprendiza mientras le apretujaba entre sus brazos.

—Eh… sí, sí, c-claro… —aseguró el gitano siendo consciente de que la cosa no funcionaba exactamente así.

Aru metió la cabeza dentro del árbol dispuesta a probar un poco de esa miel con la esperanza de desarrollar sus habilidades mágicas. Mientras ella estaba ocupada, Bavol se percató de que estaba demasiado inclinada hacia el interior del tronco dejando el culo demasiado en alto. Era su amiga, pero el pequeño no podía resistirse a aquella oportunidad cuando lo tenía todo a punto, de manera que el gitano levantó un poco su pierna y la apoyó encima del culo de la joven.

—Quizás deberías comer un poquito… más —concluyó el gitano dándole el golpecito con la pierna que necesitaba la joven para que cayera al interior del árbol.

Bavol no pudo evitar comenzar a reírse cuando observó a la joven empapada de miel de pies a cabeza. Winnie se sobresaltó al ver que la chica se cayó de pronto sobre él, pero al instante se tranquilizó, soltó también otra risilla y alargó su brazito para coger la miel que había en la cabeza de Aru y metérsela en la boca.

—Qué rica está esta miel —afirmó felizmente el oso amarillo.

—Bueno, ¿qué, ya has tenido suficiente miel? —bromeó Bavol soltando una risa—. Anda, sal de ahí y vuelve a intentarlo.

Una vez la joven saliera del árbol, Bavol con un gesto le indicó que volviera a posicionarse como antes y se preparase para intentar lanzar un nuevo hechizo.

—¿Qué tal si esta vez pruebas con algo más simple? Creo que con que consigas lanzar un pequeño Piro estará bien. Y recuerda, SIENTE la magia.

[Aru]

—Quizás deberías comer un poquito… más —finalizó el gitano mientras empujaba a la muchacha dentro del árbol.

Ese maldito niño había vuelto a hacerle una jugarreta a la pobrecita Aru, que sin quererlo ni beberlo se había llenado de miel de los pies a la cabeza. Levantándose como pudo, Aru se limpiaba la miel que le cubría la cara y miró con los brazos cruzados a Bavol, mientras a la vez le lanzaba miradas amenazantes.

—Bueno, ¿qué, ya has tenido suficiente miel? —dijo Bavol soltando una risa—. Anda, sal de ahí y vuelve a intentarlo.

Entonces Aru intentó salir como pudo, mientras pequeñas ramas, piedras, y follaje se le pegaban en medio del camino. Era verdaderamente molesto caminar con toda esa pegajosa miel encima…

—¿Qué tal si esta vez pruebas con algo más simple? Creo que con que consigas lanzar un pequeño Piro estará bien. Y recuerda, SIENTE la magia.

¿Un nuevo hechizo? ¡Pero si casi no podía caminar con tanta miel que tenía encima! Parecía un monstruo de lodo, pero de miel…

—Hmmm, se me ha ocurrido un nuevo hechizo bastante efectivo —sonrió Aru mientras se daba la vuelta, cogía un poco miel que había en todo su cuerpo y se lo lanzó en la cara de Bavol.

Se acercó a él, y le susurró:

—La venganza es un plato muy dulce —finalizó Aru con un guiño de ojo mientras le limpiaba para no volver a crear mal ambiente.

Dejando a un lado la tontería, Aru se puso en posición, alzó la mano e invocó su llave espada, y con los pensamientos fijos de su objetivo, Aru cerró los ojos y formuló un Piro.

—Piro —susurró la joven recordando que tenía que gritar menos y sentir más, y al abrir los ojos, descubrió una pequeña llama salir de su llave espada, ¡LO HABÍA LOGRADO!

Tras ver que había podido hacer magia, a la pequeña se le cayó una pequeña lagrimilla por el ojo izquierdo.

—Gr-gracias Bavol, todo ha sido gracias a ti… —dijo mientras se limpiaba las lágrimas de emoción que brotaban de sus sonrojadas mejillas.

[Tidus Cloud]

—Hmmm, se me ha ocurrido un nuevo hechizo bastante efectivo

—¿Un hechizo muy efectivo? No, primero tienes que…

No pudo terminar la frase. De pronto, un pegote de miel impactó de lleno en su cara, lo cual lo dejó durante unos segundos en shock. Cuando volvió en sí, descubrió que aquello había sido la pequeña venganza de la Aprendiza.

Al gitano le gustaba mucho más gastar bromas que recibirlas, incluso podría decirse que en realidad no soportaba en absoluto convertirse él en la víctima. Así que Bavol estuvo a punto de chillarle que era una desagradecida y que no sabía apreciar su ayuda; sin embargo, decidió detenerse cuando la joven comenzó a limpiarle sin mediar palabra.

—Ya… ya te enterarás —musitó intentando expresar su enfado.

No obstante, después de haberse hecho su amigo y ahora que la miraba directamente a los ojos mientras ella le limpiaba, le costaba enfadarse de verdad, incluso le entraban ganas de reírse y continuar con aquella guerra de miel. Pese a todo, no iba a reconocerlo delante de ella, prefería seguir haciéndose el afligido.

A continuación, Aru se colocó en posición para intentar conjurar de una vez por todas su primer hechizo. A diferencia que en la anterior ocasión, esta vez la Aprendiza debió de concentrarse lo suficiente para conjurar un Piro, hecho ante el que la muchacha se emocionó.

Bavol también estaba bastante contento con aquel logro. Había conseguido que una novata, que desconocía totalmente el uso de la magia, realizara su primer hechizo. No sólo era un mérito para Aru, sino también para el gitano que había demostrado su valía como profesor.

—Gr-gracias Bavol, todo ha sido gracias a ti… —le agradeció la muchacha limpiándose las lágrimas.

—Bueno, todo todo no… aunque sí una gran parte —afirmó el gitano orgulloso poniendo los brazos en jarra—. Enhorabuena… mi Aprendiza.

Aquel era el motivo por el que se había acercado a ella por primera vez. Nunca había tenido intención de ser cruel con ella ni de gastarle una broma demasiado pesada, todo aquello simplemente se le fue de las manos.

Lo único que quería era practicar cómo sería eso de ser Maestro con una Aprendiza de verdad. Admiraba al Capitán Ronin y quería ser como él en todos los aspectos, así había empezado a anhelar convertirse en Maestro de la Llave Espada algún día. Pero comenzó a ser uno de sus sueños principales cuando conoció al Maestro Akio, tenía que reconocer que le envidiaba en cierta manera. Akio también era un niño como él y aún así ya había llegado a ser un poderoso Maestro de la Llave Espada. ¿Por qué no podía Bavol también a su nivel?

—Oye, Aru, tengo una… eh… una dudilla —le dijo Bavol con un poco de timidez— ¿Tú crees que sería un buen Maestro? No uno de la escuela, sino uno como Ronin o como Kazuki, ¿entiendes?

[Aru]

Tras ver la cara de orgullo y alegría que tenía su compañero Bavol, la peliazul se sintió muchísimo más contenta, no solo lo había logrado, sino también había conseguido que Bavol se sintiera orgulloso de ella, nada podía estropear ese momento.

Entonces, el gitano se acercó a Aru con un poco de timidez y preguntó:

—Oye, Aru, tengo una… eh… una dudilla —le dijo Bavol con tono serio y frágil— ¿Tú crees que sería un buen Maestro? No uno de la escuela, sino uno como Ronin o como Kazuki, ¿entiendes?

Entonces Aru se puso a pensar y pensar, poniendo a la vez pose pensativa mientras Bavol esperaba una respuesta. La verdad es que podría ser que el muchachito tuviese oportunidad de convertirse en Maestro, había enseñado a Aru hacer magia después de todo, quizás él con el tiempo podría convertirse en uno de los grandes.

—Claro, ¿por qué no podrías serlo? Me has ayudado a hacer magia, eso ya es enseñar y tener el papel de maestro.

» Quizás algún día pudieras llegar a superar a mi maestro Kazuki, quizás hasta tu nombre podría ser conocido en todos los mundos… ‘’El gran Maestro Bavol’’ suena bastante bien —finalizó Aru mientras le miraba feliz.

Sí, puede que así Bavol cogería más confianza en sí mismo y pusiera más empeño.

—Recuerda, puedes ser lo que tú quieres ser —afirmó Aru mientras ponía una pose de victoria.

Entonces la pequeña se tocó la barriga mientras se había dado cuenta de que ya era la hora de almorzar.

—Oye… tengo un poquito de hambre, pero no me apetece seguir comiendo miel —susurró la joven

[Tidus Cloud]

—Claro, ¿por qué no podrías serlo? Me has ayudado a hacer magia, eso ya es enseñar y tener el papel de maestro.

» Quizás algún día pudieras llegar a superar a mi maestro Kazuki, quizás hasta tu nombre podría ser conocido en todos los mundos… ‘’El gran Maestro Bavol’’ suena bastante bien.

Bavol sonrió complacido ante la respuesta de Aru y la chavala parecía que no lo decía solamente por ser amable, sino que realmente estaba convencida. El gran Maestro Bavol… sí… sí que le sonaba muy bien y quizás no tendría que esperar demasiado tiempo para que ese título se convirtiera en una realidad.

—Recuerda, puedes ser lo que tú quieres ser.

Bavol se contuvo una risa al ver la ridícula pose que ponía su nueva amiga. Pobrecita, ella era tan inocente. Puede que sí fuera capaz de lanzar algún hechizo, pero aún dudaba de que fuera capaz de afrontar las duras situaciones que implicaba ser Aprendiz de la Llave Espada. Finalmente, llegó a la conclusión de que no tenía por qué destrozarle las ilusiones tan pronto y que era mejor dejarla por el momento.

—Oye… tengo un poquito de hambre, pero no me apetece seguir comiendo miel —Bavol asintió ante la petición de la joven.

—Eh, sí, claro… Quizás podríamos volvernos ya a casa, ¿no? —esperó a que Aru se mostrara conforme y continuó hablando—. Ah, aún no te he contado el truquito para salir de este libro. Estoy seguro de que te gustaría saberlo~ —le insinuó intentando hacerla rabiar un poco.

» Es broma, eh. Mmm, a ver cómo te lo explico. Lo que necesitas es… no sé si lo vas a entender… tener el corazón en paz. Es un poco complicado de explicar, simplemente necesitas estar en calma.

» La primera vez yo lo conseguí durmiéndome bajo un árbol y seguro que contigo también funciona. Además, has conseguido lanzar tu primer hechizo, ¿no es ése una buena razón para tener el corazón en paz? —concluyó Bavol con una sonrisa orgullosa.

Bavol se cruzó de brazos a la espera de que Aru entendiese lo que le había dicho y se acostara en el brazo para intentar dormirse. Una vez lo hiciera, el gitano se acostó junto a ella apoyando su cabeza descaradamente en su regazo y estirando el resto de su cuerpo por la hierba.

—Calma —conjuró el gitano muy bajito para que Aru no le escuchara y cerró los ojos.

Una invisible onda de luz emergió del corazón del pequeño inundando a todos los que se encontraba cerca transmitiéndoles una reconfortadora sensación de paz. Quizás así fuera más sencillo para la joven mantenerse en paz consigo misma y así conseguir volver a Tierra de Partida.

[Aru]

—Eh, sí, claro… Quizás podríamos volvernos ya a casa, ¿no? —se pausó Bavol—. Ah, aún no te he contado el truquito para salir de este libro. Estoy seguro de que te gustaría saberlo~ —contestó con un tono burletero.

Bavol parecía como si estuviera intentando hacer rabiar a Aru, no obstante la chiquilla se mantuvo tranquila y serena esperando con los brazos cruzados a que el gitano se dignase a revelar aquel ‘’misterioso’’ truquilllo.

» Es broma, eh. Mmm, a ver cómo te lo explico. Lo que necesitas es… no sé si lo vas a entender… tener el corazón en paz. Es un poco complicado de explicar, simplemente necesitas estar en calma.

¿Mantener la calma? Eso sonaba bastante fácil, sin embargo le parecía tan sencillo que hasta la pequeña se sintió decepcionada, ¿nada de magia o encantamientos? Pues vaya tontería.

» La primera vez yo lo conseguí durmiéndome bajo un árbol y seguro que contigo también funciona. Además, has conseguido lanzar tu primer hechizo, ¿no es ése una buena razón para tener el corazón en paz? —acabó Bavol con una gran sonrisa.

Sí, la verdad es que no tenía mucha ciencia… Aru no se podía creer que fuese tan sencillo, se lo repetía mil veces cada vez que Bavol le continuaba diciendo que solo necesitaba relajarse un poco.

—Entiendo… solo hay que dormir para salir de aquí e ir a comer —respondió la peliazul

Así que Aru se tumbó junto al árbol mientras observaba como el gitano apoyaba la cabeza en su regazo, era un poco vergonzoso pero si Bavol no le dió importancia, Aru tampoco se la daría, así que simplemente cerró los ojos e intentó conciliar el sueño.

[Tidus Cloud]

Cuando Bavol volvió a abrir los ojos comprobaría que ya no se encontraba en el bosque, sino rodeado de montañas de libros en el interior de la biblioteca. Se acordó de la primera vez que fue al Bosque de los Cien Acres y todo lo que se sorprendió en aquel momento. Ahora todo aquellos viajecitos ya eran una costumbre más para él.

Se levantó de un salto del suelo en el que estaba tirado y se giró hacia su compañera que también se estaba despertando en ese momento.

—¿Qué? ¿Te ha gustado el viajecito? —Bavol esbozó una sonrisa mientras le tendía la mano para ayudarla a levantarse.

Después de ayudarla a levantarse, Bavol se sacudió el polvo de los pantalones mientras pensaba en qué hacer a continuación. Por el momento ya no sabía qué más podía enseñarle a su nueva amiga justo en aquel momento, sobre todo teniendo en cuenta lo novata que era y que, por tanto, no estaría preparada para cosas más avanzadas.

—Vuelve a verme cuando ya puedas salir de Tierra de Partida y nos divertiremos un rato —le dijo el gitano mientras le guiñaba un ojo y se marchaba de la biblioteca.

Sin embargo, una idea se le pasó de pronto por la cabeza, lo cual le hizo detenerse. Aún no se había vengado de la chica por aquel pegote de miel que le había lanzado antes en el Bosque de los Cien Acres y se le acababa de ocurrir una manera de no tener que mancharse las manos.

—Eh, ¿has dicho que tienes hambre, no? —le preguntó Bavol sin girarse hacia ella—. Hay bastantes dulces en la cocina, deberías ir a coger unos cuantos, seguro que a los moguris no les importara… —por poco no le soltó una carcajada al decir aquellas últimas palabras—. Bueno, ya me contarás… mi Aprendiza.

Mi Aprendiza… le gustaba cómo sonaba eso. En el fondo no le había caído mal la chiquilla, que le había dado más esperanzas de las que ella creía en su sueño de convertirse su Maestro. ¿Quién sabía si algún día el pequeño Bavol se convertiría en el Maestro de la novata Aru?

Y si no, siempre habría ganado una amiga. Y todos sabían que para hacerse más fuerte necesitas a tus amigos. O al menos eso había aprendido él en su primera visita al Bosque de los Cien Acres.

Spoiler: Mostrar

Pues nada, último post por mi parte. Aru, siempre decimos que no es nuestro mejor encuentro, pero, bueno, creo que al menos nos lo hemos pasado bien y siempre es un placer rolear contigo.

Y a mis queridos lectores-moradores del chatango les vuelvo a desmentir el AruxBavol (¡qué es un niño!), aunque si les gusta, que no se pierdan la próxima entrega XD