[Especial libre] La mansión encantada

por **Tidus Cloud** » Mié Nov 05, 2014 10:13 pm

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Se acercaba al final, estaba seguro, ya sólo tenía que atravesar aquella última prueba y lo conseguiría. Beber la poción adecuada, atravesar el fuego y escapar de aquella mansión...

Sin embargo, había algo que le perturbaba: fallar implicaba morir.

Bavol rompió la parte final de la nota, aquella en la que decía Con amor. Ronin y se la guardó en su bolsillo a modo de recuerdo. A continuación sujetó el resto del papel entre sus manos temblorosas mientras intentaba asimilar lo que estaba a punto de ocurrir. Frustrado, arrugó la nota y la lanzó contra las llamas.

Se acercó a la mesa con las cuatro pociones mientras se dejaba llevar por sus pensamientos. Había conseguido sobrevivir después de haber pasado todas las puertas e incluso había conseguido algunos caramelos cuando la mayoría había muerto en el camino. ¿Sería aquella también su hora de morir?

Había venido a pasárselo bien, se había disfrazado de su mejor amiga, le habían regalado los caramelos que tanto le gustaban, había conseguido convivir con miembros de Bastión Hueco, había conseguido aprender la tolerancia de un extraño con una fea careta... Había querido tomarse todos los terribles acontecimientos de aquella mansión en broma, intentando no asumir lo que estaba ocurriendo, pero ahora que la muerte se le encara no podía seguir evitándolo.

Agarró uno de los frascos mientras temblaba de puro miedo. Tenía que sobrevivir, tenía que vivir por todos los que habían muerto: Neru, Aru, Jeanne, Light, Fátima, Fyk, el gitano devorado por los cuervos, la atractiva chica del pelo rosa y la sensual enfermera a las que no conocía, pero le hubiera gustado conocer...

Bavol echó un trago y se bebió la poción gris de un sorbo. A continuación, corrió hacia las llamas. ¿Moriría entre las llamas o sobreviviría en honor a todos los caídos?

Era el momento de descubrirlo.

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por **Soul Eater** » Mié Nov 05, 2014 10:20 pm

Quise respirar con alivio en cuanto descubrí que no había nadie al otro lado de la puerta esperando para matarme. Digo "quise", porque en la práctica me fue imposible, ya que empecé a toser de forma incontrolable mientras comenzaba a sentir unas horribles náuseas. Porque fuese lo que fuese ese vapor que salía de un caldero situado en el centro de la estancia, era sin lugar a dudas repugnante... más aún que la visión del maestro de Tierra de Partida en bañador.

Se me vino el mundo encima durante unos momentos, al darme cuenta de que no había ninguna salida. —Voy a morir aquí... asfixiada...— traté de respirar por la boca, sin ser capaz de aceptarlo. A trompicones, me abrí paso hasta el caldero, y observé su contenido con horror mal reprimido. Sin embargo, cuando mis ojos se clavaron en la nota del caldero, recuperé en parte la esperanza.

Tenía una oportunidad de salir de allí. Puede que fuese minúscula, pero existía. Sonreí, mientras cubría mi rostro con las manos para tratar de filtrar el aire que ascendía hasta mi nariz. No tenía ni la más remota idea de brujería, ni de pociones... pero si acertaba, aunque fuera por suerte, me salvaría.

Me acerqué al armario entre arcadas, y lo abrí violentamente. Inmediatamente, las ancas de rana llamaron mi atención. Esa extraña Nanashi de la habitación anterior, también tenía un caldero. Y había echado en él a un... bueno, a un aprendiz de Tierra de Partida, pero previamente transformado en sapo. —No tengáis piedad con los enemigos— nos había dicho.

Era la única pista a la que podía aferrarme. Ranas y sapos no eran muy diferentes para mí, así que si una bruja había usado uno de esos animales en una poción, ¿qué mejor que yo usará otro? A fin de cuentas, los dos eran seres anfibios, viscosos y repugnantes.

Tras tomar el ingrediente con la mano izquierda (pues la derecha estaba muy ocupada sujetando mi cesta de caramelos) corrí hacia el caldero y lo arrojé con fuerza en el interior. —Ojalá te mueras tú— le dije a la nada, con rebeldía, imaginando que ese maestro de Tierra de Partida me estaba oyendo desde alguna parte. Si iba a morir, al menos lo haría jurando venganza... y si sobrevivía... sería demasiado bonito como para pensarlo.

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por **Marioxulo** » Mié Nov 05, 2014 10:59 pm

Nada mas entrar por la puerta, vi a un atractivo mozo enfrente de mi. Luego me fijé bien, y en realidad resultaba ser un espejo donde me veía reflejado. Es mas, toda la habitación estaba recubierta de espejos. Después de dar un par de vueltas desorientado, conseguí ver una nota:

Cuatro caminos, cuatro destinos. Si de la casa de espejos deseas salir, elige el adecuado. Mas...
Uno te llevará a la final.
Uno te salvará, pero perderás algo a cambio.
Dos supondrán tu perdición eterna.

¡Ojalá mueras! Firmado: Ronin.

"Espejos grandes", "Espejos pequeños", "Espejos deformes", y "Espejos malditos". Era lo que se veía delante de cada camino. Tenía que escoger uno de ellos, por lo que parecía decir en la nota, y así lograría llegar al final de esta mansión y conseguir mi ansiado premio.

Así que me puse a pensar. No parecía haber ninguna pista acerca de cual sería el acertado, así que de nuevo me tenía que dejar llevar por mi instinto. Y este señalaba claramente hacia una dirección: los espejos deformes.

—En fin, es hora de acabar con esto —dije mientras ponía un pie en el camino.

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por **Astro** » Jue Nov 06, 2014 12:17 am

Puerta 1
Bavol.

La poción gris fue la elegida.

Y una vez el gitanillo entró en las llamas... Quemaba, quemaba mucho. Pero afortunadamente para él su piel parecía inmune al fuego. Eso sí, su piel: toda su ropa empezó a arder en cuanto hizo contacto, y una vez atravesó la barrera de fuego tendría que tirarse al fuego para apagar lo que quedara de ella.

Desgraciadamente, algo sí que se quemó en el viaje: la cesta con todos los caramelos de Bavol. Se había quedado sin ninguno.

Como algo positivo, la salida estaba abierta. Podía avanzar.

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Puerta 4
Ragun.

La llave del ojo fue la elegida.

En cuanto la introdujo por la cerradura y la giró, se escuchó un sonoro click por toda la sala. Pero la puerta no se abría.

En su lugar, eran las tres escobas las que parecían haber cobrado vida. Danzaron al ritmo de una música inexistente alrededor de Ragun, aparentemente amistosas, pero de repente y sin previo aviso se abalanzaron sobre el aprendiz.

Sin entrar en detalles, lo único que quedó de Ragun fueron los ojos, que fueron colgados en un bonito cuadro en la pared. Harían compañía a las escobas... Para siempre.

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Puerta 6
Lyon.

El camino de los espejos deformes fue el elegido. Por allí, en cada espejo que se mirase Lyon aparecía con una parte del cuerpo deformada para hacerla mucho más grande o pequeña. Divertido, ¿no?

Pero algo extraño sucedía mientras avanzaba. Poco a poco, su cuerpo iba cambiando, lentamente, sin que casi se diera cuenta. Cuando estuvo apunto de llegar a la puerta final, Lyon se encontró con un espejo normal que pudo mostrarle su reflejo real: se había deformado, igual que los reflejos de ese camino.

Era un monstruo. Y seguía transformándose.

Pasados unos minutos, ya no quedaba nada del auténtico Lyon. Ni siquiera podía andar ya.

Pasaría sus últimos días en aquella habitación... deforme.

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Puerta 7
Gata.

Las ancas de ranas fueron el ingrediente final que eligió.

Nada más cayeron en el caldero, el líquido pasó a ser de un gris muy feo. Multitud de burbujas empezaron a aparecer, y parecía que iba a estallar.

Pero lo que salieron de su interior fueron varias caras que se distinguían entre el vapor, como almas en pena que buscaban su salvación. Rodearon a Gata, casi asfixiándola, pero en el último momento la dejaron en paz y se dirigieron a toda velocidad contra la pared del fondo.

Al chocar, apareció la puerta. ¿Podía irse?

¡Ah, pero siempre hay truco! Si Gata buscaba, descubriría que no había rastro alguno de su cesta. Esas malditas almas se la habían chorizado.

Al menos le quedaba el consuelo de que había superado la prueba. Podía avanzar.

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Gata & Bavol
Lo que esperaba a ambos aprendices una vez superadas sus pruebas (aunque los dos habían perdido sus cestas con los caramelos), fue lo mismo: estaban en una amplia sala lujosa hasta decir basta, decorada en cada rincón con la temática de la noche.

Una gran mesa llena de comida y bebida, sillones comodísimos donde tumbarse, ¡había de todo! Aunque había una gran cortina roja que ocultaba el fondo de la sala a simple vista.

Y estaba él. Sentado en un sillón, vestido todavía de vampiro con parche y bebiendo de una copa de lo que parecía ser vino (aunque era extrañamente rojo): Ronin.

—¡Enhorabuena por llegar hasta el final! Felicito vuestra suerte, aprendices. De los veintitrés que empezasteis, ¡sólo vosotros dos habéis sobrevivido! —soltó una carcajada—. ¡A vuestra salud!

Y bebió hasta la última gota de la copa.

—Oh, pero os debo un premio, ¿verdad?

Chasqueó los dedos, y dos capas aparecieron sobre la mesa. Una era de color blanco sucio, y la otra combinaba los colores rojo, morado y violeta.

—¡Elegid, elegid pues! Haya lo que haya en la caja que elijáis, ¡será vuestro!

»Y después... Tengo algo que enseñaros.

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por **Tidus Cloud** » Jue Nov 06, 2014 12:59 am

—¡AAAAGGG! —gritó Bavol mientras rodaba por el suelo para apagar las llamas.

Después de varias vueltas el gitano consiguió deshacerse del fuego que había cubierto sus ropajes. Tras unos instantes en los que se quedó mirando al techo, tirado en el suelo y respirando entrecortadamente, se dio cuenta de que había conseguido sobrevivir.

Lamentablemente, había perdido su bolsa con caramelos, pero no sólo eso...

—¡Mi peluca! —exclamó el gitano al ver la peluca azul chamuscada en el suelo.

Su magnífico disfraz de Aru había tenido que ser sacrificado para que él consiguiese sobrevivir. No le hacía gracia, pero al menos valía la pena. Ya no podía utilizar la peluca, de manera que tendría que salir al exterior sin aquel pelo azul, pero aún maquillado como una chica.

La salida le esperaba, podía escapar de la mansión.

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Bavol entró en una lujosa sala y por lo que podía ver había sido el único superviviente junto con una Aprendiza de Bastión Hueco. Se percató de que había una mesa llena con comida, pero después de ver cómo tantos se habían quedado por el camino, se le había quitado el apetito (aunque quizás también podría ser por todo lo que había comido aquella noche en la primera sala). También había una cortina al fondo y sintió una extraña tentación de ver qué había tras de ella, pero una persona vestida de vampiro llamó más su atención.

—¡Enhorabuena por llegar hasta el final! Felicito vuestra suerte, aprendices. De los veintitrés que empezasteis, ¡sólo vosotros dos habéis sobrevivido! —Bavol agachó un poco la cabeza mientras Ronin reía. No le hacía gracia que le recordara aquel hecho—. ¡A vuestra salud!

Bavol se preguntó cómo podía estar tan tranquilo después de haberse cargado a medio Bastión Hueco y Tierra de Partida. ¿Era una estrategia de guerra? ¿O simplemente había enloquecido? Finalmente, el gitano se encogió de hombros. Ronin debía saber lo que estaba haciendo...

—Oh, pero os debo un premio, ¿verdad?

Ronin chasqueó los dedos y dos cajas aparecieron ante sus ojos.

—¡Elegid, elegid pues! Haya lo que haya en la caja que elijáis, ¡será vuestro!

»Y después... Tengo algo que enseñaros.

Bavol asintió y se dispuso a abrir una de las cajas... Sin embargo, antes prefirió acercarse a Ronin. Se llevó una mano al bolsillo y sacó un trozito de papel que misteriosamente había sobrevivido a las llamas. Era el fragmento de la nota en que ponía: Con amor. Ronin.

—Oye, ¿me firmas un autógrafo aquí? —le preguntó entregándole el trozo—. Ya que te has cargado a todos tus Aprendices al menos podías hacerme este regalito... Aparte de la caja, claro.

Dicho esto, Bavol se marchó directo a por la caja blanca, la agitó un poco para intentar adivinarqué había en su interior y a continuación la abrió deseoso de descubrir qué es lo que había conseguido por sobrevivir entre todos los Aprendices.

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por **Soul Eater** » Jue Nov 06, 2014 6:39 pm

A través de mis párpados entrecerrados, logré distinguir unos aterradores rostros que se lanzaron con violencia hacia mí. Empecé a manotear en el aire, tratando de apartarlos, sin ninguna clase de éxito, mientras sentía como si el corazón se me fuera a salir del pecho. ¿Me había equivocado con el ingrediente? Parecía evidente y sin embargo...

... los rostros se alejaron, chocaron contra la pared y la puerta se reveló. No pude reprimir un gesto de júbilo, y me lancé con auténtica alegría hacia lo que, creía, sería el exterior. Lo único extraño fue que no noté el repiquetear de los caramelos contra la cesta mientras avanzaba, y cuando miré al interior de la calabaza, con bastante suspicacia, me encontré con que mis preciados dulces habían desaparecido.

—¡Ladrones!— grité enfadada a la puerta sin poderlo evitar —Sucios rateros...— Dándome cuenta que mis protestas no servían de nada, me dispuse a cargar con la cesta vacía con cierta resignación. Realmente, no me parecían un precio demasiado alto a cambio de la vida... aunque no terminaba de entender qué clase de tratos había estado haciendo dentro de esa mansión, ya que había vendido mi alma por caramelos, y los caramelos por escapar de allí...

Todavía dándole vueltas a esta idea, escapé de la habitación para encontrarme con... un niño con la ropa quemada y la cara llena de tanto maquillaje como una dama de Port Royal y nada menos que al Maestro Ronin (afortunadamente, vestido de vampiro y no como en algunos de los cuadros...).

—¡Tú otra vez! Maldito psicópata asesino...— Sentí cómo caía presa del pánico. Pensaba que ya me había librado de ese macabro juego y me encontraba con nada menos que mi enemigo en persona. Me parecía una broma demasiado cruel. Y sin embargo, el vampiro se comportó con total cordialidad.

—¡Enhorabuena por llegar hasta el final! Felicito vuestra suerte, aprendices. De los veintitrés que empezasteis, ¡sólo vosotros dos habéis sobrevivido!— y brindó mientras reía.

—Sí, hemos estado a punto de morir porque sí, ¿dónde está la gracia?— Me mantuve con los brazos cruzados, tratando de no fijarme en el extravagante aspecto de mi compañero superviviente, y tratando de obviar el hecho de que él era de Tierra de Partida y yo no... todavía me acordaba de la reacción de Nanashi con cierto espanto.

—Oh, pero os debo un premio, ¿verdad?— Mi cara debió de convertirse en un poema. ¿Desde cuando había premio? Observé fijamente el único ojo de nuestro interlocutor tratando de encontrar algún rastro de mentira, sin terminar de confiarme. Sin embargo, cuando aparecieron las cajas y no pude negar la evidencia, todo mi inconformismo desapareció como por encanto.

¿Qué importaba todo el miedo que había pasado si al final estaba viva? Di varias vueltas a las cajas mirándolas desde todos los ángulos, ignorando el resto de palabras del Maestro. Al final sí que parecía que iba a salir de esa mansión con algo de valor, que había sido mi intención inicial. Después de todo tal vez no tuviera que arrepentirme de haber ido a ese lugar.

Finalmente, sin prestar atención a mis compañeros, me abalancé sobre la caja de colores y la desgarré para descubrir lo que había dentro, con tanto entusiasmo como un niño pequeño que recibe un regalo. Sin embargo, alcé la vista un momento para advertir con un ácido tono de voz —Más vale que esto valga la pena...

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por **Astro** » Jue Nov 06, 2014 7:54 pm

Ambas cajas se elevaron en el aire, mostrando lo que había en su interior.

La blanca contenía un pequeño llavero con forma de fantasma, acompañado por un gran pastel de calabaza capaz de curar cualquier enfermedad.

La tricolor, por su parte, escondía una pequeña calabaza en miniatura que cabía en la palma de la mano de Gata.

Ambos objetos brillaban con fuerza: poseían un gran poder en su interior.

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—Premios, premios, premios. Claro, vosotros habéis recibido vuestra parte. —Ronin firmó el cacho de papel que le pedía Bavol, dándole unas palmaditas en la cabeza—. Ahora... Es el turno de mi premio.

El vampiro pirata (¿o pirata vampiro?) chasqueó nuevamente los dedos, y la gran cortina del fondo de la sala se descorrió, mostrando lo que había ocultado hasta ese momento. Un ataúd, apoyado contra la pared, y con la tapa abierta. Dentro, dormía una persona.

Ryota, el vampiro moribundo.

El líder de Bastión Hueco compartía los mismos ropajes que Ronin, vestido cual vampiro, pero destacaba una gran estaca clavada en su pecho. En el corazón, concretamente.

—¡Qué empiece la resurrección! —bramó Ronin.

Un chasquido de dedos más, y la sala se llenó de un fuerte viento que arrastraba figuras fantasmales. Almas. ¿De quién? De los veintiún aprendices que no habían llegado hasta allí. El ghoul, la momia, los vampiros, la pareja de caza-vampiros... ¡Hasta la caja!
Todas aquellas almas se arremolinaban alrededor de Ryota, suplicando por su libertad.

Pero, oh, no la tendrían nunca.

—Ya tengo suficientes almas. Ahora sólo falta... —los colmillos de Ronin crecieron de golpe, mientras se giraba hacia la pareja de ganadores—. La sangre afortunada...

Se hizo la oscuridad en la sala final, con los chillidos de Bavol y Gata resonando por todo el lugar.

Aquella noche, veintitrés aprendices entraron en la mansión encantada... Ninguno volvió a salir.

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Menudo sueño más extraño. O pesadilla, tal vez. Eso fue lo que pensaron todos los aprendices cuando se despertaron, de pronto, aquella madrugada en la cama de su respectiva habitación. Una mansión encantada, Ronin vestido de vampiro, avanzar por puertas, muertes... ¡Qué locura!

Seguramente habían comido demasiadas chuches de Halloween antes de acostarse. Pero no importaba, porque todo había sido un sueño.

¿No...?

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—Aquella noche, veintitrés aprendices entraron en la mansión encantada... —leía la mujer en voz alta a la vez que lo escribía—. Ninguno volvió a salir.

Yami dejó la pluma en la mesa, releyendo la hoja. Soltó una risita, juguetona, y cerró el libro con cuidado. Se levanto con gracilidad, con el manuscrito entre los brazos, y avanzó bailarina por la sala mientras tarareaba una canción con tranquilidad.

La noche de Halloween había sido tranquila para la Maestra. Demasiado tranquila, para ser ella. ¿Que qué había hecho? Escribir un libro. El mismo que acababa de terminar.

—¿Se lo habrán pasado bien mis chocobitos...?

Salió de la habitación, no sin antes dejar el libro en una estantería.

Su título: La mansión encantada.

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[Especial libre] La mansión encantada

Re: Ronda #7 — La mansión encantada

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