[La Cité des Cloches] Crónicas del Cristal

[Final Fan]

El hombre se sobresaltó de forma casi exagerada en cuanto oyó la voz de Light dentro de la catedral, sobre todo al haberse dirigido a él, precisamente. Se dio la vuelta rápidamente y miró a los lados, como buscando un lugar por el que escapar. En cuanto el aprendiz le enseñó el cartel con la cara del fugitivo, el extraño abrió mucho los ojos y negó vehementemente con la cabeza.

—¡Marchaos! —exclamó, con una prístina voz que no parecía encajar con el resto de su cuerpo.

Les dedicó a los dos aprendices un aspaviento, señalándoles la puerta de la catedral, antes de salir corriendo y, tras una serie de sorprendentes saltos que cualquier clasificaría como acrobáticos, llegó hasta una de las vigas cercanas a la bóveda más baja de la catedral y se perdió de vista.

[Suzume Mizuno]

—Yo vengo de Villa Crepúsculo, al igual que Nadhia .

—¡Vaya! ¿Y os conocíais de algo?—Se preguntó qué cara se le habría puesto a ella si al llegar a Tierra de Partida se hubiera encontrado a alguien que conocía de su propio mundo.

—Y sí, sí que sabía un poco sobre los Portadores. Mi abuela, una antigua Maestra, me habló un poco de los Sincorazón y la misión de los Portadores. Me entrenó desde que era pequeño para convertirme en Caballero.

Fátima había frenado el paso un momento, sorprendida. ¡No tenía ni idea de que se formaran Caballeros fuera de la Orden! Pero como Light continuó hablando, se tuvo que morder la lengua para no preguntar acerca de su abuela, aunque se apuntó mentalmente que tenía que hacerlo luego..

—Hasta que un día Ronin me reclutó, hace dos años más o menos. Difícilmente olvidaré ese día, toda mi vida cambió radicalmente a partir de entonces —dijo en voz baja cuando entraron a la catedral. Fátima asintió. Sin duda, ningún aprendiz sería capaz de olvidar el momento en que fueron admitidos en la Orden, por un motivo u otro—. ¿Y a ti, quién te reclutó?

«Ay, sabía que lo iba a preguntar».

—Nanashi—respondió con un susurro quedo.

Como había imaginado que sucedería, la conversación decayó a partir de ese momento, pero Fátima lo agradeció. No le gustaba mucho pensar en Nanashi. Demasiados sentimientos encontrados. Por otra parte, había que concentrarse en la misión, como descubrió que estaba haciendo Light cuando le escuchó preguntar:
—Disculpe, ¿nos permite un momento? Estamos buscando a esta persona. —Vio que se estaba dirigiendo a un hombre con una inmensa joroba. Al principio pensó que sería algún anciano, pero cuando lo observó mejor captó que tenía el pelo rojo y la cara era de alguien joven. Aunque por culpa de las deformaciones costaba descubrirlo a primera vista—. Posiblemente entró en esta catedral, ¿le suena haberle visto? Cualquier información nos será de utilidad.

El hombre abrió mucho los ojos y, nervioso, apartó la vista mientras exclama con una voz claramente joven:

—¡Marchaos!

Fátima ahogó una exclamación de sorpresa cuando, en un despliegue de impresionante elasticidad y fuerza, el hombre pegó una serie de saltos gigantescos y se marchó trepando por unas vigas.

—Madre mía—farfulló. ¿Cómo era posible que fuera tan ágil?

Pero, una vez superada la sorpresa, se percató de que allí había algo extraño. ¿No se había… sorprendido demasiado al ver la imagen? Se acercó a Light y murmuró:

—Sigámosle. Con cuidado para que no nos vea. Puede que sepa algo.

Y echó a andar sin apretar mucho el paso pero lo suficientemente rápido como para esperar poder alcanzar al joven. No pensaba trepar por las bóvedas como él, aunque si Light lo intentaba no iba a detenerlo, sino que buscó alguna puerta que la llevara hacia el único lugar posible al que podía intentar ir su objetivo: las torres. No tenía sentido que intentara ir a otro lado si había subido al techo. En cuanto diera con la puerta comprobaría que nadie les estaba mirando —también que no había ninguna persona al otro lado— y se apresuraría a subir las escaleras.

Esperaba poder alcanzar al hombre o al menos ver hacia dónde se dirigía. No creía que pudiera ser pero, ¿y si estaba escondiendo al criminal? ¿O si sabía dónde se encontraba? Agudizaría el oído por si escucha algo.

[Light]

—¡Marchaos! —exclamó con una voz que no aparentaba ser la suya.

—Eh, espera…

Light permaneció inmóvil a partir de ese momento, con la estupefacción dibujada en el rostro. No intentó detener al jorobado y se limitó a ver cómo se alejaba de ellos, aturdido.

—Vale…

—Madre mía.

Light y Fátima llegaron a la misma conclusión. Estaba claro que su reacción no había sido en absoluto normal. Bueno… en realidad aquel hombre no era normal; y Light no lo pensaba por su apariencia, sino por la gran elasticidad que acababa de demostrar. Ni siquiera él, que entrenaba día y noche, se veía capaz de trepar de aquella manera por las vigas.

—Sigámosle. Con cuidado para que no nos vea. Puede que sepa algo.

Se pusieron en marcha y comenzaron a buscar una ruta alternativa para alcanzar las zonas superiores de la catedral, las torres —ni en sueños intentaría imitar al hombre jorobado—. Una vez la encontraran y ascendieran, Light estaría ojo avizor y evitaría por todos los medios ser visto por aquel hombre si llegaban a localizarle.

Siempre se podía dar la posibilidad de que les descubrieran y su sigilo no fuera suficiente. Mientras subían hacia arriba, se aseguraría de que nadie les escuchaba para empezar a comentarle a Fátima.

—Si nos pilla… intentemos convencerle para hacerle creer que no somos una amenaza, ni para él ni para nuestro criminal —dejó caer—. Su reacción fue rara… Me dio la impresión de que le conocía y no quería que le encontráramos. ¿Le estará ocultando?

[Suzume Mizuno]

—Supongo que… podríamos eh… Fingir que queremos advertirle de que le están persiguiendo. O que están distribuyendo carteles como el que tenemos—Fátima torció el gesto. Hasta a ella le sonaba retorcido—. Ya sabes, fingir que somos amigos de este hombre y sólo queremos ayudar.—Se detuvo un momento y se apartó un par de mechones de la frente, mirando con incomodidad a Light—. Suena fatal, ¿verdad? Pero creo que es la única manera, si nos cogen…

Esperó a escuchar la opinión de su compañero y luego continuó ascendiendo por las escaleras, mientras cuchicheaba con él:

—La verdad es que su reacción fue muy brusca. Yo creo que sí sabe algo. Aunque no sé si estoy preparada para encontrármelo en la Iglesia. ¿Y si opone mucha resistencia?

Salieron al tejado de la catedral. Un camino los llevaba hacia una de las dos torres. Intercambió una mirada con Light y, después de asegurarse de que nadie los observaba, atravesó a toda velocidad la distancia que había hasta la torre. Una vez allí se llevó una mano a los labios. El lugar era enorme, pero las escaleras eran de madera, así que si iban despacio podían intentar no hacer ruido. El corazón le empezó a martillear las costillas y se preguntó si de verdad obtendrían algo de información.

[Light]

—No me hace gracia ir tirándome faroles, pero ahora mismo no tenemos ninguna pista y ese hombre puede dárnosla. Hagámoslo, al menos tenemos que intentarlo si nos descubre —le respondió mientras subían por los escalones, bastante seguro y tranquilo.

—La verdad es que su reacción fue muy brusca. Yo creo que sí sabe algo. Aunque no sé si estoy preparada para encontrármelo en la Iglesia. ¿Y si opone mucha resistencia?

La posibilidad planteada por Fátima le obligó a permanecer pensativo los segundos siguientes. Cerró momentáneamente los ojos y comenzó a masajearse la barbilla mientras se cuestionaba si aquel era un buen lugar para iniciar la captura.

Terminó de subir los últimos escalones y siguió conversando con Fátima, entre susurros. En ese momento se encontraban en el tejado y desde allí podían dirigirse hacia una de las dos torres.

—No te preocupes —apoyó su palma sobre su hombro, intentando transmitir seguridad—. A mí me parece un buen lugar para acorralarlo. Si se encuentra en las torres difícilmente podrá escapar, y no parece que haya más gente por aquí arriba... —razonó. Miró a Fátima y después oteó en varias direcciones para comprobar si era cierto que no había nadie. En efecto así era, así que aprovecharon para avanzar rápidamente e internarse en una de las torres— Excepto el hombre de antes. Él es mi principal preocupación, podría estorbar en la captura si de verdad le está ayudando.

Light comenzó a ascender por los siguientes escalones, procurando que cada una de sus pisadas hiciera el menor ruido posible. Si pretendían subir por allí tendrían que hacerlo con mucho cuidado, pues desgraciadamente resultaba bastante sencillo hacer ruido si pisaban sobre la madera.

Tras aquella lenta subida, llegaron a una sala bastante espaciosa. Light vio a través del gran ventanal del fondo de la habitación que el jorobado —y quién estuviera con él, si se daba el caso— se encontraba en el balcón de la torre, afuera. Estaba bastante alejado de ellos, por lo que podían acercarse sin ningún riesgo siempre que los aprendices no hicieran mucho ruido.

Confiado, el aprendiz cogió aire y se atrevió a acercarse raudamente hasta uno de los grandes ventanales, lo más oculto posible, de tal forma que el jorobado no pudiera verle si se volteaba hacia su dirección.

Ya se encontraba a escasos metros del extraño hombre. Lógicamente no se asomó por el gran ventanal ni salió al exterior, sino que permaneció al lado de la abertura, oculto tras las gruesas paredes que limitaban la sala.

El aprendiz pondría la oreja y comenzaría a espiar al jorobado y a cualquiera que se encontrara reunido con él.

[Suzume Mizuno]

—No te preocupes .—Light le puso una mano en el hombro y Fátima le sonrió, agradecida—. A mí me parece un buen lugar para acorralarlo. Si se encuentra en las torres difícilmente podrá escapar, y no parece que haya más gente por aquí arriba...

Siguió la mirada del chico y respiró hondo, intentando tranquilizarse.

—Excepto el hombre de antes. Él es mi principal preocupación, podría estorbar en la captura si de verdad le está ayudando.

—En el peor de los casos, supongo que podemos dejarlo inconsciente—sugirió, no muy convencida. No le hacía nada de gracia dañar a gente inocente.

Una vez arriba, Fátima se acuclilló sobre las escaleras, intentando que no se le viera la cabeza, mientras registraba la estancia de un par de rápidos vistazos. Al principio no terminó de distinguir la figura del jorobado, porque estaba lejos. Pero una vez la localizó, no pudo más que suspirar de alivio al ver que estaba de espaldas a ellos. Aun así, cuando Light se desplazó a toda velocidad hacia uno de los ventanales, Fátima tuvo que contenerse para no pegarle un grito o intentar cogerle por la ropa. El joven se las apañó para esconderse una vez más sin hacer ruido, y Fátima masculló para sus adentros que aquello había sido muy arriesgado.

—¡Tienes que marcharte, Layle!—La voz del hombre le llegó algo distorsionada, pero no hacían falta dos dedos de frente para darse cuenta de que estaba asustado. Incluso gesticulaba con angustia—.¡Están poniendo carteles por París! ¡Ya no estás seguro aquí!

Pues resultaba que habían tenido razón. Ahí lo tenían. No supo si alegrarse o no. Había sido sorprendentemente rápido. Aunque claro, ahora quedaba capturarlo.

—Vamos, vamos, no creo que sea para tanto —respondió una voz juvenil—. Te preocupas demasiado Quasi.

—Creo… Creo que deberías ir dejando de hacer trucos por la calle. Al menos durante un tiempo…

Fátima alzó un poco la cabeza, intentando no hacer ruido. Desde su posición no conseguía ver al tal Layle, pero debía estar cerca de una de las ventanas, igual que Light. Eso significaba que si no se movía de ahí, podían acorralarlo. Al menos, cuando el tal Quasi no anduviera cerca.

Miró a Light y vocalizó, sin hacer ruido: «todavía no».

Esperó un momento y se fijó que, no muy lejos de ella, había un pequeño taburete y una mesa con platos de madera. Sin hacer ruido, rezando por nadie la viera, extendió una mano y cogió un cuenco. Volvió a mirar a Light y levantó cinco dedos.

Comenzó a contar.

—¿Y cómo iba a ganarme la comida? ¡No puedo depender siempre de ti!

«Cinco… cuatro…»

—A… A mí no me importa…

«Tres… Dos… ¡Uno!»

Arrojó el cuenco hacia la izquierda. Hubo un pequeño estrépito e imaginó que había tirado algunas cosas. El jorobado soltó una exclamación y echó a andar, arrastrando un poco los pies, hacia el origen del ruido.

[Light]

«Perfecto».

Finalmente, habían dado con el cazarrecompensas que buscaban. No le vio porque quería mantenerse oculto, pero pudo deducirlo perfectamente por su conversación.

—¡Tienes que marcharte, Layle! —Light les escucharía perfectamente desde su posición, a escasos metros de ambos individuos. Sus oídos no le engañaban: el jorobado estaba advirtiendo al tal Layle—. ¡Están poniendo carteles por París! ¡Ya no estás seguro aquí!

—Vamos, vamos, no creo que sea para tanto —expresó despreocupado—. Te preocupas demasiado Quasi.

—Creo… Creo que deberías ir dejando de hacer trucos por la calle. Al menos durante un tiempo…

Aquella era su oportunidad perfecta. Estaban en la zona superior de la torre y acorralarle sería sumamente fácil. A menos que pudiera volar, que lo dudaba bastante, estaba atrapado.

Sin embargo, el problema seguía siendo el tal Quasi. Tampoco quería hacer daño a ningún inocente, pero si no quedaba otra estaba dispuesto a noquearle para que no les molestara.

Dirigió la vista hacia su compañera e interpretó leyendo sus labios que todavía no era el momento. Estaba claro que no estaba dispuesta a actuar delante de Quasi.

Asintió y esperó al momento oportuno, que vendría dado por Fátima. Vio que estaba cogiendo un cuenco y se preguntó qué estaba tramando.

Empezó a hacerse una idea del plan cuando inició la cuenta atrás. Preparado para moverse e iniciar la captura, esperó a que Fátima contara hasta cinco.

—A… A mí no me importa…

La cuenta atrás finalizó.

Y entonces, Fátima lanzó el cuenco, provocando un ruido lo suficientemente fuerte para llamar la atención de los individuos. En cuanto vio que el jorobado se dirigía hacia el origen del ruido —afortunadamente no se dio cuenta de su presencia en la espaciosa sala—, Light aprovechó el momento para salir al exterior por el ventanal.

«Es él, sin duda», verificó tras ver su rostro.

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—¿Qué pasa, Quasi? —El chico rubio se volvió inmediatamente hacia Light, quien había materializado ya su Llave Espada y se acercaba a él lentamente. El cazarrecompensas adivinó sus intenciones y retrocedió escasos pasos para mantener la distancia—. ¡Eh, tranquilo!

—Entrégate y no saldrás herido. No te resistas —le advirtió Light, serio.

—¡Ja! Como que me voy a dejar capturar.

En cuanto Fátima se reunió con él, supo que se encontraba en desventaja. Pero aun así no se iba a rendir tan fácilmente.

Una especie de cristal adherido en su mejilla comenzó a resplandecer por alguna razón. Después, dos burbujas creadas con magia envolvieron a Light y a Fátima y estos empezaron a elevarse en el aire sin que lo pudieran evitar.

El aprendiz soltó una exclamación e intercambió miradas incrédulas con su compañera.

—¿¡Qué…!?

Cuando se dieron cuenta, ya no se encontraban sobre la torre. El muchacho rubio agitó rápidamente el brazo y sus cuerpos salieron despedidos, superando los límites de los balcones.

Las burbujas mágicas desaparecieron y a partir de ahí notaron que la magia no les mantenía en el aire; por ende, la fuerza de la gravedad les haría mucho daño si no hacían algo. Por suerte no se precipitaban hacia el suelo, sino hacia los tejados inclinados de unos edificios cercanos a la catedral.

Horrorizado, y con el corazón en la garganta, Light reaccionó a tiempo reduciendo la velocidad de la caída utilizando Planeador para aterrizar de una pieza sobre la parte superior de la casa.

—¡Fátima! ¿Estás bien? —le preguntó a su compañera mientras se mantenía sujeto al tejado a duras penas.

—¡Pilladme si podéis!

Sobre sus cabezas se encontraba aquel sujeto, que parecía manejarse perfectamente por el aire. Aterrizó en un tejado cercano y comenzó a correr.

La persecución no había hecho más que comenzar.

[Suzume Mizuno]

Fátima, con las mandíbulas firmemente cerradas, se preparó para saltar sobre el joven en cuanto se acercara lo suficiente. Se suponía que había aprendido cómo noquear a la gente, pero ahora le daba miedo hacerle más daño del necesario.

—¿Qué pasa, Quasi? —Escuchó de fondo—. ¡Eh, tranquilo!

—Layle, ¿qué…?

«¡Ahora!».

Fátima saltó sobre Quasimodo. Era tan robusto y, ¡sorpresa!, tenía tan buen equilibrio que no consiguió tumbarlo. Pero tampoco fue necesario. Asestó el golpe en el cuello con la empuñadura, tal y como le habían enseñado. El pobre puso los ojos en blanco y cayó de lado.

—Lo siento mucho—susurró.

Y salió escopetada hacia donde estaba Light para apoyarle. Acababa de derrapar para frenar a su lado, enarbolando la Llave Espada, y Layle había soltado una bravuconada cuando, de repente, sus pies se separaron del suelo. Fátima soltó una exclamación de sorpresa. Una especie de esfera los envolvía tanto a ella como a Light. Con un gruñido, trató de arremeter contra Layle con su arma, y tuvo tiempo de fijarse en que lo que parecía ser una lágrima falsa, brillaba en la mejilla del muchacho. Parecía todavía más joven de lo que le había calculado en el cartel.

—¿¡Qué…!?

—¡Cuida…!

Fátima soltó un alarido cuando las esferas los arrojaron por la ventana y emprendieron una violenta caída libre en cuanto estas, como si se las hubiera llevado el viento, desaparecieron. Fátima se quedó sin aire y fue incapaz de gritar mientras se precipitaba a un tejado. Por un instante, el terror impidió que se moviera o incluso que pensara. Pero, por suerte para ella, al ver cómo Light utilizaba Planeador su cerebro reaccionó y usó la misma magia. El estómago le dio un vuelco tan grande que cuando trastabilló por un tejado y cayó de rodillas, estuvo a punto de vomitar.

Temblando de la cabeza a los pies, falló al intentar ponerse de pie, todavía impresionada por la sensación de vértigo.

—¡Fátima! ¿Estás bien?

—¡No!—farfulló con un hilo de voz. Luego intentó levantar un poco más el tono y exclamó—: ¿Y tú?

—¡Pilladme si podéis!

Una sombra pasó por encima de ellos y Fátima levantó la vista a tiempo de ver cómo Layle aterrizaba con agilidad en un tejado y se alejaba a la carrera. El miedo fue barrido por una oleada de furia.

—¡Con que esas tenemos, ¿eh?! ¡Light, que no se escape!

Y arrancó a correr tras Layle. No era la más rápida del mundo, pero con el Doble Salto y el Planeador podía apañárselas lo suficiente como para salvar los resbalones y tropiezos que, en cualquier otra circunstancia, habrían acabado muy mal. Ignoró las exclamaciones de sorpresa cuando la gente comenzó a fijarse en ellos y, en su lugar, invocó su abanico. Sabía que no podían usar la magia, pero otra cosa era lanzar objetos. Así que se plantó un segundo en una azotea, cogió impulso y lo arrojó con todas sus fuerzas.

Layle se giró en el último instante, atrapó en una esfera su arma y, con una sonrisa burlona, la arrojó contra Light. Fátima lo desmaterializó antes de que lo golpeara.

—¡¿Eso es todo?! ¡Al final me perderéis!

—Uuuh, como le pille.—Esbozó una sonrisa desagradable y se giró hacia Light—. ¡Tenemos que obligarlo a ir hacia las murallas o el río, arrinconarlo de alguna manera!

No había acabo de decir eso cuando una teja la alcanzó en un hombro y perdió el equilibrio. Si no se hubiera aferrado al borde del tejado, sin duda habría caído a la calle. Layle estaba haciendo levitar los objetos que encontraba a su alrededor y se preparaba para lanzárselos.

Parecía que iba a ser una carrera de obstáculos. Con un empujón, Fátima volvió a subir al tejado y saltó hacia uno cercano.

—¡Rodeémosle! —Y, esquivando como podía los proyectiles de Layle, trató de aproximarse a este por la izquierda.

[Light]

Se alivió al ver a Fátima de una pieza. Si no hubieran utilizado Planeador habrían acabado bastante mal, la verdad.

—¡Con que esas tenemos, ¿eh?! ¡Light, que no se escape!

No hacía falta que se lo dijera. De ninguna manera le iban a dejar escapar tan fácilmente. Gracias a las habilidades Doble Salto y Planeador podían moverse por encima de aquellos edificios sin problema y no perderle de vista.

Light avanzó por encima de los tejados al igual que su compañera, con la diferencia de que el chico tuvo muchas más dificultades. Trastabilló múltiples veces durante la carrera: le parecía tremendamente difícil correr por encima de algunos tejados y resultaba muy fácil perder el equilibrio. ¡Inconvenientes de no entrenar su elasticidad!

Por esta razón avanzaba más lentamente que su compañera. Y la distancia que les separaba aumento aún más cuando aterrizó de mala manera sobre un tejado y cayó sobre un milagroso lecho de paja. Gracias a éste no sufrió heridas.

—¡No te preocupes! ¡Sigue sin mí, ahora te alcanzo! —indicó a Fátima tras emerger del montón de paja, dejándole claro que se encontraba perfectamente.

Los viandantes más cercanos se detuvieron ante él, incrédulos. Light soltó una risita nerviosa y se llevó la mano a la sien.

—Eh, qué pasa.

No se paró a hablar con ellos y continuó con la misión. Pero esta vez no iba a correr por las cúspides de los edificios como Fátima.

Iba a volar. Dos alas resplandecientes surgieron de su espalda y le otorgaron aquella capacidad. Las alas de Nadhia activadas por medio del nexo le ayudarían a alcanzar a Fátima y a moverse más velozmente. Ya no cabía la posibilidad de tropezarse y romperse la crisma.

Las personas que fueron testigos del ascenso mágico se quedaron con la boca abierta. A la vista de las extremidades que habían nacido en su espalda, algunos empezaron a asociarlo a cierto mensajero de Dios.

—¡Un ángel!

Hubiera preferido no llamar la atención… ¿Pero acaso no lo estaban haciendo ya?

***

Light volvía a correr detrás de Fátima y Layle a los pocos segundos. La primera intentó golpear al perseguido con su abanico, pero éste mandó de vuelta el arma arrojadiza, en dirección a Light. Por suerte, Fátima lo desinvocó a tiempo.

—Uuuh, como le pille. ¡Tenemos que obligarlo a ir hacia las murallas o el río, arrinconarlo de alguna manera!

—¡Cuidado!

Layle se había puesto más serio y empezaba a arrojarles baldosas con sus poderes mágicos. Por suerte, Fátima no cayó al suelo y se mantuvo sobre el tejado.

—¡Rodeémosle!

Gracias a sus alas, podía mantenerse en el aire en todo momento y no necesitaba ir saltando de tejado en tejado como su compañera. Le fue relativamente sencillo acercarse a Layle por la izquierda y llevar a cabo la estrategia planteada por Fátima. También evadió sin problemas las tejas que le lanzaban, rechazándolas con su llave.

Se encaró a él bastante rápido y se dispuso a atacarle.

—Oh, oh…

Light no intercambió palabra alguna y agitó con fiereza su llave, enviándole una Onda Lunar. Por desgracia, el elusivo mago la esquivó con una facilidad impresionante, alzándose en el aire de nuevo.

—Suerte la próxima vez —se encogió de hombros.

«Maldito…».

Su ataque había fallado por desgracia. Lo bueno, que no se había pispado de la presencia de Fátima y ella ahora podía atacarle por la espalda. Había esquivado un ataque pero esquivar uno segundo le costaría bastante más.

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Editado por error garrafal xDD (Me olvidé que Light iba disfrazado XD)

[Suzume Mizuno]

De refilón captó un resplandor y se volvió para ver a Light… ¡Sobrevolando las calles con alas de luz! La boca se le abrió de par en par y se enredó con las piernas. Por suerte para ella no se dio ningún batacazo. ¡Pero qué hacía! ¡Cuando terminaran la misión se iba a enterar! Más le valía que lo capturaran, porque como estuvieran montando tal escena para que luego no saliera bien la misión… No pudo seguir pensando porque tuvo que concentrarse en evitar que un trozo de teja le abriera una brecha en la frente. ¡Maldito fuera! Cuado le cogiera…

Light consiguió sobrepasarlos a ambos y se interpuso en el camino de Layle, obligándolo a detenerse.

—Oh, oh…

«No nos toma en serio. Supongo que podremos aprovecharnos de eso… En algún momento», pensó, dirigiendo una mirada de aprensión a los parisinos. ¿Cuánto tardarían en alcanzarles los guardias?

Y Light decidió que, después de haber mostrado unas alas de luz, no pasaba nada si realizaba magia en medio de la ciudad. Así que atacó con una especie de onda blanca que Layle esquivó como si nada. Se elevaba en el aire como si nada, el muy…

—Suerte la próxima vez.

Fátima vio su oportunidad, ahora que estaba de espaldas a ella. No conseguiría alcanzarle y seguro que se percataba de que se acercaba si trataba de reducir la distancia. En vez de ello afirmó su agarre de la Llave Espada y cogió impulso, preparándose para lanzar un Tiro Mortífero. Con su puntería esperaba poder darle aunque fuera de refilón. Y si no… ¡Para eso estaba Light!

Arrojó la Llave Espada. No tardó ni tres segundos en cubrir la distancia que los separaba. Y entonces Layle atrapó la Llave Espada en el aire, tal como había imaginado que haría.

—¡Ahora! —gritó a Light, al tiempo que saltaba hacia delante y trataba de acercarse a su objetivo para enfrentarse con él a una distancia que le permitiera atraparlo con sus ataques de agua.

Casi había llegado, casi lo había alcanzado, cuando la burbuja apareció a su alrededor. Layle, apuntando en su dirección con una mano, giró sobre sí mismo, esquivando a Light y Fátima salió disparada contra éste. Su costado impactó contra el estómago de joven y los dos salieron despedidos por el borde de un tejado.

—¡Vais a tener que practicar un poco más vuestra coordinación, eh!—sonrió Layle, despareciendo de encima del edificio.

Fátima se quitó, soltando un gruñido, de encima de Light. Habían tenido suerte y habían caído sobre un carro lleno de paja. Parecía que había muchos por la ciudad.

—Lo siento. ¿Te he roto algo? Puedo hacerte un Cura, si lo necesitas—dijo, frotándose el costado y lanzando una mirada envenenada hacia donde Layle había desaparecido—. Me parece que vamos a tener que cambiar de táctica.—Le ofreció una mano para ayudarlo a levantarse—. Creo que lo mejor sería intentar sacarlo de la ciudad. ¿Podrías volver a usar tus alas para obligarlo a ir hacia la muralla? Fuera tendríamos más oportunidades y él no podrá lanzarnos casi nada.

[Light]

«¿Pero cómo puede esquivarlo todo así sin más?», se preguntaba Light, exasperado. A pesar de haber tenido una oportunidad perfecta, el Tiro Mortífero de Fátima no logró dañar a su objetivo.

—¡Ahora!

La exclamación de Fátima le hizo reaccionar. Light aprovechó sus alas una vez más para ascender y acercarse rápidamente a Layle y arremeter contra él con un Golpe Contundente. Si Fátima y él atacaban al mismo tiempo, difícilmente podría lidiar con los dos.

Sin embargo, el ataque salió mal. Volvió a manipular el cuerpo de la chica con sus poderes, esta vez impulsándolo hacia Light. Ambos aprendices chocaron inevitablemente y cayeron estrepitosamente —el efecto de las Alas de Solsticio había desaparecido y Light ya no se podía mantener en el aire— sobre la paja de nuevo. ¡Ya era la segunda vez!

A pesar de que se llevó la peor parte, ya que su cuerpo había servido para amortiguar la caída de Fátima, no se había hecho demasiado daño gracias a la paja.

—¡Vais a tener que practicar un poco más vuestra coordinación, eh!

«Te vas a cagar».

Una vez Fátima se hubiera reincorporado, ayudó a Light a levantarse. La chica sugirió cambiar de estrategia y le preguntó si necesitaba alguna cura.

—Gracias. Estoy bien, no te preocupes. Ya es la segunda vez que la bendita paja me salva la vida —le confirmó despreocupado mientras se quitaba la paja pegada en su ropa.

»Alejarle de la ciudad… ¿Eh? —Le dedicó aproximadamente cinco segundos a pensarlo, con el puño en la boca—. Tienes razón. En campo abierto me imagino que estará más desprotegido, no tendrá nada que lanzarnos.

»Sí, está bien. Puedo intentarlo, ve yendo hacia muralla si quieres y prepárate para salir. —Le señaló ésta en cuestión—. Yo intentaré que salga de la ciudad y me reuniré ahora contigo.

Sin más dilación, volvió a invocar las alas y se elevó para buscar desde el cielo a su presa. No podía haber ido muy lejos, seguro que le encontraba de seguida.

En efecto, a pesar de que se había alejado un poco, fue capaz de divisar al chico volador. De no seguir éste en el aire y haberse metido en cualquier callejuela, le hubiera perdido de vista.

Fue directo hacia él, con llave en mano, deseoso de darle una buena tunda. Puede que ni hiciera falta llevarle a campo abierto si le tumbaba allí mismo.

Layle le vio venir tras girarse hacia él y salió escopetado gracias a sus telequinesis. No era más rápido que Light en el aire y éste le alcanzaría de un momento a otro si no hacía algo.

Por esa razón, volvió a encantar objetos como tejas para lanzárselos y frenarle. De nuevo, el aprendiz de Tierra Partida hizo uso de su Llave Espada para quitarse los obstáculos que volaban peligrosamente hacia él.

—¡Eso no funcionará!

El cazarrecompensas se mordió el labio y optó por librarse de él utilizando de nuevo la jugada que había realizado hace escasos segundos con Fátima: manipulando a voluntad su cuerpo y mandándole directamente al suelo. Afortunadamente, Light le vio venir y le mandó una Onda Lunar en cuanto el rubio le señaló con su brazo. Su proyectil logró impactar contra él, interrumpiendo su magia e impulsándole hacia el suelo. Para su suerte, no se hizo ningún daño porque logró amortiguar la caída en el último momento con sus poderes.

La persecución continuó en tierra a partir de ahí. Layle intentó meterse por alguna que otra callejuela, pero Light levantó Pilares Tierra para bloquearle el paso y llevarle hacia donde le interesaba: al otro lado de las murallas.

Como había muchos guardias vigilando las fronteras de la ciudad, se propulsó hacia arriba con un exagerado salto y atravesó la muralla pasando por encima de ésta. Quasi le había advertido que habían colgado carteles suyos, por lo que no se iba a arriesgar.

«No miréis hacia arriba, no miréis hacia arriba…» rogaba mientras comenzaba a pasar por encima de algunos guardias.

Light también la atravesó por el aire. Se elevó con la suficiente antelación para que los guardias no fueran testigos de su magia y voló por encima de sus cabezas.

Por suerte, ninguno se dio cuenta: lo último que quería es que empezaran a perseguirles. Tras superar los muros y alejarse de las autoridades, buscó con la mirada a su compañera Fátima y aterrizó cerca de ella para continuar la persecución fuera de la ciudad. Las alas ya habían perdido todo su poder y no le quedaba otra que utilizar las piernas para alcanzarle.

—No podrá correr por toda la eternidad. ¡Vamos!

Y empezó a correr tras Layle.

[Suzume Mizuno]

—Alejarle de la ciudad… ¿Eh? —Fátima se sacudió la paja, mirándole con impaciencia mientras él lo consideraba—. Tienes razón. En campo abierto me imagino que estará más desprotegido, no tendrá nada que lanzarnos.

—¡Bien!

—Sí, está bien. Puedo intentarlo, ve yendo hacia muralla si quieres y prepárate para salir. Yo intentaré que salga de la ciudad y me reuniré ahora contigo.

—¡De acuerdo! ¡Suerte!

Observó cómo Light despegaba y se permitió un momento para suspirar, pensando que deberían fustigarse por causar tantos problemas. Ojalá no llegara a oídos de los Maestros. Después se metió en un callejón y con un doble salto trepó hasta uno de los tejados; sería más fácil llegar por ahí arriba que intentando abrirse paso entre las abarrotadas calles de París. Y, además, así podría ver si Light necesitaba que le echaran una mano.

****

Por suerte para Fátima, el problema en una ciudad no era salir, sino entrar, de modo que los guardias no pusieron inconveniente cuando vieron a un chico saliendo disparado por la puerta. Había adelantado a Light y a Layle justo cuando los dos decidieron seguir su persecución en el suelo, y ahora sólo podía esperar haber llegado al lugar adecuado. Se permitió unos instantes para apoyar las manos en las rodillas y recuperar el aliento, cubierta de sudor y temblorosa por el esfuerzo. Ningún un entrenamiento con Lyn la había dejado tan machacada. Después se retiró el pelo de la frente y miró a su alrededor. Los alrededores de la ciudad contaban con caminos en torno a los cuales se agrupaban casitas. Mejor alejarlo de ahí. Entonces… ¿Hacia dónde…?

Se alejó de las murallas, clavando la vista en ellas, preguntándose si Light conseguiría obligarle a saltarlas. ¿Cuánto debería esperar? ¿Y si lo perdían de vista?

Empezaba a considerar que sería mejor idea regresar cuando una figura sobrepasó la muralla y recorrió unos cuantos metros trazando una curva en el aire antes de comenzar a caer suavemente al suelo. Detrás, vino otra. Fátima corrió hacia Light, sin perder de vista a su objetivo. No supo si se debió a que la había visto o a que no estaba seguro de poder esconderse a lo largo del camino, pero se separó de este y se dirigió hacia lo que parecía ser una granja no muy lejana.

Light aterrizó a su lado.

—No podrá correr por toda la eternidad. ¡Vamos!

Fátima puso los ojos en blanco —¡no pensaba volver a correr en un mes!— y reanudó la carrera, metiéndose prisa para alcanzarlo.

—¡Tienes una buena resistencia!—comentó con una media sonrisa—.¡Si intenta esconderse en la granja separémonos para abarcar más terreno y que no se nos escape!

*

Layle se había metido en los establos. Suerte que no había animales dentro. Fátima no habría podido pelear con ellos en medio, y, además, habrían atraído la atención de los dueños.

Puso una mano en el hombro de Light y se llevó un dedo a los labios.

—Escóndete en algún sitio. Intentaré distraerlo. Espera a que me tenga contra las cuerdas, ¿de acuerdo?

Esperó a que respondiera. Después respiró hondo, invocó la Llave Espada y entró sin más en el interior del establo. El olor a animal la aturdió y arrugó la nariz. Se había acostumbrado tanto a vivir en Tierra de Partida que casi había olvidado cómo era el campo.

—¿Vas a pasarte la vida huyendo, Layle?—preguntó—. Ya no puedes volver a París, todo el mundo conoce tu cara. Y la Federación te busca. Si te entregas sin dar más problemas, quizás podamos llegar a un…¡EH!

Fátima se arrojó a un lado cuando un inmenso abrevadero se precipitó sobre ella.

—Creo que paso. No escapé para que me vuelvan a meter en esa celda sin dar pelea—respondió Layle, saludando con una sonrisa, apoyado contra una columna de madera.

Fátima apretó los dientes y le devolvió la sonrisa.

—Con que esas tenemos, ¿eh?

E invocó un Tirabuzón, consciente de que estaba agotando sus reservas de magia. Luego dejaría dinero por todo lo que pudiera destruir de la granja. Cogió impulso y uno de los brazos de agua se precipitó contra Layle. El joven ágilmente se echó a un lado, aunque no consiguió esquivar del todo el golpe de agua. Fátima manipuló el otro e iba a arremeter una vez más contra él cuando otro abrevadero salió disparado contra ella. Interpuso el brazo de agua en el último segundo pero, aun así, el golpe la lanzó hacia una de las cercas donde debían descansar las vacas y cayó sobre un fajo de paja, sin aliento.

—Sin rencores, ¿vale?—Layle levantaba unos cuantos cubos—. Tampoco te haré demasiado daño.

«Ooooh, ¡Light date prisa!», pensó, tratando de incorporarse y escapar.

[Light]

La persecución de Layle les llevó hasta un establo, tal como se imaginó Fátima. Allí dentro podría encontrar utensilios para arrojar, estaba claro que no estaba dispuesto a luchar con ellos en campo abierto y por esa razón había decidido refugiarse allí.

Light, que estaba en plena forma y todavía no mostraba demasiados signos de cansancio, se detuvo delante del lugar.

—Si atacamos a la vez volverá a pasar lo mismo y escapará, debemos pensar en algo —razonó.

—Escóndete en algún sitio. Intentaré distraerlo. Espera a que me tenga contra las cuerdas, ¿de acuerdo?

—Vale. Intentaré entrar disimuladamente por otro lugar y me ocultaré para pillarle desprevenido. ¡Suerte!

Se separó de su compañera para dar un rodeo al establo y conocer mejor el terreno. Giró la cabeza hacia varias direcciones para asegurarse de que no había nadie a la vista e invocó en un momento a su compañero para que restableciera gran parte de sus energías por medio de la habilidad Traspaso. Tras cumplir su función, el eidolon desapareció de allí.

Ahora podía activar su Sentido Sísmico para verificar las posiciones de Fátima y Layle. Se encontraban ambos dentro y no había nadie más, todo iba como la seda.

Dio con una ventana por la cual se pudo meter tras dar un pequeño salto. De esta manera se internó dentro del establo.

Los sonidos que emitieron algunos objetos al caer le alertaron y se apresuró a esconderse tras una montaña de paja.

—Sin rencores, ¿vale? Tampoco te haré demasiado daño.

Se asomó y comprobó la situación peliaguda de Fátima, que había sido derribada. Layle, que se encontraba a escasos metros del aprendiz, se disponía a lanzarle a la chica unos cuantos cubos.

Light salió de su escondite improvisado de paja y avanzó a zancadas hacia Layle para arrojarse encima de él, por la espalda. Esta vez no se iba a librar de ellos ni en sueños.

—¡Eh! ¿¡Qué estás…!?

—¡Se acabó el pilla-pilla, amigo!

Ambos cayeron en el suelo e inmediatamente comenzó el forcejeo, aunque no duró mucho. Light inmediatamente le agarró de las extremidades con todas sus fuerzas y permaneció encima suya para inmovilizarle del todo. Utilizó sus últimas reservas de energía para encantarle con el hechizo Pseudo Locura, que le permitía anular el uso de cualquier magia. Supo que el hechizo lunar había funcionado porque un tenue aura de color celeste comenzó a rodear al joven atrapado.

También le hacía más fuerte, pero seguía sin superar la fuerza de su captor.

—¿¡Qué es esto!? —le interrogó entre gruñidos, rabioso en parte por los efectos de la habilidad. Que su magia no funcionara en Light le puso aún más nervioso. Éste se lo explicaría al instante.

—Con mi hechizo ya no puedes usar magia, así que olvídate. —Materializó su katana en una extremidad libre y le mostró de cerca su filo para que se fuera mentalizando—. No te muevas.

»Creo que esto es una misión cumplida, ¿no? —le dijo a Fátima, con una sonrisa llena de satisfacción.

[Suzume Mizuno]

—¡Eh! ¿¡Qué estás…!?

—¡Se acabó el pilla-pilla, amigo!

Pocas veces una voz le había provocado tanto alivio. Fátima se levantó de un salto, todavía dolorida y algo mareada, a tiempo de ver cómo Light inmovilizaba a Layle contra el suelo. Forcejearon un poco y Fátima se preparó para atacar por si Layle utilizaba de nuevo sus poderes. Sin embargo, al ver cómo Light se relajaba cuando su objetivo quedaba envuelto en una especie de aura azulada, dio por sentado que le acababa de lanzar alguna clase de magia.

—¿¡Qué es esto!?

Fátima no pudo menos que sonreír con inmensa satisfacción.

—Con mi hechizo ya no puedes usar magia, así que olvídate. . No te muevas. Creo que esto es una misión cumplida, ¿no? —Light le sonrió.

—Vaya que sí.


****

Comunicaron con la Federación para entregarles a Layle lejos de las murallas de París, en el claro de un bosque donde nadie pudiera verlos. Fátima maniató al joven con firmeza, negándose a permitir que se le escapara en el último segundo, y se mantuvo atenta por si tenían que noquearle.

Mientras esperaban, se miró los moratones y masculló para sus adentros una sarta de insultos. En cuanto regresara a Tierra de Partida se tomaría un éter y se gastaría una vez más toda su energía para curarse. Porque, maldita sea, cómo dolía. Había sido un duro hueso de roer.

Y, aun así…

—¿Por qué te encerraron?—preguntó a Layle.

El joven sonrió de medio lado. Luego se encogió de hombros.

—Puedes intentar imaginarlo, aunque es triste que hayáis ido detrás de alguien sin saber ni siquiera qué ha hecho. ¿O debería decir temerario?

Fátima suspiró e intercambió una mirada con Light. Sí, tenía razón. Pero si no quería hablar, no iba a ser ella quien le obligara.

Tras media hora de espera, apareció una nave de la Federación. Layle los recibió de bastante buen humor, teniendo en cuenta la situación, y se dejó esposar sin dejar de hacer bromas. Ni siquiera cuando lo empujaron hacia la pasarela que llevaba al interior de la nave se le borró la sonrisa. Es más, se volvió hacia ellos y se despidió con un gesto.

—La próxima vez no me cogeréis.

—Dios, espero que lo vigilen mejor, si tan peligroso es—farfulló Fátima, cruzada de brazos. Pero cuando la nave despegó, paladeó un sabor algo amargo—.La verdad es que me ha sabido un poco mal. Él sólo se estaba defendiendo. Ni siquiera ha venido en serio a por nosotros. Podría habernos hecho mucho más daño de haber querido, ¿no crees?—Miró a Light, sintiéndose un poco culpable.

Esperó a que respondiera y, entre tanto, recordó algo importante.

—Ah, por cierto.—Sonriendo, se acercó a él y le pegó un capón en la coronilla—.¡Eso por sacar tus alas en medio de la ciudad! ¿En qué estabas pensando? ¡Vale que cuando íbamos saltando por ahí no parecíamos normales, pero de eso a lo tuyo hay un gran paso!

No estaba enfadada, en realidad, aunque sí un poco preocupada. Y, de todas formas, Light se lo merecía.

[Light]

Abandonaron aquel establo cuanto antes por si sus dueños regresaban y se llevaron a Layle hasta el claro de un bosque. Light contactó con La Federación a través de su dispositivo móvil para que acudieran allí y se llevaran a su ansiado fugitivo.

Durante la espera, que se le hizo eterna, vigiló en todo momento al capturado, sin separar la katana de su espalda. Aunque su magia seguía activa en él y Fátima le había atado, no podían fiarse.

«Ha costado un poco, pero al fin».

—¿Por qué te encerraron? —Fátima se interesó por Layle y le preguntó.

—Puedes intentar imaginarlo, aunque es triste que hayáis ido detrás de alguien sin saber ni siquiera qué ha hecho. ¿O debería decir temerario?

Light y Fátima se miraron mutuamente y el primero soltó un suspiro. La verdad es que les habían dado muy poca información sobre aquel joven y no sabían casi nada de él (y dudaba mucho que les dieran esa información ahora). ¿Estarían ocultando algo los incompetentes de La Federación?

Y sí, la misión podía haber resultado mucho más peligrosa: de hecho él había participado en misiones mucho peores que aquella. Podía sentirse afortunado por haber cumplido la misión sin muchos problemas.

La nave de la Federación finalmente acudió y aterrizó delante de ellos. Los agentes le pusieron las esposas y sin más dilación le condujeron hacia el interior de la nave.

—La próxima vez no me cogeréis.

—Si llega a haber próxima vez, claro.

»¡Y que no se os vuelva a escapar! —les advirtió a las autoridades de La Federación antes de que cerraran las compuertas de su nave.

Fátima y él contemplaron cómo la nave se elevaba y se perdía en el cielo. La misión ya estaba cumplida definitivamente y podían partir también. Se moría por quitarse aquellos ropajes y visitar la cafetería del Gremio. Como estaba de buen humor, le sugeriría luego a Fátima tomar algo y la invitaría.

—Dios, espero que lo vigilen mejor, si tan peligroso es. —Light no pudo evitar emitir una pequeña carcajada. Conociendo la incompetencia de la Federación, lo dudaba—. La verdad es que me ha sabido un poco mal. Él sólo se estaba defendiendo. Ni siquiera ha venido en serio a por nosotros. Podría habernos hecho mucho más daño de haber querido, ¿no crees?

—No lo sé. No me parecía un mal chico, la verdad —comentó simplemente su impresión.

—Ah, por cierto.

—Dime.

Por acto reflejo, condujo su mano hasta la sien y puso una ligera mueca. No le hizo daño, pero sin duda le pilló por sorpresa.

—¡Eso por sacar tus alas en medio de la ciudad! ¿En qué estabas pensando? ¡Vale que cuando íbamos saltando por ahí no parecíamos normales, pero de eso a lo tuyo hay un gran paso!

—Ah, eso… ¡Lo siento! Pero oye, admite que nos ha ayudado a que saliera de la muralla —justificó, con una ligera sonrisa. A pesar de que se había disculpado, no parecía lamentar demasiado haber utilizado magia en público. De todos modos lo tendría en cuenta para la próxima vez y sería más cuidadoso.

»Las habilidades mágicas de Nadhia siempre me sacan de estos apuros, qué haría sin su nexo —dijo más bien para sí mismo.

Fátima seguramente no comprendería del todo lo que había dicho si ignoraba todo lo referente al nexo-D. Light no dio explicación alguna y golpeó con el puño cerrado el cristal alojado en su pecho para materializar su armadura.

Después, convirtió su llave en glider y se subió a éste, preparado para iniciar el viaje de vuelta.

Aunque antes de partir, le vino alguien a la cabeza y preguntó por él.

—Por cierto, ¿qué fue de ese tal Quasi?

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