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Portal 1 - Entrada noroeste

El portal que había escogido nos había llevado a una preciosa zona. Una de muros altos y un total de cinco fuentes, cuatro de ellas en las esquinas y la última en el centro. En dichos muros había símbolos de corazones.

En ese momento noté mi bolsillo más pesado de lo normal, miré lo que era por curiosidad; una brújula.

Había dos caminos a la vista: Oeste y sur.

En total solo tres personas habíamos cogido aquel camino: Alec, el altísimo brujo y Hana, la "cantante". Me acerqué al primero de ellos y saludé al aprendiz con la mano.

—Parece que nos hemos visto arrastrados a otra vez a algo que se escapa de nuestra comprensión —suspiré resignado—. Sea como sea... ¿Te apetece que vayamos juntos por ahora? Me fío más de alguien de Bastión Hueco, la verdad.

Señalé el camino del sur.

—¿Vienes?

Afirmase o no me dirigiría por aquel lugar igualmente.

Cuando Keiko entró por la puerta cuatro, le dio por mirar en su bolsillo.
Mágicamente, había aparecido una brújula que no tenía antes. Y ante ella, se abría una nueva estancia, con una bifurcación.
Un camino seguía por el norte.
Otro, la hacía ir al este.

De cualquier modo, no se podía ver el final de ambos caminos, tenía que tomar una decisión, puesto que al igual que ella, otros cinco aprendices también tomaron su mismo camino.

Por lo tanto, ella escogería ir hacia el norte, ya que si tenían que ir al centro, ir recto era la mejor opción.

Ragun y Hana, menuda pareja de competidores me había cruzado. Pero ya podían ser los que quisieran, esa Llave iba a ser mía estaban locos si pensaban que les dejaría cogerla en mis narices.

Andando un poco por la sala, noté que uno de los bolsillos del pantalón me pesaba más que antes y al ir a ver qué era lo que hacía que notara eso, descubrí que ahora tenía una brújula. Me iba a venir bastante bien si quería moverme por ese laberinto con rapidez y facilidad.

—Veamos que nuevas opciones tenemos aquí.

Sacando nuevamente la baraja de cartas y barajándolas, miré a los dos pasillos que tenía la sala. Este y Sur, Rojas y Negras, no iba a complicarme mucho más en la distribución de la suerte. Sacando una nueva carta, la mantuve oculta durante unos segundos antes de darle la vuelta.

—Cuatro de Tréboles, entonces mi siguiente destino será el Sur —señalé guardando los naipes y volviendo a sacar la brújula, aunque en ese momento se me acercó Ragun diciéndome que también iría hacia ese lado —. Creo que antes de que decidieras ya tenía que ir y... no lo se, quizás sería más aconsejable ir por el Este para cubrir más terreno.

Me quedé varios segundos pensando, tener a Ragun conmigo me ayudaría a llegar más fácilmente al final, pero no quería dejar que el aprendiz se llevase el premio. Aunque... Hana no era tampoco de fiar. Elegir a uno de esos dos iba a ser difícil.

—Que más da, vayamos juntos —me decidí finalmente sonriendo.

Y es que después de todo Ragun era bastante resistente y fuerte, podía encargarse él de muchos de los posibles peligros que pudiese tener el laberinto, sería el escudo perfecto... y uno que me quitaría de encima en la primera trampa que viésemos.

La llave espada de los corazones... ¿Podía haber nombre peor para un tesoro? Nada la motivaba para conseguirlo, ni siquiera la idea de poder fardar ante pringados de su adquisición. ¿Para qué quería una llave más, al fin y al cabo, si tenía la suya?

Sin embargo, ya que había sido "seleccionada" para el reto, no iba a echarse atrás. No con un vasto laberinto por delante, lleno probablemente de secretos y, esperaba, premios mucho mejores. No tenía nada que perder, ¿no? Algo en lo que participaran esos muñecos con pompón no podía ser peligroso. Escogió una entrada al azar y tiró hacia delante.

Llegó a una sala llena de esos vomitivos corazones (parecía que el tema principal del laberinto era esa ideología de la paz y el amor que tanto le gustaba a los portadores, cómo no), aunque preciosa, había que reconocerlo. Se dio cuenta de que dos personas más se le habían adelantado: Ragun y Alec. Los dos tuvieron una breve conversación para acordar ir juntos.

—No soy sorda, ¿sabéis? —les incriminó con los brazos en jarras, enarcando una ceja. ¡Ya la habían vuelto a meter en el saco de los "patanes de Tierra de Partida"!—. ¿Y quién querría ir con un leproso y un charlatán?

Muy indignada, aunque algo dolida también por ese rechazo tan mecánico de los otros dos, escogió el otro camino (ni siquiera se dio cuenta de que Alec ahora era de Bastión Hueco, dato que no conocía). Se detendría y escucharía cualquier cosa que quisieran decirle, pero como mucho resoplaría en respuesta y seguiría a lo suyo.


[Hana al este]

No noté nada especial tras cruzar el portal. Todavía confusa y sin saber bien a dónde ir avancé hasta el centro de la sala, suspiré y me recogí el pelo, observando la estancia cuidadosamente: paredes de piedra y dos salidas.

Bueno, ¿y ahora?

No había mucho por dónde elegir, algunos aprendices incluso se adelantaron por las dos salidas que había. ¿Y yo qué haría? No lo medité seriamente hasta ese momento, pero la idea de coger una Llave Espada legendaria en el centro del laberinto... era muy tentadora, y la sola idea de imaginarme a personas como Light portándola me ponía enferma. Así que decidida y con prisas, que no descuidada, me interné por la entrada que más me convencía.

Me di cuenta en ese momento de que en uno de mis bolsillos había algo, me detuve un segundo y agarré el objeto con cuidado: era una brújula. Arqueé una de mis cejas, sorprendida por la magia de aquel lugar, capaz de meterme cosas en los bolsillos sin mi consentimiento. Pero aun así lo agradecí, porque suponía que una brújula me ayudaría bastante.

Sonreí arrogante durante un momento y me adentré en lo desconocido, preparada para cualquier cosa.

Confusa, me negué a entrar por alguna de aquellas puertas, intentando buscar una explicación de aquel asunto en la sala donde estábamos. Pero, de pronto, un golpe de viento me arrastró, empujándome con fiereza, hacia una de ellas. Pronto me di cuenta de que era el portal por el que había entrado mi amigo Light, el cual se encontraba allí con otros aprendices.

Miré alrededor, y vi que nos hallábamos en una sala redonda, decorada con dibujos de nubes, como si fuera la habitación de un niño pequeño, y con un suelo increíblemente blando que invitaba a echar una siesta tumbada en él. Pero, claro, no era el momento de algo así.

—Ojala no tuviera que elegir, ¿vosotros por donde iréis? —dijo la peliazul bastante nerviosa.

La pequeña Aru había esperado a escuchar la respuesta de los demás compañeros de sala, pero aun así, decidió adelantarse y escoger una sala.

—Mucha suerte, espero veros de nuevo. —comentó una de las aprendizas.

Observé alrededor una vez más para comprobar que había solamente dos salidas, así que estaba claro que acabaríamos separándonos. Como no sabía qué peligros podían acechar, decidí acompañar con Light, para ir más segura, por tanto esperé a que eligiese una ruta.

—No lo sé… —Light respondió a la chica y acto seguido me miró, como buscando una respuesta, a lo cual respondí devolviéndole una mirada que denotaba confusión y encogiéndome de hombros—. Venga, yo iré por aquí. Exploraremos más separados que si vamos todos juntos.

—Voy contigo —dije, corriendo hacia la misma puerta que estaba a punto de atravesar el chico, pero antes de llegar, me giré y despedí a los que se habían quedado o habían escogido otro camino con un suave movimiento de mano, alzando el brazo—. ¡Suerte!

Tras atravesar el extrao portal, llegamos a una estancia cuadrada, sin nada en particular: 4 paredes y un suelo de piedra. Sin embargo, al poco de llegar noté algo raro, era como si mi abrigo pesara más. Al comprobarlo, pude encontrar con cierta duda que en uno de sus bolsillos una brújula había aparecido.

La meneé un poco para comprobar si funcionaba bien, y tras eso me fijé aún más en el entorno: 2 pasillos se abrían a nosotros, uno al Norte de la brújula y otro al Oeste.

Sin vacilar mucho y esperando un golpe de suerte por parte del destino, me dirigí al pasillo Oeste...

Sólo habían dos posibles salidas, la del oeste y otro hacia el sur. Era una estancia blanca, adornada con motivos de nubes.

El espacio era azul, y parecía que estuviera saltando en una cama. Miré a todos los que me habían acompañado y después, a mi brújula. No era malo orientándome, pero aquello era un laberinto.

—Elegiré la del Oeste —dije en voz alta. Después me encogí de hombros—. Supongo que volver otra vez hacia atrás es una tontería.

Dijeran lo que dijeran los demás aprendices y si me seguían o no, me encaminé hacia la puerta Oeste.

Así que 6 aprendices contándome a mi eh...

Había atravesado al portal apenas unos instantes atrás, pero no lo había hecho solo: 5 aprendices más lo habían hecho conmigo. Había que decir que de aquellos solo podía distinguir por ciertos rumores a dos chicas como muy posibles miembros de Bastión Hueco, y a un chico, casi un niño, el cual sabía que pertenecía a Tierra de Partida ya que me lo había encontrado con anterioridad en la lucha contra Dark Light.

Eso me dejaba con 2 aprendices femeninas a las cuales no me sonaba haberlas siquiera visto con anterioridad, pero tampoco tenía más importancia que aquella en la competición que se estaba librando. ¿Tendría que enfrentarme a alguno de ellos por el premio? Esperaba que no, pues uniéndose todos contra mí podrían matarme si así lo deseaban, por lo que no sería yo quién iniciaría un mero conflicto aquel día.

Miré a mi alrededor para ver que nos encontrábamos en una sala cuadrada con las paredes de piedra, sin más decoración a simple vista que aquella. Era como una habitación completamente desnuda, y aquello no me gustaba, pues infundaba en mí una ligera sensación de mal estar que no llegaba a comprender del todo. ¿Sería que la ausencia significaba algo por si misma que desconocía? Fuese como fuese traté de aislar aquel absurdo pensamiento de mi cabeza, debido a que no podía quedarme parado sin hacer nada.

Entonces me percaté de que un objeto había aparecido en mi bolsillo: se trataba de nada más y nada menos que una brújula — parecida a la que Saeko me había enseñado en Agrabah, junto al visir —la cual observé con curiosidad mientras caminaba dando pequeños pasos y claramente despreocupado; esta apuntaba en dos direcciones, y a pesar de haber demostrado ser bastante malo con el tema de a lo que a direcciones se refiere, podía diferenciar que un camino era el Norte y el otro el Este.

Por ahora no había ningún peligro al que temer, así que no había motivos para preocupaciones, debido a que había llegado el momento de avanzar en una dirección. Sin vacilar, cogí rumbo hacia el camino que entendí como "Este" y dejé que el resto de aprendices decidiese por si mismos, pero eran totalmente libres de seguirme si así lo querían, no me quejaría por explorar en compañía de alguien.

Tras la puerta, me encontré con una sala decorada con patrones celestes: nubes, arcoiris... Cosas así. Di un paso, y noté cómo el suelo se rendía un poco ante mis pies. Parecíamos andar sobre una nube.

Vi dos puertas: al sur y al oeste (si me guiaba por la brújula que tenía en mi mano). ¿Cuál elegir?

Entonces, escuché una voz que me resultó familiar.

—Elegiré la del Oeste. Supongo que volver otra vez hacia atrás es una tontería.

Sí, era él. Simbad.

También había distinguido a Maya, la pequeña bruja, entre la multitud; pero la había perdido. El gitano era del otro bando, pero una cara conocida era una cara conocida. Así, decidí seguirle a la puerta Oeste. Total, tampoco habría sabido cuál elegir.

Hana
La sirena, marginada por los otros dos, decidió ir sola por el camino de la derecha. No tuvo que andar demasiado para encontrarse con un nuevo cruce de caminos, con tres opciones a seguir. Una ruta subía hacia el norte, otra seguía recto hacia el este, y otra bajaba hacia el sur.

Mientras que el camino norte no tenía nada que lo distinguiera, si se paraba a mirar el del este y el del sur vería entre la oscuridad pequeñas chispas de luz por ambas opciones.

¿Cuál seguiría?



Ragun & Alec
El dúo de Bastión Hueco se dirigió hacia el sur, llegando a una nueva sala cuadrada de donde salían más caminos. Concretamente, uno hacia el este y otro que continuaba hacia abajo. Nada diferenciaba uno de otro.

Oh, pero había algo más. Al lado de la ruta del sur había una gran puerta de madera vieja. No parecía estar cerrada, e incluso aunque lo estuviera sus llaves le abrirían el camino.

Mirar qué había ahí dentro también era una opción. Eso, o elegir un nuevo camino y continuar.



Light, Maya, Simbad & Jeanne
Poco avanzaron los cuatro, abriendo una pesada puerta de madera robusta, hasta encontrarse con una bifurcación. Ante ellos tenían un pequeño túnel, de aspecto ruinoso que continuaba hacia el oeste. Un poco más hacia el norte en la misma sala a la que habían llegado, también había un camino que se dirigía hacia la izquierda, pero de aspecto normal.

Eligieran lo que eligieran, seguirían hacia el oeste. ¿Por cuál de los dos?



Aru & Saxor
Hacia el sur, ambos aprendices de Tierra de Partida se encontraron con una acogedora sala con una chimenea encendida. Sus opciones para continuar eran numerosas, pues podían continuar hacia el sur, o optar uno de los dos caminos que había hacia el oeste, uno más al norte que otro.

Además, había dos puertas: una arriba de la sala, cerca del camino por el que acababan de llegar, y otra abajo, al lado de la ruta que continuaba al sur. Cinco opciones... Difícil, ¿no?



Fátima, Malik & Saeko
Al poco de avanzar por un estrecho pasillo de piedra, la parejita y Saeko se encontraron con dos puertas situadas a cada lado, una a la derecha y otra a la izquierda. El camino hacia el norte seguía hacia delante, y si se paraban a mirar podían ver al fondo una sala blanca.

Por cierto, en la puerta de la izquierda parecían escucharse voces.

¿Abrirían alguna puerta o seguirían hacia delante?



Lyon, Nikolai, Xefil & Neru
Una nueva estancia de piedra, sin nada destacable, fue lo que los cuatro varones encontraron. Pudieron avanzar un poquito más, pues no había caminos a la vista, hasta encontrarse con dos puertas paralelas, una hacia el norte y otra hacia el sur. Si continuaban un poquitín, verían que había otra sala cuadrada de la que sí salían dos caminos: uno al norte, y otro seguía hacia el oeste.

En la puerta sur, si guardaban silencio, se podía escuchar una especie de ronquido. ¿Alguien dormía dentro?

¿Abrirían alguna puerta o elegirían una nueva ruta?



Myxa & Saito
Una larga sala, chimenea encendida incluida, les esperaba a los dos. ¡Había hasta sillones para sentarse! ¿Para continuar?

Había dos puertas, ya abiertas, una a cada lado de la chimenea, y ambas conducían hacia el norte. Además, se podía seguir avanzando hacia el este si así lo querían.

¡Elecciones, elecciones!



Colibritany, Nicoxa, Keiko & Bavol
Las tres chicas y el gitano optaron por el norte. Pero pronto se encontraron con un nuevo dilema: una división de caminos. Seguir al norte, o girar el este o al oeste.

Y lo peor de todo: no había señal alguna, ni siquiera un ruido, que diferenciara las rutas. ¡Qué marrón!



MAPA:

Fecha límite: sábado 20, hoy, a las 0:00

Cuatro seguimos el camino Oeste. Abrimos una puerta pesada, de madera de roble. Y abrí los ojos como platos cuando la vi. Su pañuelo rojo y sus ojos anaranjados eran tan brillante como los recordaba.

—¿Jeanne?

Hacía bastante frío.
Era de otro bando, pero no me importó, por lo menos ya no estaba tan solo. El camino se dividía en una bifurcación, entre un túnel y un pasillo. Los dos iban hacia el Oeste. Sonreí.

—Voy a elegir el pasillo ¿te apuntas?

Light se detuvo ante un túnel que no tenía muy buen aspecto. Acto seguido se adelantó unos poco más y comprobó que podían seguir hacia el oeste por otro pasillo.

—Puede que sea un atajo —retrocedió para volver a colocarse delante del túnel—. Pero no creo que sea buena idea ir por allí… está en muy mal estado, imaginaos que se derrumba con nosotros dentro.

Y tras expresar lo que pensaba siguió caminando, sin despegar la mano del mango de su katana, sostenida en su cinturón. No se internaría en el túnel, sino que continuaría por el pasillo oeste, la opción que le parecía más segura sin duda.

Tras una pesada puerta, Simbad, Maya, un chico desconocido y yo llegamos a otra bifurcación: ahora la decisión estaba entre un ruinoso túnel hacia el oeste (tal y como me confió la brújula) y un pasillo de aspecto sobrio hacia la misma dirección. Mientras reflexionaba acerca de los dos (el túnel parecía a punto de derrumbarse, pero eso significaba dejarse guiar por las apariencias, después de todo) cuando una voz me sobresaltó.

—¿Jeanne?

Me giré en redondo y me topé con un torso humano. Levanté la cabeza (me superaba en diez centímetros) y comprobé que, efectivamente, era Simbad.

—Voy a elegir el pasillo, ¿te apuntas?

Me voltée observando el pasillo. El aspecto oscuro del túnel me daba mala espina, y ya que me lo había ofrecido, ¿por qué no ir con él?

—Claro —le devolví la sonrisa—. Voy a tu lado.

Así, caminé hasta el pasillo, junto al gitano y el otro chico, al cual decidí presentarme, ya que parecía que íbamos seguir juntos.

Otros tres aprendices a parte de Nikolai optaron por la ruta del oeste, y lo único que se encontraron fueron aún más posibilidades de caminos que en la sala anterior: Dos puertas que apuntaban al norte y al sur respectivamente, y otros dos caminos sin puerta alguna; uno al norte y otro que seguía con el trayecto hacia el oeste.

El hecho de que dos de las opciones que tenían disponibles tuviesen una puerta delante le llamó la atención al aprendiz, pero del mismo modo que resultaba tentador abrirlas, también estaba la cuestión de si los portones estaban ahí para evitar el paso de cualquier amenaza. Además, la ronquera que provenía de detrás de la puerta sur delataba que alguien o algo se encontraba dentro. El que fuese peligroso o no ya era otro cantar.

No obstante, eso lo tendría que descubrir otra persona, ya que Niko no tenía intención de abrir la puerta sur, pero sí la que se encontraba justo en frente de la otra; la norte. Con un ligero movimiento de muñeca, materializó la llave espada entre sus dedos y se dispuso a desbloquear la puerta. Quizás tuviese la suerte de que lo que había al otro lado fuese algo de valor o se tratase de un atajo.

O tal vez no...