Re: [La Cité des Cloches] Los miserables
Publicado: Vie Dic 26, 2014 2:03 am
Cuando me llamó hermano experimenté una gran sensación de familiaridad. Demasiada, incluso para un humano.
—Yo conozco a Jeanne, ella es mi grumete —no me sorprendí ni la mitad de lo que vino a continuación—. No me digas que ella es tu novia. Mi hermano y mi grumete juntos, no sé si eso me gusta mucho… —me guiñó un ojo, con aquella sonrisa.
—Ella no es mi novia —expliqué. Menos mal que era moreno, si no, mi sonrojo habría sido notable.
Cuando él se levantó y me dirigió una sonrisa, yo no me moví del sitio todavía. Efectué un cura sobre mis heridas.
—Me gustaría que te vinieras conmigo a Tierra de Partida —me propuso. Yo abrí mis ojos como platos—. A lo mejor es un poco pronto, pero ahí te dejo la oferta por si cambias de opinión.
Sonreí forzadamente. No podía irme a Tierra de Partida, allí no sería bienvenido y le debía mucho a Bastión Hueco.
>> Un día tenemos que volver a vernos, pero la próxima sin lágrimas ni peleas, ¿vale?
—Claro —me incorporé como pude y le revolví el pelo—. No te metas en líos, hermanito.
Cuando abandonó el mundo encima de su glider y se despedía con la mano, me quedé un rato más mirando el horizonte. Quizá no estaba preparado para volver todavía. No soportaría mirar a los ojos a Gédéon, y lo había comprendido en ese mismo instante. Sonreí mientras se me cristalizaban los ojos.
—Sé valiente, Bavol —y acto seguido, me interné en un callejón para volver a Bastión Hueco.
Estaba tan hueco como la miseria de París.
****
Brujería. Por fin había podido confirmar sus sospechas sobre las artes oscuras a las que recurrían los gitanos. Había sido derrotado dos veces por el mismo hombre, incluso habiendo recorrido a sus mejores soldados. No tenía nada que hacer contra la magia gitana.
Vidocq hincó una rodilla en el suelo cansado de huir de aquella escoria, no podía soportar el hecho de haber sido deshonrado por un gitano.
—Oh, todopoderoso Señor, vuestro humilde vástago implora vuestra intervención —rezó el capitán—. La escoria gitana ha recurrido a las artes diabólicas para frenar nuestra cruzada. Os rogamos vuestra ayuda, necesito que me deis fuerza en este momento de debilidad.
De pronto, sintió unas fuertes pisadas que estaban haciendo temblar el suelo. Rápidamente Vidocq decidió darse la vuelta para descubrir lo que estaba ocurriendo y entonces sus ojos se abrieron de par en par al ver lo que tenía justo delante.
GRRRRRRHH
Las súplicas de Vidocq habían sido escuchadas, aunque muchos podrían dudar de si había sido escuchado por Dios o por el Diablo.
Continuará....
—Yo conozco a Jeanne, ella es mi grumete —no me sorprendí ni la mitad de lo que vino a continuación—. No me digas que ella es tu novia. Mi hermano y mi grumete juntos, no sé si eso me gusta mucho… —me guiñó un ojo, con aquella sonrisa.
—Ella no es mi novia —expliqué. Menos mal que era moreno, si no, mi sonrojo habría sido notable.
Cuando él se levantó y me dirigió una sonrisa, yo no me moví del sitio todavía. Efectué un cura sobre mis heridas.
—Me gustaría que te vinieras conmigo a Tierra de Partida —me propuso. Yo abrí mis ojos como platos—. A lo mejor es un poco pronto, pero ahí te dejo la oferta por si cambias de opinión.
Sonreí forzadamente. No podía irme a Tierra de Partida, allí no sería bienvenido y le debía mucho a Bastión Hueco.
>> Un día tenemos que volver a vernos, pero la próxima sin lágrimas ni peleas, ¿vale?
—Claro —me incorporé como pude y le revolví el pelo—. No te metas en líos, hermanito.
Cuando abandonó el mundo encima de su glider y se despedía con la mano, me quedé un rato más mirando el horizonte. Quizá no estaba preparado para volver todavía. No soportaría mirar a los ojos a Gédéon, y lo había comprendido en ese mismo instante. Sonreí mientras se me cristalizaban los ojos.
—Sé valiente, Bavol —y acto seguido, me interné en un callejón para volver a Bastión Hueco.
Estaba tan hueco como la miseria de París.
Brujería. Por fin había podido confirmar sus sospechas sobre las artes oscuras a las que recurrían los gitanos. Había sido derrotado dos veces por el mismo hombre, incluso habiendo recorrido a sus mejores soldados. No tenía nada que hacer contra la magia gitana.
Vidocq hincó una rodilla en el suelo cansado de huir de aquella escoria, no podía soportar el hecho de haber sido deshonrado por un gitano.
—Oh, todopoderoso Señor, vuestro humilde vástago implora vuestra intervención —rezó el capitán—. La escoria gitana ha recurrido a las artes diabólicas para frenar nuestra cruzada. Os rogamos vuestra ayuda, necesito que me deis fuerza en este momento de debilidad.
De pronto, sintió unas fuertes pisadas que estaban haciendo temblar el suelo. Rápidamente Vidocq decidió darse la vuelta para descubrir lo que estaba ocurriendo y entonces sus ojos se abrieron de par en par al ver lo que tenía justo delante.
Las súplicas de Vidocq habían sido escuchadas, aunque muchos podrían dudar de si había sido escuchado por Dios o por el Diablo.
Continuará....
Spoiler: Mostrar