Resultó un ligero infortunio que Fátima no conociera aquella isla. Al menos había estado antes en aquel mundo, como él (aunque a diferencia de su compañera, Light apenas lo recordaba por culpa de cierta
borrachera).
«
Qué desconsiderados, ¿no?», le sorprendió que la chica asegurara que les pedirían dinero a cambio de un poco de ayuda.
«
Espera... Fátima dijo que era un nido de piratas», recordó lo que le dijo hace escasos segundos.
Empezaba a hacerse una idea de la clase de lugar que era Tortuga.
—
¿Y si preguntamos?—
De acuerdo.Ambos aprendices optaron por preguntar a la gente, cada vez más escasa. No tardaron en encontrar a un niño con un loro, que distaba mucho del que estaban buscando. De todos modos puede que éste conociera bien a aquellos animales, por lo que no perdían nada por preguntar.
—
¿Dónde se cazan estos loros? —le interrogó, señalando al animal—.
Queremos encontrar uno.—
No vamos a quitarte el tuyo, ¿eh? —expresó Light, cruzado de brazos. Parecía que el chaval no se fiaba de ellos.
El chico les confirmó entre gruñidos que podrían localizarlos en un claro de la selva. Parecía que la intuición de Fátima había sido correcta.
—
¿Vamos?Light simplemente asintió, conforme.
Descruzó los brazos y le dio las gracias al chaval por la información. Sin más tardar, se dirigieron hacia la selva de Tortuga.
***Light y Fátima se internaron en la jungla y empezaron a avanzar por ésta. Light, fascinado por el escenario verdoso, podía percibir una infinidad de plantas exóticas y sonidos de animales que jamás había visto en otros mundos.
El aprendiz, que levantaba a menudo la cabeza para localizar al ave, trastabilló por culpa de las raíces gruesas de un árbol. Le confirmó a Fátima que no era nada y se puso de pie rápidamente.
Se detuvo delante de un árbol y una intersección que les obligaba a elegir entre ir por la izquierda o por la derecha. Teniendo en cuenta lo vasto que era aquel lugar —pudieron advertirlo cuando llegaron a la isla en glider—, tardarían un sinfín de horas en explorarlo todo.
—
Demonios, este lugar es demasiado grande… ¿Nos dividimos? —sugirió, pensativo.
Si la chica aceptaba, elegiría cualquiera de los caminos: el de la derecha mismamente.