Subiendo las escaleras y atravesando una puerta logré encontrar una nueva habitación a investigar. Era pequeña, y salvo por las extrañas estatuas y decoraciones de la pared estaba completamente vacía. O eso parecía, de no ser porque los arañazos se multiplicaban más y más a medida que avanzaba por el pasillo. Curioso, y aprovechando que Ding-Dong no paraba de temblar y de mirar a cualquier sitio menos a mi posición, hice una prueba en la que llevaba un rato pensando.
Es cierto que los sincorazón son criaturas que actúan sin pensar e incluso son capaces de destrozar lugares para conseguir un simple corazón, pero las marcas en las paredes eran demasiado llamativas para que fueran hechas de forma arbitraria por los sincorazón. Acerqué mi mano hasta una de las marcas, cuyos surcos eran bastante profundos en la piedra de aquella pared. Tal y como sospechaba, las marcas encajaban ligeramente con mi mano, salvo por el tamaño que tendría la mano. Sin pensármelo volví a abrir mi Bloc de Notas para hacer unos apuntes rápidos:
Neru escribió:Puente y Puerta
Tras la verja que separa el castillo del bosque (que se puede abrir con la llave espada), un puente se levanta justo después de ésta. El puente conecta con la entrada al castillo, una enorme muralla de piedra con dos torreones a sus lados con un portón igual de grande y macizo. El puente no es demasiado grande, pero lo curioso son las estatuas que tiene a sus lados, de estilo gótico y que casi tratan de asustar a aquellos que van a la Fortaleza.
Salón Principal:
La entrada, al igual que gran parte del castillo, es muy siniestra. De gran espacio y belleza, parece estar decorada con toda clase de telas, utensilios, y muebles caros. ¿Podrían haber riquezas en la fortaleza? Sin embargo, las paredes y columnas están levemente dañadas, pues hay marcas de pelea en todas partes: las marcas son de una garra afilada, y de un tamaño algo más grande a la de la persona promedio ¿Sincorazón? A su alrededor el salón dispone de varias habitaciones, que parecían tener función de lugar de reunión o como zona para invitados.
Pasillo 1:
Una pasillo ricamente decorado al que se accede por las escaleras de la izquierda (si entras al Salón por la puerta principal). Tiene toda clase de estatuas y esculturas, y salvo dos o tres rasguños está impecable. Tiene dos o tres puntos ciegos que se pueden utilizar como escondite si fuera necesario.
Pasillo 2:
Una pasillo no tan ricamente decorado como el anterior al que se accede por las escaleras que suben a un lado del pasillo 1. Tiene toda clase de estatuas y esculturas, a diferencia de los del anterior pasillo bastante derruidas y tétricas. las paredes en esta zona están llenas de marcas de lo que parece ser un combate... pero no parecen hechas por un sincorazón cualquiera.
Ding-Dong comenzó a meterme prisa, puesto que apenas podía hablar del terror lo hizo dándome un tirón de la gabardina. A paso lento, comencé a avanzar por el pasillo, vigilando las paredes por lo que pudiera suceder. Cuándo estábamos ya frente a la gigantesca puerta que daba fin al tétrico camino, un crujir de piedra se oyó justo detrás nuestra. Al girarme, un filo helado me sorprendió e hirió en el estomago. Por suerte no era más que una pequeña herida, por lo que me dio tiempo de sacar mi llave espada y redirigir su ataque para defenderme.
La extraña criatura, con toda probabilidad un sincorazón, se lanzó a lo loco a por mí. Sus golpes eran oscos y muy brutos, como si no supiera siquiera cómo pelear con la espada. De un empujón que le arremetí contra una pared, la estatua se resquebrajó y el brazo con su espada cayó al suelo. Antes de que pudiera acabar el trabajo, pude ver cómo una sombra comenzaba a salir de la piedra agrietada, dejando atrás los restos de aquella estatua de lo más siniestra.
—
¿Pero qué eres?—le pregunté de forma inútil mientras me preparaba para lo que sería su contrataque.
—
¡Yo tampoco lo sé, pero acaba con eso ya!Antes de que pudiera atacarle, la criatura se mezcló con otra estatua, la cuál ésta vez no venía sola. Poco a poco el resto de estatuas empezaron a ser poseídas y a avanzar de forma lenta y amenazante.
—
¡Adentro, rápido!Ding-Dong no dudó un instante e hizo un esfuerzo con su pequeño cuerpo para abrir la puerta mientras yo trataba de retener las estatuas el tiempo suficiente. Finalemnte la puerta se abrió y entré junto a Ding-Dong, para luego bloquear la puerta con un armario deshecho y enmohecido que había al lado. Parecía que por fin estábamos a salvo. Y no había ni rastro de Hana.
Una vez parecía que las cosas se calmaban fuera y tendríamos un minuto de tranquilidad, aproveché para ver mejor el entorno que me rodeaba. Era una habitación... si es que había algo que pudiera seguir identificándolo como habitación. Todo estaba increíblemente destrozado: muebles, cortinas, paredes, camas, cristales por el suelo. ¡Aquí no había habido una pelea sino una explosión!
—
¡B-Bueno!—comentó Ding-Dong aparentemente relajado—
¡Parece que tu amiga no estaba aquí después de todo! eso quiere decir que ya ppodéis march...Mi vista sin embargo se dirigió a otra parte. En medio de aquella destrucción había algo que me llamó la atención: Una rosa. Una simple rosa, encerrada en una campana de cristal. Lo extraño fue, una vez que me acerqué, cuando pude comprobar que dicha planta... brillaba con una luz cálida. Algunos pétalos de la misma ya habían caído, y sólo la sensación de paz que transmitía hacía que me dieran ganas de cogerla.
—
¡No la toques!—chilló al instante que me dispuse a tocar la campana que recubría la rosa—
¡No te acerques más!—
De acuerdo, de acuerdo...—le respondí de forma sosegada para que él también se calmara—
Es sólo que... ¿Cómo puede haber algo tan... bello en medio de toda esta destrucción?Ding-Dong suspiró y con esfuerzo logró subirse a un pequeño mueble, en el que se sentó y comenzó a mirar al vacío de la existencia misma.
—
Esa flor... es la causa y recordatorio de que estemos así—
¿Así? ¿A que te refieres?—le pregunté ante la extraña afirmación del reloj.
—
Verás... Antes éramos humanos. Cómo tú o cualquiera de los habitantes de la aldea del sur. Sin embargo, La Rosa lo cambió todo.—
¿Antes eras humano?—le pregunté—
¿Y cómo que "éramos"? ¿Hay alguien más en el castillo?Ding-Dong volvió a suspirar, quién sabe si porque estaba molesto de hablar de aquella situación o por la naturaleza de aquella época antes de ser... muebles.
—
Es una larga historia... Trataré de resumirla para que te vayas cuánto antes...