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Veamos si ahora sois capaces de superar nuestra siguiente sorpresa. Esto sólo acaba de comenzar ―expresaba confiado el Comandante Sark mientras observaba a través de un gran espejo el gran laberinto. Desde aquel observatorio la mano derecha del PCM podía visualizar todo lo que ocurría en aquellos juegos, a través de las pantallas que mostraban a cada uno de los jugadores.
Una sonrisa siniestra se le dibujó en el rostro. Estaba seguro de que sus programas no le fallarían.
*** La partida seguía y no había tiempo para tomarse ningún descanso.
El siguiente obstáculo que se le presentó resultó ser una emboscada. Cuatro diminutos Sincorazón con forma de granadas aparecieron de repente. A los pocos segundos, se fijaron en el aprendiz y comenzaron a aproximarse a él con pasos torpes, posiblemente con malas intenciones.
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¿Sincorazón otra vez? Su cuerpo se resentía todavía de la letal descarga eléctrica que había recibido minutos antes, pero no se podía permitir huir. Después de todo, los Sincorazón seguían multiplicándose, y si no los eliminaban ahora lo lamentarían después.
Tampoco parecían ser criaturas muy peligrosas… pero las apariencias engañaban. Light desconocía las explosiones de estas letales criaturas, por lo que arremetió contra éstas sin miedo alguno. El joven logró encadenar tres contundentes golpes de Llave Espada, eliminando a una de las criaturas y alejando a las otras tres, quienes habían intentado rodearle. Resultaba difícil maniobrar con su gran Llave Espada porque los pasillos eran demasiado estrechos, pero al menos podía golpear a todos los Sincorazón al mismo tiempo.
Acto seguido, uno de sus enemigos se dispuso a propinarle un cabezazo, el cual Light pudo esquivar sin problemas; en parte por la lentitud de su enemigo. El Sincorazón que había intentado atacarle finalmente se rindió y en vez de volver a atacar permaneció simplemente inmóvil.
¡Mierda! En efecto, el devorador de corazones había encendido su mecha, preparado para estallar en cualquier momento y acabar con el aprendiz: sus intenciones se veían de lejos. Los otros Sincorazón le imitaron e iniciaron la cuenta atrás. Light se percató a tiempo de la mecha prendida de la primera bomba andante y no dudó en golpearla con todas sus fuerzas, dirigiéndola hacia sus compañeras y alejándola de él al mismo tiempo.
¡Bom! La pequeña criatura estalló y provocó que las demás también lo hicieran antes de tiempo, produciendo así una serie de explosiones en cadena que se pudieron escuchar perfectamente en todo el Laberinto Paranoico.
Light había salido corriendo tras efectuar su ataque con el fin de resguardarse de las explosiones. Afortunadamente, salió de aquel enfrentamiento sin ningún rasguño. Cuando sus enemigos se destruyeron entre ellos, el joven aliviado soltó un resoplido.
Seguía vivo, después de todo. Había superado todos los obstáculos y seguía de una pieza. No pudo evitar bendecir su fortuna.
Y su suerte no acababa ahí, pues no tuvo que andar más de cuatro pasos para dar con un pequeño frasco de bebida curativa que se encontraba en el suelo. Light inmediatamente desconfió, pues claramente podía tratarse de veneno; aunque, igualmente, no le quedaba otra opción que probar de aquel frasco. Estaba prácticamente sin energías y no podría seguir utilizando más habilidades.
Cogió del suelo el objeto y empezó a examinarlo. No pudo reconocer el líquido que contenía el envase, pero dedujo que no se trataba de una poción. El muchacho le echó valor y, desesperado, bebió de aquel frasco que se trataba ni más ni menos de un éter. Gracias a la bebida, notaría cómo las energías que le habían abandonado regresaban, permitiéndole utilizar más habilidades.
Todo estaba yendo como la seda… hasta ese momento.
Light se disponía a avanzar cuando, de repente, volvió a detectar la presencia de alguien. Ahora que había recuperado sus energías, pudo rastrear perfectamente al programa que había estado siguiéndole: en aquellos momentos se encontraba detrás de él, a escasos metros. El chico, quien todavía no era consciente de su habilidad, había adivinado la posición de su enemigo gracias al púlsar que se expandía por el suelo, partiendo de sus pies.
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Flecha celestial. En cuanto Light se giró, comprobó que un proyectil luminoso se acercaba hacia él a una velocidad endiablada: alguien había apuntado al disco que llevaba en su espalda y había intentado destruirlo con aquel flechazo. El aprendiz, que evadió el ataque en el último segundo, perdió el equilibrio y se arrojó sobre el suelo.
Alzó el rostro y finalmente encontró a la responsable del ataque. Vestida con el uniforme idéntico al suyo―con líneas de color azul como él, cabía destacar― la conocida chica comenzó a dar pasos hacia la posición de Light, apuntándole con su dorada Llave Espada, a modo de arco. Su cabello castaño y su rostro eran inconfundibles, sólo podía tratarse de alguien en particular.
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¿Nadhia? ¿Eres tú? ―preguntó Light confundido, esperando que su amiga le reconociera y dejara de apuntarle con Ángel Forjado. ¿Estaría ella también atrapada en Los Juegos?
No hubo ninguna respuesta por parte de ella. Raudamente volvió a cargar un proyectil de luz y lo lanzó sin contemplaciones, esperando atravesarle con éste esta vez. El chico que había hecho ademán de levantarse volvió a echarse sobre el suelo, esquivando el segundo proyectil. La supuesta Nadhia no se detuvo ahí y continuó creando y disparando Flechas Celestiales sin discreción. Light se levantó del suelo rápidamente y logró esquivar un par de ellas de milagro; una flecha llegó a rozarle la cara, incluso. El aprendiz giró hacia la izquierda en una esquina para protegerse de todos de los sucesivos flechazos, desapareciendo de la vista de la chica.
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¡Eh! ¿No me reconoces, Nadhia? ¿Qué demonios estás haciendo? ―le exigió explicaciones, atónito. ¿A qué venía ese comportamiento? ¿Por qué estaba intentando asesinarle?
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Qué inocentes sois los Usuarios ―declaró la chica con frialdad: aquella voz era la de Nadhia, no cabía duda. Light no se atrevió a asomarse por la esquina y se limitó a escucharla desde su posición segura, pasmado―.
Te he atacado y sigues creyendo que soy tu querida amiga. Patético. “
Recordad el nombre de la prueba que os toca superar: Laberinto Paranoico. No os fiéis de lo que vuestros ojos os muestren”.
Así que no se trata de Nadhia… Claro. ―
Podía haber actuado como ella para engañarte y así destruir tu disco de líder en cuanto bajaras la guardia, pero creo que así será más rápido ―explicó mientras caminaba―.
Quiero hacer un nuevo récord. “
Es un simple programa que ha tomado su apariencia” concluyó, apretando el puño. Tomar la apariencia de su mejor amiga para confundirle era un truco asquerosamente sucio, sin ninguna duda.
Si el programa anterior había estado a punto de eliminarle, aquella réplica de Nadhia podría hacerlo sin problemas, ya que Light había perdido mucha vitalidad en lo que llevaba de juego. Además, si esa farsante contaba con la Puntería de su amiga… sabía que acertaría con sus flechas, podría destruir el disco fácilmente. Debía escapar de aquel programa y reunirse con Saxor cuanto antes, definitivamente.
Pero la suerte no siempre estaba de la parte de uno. El aprendiz, sin descuidar su espalda, se movería hasta cerciorarse de que estaba encerrado en un callejón sin salida.
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Oh, genial… ―
No tienes escapatoria ―el programa finalmente giró en la esquina y volvió a dejarse ver, con la apariencia de Nadhia todavía; pero, a diferencia de antes, las luces que recorrían su traje ahora eran de color naranja.
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Parece que no tengo otra opción… ―Light agarró fuertemente su Llave Espada y se colocó en guardia, vigilando los movimientos de las manos de la arquera para esquivar su siguiente proyectil a tiempo.
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Así es. El enfrentamiento entre ellos era inevitable.
Tenemos el permiso de algunos users para poder utilizar copias de sus personajes (aunque no son estos como tal, sino eso, copias completamente diferentes).