La primera insistencia de la chica no surgió efecto, pero no tardó en tener que salir a sustituir a Hiro para echarle una mano y que no acabase peor.
Dentro de los cristales, los Perdidos.
—Ahí los tenés: Los Perdidos —aclaró el Guía—. Cuando Freya y Saitologren dominar la Llave Espada os abriré un pasillo que lleva directo al vestíbulo, así todos podréis enfrentaros al Coloso, unir las dos mitades de la Llave Espada y salvar este mundo.
Dominar aquel fragmento supuso una ardua tarea para ambos aprendices. Freya fue bombardeada con tanta información, que ya no sabía ni qué escuchaba. Todo le sonaba igual, insignificante. No entendía nada. Echó un vistazo a su compañero, Saito, el cual debía estar pasando por lo mismo que ella, y su cara lo reflejaba claramente. Pero no podían desistir, no ahora. Debían dominarlo, ser fuertes.
Fue entonces cuando la pelirrosa cayó en las palabras del Guía. Era cuestión de pensar en otra cosa, ¿no? Algo le vino a la cabeza, y sintió la necesidad de compartirlo con Saito, pero no sabía por qué.
Una melodía tocada a piano que Freya sabía de memoria, pero que su hermanastro no le había enseñado en ningún momento. Entonces, ¿por qué le resultaba tan familiar?
Glassy sky above... As long as I'm alive, you will be part of me...
La sorpresa de la chica fue cuando Saito correspondió a aquella letra, cantando con ella.
Glassy sky the cold... The broken pieces of me.
Cuando finalmente lograron dominar aquello, Freya sintió un enorme alivio, como si se hubiese quitado un peso de encima. Un dolor menos por el que preocuparse. Desgraciadamente, no podía hablar con Saito sobre lo que había pasado antes, así que haciendo caso omiso a lo que pasaba con los demás, se aplicó un Cura.
Seguiría a Nanashi, confiando en que la maestra les ayudase si lo necesitaban.
El espectáculo del nuevo lugar era un caos. Aprendices y Maestros, todos mezclados sin importar bandos. Parecía que por primera vez todos se habían dignado a colaborar, aunque quizás con objetivos distintos.
—Esta piedra absorbe energía vital para luego disparar un rayo —Les explicó Simbad—. Será mejor que alguien me ayude a cargarla para infligir más daño al Sincorazón. Aviso, es muy doloroso. Que otra persona nos defienda.Me vendría bien un éter para recuperar fuerzas.
Sin embargo allí, la faena de ambos aprendices allí era otra. Freya y Saito parecieron pensar igual: la idea era atacar al Ojos Rojos e intentar causarle confusión. Otra de sus prioridades también era ayudar a sus maestros en cualquier momento que lo necesitasen.
—Saito... Cuando se acabe todo esto, tenemos que hablar.
Malik no puso mala cara al ver que Ryota se acercaba a ellos, al contrario. No le importaba que alguien más les ayudara con la Llave, incluso si se suponía que era el jefe del bando contrario. A esas alturas, después de lo que él había visto en aquel jardín... no creía en bandos contrarios, si no en un gran y terrible engaño. Se hizo levemente a un lado para dejarle espacio y asintió con la cabeza. No le había conocido en persona hasta entonces, así que no tenía mucho que decir.
Los gritos de Chihiro le supieron amargos, pero tampoco respondió a ellos. El peso del sello de Zephyr le hizo daño en la mano y se planteó con mayor fuerza el devolverle el recuerdo.
«No sería justo de otra forma».
—Preparaos, voy a tomar el control. No la soltéis.
Dejó que Ryota se uniera al porte de la Llave y de repente el flujo de voces y la presión del poder se redujo, como por arte de magia. Malik jadeó de alivio, aunque supo que la Llave estaba atacando a Ryota. Oyó voces diferentes a las que había oído hasta entonces, oyó la de una chica, a Ronin (estaba seguro de que era Ronin), pero no logró oír nada más. Aún así el maestro consiguió sobreponerse y visualizar dentro de sus cabezas lo que quería hacer. Malik no puso pegas.
Tal y como había hecho Nithael en la otra habitación, al canalizar la energía conjunta el vestíbulo comenzó a reconstruirse en torno al brazo del coloso, quien cerró la mano en un puño y se estremeció intentando salir de allí. Malik apretó los dientes, si tan sólo pudieran usar la Llave para destrozarle...
Notó que Ryota soltó la Llave porque el torrente de voces regresó y él mismo tuvo que volver a su serie de números.
—Con esto ganaremos unos minutos—dijo el maestro antes de regresar junto a los demás.
Al haber cerrado el agujero, los sincorazón no podían seguir entrando a borbotones, pero no tardarían en abrirse paso de nuevo. Tenían que seguir ganando tiempo hasta que la otra mitad de la Llave llegara. Entonces vio que el brazo del Coloso empezaba a deshacerse
«Es nuestra oportunidad», pensó.
Quiso gritar para pedir más ayuda, tenían que destruir ese brazo si podían. Tenían que...
—Mierda... No sueltes la Llave, Keiko.
Un Ojos Rojos estaba a punto de cargar contra ellos, y ellos no podían usar la Llave sin desgasterse, ni soltarla, ni...
—¡Nithael, el ángel, es un aliado nuestro, hará lo posible por alejar al jefe Sincorazón del castillo! ¡Que los Maestros que tengan más magia intenten ayudarle!
Salido casi de la nada, Light arremetió contra el sincorazón.
—¡Distraed al de los Ojos Rojos!
«También Saxor...».
A pesar de que seguían en no muy buenas condiciones, que hubieran regresado de la sala del ángel a tiempo le alegró y alivió tanto como el haber visto a Fátima con vida. En ese momento sintió el tirón y desvió la vista. Allí estaba Chihiro, aferrada a la pernera de su pantalón, con los ojos enrojecidos por el llanto y el odio prendido en el corazón.
—¡Devuélvemelo! ¡Devuélvemelo YA y podré luchar!
La miró como si no estuvieran en medio de una pelea a muerte, como si el tiempo se hubiera detenido.
Sin embargo dejó que el hombre cogiera su muñeca y dibujara aquella runa en la palma de la mano. Sabía que ese hombre era bastante más de fiar que el Guía, y que si hacía algo era por una buena razón.
—Ya está. Serás el único que puede quitarle el amuleto, para devolverle sus poderes, o romperlo para devolverle su recuerdo. Al menos mientras estés aquí dentro, puesto que mi magia sólo funciona en el Castillo del Olvido, donde todavía existo.
—Comprendo...
El peso de la responsabilidad, de nuevo para con aquella mujer que en realidad era su enemiga en demasiados ámbitos, volvió a abrumarlo. Ya no sólo por sus acciones, si no también por el recuerdo y la posibilidad de no devolvérselo por su propio pie si él no quería. Consideró que era un tanto injusto porque... bueno, si a él le quitaran sus recuerdos más preciados con Fátima...
Fátima...
Sin pensarlo más de dos veces, alargó el brazo libre, buscó la cadena del amuleto-reloj en el cuello de Chihiro y tiró para romper el colgante y quitárselo. Eso haría que su recuerdo, en teoría, regresase y pudiera volver a usar sus poderes. Si se descontrolarían o no, eso ya no podía saberlo, pero prefería arriesgarse.
—Ya puedes mover el culo, bruja. —A pesar del odio y el rencor, le dedicó una sonrisa sardónica y volvió a concentrarse en la Llave y el combate.
Dio cuenta de la llegada de más aprendices, entre ellos Nadhia. Nadhia, que había vuelto del pasado, ¿cómo? Se lo preguntaría más tarde, ya que no era momento de pararse a charlar, pero se alegró de verla sana y salva. Le hizo una seña de asentimiento a Nikolai, indicando que estaban más o menos bien y alzó la voz, entre la marabunta de gritos. Tenían que volver a hacer lo que había hecho Ryota, pero necesitaban ayuda, hasta que pudieran abrir la puerta del Corazón.
—¡Necesitamos a un Maestro de Luz AQUÍ, YA! ¡Podemos destrozar el brazo con la Llave!
Si lograban canalizar la energía de la Llave dorada y eliminar el brazo del Coloso se desharían de una amenaza más. Y si para entonces necesitaban reestructurar de nuevo la habitación, mejor que mejor.
*Malik devuelve el recuerdo a Chihiro. *Pide ayuda a los maestros, si hay de luz mejor XD *Si un maestro acude, sea el que sea, canalizarán energía para usar la Llave contra el brazo.
—N...no...dijiste nada... de fantasmas... — Dijo el aprendiz mientras observaba como a su alrededor empezaban a aparecer dichos espíritus, cada uno más tenebroso que el anterior.
—Débil…
—Indigno.
—Debe morir… No es apto.
La poca magia que le quedaba desapareció, y en aquel momento el aprendiz empezó a darse cuenta que era el único que estaba escuchando aquello.
—Danos tu luz… La llama de tu vida… Alimenta nuestra Oscuridad. Haznos fuertes.
—Tu fuego debe ser apagado.
—¡¿Queréis mi luz, mi vida?! ¡Ilusos, no sabéis qué soy! — Gritó en su locura.
Pocos segundos después cayó bruscamente contra el suelo, inconsciente...
***
Goei apareció junto a Nanashi, con la gabardina roja entre sus manos, estaba completamente en forma y listo para volver a la acción.
—¡Ya está aquí el magnificente Goei, jojojojojojo! ¿Donde se halla el maese Hiro? — Su alegría y fervor cambiaron drásticamente a un llanto quebrado por el orgullo al ver como Hiro yacía en el suelo cual chucho abandonado.
—¡Maese Hiro, maese Hiro! — Corrió hacia el —¡¿Que le ha pasado?! ¡¡¿Quien ha sido?!! No... sé que dije que había sido útil al sacrificarme, pero no quería que te sacrificaras tú también ¡¿Todo esto por un estúpido castillo, por la llave, merecía la pena sacrificar su vida?! ¡¿Y vosotros, que clase de monstruos sois, no podéis siquiera ayudar a un compañero caído?! Os hacéis llamar héroes, defensores... pero solo os movéis por vuestra propia codicia, y por eso él ahora... ahora... — Los ojos llorosos se clavaron en el guía y en todos aquellos que habían decidido desentenderse del aprendiz, pero aquella mirada duró poco ya que el pequeño moguri empezó a notar el leve pulso de Hiro. Rápidamente se alzó y sacó su látigo.
—Ayúdanos a dar un paso más sin detenernos — susurró el pequeño Moguri —¡Cura!
El pulso del aprendiz se iba haciendo cada vez más y más fuerte, su corazón latía con determinación y su piel empezaba a tornarse de un color más oscuro del que estaba. Los temores del pequeño moguri desaparecieron cuando escuchó toser al aprendiz.
—Uh... — Levantó su pecho del suelo y se arrastró hacia la primera pared en la que se pudiera apoyar.
El aprendiz descansó unos minutos mientras intentaba escuchar la conversación, apoyado en aquel lugar, pero estaba demasiado mareado y le costaba prestar atención.
—¡Me alegro de ver que está vivo, maese Hiro! — Exclamó lleno de felicidad al ver como se había levantado el aprendiz, pero este no respondió, ni siquiera se digno a mirarle, simplemente se quedó quieto, observando el mismo punto, como si nada hubiera a su alrededor.
Poco a poco, entre frases y gestos, los aprendices, junto a las maestras, se fueron por aquella grieta abierta en aquel lugar.
—No haga esfuerzos inútiles, debe descansar unos minutos — Insistió el moguri mientras le daba la gabardina roja a cualquiera que se hubiera quedado en aquel lugar para socorrer al aprendiz —Extiéndela por su cuerpo, debe coger temperatura — Dijo mientras sacaba del bolsillo hierbas, las deshizo con los muñones y las frotó por la cara del híbrido, que poco a poco empezaba a estar menos mareado.
—¿Puede hablar, dígame quien le hizo eso, Aaron?.
—N... — Intentaba hablar con normalidad —No te lo vas... a creer... — Dijo.
Goei dejó escapar una sonrisa al ver que podía hablar —Viniendo de usted me creo cualquier cosa .
—Fantasmas que dormitan en estos muros, recuerdos... del pasado que deambulan... castigados por el pecado que una vez cometieron y que ahora... yacen bajo este castillo, condenados a deambular de un lado a otro robando la esencia de... aquellos incautos que pasean por aquí — bromeó —En realidad... la llave esa estaba maldita... al igual los kami no podemos tocarla...
—Interesante...
—¿Y ahora qué? Ya han conseguido la llave, ya no me necesitan.
—Cierto, ya no nos necesitan... pero oiga, aun no ha encontrado su cuarto ¿Cierto?
—Es cierto, aun no he encontrado mi cuarto ¿Donde estará?.
—Tal vez deberíamos ir con ellos para... ya sabe, encontrar su cuarto.
—Sí... cierto, deberíamos ir con ellos para encontrar mi cuarto.
El aprendiz se levantó y de un rápido gesto se puso la gabardina y se colgó el rifle al pecho, sacó de su bolsillo un cargador y lo cambió por el que había en el arma.
—¿No íbamos a buscar su cuarto?
—Por supuesto, pero ya sabes que siempre nos metemos en líos.
***
El aprendiz y su mascota llegaron a la zona de batalla.
—Buenas noches, caballeros, el fantasma que dejasteis atrás ha vuelto — Dijo dirigiéndose a Simbad, Lyon, Freya y Saito, acto seguido empezó a disparar a cualquier enemigo que se acercara a ellos —Sé que os importo más bien poco, pero esperaba que me agradecierais TODO lo que he estado haciendo por vosotros con algo más que dejarme tirado cual chucho... mh, irónico.
Si algún enemigo intentaba acercarse a ellos los bloquearía con el escudo que, aunque había perdido su poder, seguía siendo un escudo, junto a los golpes de látigo de Goei.
Kairi despertó en el suelo de una sala. Se sentía bastante cansada, creía que aquel sueño no iba a acabar nunca. Incorporándose lentamente, observó a sus compañeras y a su Maestra. Parecían estar bien, pero notaba que faltaba alguien. Recordó entonces que el Guía había dicho que Adam se quedaría en el Pasado. Una pena.
¿Había vuelto a su tiempo, entonces? Había más gente en la sala, entre ellos el Guía. Dos personas sostenían una Llave Espada cada uno. Reconoció a Saito de su aventura en Londres. A los demás no los conocía demasiado, quizás de vista, pero había alguien tirado en el suelo al que si conocía.
- ¡Hiro! - el Aprendiz yacía en el suelo, inconsciente - ¿Estás bien? ¡Respóndeme! - se puso junto a él, intentando reanimarle.
Los demás tampoco tenían muy buen aspecto: todos tenían las ropas ensangrentadas y estaban cubiertos de heridas.
- ¿Qué ha pasado?
- ¿Qué tal la siesta? ¿A que no ha sido tan desagradable? Como un sueño muy largo, ¿verdad? Por cierto, vosotros dos, cuidado con la Llave Espada. Podéis usarla para modificar la estructura del Castillo, pero puede saliros muy mal si no os coordináis, así que mejor concentraos en sostenerla y nada más. ¡Ah! Casi me olvido.
El Guía chasqueó los dedos y aparecieron Nanashi y la mascota de Hiro, Goei. Éste último se acercó rápidamente a Hiro y usó una magia, posiblemente Cura, para revivir a su dueño. Kairi deseaba que hiciese efecto.
Mientras, Nanashi se acercó a las chicas que venían del Pasado.
- ¿Habéis cumplido vuestra misión? ¿Cómo habéis vuelto? - miró el Libro de Zephyr que portaba Saeko - ¿Qué es eso...?
- Eso es nuestro. Saeko, ten cuidado con él - dijo Lyn.
- Pues... La única forma que tenían de devolvernos al presente era petrificarnos. Así que ahora tendremos unos... ¿mil años? - explicó Kairi dudosa.
- ¿Y Adam?
- Yo tengo la respuesta.¡Fíjate en la pared cuando bajemos por el pasillo! Hay un mensajito para ti.
- Todos debéis curaros. No escatiméis en utilizar pociones, éters o cualquier cosa que tengáis. Una vez abajo cualquier error puede acabar muy mal y ya no estamos hablando sólo de vosotros. ¿Comprendéis? ¡Y no os olvidéis las piedras! Resultarán muy útiles.
El Guía volvió a chasquear los dedos y se abrió un boquete negro en una pared. Desprendía un aura fría y oscura. De podían oir arañazos y pisadas. Nanashi fue primera con su Llave Espada, seguida de Lyn.
- ¡Que ninguno se atreva a estirar la pata, ¿me habéis oído?! Porque os perseguiré hasta el Más Allá y os obligaré a hacer tres mil flexiones y a dar trescientas vueltas a Tierra de Partida.
- Lo mismo os digo.
Antes de avanzar, Nadhia se acercó a Kairi.
- No sé lo que nos espera ahí abajo, pero creo que deberías encargarte de una de las piedras, dado que sabes como manejarla. Si no te sientes segura lo haré yo. Pero si decides hacerte responsable, me aseguraré de que nada te alcance.
Hasta ahora no había tenido ningún problema con la Piedra, además era muy poderosa y Nadhia era mucho mejor peleando, de modo que la pelirrosa asintió y cogió una de las Piedras.
- Gracias - respondió Kairi decidida - ¿Vamos?
- ¡Vamos!
****
Era estremecedor el caos que había cuando llegaron al Vestíbulo. Aprendices y Maestros de los dos bandos luchaban sin descanso contra el Coloso y un montón de Sincorazones. El miedo volvió a invadir a Kairi, pero después de haber vencido al Alfa del Pasado, se sentia más confiada. Más con Nadhia protegiéndola.
- ¡Yo te cubro!
Juntas encontrarían la forma más segura de unirse a los demás en la batalla.
- ¡¡Todos, este sincorazón tiene un punto débil en el pecho!! ¡¡Se abre cuando intenta lanzar un ataque!! ¡¡Hay que impedírselo!!
- ¡¡Cuando su pecho se abra, debéis disparar todos a la vez!! ¡¡A mi señal!!
Como en el Pasado, Kairi esperaría a que el pecho del Coloso se abriera para usar la Piedra. Apuntaría con ella hacia ese punto, coordinándose con los otros que tuvieran Piedras y...
- ¡¡¡AHORA!!!
- ¡¡¡AAAAAAHHHHHH!!!
Dispararía el rayo de la Piedra con todas sus fuerzas al mismo tiempo que los demás. Directo al pecho abierto del Coloso.
El Viernes 26 a las 20 fui al hipercor para compra un juego por el cumple de un amigo y en el msn deje un automensaje que era "En El Hipercor" , en esos momentos Habimaru cerro el chat y se creo una multiconversacion de 7 o 8 personas del foro para hablar , cada minuto aparecía mi gracioso automensaje con el icono del tio feliz , cuando llegue y comente estaban todos En El Hipercor , uno en el carrefour pero bueno , al dia siguiente en el chat la frase mítica aparecía cada poco En El Hipercor y ya esta es la historia del Hipercor que tanta gente me pregunta XD ( Se le ha parecido buena o vivió esto ponérselo como firma.
No sentí nada cuando estando apunto de decapitarme, uno de los Invencibles me arrancó con su espada el sombrero de la cabeza haciendo que se perdiera en la marea negra que eran los Sincorazón. No me importaba, ni mi sombrero ni mi vida siquiera en aquel momento, mi único objetivo era recuperar la Llave Espada y haría todos los jodidos sacrificios que fueran posibles para recuperar el arma de Kazuki.
—¡Arded en el infierno, monstruos! —bramé disparando un hechizo Piro que fue bloqueado sin ningún problema por los Sincorazón.
Una de las hojas de los demonios me alcanzó en el costado causándome un profundo corte. Solo gruñí y le envié a Ilana mi odio y dolor para que saltara sobre la criatura y pudiera continuar. Un terrible pinchazo en el pecho me alertó de que mi compañera había sido abatida alimentando más aun mi rabia. Ya no solo habían acabado con mi Maestro, ahora le habían hecho daño a mi amiga.
Grité con furia continuando mi avance, ya podía ver la Llave Espada e incluso sentir el alma de Kazuki emanando de ella. Extendí el brazo para alcanzarla, pero un golpe seco contra mi espalda hizo que perdiera el aire durante varios segundos y acabara en el suelo sin aliento. Por suerte había acabado al lado del arma monocromática y agarrándola con fuerza, me giré para enfrentar al Sincorazón que me había atacado. El Invencible me esperaba con su arma lista para atravesarme de lado a lado.
—Y una mierda que voy a dejar que me mates ahora —gruñí levantando la Monocromo — ¡No pienso hacerlo hasta que esta arma este a salvo!
Una ráfaga de viento se llevó al demonio dejándome con las ganas de arrancarle las entrañas. Ryota apareció entonces y agarrándome bajo el brazo y llevándome de vuelta a la zona defendida. El hombre me dejó allí de forma brusca casi consiguiendo que en mi enfado le intentara arrancar la cabeza, por suerte para él, el haber salvado a Ilana también hizo que le perdonara la vida.
Nicoxa se acercó en ese momento pidiéndome que tuviera cuidado, pero yo la ignoré usando el arma de mi Maestro para levantarme.
—Anda toma esto, pero por favor... —añadió ofreciéndome una Poción —. Sé cómo te sientes pero no cometas otra locura así o tendré que esposarte a mi mano.
Fulminé a la mujer con la mirada tras sus últimas palabras, apunto estuve de tirar al suelo su Poción, pero incluso sintiéndome así de furioso era capaz de ver lo débil que me encontraba. Ilana también aprovechó para curarse con un hechizo Cura.
—Si realmente supieras como me siento, no dirías esas gilipolleces —le solté a la mujer alejándome de ella y colocándome en la barrera en donde se encontraban todos los Maestros.
Lo que ocurrió a continuación fue rápido y confuso. Ryota consiguió impedir que más Sincorazón entraran y los Maestros atacaran para dañar al Coloso, pero tan pronto como su brazo empezó a desaparecer, una de las paredes estalló y una oleada de seres de oscuridad entró dentro arrasando con todo. Los aprendices de las otras rutas llegaron en ese momento, dejé bien a la vista la Monocroma para que todos supieran lo que esos monstruos habían hecho y atacaran.
La gente se reunió y preparó para realizar un ataque, yo aun sentía aquel odio y necesidad de ver al Coloso ser destruido, por lo que invocando a Naipe Mágico en mi mano libre, corrí nuevamente por el pasillo infestado de Sincorazón bloqueando con la Llave Espada las armas de los Invencibles y usando esta para canalizar el hechizo Sota de Picas para dañarlos y seguir corriendo. El brazo del gigante se estaba desvaneciendo dejándome claro que con unos pocos golpes más caería.
El corazón me latía rápidamente ante la idea de hacer sufrir al enorme demonio, es por ello intentaría llegar a él y golpearlo con Naipe Mágico y varios hechizos Sota de Corazones. También intentaría defenderme a mí y a cualquier grupo de personas que intentara llegar al Coloso al igual que yo usando Reina de Tréboles, intentaría usarla en caso de proteger a más de dos personas.
Ilana por su parte se mantuvo al lado mío en todo momento atacando a los Sincorazón que yo hiriese. La gatita se aprovechó de la presencia de tantos portadores para volverse invisible y que los seres la ignorasen mucho más fácilmente que antes, el tintineo de su cascabel siendo la única cosa que me hacía saber donde se encontraba.
—¡Ilana, ciega de un ojo al Sincorazón si puedes! —le ordenaría a la felina en caso de que llegáramos al Coloso —. Vamos a hacer que nos enseñe ese pecho.
- Alec se tomara la Poción de Nicoxa, mientras que Ilana se curara a si misma:
Cura (HM) [Nivel 5] [Requiere Poder Mágico: 7]. Cura las heridas más leves y alivia un poco la fatiga.
- Naipe Magico es la Llave Espada, por si es necesario aclararlo queNarrayaselioconelnombre y se usara para atacar a Sincorazón débiles y el brazo del Coloso y defenderse de las espadas de los Invencibles
- Se usara esto contra los Sincorazón normales:
Sota de Picas[Nivel 5][Puntería requerida: 6, Poder mágico requerido: 8]. El usuario crea dos esferas de aire del tamaño de una pelota de tenis y las lanza contra uno o mas objetivos.
Y contra el Coloso:
Sota de Corazones [Nivel 5][Poder mágico requerido: 9]: Crea una pequeña hilera de fuego bajo los pies del enemigo causándole pequeñas quemaduras e hiriendo a cualquiera que esté cerca.
- Alec defendera de ataques fisicos UNA vez (ya que mis PHs no me permiten mas xD) a el mismo, Ilana y al menos otras dos personas con esto (aunque en casos de extrema necesidad solo lo usara para salvarse a si mismo e Ilana):
Reina de Tréboles (HM) [Nivel 12] [Poder Mágico: 15] Hace crecer del suelo un muro de zarzas que protege al usuario, deteniendo un ataque físico de menor nivel. Débil a fuego.
- Ilana usara esto para avanzar:
Invisibilidad: Ilana se envuelve en una ilusión que la vuelve invisible al ojo humano y animal (entran sincorazón y otros seres biológicos), pero no podrá ser invisible ante cámaras o espejos. La ilusión desaparecerá si Ilana es golpeada volviendo a ser esta visible.
- Ilana atacara con la siguiente habilidad al ojo del Coloso si la cabeza de este aun sigue a pocos metros del suelo, si no ataques normales contra el brazo:
Corte cegador (HC) [Nivel 3][Requiere Fuerza 5] Ataca con las garras al rostro del enemigo con bajas probabilidades de provocar ceguera.
Y que esta habilidad se quede otra vez aqui que me veo venir golpazos de los fuertes:
Guardia Familiar (HC) [Nivel 5] [Requiere Resistencia 15, Velocidad 15, Reflejos 15, Habilidad: Lazo Familiar]. Habilidad pasiva que requiere que Familiar y Brujo se encuentren juntos. En el caso de que el Brujo fuese a recibir un golpe mortal, el Familiar saltaría a defenderlo recibiendo así el ataque y salvando a su dueño.
Desde el momento en que todos los aprendices se reunieron en el vestíbulo, las tornas comenzaron a cambiar lentamente.
Saxor y Guilmon cargaron con todas sus fuerzas contra el Ojos Rojos que, tras recibir el primer golpe, se levantó sobre las patas traseras y arrojó unos terribles zarpazos que el aprendiz no consiguió esquivar por completo. Si evitó que le rebanaran la cabeza fue gracias a la flecha que Colibritany disparó en el último segundo. El joven se tomó un Onmiéter, que permitió en gran medida que Light y Nikolai recuperaran parte de sus poderes.
Los Niños Perdidos se materializaron en medio de aquella marabunta de monstruos y comenzaron a correr entorno al Ojos Rojos, llamando su atención con toda clase de insultos, pedorretas y burlas. Aquello dio tiempo a Light y a Nikolai para posicionarse frente a Malik y Keiko y atacar al Ojos Rojos; necesitaron la ayuda de su eidolón para obligarlo a frenar antes de que se arrojara al frente y a Light le diera unos instantes para informar a sus compañeros de…
—¡Nithael, el ángel, es un aliado nuestro, hará lo posible por alejar al jefe Sincorazón del castillo! ¡Que los Maestros que tengan más magia intenten ayudarle!
El Ojos Rojos volvió a levantarse sobre las patas cuando Guilmón lo atacó por la espalda, seguido de la embestida de Saxor. Con aquello, la criatura desapareció entre jirones de oscuridad.
—¡Nith, los Maestros te apoyaran para hacerle frente al Alfa! ¡Déjanos el resto a nosotros!
Nithael, que se había quedado algo atrás respecto a los demás aprendices, desplegó las níveas alas y tras batirlas con fuerza alzó el vuelo, invocando su Llave Espada y cortando a dos Sincorazón que flotaban en su camino por la mitad. Si Nikolai se fijaba, vería una fugaz sonrisa en sus labios. Quizás divertido porque alguien se había dirigido a él con tanta confianza. En cualquier caso, obedeció las indicaciones del joven.
—¡Podremos herir de gravedad al gigante con unas piedras mágicas, pero necesitamos que nos protejáis mientras las cargamos por parejas! ¡Dispararemos en cuanto estén cargadas y descubramos su punto débil!
Light se arrojó entonces a proteger a Akio, a quien dos Sincorazón intentaban partir por la mitad. El joven Maestro ni se molestó en darle las gracias cuando le pasó su éter y su ultrapoción. Se limitó a tomarlos a toda velocidad, arrojarlos por encima del hombro y enarbolar una vez más su Llave Espada mientras preparaba un nuevo conjuro. Ni Light ni ninguno de sus compañeros había visto jamás a Akio tan serio, ni tampoco tan cansado. Ya ni le quedaban fuerzas para bromear.
Lo mismo se podía decir de Shinju y Ariasu, que recibió el éter de Colibritany con un asentimiento seco. Herida y cansada, la Maestra parecía a punto de venirse abajo y sostenerse por pura voluntad. Aun así se las apañó para guiñar un ojo a la chica antes de retomar el combate. Gracias a ella, Yui se salvó de que una Neosombra la cortara por la mitad, porque la Maestra atacó con la Llave Espada y, de paso, acertó a un Invencible que se abalanzaba sobre Nikolai y Saeko. Lyon, a su vez, consiguió evitar que Shinju fuera acertada por un ataque de fuego de un Sincorazón. Hecho su trabajo, Colibritany se apresuró a defender a su amiga y a Light, en cuyas manos la piedra comenzaba a cargarse a toda velocidad mientras le chupaba dolorosamente la energía... Al menos hasta que su compañera les cedió la pluma. Esta se desvaneció entre volutas de luz nada más acercarla a la piedra, que quemaba como si fuera fuego puro.
Colibritany disparó un par de flechas que acertaron a los ojos de una Gigasombra, que fue atravesada por un potente Electro lanzado por Rebecca. Tuvo así tiempo para usar su habilidad y conseguir protegerse ligeramente de las pequeñas Sombras que se arrastraban hacia ellos, atraídas por las dos presas que no parecían poder moverse.
Simbad se defendió con un triste Piro que no le sirvió de mucho cuando una Neosombra lo tumbó y le desgarró un costado. Suerte para él que Nithael, quien había atravesado la sala como un rayo cortando a diestro y siniestro Sincorazón, lo vio y lanzó la Llave Espada, ensartando a la criatura y reduciéndola a la nada. El ángel invocó su arma y continuó de largo, esta vez directo hacia el brazo del Coloso, que ahora se centraba en destruir la pared y aumentar todavía más el espacio para que entraran más Sincorazón.
Hiro, entre tanto, continuó su carrera protegiendo a Saito y Freya, que cruzaban el vestíbulo como podían para reunirse con Malik y Keiko. No fue una tarea sencilla. El brazo del Coloso estuvo a punto de aplastarlos en una ocasión y varias piedras les alcanzaron de refilón. También un Ojos Rojos trató de embestirles, pero entre un ataque de Shinju y las balas de Hiro, consiguieron sortearlo a tiempo.
A su vez, Nikolai y Saeko se habían reunido y, sin armas, se preparaban para cargar la piedra, ayudados del resto de las energías que le restaban a la pluma de Nithael. Esta se desvanecería una vez se hubiera quedado vacía.
Nadhia, protegiendo a Kairi, se llevó un ataque de fuego en un hombro y tuvo que enfrentarse a la cabezota de una Gigasombra, pero Lyn pasó por su lado a toda velocidad y empujó a la criatura, alejándola para que las dos aprendices tuvieran sitio y pudieran cargar como fuera la piedra.
—¡¡Todos, este sincorazón tiene un punto débil en el pecho!! ¡¡Se abre cuando intenta lanzar un ataque!! ¡¡Hay que impedírselo!!
Ante aquello, Ryota, que se había arrojado sobre el brazo del Coloso, abrió mucho los ojos y gritó algo a Nithael, pero sus palabras se perdieron en medio del pandemonium de alaridos y explosiones. Alec había conseguido, por su parte, abrirse camino hasta el inmenso brazo del monstruo, a costa de algún que otro golpe que estuvo a punto de partirle el espinazo. Ilana, por suerte, gracias a su invisibilidad consiguió cegar a varios Sincorazón antes de que pulverizaran a su amo. Este atacó en repetidas ocasiones al Coloso, cuyo brazo humeante se estremeció con fiereza. Por suerte, Alec previó que lo atacarían y se consiguió proteger lo mínimo indispensable cuando varias Neosombras saltaron sobre él. Entonces un látigo espinoso las cortó por la mitad y Diana, con una sonrisa desafiante —y en mucho mejor estado que otros aprendices y Maestros de Bastión Hueco— se posicionó al lado de Alec para apoyarlo en el combate.
Malik se obligó a actuar rápido. Arrancó el colgante que Chihiro llevaba al cuello. Un gesto tan simple, tan estúpido para muchos. Pero los ojos de la mujer parecieron recuperar la luz cuando se vio liberada… No. Más bien cuando la magia que sellaba sus poderes se desvaneció y le devolvió una parte de su corazón.
—Ya puedes mover el culo, bruja.
La mujer, que había bajado un momento la cabeza y se había llevado con un suspiro de dolor las manos al pecho, le devolvió una sonrisa cortante y se incorporó. Continuaba pálida como un fantasma y parecía que se fuera a venir abajo pero aguantó. Es más, dio unos cuantos al frente, aunque sin sobrepasar a Malik y a Keiko, y cerró los ojos con una expresión de concentración. Sólo frunció el ceño ante el grito de Malik.
—¡Necesitamos a un Maestro de Luz AQUÍ, YA! ¡Podemos destrozar el brazo con la Llave!
Keiko, repuesta gracias a la poción, arrojó un éter a Nanashi, que había venido a toda velocidad atraída por el grito de Malik. La Maestra se lo tomó sin decir nada. El otro éter lo atrapó al vuelo Ryota, que se batía por los aires, entre salto y salto, con un Invencible que se teletransportaba a su alrededor. Gracias al pequeño subidón de energía fue capaz de atraparlo en un remolino de aire y cortarlo en dos mitades.
A pesar de los refuerzos, la tensión se extendía rápidamente por la sala. No se podía decir quién iba a vencer. Los rayos de luz, fuego, oscuridad y demás naturalezas chispeaban por el vestíbulo, tiñéndolo de siniestros colores. Pero no conseguían reducir el número de Sincorazón.
Nanashi se puso entonces al lado de Malik, que le había dejado espacio, y afirmó:
—Yo guiaré la imagen mental para destruir el brazo. Y luego abriremos la entrada para que puedan disparar.
No dio lugar a protestas. Cerró la mano en la empuñadura de la Llave Espada y la presión que las voces ejercían sobre Malik y Keiko disminuyó considerablemente. De nuevo escucharon frases dirigidas contra Nanashi. De ellas, sólo pudieron distinguir una única palabra, pronunciada con felicidad por la voz de una mujer joven, que provocó que a la Maestra se le crispara el gesto. «¡Nanashi!».
La mujer sacudió la cabeza y se concentró en la entrada.
La pared casi completamente destruida que bordeaba la desaparecida puerta se estremeció. Diana cogió a Alec y lo obligó a retroceder. Nithael, que se había lanzado contra un grupo de Sincorazón para despejar el camino, también se echó atrás.
Justo a tiempo, porque del techo y los restos de muro salieron disparadas gruesas lanzas de piedra que se hincaron como un anillo en la carne del monstruo con sequedad. Tras un instante, el brazo cayó seccionado. Un alarido de júbilo se extendió por el vestíbulo mientras Malik y Keiko resoplaban de dolor por la presión en las sienes, que parecía que fuera a reventarles la cabeza.
Pero Nanashi no había terminado. Los dos aprendices pudieron ver cómo unas manos imaginarias se abrían paso por el muro y las lanzas se desvanecieron como si fueran de polvo… Y, de pronto, toda la parte frontal del Castillo del Olvido desapareció durante unos instantes. Los suficientes como para que Nithael cruzara el vano como un rayo. Después, Nanashi desplegó una serie de barras resistentes para evitar que los Sincorazón que se abalanzaban, hambrientos, a por ellos, pudieran traspasar los límites del Castillo. Los aprendices pudieron arrojarse sobre los Sincorazón restantes, que ahora habían quedado encerrados y sin refuerzos. Con un jadeo, la Maestra soltó la Llave Espada y se apartó sosteniéndose la cabeza entre las manos y al borde de las lágrimas.
En ese momento llegaron corriendo Saito, Freya y Hiro.
—¡Ahora escuchadme! —gritó el Guía, apareciendo junto a ellos—.¡No intentéis unirlavosotros! ¡Juntaos todo lo que podáis y preparaos para entregársela a Nithael...!¡Cuidado!
—Deja de lloriquear.
Chihiro dio un paso al frente y extendió los brazos hacia los lados. Una onda de energía salió disparada de su cuerpo y atravesó a todos los presentes en el vestíbulo. De súbito se hizo el silencio.
Todos y cada uno de los Sincorazón habían quedado paralizados en pleno ataque. Empapada en sudor y con el rostro contraído en una mueca de dolor, Chihiro miró, desafiante, a Malik.
—¡Ahora, estúpidos!—gritó ella.
—¡Atacad a los Sincorazón! ¡Eliminadlos a todos! ¡Que ninguno pueda impedir que Nithael use la Llave Espada! —rugió el Guía.
Ya no había peligro de que nadie les robara la Llave Espada. Si los que la portaban querían librarse de su terrible hurgar en la cabeza, eran libres de soltarla, siempre y cuando estuvieran preparados para entregársela a Nithael.
El ángel, entre tanto, había quedado a solas en el exterior con el ejército de Sincorazón, que se arrojaron en masa sobre él.
Dos inmensas espadas de luz, de más de tres metros cada una, se materializaron en las manos de Nithael. El ángel cogió impulso y, con un grito cristalino que resultaría familiar a aquellos que habían bajado a los sótanos. Barrió a todos los Sincorazón que se encontraron en su radio de acción y se precipitó contra el Coloso. No parecía más que una mosca a su lado.
El Coloso intentó, con lentos movimientos de su único brazo, quitárselo de encima. Nithael, sin embargo, era demasiado rápido para él. Trazó una inmensa curva a su alrededor y clavó una de las espadas en su hombro. El Coloso trató de atraparlo, pero Nithael esquivaba su mano con diferencia. Arrojó la otra espada contra el pecho de la criatura con un alarido.
Por primera vez desde que el Coloso apareció en Tierra de Partida… Retrocedió un paso.
Cuando consiguió recuperar el equilibrio, el Coloso se irguió cuan gigantesco era y sacó pecho. Todos desde el interior pudieron ver cómo una especie de membrana se echaba a los lados y dejaba ver un agujero oscuro y profundo en el que se acumulaba la oscuridad a toda velocidad. Nadhia y Kairi, sin duda, recordaron el horror de los rayos de oscuridad con el que el Alfa había asediado Tierra de Partida en el pasado.
Nithael ascendió a toda velocidad, dejando vía libre a las parejas que sostenían las piedras. En el último instante Lyn se abalanzó sobre Simbad, que no había conseguido un compañero, y lo ayudó a apuntar, cargando con parte de su energía la piedra.
—¡¡¡AHORA!!!
Lyn y Simbad. Nadhia y Kairi. Light y Nicoxa. Nikolai y Saeko. Los ocho alzaron las manos, envueltas en una luz ardiente que devoraba sus dedos, y apuntaron. Cuatro potentes rayos de luz, algunos más potentes gracias a la acción de una pluma, salieron disparados contra el Coloso y tornaron el mundo en un estallido de blancura. Destruyeron a más de veinte Sincorazón que flotaban, paralizados gracias a la magia temporal de Chihiro, en medio del aire, y a los que habían tenido la mala suerte de interponerse en su camino fuera del Castillo. También redujeron a la nada los barrotes que protegían la entrada. Convergieron en el pecho del Coloso.
Nithael, desde lo alto, invocó un arco de luz tan grande como él mismo, cargó una inmensa flecha y disparó.
La explosión de luz lo envolvió todo y revertió la oscuridad que el Coloso había intentado acumular para destruir Tierra de Partida. Ninguno pudo verlo, pero la espalda del Sincorazón borboteó, se hinchó con inmensas pompas de oscuridad que humearon y reventaron cuando la luz lo atravesó por la mitad.
Cuando las retinas de los aprendices se recuperaron, vieron que el Coloso permanecía frente al Castillo, medio inclinado hacia atrás, con un gigantesco agujero en medio del cuerpo.
Sus ojos resplandecieron con debilidad e inquina. Con un estruendo, desplazó un pie hacia delante y buscó un mejor apoyo. Entonces una flecha de luz estalló contra su hombro y el monstruo se tambaleó. Otra le explotó en la frente y, una más, en una pierna.
El Coloso comenzó a caer con una lentitud exasperante. Casi resultó como ver a cámara lenta una película, aplastando por el camino a innumerables Sincorazón, demasiado lentos de reflejos. Su única mano trató de encontrar algún agarre en el aire, sin éxito.
Cuando su espalda tocó el suelo, el Castillo del Olvido se estremeció con tanta violencia que todos y cada uno de los presentes cayeron al suelo. Las columnas, infectadas de oscuridad, se fragmentaron y llovió polvo sobre los aprendices.
El Coloso había caído.
Pero no había sido derrotado. Con lentitud, casi como si luchara por sobrevivir, intentó apoyarse en un codo y comenzar a incorporarse con torpes movimientos. Nithael dio una pirueta en el aire y descendió a toda velocidad para quedarse frente a la entrada, deslumbrante en medio de la oscuridad por el aura dorada que lo envolvía. Señaló más allá del Coloso: hacia la oscuridad con infinitos ojos dorados.
—¡¡TENEMOS QUE EVITAR QUE ENTREN AL CASTILLO!! ¡DESTRUID AL COLOSO, ACABAD CON ÉL, Y LOS SINCORAZÓN SE QUEDARÁN SIN ALFA AL QUE SEGUIR! ¡DESTRUIDLE Y YO REVERTIRÉ EL CASTILLO DEL OLVIDO PARA QUE LA LUZ ACABE CON ELLOS!
No había tiempo para dudas. Los Sincorazón se arrojaban hacia la entrada a toda velocidad. No tardarían más de dos o tres minutos en arrollarles a todos. Habría dado igual si Nanashi no hubiera terminado de abrir el muro: el Coloso lo habría conseguido por su cuenta y no habrían tenido tiempo para detener su rayo de oscuridad, que los habría atrapado a todos sin remedio. Debían aprovechar que habían conseguido hacer que los Sincorazón se retiraran durante unos instantes.
Nithael batió las alas y se arrojó hacia los que tenían los fragmentos de la Llave Espada con un gesto de determinación y desesperación a partes iguales. En ese instante el hechizo de Chihiro se quebró y los Sincorazón que quedaban en el interior del vestíbulo —dos Gigasombras, una Neosombra, un Invencible y un Ojos Rojos— siguieron con la mirada a Nithael y se abalanzaron tras él.
—¡¡No les dejéis avanzar!!—gritó el ángel.
Fuera, la tierra vibraba bajo el avance de los Sincorazón y los intentos del Coloso de erguirse. Si se sentaba, si conseguía volver a acumular aunque fuera un poco de oscuridad otra vez…
¡No podían permitirlo! ¡Estaban cerca, tan cerca de conseguirlo!
Si hay errores con el uso de pociones, éteres, omniéteres, ultrapociones, hechizos, PH, VIT o cualquier otra cosa por favor jodeos y dejadme en paz comentádmelo por privado. Podréis imaginar que esta ronda ha sido un absoluto caos en ese sentido 8’D Aunque tampoco deberíais quejaros, total, os vais a tener que dejar el alma en el siguiente ataque…
Como veis, estáis a un pelo super fino de acabar con el Coloso. Lo que tenéis que hacer es muy, muy sencillo: debéis atacarle al pecho con todo lo que tengáis. Y preparaos, porque los Sincorazón os van a alcanzar. Tendréis que decidir con mucho cuidado hasta cuándo es inteligente seguir atacando y en qué momento hay que hacer la retirada para proteger la entrada al Castillo del Olvido.
Los que prefieran quedarse defendiendo la entrada al Corazón del Mundo —ya que ciertamente Nithael necesita ayuda; tiene que concentrarse en controlar la doble Llave Espada— también tendrán que darlo todo porque son enemigos muy fuertes los que se dirigen contra ellos.
Si alguien se pregunta si es posible cagarla… Pues, sí, para qué mentiros. Así que cuidado con todo lo que hagáis y no dejéis ningún cabo suelto.
Podéis usar a los Maestros como gustéis. Si nadie les indica nada, los distribuiré donde más se los necesite, pero no dependáis de ellos.
Las piedras pueden volver a usarse, aunque ahora mismo todos los poseedores tienen las manos quemadas, de modo que pueden pasarlas a otro grupo o curarse —con un simple Cura me vale— para poder volver a cogerlas. Os recuerdo que a más personas más intenso es el rayo.
Y sí, podéis usar el glider.
¡¡Suerte!!
P.D.: nos han faltado muchas personas en una ronda tan importante. ¡Deshonra sobre vuestra vaca!
Incluso aquellos que viajaron al pasado se unieron a la lucha. Sonrió aliviado al ver allí a Hana, Nadhia y los demás. Quiso pensar que todos saldrían de aquella pesadilla y retornarían a sus vidas cotidianas, que nadie tendría que lamentar ninguna pérdida, pero…
«Yami…», torció el gesto de su rostro.
No llegó a encontrar a Yami en un primer momento. No se sorprendió. Claro, Ryota (una reminiscencia suya supuso: el verdadero no les había llegado a traicionar, aunque todavía no comprendía por qué la Maestra le había mentido) acabó con ella en los sótanos, delante de sus narices. No fue ningún truco ni ninguna ilusión, sucedió de verdad.
Meneó la cabeza con amargura y dejó de buscarla en el campo de batalla: su vida peligraba y debía estar atento a los Sincorazón. La había cagado, de acuerdo, pero todavía podía ayudar a los Maestros y a sus compañeros aprendices. Ya habría tiempo después para lamentarse.
Y así hizo. Apoyó a Keiko, Malik y Akio, defendiéndoles de peligrosos enemigos y curando al tercero con algunos objetos que le quedaban. Después, le pidió a Nicoxa que cooperaran para transmitirle energía a la piedra y utilizarla contra el titán.
—Claro. Aún no ha acabado todo el dolor de esta noche, pero si hay que aguantar un poco más para salir de esta vamos a ello.
Respaldado por sus compañeros, y decidido a soportar cualquier tipo de dolor con tal de eliminar al maldito Alfa de una vez por todas, empezó a cargar la piedra. No podía fallarles. Cada uno de los Portadores ahí reunidos estaba dando lo mejor de sí mismo en aquella pelea —solo hacía falta ver a Akio, nunca le había visto tan serio— y él no iba a ser menos.
Intentó contener sin éxito los alaridos de dolor mientras sostenía la odiosa piedra, la cual le mermaba la energía vital. Gracias a la pluma que les había cedido una aprendiza no acabaron tan debilitados, lo que supuso un alivio. Además, el rayo que dispararían al Coloso sería mucho más poderoso.
—¡¡Light!! —gritó Nadhia, quien sonrió al descubrir que estaba bien—. ¡¡Todos, este sincorazón tiene un punto débil en el pecho!! ¡¡Se abre cuando intenta lanzar un ataque!! ¡¡Hay que impedírselo!!
—De acuerdo —contestó a duras penas, mostrando una débil sonrisa mientras sostenía todavía la dolorosa piedra.
Ya solo faltaba que mostrara su punto débil, ahora conocido gracias a Nadhia. Hasta ese momento, se concentró exclusivamente en intentar esquivar los ataques de las criaturas y observar con atención al Alfa. Le latía muy rápido el corazón: el número de monstruos no parecía descender. Si no se daban prisa…
—¡Eso es!—exclamó en cuanto el brazo del gigante fue cercenado.
Hicieron desaparecer la parte frontal del castillo, facilitándoles la tarea de disparar, y lograron detener el avance de los Sincorazón. Para esto último, alguien invocó un conjunto de barras resistentes que evitó que más criaturas se internaran en el vestíbulo. Además, otra persona efectuó un misterioso hechizo en forma de onda que atravesó a cada uno de ellos y trajo el silencio a la sala.
«¿Qué… acaba de pasar?», desconocía por completo aquella clase de magia, ya que nunca había sido un experto en la materia.
Sus efectos fueron más que notorios: las criaturas oscuras se detuvieron en seco. Estaban paralizadas por completo.
Se podía decir que todo iba como la seda.
Nithael se las arregló él solo afuera. Liquidó a unos cuantos Sincorazón y fue capaz de esquivar los lentos ataques del gigante con su tremenda velocidad. No le asombró porque ya le había visto luchar. Sin duda debían sentirse muy afortunados por tenerle de aliado.
Le hizo retroceder, para sorpresa de quienes no le conocían. Entonces llegó el tan esperado momento.
El Alfa les enseñó el agujero de su pecho y empezó a acumular ahí energía de oscuridad. Light buscó a Nadhia con la mirada, esperanzado.
—¡¡¡AHORA!!!
Con el corazón en un puño, disparó tras el grito de Nadhia y no esperó ni un segundo más: estaba deseando liberar el rayo. Alzó el brazo, apuntando al agujero, y soltó toda la energía luminosa que había reunido con la ayuda de la muchacha. Otros portadores de las piedras hicieron igual.
—¡¡Mátalo, por favor!! —rugió, rogando que fuera su fin y que esta pesadilla acabara.
Los rayos emitidos iluminaron con intensidad la habitación y acabaron con los enemigos que se interpusieron en sus trayectorias. Todos se dirigieron hacia un objetivo común: el pecho del Alfa.
No llegó a saber de inmediato lo que sucedió con el gigante, pues la explosión de luz les cegó a todos por completo.
«Por favor…».
Al abrir los ojos descubrió que el ataque había resultado efectivo: habían creado una herida enorme en su cuerpo. Fijó la mirada en el tremendo monstruo con una chispa de esperanza, sin pestañear. ¿Era el fin?
El gigante todavía podía moverse, de hecho intentó ponerse de pie, pero gracias a Nithael no lo consiguió. Perdió el equilibrio a causa de los disparos del ángel: cayó de espadas con mucha lentitud y aplastó a los Sincorazón menores que se encontraban debajo de él.
Su caída también provocó un temblor que le derribó al suelo. Por un momento temió que todo el edificio se viniera abajo ante semejante sacudida. Afortunadamente, solo llovió polvo del techo.
Light se puso de pie de seguida. Le tendió la mano a Nicoxa para ayudarla a levantarse y dirigió la mirada hacia el titán de oscuridad, que acababa de caer. Apretó los dientes, fastidiado. Seguía moviéndose, así que todavía no le habían derrotado del todo.
Nithael, que destacaba por el aura dorada que le rodeaba, señaló hacia las masas de Sincorazón que seguían a su líder.
—¡¡TENEMOS QUE EVITAR QUE ENTREN AL CASTILLO!! ¡DESTRUID AL COLOSO, ACABAD CON ÉL, Y LOS SINCORAZÓN SE QUEDARÁN SIN ALFA AL QUE SEGUIR! ¡DESTRUIDLE Y YO REVERTIRÉ EL CASTILLO DEL OLVIDO PARA QUE LA LUZ ACABE CON ELLOS!
Al principio pensó en utilizar de nuevo la piedra para volver a causarle daño considerable al Alfa. Sin embargo…
«Me costará usar de nuevo la piedra, mierda… necesitaría curarme antes las manos», miró sus extremidades dañadas, mordiéndose el labio.
Vio que Nithael se aproximó hacia los portadores de los dos fragmentos, al fin reunidos, con la intención de ayudarles a usarlos seguramente. Las criaturas tenebrosas no se lo iban a poner tan fácil; ahora que se habían liberado de la misteriosa parálisis volvían a suponer una amenaza.
—¡Quédatela, yo voy ayudar a Nithael! —Ni esperó a terminar la frase para empezar a perseguir a un Ojos Rojos. Le dejó la piedra a la chica de Bastión Hueco: esperaba que le diera un buen uso.
—¡¡No les dejéis avanzar!!
Nithael necesitaba en aquel momento ayuda e iba a prestársela. Gracias al omniéter de Saxor conservaba energías de sobra para, al menos, entretener a uno de esos poderosos Sincorazón, o eso quería pensar. Activó su habilidad fortalecedora Pseudo Locura, potenciando sus músculos, y meneó su Llave Espada con mucha saña, liberando una Brecha Lunar que impactaría contra el Ojos Rojos, quizás deteniéndole.
Correría y alcanzaría al Ojos Rojos, dedicándole una mirada enloquecedora de puro odio. Decidido a poner fin a su existencia y a salvar su hogar, dispararía otra furiosa Brecha Lunar a quemarropa y seguiría golpeando y bloqueando con su Llave Espada, hasta derrotarlo o caer inconsciente. Aunque su enemigo era poderoso, aunque le dolían las manos por las quemaduras, no pensó en la posibilidad de perder. Había mucho en juego y tenía que ganar.
La mascota, sin apenas magia, solo le podría apoyar con habilidades básicas. Materializó dos hechizos Hielo consecutivos mientras su invocador mantenía a la bestia ocupada. Intentaría apuntar a las patas de la criatura al ejecutar la habilidad, con suerte le congelaría alguna y, por ende, le inmovilizaría (se acercaría antes de disparar, pues temía fallar por su escasa puntería).
- Light le da la piedra a Nicoxa y se centra en mantener ocupado al Ojos Rojos que amenaza a Nithael. Para esto usa:
▪ Pseudo Locura (HM) [Nivel 8] [Requiere Afinidad a Luna; Poder mágico: 6] Versión ligeramente diferente y primitiva de la habilidad Locura. Gracias a su afinidad, el usuario efectua un maleficio enloquecedor que incitaría a un personaje a golpear a sus enemigos, aumentando su fuerza (x1.25) pero impidiéndole utilizar HM, durante dos turnos. Si no se utiliza sobre sí mismo, se requerirá de contacto físico. (La usa sobre sí mismo para potenciar sus ataques posteriores).
▪ Brecha Lunar (HC) [Nivel 16] [Requiere Afinidad a Luna; Fuerza: 28, Combate con armas blancas: 22; Habilidad ▪Onda Lunar] [Personalizada] El movimiento personal de Light mejorado. El personaje realiza un potente tajo que toma la forma de una grande y fiera media luna cortante que avanza en línea recta. Habilidad de gran poder cortante que atraviesa los objetos con menor resistencia que se interpongan. (LA USA DOS VECES contra el Ojos rojos, gastando todos los 40 PH con la habilidad anterior, por cierto)
- Gaomon ayuda a Light en el combate contra el Ojos Rojos y dispara esto a sus piernas:
▪ Hielo (HM) [Nivel 2] [Requiere Poder Mágico: 3]. Proyectil de hielo lineal, con muy pocas posibilidades de congelar. (LO USA DOS VECES, no tenía nada mejor para 4 PH lo siento x_D y también los gasta todos)
Por un momento vi pasar mi vida frente a mis ojos mientras mi Maestra malherida me protegía del ataque de una de aquellas sombras que se encontraban en el vestíbulo. Sí, al fin había llegado y me había metido en aquel alboroto pero, ¿estaba sirviendo allí o estorbando? Ni yo lo sabía, lo único que pensaba era en vivir.
Hice un gesto de agradecimiento a mi Maestra mientras me iba hacia la retaguardia para ayudar a Nithael de alguna manera. Lucharía junto él para ayudarlo en todo lo posible y no dejarlo solo, estaría atenta a mis enemigos, mientras luchaba a espadazos limpios y si lo veía necesario utilizaría la Ultrapoción que se me había dado con anterioridad.
Escrito desde móvil. -Yui se va a la retaguardia junto a Nithael. -Utilizara la Ultrapoción en caso de que sea estrictamente necesario. -Tendrá un ojo puesto sobre el ángel por si necesita ayuda y tal.
A scattered dream that's like a far-off memory.A far-off memory that's like scattered dream.I want to line the pieces up yours and mine.
Gracias a los ataques de Light y el otro chico que Keiko no conocía, acabaron con el Ojos Rojos que les acosaba a ella y Malik. Entre tanto, otro grupo se estaba coordinando para hacer un ataque al Coloso, el sincorazón responsable de la muerte de Kazuki. Una chica dijo el punto débil de aquella gigantesca mole de oscuridad y todos se prepararon para actuar en el momento oportuno.
Una de las Maestras que había subido a los pisos superiores, acudió a la llamada de Malik, y ayudó a los portadores, aunque cada vez el dolor que sentía Keiko en su cabeza iba a más. ¿Cuándo iba a acabar aquella tortura?
Chihiro, que parecía estar algo recuperada, utilizó una magia que provocó que los sincorazón se quedasen parados, como si el tiempo se hubiese detenido. Keiko quería aprovechar la ocasión, para finalmente, librarse de aquella pesada carga.
—Malik, escucha... ¿qué te parece si le damos nuestra llave a Nith? Él podrá usarla mejor que nosotros... además, ya no tenemos que preocuparnos de que nos la quiten, ¿no?— sonrió la aprendiza.
En el caso de que Malik aceptase, dejaría que él optase por el método para entregarle el trozo al ángel.
Si no, seguiría cargando con ella hasta que encontrasen un método seguro para ello.
Finalmente, el ataque de los otros aprendices, junto al ángel guardián, hicieron caer al Coloso, pero aún seguía con vida. Aún así, debía quedarle poco, por que sus movimientos eran muy torpes, y propios de alguien en sus últimos momentos de vida.
Nithael, con un grito, les ordenó que acabaran con el Coloso. El razonamiento que les dio Nith era lógico. Pero tenían que decidir de nuevo. Una oleada de sincorazón se acercaba al castillo a gran velocidad. El Coloso aún seguía siendo una amenaza. Y Keiko tenía que decidir.
Lo que Keiko hará si Malik decide entregarle la Llave a Nithael: -Ejecutará un hechizo Cura sobre Light, y otro sobre Malik, gastando 10PH en total. -Se dirigirá a defender la entrada usando su Llave Espada y espada contra todo sincorazón que se le acerque. -En el caso de que se vea débil, usará una Poción sobre sí misma
Si Malik no entrega la Llave u ocurre cualquier otro problema que impida que lo haga: -Keiko tratará de defenderse a como de lugar usando ya sea su Llave Espada o espada, y al igual que en la opción de arriba, usará una Poción sobre sí misma
En nuestros intentos de atacar al sincorazón de Ojos Rojos, se alzó y me lanzó un zarpazo que por poco no me rebana en dos. Fue una suerte que sus garras no hirieran donde debían gracias a una flecha que le impactó en la cabeza. Mientras me tomaba el Omniéter miré por el rabillo del ojo para saber quién me habia salvado el pellejo, siendo esta Colibritani. Agradecí en mi cabeza la ayuda (no había tiempo de hacerlo verbalmente) y volví a la carga con Guilmon.
Mientras los Niños Perdidos distraían al sincorazón con insultos y pedorretas, que sorprendentemente tuvo el efecto deseado. Mientras Guilmon y yo nos escabullíamos detrás suya, Light y Nikolai se unieron al combate contra el Ojos Rojos. Ellos lo atacaron de frente y yo me ceñí a mi improvisado plan original: Lanzar a Guilmon a su espalda (que lo atacó con uñas y mordiscos) y yo lo embestí con una Doble Hélice. El resultado no pudo ser mejor ya que acabó completamente destruído, aterrizando Guilmon en el suelo en su lugar, aún con una mirada de furia en su rostro.
—¡Nith, los Maestros te apoyaran para hacerle frente al Alfa! ¡Déjanos el resto a nosotros!
Nithael también se unió a la batalla desde el aire, con unas alas mucho más majestuosas que cuando lo habíamos sacado del sello que lo había tenido apresado hacía un buen rato. Nos habíamos encargado ya de un enemigo, pero todavía quedaban muchos más. Junto a mi compañero cargamos contra algunos de los sincorazón menores que todavía intentaban atacar a los que portaban la llave.
—¡¡Todos, este sincorazón tiene un punto débil en el pecho!! ¡¡Se abre cuando intenta lanzar un ataque!! ¡¡Hay que impedírselo!!—aquella voz hizo que me sorprendiera bastante. ¿Esa no era Nadhia, una de las personas que habían elegido viajar al pasado? No solo eso, otros tantos más que habían seguido el mismo camino, como Kairi, habían llegado bajando las escaleras de los pisos superiores junto con los que habían optado subir para tener la otra mitad de la Llave. ¿Cómo habían regresado?
Fuera como fuese, ya teníamos el punto débil del Coloso, que seguía recibiendo los ataques de los Maestros y de Nithael, y la otra mitad también. Incluso el número de aprendices presentes se había duplicado, haciendo que estuviéramos recuperando la ventaja poco a poco.
Nanashi respondió a la llamada de Malik y usó el poder de una de las mitades para convertir las paredes, suelo y techo en decenas de lanzas que se incrustaron en el brazo, cortándolo por completo.
—¡Sí!—mi grito se unió al de muchos al ver el brazo caer mientras se desintegraba por completo. La cosa no acabó ahí, y las paredes de las puertas se desvanecieron para dar visión completa a la gente que estaba preparándose para disparar, y unas barreras impedían a los sincorazón entrar.
—Deja de lloriquear.
Todos los sincorazón se congelaron en el tiempo gracias a una magia de Chihiro. Me giré para ver que aun estando completamente pálida, aún era capaz de hacer una magia tan potente como esa. Sin embargo, algo más me llamó la antención. Estaba sola... ¿Dónde estaba Kazuki?
—¡Ahora, estúpidos!
—¡Atacad a los Sincorazón! ¡Eliminadlos a todos! ¡Que ninguno pueda impedir que Nithael use la Llave Espada!
Agité la cabeza para dejar de pensar en eso y ceñirme al combate. Teníamos que aprovechar la situación para acabar con todos los sincorazón de la zona. Guilmon y yo cargamos con los sincorazón que teníamos más cerca y empezamos a atacarlos a espadazos, zarpazos y mordiscos, yendo a por el siguiente cuando destruíamos a uno.
—¡¡¡AHORA!!!
Al grito de Nadhia, cuatro rayos salieron disparados de las piedras para lanzarse hacia el pecho del Coloso, que se había abierto instantes antes. Muchos sincorazón fueron destruídos en el camino de los rayos, los barrotes que protegían la entrada tuvieron la misma suerte y... finalmente, impactaron todos a la vez (una flecha de Nithael incluíada) en el punto débil del sincorazón. La explosión de luz fue tan potente que nos cegaron a todos sin excepción, y cuando recuperamos la vista... El Coloso estaba cayendo. Estaba derrumbándose contra el suelo. El golpe fue tan potente que el Castillo del Olvido en su totalidad tembló como si de un terremoto se tratase, haciéndonos perder a todos el equilibrio.
Pero no habíamos terminado, ni mucho menos: se estaba intentando levantar (aunque le estaba costando lo suyo) y millones de puntos amarillos se avecinaban desde una gran distancia hacia el Castillo... Lo que significaba que en unos minutos un ejército de sincorazón nos alcanzaría.
—¡¡TENEMOS QUE EVITAR QUE ENTREN AL CASTILLO!! ¡DESTRUID AL COLOSO, ACABAD CON ÉL, Y LOS SINCORAZÓN SE QUEDARÁN SIN ALFA AL QUE SEGUIR! ¡DESTRUIDLE Y YO REVERTIRÉ EL CASTILLO DEL OLVIDO PARA QUE LA LUZ ACABE CON ELLOS!
Dos Sombras gigantes, una Neosombra, un sincorazón cuyo nombre desconocía, pero había visto en acción (o más bien, mi copia) y otro de esos Ojos Rojos. Lo más rápido que pude me tomé el Éter que me quedaba y me preparé para la ofensiva, justo al mismo tiempo que el hechizo de Chihiro se terminaba y Nithael llegaba junto a las dos mitades de la llave.
—¡¡No les dejéis avanzar!!
Me decanté por el sincorazón con la espada, ya que Light se estaba encargando del de los Ojos Rojos. Para que me prestara atención, le disparé una FlamaTenebrosa y corrí hasta él para ejecutar dos Vorágines Oscuras.
—¡Tenemos que usar una de las piedras con los sincorazón!—dicho esto, busqué con la mirada cualquiera con una piedra que estuviera dispuesto (o dispuesta) a proteger a Nithael y salí disparado en pos de ayudar con el gasto de energía vital.
Obviamente, no iba a dejar a ese sincorazón libre, así que dejé el relevo a Guilmon, que le disparó dos Bolas de Fuego para luego atacarle con unas Piro-Garras.
-Saxor usa su último Éter. -Se va a por el Invencible, le ataca con una Flama Tenebrosa y dos Vorágines Oscuras. -Después de la Vorágine corre a ayudar a cualquiera que tenga una piedra y vaya a usarla para atacar a los sincorazón. -Mientras se ejecuta la acción previa, Guilmon ataca al Invencible con dos Bolas de Fuego y unas Piro-Garras.
▪ Flama tenebrosa [HM] (Nivel 3) [Requiere afinidad con Oscuridad] El usuario lanza una veloz bola de oscuridad que avanza en linea recta hasta diez metros. Ataque de oscuridad de nivel bajo. ▪ Vorágine Oscura (HC) [Nivel 14] [Requiere dos armas de corta distancia; Afinidad a Oscuridad; Combate con armas blancas: 25; Doble Hélice]: Ambas armas se imbuyen durante el ataque en un aura oscura que aumenta temporalmente su extensión. El usuario empieza a girar sobre sí mismo con ambas armas extendidas para realizar unos cuantos cortes oscuros, acabando con un tajo vertical con las dos hojas juntas hacia arriba. Una vez finalizado el ataque, las armas regresan a la normalidad. x2
▪ Bola de fuego (HM) [Nivel 4] [Requiere Afinidad con Piro; Poder Mágico: 6]. Bola de fuego concentrada un x1.25 más potente que piro, con posibilidades de producir quemaduras y tiene un ligero mayor alcance. x2 ▪ Piro-Garras (HC) [Nivel 3] [Requiere afinidad con Piro; Combate Cuerpo a Cuerpo: 5]. Concentra fuego en sus garras, para hacer un zarpazo de fuego. Tiene posibilidades de producir quemaduras.
Nithael alzó el vuelo con un portentoso aleteo, abatiendo a dos Sincorazón de un mandoble. Antes de que se alejase demasiado, Nikolai percibió en su rostro una sonrisa llena de confianza, ausente de todo rastro del tormento que sufría hace escasos momentos. Se le escapó otra a él, contagiándose de la motivación de la que hizo gala. Lo vio volar directo al enorme titán oscuro, dispuesto a darlo todo.
—Lo vamos a conseguir.
Y él no sería menos.
—Puedes darlo por hecho —respondió a Saeko con decisión, apretando con más fuerza la piedra. Fue acercando la pluma con suma cautela hasta que atisbó por el rabillo del ojo una sombra negra—. ¡Cuidado!
Nikolai puso el brazo por delante de Saeko, alarmado por el Invencible con intenciones de despedazarlos. Estuvo a punto de soltar la piedra y la pluma para invocar su arma, pero no llegó a hacer falta por la rápida intervención de Ariasu, salida de la nada y volatilizándolo con una estocada bien dada. Con el corazón en un puño, suspiró y le dio las gracias a la Maestra con un gesto. Esto de ser un blanco fácil mientras cargaban las piedras iba a ser un engorro de los gordos. Tenían que darse prisa.
—¡¡Todos, este sincorazón tiene un punto débil en el pecho!! ¡¡Se abre cuando intenta lanzar un ataque!! ¡¡Hay que impedírselo!!
Justo lo que quería oír. Ahora que sabían el punto débil de esa mala bestia, solo tenían que preparar sus ataques y esperar el momento oportuno. Vigiló con una mirada fugaz que ningún Sincorazón indeseable les volviese a molestar para ponerse manos a la obra de una vez.
—¿Estás lista? —Esperó a que Saeko le confirmará y acercó la pluma a la piedra. Tensó los músculos de sus brazos, sabiendo por experiencia lo que vendría a continuación.
La piedra reaccionó, y el ardor volvió una vez más. Apretó los dientes y gruñó de dolor, soportando como mejor podía aquella sensación de que te robasen la energía vital. Dolía, sí, pero no era comparable al de la ocasión anterior. Resopló y miró a su compañera para ver que tal lo llevaba.
<Esto no es nada>, se dijo a sí mismo, torciendo el gesto de su rostro. Podía aguantarlo. Lo suficiente como para otear los sucesos de alrededor.
Hechizos de todas las clases surcaban el vestíbulo, destruyendo a cualquier criatura oscura que se encontraba en su trayectoria. La pelea entre los Portadores y los Sincorazón había llegado a un punto intermedio en el que ambos bandos estaban más o menos igualados. Sin embargo, Niko sabía que la ventaja no les duraría eternamente. Los Sincorazón les superaban con creces, y si no hacían algo al respecto…
De repente, las paredes del castillo comenzaron a arreplegarse sobre si mismas, en especial, en la que estaba atorado el enorme brazo del alfa. Del mármol blanco brotaron múltiples lanzas del mismo material que se hundieron en la extremidad como si de mantequilla se tratase, cercenándolo por completo.
<La Llave. ¿Pero cómo han…?>, sus dudas se resolvieron al encontrar a Nanashi junto a la pareja que sostenía la mitad de la Llave Espada. Afín a Luz, era lógico que el arma respondiese tan bien ante las órdenes de su tutora.
Las paredes del castillo volvieron a moldearse, creando un boquete enorme por el que Nithael salió como una flecha. Después, unos barrotes de mármol se formaron para impedir una entrada descontrolada de más Sincorazón. Fue la última medida que tomó Nanashi antes de soltar la Llave, al borde del derrumbe.
Los de fuera ya estaban más o menos controlados. Pero los de dentro no tardaron en estarlo también: Nikolai se estremeció por la repentina onda de energía salida de la nada que cubrió la sala entera. Arqueó el cuerpo, asustado, en cuanto le atravesó, pero no sintió nada en especial. Ni daño (aparte del que le causaba la piedra), ni ningún otro efecto. Ya entonces comprendió que aquella magia no iba dirigida a ellos al fijarse en todos los Sincorazón detenidos. Congelados, como si para ellos el tiempo no corriese.
—¡Ahora, estúpidos!
Nikolai esbozó una sonrisa cansada. Gracias al conjuro de Chihiro, el único problemón que les quedaba por solventar estaba ahí fuera.
No perdió detalle de Nithael a través de los barrotes, revoloteando cual mosca alrededor del coloso, que intentaba zafarse de él a manotazo limpio y sin mucho éxito. Conocía el gran poder que guardaba su aliado, y no le sorprendió ver cómo hizo retroceder al Alfa con sus continuas acometidas.
<Vamos, Nith. Solo un poco más>.
Visto que no podría hacer nada contra su oponente con ataques tan simples, el Alfa cambió por completo de estrategia. La hoja de su pecho se separó, revelando un agujero en el que se concentraba un cúmulo de oscuridad. Nikolai abrió mucho los ojos, era el momento.
—¡¡¡AHORA!!!
Respiró hondo y, con la mano libre que tenía tras que la pluma se disolviese con la piedra, aferró el brazo de Saeko.
—¡Agárrate fuerte!
Alzó la piedra junto a su compañera y disparó: al estar preparado, adoptó posición y apoyó a Saeko para que el tremendo cañonazo de energía lumínica que liberaron no les echase hacia atrás. Tres estelas de luz se unieron a la suya, atravesando los barrotes y a una decena de Sincorazón que se encontraban en medio, sin posibilidad de escapar por el efecto de la magia temporal.
Los rayos impactaron de lleno en el pecho del Alfa, liberando una explosión de luz que lo inundó todo de un blanco cegador. La incertidumbre le podía. ¿Lo habían conseguido? ¿Era más que suficiente?
La luz se disipó, y al abrir los ojos se le entrecortó el aliento. El alfa, erguido a duras penas, presentaba un tremendo boquete en el pecho. Apretó un poco del brazo de Saeko, acongojado. Le habían…
El coloso se inclinó hacia atrás lentamente, venciéndole las piernas por el peso.
Hasta que cayó.
El impacto fue tan fuerte que Niko Y Saeko (esta última a causa de que le seguía agarrando) se fueron de bruces contra el suelo. Los cimientos del castillo retumbaron y una lluvia de gravilla y polvo le cayó encima. Se levantó cuanto antes y se sacudió la tierra.
—¿Estás bien? —le tendió la mano a Saeko para ayudarla a incorporarse.
Su vista fue directa al exterior del castillo, en donde yacía el cuerpo tendido del titán negro. El estómago se le revolvió tras ver al monstruo luchar por incorporarse. ¡Venga ya! ¿Cómo podía moverse tras ese ataque? Era una maldita pesadilla interminable.
Y no eso no era lo peor. Nithael, envuelto en un velo áureo, señaló a la maraña oscura con miles de ojos amarillos que avanzaba en dirección al castillo.
—¡¡TENEMOS QUE EVITAR QUE ENTREN AL CASTILLO!! ¡DESTRUID AL COLOSO, ACABAD CON ÉL, Y LOS SINCORAZÓN SE QUEDARÁN SIN ALFA AL QUE SEGUIR! ¡DESTRUIDLE Y YO REVERTIRÉ EL CASTILLO DEL OLVIDO PARA QUE LA LUZ ACABE CON ELLOS!
El ángel voló hacia aquellos que poseían los dos fragmentos de la Llave. Fue un momento pésimo para que la magia de Chihiro perdiese su eficacia y los pocos Sincorazón que quedaban en el castillo se tirasen a por Nith.
<Mierda>, le echó un vistazo a sus manos, calcinadas (otra vez) a causa de la piedra. Chasqueó la lengua. Un segundo disparo le sería imposible en sus condiciones.
De todas formas, no tenía tiempo para complicaciones. Tenía que cubrir a Nith, fuera como fuese. Si no podía con la piedra, lo haría a la vieja usanza. Total, seguía teniendo una Llave Espada con la que defenderse y un arrojo tremendo para terminar de una vez con todas. Era más que suficiente para luchar.
—Guárdala. Es posible que alguien pueda darle mejor uso que nosotros. —Le dio la piedra a Saeko y se encaró al resto de Sincorazón que acosaban a Nith. Antes de lanzarse, volteó la cabeza hacia la chica. Se remojó los labios y le dijo—: Volveré de una pieza. Lo prometo.
Y salió disparado como una flecha, con la Llave Espada en ristre y con los efectos del aura Ragnas aun activos. Puesto que el chico de Tierra de Partida ya se estaba enzarzando con el Ojos Rojos, marcó como objetivo a una de las Gigasombras.
—¡¡No les dejéis avanzar!!
Correría hasta la criatura y, propulsándose con un Doble salto, llegaría a situarse por encima de su cabeza y, soltando un grito de furia, descargaría su arma contra su testa, haciendo acopio del subidón de fuerza que el aura le otorgaba. Si lograba derribarlo, se subiría encima de su pecho y le hundiría su Llave Espada con saña, ejecutando hasta dos Tajos Planares que brotarían del suelo y le perforarían el cuerpo.
—¡Rápido! ¡Dadle los fragmentos de la Llave a Nith! —bramaría para alentar a los aprendices que tenían en su poder las dos partes del arma.
Puesto que aún le quedaban energías para realizar un Tajo Planar más, lo usaría para ayudar a cualquiera de sus compañeros que tuviese dificultados con los Sincorazón, o lo emplearía en la Gigasombra en caso de que sus ataques anteriores no fuesen suficientes.
▪ Doble salto (HC) [Nivel 3] [Requiere Elasticidad: 4]. El usuario es capaz de saltar mucho más alto que los demás, alcanzando lugares más inaccesibles.
▪ Tajo Planar (HC) [Nivel 5] [Requiere Afinidad a Nada: Fuerza: 7; Armas blancas: 6]. El usuario clava su arma en el suelo para luego hacer brotar de cualquier superficie sólida (no viva) una espada de energía que empalará a los enemigos. La espada se puede materializar en un radio de cinco metros (lo usará un total de tres veces. Dos irán destinados a la Gigasombra. El último dependerá de si ya ha sido derrotada o no).
*Recordatorio de que el aura Ragnas aun debería seguir en efecto (dura dos turnos).
—Si realmente supieras como me siento, no dirías esas gilipolleces
La respuesta que recibió después de ofrecerle su ayuda le sentó como un tiro a la joven.
—¿Perdona? —no daba crédito a lo que había oído. No le encontraba el menor sentido y se acercó hacia Alec antes de que se alejara—.¿Pero qué te has creído, Alec? ¿Que estaba bromeando o algo así? —hizo un gesto para que viera la situación en la que se encontraban todos ellos; era evidente que no bromearía en esas circunstancias—. Era una forma de decirte que no te pusieras en peligro así de nuevo, que te retendría por la fuerza si fuera necesario... —Pensaba que era obvio, después de todo le acababa de dar una Poción. Nicoxa estaba dolida y negó con la cabeza mientras le miraba, decepcionada—. Pero quizás tienes razón y he sido una idiota por preocuparme por ti. Lo siento.
Podía entender cómo se encontraba el muchacho, estaba afectado por la muerte de su maestro y debía haber malinterpretado sus palabras. Pero ella se encontraba igual de inestable emocionalmente y su reacción solo empeoró las cosas: Hizo que se preocupara por los aprendices que aún no sabían lo de Kazuki.
Si Alec, con lo educado y simpático que había sido hasta ahora se había puesto así... Los otros aprendices que ya fueran bordes de fábrica a saber cómo reaccionarían. Decidió que ella no les diría lo que había ocurrido a no ser que le preguntaran directamente.
En cualquier caso no era el momento para distraerse, ni tampoco se lo iba a tener en cuenta al muchacho. Se espabiló rápidamente y prosiguió la lucha mientras los otros aprendices iban llegando.
* * *
Aquellos que habían ido al pasado también acudieron a la batalla, aunque no de la forma que Nicoxa habría esperado. Ella seguía cargando la piedra junto a Light. Otras tres parejas cargaban sus respectivas piedras, entre ellas pudo distinguir a Saeko, lo que le dio algo más de seguridad. Era un proceso muy doloroso y tuvo que concentrarse como nunca antes en su vida para no desfallecer. Además pudo percibir como Chihiro hizo algún tipo de conjuro que detuvo a los sincorazón de la entrada, tenían que aprovechar esos hermosos instantes.
Nithael logró dejar expuesto al Coloso, que parecía estar realizando algún tipo de ataque en un profundo agujero que se hallaba en su cuerpo. Ya casi no podía más cuando una de las aprendizas que portaban piedras dio una señal; parecía que esa zona era su punto débil.
—¡¡¡AHORA!!!
Los ocho liberaron el poder que habían estado cargando sobre el lugar indicado. Nithael aprovechó el potente ataque para disparar una flecha de luz que los cegó a todos. Cuando la claridad se disipó pudieron ver lo que estaba ocurriendo.
El coloso estaba siendo acribillado por múltiples flechas que disparaba el ángel. Intentaba defenderse con torpes movimientos pero finalmente empezó a caer con lentitud, casi al borde de sus fuerzas. Nicoxa miraba lo que ocurría, esperanzada. Sólo faltaba un poco más...
Nithael voló con rapidez hacia la entrada del castillo, para hablar con todos ellos.
—¡¡TENEMOS QUE EVITAR QUE ENTREN AL CASTILLO!! ¡DESTRUID AL COLOSO, ACABAD CON ÉL, Y LOS SINCORAZÓN SE QUEDARÁN SIN ALFA AL QUE SEGUIR! ¡DESTRUIDLE Y YO REVERTIRÉ EL CASTILLO DEL OLVIDO PARA QUE LA LUZ ACABE CON ELLOS!
Se acercó a los aprendices que tenían los dos fragmentos de la llave para empezar la reversión. Pero tendrían que defenderle mientras lo hiciera de los sincorazón que empezaban a liberarse de la parálisis.
—¡Quédatela, yo voy ayudar a Nithael! —le espetó Light mientras la dejaba con la piedra. Ella la miró sin saber muy bien qué hacer.
—¡Tenemos que usar una de las piedras con los sincorazón! —gritó uno de los chicos que había bajado con ella a los sótanos. Vendría bien que alguna de las piedras se usara para proteger al ángel de los ataques, pero también les pidió que acabaran con su líder: el gigante.
Decidido: Nicoxa usaría la suya para atacar al coloso de nuevo. Realizó un Cura sobre sí misma para aliviar las heridas que le había ocasionado la piedra y procedió a cargarla para usarla contra él.
—¡También hay que cargarse al gigante, no lo olvidéis! ¡Que alguien me ayude que yo sola no puedo con esta cosa! —exclamó con la esperanza de que alguien colaborara con su carga—.¡Cuantos más mejor!
Nicoxa usará un Cura sobre sí misma y esperará a que al menos una persona más se acerque para empezar a cargar la piedra y usarla contra el Coloso, aunque si viene más de una mejor porque el ataque será más potente
Colibritany gastó gran parte de su energía para proteger a Nicoxa y Light mientras intentaban usar la piedra. A su vez, los demás aprendices y maestros intentaban ponerse a salvo de los ataques enemigos y colaborar para utilizar las otras piedras. Nithael optó por intentar hacer retroceder al Coloso y, sorprendentemente, lo consiguió.
Fue gracias a aquello que por fin dejó expuesto su punto débil. Ya no había marcha atrás; utilizaron los rayos para darle de lleno y debilitarle.
—¡¡¡AHORA!!!
Y así fue como los encargados de las piedras las usaron y emitieron cuatro poderosos láseres hacia el pecho. Llevaban tanta fuerza que hasta pudieron llevarse por delante a varios sincorazón. En un abrir y cerrar de ojos, los rayos se combinaron e impactaron contra el Coloso a la par que Nithael materializaba un arco de luz y dispara directo hacia la gigantesca criatura. Al final, un brillante destello recorrió el campo de batalla y Coli sintió como si todo hubiese vuelto al vacío.
Cuando la luz dejó de ser tan intensa, el Coloso se mostraba muy afligido. Parecía que en cualquier momento se derrumbaría... y así fue, cuando tres flechas volvieron a ser disparadas contra él y le hicieron caer hacia el suelo.
Como era de esperar, se produjo un terremoto y la pobre muchacha fue incapaz de mantener su equilibrio, ni siquiera sus compañeros pudieron. La estructura del Castillo sufrió leves daños por el choque pero aun así pudo aguantar, al menos de momento.
Ahora había llegado la recta final. El Coloso seguía agonizando y eso provocaba que los demás sincorazones siguieran su ofensiva.
—¡¡TENEMOS QUE EVITAR QUE ENTREN AL CASTILLO!! ¡DESTRUID AL COLOSO, ACABAD CON ÉL, Y LOS SINCORAZÓN SE QUEDARÁN SIN ALFA AL QUE SEGUIR! ¡DESTRUIDLE Y YO REVERTIRÉ EL CASTILLO DEL OLVIDO PARA QUE LA LUZ ACABE CON ELLOS! —exclamó Nithael mientras intentaba contener a los demás sincorazón.
<<No me queda casi nada ya...>>
—¡Que alguien me ayude que yo sola no puedo con esta cosa! —Nicoxa había decidido usar una piedra para rematar al alfa—.¡Cuantos más mejor!
Colibritany suspiró y corrió hacia ella. Era la única forma de la que podía ayudar, aunque significaba quedarse muy cansada.
—Necesitaremos a más de dos para que haga pupa. ¡Que alguien más se nos una, porfa! —pidió mientras ayudaba a su amiga—. Molaría que esto acabara con un ataque combinado nuestro —dijo mientras le dedicaba una débil sonrisa.
"La nostalgia es como el alcohol; arruina tu juicio".
El vestíbulo del Castillo se tornó en cuestión de segundos un auténtico campo de batalla. Podía ver ante mí decenas de hechizos y explosiones cargadas de fuego y electricidad por todas partes. Flechas, estocadas, gritos… a eso se había reducido la situación de Tierra de Partida. Incluso la maestra Ariasu nos salvó por los pelos de uno de esos demonios que tanto le gustaba invocar a Gabriel.
Agarré con fuerza la piedra, que a su vez sostenía también Nikolai, mientras cargaba con el enorme libro de Zephyr en el brazo contrario. No me hacía gracia tener que utilizarla, pero si como habían comentado ya varias veces aumentaba su poder con cuántas más personas las utilizaran, o usando la pluma de Nikolai, no iba a tener ningún inconveniente.
—¡¡Todos, este sincorazón tiene un punto débil en el pecho!! ¡¡Se abre cuando intenta lanzar un ataque!! ¡¡Hay que impedírselo!! —exclamó Nadhia desde algún punto que no logré discernir con claridad.
—¿Estás lista?
Miré a Nikolai con los ojos muy abiertos. Asentí con la cabeza, y sonreí.
—¡Necesitamos a un Maestro de Luz AQUÍ, YA! ¡Podemos destrozar el brazo con la Llave!
—Sí. —estaba lista para eso y lo que hiciera falta.
La pluma se desvaneció poco a poco, cargando la piedra de una energía mágica y desconocida para mí. Los gritos en la lejanía aumentaban, las explosiones y los movimientos de los sincorazón era lo único que llegaba a mis oídos, y hasta pude ver a la maestra Nanashi empuñando un fragmento de la Llave Espada legendaria en un rincón con cierta dificultad. Pero me vi obligada a gemir de nuevo, dolorida, cuando sentí aquella desagradable sensación que ya le empezaba a resultar familiar a mi cerebro: la mano me ardía, mi corazón bombeaba sangre a mayor velocidad, la respiración se me aceleraba y sentía un malestar general en el cuerpo, el cual me indicaba que mis fuerzas se iban agotando poco a poco.
Pero le había dicho a Nikolai que iba a aguantar, así que puse todo mi esfuerzo para mantenerme en pie, agarrando con fuerza la piedra entre mis dedos y con los dientes apretados. Fruncí el ceño y resoplé cuando pareció estar lista.
Crucé mi mirada con la de mi compañero, asegurándome de ese modo que se encontraba bien. Y así era, todavía podíamos dar guerra.
De pronto el estruendo de algo gigantesco despedazandose y cayendo al suelo me asustó. Al alzar la vista comprobé cómo el enorme brazo del Alfa caía al suelo, destrozado.
—¡Eso es!
—¡Bien! —exclamé muy sorprendida, y bastante contenta.
—¡Sí!
El enorme miembro del Alfa fue seccionado gracias a unas enormes lanzas que habían surgido de la propia estructura del castillo. Imaginé que tenía que ver con la maestra Nanashi, que empuñaba la Llave Espada de Luz en ese momento. A continuación la entrada desapareció, dando total acceso al exterior, y eso significaba que teníamos que atacar en ese momento.
Nithael fue el primero en lanzarse a la batalla, usando contra los sincorazón unas enormes y asombrosas espadas de luz. Y lo siguiente fue una enorme onda que me dejó algo descolocada, por la expresión de Nikolai supe que él tampoco se lo había esperado, y ambos miramos a la culpable: Chihiro.
—¡Ahora, estúpidos!
Fruncí el ceño y la miré de mala gana. ¿Cómo que estúpidos? ¿Quién se creía que era? Ver a Nikolai sonriendo por la ayuda que nos había prestado fue lo peor. Hice un esfuerzo para mantenerme serena y centrada, no era momento para dejarme llevar por tonterías como aquella.
Pero no tardé en olvidar mi pequeño berrinche cuando dirigí la vista al frente: al exterior. Quedé atónita con el combate de Nithael contra el Alfa. El Guardián de Tierra de Partida se movía con una agilidad asombrosa, clavando sus espadas a lo largo de su enorme y oscuro cuerpo hasta que… retrocedió. El monstruoso enemigo retrocedió un paso y, a modo de venganza, abrió una asquerosa membrana en su pecho, rellena de energía oscura. Le dediqué una mueca de asco.
—¡¡¡AHORA!!!
—¡Agárrate fuerte!
Exhalé todo el aire que pude y, concentrada en el pecho de Alfa, apunté con ayuda de Nikolai. Claro que no sabía la potencia con la que iba a disparar el rayo, por lo que me vi sorprendida en un primer momento. La mano ardía como nunca y la energía que emitía me quemaba hasta las mejillas de la cara, ¡pero iba a resistir!
Flexioné las rodillas y mantuve mi brazo en el aire, sin apartar la vista del Coloso, aunque me quedara ciega no iba a detener el ataque. Grité, siendo incapaz de soportar el calor, pero en cierto punto Nikolai me apoyó, gesto que agradecí en el alma.
—¡Ah!
Un enorme rugido acompañado de un estallido de luz fue todo lo que captaron mis sentidos, quedando ciega, con un leve pitido en mis oídos y aislada del mundo. Se me hicieron eternos, pero en cuestión de segundos volví a recobrar la vista. Al principio me costaba mucho, entre el blanco del castillo, distinguir siluetas o figuras, pero sí, allí estaba: el Alfa tenía un enorme boquete en el cuerpo. Me parecía simplemente increíble lo que estaba viendo, y por primera vez en mil años, entre jadeos, se me escapó una risotada de victoria.
Un estruendo siguió a las flechas de Nithael, que lograron hacer caer al Coloso. Todo retumbó y algunas columnas agrietadas se estremecieron. A ese paso la entrada iba a terminar hecha polvo, pero de forma literal.
—¿Estás bien?
Agarré la mano de Nikolai para incorporarme.
—Como nueva, gracias. —y crucé mi mirada con la suya por unos momentos, segura de que ningún sincorazón nos iba a alcanzar.
Al volver la vista al exterior comprobé, con asombro, cómo el Alfa seguía resistiendo, intentando levantarse de nuevo para terminar lo que había empezado. ¿En serio existía un sincorazón tan descomunal como aquel? Incluso el Alfa del pasado no le llegaba a la suela de los zapatos, ¿de dónde había salido aquella abominación, tan resistente y gigantesca? Como fuera, teníamos que terminar con el trabajo como fuera, y ver los infinitos ojos amarillos en el horizonte no me animaba precisamente.
—¡¡TENEMOS QUE EVITAR QUE ENTREN AL CASTILLO!! ¡DESTRUID AL COLOSO, ACABAD CON ÉL, Y LOS SINCORAZÓN SE QUEDARÁN SIN ALFA AL QUE SEGUIR! ¡DESTRUIDLE Y YO REVERTIRÉ EL CASTILLO DEL OLVIDO PARA QUE LA LUZ ACABE CON ELLOS!
Los gritos de Nithael me intimidaron hasta tal grado que me vi obligada a retroceder un paso, abrumada. Parecía alguien nuevo, ni comparación con el que había quedado sellado mil años atrás. Emitía un aura distinta, una que infundaba valor y coraje, no odio hacia nosotros. Quizás el grupo que fue a los sótanos del castillo tuviese que ver con su cambio de actitud…
—Guárdala —me dijo Nikolai, haciendo referencia a la condenada piedra. Con un gesto de duda, la cogí con mi mano chamuscada—. Es posible que alguien pueda darle mejor uso que nosotros. Volveré de una pieza. Lo prometo.
Fruncí el ceño y lo dejé marchar, pero no dije nada. Ese tipo de situaciones no me gustaban un pelo, esas promesas que no sabía si se iban a poder cumplir.
Más te vale.
Pero bueno, habíamos estado separados mil años, ¿no? Un par de minutos no iba a significar nada, o eso quería pensar. Si actuaba con la suficiente rapidez nadie tendría que lamentar ninguna muerte. Que hablando sobre muertos… ¿Dónde estaba Ronin? Tragué saliva, tensa, deseando que no le hubiese sucedido nada. Porque ni al entrar en el Castillo del Olvido le habíamos visto.
Eché un vistazo a la situación, buscando alguna forma de poder ayudar: Nikolai, Light, Saxor y otros más luchaban contra los sincorazón del vestíbulo, mientras que Nithael y otro grupo se enfrentaba al ejército de sincorazón.
—¡¡No les dejéis avanzar!!
El Alfa en cambio seguía vivo, todavía luchaba por ponerse en pie y terminar con nosotros de una vez por todas. Y yo… yo tenía la piedra en mi poder. Expresé una sonrisa amarga, resignada ante el destino, o lo que fuese aquello que me tenía atada a aquel condenado objeto. Sí, estaba decidida a usarlo contra el gigante una vez más, y esta vez me encargaría de rematarlo.
Me guardé la piedra en un bolsillo, sostuve el libro bajo mi hombro e invoqué mi Llave Espada para aplicarme un hechizo curativo en la mano quemada.
Luego caminé directa hacia la entrada, buscando a alguien, sin saber quién, con la mirada. Entre toda la muchedumbre lo vi: al maestro Ryota. Se me hizo un nudo en el estómago al recordar de quién se trataba, y no pude evitar sentir cierto miedo hacia su persona. Me revolvía de solo pensar que me había estado manipulando como le había dado la gana.
Pero aun así, necesitaba verlo yo misma con mis propios ojos. Tenía el libro de Zephyr encima, y no estaba tampoco dispuesta a ir contra el Alfa yo sola, sin protección alguna, ¡a saber si lo terminaba perdiendo!. Me vi en la necesidad de acercarme al maestro, temerosa por su presencia, y darle el único Éter que me quedaba. Un éter de hacía más de mil años.
—Maestro… —musité, pálida como un fantasma, y sabiendo que no podía perder ni un segundo—. Voy a salir fuera para disparar la piedra contra el Alfa. Si nos dividimos los sincorazón harán lo mismo, y tendremos más posibilidades de ganar terreno. —logré decir a duras penas.
Busqué también a la maestra Shinju. Como última alternativa, si nadie me hacía caso, me quedaba Lyn, porque prefería mantener distancias con la maestra Nanashi por el momento.
Saqué la piedra del bolsillo y la intercambié a mi diestra, la mano que no había terminado chamuscada por el último ataque. Dejé el libro en la recuperada y, confiando en el maestro de maestros de Bastión Hueco, salí a toda prisa por la entrada, invocando mi glider y lanzándome sobre vacío a toda velocidad. Con un poco de suerte los sincorazón se podrían dividir en dos grupos, dando algo de tiempo a la gente que luchaba en las puertas.
Lo sentía mucho por Assur, pero parecía que me iba a tener que sacrificar una vez más por Tierra de Partida. Era algo que llevaba en la sangre.
Nos salieron sincorazón al paso y, aferrando el libro contra mi cuerpo como si mi vida dependiese de ello, intenté mantenerme firme, evadiendo por el rabillo del ojo a las criaturas que se nos acercaban. Gengar, subido también sobre el glider, dispararía hechizos con todas sus fuerzas a todos los enemigos que se acercaran demasiado. No podía emplear la Llave Espada, porque con una mano sostenía el libro y con la otra sujetaba la roca. Confiaba en que el maestro Ryota —o el que me hubiese acompañado, si eran más mejor que mejor—, me protegiese a mí y a los demás en la medida de la posible, dando algo de margen para poder cargar el artefacto.
—¡Que alguien me ayude que yo sola no puedo con esta cosa! —logré escuchar a Nicoxa—.¡Cuantos más mejor!
Intenté mantenerme sincronizada con ella y Colibritany, y el resto de personas que utilizaran las piedras. Si nadie más me acompañaba aparte del maestro, apuntaría al Alfa otra vez, buscando cargar de nuevo la piedra maldita. Y en esta ocasión, aunque no tuviese pluma ninguna o estuviese sola —si ningún maestro, o cualquier otra persona, se decidía a ayudarme—, dispararía el rayo hacia el pecho del Alfa, y no me detendría bajo ningún concepto. Iba a permanecer allí, firme, disparando el rayo hasta que me quedara sin brazo o el Alfa desapareciese para siempre, lo que llegara primero.
Grité, desesperada, porque se terminara ya esa locura.
Saeko se cura la mano chamuscada: ▪ NigroCura (HM) [Nivel 7] [Requiere Poder Mágico: 8; Afinidad a Oscuridad]. Versión oscura del propio hechizo Cura. El hechizo tiene las mismas características que la habilidad Cura (Cura las heridas más leves y alivia un poco la fatiga) si es aplicado en otros Jugadores/Npcs de cualquier afinidad elemental, sin embargo, en aquellos afines a Luz la habilidad reducirá su efecto a la mitad, y en aquellos afines a Oscuridad se potenciará levemente, recuperando más Vit de lo que un Cura común hubiese curado.
E intentará salir con el glider, acompañada de Ryota y Shinju, Lyn si nadie decide acompañarla. Apuntará al coloso con la piedra y cargará el rayo contra su pecho, si no hay más jugadores disponibles espero que algún maestro ayude con ello. Si no, disparará sola.
Y Gengar, sobre el glider, disparará a los sincorazón más cercanos para que se alejen, o para que los maestros no tengan demasiados problemas con ellos, hasta que se le gasten todos los PHs: ▪ Bola Sombra (HM) [Nivel 7] [Requiere: Afinidad a Oscuridad, Poder Mágico: 7, Puntería: 7]. El usuario carga en una de sus manos una esfera grisácea y oscura, de aspecto fantasmagórico, la cual podrá lanzar a sus enemigos provocando daño a los mismos. La habilidad tiene una posibilidad media de causar Ceguera en aquellos a los que golpea.
▪ Flama Tenebrosa (HM) [Nivel 3] [Requiere afinidad con Oscuridad]. El usuario lanza una veloz bola de oscuridad que avanza en línea recta hasta diez metros. Ataque de Oscuridad de nivel bajo.
La petrificación no fue tan mala como Hana había imaginado. El pánico inicial al ver cómo sus miembros inferiores se iban inmovilizando lentamente dio paso a un sopor difícil de ignorar, que le haría caer en un profundo sueño de mil años. No soñó ni sintió nada. Fue un sueño reparador, que le devolvía a su tiempo, a su mundo. Y en él solo cupo la calma, dejando atrás la frustración, la traición y la ira de los días en el pasado. Todo se quedó atrás.
Cuando recuperó la consciencia, notó cómo su cuerpo caía al suelo y le permitía respirar de nuevo. En su cabeza retumbaban palabras lejanas, pero no recordaba dónde las había oído:
«A veces se es más feliz sin saber la verdad. Y tú no estás pensando en su felicidad, Hana. Estás deseando resarcirte por la injusticia. Eso no es preocuparte por los demás».
En cuanto abrió los ojos y recobró una plena conciencia de sí misma, dejó de escucharlas. Creyó que eran imaginaciones suyas y no volvió a pensar en ellas. Además, a su alrededor había cosas más importantes a las que prestar atención.
—¿Qué tal la siesta? ¿A que no ha sido tan desagradable? Como un sueño muy largo, ¿verdad? Por cierto, vosotros dos, cuida…
Estaban en la misma habitación donde se habían dormido, pero rodeados de los aprendices de su tiempo. Hana no sabía si sentirse feliz de volver a verlos o no, porque no conocía a ninguno, aunque algunas caras fueran familiares. De hecho, la presencia del Guía le reconfortaba algo más, ya que le aseguraba que nada de lo que había vivido había sido un sueño.
Lyn y Nanashi se pusieron al día a su manera. Como a Hana no le interesaban sus redecillas de bandos, las ignoró para preocuparse de su propio cuerpo, al que poco a poco le volvía la sensibilidad tras más de mil años en la misma postura. El Guía y las Maestras comenzaron a dar instrucciones, debido al panorama fuera del castillo.
—[b][color=#FF8000]¡Que ninguno se atreva a estirar la pata, ¿me habéis oído?! Porque os perseguiré hasta el Más Allá y os obligaré a hacer tres mil flexiones y a dar trescientas vueltas a Tierra de Partida.
—Lo mismo os digo.
Habían llegado a tiempo para unirse a una inmensa batalla que había en el exterior contra el Alfa de allí, a la que sus compañeros se unieron con ánimo. Hana, en cambio, se sentía cansada, sobre todo porque para ella la última batalla había finalizado hacía apenas dos horas. De hecho, ni siquiera le quedaba magia. Siguió a los demás, al ritmo que le permitían sus fuerzas y mucho más lentamente, eliminando a los sincorazón que podía durante el camino y distanciándose del grupo.
* * *
Cuando llegó al vestíbulo, donde pululaban decenas de aprendices, pensó que habían ganado. Momentos antes el suelo había retumbado tanto que había perdido el equilibro y caído, así que se apresuró a llegar porque se temía lo peor. Y se encontró con que el mayor debilitado de todos era el Coloso. Iba a vitorear por la hazaña que habían logrado, pero vio que el gigantesco sincorazón intentaba ponerse en pie y comprendió que aún no estaba muerto. La lucha continuaba.
Entonces, una luz cerca de la entrada la deslumbró. Tuvo que pestañear varias veces para que sus ojos se acostumbrasen y, cuando lo hicieron, pestañeó unas cuantas más para asegurarse de que no sufría alucinaciones. Nithael. Nithael, el mismo ángel del que se había despedido hacía mil años, estaba allí, flotando sobre el castillo, luchando contra el Coloso.
Luchando por Tierra de Partida.
—¡¡TENEMOS QUE EVITAR QUE ENTREN AL CASTILLO!! ¡DESTRUID AL COLOSO, ACABAD CON ÉL, Y LOS SINCORAZÓN SE QUEDARÁN SIN ALFA AL QUE SEGUIR! ¡DESTRUIDLE Y YO REVERTIRÉ EL CASTILLO DEL OLVIDO PARA QUE LA LUZ ACABE CON ELLOS!
Demasiadas emociones juntas. Una parte de ella se alegraba de verlo despierto; otra, en cambio, habría deseado no rencontrarse nunca con él. Y mucho menos allí, en mitad del campo de batalla, donde no podían arreglar sus asuntos apropiadamente. Se dijo que tenía que evitar ese encuentro. No era el momento, para ninguno de los dos. Ella aún tenía que unirse a la batalla.
—¡¡No les dejéis avanzar!!
Estaban en el punto álgido de la lucha. Hana hizo una evaluación rápida de la situación e intentó comprender qué había pasado durante su ausencia: varios aprendices cargaban la Llave con Nithael, mientras otros les defendían de los sincorazón de la entrada que se abalanzaban sobre el ángel. No parecían necesitar ayuda y, sin embargo, nadie (o casi nadie) se atrevía a atacar al Coloso, completamente desprotegido.
Avanzó en medio del caos, sin saber adónde dirigirse para dar su apoyo, hasta que escuchó la voz de una chica de pelo azul cerca de ella.
—¡También hay que cargarse al gigante, no lo olvidéis! ¡Que alguien me ayude que yo sola no puedo con esta cosa! ¡Cuantos más mejor!
Conocía el funcionamiento de las piedras, así que, ¿por qué no? A ella ya no le quedaba ni una gota de magia y era la única tarea en la que podría ser útil. Se acercó a ella justo cuando se le unía otra chica morena y Saeko, esta última con su propia piedra.
—Necesitaremos a más de dos para que haga pupa. ¡Que alguien más se nos una, porfa! Molaría que esto acabara con un ataque combinado nuestro.
―Contad conmigo ―intervino, situándose al lado de Saeko para compartir el dolor con ella y prestarle todo el apoyo que pudiera―. Soportaré el daño que haga falta si eso acaba con ese bastardo de una vez.
Estaba de acuerdo con la idea de la morena de que aquel fuera el ataque definitivo. Sin embargo, Hana no se había llegado a enfrentar seriamente contra aquel enemigo y no le iba a producir el mismo placer de aniquilarlo dos veces como a Nadhia o a Kairi. Era una pena que fuera a ser ella quien ocupara aquel lugar.