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[Bastión Hueco] Novatos bajo el amanecer

NotaPublicado: Jue Abr 09, 2015 11:28 pm
por xXOrbOOkXx
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Cronología:

Simbad> Linda Flor>Encuentro con Freya>¿¿
Freya: Encuentro con Jeanne > Encuentro con Simbad > ??


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Vagaba atravesando la luz de la luna incipiente que se vertía a través de las ventanas en los corredores del pasillo. Mis pies descalzos no emitían ruido alguno.

No sabía en qué momento me había despertado en la noche, guiado por una música que ningún otro podría haber oído. Pero, por suerte, yo era músico; y aquellos que un instrumento portaban, un gran sentido auditivo poseían.

Y cuando la música me guiaba hacia un destino incierto, fui a parar a una sala formada con paredes de piedra y ventanas gruesas.

La vi vacua a través del cristal del gran y sobrio salón en aquel Castillo. Parecía indecisa con sus propios movimientos, y a pesar de ello, no dejaban de ser frágiles y a la vez tan hermosos. Si alguna vez me arrepentí de haberle titulado como La Pianista de Seda, aquella música me hizo salir de mi error.

Desde aquel día, supe que el pianoforte nunca sonaría igual a manos de otra mujer u hombre que pudiera catarlo. Las notas, el tono y cientos de matices acariciaban las paredes del pasillo, sonando amortiguado y haciéndolo más apetecible.

Podría escribir cientos, miles de canciones con el movimiento de sus manos.

El encantamiento se rompió en un millón de trozos de porcelana cuando Freya paró y alzó la vista hacia mí.

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Antes de nada, decir que todas las acciones que se vean hechas por Freya en mis posts o viceversa, están habladas y premeditadas. Ah, y que para mayor disfrute del encuentro, la música juega un papel muy importante ^.^.

Re: [Bastión Hueco] Novatos bajo el amanecer

NotaPublicado: Jue Abr 09, 2015 11:33 pm
por Crystal
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Recordé las suaves manos de mi hermanastro acompañando a las mías en aquellos lejanos días en Villa Crepúsculo. Cuando yo aún no era consciente de los peligros que había fuera de las puertas de mi casa. Cuando la felicidad que quizás había ansiado antes de perder los recuerdos se encontraba entre esos muros.

No entre los que me encontraba en ese momento.

Mis manos no se decidían, se perdían entre las teclas. No encontraban su rumbo, al igual que yo no encontraba el mío. Sin embargo conocía bien la canción, no tenía nada que temer. Solo quería expresarme durante un rato; olvidar las penas. Pero no lo estaba consiguiendo para nada.

Respiré hondo, dejando de tocar por unos instantes. Eché un rápido vistazo a la noche en Bastión Hueco, tan bella como siempre. Tan despierta y viva como yo. Estaba bien, estaba protegida. Nadie iba a venir, ninguna sombra había de aparecer.

Entonces volví a posar los dedos para acariciar las teclas y retomar la canción en el lugar adecuado. Pero algo me interrumpió.

Alguien me observaba.

Me giré, bruscamente, para encontrarme con una mirada familiar. Alguien querido. Un alma que compartía la misma musicalidad que la mía.

Simbad.

No pude evitar reprimir una sonrisa. Con un gesto casi imperceptible le invité a entrar en la sala. Con un leve movimiento con la cabeza señalé el piano, demostrándole que había sido capaz de hacerme con uno.

Dime que no te he despertado, por favor —susurré—. Creo que si me pillan a estas horas montando jaleo, no saldré viva.

Re: [Bastión Hueco] Novatos bajo el amanecer

NotaPublicado: Jue Abr 09, 2015 11:34 pm
por xXOrbOOkXx
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Me había quedado estático mirando por el cristal. Freya me estaba mirando. Con un gesto que apenas alcancé a ver, me dijo que pasara. La puerta, situada unos metros a la derecha, no emitió ningún ruido.

Dime que no te he despertado, por favor —susurró señalando el piano—. Creo que si me pillan a estas horas montando jaleo, no saldré viva.

No —murmuré también, acercándome al instrumento. La luz de la luna reflejó el cabello de la chica—. Bueno sí, pero… Ha valido la pena.

Me rasqué el cuello y me percaté que mi laúd estaba colgado en mi hombro. Casi ni me había dado cuenta de que lo había cogido, pero su peso era tan real como reconfortante en mi espalda.

Me acerqué con lentitud, mirando hacia el pianoforte. Era un instrumento magnífico. Bañado en puro negro, con una cola impresionante y un caño de madera esculpido por manos maestras que servía para sujetar la tapa. La estancia estaba vacía a excepción de ella, una ventana y la Luna.

Me senté en la banqueta en la cual ella estaba posada. Era lo suficientemente grande para los dos, por suerte. Dejé que uno de mis callosos dedos rozara una tecla y la pulsara. El sonido reverberó en la estancia.

Realmente, no hacías nada de ruido —le aclaré sonriendo—. Los músicos tenemos el oído muy fino ¿no?

Re: [Bastión Hueco] Novatos bajo el amanecer

NotaPublicado: Jue Abr 09, 2015 11:38 pm
por Crystal
No —Simbad empezó a acercarse—. Bueno sí, pero… Ha valido la pena.

El chico no tardó en sentarse a mi lado. Se quedó observando el piano para luego tocar una de las teclas. Aquel sonido invadió la sala durante unos instantes.

Realmente, no hacías nada de ruido —sonrió—. Los músicos tenemos el oído muy fino ¿no?

Asentí con la cabeza.

Será eso.

Se creó un silencio algo incómodo. Uno de esos que surgió la primera vez que nos vimos; aquella vez que nos conocimos de camino a la biblioteca. Esta vez la lluvia no sonaba de fondo.

Había pasado tiempo desde que no coincidíamos. Quizás esa era una buena oportunidad para indagar en cómo le había ido durante este tiempo. Cómo había estado, qué se contaba… Teníamos más temas sobre los que charlar.

¿Qué tal todo? —Me giré levemente para poder mirarle bien a los ojos.— ¿Siguen las cuerdas de tu laúd sonando tan bien como la última vez que nos vimos?

Haría una pausa para escuchar todo lo que tenía que contarme. En todo momento prestaría atención, con una sonrisa. Ahora ya no tenía nada que temer con Simbad. Sabía que podía confiar en él, que era buena persona. Y quizás esta era una buena oportunidad para estrechar lazos.

Lo cual me recordó a una persona que me había hablado de él antes.

Posé mis manos de repente en las teclas del piano, y dejé que se desplazaran con suavidad, emitiendo una bonita melodía.

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¿Sabes? Hace poco conocí a una persona especial. Tenía una mirada más brillante que cualquier estrella. Y un corazón lleno de bondad —cerré los ojos, recordando con claridad todo lo que pasó aquel día—. Teóricamente no debería hablarte de esto. Quizás ni debamos ser amigas. Pero aquel día mi corazón quedó unido al de ella de alguna manera. ¿Entiendes?

»Se llamaba Jeanne. ¿La conoces?

En ese instante miré de reojo al aprendiz, buscando en él algún tipo de reacción con respecto al nombre de aquella chica. Quizás Jeanne me matase por haber sido tan descarada, pero no podía perder la oportunidad de saber la otra cara de los hechos.

Re: [Bastión Hueco] Novatos bajo el amanecer

NotaPublicado: Jue Abr 09, 2015 11:39 pm
por xXOrbOOkXx
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Freya asintió y se creó un silencio hueco. Era aquél tipo de silencio que ocurría cuando un trovador moría, cuando caía una estrella del cielo. Era el silencio de aquellos que tienen la muerte esperando en su puerta. El tipo de silencio que ocurría cuando nos conocimos.

Podría preguntarle tantas cosas, al fin y al cabo había pasado algo de tiempo. Ya no la podía ver como una novata en el alféizar de una ventana soñando por conseguir un piano. Porque aunque no fuéramos veteranos, ya sabíamos un par de trucos para sobrevivir a aquel mundillo.
Y no podemos olvidar de que ya teníamos el pianoforte.

¿Qué tal todo? —Se giró para mirarme a los ojos—. ¿Siguen las cuerdas de tu laúd sonando tan bien como la última vez que nos vimos?

Por supuesto —me animé, ella sonrió y me escuchó—. He visto tantas cosas, Freya; he conocido a aprendices, he escrito tantas canciones, he visitado tantos mundos. Y me falta tanto por ver…

Casi ni me di cuenta de que ya tenía el laúd entre las manos esperando para que le arrancase notas desafinadas. Mas Freya se adelantó y tocó una suave melodía que acaparó mi atención. Pensé que era uno de esos músicos que captaban la esencia de las personas y la proyectaban en el instrumento, y no estaría fuera de error.

¿Sabes? Hace poco conocí a una persona especial. Tenía una mirada más brillante que cualquier estrella. Y un corazón lleno de bondad —entorné los ojos, curioso, me rasqué la perilla tratando de adivinar quién era—. Teóricamente no debería hablarte de esto. Quizás ni debamos ser amigas. Pero aquel día mi corazón quedó unido al de ella de alguna manera. ¿Entiendes?

Creo… Creo que sí —dirigí mi vista al techo, pensando en si eso me había pasado. Recordé tantos aprendices cada cual más especial que el anterior.

>>Se llamaba Jeanne. ¿La conoces? —Le miré con los ojos como platos. Entendí de repente lo de los ojos brillantes, lo del corazón enlazado, sería un sacrilegio no unir una parte de ti a aquella chica. Suavicé mis facciones y esbocé una sonrisa.

Toqué una nota suave.

Creo que ella tiene el color del amanecer en los ojos —le sonreí—; pero lo de la mirada brillante también es cierto.

Dejé un momento para mirar su reacción, aunque quizá quedara demasiado dramático. Era actor, no lo pude evitar.

>>Sí, la conozco —respondí a su pregunta inicial—. Es una de las personas más… aventureras que he conocido nunca. Quizá seamos de bandos contrarios, pero eso no debería ser un problema, a fin de cuentas, la guerra no nos concierne. Al menos no a mí.

Quizá la palabra correcta no debería haber sido aventurero, pero no se me ocurrió mejor término lícito para describirla. Dejé un momento en el que estuve rasgueando un poco el laúd, muy suave, como si no quisiera perturbar el silencio.

Ahora que lo pienso —hice una mueca, decidiendo a contárselo—. Creo que conozco a más gente del bando contrario que del propio.

Re: [Bastión Hueco] Novatos bajo el amanecer

NotaPublicado: Jue Abr 09, 2015 11:41 pm
por Crystal
Creo que ella tiene el color del amanecer en los ojos —asentí con la cabeza—; pero lo de la mirada brillante también es cierto.

Las palabras de Simbad al hablar de aquella chica estaban escogidas con suma delicadeza. Había un algo en su manera de articularlas, en esa sonrisa que asomaba en la comisura de sus labios, que me confirmó las sospechas. Aquello me emocionó hasta a mí. Pero opté por no hacer ningún movimiento brusco o parecer más alterada de la cuenta y que eso asustase al aprendiz.

»Sí, la conozco. Es una de las personas más… aventureras que he conocido nunca. Quizá seamos de bandos contrarios, pero eso no debería ser un problema, a fin de cuentas, la guerra no nos concierne. Al menos no a mí.

Simbad tocaba con cuidado su laúd, intentando no hacer mucho ruido o quizás perturbar el momento. No era un ruido desagradable. Entorné levemente los ojos tras haber escuchado la descripción de Jeanne. Sí, era cierto, la chica tenía un espíritu aventurero increíble. Pero… Me hubiese gustado escuchar otra clase de descripción más profunda. Quizás era un poco pronto para que Simbad se sincerase tanto.

Ahora que lo pienso —hizo una pequeña mueca—. Creo que conozco a más gente del bando contrario que del propio.

Yo… no lo sé —Miré mis manos, intentando contar con los dedos. Luego me di cuenta de lo absurda que estaba resultando y rápidamente paré—. He conocido gente del otro bando que son grandes personas.

»Sin ir más lejos, el caso de Jeanne es uno. Ella fue tan amable conmigo… incluso cuando descubrimos que éramos de bandos contrarios. Y aquello me sorprendió. Me obligó a mi misma a verla de otra manera. Se hizo querer.

»Luego ha habido casos más complicados. Conocí a un pequeño niño, con un carácter algo especial. Me odió al principio, y yo a él. No podía soportar ese espíritu tan radical que tenía; me sacaba de mis casillas. Pero… No se lo pensó dos veces cuando tuvo que echarme una mano. Y… no creo que sea malo en el fondo, pero mejor que no se entere.

Desvié la vista hacia la ventana, observando la luna tras el cristal.

Y aquí… Esta es mi nueva casa —sonreí levemente, siendo consciente de lo que decía—. Y hay gente que es muy especial para mí, como tú o… — O Enok, pensé. Él era algo distinto, pero no tenía valor para mencionarle, así que me limité a dejar la frase en el aire.

Quizás me había puesto demasiado sentimental, y aquello no era tan propio de mí. Me levanté a buscar mi mochila, y busqué hasta encontrar una pequeña libreta rosa y un bolígrafo que lancé a Simbad esperando que lo cogiese.

Pero oye ¿tú y yo no teníamos algo pendiente? —le guiñé un ojo. Instantáneamente me di cuenta de lo mal que había sonado aquello, y moví las manos, en un gesto de disculpa, mientras notaba como mis mejillas empezaban a enrojecerse—. La canción de Nanashi, quiero decir. No me malinterpretes, por favor.

»Yo prefiero encargarme de la melodía. Las rimas nunca se me han dado bien.

Re: [Bastión Hueco] Novatos bajo el amanecer

NotaPublicado: Jue Abr 09, 2015 11:42 pm
por xXOrbOOkXx
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Yo… no lo sé —Respondió y acto seguido miró sus manos—. He conocido gente del otro bando que son grandes personas.

Sonreí ante aquella información, bastante cómodo con que dijera eso. Aquellas personas que sentían la obligación de luchar contra aquellos del bando contrario me ponían enfermo y no dejaba de preguntarme por qué.

>>Sin ir más lejos, el caso de Jeanne es uno. Ella fue tan amable conmigo… incluso cuando descubrimos que éramos de bandos contrarios. Y aquello me sorprendió. Me obligó a mi misma a verla de otra manera. Se hizo querer.

Jeanne es una persona que se hace de querer —susurré casi inaudible. Pensaba aquello realmente, desde aquella vez que me la encontré entre los lobos, no podía esperar a verla de nuevo.

>>Luego ha habido casos más complicados —continuó con voz pausada—. Conocí a un pequeño niño, con un carácter algo especial. Me odió al principio, y yo a él. No podía soportar ese espíritu tan radical que tenía; me sacaba de mis casillas. Pero… No se lo pensó dos veces cuando tuvo que echarme una mano. Y… no creo que sea malo en el fondo, pero mejor que no se entere.

Desvió la vista y yo fruncí los párpados, con suspicacia. Su descripción encajaba perfectamente con…

¿Aquel niño, se llamaba Bavol? —Dejé de tocar por un momento y la observé divertido—. En el fondo, tiene buen corazón. Seguramente sufrió por ser gitano.

Quizá aquel factor revelara por qué su personalidad era así de retorcida en ocasiones, en cierta forma. Sí, la palabra era retorcida, incluso para tratarse de un niño; los rasgos de su alma estaban teñidos por el dolor.

Y aquí… Esta es mi nueva casa —Freya miró a la ventana, como si recordara voces ocultas—. Y hay gente que es muy especial para mí, como tú o… —Me alagó que me lo dijera, pero esa pausa me dio a entender que no quería revelarme nada más. Lo comprendí y asentí.

Se levantó de un salto, como si hubiera recuperado energías. Anduvo hasta su mochila, tirada en un rincón de la estancia y me lanzó una libreta libreta con un bolígrafo. Lo cogí al vuelo, intentando que no se cayera mi laúd.

Pero oye ¿tú y yo no teníamos algo pendiente? —Me guiñó un ojo y enrojeció ante la situación. Hizo aspavientos con las manos intentando negar su error—. La canción de Nanashi, quiero decir. No me malinterpretes, por favor.

No pude hacer más que reír ante su cara sonrojada, si hubiera estado rosa, habría sido igual que en su cabello. Me alegré de que se hubiera acordado de la canción.

Tranquila. —le ofrecí a que se sentara—. No es la primera vez que me pasa algo así, ni la última, espero; suele ser bastante divertido.

>>Yo prefiero encargarme de la melodía. —Aclaró tras un momento—. Las rimas nunca se me han dado bien.

Me encogí de hombros y abrí la libreta por la primera página en blanco que encontré. Mi ortografía no era muy buena, pero me encantaba hacer aquello. Respiré con satisfacción.

Me parece bien, dado que tú tienes el piano —carraspeé y me rasqué la perilla, pensando—. Había pensado en algo suave, melancólico. ¿Qué opinas? Algo como...

Dejé la libreta y cogí mi laúd. Emití una melodía tirante, muy triste, como si hubiera salido de las profundidades de un océano gris y matutino. Sin embargo, con notas algo fieras, demostrando su personalidad. Aunque se notaba que Freya tenía que pulirlo.

Como ya te dije nombraba a Nanashi como “La Maestra de la Escarcha”. Podemos partir de ahí.

>>Podríamos preguntarnos qué le pasó en la estrofa principal para que fuera tan fría, así:

“Y ¿qué te pasó, qué te ocurrió?
que miras sin piedad,
¿siempre son tus ojos de acero?
que olvidas sin pesar.


Y luego inventarnos una razón.

Re: [Bastión Hueco] Novatos bajo el amanecer

NotaPublicado: Jue Abr 09, 2015 11:45 pm
por Crystal
Simbad pareció aceptar, puesto que no rechistó ante la oferta. Abrió la libreta y buscó una página en blanco.

Me parece bien, dado que tú tienes el piano —Me senté a su lado de nuevo—. Había pensado en algo suave, melancólico. ¿Qué opinas? Algo como...

Apartó la libreta para coger su laúd. Las notas eran frías, tristes. Cerré los ojos para imaginarme un paraje desolado que conjuntaba a la perfección con aquello. Sin embargo si se cambiaba alguna de esas notas quizás...

Como ya te dije nombraba a Nanashi como “La Maestra de la Escarcha”. Podemos partir de ahí.

Perfecto. Es un buen punto de partida.

»Podríamos preguntarnos qué le pasó en la estrofa principal para que fuera tan fría, así:

“Y ¿qué te pasó, qué te ocurrió?
que miras sin piedad,
¿siempre son tus ojos de acero?
que olvidas sin pesar.''


Y luego inventarnos una razón.


Posé mis manos sobre las teclas de nuevo para reproducir las notas que Simbad había tocado antes. Añadí algunas cosas más para crear un trocito de melodía improvisada, pero que no quedaba mal con aquella letra.

Y ¿qué te pasó, qué te ocurrió?
que miras sin piedad,
¿siempre son tus ojos de acero?
que olvidas sin pesar.


No reparé en que había cantado delante de Simbad hasta que no acabé la estrofa. No me gustaba cantar delante de la gente... Era algo que me gustaba reservarme para mi misma pero… Simbad era mi compañero de melodía.

No suena nada mal —Cogí la libreta para apuntar todo aquello antes de que nos olvidase. Al acabar, empecé a juguetear con el bolígrafo—. De todas maneras, creo que también deberíamos hablar sobre su belleza. ¿No te parece que Nanashi tiene una hermosura peculiar?

Recordé como al pasar delante de los piratas, Nanashi era el centro de atención, eclipsando cualquiera de mis posibilidades. La Maestra era bellísima, o al menos a mí me lo parecía, y si hacíamos una canción sobre ella no podíamos pasar ese punto por encima.

Sin pensármelo más, toqué unos cuantos acordes nuevos, esperando que aquello fuese suficiente para inspirar nuevas letras en Simbad.

Re: [Bastión Hueco] Novatos bajo el amanecer

NotaPublicado: Jue Abr 09, 2015 11:45 pm
por xXOrbOOkXx
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Freya, con suma delicadeza posó las manos sobre las teclas. El sonido fue tan exacto y tan diferente a la vez que se me erizó el vello de la nuca. Había añadido varias notas, a ratos intercaladas, otras superpuestas y pareció como si el mundo no volvería a girar si no seguía tocando. Pero entonces…

Y ¿qué te pasó, qué te ocurrió?
que miras sin piedad,
¿siempre son tus ojos de acero?
que olvidas sin pesar.


Su voz. Solía fijarme en la voz de la gente por costumbre, pero La Pianista de Seda. Sin saberlo le había apodado con el único nombre con el que se puede describir su voz. Seda radiante, rosa, pura. Podría jurar que le le habían teñido las mejillas carmesí cuando se dio cuenta. Me había quedado mudo.

No suena nada mal —Cogió la libreta para apuntar los progresos, pero en mi mente sólo sonaba la canción—. De todas maneras, creo que también deberíamos hablar sobre su belleza. ¿No te parece que Nanashi tiene una hermosura peculiar?

Negué con la cabeza para salir de mi embotamiento y pensé su propuesta. Me fijé en sus rasgos mentalmente, en su cabello semejante al oro viejo y en cómo estaba perfectamente recogido, en su mirada penetrante y a la vez tan… Luego pensé en su vestido, en la ropa que solía usar, en la forma en que resbalaba caprichosa sobre su cuerpo.

Freya volvió a tocar, esa vez, acordes nuevos. Agudo, el susurro de una cascada, la flor del invierno. Ojos del color del caramelo.

>>"Y yo me pregunto;
¿por qué tu rostro es de verdad?
como los rasgos de un ángel,
que del cielo ha de bajar.

Duros como el viento,
fierros que defiendan.
No es mal que yo siento,
mas no es otra tu leyenda."<<


Pero Nanashi podía ser tan fría, ¿a quién podría encandilar con…? Encandilar… Aquella palabra me llevó a mi infancia, a cuando el susurro del viento eran notas discordantes. A cuando me quedaba hasta las tantas escuchando canciones de caballeros.

¡Pues claro! —Me dije más para mi mismo que para ella—. Has dado con la clave, Freya. Ella.... ¡Estaba enamorada! Al menos en la canción.

>>Igual la traicionaron… —Miré a la pelirrosa y desvié la vista—. Perdona, a veces soy algo apasionado, en realidad es una tontería.

Re: [Bastión Hueco] Novatos bajo el amanecer

NotaPublicado: Jue Abr 09, 2015 11:48 pm
por Crystal
»
Y yo me pregunto;
¿por qué tu rostro es de verdad?
como los rasgos de un ángel,
que del cielo ha de bajar.

Duros como el viento,
fierros que defiendan.
No es mal que yo siento,
mas no es otra tu leyenda.


Simbad tenía el don de las palabras, estaba segura de ello. ¿Cómo era capaz de crear todo aquello con tan solo una idea? Me fascinaba poder estar ayudándole. Una vez acabó, apunté todo en la libreta de nuevo.

¡Pues claro! —Le miré, sorprendida—. Has dado con la clave, Freya. Ella.... ¡Estaba enamorada! Al menos en la canción.

¿E-Enamorada? ¿Nanashi? ¿Estamos hablando de la misma maestra?

»Igual la traicionaron… —Nuestras miradas se encontraron, pero Simbad no tardó en apartarla—. Perdona, a veces soy algo apasionado, en realidad es una tontería.

No, no, para nada. ¡No es una tontería! —reí—. ¿Por qué no creamos una historia de amor para Nanashi?

Me levanté sin esperar una respuesta y me situé a la otra punta del piano. Con una goma que tenía en la muñeca me hice un pequeño recogido, simulando el cuidado peinado de la Maestra. Aunque ni mucho menos se le llegó a parecer: aún mi cabello era demasiado corto.

Imagínate a la Maestra Nanashi en sus tiempos más mozos, en un… mmm… ¡Claro, en un baile! En los bailes siempre se enamora la gente.

»Llevaron a Nanashi por obligación al baile. Y ella se quedó apartada en un lado, mirando como todo el mundo disfrutaba de una preciosa velada bajo la luz de los candelabros.

Me situé en un lado de la sala, e imité a una Nanashi confundida, observando entre una multitud inexistente. Como buscando algo.

Y entonces su mirada se encontró con la de otro joven apuesto y encantador. El chico se quedó encandilado ante tanta belleza; sin duda fue un flechazo, un amor a primera vista. Ambos se acercaron tímidamente, pero él fue el que dio el primer paso, y le tendió la mano para invitarla a bailar.

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Re: [Bastión Hueco] Novatos bajo el amanecer

NotaPublicado: Jue Abr 09, 2015 11:49 pm
por xXOrbOOkXx
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No, no, para nada. ¡No es una tontería! —se rió. Me sorprendí gratamente, y más con su anterior respuesta—. ¿Por qué no creamos una historia de amor para Nanashi?

Genial —murmuré—. Me encantan ese tipo de historias.

Se levantó justo cuando yo asentí, emocionado. Se situó al otro lado del piano, justo bajo un rayo que se filtraba a través de una ventana. Con una pulsera de su muñeca, se recogió el cabello, supuse que imitando a Nanashi

Imagínate a la Maestra Nanashi en sus tiempos más mozos, en un… —Pareció pensárselo un momento. Me imaginé a una Nanashi joven, sonriente— Mmm… ¡Claro, en un baile! En los bailes siempre se enamora la gente.

Me levanté suponiendo lo que se avecinaba. Freya parecía eufórica y sus ideas calaban en mi mente como la lluvia cala la ropa. Me alegré de haber seguido el rastro musical a través de los pasillos a las tantas de la noche.

>>Llevaron a Nanashi por obligación al baile. Y ella se quedó apartada en un lado, mirando como todo el mundo disfrutaba de una preciosa velada bajo la luz de los candelabros.

Freya hizo gestos de confusión hacia lo que serían personas inexistentes. Yo estaba totalmente bocabadado de su actuación, casi parecía verla bajo la luz tenue, sola, dispuesta a bailar si lo requerían. Escuchaba multitud de voces, el rechinar de las copas de champagne, vestidos lujosos

Y entonces su mirada se encontró con la de otro joven apuesto y encantador —pareció girar su mirada hacia mí, pero no estuve seguro—. El chico se quedó encandilado ante tanta belleza; sin duda fue un flechazo, un amor a primera vista. Ambos se acercaron tímidamente, pero él fue el que dio el primer paso, y le tendió la mano para invitarla a bailar.

Sonreí con complicidad desde el otro lado de la sala. Dejé mi laúd apoyado en el banco y me acerque con galantería, pero imitando a la supuesta inseguridad del amante. Superpuestamente, seguí componiendo las letras de la canción, cantándolas suavemente.

—"Y cuenta ya su historia,
de buena familia de envidiar,
para permanecer en la memoria,
su padre, al baile la hizo obligar.

Bajo los fuegos del salón
con una copa llena de dulzón
no hallaba consuelo ni blasón,
ella estaba sola en un rincón."


Cuando estuve casi delante de Freya, me detuve, le cogí suavemente de la mano y se la besé.

"—Pero entre la risa y multitud
su mirada se encontró,
y el galán con exactitud,
avanzó y su mano le besó:

"Mademoiselle,
concededme este baile,
de belleza inigualable."

Re: [Bastión Hueco] Novatos bajo el amanecer

NotaPublicado: Jue Abr 09, 2015 11:53 pm
por Crystal
—Y cuenta ya su historia,
de buena familia de envidiar,
para permanecer en la memoria,
su padre, al baile la hizo obligar.

Bajo los fuegos del salón
con una copa llena de dulzón
no hallaba consuelo ni blasón,
ella estaba sola en un rincón.


Simbad pareció entender de qué iba todo aquello, y se levantó sin dudarlo para seguir con aquella absurda actuación. Cuando se acercó a mí, me cogió la mano para besármela, e instantáneamente el color rojo volvió a inundar mis mejillas: no podía evitarlo.

—Pero entre la risa y multitud
su mirada se encontró,
y el galán con exactitud,
avanzó y su mano le besó:

"Mademoiselle,
concededme este baile,
de belleza inigualable."


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Asentí con la cabeza y me acerqué a Simbad para posar mi mano izquierda en su hombro, sin soltar la que ya me había cogido él. Esperaba no estarme equivocando, pero tenía entendido que la gente bailaba así. Bueno, algo parecido, qué más daba. Esperé a que él se decidiese a empezar el baile para continuar hablando.

Los dos bailaron durante la larga noche bajo aquel techo. El chico no podía apartar la mirada de los ojos de Nanashi, que parecían haberle cautivado, casi hechizado. Nanashi estaba nerviosa; nunca antes había sentido una sensación igual en su pecho, como si el corazón se le comprimiera y los nervios la controlaran.

Me pregunté cómo tenía que ser aquello de verdad. Cómo podría haberse sentido la Maestra, quizás nerviosa, o patosa si alguna vez había llegado a parecerse a mí. Olvidé por completo durante unos instantes dónde nos encontrábamos, hasta las vueltas del baile dejaron de parecerme molestas, tan solo centré mi vista en la de Simbad, disfrutando el momento.

Al acabar el baile me separé lentamente de Simbad, notando como me temblaban las manos después de aquello. Me cogí la falda a modo de vestido para hacer una reverencia y luego corrí hacia el piano de nuevo. Me senté encima con cuidado y empecé a gesticular dramáticamente, como si de Julieta en el balcón se tratase.

Cuando el momento del baile se acabó, ambos salieron al balcón a hablar, a conocerse —sonreí, mirando el cielo estrellado que mostraban las ventanas—. El chico se había enamorado completamente de la Maestra, sobre todo de su sonrisa, o quizás de sus expresivos ojos. Y por primera vez Nanashi sintió que haber ido a aquel sitio no había sido un error. ¡Se había enamorado por primera vez!

»Pero justo antes de que Nanashi pudiese tener el valor suficiente para acercarse más y, quizás, haberle besado, el chico se disculpó y entró a toda prisa de nuevo al baile. La Maestra se quedó esperando, con la mano en el corazón, sentada en la baranda de aquel balcón.

Miré al suelo, algo triste, sabiendo que lo que tocaba relatar ahora no era agradable. A nadie le podía gustar hablar de corazones rotos. Ni siquiera sabía que se sentía cuando te rompían el corazón, pero seguro que era muy desagradable. Quizás era como perder una parte de ti.

Me bajé del piano con cuidado de no caerme.

Nanashi escuchó unas risas en el jardín de abajo. Bajó de la baranda para poder asomarse a ella, y entonces comprendió la tardanza. El mundo se le vino encima, empezó a marearse —Coloqué la mano encima del instrumento, buscando apoyo—. Aquel chico, cuyos ojos habían estado en contacto con los suyos durante la noche, estaba con otra chica. Una chica muchísimo más bella que ella, más esbelta, más especial. La sujetó de la cintura y la besó bajo aquel cielo lleno de millones de estrellas. Bajo la atenta mirada de la maestra…

Pero estaba segura que la Maestra no se rindió. Que no iba a dejar que todo acabase con ella solo por un amor. Sí, era su primer amor. Un amor tan fugaz como la noche. Pero todos aprendemos de las experiencias… A todos nos afectan, nos modifican. Me pregunté si yo alguna vez llegué a ser diferente de cómo era ahora. Recordé el día que corté mi cabello, prometiendome que sería la última vez que lloraría por el incidente. Estaba segura, pues, de que la Maestra se había vuelto tan fría para evitar que alguien volviese a herirla. Era tan solo una coraza.

Fue así como el corazón de Nanashi se puso sus propias barreras. Y fue también el motivo por el cual se unió a la Orden. Quizás venganza… —Dejé la frase en el aire para que Simbad pudiese imaginar cuanto quisiese. Luego suspiré—. Ha sido tan… intenso. Nunca imaginé que pudiésemos sacar una historia tan emocionante de aquí.

Y entonces, con aire casi inocente, le pregunté lo inevitable.

»Simbad, ¿Crees que Nanashi podrá volver a enamorarse?

Re: [Bastión Hueco] Novatos bajo el amanecer

NotaPublicado: Jue Abr 09, 2015 11:53 pm
por xXOrbOOkXx
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Freya asintió y colocó una mano en mi hombro sin soltar la que le había besado. Aquel gesto me incomodó un poco, no era la primera mujer que se me acercaba de aquella forma pero a pesar de todo, yo seguía sin saber bailar. Lo más cerca que estuve a aprender era cuando veía a mis padres bailar cuando nadie creía que les veían.

Así que imitando aquellos borrosos movimientos, decidí mover mis pies aleatoriamente al son de la música invisible. Freya no se quejó.

Los dos bailaron durante la larga noche bajo aquel techo —casi murmuró, como si de verdad se hubiera transportado a la escena—. El chico no podía apartar la mirada de los ojos de Nanashi, que parecían haberle cautivado, casi hechizado. Nanashi estaba nerviosa; nunca antes había sentido una sensación igual en su pecho, como si el corazón se le comprimiera y los nervios la controlaran.

—"Y cuando ella aceptó,
en medio de la fiesta y cautivado,
sus ojos nuevamente chocaron,
y casi sin verlo, se había enamorado.


>>Nadie sabe por qué,
si alguna treta de su amado,
pero un hechizo la hizo temblar,
casi sin haberlo pensado."


No pude evitarlo, las letras salieron de mis labios casi sin querer, de la mano con las nuevas melodías que ella había compuesto. Quizás fuera por sus ojos, que no paraban de mirarme, o por la suave luz de la ventana. Quizás si hubiera sido otra persona, en otra situación y con música la habría besado. Creí que no sería capaz de besar a Freya nunca, me recordaba demasiado a Léa.

Desvié la vista algo cohibido ante mis pensamientos. La chica se separó. Me temblaron las manos descontroladamente, quizás por los pensamientos, quizás porque hacía demasiado que no componía una canción. Se cogió la falda para hacer una reverencia (gesto que me resultó de lo más divertido) y se dirigió al piano. Siguió con su monólogo, así que decidí sentarme en el instrumento. No pude decir nada.

Creo que no había nada que decir.

Cuando el momento del baile se acabó, ambos salieron al balcón a hablar, a conocerse. —Sonrió y miró a través de la ventana, sus ojos brillaron—. El chico se había enamorado completamente de la Maestra, sobre todo de su sonrisa, o quizás de sus expresivos ojos. Y por primera vez Nanashi sintió que haber ido a aquel sitio no había sido un error. ¡Se había enamorado por primera vez!

>>Pero justo antes de que Nanashi pudiese tener el valor suficiente para acercarse más y, quizás, haberle besado, el chico se disculpó y entró a toda prisa de nuevo al baile. La Maestra se quedó esperando, con la mano en el corazón, sentada en la baranda de aquel balcón.

Ella nunca había estado enamorada y la habían traicionado, se le notaba. Había algo en sus ojos, en su expresión, había visto un millón de veces a una persona con el pecho desgarrado y sangrante por amor; y aunque ella parecía algo triste, seguramente nunca habría pasado por algo así. Creo que es como morir por dentro. Se bajó del piano.

>>"Ir al balcón decidieron,
quizás a ver el cielo estrellado,
quizás cogidos de la mano,
quizás con amor rieron.

>>Y como una exhalación,
el príncipe la traicionó,
y abandonándola en el balcón,
sola por una marquesa la dejó".


Segundos de silencio. Quizás fueran por mis palabras, o porque se había dado cuenta de que no sabía bailar. O porque se estaba perdiendo en sus recuerdos. Sabía lo que iba a decir a continuación, quisiéramos o no, era un cliché.

Nanashi escuchó unas risas en el jardín de abajo. Bajó de la baranda para poder asomarse a ella, y entonces comprendió la tardanza. El mundo se le vino encima, empezó a marearse —Intenté imaginarme a la Maestra mareada, pero no pude—. Aquel chico, cuyos ojos habían estado en contacto con los suyos durante la noche, estaba con otra chica. Una chica muchísimo más bella que ella, más esbelta, más…

Dejé de escuchar por un momento y me centré en dónde quería parar Freya. Irónicamente me imaginaba a la Maestra como un ser fuerte. El típico corazón roto que hacía resurgir un muro de fuego a su alrededor para que nadie lo traspasara por mucho que quisiera. Para que nadie le volviera a hacer daño. Porque, al fin y al cabo, un corazón roto, por mucho que quisieras recomponerlo, siempre notaras las fisuras en su superficie.

Quizás venganza… —Recobré el sentido. Me había recostado en el piano sin darme cuenta, y estaba mirando al techo traspuesto—. Ha sido tan… intenso. Nunca imaginé que pudiésemos sacar una historia tan emocionante de aquí.

Deberías venir a mi mundo, allí las canciones son tan intensas… —pero me callé, recordarlo sólo me producía nostalgia—. Supongo que el final sería así:

>>"Y si los caminos del amor recorrió,
los caminos del odio encontró,
y el día que pudo un arma blandir,
su mirada, se hizo descubrir.

Las respuestas, zanjadas están."


Era una canción triste. Una de esas canciones que por muy sencillas que fueran, te partían el alma por dentro, los acordes no la mejoraban. Pero pensé que era algo justo, tratándose de Nanashi. Jamás la hubiera visto de esa forma, pero ahora que lo pensaba, era una historia propia de ella. Nunca se rendía.

>>Simbad—preguntó Freya como una voz lejana—. ¿Crees que Nanashi podrá volver a enamorarse?

Miré al techo de nuevo, posicionando mis brazos bajo la nuca, perdiéndome en mis pensamientos. Perdiéndome en mis recuerdos.

Si encuentra a alguien que baile tan mal como yo, seguro que no —traté de quitarle hierro al asunto, pero no funcionó—. No lo sé, ni si quiera sabemos si esa fue su historia... Seguramente no.

>>Si ése fuera el caso —pensé detenidamente—… No lo sé. No me he enamorado nunca. Esas cosas no me pasan.

En el fondo mentía y lo sabía. No había estado enamorado, era cierto; pero sí arañé su superficie, sólo un poco, quizás lo suficiente. No sabía por qué se lo había dicho. Dejé unos minutos de silencio para que respondiera, o para que anotara la canción; después me incorporé para encararla.

Tenemos que irnos —sentencié con decisión—. A otros mundos. No voy a dejar que esta balada se pudra en una estantería. Y te vienes conmigo.

Re: [Bastión Hueco] Novatos bajo el amanecer

NotaPublicado: Jue Abr 09, 2015 11:56 pm
por Crystal
Si encuentra a alguien que baile tan mal como yo, seguro que no —sonreí levemente. El baile había sido muy extraño, pero tampoco iba a comentarle nada—. No lo sé, ni si quiera sabemos si esa fue su historia... Seguramente no.

Dudo que lo haya sido, pero…

»Si ése fuera el caso —me interrumpió—… No lo sé. No me he enamorado nunca. Esas cosas no me pasan.

¿Pero cómo era eso posible? Seguro que Simbad en algún momento tenía que haber experimentado esa sensación de hormigueo en el cuerpo, esas ganas de estar con otra persona. Lo irónico era que yo estuviese pensando eso.

Tenemos que irnos —dijo Simbad—. A otros mundos. No voy a dejar que esta balada se pudra en una estantería. Y te vienes conmigo.

¿N-Nos vamos?

Solté un pequeño grito de alegría, y luego me tapé la boca con las manos, siendo consciente de la hora que eran. Fui corriendo a la esquina donde estaba mi mochila y la cargué de nuevo a mis hombros.

Esa noche había excursión.

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Seguí a Simbad en aquella aventura nocturna, y acabamos en un mundo que no había visitado antes. Según tenía entendido, íbamos a hacer que la canción no muriese, es decir, a compartirla. ¿Pero estaba seguro Simbad de que aquel era el sitio idóneo? No me daba muy buena espina.

Nos dirigimos a la primera taberna que vimos. Al abrir la puerta un olor a alcohol se apoderó de mí, y tuve que sujetarme a Simbad para poder mantenerme de pie. Eché un vistazo a la gente que había por allí: algunas daban el aspecto de ser almas perdidas que buscaban el refugio en la bebida. Nunca le había encontrado la gracia al alcohol. Tampoco lo había probado nunca.

Hice de tripas corazón y entré; no iba a rajarme y fastidiar la excursión. Me senté en la barra, teniendo cuidado con mi falda, y no aparté la vista del suelo en ningún momento. Me daba miedo el hecho de llamar la atención, así que me escondí en mi capucha.

¡Pero que yo no hice nada!

Un estruendo se escuchó a mis espaldas. Un hombre, claramente bebido, había estampado a otro contra la mesa. El chaval se resistía, pero estaba claro que no podía hacer nada. Por lo visto aquel también era lugar de conflictos. Simbad, por qué ese sitio, por qué.

La culpa es de ella, que es una guarra. ¡Yo le di mi corazón! Y la quería. Creo. —Estampó su jarra contra el suelo—. ¡Pero decidió irse con otro!

Re: [Bastión Hueco] Novatos bajo el amanecer

NotaPublicado: Jue Abr 09, 2015 11:57 pm
por xXOrbOOkXx
¿N-Nos vamos?

Por un momento pensé que no iba a aceptar, pero levantó los brazos con expresión de pura felicidad y lanzó un grito, para luego arrepentirse y cerrarse la boca con las manos. Emití una carcajada mientras me levantaba y cogía mi laúd.

Freya se armó con su inseparable mochila y recorrimos los pasillos del Castillo en medio de la noche. Sonreí sin poderlo evitar.

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Port Royal era como me lo imaginaba. El mismo olor a salitre a hollín y a brea, las personas deambulando en mitad de la noche, encapuchados, viudas y músicos. Las tabernas abiertas hasta las tantas de la mañana. Y aunque personalmente no estuve en esa isla, fácilmente era confundible con Tortuga; pasto de mi última misión.

Al ver la cara de Freya, que variaba de un color pálido a verdoso, me animé a tranquilizarla; dado que la idea de ir a aquel mundo había sido mía:

No te preocupes —hice un ademán—. Parecen rudos, pero son tan humanos como tú o yo.

La primera taberna que vimos, “La teta enroscada”, estaba atiborrada de gente y olía a un fuerte alcohol que no supe identificar y al que no pensaba acercarme. Freya se sujetó a uno de mis brazos, tal vez por el hedor, pero se irguió y alzó la barbilla sin mirar atrás. Sonreí, estaba claro que no iba a rajarse.

Cogimos sitio en la barra, y estaba a punto de preguntarle al tabernero si quería una velada con música cuando un grito hizo que me levantara y girara de sopetón.

¡Pero que yo no hice nada!

Un hombre borracho acababa de estampar a otro contra el borde de una mesa astillada. Era un chico joven, tal vez más que yo, moreno y con un pañuelo en la cabeza. Miré a Freya algo preocupado, sin querer la había metido en una pelea de borrachos.

La culpa es de ella, que es una guarra. ¡Yo le di mi corazón! Y la quería. Creo. —estampó su jarra, la cual se rompió en un millón de pedazos—. ¡Pero decidió irse con otro!

Entonces, abrí los ojos, claramente iluminado. Me había topado con aquella escena más de una vez. En sueños, en La Cité des Cloches, e incluso delante de mis narices.

Te dije que eran humaines —susurré a Freya. Acto seguido, me dirigí hacia el borracho con una expresión abatida y fingiendo los típicos síntomas de alguien algo bebido.

¿Te crees que eres el único? —pregunté casi gritando—. La mía me dejó por mi mejor amigo, ¡por mi mejor amigo!

El borracho me miró como si me hubiera crecido un tercer brazo. Después pareció enfurecerse, porque agitó al pobre chaval con ambas manos. Frunció el ceño tan notablemente, que el bar entero se quedó en silencio, observando la escena. Sonreí interiormente, el espectáculo hubo comenzado.

¿Y a ti qué te importa? —Soltó al muchacho, que huyó despavorido y me encaró crujiendo los puños—. ¿Acaso piensas que tu moza era mejor que la mía?

Todas son iguales —afirmé con gesto abatido, claramente fingiendo—. ¿No estás de acuerdo?

El hombre se detuvo con los ojos tan grandes como si dos ensaladeras se tratasen. Y después bajó los brazos. La gente del local miraba expectante a que me diera un puñetazo, pero éste nunca llegó. Sus facciones se habían suavizado un tanto, y estaba mirando el suelo entablado. Por un momento pensé que estaba llorando, pero sólo estaba algo alicaído.

Anduvo unos pasos casi trastabillando hacia mí y me colocó una mano en el hombro, después, con gesto teatral extendió los brazos hacia la multitud callada.

¡Una buena cerveza para este diablillo! ¡Se la merece tanto como yo! —Las risas inundaron el local, el grito de júbilo retumbó en mis oídos.

¡Más la cerveza —continué—, quiero una oportunidad para mí y la chica; para tocar una balada, para demostraros que hay esperanza en esta injusticia!

¡Que el moreno toque! —Gritó alguien, y aquello me hizo reír.

El borracho alzó un puño corroborando mis palabras junto con la multitud embravecida, y de refilón vio a Freya. El hombre sonrió, y se quitó el sombrero de tres picos que llevaba adornado con una pluma roja, dejando a la vista un pelo pajizo.

¿Ésa es la moza con la que vas a tocar? —La miró de arriba a abajo—. ¡Muchachos, traed un barril entero, la fiesta acaba de comenzar!

Me puso el sombrero en la cabeza, dándome unas palmas en la mejilla; como si fuera un sobrino revoltoso. De una habitación contigua, trajeron dos enormes jarras de cerveza; una me la sirvieron a mí y otra a Freya. La alcé con júbilo.

¡Por las mujeres como Freya! —Sabía que había copiado la expresión, pero fue inevitable. La miré con el mismo ánimo que los borrachos, que alzaron sus jarras de marinero—. ¡Tiene una voz tan dulce como el hidromiel!

Y bebí un trago.