Cronología
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¿Podemos comenzar? Os preguntaréis sin dudar el qué, yo por mi parte mantendría mi aura misteriosa. Esta historia es quizá algo común, pero cada cosa tiene al final su peculiaridad. ¿Cuál es en este capítulo? Aún no es el momento, pero lo mejor es introducirnos a los hechos. ¿Cuáles? A los de Ciudad de Paso. Un mundo que desconozco si era natal o aparecí por las calles de bebé… Adoptado por una familia de curanderos y médicos que me educaron y que tomé como padres. ¿Todo bien? Bueno, allí tuve días felices pero también una mierda de infancia. Para qué mentir que a veces conservo contusiones de las palizas de mi padre aunque sean psicológicamente. Aunque esta es mi historia, y ahora seguiremos a contar la situación de la ciudad.
Para aquellos novatos sobre la política actual del mundo, este lugar ahora es donde manda El Emperador, quizá un egocéntrico con un plan que quiere de paso quitarse a todos aquellos que sean portadores de la llave espada de por medio. Una elección importante, eso fue lo que resultaría cuando decidí unirme a la orden de Bastión Hueco. Lo que acabaría por entonces, era algo que podríais saber si prestáis atención a esto que os relato. No aquí, pero quizá ya lo sabréis o lo sabíais…
Actualmente, este lugar diría que ni loco lo pisaría. Es más, no pensaba en acercarme una temporada… ¿Pero qué importa el miedo si la preocupación llega a tu cabeza? Eso estaba, de mi mejor amigo y casi como un hermano Dylan. Preocupado sobre si podría estar bien, sobre posiblemente que acabase emborrachándose ya que no estaba ahí para molestarme por su gusto al alcohol y al tabaco… O quizá sin siquiera hacer la colada ya que era lo que yo hacía y seguramente me le veía con la ropa sucia por no lavarla. Era un malcriado en el fondo y aunque lo negase yo ya parecía más su madre cuando cocinaba sopa y él lloriqueaba que no quería, aunque estuviera con un resfriado que se escuchasen sus estornudos desde la otra punta del mundo.
Pero ahí estaba, irónicamente en la ciudad que acogía como hogar y ahora si soltaba una palabra o no tenía cuidado podría volver a verme en el peligro de estar encerrado en una celda y con un esqueleto para comerme la cara. Toqué el timbre de la casa con una cara que más de uno me diría robot. Solo esperaba que aquel pelirrojo estuviera, pero por desgracia no estaba. Así que salí para ir a comprar, quizá por volver con algo que no fueran manos vacías y así hacerle la compra antes de que le diera una gastroenteritis por no saber siquiera cocinar correctamente.