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Pero bueno, tampoco quiero darle muchas vueltas. ¡Dime! ¿Qué tienes pensado que hagamos en las islas? Aunque es una pregunta tonta, si me has dicho que me trajera el bañador.Fátima se había quedado mirándola con el ceño fruncido y los labios tan pegados que parecían una fina línea blanca. Ni siquiera había escuchado bien el tema de la Llave Espada. Se mordió la lengua y no quiso decir nada de Ragun y lo hijo de puta que había sido con ella en Coliseo. Si Nadhia seguía atada emocionalmente a él, muy bien. No pensaba continuar con el tema. Aunque, ¿qué pensaría Nadhia de su querido amigo si le contaba que había intentado sacrificar su alma para siempre?
Se tragó como pudo aquellos sentimientos tan negros y se obligó a sonreír. Si Nadhia no quería hablar del tema, no sería ella quien insistiera.
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Ya verás—dijo, con la voz todavía algo tensa—.
Cuando lleguemos allí te lo contaré.
En ese momento le hervía la sangre y no quería intercambiar ni una palabra con ella. Al menos hacía tiempo que Nadhia no se metía en líos, por fría que pareciera estar con Xefil, y Fátima estaba cansada de escucharla y ver cómo seguía yendo de cabeza uno tras otro. Que le hablara de Ragun le daba ganas de vomitar. Recordó el amago que había hecho de ir tras Ryota en la Red y tuvo que obligarse a respirar hondo.
«
Estás de mal humor, cansada y con ganas de dormir. No deberías seguir pensando así. Luego te sentirás culpable».
Sí, eso lo tenía claro. Pero a veces no entendía dónde estaban las fidelidades de Nadhia y temía que más pronto que tarde el que Nadhia no supiera elegir a sus amigos terminara por causar una fisura grande entre ellas.
Invocó el glider y subió a él sin decir una palabra. Viajar la obligaría a concentrarse en el vuelo y así se libraría de todo aquel veneno que no estaba segura de dónde venía. Quizás de la mala suerte que había sufrido en sus últimas misiones, o puede que de la frustración por su último proyecto. En cualquier caso, había esperado que invitar a Nadhia la ayudara a relajarse, no a enfadarse todavía más. Ahora, con todo, no podía dar marcha atrás.
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¡Ven!—exclamó mientras se quitaba las sandalias y hundía los pies en la dorada y caliente arena—.
¡Es por aquí!Hacía un día precioso, azul, límpido y las olas rompían contra la orilla impulsadas por una agradable brisa salada. Fátima, de mejor humor, aspiró el aire y se apartó el pelo de la cara. Se acercó al agua y dejó que el agua le bañara los tobillos. Chapoteó y señaló hacia una zona rocosa, sonriendo a Nadhia. Tal y como había imaginado, ahora se sentía un poco culpable por cómo se había comportado.
La llevó por un caminito que se internaba en la cara externa de la roca y, cuando dieron la vuelta a un recodo, encontraron una pequeña cueva.
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La encontré mientras buscaba un lugar donde concentrarme. Podría haberme quedado en el pueblo, pero necesitaba… Un sitio donde resonara el mar.—Calló un momento para que Nadhia pudiera escuchar cómo el murmullo de las olas lo llenaba todo de una forma muy agradable—.
Y ya que estaba acomodé el sitio un poquito.Había traído algunas mantas que hacían las veces de asiento o colchón, tazas y platos de plástico para poder comer y un pequeño arcón con libros. Había también un sitio donde dejar la ropa y había encontrado, en un extremo, una zona donde abrió la roca con un hechizo y encontró un acceso a agua dulce. Normalmente iba al pueblo a bañarse, pero allí aprovechaba para lavar los platos.
Lo que más llamaba la atención era, sin embargo, el centro de la cueva. Allí Fátima había pintado ciertos círculos mágicos que había visto en algunos libros de la biblioteca. En el centro del más grande había un anillo azul.
Fátima dejó sus cosas y se sentó al otro lado del círculo. Se notaba una cierta corriente de energía y si acercaba la mano, se le ponía el vello de punta. Sonrió a Nadhia.
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Esto era lo que te quería mostrar. ¿Sabes qué es?Probablemente no. A Fátima se le había ocurrido la idea hacía un tiempo y se había puesto a investigar de inmediato, pero no había encontrado tanta información como le hubiera gustado. Aun así, no podía evitar querer regodearse un poco en su trabajo, así que esperó la respuesta de Nadhia.