Felipe miró a Alanna cuando esta se acercó a él y le dedicó una breve reverencia. Todavía se lo notaba rígido y cansado, pero al menos los ojos azules… Cada vez se veían más naturales en él.
—
No puedo suavizar tu dolor ni tu culpabilidad—dijo el príncipe con voz suave mientras la muchacha se alejaba—.
Pero agradezco tus palabras. Solo espero que podamos poner fin a esta pesadilla de una vez por todas. Juntos, a ser posible.—Le dedicó la sombra de una sonrisa.
Poco después, mientras los grupos se organizaban, Ronin dibujó una sonrisa casi paternal y extendió un brazo hacia Ragun para que se uniera a ellos. Lo mismo hizo con Malik y Xefil, pero, a pesar del buen humor, todos ellos podrían ver las arrugas de preocupación que se arremolinaban alrededor del ojo y de la boca. Ryota se mantuvo en silencio, y se guardó sus pensamientos para sí.
Por su parte, Lyn estaba tan tensa que parecía que fuera a partirse por la mitad. El que Ruz la estuviera cogiendo de la mano no terminaba de ayudarla.
—
No os hagáis ilusiones. Será una batalla difícil. No sólo tenemos que enfrentarnos a Xihn y a sus generales, debemos asegurarnos que ninguno de ellos le toca un pelo a Ruz —dijo a Kairi, Hiro, Dos y Fátima—
. Es de vital importancia que le protejamos con nuestra vida. —
¡No os preocupéis! —exclamó el pequeño, entusiasmado—
. Zel me ha enseñado toooodo sobre cómo controlar a los Sincorazón y a los Incorpóreos. ¡No os va a pasar nada!Lyn pareció relajarse un poco ante el comentario de Fátima y esbozó un asomo de sonrisa:
—
Hace demasiado, ¿verdad? Eso hay que solucionarlo. Demuestra que te he entrenado bien. Por su lado, Nithael miró con ternura a Celeste e inclinó la cabeza, agradecido.
—
Será un placer para mí que me acompañes, Celeste. Confío en ti para que me protejas.—Rio al escuchar el comentario de Alanna y arqueó una ceja—.
¿Entonces para qué debería ir un curandero con vosotras si no voy a tener trabajo que hacer?—
Necesitaremos un sanador—dijo Zel, posicionándose al lado del ángel. Su largo cabello ondeaba con sus pasos y cayó a su alrededor como una capa. A pesar de la inicial reticencia que parecían haber sentido él y su hermano Eve por Nithael, Zel no retrocedió al rozar las alas del mismo. Es más, Nithael sonrió y le acarició la cabeza y Zel se limitó a apretar un poco los labios, como si no supiera cómo reaccionar—.
Yo os protegeré de la Oscuridad y os ocultaré por un tiempo, pero el Caos seguirá ahí incluso si llevamos a las Princesas con nosotros. Os guiaré para que podáis ver algo, así que no os alejéis de mí. ¿Entendido?Nithael, sin dejar de sonreír, saludó con un gesto a Xefil.
—
Que también te acompañe la suerte, Xefil.Nanashi arqueó una ceja hacia Saeko y no dijo nada. Eve, que estaba cruzado de brazos y plantado al lado de la Maestra observó el «intercambio» fingiendo desinterés. Tampoco ofreció ningún comentario a Saito, simplemente asintió con la cabeza.
—
No os alejéis de mí a menos que os ordene lo contrario. Eve nos protegerá de los Sincorazón y nos ocultará a sus ojos. Si nos encontramos con un enemigo, me escucharéis.—Los miró con severidad—.
Ambos tenéis cierta historia con Xihn, Karel y Andrei pero, tanto si damos con ellos como si no, esto no va de vosotros. Los mundos dependen de nuestros actos. Habéis decidido venir conmigo, de modo que si os digo que sigáis lo haréis. Espero que haya quedado claro.Eve los observó con vaga desconfianza y se acercó a Nanashi sin dirigirle una mirada. La mujer alzó una comisura de los labios antes de volverse hacia Xefil.
—
Esperemos que así sea.—El siguiente comentario, sin embargo, borró cualquier posible sonrisa de los labios de la Maestra—.
Podrías empezar por tener cierta humildad, muchacho.Y pasó a ignorarlo. Qué curioso, cada vez que un hombre hablaba con Nanashi y esperaba algo emotivo de su lado, más parecía cansarse de ellos…
Aclarados los grupos, cada Maestro se adelantó y abrió un Portal. De Luz o de Oscuridad, todos compartían un mismo destino: Xihn.
* * * Era la primera vez que se adentraban tanto en el Reino de la Oscuridad. Se trataba de una sensación muy parecida a la que habían experimentado algunos de ellos en el Intersticio —la pesada presencia de la Oscuridad, que notarían casi como una carga física, la incomodidad que les provocaba el Caos, el aire denso—, pero muchísimo más intensa. Era algo desagradable incluso para aquellos afines a Oscuridad.
La zona en la que habían aparecido antaño habría sido una ciudad hermosa. Incluso ahora conservaba parte de su belleza, deformada y retorcida por culpa del Caos. Ante su presencia, los hilillos negros se estremecieron y empezaron a serpentear en su dirección.
Bella gritó una orden. Al unísono, todas las Princesas invocaron sus Llaves Espada y una luz blanca calcinó los restos del Caos.
—
¡Nosotras nos ocuparemos! ¡Adelante, no hay tiempo que perder! —exclamó Ariel, alzando el Tridente.
Ronin asintió.
—
¡Conmigo, vamos! Felipe desenvainó la espada y se situó junto a los dos Maestros. Entre los tres, empezaron a abrirse camino. Su destino era imposible de pasar por alto: un gigantesco castillo, lo único que parecía a salvo de la destrucción. Ahí aguardaba Xihn.
* Grupo de Ronin y Ryota Mientras sus compañeros se encargaban de rodear la fortaleza, cada uno por un camino distinto, su misión no era otra que la de entrar por la puerta grande. ¿Sabría Xihn que eran ellos en cuanto entraran? ¿Enviaría a alguien a por ellos?
Felipe iba al frente con su Espada y su Escudo en alto. Su mera presencia parecía limpiar el camino y atenuar la oscuridad. Es más, la Espada de la Verdad desprendía un leve resplandor. A su espalda vieron cómo las princesas se separaban, todas resplandeciendo como estrellas. Pronto intentarían rodear la zona y controlar el lugar. Además, servirían para atraer a los Sincorazón.
Sincorazón que estaban por todas partes. Los veían dentro de las retorcidas casas, en los tejados, por las calles. Sería un infierno abrirse camino por las mismas, aunque al menos podían distinguir un camino medio destrozado que hacía zigzags y se enredaba sobre sí mismo… Pero iba directo al castillo.
—
No tengáis miedo, tenemos que atraer la atención de Xihn. Haced todo el ruido que queráis—dijo Ryota.
—
Ah, nunca pensé que te escucharía decir eso—sonrió Ronin.
—
¡Cuidado!—señaló Felipe.
De detrás de lo que un día fue un puente y ahora se alzaba hacia arriba como una torre salieron un grupo de Neosombras. Podían seguir adelante, aprovechando el terreno y saltando por una suerte de acantilado que los haría caer sobre el costado de una casa para seguir el terreno o…
Armar alboroto y atraer la atención de Xihn. Ese era el objetivo, ¿no? Aunque también podían lograrlo corriendo directos y sin detenerse demasiado.
Además, incluso desde allí veían la entrada del castillo, medio hundida en la tierra. Unas enormes puertas firmemente cerradas, sin cerradura a la vista. Quedaba un trecho largo para llegar y no sería el sitio más apropiado para pelear si los perseguía una marabunta de Sincorazón… Pero, claro, dependía de ellos si intentar atraer a Xihn al exterior —¿lo haría? ¿Saldría a su encuentro tras haber perdido su cuerpo?— o si invadir el corazón de su territorio y arrinconarlo en el interior.
* Grupo de NanashiNanashi partió hacia la derecha y pronto se encontraron derrapando por el tejado medio hundido de una catedral oscura y pulida. Eve iba al frente y podían notar cómo de él surgía una fuerza agradable, fresca, que casi parecía limpiarlos de la extraña y sucia Oscuridad que anidaba en aquel lugar. Los Sincorazón que anidaban por todas partes se quedaban quietos, como si no los vieran. En todo caso corrieron pasando por su lado, buscando a las Princesas.
—
Nunca había estado tan cerca. Este sitio era… donde vivía mi gente, ¿no?—Eve miró con vaga tristeza los edificios. Luego sacudió la cabeza y señaló hacia el castillo—.
¿Cómo entramos si no es por la puerta principal?—
Mirad esa torre que se inclina hacia el castillo. Podremos entrar por uno de los tejados.—Nanashi hizo un gesto con la barbilla mientras corrían.
El mundo alrededor del castillo era extraño. Parecía que la tierra se estuviera levantando en una ola que pretendiera engullir el mismo, así que parte de los tejados y edificios se inclinaban sobre el hogar de Xihn como estacas que apuntaran a su corazón.
Al menos no era muy difícil perderse, por irregular que fuera el camino. Debían trepar de las formas más insólitas, saltar ventanas donde debería haber suelo y escurrirse por callejones tan estrechos que podrían haberse quedado atascados dentro. Apenas sí crecían vegetación en aquel lugar y la poca que había era agresiva y oscura… con pequeños brotes de flores azules, violáceas en algunos rincones.
Estaban cerca de la torre, a la que podrían trepar por una enredadera, cuando Saito notó un movimiento a través de una de las cristaleras del edificio, tumbado como un gigante herido, del que partía la torre. Quizá algo blanco. Como un fantasma. ¿Un Sincorazón? ¿Karel? ¿Otra persona? ¿O se lo había imaginando?
—
Vamos—dijo Nanashi—.
No podemos perder tiempo.Y se preparó para trepar.
* Grupo de NithaelNithael se desplazaba bastante rápido, teniendo en cuenta la pesadez de sus alas y que tenía que extenderlas en parte para mantener el equilibrio. Aun así, Zel era tan veloz que ni Alanna ni Celeste podían aspirar a competir con él y a menudo se detenía para esperarlos con la boca torcida y los ojos entrecerrados.
Se habían desviado hacia la izquierda del camino y corrieron, durante un trecho, junto a Lyn y el resto de su grupo. Sin embargo, pronto se perdieron entre las casas, destruidas o fusionadas entre sí, y llegaron a lo que un día debió ser el foso que rodeaba el castillo.
Gracias a la presencia de Zel, los Sincorazón no les prestaban atención —aunque a veces pudieron ver cómo alguno de los más poderosos los seguía con la mirada. Entonces Zel tenía que chistarle y ordenarle que se alejara— y se limitaban a vagar por el lugar con aire perdido. A pesar de la oscuridad, de la frialdad del lugar y de la sensación de estar en una pesadilla, podían notar que los edificios no eran muy distintos de los que una vez tuvo Tierra de Partida.
—
Zel—dijo Nithael—.
Ya sabes que si no quieres entrar al castillo, si no quieres… verle…Zel no respondió. Se adelantó para estudiar las esquinas y volvió con rapidez para que su influencia protectora no se desvaneciera sobre ellos. Les hizo señas y vieron que el foso serpenteaba, perdiéndose bajo algunas casas. Había poco agua, seguramente les llegaría a la cintura, y apenas sí se desplazaba. Lo que sí hacía era borbotear, con un color negro alquitranado y el vago reflejo de la oscura luz revelaba una superficie sucia, como si estuviera repleta de aceite.
—
Ahí hay unas cloacas.—Zel señaló unas grandes rejas contra el muro. En circunstancias normales, probablemente estarían tan por debajo del agua que no se verían. El espacio era grande, lo suficiente para que pudieran intentar colarse—.
Estoy seguro de que nos llevará al interior del castillo. Pero es cosa vuestra decidir si nos metemos en un sitio tan estrecho. Podemos intentar acercarnos a la muralla y treparla, Nithael nos puede llevar.Zel se quedó callado, a la espera. Nithael estudiaba con el ceño fruncido la cloaca. No parecía que le hiciera mucha ilusión, pero cuando miró hacia la muralla del castillo, bastante alta en esa parte, entornó los ojos y apretó la mandíbula. Sería más rápido —y no contaban con mucho tiempo— pero los verían llegar desde cualquier lado.
* Grupo de LynLyn corría veloz y silenciosa con Ruz a su espalda. El niño reía de vez en cuando, pero pronto adoptó una expresión seria y su aura envolvió al grupo —que tendría que esforzarse por mantener el ritmo de la Maestra— mientras saltaban por encima de los edificios y esquivaban Sincorazón. Si alguno intentaba hablar Lyn los chistaría con una mirada colérica.
En vez de introducirse en la ciudad que envolvía el castillo, Lyn siguió de largo, rodeándola hasta que casi le dieron la espalda al hogar de Xihn. Solo entonces encontraron un camino maltratado por el tiempo y que se retorcía en extraños giros antes de penetrar entre las casas. Como todas las grandes ciudades, aquella tuvo que ser en su día un lugar de paso del Reino de la Oscuridad. Era normal asumir que el castillo tendría más de una entrada.
—
¡Que vuestras mascotas no se alejen mucho!—susurró Ruz—.
¡Oye, ¿luego puedo montar al dragón?!—
Ahora no es el momento. Silencio. Tenemos que llegar hasta alguna de las puertas menores y entrar al castillo antes de que sea tarde.—
Si pudiera cargarnos a todos el dragón iríamos mucho más rápido…De pronto, Lyn se detuvo. Casi sin darles tiempo a quejarse, les hizo señas para que se escondieran entre las ruinas.
Ruz asomaba la cabeza por encima de su hombro.
—
Oh-oh. Se acerca un malo.Si seguían su ejemplo, verían que estaba en lo cierto. Un malo —al que reconocerían como Andrei— había entrado en la ciudad, con paso seguro y confiado. No se dirigía hacia ellos, pero podían estar seguros de que la cosa cambiaría en cuanto notara que estaban ahí.
Lyn había llegado a la misma conclusión.
—
Mierda. Si queremos llegar hasta Xihn tendrá que ser por encima de su cadáver —declaró. Sus colmillos crecían hasta alcanzar un tamaño peligroso. Luego miró a Ruz y pareció calmarse un poco. Bajó la voz—:
No tenemos tiempo para esto. Alguien tendrá que quedarse para pelear contra él y el resto seguiremos.Dijo «alguien», pero había pocas opciones en realidad si tenían en cuenta la capacidad de Andrei. Lo que quedó claro por su mirada fue que en ningún caso aceptaría que todos quisieran pelear contra él. Su misión era destruir a Xihn y no tenían tiempo que perder. Además, quién sabía si Karel les esperaría al otro lado o prepararía una emboscada, viendo lo amigos que eran.
Lyn se puso en pie y se preparó para correr directa hacia la muralla. El resto tendría que decidir en ese momento qué hacer.
Fecha límite: viernes 25 de mayo
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