[Prólogo] Aparente tranquilidad

[Hitori]

Hitori se sorprendió ante la aparente proposición del joven. ¿De verdad alguien podía desvelarle todo lo que deseaba conocer? ¿Proporcionarle todos los conocimientos que quisiese? Incluso... ¿Sacarle de aquel pueblo? A pesar de que la vida de Hitori era tranquila, plácida y buena, no le llenaba lo suficiente. Siempre esperando un cambio, algo que le sacase de la rutina... quizás su vida se limitaba a esperar a aquel momento. El momento de salir, de descubrir la verdad. Y ese momento podía tener sus puertas delante de él, justo en ese niño. El joven misterioso, salido de la nada, podía ser la llave de su destino.

—Estoy dispuesto a todo, a dejar atrás mi vida si es necesario —Hitori pronunció estas palabras con una seguridad inusual en él, asombrándose de sí mismo—. Por favor, permíteme conocer la verdad.

[Nell]

Akio pareció pensárselo dos veces antes de encogerse de hombros y responder:

—Está bien, entonces me quedaré con tu vida —contestó como si lo hiciera con desgana—. En realidad, no la quiero para nada, pero me han enviado en la absurda misión de reclutar nuevos aprendices para enseñarles la noble y escasa profesión de portador de la Llave Espada. ¿Te he hablado ya de que poseo, sino la más poderosa arma que existe, una de ellas? No, qué va, si sólo eres un pueblerino más. No importa, ya aprenderás. ¿Tampoco te he contado que hay más mundos aparte del tuyo, no? Espero que lo supieras ya, sería una estupidez tremenda que sólo existiera este pedazo pequeño de realidad.

Como si los secretos del universo sobrasen, Akio le había contado en un momento a Hitori un buen resumen de lo que sería su vida a partir de aquel momento. Sin embargo, y por supuesto, aún no había acabado. Ignorando cualquier síntoma del joven por sentirse abrumado de información (o, quizá, anhelante de más), continuó.

—Empezaré por el principio, no te vayas a liar. Pertenezco a un restringido grupo de elegidos, casi todos ellos muy prepotentes y egocéntricos, que velan por la paz de los mundos y del universo, por el equilibrio entre la Luz y la Oscuridad. Sí, tal como lo oyes, pero ahórrate el ejemplo de la vela y las sombras —explicó, arrugando la nariz ante la última petición—. No tenemos permitido contar a nadie que procedemos de otro mundo, o intervenir en los asuntos de éstos, salvo en misiones que nos incumban. Por lo demás, nos lo pasamos bien combatiendo la oscuridad y machacando cosas. ¿Te he hablado ya de los sincorazón? No, qué va, si eres un afortunado pueblerino donde ellos no han llegado. Bah, ya te enterarás —repitió casi con exactitud las mismas palabras de antes—. Entonces, ¿te has cansado de la verdad o quieres seguir sabiendo más?

[Hitori]

Hitori, abrumado por tal cantidad de información repentina, no hizo más que asentir y ladear la cabeza durante toda la explicación de joven maestro, procurando asimilar todos los datos sin dejarse ni uno, absorbiendo los conocimientos y aumentando sus ansias de conocer más.
Realmente, todo aquello le sorprendía. Armas asombrosas, mundos más allá de aquel pueblo, nobles guerreros luchando por la paz y siniestras criaturas dispuestas a devorarlo todo. Parecía sacado de un cuento de fantasía, pero Hitori creyó todas y cada una de las cosas que le contó aquel joven; quizás por la seriedad de éste al contarlas, o quizás por el deseo de que existiesen.

Una vez terminada la breve explicación, y ante la pregunta del maestro, Hitori se limitó a asentir y a mirarle con una expresión radiante.

—¡Por supuesto que quiero saber más! —Exclamó, sin dudarlo un momento.

[Nell]

Akio dejó traslucir la satisfacción que le produjo la respuesta de Hitori. En menudo lío se hubiera metido si el chico se hubiese acobardado o algo…

—¿Y qué quieres? ¿Te hago una novela de mis aventuras y conocimientos o mejor te dejo a ti mismo descubrirlo? —cuestionó el joven—. El resto tendrás que descubrirlo tú. Y ahora, la prueba definitiva.

Extendió su brazo y, en él apareció de repente un arma con forma de llave que, sin duda, era la Llave Espada de la que había oído hablar antes Hitori. Con un aspecto un poco cómico, pero bueno.

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—Esta es la mía, pero hay muchos más modelos —explicó el chico—. Una vez la cojas, serás también portador de una.

Le tendió el mango, esperando que lo agarrara.

[Hitori]

Hitori no contestó a la pregunta (retórica, como supuso) de Akio, pero se dijo a sí mismo que descubriría la verdad sobre el mundo. Él mismo forjaría su destino y se abriría paso a través de su futuro. Se sintió asombrosamente decidido, como nunca antes se había sentido. Llegó a temer, sin embargo, que toda esa seguridad se desvaneciese cuando la calma volviese a llegar, cuando todo lo nuevo se volviese cotidiano.
Evitó pensar en eso. ¿Qué importaba si lo nuevo se volvía mundano? Todo era mejor que quedarse en aquel pueblo.

Cuando la Llave apareció con un resplandor en la mano del maestro, Hitori se sorprendió momentáneamente, pero ya empezaba a acostumbrarse a todo aquello. Ante la proposición de Akio, Hitori extendió su mano, ligeramente temblorosa, y sujetó el mango del arma.

[Nell]

La Llave Espada desapareció de la mano de Hitori y volvió a aparecer en la de Akio. Éste, por su parte, resopló.

—Muy bien, tú lo has querido. Te vendrás conmigo a otro mundo donde comenzará tu formación, así que, ¿quieres despedirte antes de alguien? Podrás venir siempre que quieras, pero vivirás principalmente en el otro sitio —advirtió Akio—. Por cierto, ahora que eres un nuevo portador, no estaría de más que intentaras convocar la Llave Espada. Porque quizá, si no lo consigues, no eres el modelo de aprendiz que estaba buscando…

[Hitori]

El joven asintió con la cabeza, y extendió su mano frente a él. Cerró los ojos e intentó visualizar el arma que acababa de ver, como llamándola desde lo más profundo de su corazón. Desde el momento en que había tocado el arma de Akio notaba una especie de calor, de luz en su interior; esta sensación le sirvió de confirmación para saber que realmente era un portador. Sin embargo, deseaba ver materializada su nueva fuerza.
Así, imaginando el nuevo poder que albergaba hecho realidad, invocó su Llave Espada, que apareció con un fuerte resplandor. Un gran arma de filo plateado y mango amarillo estaba ahora en su mano. Miró el arma con orgullo, sintiéndose realizado de algún modo.

Tras mirar al maestro, hizo desaparecer su arma y afrontó su nueva realidad. Era hora de irse de aquel sitio donde, a pesar de no tener una gran cantidad de lazos, sí tenía algunos. No podía irse sin decirle nada a su madre, ni a su mejor y único amigo en aquel pueblo.

—Hay gente de quien debo despedirme —Murmuró, únicamente, mirando al suelo. Se sentía triste por tener que dejarles atrás, naturalmente. Pero no iba a abandonar aquella oportunidad.

Hitori echó a correr hacia el pueblo. Se despediría primero de su amigo, aunque no pensó en la razón de esto. Simplemente deseaba hacerlo.
Tras recorrer largas calles, llegó a la plaza, donde supuso que estaría su amigo, practicando ese Struggle que a Hitori no acababa de gustarle. Pelearse con la gente, aún de forma amistosa, no le entusiasmaba.
Como supuso, Ben, un joven un par de años mayor que él, de pelo corto y negro, alto y fuerte, estaba ahí, luchando con toda su energía contra otro pueblerino. Esperó a que terminase, admirando la final victoria de su amigo, para llamarle, poniendo su mano en el hombro de Ben.

—Anda, ¿has venido a ver cómo lucho? —Ben sonrió, alegrándose de ver al joven de pelo castaño, que rara vez iba a ver sus entrenamientos. Sin embargo, pronto advirtió la triste expresión en el rostro de su amigo—. ¿Estás bien, Hitori?

Éste se limitó a abrazar a su amigo de repente, sorprendiéndole. Ben se limitó a devolverle el abrazo, intentando animar a su amigo. Tras unos segundos, Hitori se separó lentamente y miró a los ojos castaños de Ben, sin decir nada. Se sentía incapaz de despedirse, pero debía hacerlo. No podía irse sin decir nada.

—Debo irme durante un tiempo... —Murmuró, finalmente. Ante la expresión de extrañeza del otro, cogió su mano—. No es para siempre. Voy a volver pronto, te lo prometo. Y cuando vuelva... comeremos helados y haremos una batalla de Struggle...

Las lágrimas empezaron a brotar de los ojos de Hitori, incapaz de aceptar que debía dejar atrás a su querido amigo. Esperó que Ben le impidiese ir, que le dijese que no iba a ir a ningún lado. Sin embargo, la reacción de éste le sorprendió. Se sacó el anillo plateado que siempre llevaba en su dedo corazón, y lo puso en la mano de Hitori, cerrándola con la suya.

—Sé que volverás. Y tendrás que devolverme mi anillo —Dijo, intentando poner una sonrisa, a pesar de que su rostro indicaba las ganas de llorar junto a su amigo—. Hazte fuerte si no quieres que te dé una paliza en tu primera batalla de Struggle, ¿eh?

Hitori rió levemente y asintió, abrazando de nuevo a Ben. Tras separarse, caminó lentamente hacia atrás, sin dejar de mirarle, para finalmente correr en dirección a su casa, que no volvería a ser su hogar.

Miró la puerta de su casa. Tenía miedo de abrirla, de estar por última vez en mucho tiempo en aquel sitio. Pero no quedaba más remedio. Desanimado, abrió la puerta, sujetando el pomo con la mano donde ya lucía el anillo que le había cedido Ben. Al abrirla, sólo vio oscuridad.

—Ya he llegado —Dijo, alzando la voz. Sin embargo, nadie contestó. Hitori supo al instante que su madre había salido, seguramente a trabajar. Era tarde para esperarla, no podía demorarse más. Cogió una hoja de la mesilla de la entrada, y escribió una nota para su madre. No era el método más bonito, pero sí era lo suficientemente efectivo.

"Muchas gracias por todo. Hay algo que debo hacer, y cosas que debo descubrir. Pero volveré, mamá, lo prometo. Te quiero - Hitori"

Tras escribir esas palabras, las lágrimas volvieron a asomar en sus ojos, resbalando por sus mejillas y cayendo sobre el papel. No había vuelta atrás, todo estaba decidido.

Salió de su viejo hogar y se dirigió raudo al bosque, donde imaginó que su maestro le estaría esperando.

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Un poco largo, ¿no? Espero haberlo hecho todo bien y no haberla cagado xD

[Nell]

Tras la emotiva despedida de Hitori (y no tan emotiva), el muchacho volvió al bosque y encontró a Akio apoyado en un árbol, con los brazos cruzados, y claramente aburrido. Mantuvo la misma expresión mientras el joven se acercaba a él, pero no preguntó nada acerca de la vida personal de Hitori, sino que continuó con las pautas básicas, como si acabara de convocar la Llave Espada y no se hubiese ido en ningún momento.

—Ahora, ponte esto —le ordenó Akio, tirándole una pieza metálica, en forma de aro y muy voluble, para que la cogiera al vuelo—. Luego, apriétalo —Akio se llevó la mano al dedo y pulsó algo parecido a un anillo que tenía, similar a lo que le acababa de entregar a Hitori—, y…

Se produjo un destello y Akio apareció enfundado en una brillante armadura completa, que le cubría hasta la cabeza, por lo que Hitori no podía apreciar el gesto aburrido tan característico suyo.

—Para viajar entre los mundos, es necesario proteger el cuerpo con esta coraza, y luego… —lanzó la Llave Espada al aire y, tras otro destello, se transformó en un vehículo para montar—. También necesitamos un medio de transporte y, obviamente, no puede ser ninguno que podáis perder, o no volverían ni la mitad de los aprendices en sus viajes. A veces no os dejáis la cabeza gracias al divino labor del cuello.

[Hitori]

Hitori se colocó su nuevo artefacto y, tras ver las demostraciones de Akio, pulsó la pieza con forma de aro, cubriéndose de inmediato de un resplandor dorado que desapareció a los pocos segundos, para dar paso a una brillante armadura, de tonos plateados y dorados, que cubría la totalidad del cuerpo de Hitori.

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Hitori observó con alegría su nueva armadura que, a pesar de no poder rellenarla del todo debido a su escasa musculatura, era sorprendentemente cómoda y no suponía ninguna molestia al moverse.

Acto seguido, imitando nuevamente al maestro, invocó su Llave Espada y la lanzó al aire, convirtiéndose el arma en un pequeño vehículo con aspecto de skate que se posó grácilmente al lado de su portador, flotando a unos pocos centímetros del suelo. Tras estas preparaciones, miró al joven maestro y, más decidido que antes, asintió con la cabeza.

—Estoy listo —Dijo, únicamente, mientras montaba en su vehículo personal.

[Nell]

—¿No necesitarás que te dé algunas clases de conducción, verdad? Es bastante fácil, hasta una gata podría entenderlo —replicó el niño—. Si te pierdes, pega un grito. No es que vaya a oírte, pero quizá alguien lo haga.

Sin entretenerse más, Akio se subió a su propio vehículo y despegó con él hacia el cielo, seguido de Hitori que, por suerte, no se perdió por el camino hasta Tierra de Partida, como Akio temía.

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¡Fin del Prólogo!

Obtienes:
- 17 PX. Buena redacción, buena ortografía, buenas matizaciones de tu personaje. La longitud nunca es problema xD Sin embargo, no me parece que exprimas todo lo que puedes llegar a sacar, y eso me lo ha demostrado el penúltimo post, que es el que me ha parecido que más dedicación le has empleado (nada que ver la longitud).
- Cadena del Reino.
- Armadura.
- La habilidad: Materialización del arma.

Y ya sabes, subes de nivel, así que a gastar xD