[Prólogo] Delirios

[Mickael]

El joven se quedó un rato anonadado. Ya el mero hecho de la brevedad del viaje le sorprendiera. Había visto a su maestro desaparecer entre una nube azul en varias ocasiones, pero nunca había vivido aquella experiencia por si mismo. Poder viajar de forma casi instantánea a cualquier lugar del universo era maravilloso. Una vez asimiló ese hecho, contempló brevemente el paisaje ante el que se hallaba: una gran sala con preciosas vidrieras y al fondo tres tronos; en uno de ellos se encontraba una mujer con los brazos cruzados que imponía cierto respeto.

Era la primera vez que se encontraba con otro humano a parte de Merlín. Supuso inmediatamente que se trataba de un maestro y, tragándose la verguenza y haciendo acopio de valentía, dio un paso al frente y se arrodillo ante ella, creyendo que era lo más correcto.

—Mi nombre es Mickael Vavrinec y he sido hasta el día de hoy pupilo del mago Merlín. He venido hasta aquí por decisión propia con la esperanza de que se me acoja como aprendiz de la Llave Espada y se me enseñe como tal. Os pido, no, os ruego, que me permitáis tal honor.

[Nell]

Nanashi, en vez de sentirse desconcertada porque alguien se arrodillara ante ella, como le habría sucedido a muchos otros, no dio muestras de que fuera un comportamiento poco usual, sino que inclinó la cabeza brevemente e indicó con un gesto que se levantara.

—Acepto a todo alumno dispuesto a aprender y a entregar su vida por nuestra labor, Mickael. Si tu deseo es convertirte en uno de los nuestros, te acogeremos con los brazos abiertos. Mi nombre es Nanashi —luego, se volvió hacia Merlín—. No sabía que tenías un discípulo.

―Sí, bueno, no fue algo premeditado, podría decirse…

―Me alegro, entonces, que no te importe que nos lo quedemos.

―Para nada, mujer ―comentó Merlín―. Puedes venir a visitarme cuando quieras, Mickael. La Maestra Nanashi te enseñará a viajar por los mundos, así que podremos vernos siempre. Ahora me marcho, tengo que volver a Ciudad de Paso a ver cómo está la situación por allí.

Se despidió de Mickael, esperando por si el muchacho quería despedirse por última vez de él, y se esfumó. Nada más irse, Nanashi volvió a dirigirse a Mickael.

―Así que conoces la existencia de otros mundos, ¿no? ¿Sabes también nuestras reglas respecto a ellos? ¿Y nuestra misión?

[Mickael]

Cuando su maestro se despidió de él, Mickael apenas levantó la mano en señal de despedida, tomándole la palabra de que volverían a verse, lo que pareció contentar al mago, que desapareció en una nube de polvo azul. Después atendió a las preguntas de su nueva maestra.

Verá Maestra Nanashi, supongo que he de llamarle así, Merlín me ha educado bastante bien y me ha enseñado muchas cosas sobre el universo. A día de hoy soy totalmente consciente de la existencia de muchos más mundos a parte del mío, el hecho de que esté aquí lo constata ―le explicó―. Sobre los Maestros de la Llave Espada, no he tenido tiempo de profundizar demasiado en ello en mis estudios. Sé lo básico, que os dedicáis a salvaguardar el universo de cualquier peligro, como el que suponen actualmente los sincorazón. Pero desconozco vuestras reglas así como muchos otros aspectos que agradecería me enseñaseis.

[Nell]

La Maestra asintió nada más comenzar a hablar el chico, aprobando el trato que Mickael pensaba que debía darle, dirigiéndose a ella con su título y nombre de manera respetuosa. No parecía agradarla de un modo egocéntrico, sino más bien, porque le gustasen las formalidades.

—No es poco lo que sabes. Podrás aprender el resto mientras estés aquí, entrenando, poco a poco. Generalmente, no solemos sobrecargar a los aprendices de información, debido a que ya les cuesta asimilar todo lo básico —explicó—. No haré una excepción contigo, aunque seas una excepción respecto al resto. Sólo te diré lo mismo que a los demás. Hay dos reglas que los portadores debemos respetar siempre: la primera es que no debemos dar a conocer la existencia de otros mundos allí donde vayamos, debido a que la mayoría desconocen dicha información y así debe seguir siendo; la segunda, es que no podemos interferir en asuntos ajenos que no competan a nuestra misión. ¿Lo has entendido?

Nanashi extendió la mano, haciendo que de repente apareciera en ésta la Llave Espada de la que Mickael había oído hablar, seguramente del mismo modo del que la había imaginado. No tenía mucho misterio, era una llave gigante, básicamente.

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La Maestra le tendió el mango a Mickael.

—Al agarrar esta Llave, pasarás a ser uno de los nuestros. Aceptarás nuestras normas, obedecerás nuestras órdenes. Consagrarás tu vida a la paz y la armonía. Lucharás contra los peligros de nuestro camino y custodiarás el equilibrio. Y una vez te decidas, no habrá vuelta atrás —recitó Nanashi solemnemente, con una última advertencia.

[Mickael]

Mickael atendió a la explicación de Nanashi, acepto que no se le diera un trato especial, pues el pensaba igual, y aunque se cuestionó internamente un poco las reglas y deseaba saber el porqué de tanta rigidez, consideró que lo adecuado en ese momento era obedecer sin más, así que se limitó a asentir en respuesta a la breve pregunta de su maestra, ya habría tiempo de aclarar dudas más adelante.

Nanashi extendió la mano y en ella se materializó una Llave Espada, Mickael se sorprendió un poco, mas bien por la forma de invocarla, pues ya tenía una idea de como era la susodicha arma. Luego le tendió el mango mientras le advertía de lo que conllevaba ser un portador. "No habrá vuelta atrás", esta última frase retumbó en los oídos del joven, quien dedicó unos instantes a pensárselo bien. "Pero atrás sólo habrá oscuridad...", pensó.

—...en cambio, la luz resplandecerá adelante —terminó su reflexión en voz alta, mientras agarraba el mango de la Llave Espada, aceptando su condición y sellando su destino.

[Nell]

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Último post.

La Llave Espada desapareció de sus manos al instante, regresando a las de Nanashi. Sin embargo, en su interior, el chico sintió que un nuevo poder había florecido en él, y que podría manifestarlo cuando quisiese.

—Enhorabuena, a partir de ahora ya eres, oficialmente, un portador de la Llave Espada —le felicitó Nanashi—. Sin embargo, no es un arma cualquiera, como habrás imaginado. Además de poseer un increíble poder, es la que nos permite viajar por el espacio de una forma distinta a como lo hace Merlín.

Sin dar más explicaciones, lanzó su Llave Espada al aire, con cierta gracia. En pleno vuelo, se produjo un destello y volvió a la tierra convertida en un vehículo con montura sobre el que se podía flotar.

—Puedes probarlo, si quieres, con tu nueva arma —comentó Nanashi—. ¿O prefieres que te guíe ya a tu habitación?

[Mickael]

El joven Mickael notó que algo cambiara en él desde el momento en que tocó la Llave Espada. No era nada perceptible a simple vista, pero en su interior acababa de surgir un gran poder, el de invocar y empuñar esta legendaria arma. Recibió con alegría la confirmación por parte de su maestra, deseoso de aprender a usar su nuevo poder; y se asombró cuando lanzó la Llave Espada y ésta regreso convertida en un fabuloso medio de transporte espacial.

Cuando la maestra le invitó a probar a hacer lo mismo, Mickael decidió intentarlo: se concentró todo lo que pudo y logró, no sin algo de sorpresa por su parte, invocar en sus manos una reluciente Llave Espada. Aunque tenía distintos colores y era un poco diferente en cuanto a la forma, en lo esencial eran similares. Nanashi animó a Mickael a que la transformara en un vehículo, y el joven aprendiz emuló a su maestra, recordando lo que ella hiciera. Lanzó el arma al aire de una forma un poco torpe, pues era la primera vez que la empuñaba y le llevaría algo de tiempo acostumbrarse a ella, y ésta volvió transformada en un vello vehículo.

Finalmente, Nanashi le hizo gestos para que lo acompañase, hacía su habitación suponía Mickael, quien dejaba a las piernas moverse por si solas mientras su cabeza se concentraba e intentaba concienciarlo de todos los cambios, fantásticos o terribles, que poblarían su vida ahora que decidiera cargar con aquel don o maldición que era la Llave Espada.

[Nell]

—Por cierto, Merlín no te ha dado uno de éstos, ¿verdad? —se le ocurrió preguntar a Nanashi de pronto. Le tendió un aro metálico, flexible y moldeable—. Cólocalo en cualquier parte del cuerpo, y luego...

Acompañado de su Maestra y de su explicación, Mickael se dirigió hacia su habitación, pudiendo contemplar, por primera vez, su nuevo hogar. Aquel en el que viviría... hasta que decidiera marchar.

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¡Fin del Prólogo!

Obtienes:
- 16 PX. Nada mal, redacción y ortografía y bien. Sin embargo, no iría nada mal mayor profundidad con el personaje, es decir, no sólo que se motive a sí mismo para ser portador, por ejemplo, sino que también se pueda ver lo que ha ayudado a que se lleve a cabo, etc. A veces en la lectura parecen faltar comas, o descansos, a veces no concuerda muy bien la forma del verbo, etc. No es muy grave, pero si repasas lo que escribes una, o dos veces, lo solucionas en un momentito.
- Cadena del Reino.
- Armadura.
- La habilidad: Materialización del Arma.

Perdona por el despiste de la armadura, si tienes alguna imagen pensada, ponla en Actualizaciones para que te la agregue a la ficha.