[Prólogo] Normalidad

[Soul Artist]

Kazuki se llevó una mano a la nuca y se rascó un poco, atendiendo a las respuestas del muchacho. No le interrumpió en ningún momento, escuchando lo que el joven le contestaba.

—Sí, eh... Creo que la charla sobre eso puede ser larga. Será mejor que te tomes tu tiempo...

Kazuki se sentó en el suelo sin más dilación, cruzando sus piernas dobladas. Con un gesto indicó a Fran que él también tomase asiento, mientras bostezaba ligeramente y se volvía a despistar mirando las vías del tren al otro lado de la colina. Una vez se volvió a centrar, se dirigió al muchacho.

—Eh... Dime. ¿Qué crees que hay más allá de esta ciudad que tú conoces? ¿Adónde crees que fue tu padre?

[Quico]

Kazuki parecía dispuesto a contarme algo sobre mis preguntas, porque me dijo que me pusiera cómodo, que iba a durar para largo la charla.

Me preguntó sobre dónde creía que estaba mi padre y que sabía de otros sitios que no fueran esta ciudad:
-He estado buscando todo el día, pero no vi a mi padre por ningún lado. No tiene pinta de que esté por Villa Crepúsculo, pero, ¿entonces dónde? También pensé que podría estar en la mansión, pero no me atrevo a ir allí. Si no estuviera en la mansión, tendría que aceptar que no está aquí en la ciudad.

-Fuera de esta ciudad, creo que estará el cielo, pero tampoco tengo mucha idea. Quizás no haya nada, aunque tú eres un extranjero, lo que me lleva a pensar que hay otras ciudades… No tengo ni idea.

[Soul Artist]

Kazuki escuchó con los ojos cerrado y el dedo índice posado en sus labios, atento a lo que el joven le contaba. Después de que señalase que era extranjero, el hombre afirmó con la cabeza.

—Sí, así es. Eh... Yo soy de fuera de aquí, de un lugar donde no existen colores tan fuertes como ese precioso atardacer que tenéis aquí, en vuestro... Mundo. Verás, eh... Hay más mundos hay fuera, muchos más mundos de los que tu imaginación pueda alcanzar. Cada uno es único y especial. Y si tu padre no está en esta ciudad... Tiene que estar ahí fuera, ¿no?

Kazuki se levantó y ofreció su mano al muchacho, con una ligera sonrisa.

—Ven conmigo a un lugar —le animó, esperando que tomase su mano—, a un fantástico mundo...

[Quico]

Así que había otros mundos. Eso aclaraba algunas cosas porque siempre había creído que no podía estar solo esto. Me explicó que había un montón de mundos por ahí fuera. Añadio que si quería ir con él a otro mundo.
Al principio pensé que, bueno, no sé si debería pasar por eso, porque, a saber que hay por ahí fuera, pero, meditándolo un poco, tampoco parecía una mala idea. Además, quizás encuentre a mi padre.

Me tendió la mano hacía mi, y yo la cogí diciendo:

-Sí, supongo que es mi única oportunidad de poder hacer algo en esta vida. Pero…, podré volver aquí, ¿no?

[Soul Artist]

Kazuki afirmó con la cabeza al muchacho, contestando a su pregunta.

—Sí, podrás volver. Pero, eh... No precisamente todos los días. Por ello, es mejor que te espere aquí... Mientras tú zanjas tus asuntos pendientes.

Con la mano del joven tomada, le levantó con algo de fuerza y se apegó a él. Tras unos segundos (probablemente algo incómodos para Fran), Kazuki retrocedió unos pasos y se sentó junto a la réplica de la torre de la estación, mirando la hora.

—Tienes tres cuartos de hora de tiempo para tus asuntos —le marcó de tiempo límite, apuntando la hora—. Eh... Coge todo lo que debas y despídete de tus seres queridos. Recuerda que puede que tardes bastante en volver...

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Mensaje libre. No intervendré en tus asuntos, así que escribe desde que te vas hasta que vuelves en un solo mensaje. Puedes explayarte todo cuanto quieras... Más profundo, más PX.

[Quico]

Kazuki me dio vía libre para volver a casa y despedirme, porque parecía que no iba a volver en mucho tiempo a mi ciudad. Abandoné la Colina del Atardecer y fui directo a la estación. Llegué justo cuando el tren se iba a ir, casi me quedé en medio de las puertas.

-Bueno, ¿y qué hacer? – murmuré. No tenía mucha idea del plan que podía realizar. - Supongo que solo ir a mi casa… - además tenía un tiempo límite, así que cuando llegué a la estación, fui corriendo a mi casa.

Llamé a la puerta, y me abrió mi madre:
-¡¿Pero dónde estabas?! ¡¿Sabes qué horas son estas?! - me acordé de que tenía que volver pronto, pero se me pasó por alto, y pasé toda la tarde fuera mientras mi madre, supongo, planeaba un plan por si llegaba tarde.
-Mamá, lo siento…
-¡De lo siento nada, ahora mismo a dormir! - mi madre me trataba como un niño pequeño todo el tiempo, y a veces no me gustaba nada.

Tuve que ir a mi cuarto por obligación de mi madre, aunque ese era mi objetivo desde el principio. Abrí la puerta, me tumbé en mi cama y me puse a pensar que tendría que llevar. Cogí una mochila, llené mi cartera de platines, los pocos que tenía y la metí en mi mochila junto con un cuaderno. También metí un poco de ropa. Yo creía que no necesitaría mucho más, así que intenté salir de casa, sin mucho éxito. Mi madre al verme me preguntó adonde creía que iba, a lo que respondí:

-Mamá, me voy a casa de un amigo a dormir. – Nada más decirlo, mi madre me pegó un bofetón y se fue a la cocina a prepararme un bocadillo. Ella era un poco rara, y desde que se fue mi padre se puso aún más extraña.

-Si no hay más remedio... - se acercó con el bocadillo en mano. - Vuelve pronto mañana de casa de tu amigo.

Y me fui. Kazuki estaba esperando y ya era hora de irse.

[Soul Artist]

Cuando Fran volvió a la Colina del Atardecer, ya de noche, comprobó que Kazuki le había esperado allí pacientemente. Quizá no tan pacientemente como esperaba, pues el hombre al parecer había ido a otro sitio a por una hamburguesa que comía tranquilamente durante la espera. Cuando el muchacho se acercó a él no se inmutó; continuó comiendo su hamburguesa, inmerso en sus pensamientos y mirando fijamente la pelota de Fanfarronería, la cual seguía quieta en su sitio, donde Fran la dejó.

Tras un par de minutos (en los que Kazuki no terminó su hamburguesa), finalmente el joven se percató de que había llegado el muchacho. Sin embargo, no dejó de tomar su cena; sencillamente se levantó, hamburguesa en mano, y tocó el pelo del chico.

—Eh... ¿Ya está? Ñom, ñom... —preguntó mientras masticaba la comida—. Bien, pues, eh... Queda lo más importante.

Kazuki dio un último mordisco a su hamburguesa y se manchó el morro con kétchup, por lo que recurrió a una servilleta de uno de sus bolsillos para limpiarse. Una vez terminada la comida, alzó su mano, la extendió frente al chico y de ella surgió un potente haz de luz que le cegó por un momento. Cuando pudo volver a abrir los ojos, vio una gigantesca llave en su mano de colores grisáceos y blancos.

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—Esta es, eh... La Llave Espada —explicó el joven—. Será tu arma, tu objeto más preciado. Si la tomas, te convertirás en mi aprendiz y te enseñaré a manejarla y luchar con ella contra las amenazas que hacen peligrar el equilibrio de los mundos: los Sincorazón. Pero cuando la cojas, no tendrás, eh... Vuelta atrás.

[Quico]

Cuando volví donde estaba Kazuki, ya se había hecho de noche y no había mucha gente fuera. Kazuki estaba tomándose una hamburguesa, así que supongo que no me estuvo esperando con mucho entusiasmo.

Estaba a su lado, esperando alguna respuesta, hasta que por fin pareció reaccionar a mi presencia. Se levantó con la hamburguesa y me toco el pelo, hecho que me dio un poco de asco, ya que me había puesto perdido de hamburguesa. Entonces se dirigió hacia mí y me preguntó si ya había terminado. Le contesté que sí, recordando todo lo ocurrido en casa.

Terminando su hamburguesa, alzó su mano y surgió de ella luz, y sin previo aviso apareció una llave, de un tamaño no muy normal y de apariencia muy extraña.

Me explicó que era la Llave Espada, un arma que servía para luchar contra algo llamado sincorazón. En ese momento no lo entendí muy bien y si le hacía caso no podría volver atrás, pero ya estaba decidido.

-Vale, aquí voy.

Agarré la llave.

[Soul Artist]

Kazuki soltó su Llave Espada y permitió que Fran la tuviese en su poder durante unos segundos. Tras dejar que el chico se maravillase con su nueva arma, el hombre volvió a alzar su mano y a recuperarla, dando unos pasos atrás y manteniéndola baja. Se llevó su mano a la nuca y reflexionó.

—Vale, eh... Si todo ha ido según el plan, ahora podrás invocarla siempre que lo necesites —explicó su nuevo Maestro—. Solo llámala, descansa en tu... Eh... Corazón. Y ah...

Kazuki se revolvió los bolsillos, buscando algo. Tras mucho rebuscar, sacó un pequeño trozo de metal brillante y se lo extendió al muchacho.

—Esta es tu, eh... Armadura. Póntela en cualquier parte de tu cuerpo e invócala; es importante para viajar.

[Quico]

Cogí la llave espada, y empecé a verla. Estuve un ratito observándola cuando está desapareció con otra luz.

Sorprendido, me eché hacia atrás, mientras volvía a aparecer la llave en la mano de Kazuki. Según él, ahora yo también podía invocarla, estaba en mi corazón.

-Vale, entonces… - Puse mi mano izquierda en el corazón y alargué el brazo delante de mí. Apareció una llave espada distinta a la de Kazuki, con el mango dorado y la punta plateada. También tenía un adorno con una especie de tres círculos negros, que suponía que era un llavero.

Entonces Kazuki se puso a rebuscar algo en sus bolsillos. Sacó algo de metal. Moviéndola por todos lados intentado averiguar que era, dijo que era mi armadura. Me dijo que me lo pusiera en donde me pareciera mejor. Me lo coloqué en la muñeca, a la que inmediatamente se adaptó.

Me dijo que invocara mi armadura. Había un botón y lo pulsé. Fui envuelto por una luz y aparecí con mi armadura, que hay que decir que me encantó.

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-¡Guau, esto es genial!

[Soul Artist]

Kazuki no atendió del todo al chico mientras descubría su nueva armadura, pues se dio la veulta y se acercó a un cubo de basura mal colocado para tirar los restos de la hamburguesa. Tras librarse de estos, comprobó que el muchacho ya había activado su nuevo equipo y le dedicó una ligera sonrisa, tras la cual le imitó y con un destello invocó su armadura también.

—Pues ya solo queda una cosa —señaló el Maestro—. Eh... Tienes que invocar el Glider. Mira, se hace así...

Kazuki agarró su Llave Espada y la lanzó hacia el cielo, un acto aparentemente carente de sentido. Sin embargo, de entre las estrellas surgió una plataforma, una especie de nave que descendió hasta colocarse justo enfrente del joven. Se montó encima de lo que parecía ser un asiento e hizo una afirmación al muchacho.

—Vamos, hazlo y, eh... Podremos irnos.

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Último post.

[Quico]

Mientras veia mi armadura, Kazuki invocó la suya. Entonces me dijo que tenía que invocar al Glider.

Para invocarlo, lanzó su Llave Espada al cielo y volvió una especie de vehículo que se puso junto a él. Me animó a que lo probará yo también:

-Bueno, entonces tengo que lanzarlo así, ¿no? – lancé la Llave Espada al aire. Cuando volvió apareció el Glider. No parecía muy seguro, pero me monté sobre él, donde suponía que era el sitio y esperé hasta la señal de Kazuki.

[Soul Artist]

El Maestro afirmó con la cabeza a su nuevo aprendiz y, agarrando con fuerza el Glider, echó a volar hacia el cielo. El muchacho no tardaría en seguirle y saldrían de aquel mundo, rumbo a su nuevo hogar. Dejaba atrás todo el aburrimiento, a su madre, las calles en las que había crecido. La pelota de Fanfarronería, a Russell, todo... Estaba dejando atrás...

Toda aquella normalidad.

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¡Fin del Prólogo!


Obtienes:
- 13 PX. Puedes hacerlo mucho mejor... En general los posts han sido bastante flojos, cuando podrías haber profundizado mucho más en los pensamientos de Fran, sus sentimientos, emociones... La escena con la madre, por ejemplo, me ha dejado frío. Y se nota que esa escena debía ser para desagradar o hacer despertar sentimientos.
¡Subes al nivel 2!
- Cadena del Reino.
- Armadura.

- La habilidad: Materialización del arma.