Golpeé la puerta tres veces, como siempre, y Nathan me abrió la puerta. Me sonrió y me saludó con la mano con la que no aguantaba el paño de la puerta.
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¿Dónde has estado esta mañana, pequeña?- Me dijo amablemente. Y le contesté como a quien no le iba la cosa.
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Bien... Es largo de contar.- Entré dentro de casa y Nathan cerró la puerta. Caminamos me senté al rededor de la mesa del comedor. Le señalé una silla a mi lado para que se sentara.
¿Dónde está Sarah?- Le dije mientras él se sentaba.
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Sarah está en el baño. ¡SARAH!- Le gritó para que viniese, ella obedeció rápido y sobresaltada. Nathan no solía gritar nuca. Él notaba algo extraño en mí, sabía que tenía que hablar con ellos. ¿Me lo había notado en la expresión de la cara?
Sarah y yo nos saludamos con una sonrisa y cómo le había hecho a Nathan, le señalé una silla situada a mi lado para que sentara.
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¿Qué pasa Nathan? - Le preguntó Sarah. Nathan me señaló con la cabeza mirándome y me dijo:
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¿Qué te pasa a ti? ¿Nos tienes que decir algo verdad? - Sí, había notado que me pasaba algo. Sarah se giró con cara de "¿Qué pasa?" así que todos estaban atentos y empecé mi discurso.
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Bueno, no hace falta que os preocupéis, de verdad. - Dije mostrandoles una sonrisa para que se calmaran. -
Esto... Hoy he tenido un día movidito. Como cada mañana me he levantado y he ido a dar una vuelta por... - Sarah me cortó.
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Rhía no te vayas por las ramas por favor. - Impaciente cómo siempre, pero esta vez también la veía preocupada, así que seguí.
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Un momento Sarah por favor. Una vuelta por la ciudad, y vi unas luces en el cielo, me emocioné como siempre y fui a buscar dónde habían caído. Me encontré de golpe con un chico, él se llama Paul Nader. - Esta vez me cortó Nathan.
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¿Te has enamorado? ¿Es eso?- Los tres reímos.
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¡Nate por favor! - Dije entre risas. -
No, no es eso. Se ve que él también iba en busca de las luces, lo más extraño era encontrarme a alguien por aquí. Pero bien, nos acorralaron unas sombras, que por lo visto se llaman sincorazón. - Nathan empezó a mirarme con una cara extraña. ¿Por qué? Pero seguí a lo mío. -
Paul y yo huimos y nos volvieron a acorralar en otro callejón, pero de golpe apareció un chiquillo con unos poderes y una fuerza impresionantes, era increíble, pero él nos ha salvado.-
Oye chavala, ¿me tomas el pelo? - Soltó Sarah, parecía molesta, pero la ignoré.
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Esto que empezamos a hacerle preguntas al chico, que por cierto se llama Akio, y nos ha dicho que es de otro mundo. ¡Como nosotros! ¡Y tiene una llave espada! ¡Y espera lo más fuerte es que yo ahora tengo una! - Me embalé, me emocioné como siempre, pero Nathan se levantó de la mesa de un golpe y muy enfadado empezó a gritarme, así que empezó la discusión.
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¡NO! ¿Cómo quieres acabar? ¿Como ellos, como tus padres? ¡Les prometí que te protegería y eso voy a hacer! ¡Sé por donde vas y no voy a permitir que te vayas de aquí, de mi lado, donde no pueda protegerte y cumplir mi promesa!-
¡Pero si no has acabado de escucharme!- Repliqué.
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¿Rhía pero de qué va esto? - Reprochó Sarah confusa.
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¡La niña que se quiere ir de expediciones intergalácticas con su nuevo novio y un niño pequeño! ¡Esto ya me lo conozco yo!-
¡Callaos! - Dije harta-
¿Cómo que te lo conoces? ¿Qué me escondes? Y... ¿Acabar como mis padres? - Se me empezaron a poner los ojos llorosos, di un puñetazo a la mesa y seguí.-
¡Lo primero que voy a hacer cuando me vaya va a será ir a buscarles, y un día los traeré aquí de nuevo y volveremos a ser una familia!- Miré a mi hermana, se tapó la cara y empezó a llorar, yo agaché mi cabeza. A nadie en esta casa le gustaba hablar de mis padres.-
Y ten por seguro que lo voy a conseguir... Porque... - Me resbaló una lágrima por mi mejilla mientras alargaba mi brazo derecho y invoqué mi llave, esta apareció deslumbrante. -
Porque lo que me ha pasado hoy me ha dado fe... Más fe de la que tenía...- Nathan se dejó caer sobre su asiento, Sarah se secó las lágrimas y me miró.
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¿Volverías? ¿Si te fueras, volverías?- Me dijo entre sollozos.
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Sí, Akio me ha dicho que puedo volver cuando quiera. Me instalaría en un lugar donde hay más gente con este poder.-
Y señalé la llave, luego la hice desaparecer.- Te quiero Sarah... Y a ti también Nathan. Y a papá y a mamá, por encima de todo, y por eso voy a hacerme fuerte y saldré a buscarles, y lucharé para que a nadie le pase lo que nos ha pasado a nosotros. No más huir... No más sufrir...- Nathan se llevó las manos a la cabeza, apoyando los codos en la mesa.-
Quiero que confiéis en mi, quiero ver mundo, quiero aprender, y cuando solucione todo esto, volveremos a casa, os lo prometo.-
Mira Rhía... Yo no te voy a prohibir que vayas, creo que ya eres suficientemente mayor para tomar tus propias decisiones y hacer tu propio camino. Además si estás tan convencida debe ser por algo. Te digo qué sé de que va porque... Porque yo también viajé por los mundos con tu padre y tu madre, manteniendo la paz entre ellos... Una larga historia que un día te contaré, pero me parece que te están esperando y es hora de irte. Tienes todo mi apoyo y ¿sabes que siempre puedes venir para lo que sea verdad?- Me sonrió, se levantó y se fue al baño, mientras caminaba me dijo-
¿El pajarito vuela del nido, eh?Nos quedamos Sarah y yo en la mesa, mirándonos a los ojos fijamente. Ella no tardó en levantarse, dar la vuelta a la mesa y abalanzarse sobre mí y abrazarme tan fuerte, ¡Tan fuerte! Se notaba que no quería dejarme ir, que no quería perderme, y yo tampoco a ella.
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Te quiero mucho. - Le sinceré.
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Y yo a ti. - Me contestó.
Cuando se separó, me levanté y le expliqué lo que tenía pensado hacer.
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Iré a esa base, lo aprovecharé al máximo, me haré muy fuerte e iré en busca de pistas sobre papá y mamá.-
Tu puedes pequeña. - Me sonrío y asentí feliz.
Nathan salió del baño con los ojos rojos, "Vaya, un sentimental por aquí" pensé.
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¿Necesitas algo antes de irte? - Preguntó Nathan.
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No, creo que allí tendré todo lo que necesite, gracias por todo.- Contesté
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No olvides donde tienes tu gente.- Soltó mi hermana.
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Ni quién eres.- Siguió Nathan, completando la frase de Sarah. Asentí, me dirigí hacia la puerta de casa, la abrí y me despedí.
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¡Volveré pronto!- Y les regalé una gran sonrisa mientras me caía otra lágrima. No me dio tiempo a ver su reacción ya que me fui corriendo, llorando como una tonta, y tres calles lejos de mi casa, frené y me puse a caminar.
Me fui calmando poco a poco, por supuesto, me entristeció la situación de la despedida. Los gritos de Nate, ver llorar a mi hermana, tener que irme y me inquietaba lo ultimo que me dijeron... "No olvides donde tienes tu gente, ni quien eres" eso me quitaría el sueño. Pero todo aquello valdría la pena, estaba segura de ello.
No me di cuenta y había llegado al mismo callejón donde había dejado a Akio y a Paul. Aparecí con la cabeza gacha, las manos en los bolsillos y seguramente cuando levanté la cabeza me verían los ojos húmedos y llorosos. Me fijé en Akio y seguía en la misma posición que antes, en cuanto a Paul también, pero lo veía un poco extraño, sus ojos estaban algo rojos.
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¿Me he perdido algo? - Sonreí, fingiendo.
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Por fin llegas, ya pensaba que te habían atacado una de las criaturas.- Le hice un careto de burla en plan broma y reí luego.
Me paré cerca de Paul mirando a Akio, así que él siguió con su cháchara.
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Lo primero que tenéis que saber es que, como ya habéis visto, vuestra nueva arma será también vuestro transporte. Mirad bien.Lanzó su Llave Espada al aire, un breve destello la iluminó por un momento y se convirtió en el Glider en el que yo me había subido antes.
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Vuestro turno.Primero probó Paul, él siempre decidido a todo.
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A ver…- Repitió lo mismo que había hecho Akio y allí tenía su... ¿Glider? Era más bien una moto roja que encajaba muy bien con su perfil para mi gusto. Y soltó un simple:
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Mola.- Mi perspectiva de Paul variaba por segundos, pero ahora mismo su actitud me parecía atractiva. La motocicleta, el chico, la situación. Pero que más da, era mi momento.
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¿Así que la mía también se convertirá en un cacharro volador de estos? - Dije inocente, así que lo probé.
Invoqué mi Llave Espada una vez más y la lancé al aire. Como la de Akio, de un destello se transformó. Pero en algo totalmente diferente, algo impresionante.
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¡Wow!- Dije, alargando la "o" sorprendida. El Glider que había aparecido de mi llave era un tipo de motocicleta enorme, De unos colores relucientes y preciosos. El mango y la parte delantera de la motocicleta parecía una mujer y el asiento y la parte de atrás otro. Era tan alucinante y maravilloso que era difícil de describir. Había que verlo para describirlo.
Sí, Ediolon Shiva :3
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Si no lo veo no me lo creo... - Lo dije en voz baja, como pensando en alto, mi expresión de tristeza había cambiado de golpe, era la chica más feliz del mundo, bien, del universo. Fui corriendo a tocarla y acariciarla, sonriendo sin parar, adorando mi nuevo vehículo.