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El maestro Akio le enseño su espada, casi pensó incluso que estaba fardando de su "macabra" espada, pero sus palabras no parecían ir con ninguna mala intención -Pues... lo que sentía era intriga y emoción, pero ni siquiera me di cuenta de que la había invocado- Comentaba Hiro sin darse cuenta otra vez de que había invocado su llave espada sin darse cuenta. Ante esto, sus ojos, abiertos como platos, pudieron ver que en sus manos tenia su "Llave espada" una igual que los demás, algo que a Hiro no le gustaba demasiado pero debía conformarse.
-Otra vez ¿Seguro que mi llave espada no es "especial"?- Decidió olvidar esa absurda pregunta y hacer lo que le había pedido Akio. Una vez terminaron con los ejercicios, Akio, algo decepcionado, o eso parecía, formulo una pregunta a los aprendices.
—Parece que ninguno os habéis parado a pensar en la razón de este entrenamiento, ¿eh? —comentó—. Aparte de, por supuesto, mostrarme vuestras dotes artísticas. Podemos hacerlo ahora, si queréis. Bien, decidme. ¿Creéis que se me ha ido la pinza y que os he mandado el primer ejercicio que se me ha ocurrido, o que quizá hay algún motivo por el que me he molestado en daros clase?
-No te conozco y tampoco se las verdaderas intenciones que tienes- Comento -Pero ¿Puede ser una manera de conocer nuestros miedos o hacer que nos enfrentemos a ellos?- Afirmo con los brazos cruzados mientras esperaba su respuesta.