[Trama] Un paso atrás

[Soul Artist]

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Trama de Sombra, Saxor y Gray.

Los entrenamientos para los jóvenes aprendices que apenas habían llegado a Tierra de Partida eran realmente básicos y aburridos. Había pasado algo más de una semana desde la llegada de Ragun a aquel mundo, y cada día le parecía idéntico al anterior, aprendiendo lecciones muy básicas de combate y centrándose sobre todo lecturas para aprender los fundamentos básicos de los Caballeros, aparte de conocimientos acerca de los mundos. El último libro que su maestro Kazuki le había mandado era el mismo que había enviado leer a su compañero aprendiz, un alienígena azulado; Los Mundos Oscuros, compuesto de catorce capítulos que abarcaban desde los Sincorazón hasta teorías acerca de algo llamado Kingdom Hearts.

Por su parte, el joven Gray todavía no se había terminado de acomodar a aquel extraño lugar para él. La Maestra Rebecca no había sido muy exigente con él, pero no parecía haber hecho muchos amigos por allí. Su naturaleza reservada no le había permitido relacionarse con mucha gente; y definitivamente, aquello debía cambiar.

En consecuencia, Saxor, el joven que había visto la destrucción de Vergel Radiante de primera mano, cuando se levantó encontró un sobre bajo la puerta de su habitación. Dentro unas instrucciones claras venían:

"Pequeño:
Hoy te voy a mandar una labor más especial de lo normal. Quiero que busques a otros dos aprendices, con los nombres de Ragun y Gray, y que les convoques para un entrenamiento especial conmigo.
Sé que podrás hacerlo. No olvides desayunar, es la comida más importante del día.
Ronin

La misión estaba mandada.

[Sombra]

Me levanté de la cama temprano y sin demasiado esfuerzo. Estaba acostumbrado a dormir poco tiempo seguido y aquella pequeña manía era de las que no se borraban aunque a decir verdad resultaba bastante útil. Quité las sábanas y abrí la ventana para ventilar la habitación. Los primeros rayos del sol que asomaban entre las montañas cercanas a la academia me cegaron al instante.

A pesar de llevar una semana y media entera en Tierra de Partida todavía no me había acostumbrado a aquel astro que emitía tal cantidad de luz.

Como siempre hacía nada más levantarme invoqué mi Llave Espada para comprobar las grietas que cada día eran más y mayores. Por desgracia nunca había tenido ocasión para preguntarle a Kazuki sobre el tema. Tras ojearla y ver que efectivamente las grietas eran cada vez más grandes hice que esta desapareciera en medio de un destello de luz.

Antes de vestirme, me pasé una refrescante ducha para sentirme más a gusto y despejado. Me puse mi ropa habitual de colores oscuros y finalmente me coloqué la capa de viajero que había llevado siempre conmigo durante mi estancia en Mundo Inexistente y que podía usarse como si de una bufanda se tratase. Estaba bastante estropeada, pero aquello me daba igual ya que consideraba que me daba buena suerte.

Sin pensarlo puesto a que era algo que siempre hacía, me cubrí la cara con la capa y me senté en una silla que estaba situada frente a un escritorio y cogí el último libro que Kazuki había mandado leerme cuyo nombre era los Mundos Oscuros, un grueso libro que a lo largo de catorce extensos capítulos explicaba todo lo referente a los diferentes mundos existentes, los sincorazón y en definitiva todo tenía que ver de una manera u otra con el llamado Kingdom Hearts, el lugar donde todos los corazones se reunían.

Había numerosas explicaciones y teorías recopiladas en aquel grueso libro que resultaba más y más interesante a medida que lo iba leyendo, sin embargo no estaba de acuerdo en algunas cosas. El equilibrio de la luz y la oscuridad consistía en el predominio de la luz, en mi opinión sería mejor que ambos estuviesen en completa igualdad.

Nosotros, los portadores nos encargabamos al parecer de mantener aquel delicado equilibrio destruyendo los sincorazón que acechaban a cualquier ser con un corazón en su interior.

[Gray]

El tiempo que había pasado por aquellos lares había sido cuanto menos, poco. Hacía ya cuatro días que el joven Gray había llegado a esas extrañas tierras llevado por la maestra Rebecca, desde entonces no había conocido a nadie que recordara y lo único que había podido hacer era practicar con su llave espada y disfrutar del buen tiempo.

Se había instalado en una pequeña habitación que contenía lo justo y necesario, y aquella mañana precisamente, había salido a caminar. Llevaba entre sus manos un libro que había podido conseguir, era uno de esos objetos que se había llegado consigo y que por suerte no había olvidado, no era el mismo caso que su espada corta, la cual se había quedado en aquel tejado cogiendo polvo, y no parecía que nadie fuera a recoger algo como eso del suelo.

Caminaba mientras tenía aquel libro abierto con una de sus manos, la derecha para ser exactos. Mientras que la izquierda pasaba páginas de vez en cuando. Iba perdido en sus pensamientos mientras se centraba en la trama del libro, no era nada especialmente bueno, pero le ayudaba para conseguir librarse de la monotonía que pesaba sobre sus hombros, ya que hacía ya varios días que no veía a Rebecca, su maestra.

Caminando caminando se encontró con que había llegado a las puertas del castillo, dejando frente a si todos los jardines que formaban aquel lugar. Sin mas dilación abrió los brazos hacia los lados y con un gran resoplido hizo que saliera su tensión, dejándolo totalmente tranquilo. Miró a los lados mientras intentaba buscar si había alguien en los alrededores, después de pensarlo un par de veces decidió colocarse en una de las escaleras frente a la puerta, para leer lo que le quedaba de libro, que no era ni mucho, ni poco.

[Saxor]

Me desperté algo temprano, pero eso era normal, pues tenía por costumbre levantarme a las ocho de la mañana. Después de ducharme y vestirme, me puse a leer otro capítulo de "Los Mundos Oscuros". Este capítulo trataba de las personas que habían sucumbido a la oscuridad. Ponía que las personas oscuras tenían unos característicos ojos amarillos, que eran señal de que habían sucumbido a la oscuridad, o tenían un alto riesgo de lo mismo. También ponía que el pelo podía cambiar, aunque era poco común. Los colores más característicos de esta rareza eran el azul marino casi negro y el color plateado. Eso me asustó, pues tenía las características marcadas.

Unas horas más tarde me di cuenta de la nota en el suelo. Que decía lo siguiente:

Pequeño:
Hoy te voy a mandar una labor más especial de lo normal. Quiero que busques a otros dos aprendices, con los nombres de Ragun y Gray, y que les convoques para un entrenamiento especial conmigo.
Sé que podrás hacerlo. No olvides desayunar, es la comida más importante del día.
Ronin

La nota no decía donde iba a ser el entrenamiento, pero ya lo pensaría más tarde. Primero me dirigí a por Ragun, que ya lo conocía de antemano. Estuve buscando su habitación entre las demás. De camino me fijé en que una era la de un tal Gray, que era otro de los que buscaba. Llamé a la puerta varias veces, pero no contestó nadie. Seguí buscando la habitación de Ragun. Cuando la encontré, llamé a la puerta y dije:

-Ragun, ¿estás ahí? Me han mandado llamarte para un entrenamiento especial con mi maestro.

Después de decir lo anterior me puse a pensar dónde podría estar el maestro Ronin. Lo único que ponía en la carta, además de llamar a los otros dos, era que desayunara. Pensé que Ronin estaría en el comedor.

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PD: ¿Cómo va a ser el sistema de turnos para redactar?

[Soul Artist]

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El sistema de turnos podéis hacerlo como queráis. Sea como sea, yo no intervendré hasta que estéis los tres reunidos y encontréis a Ronin, o si encontráis a Ronin también antes. Tenéis una pista de su localización en el post inicial, no diré más.

[Gray]

La lectura fue suficientemente rápida y bien, como para terminarla en diez minutos. Tras terminar con el libro cerró el mismo y lo cogió con su mano derecha, mientras se levantaba de uno de los escalones de las escaleras frente a la entrada. Volvió la vista atrás para observar la luz del sol alta y clara. Resplandecía en el cielo mientras golpeaba en su rostro directamente, era temprano todavía, pero era su costumbre. En aquel momento un ruido ascendió de sus tripas, era su estómago, pidiendo comida.

Tenía muchas cosas en las que pensar, pero que el comer ocupara parte de su mente era cuanto menos algo molesto. Desde que había llegado casi no había visto a su maestra Rebecca, pero sabía que debía volverse mas fuerte, además de que en algún momento tendría algún entrenamiento con ella, aunque no sabía cuando ocurriría tal hecho. Se preguntó si su hermano pasó por ese entrenamiento, si siquiera era un portador de la llave espada, muchas dudas para tan pocas respuestas.

— Supongo que iré a desayunar algo.— Su estómago rugió de nuevo complacido, compartiendo la opinión de Gray, que sin mas se dio la vuelta y caminó para dirigirse hacia el comedor.

Volvía recorriendo algunos pasillos que se la hacían ya cada vez mas conocidos, seguramente mediante pase el tiempo sabría moverse por allí con los ojos cerrados, pero no era el caso. Recordaba que el comedor no se encontraba muy lejos de la zona de las habitaciones, con lo cual prácticamente pasó por los mismos pasillos que al salir de su cuarto, solo que giró hacia un lado en uno de ellos, encontrándose de frente con el comedor del castillo.

Un buen olor comenzó a pasearse por sus fosas nasales, haciendo que su estómago volviera a rugir en consecuencia. Parecía que ese día tenía bastante hambre, no era muy normal aquello pero por lo menos ese día comería bien, no como los otros. Tras dudas un momento, avanzó por el resto del pasillo, y mientras seguía oliendo aquel maravilloso olor, entró a la sala, dispuesto a desayunar y a encontrarse con lo que hiciera falta.

[Soul Artist]

Pero al abrir la puerta del comedor se lo encontró ligeramente distinto En vez de estar colocadas las habituales cuatro gigantescas mesas en fila, que normalmente rebosaban a comida a más no poder, estaban siendo recolocadas por unos moguris trabajadores; al fondo había un hombre observándoles, de pie, que dirigió una mirada al chico nada más entrar. Llevaba un parche rojo, por lo que supuso que era tuerto, y un traje japonés que parecía ser un kimono; el hombre le sonrió ligeramente, pero no se acercó a él ni le dirigió la palabra.

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Uno de los moguris, sin embargo, se impresionó nada más verle. Fue volando hasta él, agitando su alegre pompón, y se plantó en su cara.

—Lo siento, kupó, pero el comedor ya ha cerrado —le explicó la rosada criatura—. Ayer dimos un aviso general de que el horario del desayuno se adelantaría una hora. Tendrás que ir a buscar comida a otro sitio, kupó.

El moguri cerró la puerta en las narices del muchacho, el cual se quedó impresionado. No había recibido ninguna advertencia sobre la hora del desayuno.

[Sombra]

Mientras leía alguien llamó a la puerta. Me pregunté quien sería por lo que me fui acercando a la puerta cuando escuché una voz que reconocí.

—Ragun ¿Estás ahí? Me han mandado llamarte para un entrenamiento especial con mi maestro—Dijo la voz de Saxor, el muchacho que me había mostrado un poco los alrededores de la academia durante mi primer día y con el que me llevaba bastante bien.

—Voy—Contesté en voz alta asegurandome de que me escuchara. Volví un momento al escritorio y dejé el marcapáginas en la hoja que tenía a medio leer del interesante libro. No entendí por que motivo un maestro que no era el mío querría entrenarme ¿Quizás era por aquella habilidad mágica que estaba desarrollando? ¿Por su Llave Espada que se caía a cachos literalmente? No lo sabía, pero supuse que pronto mis preguntas serían resueltas.

Abrí la puerta encontrandome con un Saxor que estaba esperando por mí pacientemente.

—Te sigo—Le dije obviando que él sabía donde estaba aquel maestro que nos había citado.

[Saxor]

Unos segundos después de que llamara a la puerta, Ragun salió al pasillo.

—Te sigo— Fue lo único que dijo Ragun tras salir de su habitación. Me preguntaba cómo, siendo mi maestro, iba a hacer un entrenamiento especial a dos personas a las que, una de ellas ni siquiera conocía. El comedor se situaba al fondo del pasillo de las habitaciones. Así que me dirigí al comedor, que era donde suponía que estaría el maestro Ragun. Además, tenía hambre. Mientras me dirigía al comedor pregunté a Ragun:

-Por casualidad, ¿no conocerás a un tal Gray?- Le pregunté, pues si sabía quien era, tal vez me podía decir si lo había visto.

Poco antes de llegar al comedor vi a un chico parado en frente del comedor.

[Sombra]

—Por casualidad, ¿no conocerás a un tal Gray?—Preguntó de pronto mi compañero mientras caminabamos en silencio mientras nos dirigíamos hacia el comedor para tomarnos el desayuno. Aunque no se notara tenía bastante hambre.

—No—Negué casi al instante.

El pasillo de las habitaciones era largo y había varias plantas con decenas de ellas. Todas ellas tenían plaquitas con el nombre del alumno al que pertenecía la habitación. Estaba bastante bien que las habitaciones fuesen individuales.

Cerca ya del comedor pude ver un muchacho parado cerca de la puerta cerrada que llevaba al lugar donde nos esperaba un buen desayuno. Se trataba de alguien que me llevaba al menos diez centímetros que no era ni muy gordo ni muy flaco estando equilibrado. Su pelo que era un poco largo era de un color azulado decolorado llegando a ser casi más grisaceo, color a juego con sus ojos del mismo color que su cabello. En su espalda llevaba una funda con una espada dentro.

Me pregunté si aquel joven sería un portador ya que, si la Llave Espada era el arma más poderosa del universo no tendría sentido utilizar otra que no fuera esa. Algo en mi cabeza me dijo que aquel chaval de pelo gris podría ser aquel tal Gray, al menos el nombre le pegaba bastante bien.

—¿Eres Gray?—Pregunté mirando al muchacho sin ninguna clase de emoción en mi rostro.

[Gray]

No podía haber empezado aquel día de peor manera. Después de haber andado desde las puertas hasta el comedor, le habían cerrado la puerta en las narices. Un maldito moguri que le había dicho que habían dado el día anterior un aviso ¡¿Qué aviso?! No le habían dicho absolutamente nada sobre que la hora del desayuno se fue a adelantar aquel día, no le gustaba nada que encima de que se encontraba allí le cerraran la puerta en las narices sin decir nada. Tenía que comprobar que lo que le había dicho aquel moguri era cierto, y la mejor forma era preguntarle a otros aprendices. Aquel maestro que se encontraba en el lugar tampoco había dicho nada al respecto, se había quedado en el fondo de la sala y había sonreído justo antes de que le cerraran la puerta. ¿De qué iba? Justo cuando iba a iniciar su búsqueda desesperada por un aprendiz, se encontraba a su lado dos de ellos. Dos pájaros de un tiro. Podría socializar un poco y a la vez preguntar sobre lo dicho por el moguri.

— Si.— Fue toda la contestación que dio, aunque estaba gravemente extrañado de que alguien preguntara directamente por él ¿Es que alguien le conocía?— ¿Me conoces quizás? Es raro que anden buscándome cuando hace poco que he llegado a este lugar.— Dijo preguntando también, esperando por una contestación por parte del chico que había preguntado por él.— Por cierto ¿Sabéis algo de un aviso que se dio ayer sobre el desayuno? Es que el moguri que me ha cerrado la puerta en las narices me ha dicho eso, pero a mi no me han avisado de nada.— Preguntó.¿Es que acaso lo iban a dejar de lado incluso allí? Esperaba que hubiera alguna explicación razonable para ello.

[Sombra]

Aquel muchacho, al que había llamado Gray de casualidad pareció aceptar que aquel era su nombre. Había pocas posibilidades de que hubiese acertado, sin embargo aquel nombre le quedaba bastante bien.

— ¿Me conoces quizás? Es raro que anden buscándome cuando hace poco que he llegado a este lugar—Preguntó tras confirmar que aquel era su nombre.

—No te conozco, es la primera vez que te veo—Expliqué con sinceridad.—Aunque si que te necesita él para algo—Señalé a Saxor.

—Por cierto ¿Sabéis algo de un aviso que se dio ayer sobre el desayuno? Es que el moguri que me ha cerrado la puerta en las narices me ha dicho eso, pero a mi no me han avisado de nada—Expuso con cierto enfado.

—No estoy seguro, aunque es posible que tenga que ver con el entrenamiento especial—Comenté, deduciendo que si era cierto lo que él decía era muy probable que el comedor fuera el lugar donde entrenaríamos y por ello se había adelantado la hora del desayuno.

Observé la puerta que estaba cerrada cerca del lugar en el que nos encontrabamos. Si todo lo que pensaba era cierto no sería raro que el maestro ya estuviese dentro.

Ignorando a los otros dos me acerqué a la puerta en silencio y peté con fuerza para asegurarme que se me oyera alto y claro.

[Soul Artist]

La gran puerta del comedor volvió a abrirse por parte del mismo moguri que había atendido a Gray momentos antes. Parecía algo molesto por el hecho de que alguien hubiese llamado a la puerta, como si estuviese metido en algo demasiado importante como para ser molestado.

—No seas pesado, kupó, si te digo que no hay desayuno es que...

La pequeña criatura voladora calló al ver la cara de Ragun. Comprobó que eran tres chicos los que había, uno de ellos Gray, y se quedó un ligero tiempo mirándolos uno a uno. Entonces se giró hacia el hombre del kimono, el cual aparentemente había estado charlando con otro moguri distinto a los demás.

—Maestro Ronin, ¿son estos los aprendices que esperabas, kupó?

El Maestro sonrió y extendió los brazos hacia los jóvenes, alegre de verles allí. A su lado estaba el otro moguri, que se distinguía de los demás por una nariz mucho más pequeña, un pompón amarillo, alas más grandes y un pelaje blanco del que el resto carecían; además, no estaba tan delgado. Todo lo contrario, se podría decir que estaba incluso algo regordete. Y por último, cabía destacar el detalle de que iba a pie, no como sus compañeros, los cuales volaban con sus alitas pequeñas.

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—Sí, son ellos, Moglin. ¡Chicos, qué sorpresa! —dijo Ronin en alto, de manera que pudiesen oírle desde fuera del comedor—. La verdad, esperaba que tardaseis mucho más en adivinar mi localización, pero sois unos culos inquietos y me habéis descubierto enseguida. Si me dais un par de minutos con Mog y su pequeño ejército de moguris, podremos empezar. Mientras, ¿podéis esperar fuera? Gracias.

El llamado Moglin volvió a cerrar la puerta de golpe y de forma maleducada, como si no quisiera que entraran hasta que todo estuviera listo. No habían podido ver mucho del comedor, que si hacían los cálculos, con el moguri extraño eran un total de once de aquellas criaturas. Desconocían que hubiese tantas en Tierra de Partida, aunque alguna vez les hubiese parecido ver alguno de ellos.

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Requisitos para entrar al comedor: cinco posts más, uno por cada personaje al menos. Aprovechad para relacionaros.

[Sombra]

La puerta se abrió dejando ver a un moguri que estaba muy molesto.

—No seas pesado, kupó, si te digo que no hay desayuno es que...—La criatura dejó de hablar de pronto al ver mi cara que como de costumbre no mostraba ninguna clase de enfado, molestia o miedo.—Maestro Ronin, ¿son estos los aprendices que esperabas, kupó?—Preguntó el pequeño ser girándose hacia un hombre que llevaba un parche en su ojo y un kimono de color rojo.

—Sí, son ellos, Moglin. ¡Chicos, qué sorpresa! —Exclamó el maestro al que le habían llamado Ronin, parecía realmente sorprendido por nuestra aparición ¿Es que no nos había llamado él mismo?—. La verdad, esperaba que tardaseis mucho más en adivinar mi localización, pero sois unos culos inquietos y me habéis descubierto enseguida—Expresó con sinceridad ¿Nos quería probar para ver cuánto tardabamos en encontrarle? Quizás era parte del entrenamiento.—Si me dais un par de minutos con Mog y su pequeño ejército de moguris, podremos empezar. Mientras, ¿podéis esperar fuera? Gracias—Pidió sin dejarnos si quiera preguntarle nada.

Al instante el moguri que nos había abierto la puerta volvió a cerrarla de malas maneras dejandonos fuera esperando.

Volví a junto los otros dos, que estaban mudos como piedras ante lo rápido que había sido todo aquello, parecía que todo aquello nos había cogido a los tres por sorpresa.

—Hay que esperar—Repetí mientras suspiraba. Me rugían las tripas ¿Hoy no desayunariamos? ¿Era parte del entrenamiento especial que no desayunaramos?

[Saxor]

—No— Es lo que me dijo como respuesta a mi pregunta. Si no encontraba a ese chico, me caería una gorda. El chico que había enfrente de la puerta podría ser él, aunque si Ragun no sabía que tenía entrenamiento especial, tampoco lo sabría Gray. Iba a preguntarle que si era él o si le conocía, cuando Ragun me quitó las palabras de la boca:

—¿Eres Gray?

— Sí.─ Dijo el chico que resultó ser Gray con cara extrañada.─ ¿Me conoces quizás? Es raro que anden buscándome cuando hace poco que he llegado a este lugar.─ Dijo esperando una respuesta por parte de Ragun.

─ No te conozco, es la primera vez que te veo. Aunque si que te necesita él para algo. ─ Dijo Ragun señalándome.

─ Mi maestro me manda para llevarte a un entrenamiento especial con él. ─ Dije para explicarle por qué le necesitaba.

─ Por cierto ¿Sabéis algo de un aviso que se dio ayer sobre el desayuno? Es que el moguri que me ha cerrado la puerta en las narices me ha dicho eso, pero a mi no me han avisado de nada.

─ No estoy seguro, aunque es posible que tenga que ver con el entrenamiento especial─ Fue lo que dijo Ragun, que parecía haber supuesto bien.

─ A mí tampoco me dijeron nada, aunque si dijeron eso sería cierto.─ Contesté yo.

Ragun se acercó a la puerta del comedor y tocó para que le abrieran. La puerta se abrió y había un moguri que se le veía algo molesto.

─ No seas pesado, kupó, si te digo que no hay desayuno es que... ─ El enfadado moguri se cortó al verme a mí y a Gray detrás de él. Se giró y se acercó a mi maestro, que se encontraba dentro del comedor. ─ Maestro Ronin, ¿son estos los aprendices que esperabas, kupó?

─ Sí, son ellos, Moglin. ¡Chicos, qué sorpresa! ─ Gritó el Maestro Ronin ─ La verdad, esperaba que tardaseis mucho más en adivinar mi localización, pero sois unos culos inquietos y me habéis descubierto enseguida. Si me dais un par de minutos con Mog y su pequeño ejército de moguris, podremos empezar. Mientras, ¿podéis esperar fuera? Gracias.

El moguri, que parecía llamarse Moglin nos cerró la puerta en las narices. Parecía que nos íbamos a quedar sin desayunar a propósito, y que había sido muy rápido al encontrar a los dos y el lugar del entrenamiento.

─ Hay que esperar ─ Dijo Ragun mientras suspiraba.

─ Parece ser que sí. ─ Dije para darle la razón a Ragun. ─ En fin, mientras esperamos, ¿de qué mundo vienes, Gray? ¿Y cómo es? ─ Pregunté a Gray. Seguía queriendo saber cómo eran todos los mundos.