[Trama] Más fácil habría sido si fuera un perro

[Mickael]

Mickael llevaba ya unos cuantos días en aquella lejana tierra. Se había acostumbrado a medir el paso del tiempo en función del intercambio entre el Sol y la Luna en el firmamento. Aunque era la primera vez que los veía in situ, no era complicado comprender un mecanismo que Merlín ya le había comentado en su momento.

Durante todo ese tiempo, se había dedicado a entrenar con la maestra Nanashi; para la joven rata ahora aquella seria y respetable figura era el Merlín de aquel mundo, por lo que procuraba no separarse de ella cuando se movía por allí. Grande fue su sorpresa cuando se encontró con aquel pequeño ser que ya había visto en libros y que según su antiguo maestro habitaba en importante número en Ciudad del Paso, y le comunicó que tendría un entrenamiento conjunto con otro maestro.

Aunque si bien era cierto que se había acostumbrado demasiado a Nanashi, al igual que en su momento tuvo que cambiar a Merlín a su pesar, no le molestaba en gran medida tener otro referente, suponía que allí las cosas eran así, y lo importante era que estuviera lo mejor preparado posible.

Quizás le preocupaba más el hecho de que fuera conjunto: Mickael ya había podido echar pequeños vistazos al entorno y observar las distintas criaturas que allí se habían reunido para aprender el arte del manejo de la Llave Espada, había infinidad de seres, desde humanos hasta una pequeña criatura azul que no había visto ni en los libros de Merlín, por lo que el ser rechazado por su aspecto no le preocupaba. Más bien a lo que le daba vueltas era al como relacionarse con sus compañeros, puesto que no tenía experiencia alguna: lo más parecido a un amigo que tuviera fueran las ratas de su alcantarilla, y ellas eran mucho más que eso. Tampoco sabía como dirigirse a sus compañeros, se había acostumbrado a tratar a sus maestros respetuosamente, no era algo que le hubiera enseñado Merlín, sino más bien que él había aprendido por su cuenta, entre los cientos de libros que devoraba habitualmente; quizás debiera tratarlas como a las ratas.

Pasase lo que pasase, el joven seguía dándole vueltas a las cosas, tumbado en el suelo -pues no conseguía acostumbrarse a la mullida cama-, mientras el tiempo pasaba y a su puerta no parecía llamar nadie.

[Nell]

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Tenéis un par de posts más cada uno. Mickael, si ves que no vas a hacer nada, avisa a ita y Kairi para que continúen cuando lo crean necesario sin ti. Intervendré cuando lo vea oportuno o pasados esos dos posts de cada uno.

[Kairi]

-Sí, tienes razón...- respondió Kairi. Como Irian decía, el llamar a todas las puertas les consumiría demasiado tiempo y no parecía que tuvieran mucho dada la misión de encontrar a Mordisquitos. Se tomó un minuto para pensar alguna idea de dar con Mickael en poco tiempo. Debería haber alguien que le conociera y supiera cuál era su habitación. Entonces se le ocurrió algo:

-¿Le preguntamos a nuestras Maestras si le conocen? A lo mejor tenemos suerte.- le preguntó a Irian. No sabía muy bien si todos los Maestros de ese mundo conocían a todos los aprendices que entrenaban allí o sólo a los que fueran sus alumnos. De todas formas, no podía quedarse allí parada sabiendo que Mordisquitos podría correr peligro en manos de algún moguri.

[ita]

La propuesta de Kairi era bastante buena, y tenía lógica. Desde luego, alguien debería conocerle. Y más si, tal y como había comentado el Maestro Ronin tenía aspecto ratonil.

- Si supiésemos quien es su maestro, podríamos preguntarle...- murmuró, pero no recordaba que lo hubiese mencionado nadie. Así pues, deberían ir a por un Maestro para poder dar con su otro compañero. Para que, finalmente, pudiesen ir en busca de Mordisquitos.

La situación se volvía cada vez más extraña. Definitivamente, iba a ser un día movido; sólo tenía que pensar en la de cosas que tendrían que buscar...

- Vayamos a preguntarle a algún Maestro, a ver si le conocen. A ver si tenemos un poco de suerte- dijo mientas avanzaba por el pasillo, buscando a alguien que les pudiese ayudar. - Igual los Moguris le conocen, y posiblemente sean más fáciles de localizar que un Maestro, que a estas horas debe de estar entrenando con otros alumnos, ¿no?- sugirió. La verdad es que en aquel lugar había unos cuantos, rosaditos con su peculiar pompón colgando de su cabecita. Con lo llamativos que eran, serían bastante fáciles de localizar. Además, solían pulular por los pasillos del lugar, no como los Maestros, que seguramente estarían entrenando o en alguna misión.

[Kairi]

-Sí, empecemos por los Moguris.- respondió Kairi. No era difícil encontrar a un Moguri por aquel mundo, siempre estaban de aquí para allá haciendo recados y cosas así, y eran bastantes.

Kairi empezó a caminar por los pasillos del castillo, esperando encontrarse con uno pronto para poder encontrar a Mickael y así encontrar a Mordisquitos... Qué lío. Todo este asunto se estaba poniendo cada vez más enrevesado. Si el Maestro Ronin no se hubiera marchado habrían terminado hace mucho rato la misión.

Siguió caminando, mirando por todos los pasillos de ese gran castillo.

[Nell]

Rápidamente, mucho más de lo que creían, encontraron a un moguri que, en el suelo (en vez de flotando como siempre hacían), se toqueteaba el pompón y se revolcaba como si le hiciera cosquillitas. En cuanto vio a las chicas, se enderezó, echó a volar y, ruborizado, escuchó atentamente su pregunta.

—¡Le conozco, kupó! ¡Es el aprendiz rata, kupó! —les dio la dirección de su habitación y, una vez aclarada la duda, se marchó a una esquina a seguir toqueteándose el pompón.

[Mickael]

"¿Se habrán olvidado de mí?". Mickael continuaba tirado sobre el suelo de su confortable habitación de aprendiz mientras nadie parecía reclamarlo. ¿Se habría equivocado el moguri? En ese caso, las cosas funcionaban bastante mal allí.

La impaciencia le estaba atosigando: se había pasado años resguardado en las alcantarillas, esperando paciente el momento de salir al exterior, aunque siempre retardándolo, pero ahora que ya había salido no era cuestión de volverse a encerrar en aquella pequeña estancia.

—Si el maestro no viene a mí, tendré que ir yo al maestro... Supongo —se auto-convenció.

Así pues, se levantó —no sin que le costara abandonar su cómoda posición—, y giro la manilla para darse de bruces con el amplio corredor de las habitaciones.

—Genial. Ahora que lo pienso, no tengo ni idea de quién es el tal Maestro Ronin ni de qué aspecto tienen mis compañeras de entrenamiento. Supongo que lo mejor será no hacer nada —suspiró.

Pero antes de que volviera a la confortabilidad de la estancia, reparo en un pequeño ser que se asomaba por el pasillo, de color blanquecino y preciosos ojos, que tenía cierta similitud con las ratas que dejara atrás y con él mismo por lo tanto. "¿Es posible que aquí haya...?". Pensó, e intentó acercarse al pequeño animal, que se escabuyó nada más verlo.

—¡Espera! —gritó mientras salía tras él.

[Kairi]

-Vaya, ha sido más rápido de lo que creía.- dijo Kairi sorprendida. Después de darle las gracias al moguri, se dirigió a la habitación de su nuevo compañero de entrenamiento.

-¿Cómo crees que será?- le preguntó a Irian. -Bueno, nunca he visto a un humano con rasgos ratoniles, y tengo curiosidad.- A Kairi le encantaban los animales, fueran como fueran. En cambio, no podía soportar los bichos. Le daban repelús.

Kairi estaba llegando a la habitación de Mickael cuando vio a alguien saliendo de allí persiguiendo algo. Supuso que se trataría de él y gritó:

-¡Oye, perdona! ¿Eres Mickael? ¡Somos tus compañeras de entrenamiento, hemos venido a buscarte!

[ita]

Dicho y hecho. Un gracioso moguri, que se estaba toqueteando el pompón (algo que parecía no ser muy correcto, pues estaba intentando hacerlo sin ser visto) les informó de dónde se encontraba la habitación de su compañero. Así pues, se pusieron en marcha, siguiendo las indicaciones que les acababan de facilitar.

Kairi le preguntó sobre el aspecto de su nuevo compañero. Por las señas que les había dado Ronin, el Maestro fugado, era un humanoide con aspecto ratonil; la verdad es que no le decía mucho y no podía imaginárselo, por lo cual tenía mucha curiosidad y ganas de conocerle. Todo lo que se saliese de lo común le interesaba, era demasiado curiosa.

- No lo sé- comentó mientras ambas chicas caminaban, en respuesta a la cuestión que Kairi le había hecho - pero tengo ganas de encontrarle y acabar la "misión".

Pocos minutos después, llegaron al lugar que el moguri les había indicado. Y sí, justo en frente de la puerta había alguien.
Kairi, impaciente, se adelantó, preguntándole si era Mickel. Irian esperaba que así fuese.

[Mickael]

Apenas comenzara la persecución del pequeño roedor cuando se dio de bruces con dos humanas -pudo deducir más tarde que pertenecían a esa raza-, que le cortaron el paso.

-¡Oye, perdona! ¿Eres Mickael? ¡Somos tus compañeras de entrenamiento, hemos venido a buscarte! -se adelantó a preguntarle la más baja de ellas, de pelo largo y rosado.

"Maldita sea", murmullaba a sus adentros al ver como su objetivo se escapaba de su vista, sin prestar la más mínima atención a la chica. Finalmente, al ver que requerían su atención, decidió fijar ésta en ellas. ¿Qué le habían preguntado? Le había parecido entender que querían saber si él era Mickael, ¿serían sus compañeras de entrenamiento?,¿o alguien que le buscaba por otra cosa? Fuese por lo que fuese, el joven pareció despertar de repente y darse cuenta de que estaba tratando con gente distinta a sus "maestros" y las ratas de su añorada cloaca, y no pudo evitar ponerse un poco nervioso, no sabiendo bien que decir.

-¿Mic... Mic-mickael? S-si, lo conozco. Quiero decir... so-soy yo -fue capaz de articular.

[ita]

Y, de nuevo, la suerte parecía estar de su parte, puesto que el joven que se alzaba frente a ellas resultó ser, precisamente, aquel al que andaban buscando.
Un poco incrédula aún, Irian sonrió. El chico parecía bastante nervioso... ¿Sería por estar poco acostumbrado al trato social?
Le observó con curiosidad creciente; realmente su aspecto era muy ratonil. Era completamente diferente al resto de aprendices con los que se había encontrado (a lo sumo, Kairi y Gray). Ver a un aprendiz tan distinto a ella le llenaba la cabeza de preguntas; ¿De dónde venía? ¿cuál era su orgien?... y muchas más cosas por el estilo. Pero no era el momento para interrogar; la misión debía ser cumplida. Y aunque la curiosidad era ciertamente su punto débil, la seriedad se impuso.

- Hemos venido a buscarte por orden del Maestro Ronin.- le informó Irian, situándose al lado de Kairi y contemplando, de reojo, los alrededores. No queria mirarle a los ojos directamente, por si le incomodaba. O por si le molestaba o no le gustaba o... No quería tener problemas con su compañero, así que centró su mirada en algún punto del pasillo, hacia el infinito.

Y esperó a que alguno de los dos dijese algo de nuevo.

[Kairi]

Kairi se alivió de haber encontrado a Mickael. Se fijó en su aspecto ratonil. Pensó que en tantos mundos la gente sería muy diversa. Su nuevo compañero parecía nervioso, posiblemente fuera tímido. Rápidamente recordó la misión y se dispuso a explicársela.

-Verás, hoy íbamos a tener los tres un entrenamiento con el Maestro Ronin, pero debido a ciertas circunstancias, se ha tenido que marchar a otro mundo por una misión supersecreta. Pero nos ha dejado otra misión.- Kairi le cedió la foto de Mordisquitos a Mickael. -Tenemos que buscar a su mascota por todo este mundo. ¿A qué es mono?- Puso cara de gatito. -En fin, tenemos que encontrarle antes de que se convierta en el almuerzo de algún Moguri. Sólo sabemos que le encanta el chocolate y los lugares oscuros.- añadió.

-Pues... ¿qué te parece? Ah, me llamo Kairi.- sonrió.

[Nell]

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Podéis seguir vosotros mismos hasta concretar un plan para buscar al ratón. Sólo quiero especificar que, hasta ahora, NO lo habéis visto, aunque eso contradiga algún post, lo siento.

[Mickael]

Mientras las chicas le explicaban todo, Mickael seguía intentando controlar los nervios. Al parecer, efectivamente, eran sus compañeras de entrenamiento, enviadas por el Maestro Ronin para encontrarle y llevar a cabo la nueva "misión": encontrar a la mascota del Maestro, "Mordisquitos". El joven observó la foto mientras la chica de pelo rosado, que se llamaba Kairi, terminaba de explicarle la situación y se presentaba. El chico se quedó sorprendido, ¿no acababa de ver a aquel animalito peludo hace unos segundos?

Apartó con un poco de brusquedad, sin querer, a la muchacha, y salió corriendo. Al doblar la esquina lo encontró.

-¡Lo tengo! -gritó eufórico. Si se trataba de misiones, Mickael daba lo máximo por su parte e intentaba cumplirlas con la mayor eficacia y rapidez posible-. Sabía que este pequeñajo era especial... ¡Oh, no!

Entonces se percató: en el dorso del animal había un pequeño mecanismo para darle cuerda. ¿Cómo no lo viera antes? Supuso que se había emocionado tanto al verlo que no se diera cuenta de que era un mero juguete.

[ita]

Si, ese pequeño era especial; era un juguete. Irian no pudo más que reír, pero sofocó las risas ocultándose tras las manos, que cruzó sobre su boca, ahogando el ruido. Trató tranquilizarse y recordar.

¿Qué había dicho Ronin sobre Mordisquitos? Algo de chocolate... sí. Lo recordaba porque era curioso que un ratón comiese chocolate (y no muriese por ello) y porque aquél dulce le encantaba; una curiosa similitud entre ambos.

- El Maestro Ronin dijo que le gustaba el chocolate- comentó a los otros dos, sus compañeros. Intentó recordar algo más... ¿Qué más les habían dicho sobre el bichito escurridizo que se había escapado? Nada, no recordaba nada más. Seguramente la presencia de Ronin la había impactado suficiente como para que hubiese olvidado muchas cosas, o porque, tras confesarles que el entrenamiento estaba cancelado, se había decepcionado bastante y había dejado de atender.

Se volteó hacia Kairi y, con cara pensativa, le preguntó si ella recordaba algo más sobre Mordisquitos.