por Final Fan » Dom May 20, 2012 3:33 am
Oía cómo Zack intentaba llamar la atención de Filoctetes. Eso significaba que no era sólo a mí a quien le resultaba familiar aquella figura. Pero, si él también la conocía, tenía que ser alguien bastante famoso...
—¿Esperáis una invitación? ¡Vamos!
—¡Que sí, que sí! —respondí un poco ido, mientras Fil nos empujaba al interior del coliseo.
Puede que la impresión me hiciese exagerar un poco, pero por un momento creí que toda Tebas estaba en las gradas de la arena. No sólo el público usual, sino los participantes del torneo que se habían quedado por el camino. Era bastante abrumador... pero no debía dejarme amilanar por aquello. Había decidido que iba a luchar hasta el final para desbaratar cualesquiera que fuesen los planes de Hades, aunque Lyn me... bueno, aunque me matase o algo.
—¡Dos minutos para el combate! —nos avisó el sátiro.
—No podéis ganar —dijo de repente el guerrero de Hades—. Noto el poder de esta armadura. Y no me afectarán con ella tus trampas, niño. ¿Tenéis algo que decir?
—Sí, tengo algo que decir... El que ríe el último ríe mejor —dijo Ragun, seguro de sí mismo.
Por mi parte, tragué saliva y preferí no responder a aquella mole. Me intentaba convencer a mí mismo de que era tan sólo un contrincante más, pero... no era capaz de hacerlo.
—¡Un minuto para el combate!
No sabía si estaba nervioso o no, ya que no era demasiado consciente de mi cuerpo. Sin embargo, algo me hizo poner los sentidos en alerta: algo había comenzado a emanar del cuerpo... no, de la armadura de nuestro adversario. Algo oscuro...
—¿Crees que puedes vencerme? Hades planea algo, de acuerdo. Pero tú me has obligado a esto. ¡Y después! ¡Después...!
—Sí, venga, ahora todo es culpa mía —murmuré, sarcástico.
—¡Finales! —anunció finalmente Fil—. ¡Blue Kid y Scarf Man contra...!
—¡¡... Acabaré con él!!
El aura oscura del hombre de la armadura se había ido intensificando a medida que hablaba. Cuando Fil dio paso al inicio del combate, éste soltó un grito que interrumpió la presentación del hombre cabra. Comenzó a retorcerse, agarrándose la cabeza. Parecía estar sufriendo, y todo apuntaba a que era debido a la energía que salía de aquella armadura. ¿Qué le estaría pasando...?
—¡Ah! —exclamé, al recordar.
Hades había hablado de algo sobre... que la armadura tomaría el control del cuerpo del hombre. ¿Acaso era aquello lo que estaba pasando? Pero entonces... ¿de quién era aquella armadura? ¿Quién lo iba a poseer... y por qué me resultaba tan familiar? Incluso a Zack... alguien conocido en Tebas, que inspirase temor...
... No. ¡No podía ser!
—¿¡Qué me... Pasa!? ¡¡Estos recuerdos no son...!! ¿¡Es...!? ¿¡Soy...!? ¡¡Yo no quería esto!! ¡¡Yo quería ser un héroe!!
—¡Está siendo controlado por la oscuridad!
—¡No! —rebatí—. ¡Está siendo controlado por la armadura! ¡Por la armadura de...!
La energía acumulada en aquel hombre parecía haber alcanzado su tope, y una gran explosión originada por su aura nos había hecho salir disparados hacia los confines del ring de batalla. Ragun se incorporó rápidamente, y para cuando yo me puse también en pie... nuestro adeversario no parecía el mismo. Había hecho aparecer en su diestra un arma pavorosa, un gran espadón de bordes tan afilados que parecían cortar sólo con mirarlos. Parecía estar compuesta por varios fragmentos... ¿qué clase de arma sería?
—Arrodillaos... Ante Gárland.
Mis sospechas se confirmaron. Aquella armadura debía guardar la esencia del caballero caído Gárland, del que Lyn me había hablado en el Museo de los Héroes. Era el temible monstruo que había destruido Tebas años atrás con la ayuda de sus titanes... y parecía querer comenzar de nuevo.
Con un célere vaivén del brazo en el que llevaba su arma, la usó como si de un esperpéntico látigo se tratase y comenzó a segar las vidas del público que tanto se había aglomerado en el Coliseo. Ante nuestros ojos, sí. No pude evitar quedarme paralizado al ver por primera vez cómo alguien perdía la vida delante de mí. Aunque fuesen desconocidos... aquello era una visión horrible. Las caras de sorpresa de los espectadores formaban una grotesca mueca cuando sus cuerpos se inmovilizaban, siendo engullidos por la oscuridad. Varios corazones comenzaron a elevarse hacia el cielo, alejándose de sus dueños legítimos... cuyo lugar era ocupado por oscuros sincorazón.
Todos comenzaron a correr, a gritar, a intentar sobrevivir ante el ataque de aquel terror viviente... y Ragun estaba quieto.
Parecía estar mirando aquello como si fuese un espectáculo. Notaba en él una sensación muy parecida a la que había tenido antes de la segunda ronda, cuando se había interpuesto entre Neso y yo. Sus ojos parecían volverse amarillos a intervalos... ¿le estaría pasando lo que me dijo? ¿Estaba perdiendo el control de su cuerpo?
—¡¡RAGUN, REGRESA!! —exclamé, desesperado— ¡Tenemos que hacer algo!
Hice aparecer mi Llave Espada en la zurda, un tanto inseguro, ya que tendríamos que lidiar con los sincorazón que se estaban generando. Gárland seguía ondeando su arma a su alrededor como si se tratase de un juguete, carcajeándose a cada poco cada vez que le quitaba la vida a un grupo de personas. Pero, por fin, mi compañero reaccionó.
—Impulso Tenebroso.
Un ataque de oscuridad surgió de la mano de Ragun y, acto seguido, comenzó a correr tras ella, ocultándose. Decidí seguirlo justo detrás, murmurando palabras de Ánimo y preparándome para saltar justo después de que Ragun atacase para propinarle un segundo golpe con mis puños, ayudándome del mango de la Llave Espada para que el golpe fuese algo más contundente. Aquel Impulso Tenebroso vendría seguido de dos golpes potenciados por mis habilidades de apoyo... esperaba que Gárland notase el golpe al menos tras aquella armadura y que centrase su atención en nosotros, en vez de en los ciudadanos de Tebas.