[Espacio Profundo] Dead Space

[Soul Artist]

Cuanto más veía a la Gran Consejera, más me recordaba a una versión extraterrestre de Nanashi. Su actitud, su forma de hablar, de dirigirse a nosotros... Quizás fuese algo más amable, pero no quitaba que fuesen idénticas. ¿Igual eran hermanas gemelas, y una era una mutante del espacio exterior? Estaba comenzando a desvariar.

—Bienvenidos a esta humilde nave. O eso me gustaría decir, pero claramente no puedo hacerlo estando bajo este ataque de los sincorazón.

El tono de tristeza en su voz provocó en mí un pinchazo en el corazón. Estaba guardando la compostura, imponiéndose a la situación, pero todo aquello era demasiado grande como para poder hacerlo. No pude evitar desviar la mirada hacia otro lado al escucharla y pensar cómo lo estarían pasando todos allí.

Por lo menos... Esta vez había esperanzas.

—Vuestra misión principal no será limpiar la nave, de eso se encarga el Cuerpo de Defensa, no —nos anunció, sorprendiéndome y dirigiéndole la mirada de nuevo. ¿Es que había algo más importante que asegurarse de que el mundo no caía?—. Vuestra misión será atrapar a una mujer, una prisionera que el Maestro Kazuki capturó y trajo aquí hace algún tiempo.

—Oh... —susurró Fyk, probablemente sorprendido como yo. Me crucé de brazos y dirigí mi mirada hacia Kazuki, silencioso.

—Fyk, creo recordar que tú la habías visto cuando te convertiste en aprendiz —la Gran Consejera se dirigió hacia Fyk mientras mi mente divagaba sobre lo que nos había encomendado—. La reconoceréis fácilmente por ser la única humana de la nave, a parte de vosotros. Es muy peligrosa y causó gran desorden en algún que otro mundo por lo que es de extrema prioridad capturarla. ¿Alguna pregunta?

Preguntas. Preguntas, preguntas, preguntas. Cerré con fuerza mis puños en mis brazos, a la vez que apretaba los dientes. ¿Aquel lugar estaba siendo atacado por los Sincorazón y nos teníamos que preocupar por una prisionera? ¿De verdad era más importante una idiota que la caída de un mundo entero? Su destrucción, la pérdida de miles de vidas, los malos recuerdos...

—Mis padres —la voz del pequeño azulado temblaba, preocupado—. ¿Están Yuleola y Karr H'Gaajk luchando ahí fuera?

Claro que Fyk temblaba. ¿Estaría tan molesto y sorprendido como yo? Siendo él, deberían permitirle proteger aquel lugar, a su familia. Si él no lo hacía, ¿quién lo haría? ¿El "Cuerpo de Seguridad" tan eficiente? Seguro que lo había sido, sí. Los destrozos que habíamos encontrado en la nave seguro que eran de una situación "bajo control", con desgarres en paredes de metal y otros ataques de severos daños.

—T-tengo una pregunta —se lanzó Nadhia— , pero va dirigida al Maestro Kazuki, p-pues él fue quien la atrapó ¿Cómo es ella en combate? ¿Tiene algún arma, usa magia...?

Cerré los ojos. ¿De verdad iban a hacernos aquello? ¿Ir a capturar a alguien, un simple preso...? ¿En vez de proteger la nave?

—Sí, tengo una pregunta, al igual que mis compañeros —abrí los ojos, llenos de rabia, y me dirigí hacia la Gran Consejera—. Con todos los respetos: su Cuerpo de Seguridad no ha sabido controlar bien la situación de los Sincorazón, y ahí fuera se está librando una batalla de proporciones galácticas. Quizá el ataque haya sido frenado en la zona residencial, pero seguramente sea una situación temporal —tomé aire y dirigí una mirada por encima a Fyk, esperando que me perdonase por la gran verdad que estaba a punto de decir:—. Su mundo está cayendo en lo más profundo de la oscuridad. Y pretende que vayamos a por prisioneros.

»¿Sabe usted que una vez haya caído la nave, no hay vuelta atrás?

"No hay vuelta atrás". Acababa de reproducir las palabras de mi padre, punto por punto. Estaba lleno de ira por dentro, furioso con todo lo que estaba pasando. Esperé una respuesta, pero rápidamente la rechacé, colocándome en posición arrogante. Estaba obrando mal, no controlaba mis sentimientos; ¿pero importaba en una situación como aquella?

—¡No merece la pena arriesgarse! ¡Toda Tierra de Partida debería estar aquí, luchando por salvar este lugar! —exigí, observando a Kazuki—. ¿Dónde están los demás Maestros? ¿¡Por qué no han venido!? ¡Bastión Hueco cayó por esto mismo, por no acudir al ataque de los Sincorazón! ¡No es un asunto de un mundo ordinario, maldita sea! ¡Una vez haya caído, no hay vuelta atrás!

Estaba comenzando a sudar. Notaba algo de humedad en mi cara, en mis mejillas. Al llevarme la mano para limpiármelas me di cuenta de que no era sudor precisamente.

—Capturad prisioneros si es lo que vosotros queréis —mi voz estaba ligeramente ahogada, pero intenté imponerme para que no se notara en absoluto—. Pero si este mundo ha de caer, que sea sobre mi cadáver.

Tras decir aquello, invoqué mi Plasma de Abadón y salí corriendo en dirección contraria, hacia el pasillo circular para dirigirme a cualquier zona que hubiese que proteger. Si me encontraba algún obstáculo, lo esquivaría o apartaría de inmediato; no pensaba quedarme allí en esa situación.

[Sombra]

La mujer empezó a contestar las preguntas de todos los aprendices con su voz seria y serena, aunque con un deje de tristeza.

—Mis padres —la voz del pequeño azulado temblaba ligeramente—. ¿Están Yuleola y Karr H'Gaajk luchando ahí fuera?

—Tu padre está en una misión de captura de un criminal en un mundo al que iba a robar objetos de valor llamado Reino Encantado y tu madre luchó en la protección de la Zona Residencial. Sufrió tan solo un par de rasguños, nada grave.

—T-tengo una pregunta —preguntó la joven chica del grupo— , pero va dirigida al Maestro Kazuki, p-pues él fue quien la atrapó ¿Cómo es ella en combate? ¿Tiene algún arma, usa magia...?

—Esa... —miró al Maestro Kazuki, que apartó la vista con algo de molestia—. Es una información que vuestro maestro debería daros, nosotros no tenemos mucha información sobre esa mujer.

—Sí, tengo una pregunta, al igual que mis compañeros. Con todos los respetos: su Cuerpo de Seguridad no ha sabido controlar bien la situación de los Sincorazón, y ahí fuera se está librando una batalla de proporciones galácticas. Quizá el ataque haya sido frenado en la zona residencial, pero seguramente sea una situación temporal. Su mundo está cayendo en lo más profundo de la oscuridad. Y pretende que vayamos a por prisioneros. ¿Sabe usted que una vez haya caído la nave, no hay vuelta atrás?

—Tranquilicese, Señor Kit, todo tiene su expli...

—¡No merece la pena arriesgarse! ¡Toda Tierra de Partida debería estar aquí, luchando por salvar este lugar! —miró al maestro Kazuki enfadado—. ¿Dónde están los demás Maestros? ¿¡Por qué no han venido!? ¡Bastión Hueco cayó por esto mismo, por no acudir al ataque de los Sincorazón! ¡No es un asunto de un mundo ordinario, maldita sea! ¡Una vez haya caído, no hay vuelta atrás! Capturad prisioneros si es lo que vosotros queréis. Pero si este mundo ha de caer, que sea sobre mi cadáver.

El aprendiz se marchó abandonando la sala ante la mirada triste de la Gran Consejera que se llevó la mano a la frente pensativa.

—¡Será maleducado! —estalló Gantu—. Gran Consejera, iré a por ese mequetrefe de inmediato —se adelantó corriendo en su búsqueda.

En cuanto Gantu abandonó la sala la Gran Consejera siguió hablando.

—Los sincorazón no están buscando destruírnos, es por eso que no podemos centrarnos en ellos. Están distrayendo nuestras fuerzas. Creemos que podrían estar siendo controlados por ella, por eso es una prioridad capturarla. Ha logrado sortear toda nuestra seguridad y nuestra vigilancia por lo que nos gustaría pediros vuestra ayuda.

—Errr... —el maestro Kazuki se aproximó a la Gran Consejera, aunque se dirigió a los dos aprendices que quedaban allí—. Ella es poderosa, así que eh... nada más la veais pulsad esto y acudiré lo más rápido que pueda. Es un... Busca, al pulsarlo emite unas... ondas que me dan vuestra posición exacta. Será mejor que... nos pongamos en marcha —el maestro desapareció de la vista de sus aprendices tras darles entrega del pequeño aparatito dejándoles buscar libremente por toda la nave. Tenían que decidir que hacer.

Spoiler: Mostrar

¡Nadhia y Fyk consiguen Busca!

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Ivan kit

El muchacho corrió volviendo al corredor con forma de O en el que había estado anteriormente. El problema era, ¿a dónde debería ir? No conocía la nave lo suficiente como para pasearse por ella de cualquier forma aunque tampoco podía dejar pasar lo que estaba ocurriendo allí.

En cuanto estuviese a punto de llevar al teletransportador Durgon, un grito le alertaría de que le seguían de cerca.

—¡Eh, tú! ¡Ven aquí inmediatamente! ¡La Gran Consejera no ha acabado de hablar!

[EspeYuna]

La Gran Consejera respondió a la pregunta de Fyk con toda la serenidad posible que le quedara en el cuerpo. Pero algo nos perturbó a todos: el comportamiento de Kit.

La mujer intentó explicarle al aprendiz la razón por la que era tan importante atraparla, pero él no hizo el menor caso. Elevó la voz, había perdido los nervios, quizás poniendo más nervioso al pequeño Fyk.

Jamás había visto a Kit comportarse de ese modo. Se le notaba angustiado por aquel mundo, aquel que ni siquiera era su hogar.

─Kit, tranquilo... ─susurré. Entonces me sorprendí cuando una pequeña lágrima cruzó el rostro del orgulloso y arrogante chico. ¿Era el mismo Kit que yo conocía?

─Capturad prisioneros si es lo que vosotros queréis. Pero si este mundo ha de caer, que sea sobre mi cadáver ─y salió corriendo hacia la salida.

─¡Kit, espera! ─grité, alzando mi mano. Pero el joven no me escuchó. Sentí una presión en el pecho, un dolor que rasgaba mi corazón.

Había sido tan desconcertante observar a Kit... "llorando". Tan perdido, tan... humano. ¿Esa era la verdadera cara de Ivan Kit? ¿Un muchacho inseguro, como todos nosotros? ¿Su arrogancia era tan sólo una máscara para ocultar el miedo?

—¡Será maleducado! —estalló el mutante con aspecto de tiburón—. Gran Consejera, iré a por ese mequetrefe de inmediato —desapareció por donde Kit lo había hecho.

Me di la vuelta cuando la Gran Consejera nos explicó el motivo por el cual era tan importante capturar a aquella prisionera.

—Los sincorazón no están buscando destruírnos, es por eso que no podemos centrarnos en ellos. Están distrayendo nuestras fuerzas. Creemos que podrían estar siendo controlados por ella, por eso es una prioridad capturarla. Ha logrado sortear toda nuestra seguridad y nuestra vigilancia por lo que nos gustaría pediros vuestra ayuda.

—E-es decir, si la capturamos, el ataque de los Sincorazón cesará —concluí, interpretando las palabras del alto mando de Espacio Profundo.

—Errr... —el maestro Kazuki se aproximó a la Gran Consejera y se dirigió hacia nosotros, respondiendo a la pregunta que formulé previamente—. Ella es poderosa, así que eh... nada más la veais pulsad esto y acudiré lo más rápido que pueda. Es un... Busca, al pulsarlo emite unas... ondas que me dan vuestra posición exacta. Será mejor que... nos pongamos en marcha —el Maestro también salió de la sala de control, dejándonos a Fyk y a mí decidir nuestro siguiente paso.

No podía evitar pensar en Kit. Me había dado cuenta de cómo era realmente. Bajo aquella máscara de seguridad, logro y valentía se escondía un niño asustado, al menos eso fue lo que pensé al observarle tan nervioso.

Pero debía haber escuchado a la Gran Consejera. Sí... era un niño. Sonreí y bajé un poco la mirada hacia Fyk, que estaría tan desconcertado como yo.

—Fyk, busquemos a esa mujer —dije, decidida e invocando mi Aguacero—. Si damos con ella, el ataque de los Sincorazón cesará, y tu hogar estará a salvo.

Imité el saludo de Fyk hacia la Gran Consejera.

—Sentimos mucho el comportamiento de Ivan Kit. Lo daremos todo para encontrar a esa mujer.

Y tras eso, me agaché para estar a la misma altura que Fyk.

—S-siento decirte que es la primera vez que vengo a Espacio Profundo, por lo que no sé por donde deberíamos empezar a buscar —confesé, con absoluta sinceridad—. ¿A dónde vamos?

Esperé la respuesta del pequeño azulado, y, junto a él, abandoné la sala de control, acompañada y guiada por Fyk.

[Final Fan]

—Tu padre está en una misión de captura de un criminal en un mundo al que iba a robar objetos de valor llamado Reino Encantado ─intenté recordar el nombre de ese mundo─ y tu madre luchó en la protección de la Zona Residencial. Sufrió tan solo un par de rasguños, nada grave.

Asentí y asimilé lo que me había dicho. Entonces mi madrastra estaba allí, en la nave. Tuve que reprimir el deseo de ir a verla sin hacer caso a nada más. Ivan me ayudó a dejar de pensar en ello. Pareció estallar en aquel mismo lugar, diciendo todo lo que pensaba sin ningún reparo. Al principio me enfadé con él... ¿quién se creía que era? ¿Pensaba que la Gran Consejera no estaba haciendo lo mejor por su mundo? ¿Por su hogar? Pero luego vi una lágrima correr por su mejilla... y supe que todo aquello salía de su corazón. Pero... ¿de qué parte de su corazón? ¿Por qué le afectaba tanto aquello?

Apenas pude revisar su expresión antes de que saliese corriendo de allí, ignorando cualquier orden. Gantu salió detrás de él al instante, y la Gran Consejera continuó con sus instrucciones.

—Los sincorazón no están buscando destruírnos, es por eso que no podemos centrarnos en ellos. Están distrayendo nuestras fuerzas. Creemos que podrían estar siendo controlados por ella, por eso es una prioridad capturarla. Ha logrado sortear toda nuestra seguridad y nuestra vigilancia por lo que nos gustaría pediros vuestra ayuda.

—E-es decir, si la capturamos, el ataque de los Sincorazón cesará —resumió Nadhia.

Estaba todavía consternado por la reacción de Ivan y, en vez de poner el puño sobre el pecho y aceptar las órdenes como mandaba el protocolo, me limité a asentir con levedad.

—Errr... —comenzó el Maestro Kazuki—. Ella es poderosa, así que eh... nada más la veais pulsad esto y acudiré lo más rápido que pueda. Es un... Busca, al pulsarlo emite unas... ondas que me dan vuestra posición exacta. Será mejor que... nos pongamos en marcha

El Maestro se fue no sin antes dejarnos a cada uno uno de los artefactos de los que hablaba. Me lo guardé en un bolsillo mientras Nadhia me preguntaba qué debíamos hacer ahora e invocaba su Llave Espada. Decidí imitarla e invocar la mía.

—Fyk, busquemos a esa mujer —dijo, decidida—. Si damos con ella, el ataque de los Sincorazón cesará, y tu hogar estará a salvo.

Asentí de nuevo, pero esta vez con más fuerza. Ella tenía razón. Estábamos cada vez más cerca de salvar Espacio Profundo, aunque no me lo pareciese a simple vista. Saludé al fin a la Gran Consejera a la vez que Nadhia.

—Sentimos mucho el comportamiento de Ivan Kit. Lo daremos todo para encontrar a esa mujer. —anunció ella, antes de irnos.

Quería irme ya. Buscar a aquella fugitiva y acabar con sus planes, pero Nadhia se agachó para decirme algo antes de eso...

—S-siento decirte que es la primera vez que vengo a Espacio Profundo, por lo que no sé por donde deberíamos empezar a buscar ¿A dónde vamos?

Tenía razón. Teníamos que fijarnos un destino antes de ir a ningún sitio. En vez de pensar en nuestras opciones para mis adentros, prefería desarrollar mis ideas en voz alta para pedirle a Nadhia su opinión.

—Creo que nuestra enemiga estará en un lugar en el que pueda observar el exterior, preferiblemente cerca de una salida, para analizar la situación del ataque de los sincorazón y encontrar una vía de escape —empecé—. Además debería estar cerca de algún punto vital de la nave, para intentar causar el mayor daño posible desde dentro en caso de que sus planes saliesen mal.

Cerré los ojos un momento y señalé a la puerta automática circular por la que habíamos entrado al pasillo en donde estaba la sala de control.

—Por ahí está el Teleportador Durgon, que está cerca del fuselaje de la nave y de una salida. Sin embargo, ya hemos pasado por allí y el Maestro Kazuki se hubiese dado cuenta de cualquier actividad sospechosa.

Luego, señalé a la puerta contraria, por la que no habíamos ido.

—Por ahí se llega a la sala de máquinas y luego a la dársena, el lugar de carga y descarga. También conecta con el fuselaje, pero su vista del exterior es muchísimo mejor y, además, en ella está la entrada a los motores de la nave.

Luego miré a Nadhia.

—Creo que nuestra mejor baza ahora mismo es buscar en la dársena —dije, avanzando hacia la puerta que daba a la sala de máquinas y atravesándola en cuanto se hubiese abierto a nuestro paso.

La verdad era que me resultaba más fácil pensar si expresaba mis ideas en alto, aunque me preocupaba un poco que así la gente se pensase que sabía más de lo que sabía en realidad.

[Soul Artist]

Estaba bastante enfadado con la forma de llevar las cosas de la Gran Consejera, más interesada en la captura de presos que en salvar su propio mundo. No creí que lo estuviese haciendo con malas intenciones, pero lo primero era proteger la nave, y más tarde centrarse en la captura de aquellos que hubiesen escapado. ¿Adónde irían si todo aquello era tragado por la oscuridad?

Pero también estaba enfadado con Fyk, Nadhia y Kazuki. Ninguno de los tres me había seguido con el propósito de proteger aquel lugar; estaban más interesados en obedecer las órdenes de la mujer, o al menos Kazuki. El azulado seguramente quisiera venir conmigo, pero era demasiado inocentón e indeciso como para obrar por su cuenta.

Llegué al teleportador e hice memoria de mi última visita allí. Gantu había sido el que lo controlaba, por lo que si me ponía a manejarlo al azar podría llegar a Dios sabía dónde. ¿Y qué haría igualmente? Enfrentarme directamente a los Sincorazón no era, precisamente, un plan brillante; pero a la vez, yo era la única esperanza en ese momento que tenía la nave. La guardia estelar podía destruir los cuerpos de los Sincorazón, pero no liberarlos.

—¡Eh, tú! ¡Ven aquí inmediatamente! ¡La Gran Consejera no ha acabado de hablar!

Me giré para ver al Capitán Gantu dirigiéndose hacia mí, aparentemente molesto por mi marcha. No le culpaba, en absoluto; pero sabía que sin él muy lejos no llegaría. Me crucé de brazos y esperé a que me alcanzara.

—Capitán, sé que quiere que vuelva —señalé al extraterretre, mostrándome siempre respetuoso hacia él—. Y no tengo nada en contra de la Gran Consejera. Solo quiero ayudar, ayudar de verdad. ¿Imagina su hogar destruido, sus compañeros caídos? ¿No le apena esta situación, no quiere cambiar las cosas? Usted, el Capitán del Cuerpo de Seguridad...

Miré directamente a los ojos a Gantu. Lo poco que había podido estar con él no era suficiente para conocerle a fondo, pero estaba seguro de que su corazón se alimentaba de orgullo y egocentrismo. Quizás...

—Y no solo eso, Capitán. Piense en cómo le agradecerán y compensarán por su labor en un momento de crisis como este una vez salve la nave de los más peligrosos Sincorazón. Incluso... Podemos capturar algunos presos de camino —no era mi primordial objetivo y estaba en contra, pero algo debía ceder para intentar convencer a Gantu—. ¿Qué me dice?

[Sombra]

Nadhia y Fyk

En cuanto salieron de la Sala de Control, llegaron a una sala circular de color violeta con varios pisos de altura, sin embargo era algo un poco extraña ya que no se veía ninguna clase de manera para subir de un lado a otro. Abajo, al otro lado de la sala podía verse un ordenador con un gran botón rojo en medio de diversas teclas. Nadhia no podría entender lo que ponía ya que la escritura no era la misma que él usaba por lo que no podría entenderla, sin embargo Fyk conocía aquel idioma por lo que sabría que ponía: "Control de la gravedad de la Sala de Conexión".

Si llegaban a bajar verían que no habría forma de subir de nuevo por el método corriente y lo que era peor. Varios sincorazón acababan de hacer acto de presencia.

Un total de siete Sombras que les rodearon como si hubiesen estado esperando para hacerles una emboscada.

Spoiler: Mostrar

En este combate no me voy a meter de por medio así que podéis controlar a los sincorazón para derrotarles.

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Ivan

Gantu había alcanzado a Ivan justo cuando este había entrado al Teletransportador Durgon. Al principio se mostró bastante borde y mandón, sobre todo cuando escuchara hablar a Ivan al principio.

—¡Vuelve inmediatamente a la Sala de Control! Es una órden del capitán del Cuerpo de Defensa de la Nave Nodriza Durgon —decía. Aunque pronto cambió de opinión dejando hablar interesado al muchacho, incluso podría ver una avariciosa sonrisa en su boca—. Supongo que puedo hacer una excepción contigo —aseguraba completamente engatusado por las palabras del astuto joven.

El alienígena activó el teletransportador para llegar a otra sala igual, a la anterior con una enorme diferencia: Un pasillo color dorado en forma de T. El lado derecho acababa en un gran ventanal desde el que se podía ver una especie de amplia zona que caía en picado. Si miraba bien también vería que un estrecho pasillo atravesaba el dicho vacío hasta una serie de torres que se podría deducir que eran parte de la zona residencial. El como se llegaba a dicha zona desde allí era un misterio. También se veía el espacio exterior en todo su explendor, aunque en esta ocasión no vería las hermosas estrellas si no un montón de naves enfrentándose a la horda de sincorazón que atacaban el blindaje de la nave.

—Este es el teletransportador Turo —informó Gantu un poco impasible ante lo que ocurría fuera—. Al fondo de este lugar se encuentra la prisión. Por ahí rondan varios de esos sincorazón que liberaron a la prisionera. Podrás derrotarlos para evitar cualquier otra fuga y de paso investigar su celda para ver si encuentras algo que sirva como pista.

[EspeYuna]

Guardándome el comunicador que nos había dado el Maestro Kazuki en el bolsillo, escuché detenidamente las palabras de Fyk, las salas que parecían pasar por la cabeza del pequeño fácilmente. Seguramente, si aquello sucediera en Villa Crepúsculo, yo podría definir a la perfección la ciudad.

Y si lo que decía él era cierto, no había duda de que lo mejor sería llegar a la dársena.

—¡Vamos entonces! —dije, siguiendo a Fyk y abandonando la Sala de Control.

Llegamos a una sala extraña. Circular y sin una salida salvo por la que habíamos entrado allí. Miré hacia arriba, percatando algunos pisos. El techo de aquella sala estaba muy alto, ni siquiera era capaz de visualizarlo con claridad. Me di cuenta de que tampoco existían escaleras o "tele-transportadores" para llegar hasta arriba- ¿Entonces, cómo avanzábamos?

Frente a nosotros había una especie de pantalla, como la que activó el gigantesco habitante que nos acompañó hasta la Sala de Control. Estaba encendido, con un gran botón rojo que tentaría a cualquiera a pulsarlo. Sin embargo, el idioma que yacía en la pantalla no era legible para mí. No entendía nada...

—Oye, Fyk. ¿Qué pone aquí? —le pregunté, señalando hacia el ordenador.

De repente, tuve una sensación familiar. Una intuición, muy propia de cualquier aprendiz o maestro. De la nada, aparecieron siete sombras a través del suelo, dispuestas a arrancar nuestros corazones.

—¡Malditos! —grité, enfurecida por ver como aquella horda de Sincorazón estaba destruyendo el hogar de Fyk.

Enseguida invoqué a Aguacero y, suponiendo que debía reservar mis dotes mágicas para la prisionera —o quizás me dejé llevar por el odio—, no me contuve y clavé mi Llave-Espada en uno de ellos, el cual desapareció al instante.

¡Un momento! ¿Era correcto centrarnos en aquellas diminutas sombras?

—F-Fyk —me acerqué al pequeño—. ¿Y si esto no es más que una mera distracción? Si nos ponemos a pelear con los Sincorazón... puede que al final, ella escape.

Observé a mi alrededor.

—Y no hay ningún inocente por aquí. ¿No estaban todos en la zona residencial?

[Final Fan]

Llegamos a la sala de máquinas. La iluminación de aquel lugar resultaba agobiante comparada con la suave luz de la sala de control. Me dirigí a un control situado casi al lado de la puerta de entrada, que debería activar un ascensor que nos llevase hasta arriba del todo, pero al pulsarlo...

—Kei guustaj... —musité, al ver que no funcionaba.

Al darme la vuelta, vi que Nadhia ya había bajado hasta la base del lugar y, tras observar la exagerada altura de la sala, se dedicó a observar con detenimiento el dispositivo de control de la gravedad. Me acerqué a ella, bajando también a su nivel.

—Oye, Fyk. ¿Qué pone aquí? —me preguntó cuando llegué.

Me acerqué para ver a qué se refería y leí la pantalla:

—"Baotri hi'jutra en hi'Garihekaien en", que es... "Control de la gravedad de la Sala de Control". Es un dispositivo que...

Pero no logré explicarle cómo se utilizaba antes de que apareciesen de la nada siete Sombras contadas. No podía ser casualidad que apareciesen allí justo cuando llegamos nosotros.

—¡Malditos! —exclamó Nadhia, tomando la iniciativa y atacando a uno de los sincorazón con furia, haciéndolo desaparecer en el acto —F-Fyk. ¿Y si esto no es más que una mera distracción? Si nos ponemos a pelear con los Sincorazón... puede que al final, ella escape.

Me coloqué en guardia, sin atacar todavía a las Sombras que no parecían demasiado activas. Sopesé la idea de Nadhia y le di la razón.

—Sí, deberíamos centrarnos en buscar a nuestro objetivo. Son nuestras órdenes, al fin y al cabo.

—Y no hay ningún inocente por aquí. ¿No estaban todos en la zona residencial?

Asentí. Aquellos sincorazón no podrían hacer mucho daño confinados allí. Me lancé hacia el control de gravedad y pulsé el botón más grande que tenía.

—¡Demostración práctica, Nadhia! ¡Hacia arriba!

De repente me sentí mucho más ligero y, aprovechándome de mi velocidad, comencé a saltar de piso en piso de la sala hasta llegar arriba del todo, esperando que Nadhia me siguiese. Las Sombras no nos podrían perseguir de aquel modo.

[Soul Artist]

—Supongo que puedo hacer una excepción contigo...

Mi plan pareció surtir efecto: Gantu se había interesado por mi propuesta y cómo le había mostrado el prestigio que podía ganar por salvar su mundo. Era un interesado, sin duda alguna, pero no me terminaba de caer mal. Todo lo contrario: aunque yo fuese menos interesado y más cool, no podía evitar que me recordara ligeramente a mí, por lo que podíamos hacer buenas migas incluso.

El Capitán activó el teletransportador y, nuevamente, cambiamos de sala, aunque apenas se notara la diferencia con respecto a la anterior. Habíamos llegado a un nuevo pasillo, acompañado de un enorme ventanal que me permitía ver una nueva sala, amplia y de mucha altura. Desde allí también podía ver a las naves enfrentándose a los Sincorazón, lo que me hizo tragar saliva. Aquella escena de muerte y explosiones estaba sucediendo delante de las narices de todos... ¿Y la Gran Consejera pretendía ignorarla?

—Este es el teletransportador Turo. Al fondo de este lugar se encuentra la prisión —Gantu hizo referencia hacia el fondo del pasillo, atravesando varias torres—. Por ahí rondan varios de esos sincorazón que liberaron a la prisionera. Podrás derrotarlos para evitar cualquier otra fuga y de paso investigar su celda para ver si encuentras algo que sirva como pista.

Observé de reojo al Capitán. ¿Me acababa de...? Mi objetivo no era la prisionera de marras, y creía haberlo dejado bien claro tras mi pequeña escenita pasional con la Gran Consejera. Pero a Gantu no le había entrado en la cabeza, o más bien, estaría demasiado interesado en que la capturase junto a él y se pudiese llevar así el mérito por el trabajo.

Bufé. ¿Tenía otra opción? Al menos podría hacer frente a los Sincorazón que me encontrase por el camino, frenando el avance de estos por la nave y salvando algunas vidas. Pero estaba claro que no iba a ser suficiente mi sola presencia. Era solo uno, y este era trabajo de, seguramente, los siete Maestros juntos. Quizás Kazuki, tras mis profundas palabras, cambiase de opinión y volviese a Tierra de Partida a por más aprendices, creando un ejército como Dios manda...

—Está bien —afirmé con la cabeza observando a Gantu y dedicándole una ligera sonrisa, lo suficiente para que pareciera que no me había dado cuenta de sus completas intenciones—. Vamos pues.

[Sombra]

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Perdonad que sea tan corto T.T

Nadhia y Fyk

El plan de Fyk salió a la perfección logrando llegar ambos a la parte alta, donde una puerta les llevaría a otra amplia zona conocida como la Dársena. Los dos aprendices estaban sobre un alto a al menos cinco metros de altura del suelo de la amplia estancia, pero viendo que la gravedad del sitio estaba alterada (solo hacía falta mirar las cajas que flotaban por el lugar) podrían saltar sin peligro alguno. Había un ordenador en la pared de la izquierda con el control de diferentes artefactos de la sala: Control de las torretas, compuertas, gravedad... Las cajas flotantes parecían bloquear un camino que Fyk sabría que llevaban a la Sala de Máquinas, pero también había una puerta* más en un balcón a la misma altura a la que estaban ellos.

Deberían escoger que camino tomar.

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*Sobre esa puerta, llevará a una zona custom por lo que en el BBS no existe (Si habéis jugado sabréis que allí había un cofre de Aqua)

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Ivan

La prisión era sorprendente, un largo pasillo rodeado por decenas de celdas que estaban por toda la pared hasta donde podía alcanzar la vista. Dentro de algunas de las celdas había reclusos que miraban con odio al dúo. Entre ellos, uno observaba a Ivan, se trataba de Ogro, que parecía no gustarle mucho ver al muchacho por allí.

—Que raro. Los sincorazón estaban aquí según los sensores de la nave —aseguró Gantu justo antes de que un fuerte ruido fuese escuchado a sus espaldas. Bloqueando perfectamente la puerta había aparecido un enorme sincorazón en cuyos brazos colgaban unas cadenas y que parecía que podría rodar si se le pusiese junto a una cuesta.

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Pero ese no era el verdadero problema. Una sombra habia aparecido, pero no era una de aquellas pequeñas y adorables criaturas, si no una sombra del tamaño de Ivan.

Nada más aparecer se metió en el suelo haciendo que una mancha negra se dirigiese hacia el aprendiz y el capitán del Cuerpo de Defensa.

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Edito para poner la imágen en spoiler.

[Soul Artist]

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Sombra, si no tienes tiempo es mejor que esperes a cuando sí tengas y desarrollar un buen post, que hacer uno malo y sin revisión. Hay faltas que así lo señalan. No te preocupes, los jugadores lo entenderemos e incluso lo preferimos así.

El mensaje es muy inespecífico, así que deduciré dónde ha aparecido el Neosombra, entre otras cosas. Porque imagino que es un Neosombra y no un Gigasombra, ya que no hay descripción.

Por cierto, aunque hago referencia a un evento con Fátima, tal Encuentro todavía no lo hemos publicado, pues lo estamos desarrollando aparte.

—¡Es una trampa!

Coloqué mi Llave Espada en posición ofensiva en cuanto me di cuenta de la situación en la que nos habíamos metido Gantu y yo. Ser observados por cientos de ojos de presos furiosos que seguramente deseaban vernos caer en combate no ayudaba a mantener la calma, pero debía hacerlo. Desde que llegamos aquella situación me parecía extraña: ¿los presos estaban solos, sin nadie que vigilara las celdas? Si la Gran Consejera tenía tantas ganas de capturarlos y devolverlos allí, ¿por qué iba a dejar aquel lugar sin ninguna clase de protección?

Porque los guardias estaban muertos. Convertidos en Sincorazón, claro.

No había visto nunca antes al gordinflón con cadenas en las manos, cuyas ridículas ropas me recordaban a algunos habitantes de Ciudad de Paso. Sin embargo, las cadenas no tenía ni idea de dónde habían salido; ¿un prisionero que era conducido hacia allí cuando se convirtió en uno de ellos y se liberó de sus cadenas? Apunté con mi Llave Espada hacia él y me preparé para invocar un Hielo que esperaba que, si no lo destruía, cuanto menos lo dañara.

Pero dejé de concentrarme en él en cuanto, de debajo del gordinflón, surgió una mancha en el suelo que se aproximó unos metros para salir con un salto. Cancelé mi ataque mágico y una gota de sudor cruzó mi frente, reconociendo de inmediato aquel monstruo. Los había visto durante mi pequeño "incidente" con Fátima Laforet, y si entonces no creía estar preparado para hacer frente a toda una horda de ellos, menos ahora.

El enemigo se metió en el suelo de nuevo y se lanzó contra Gantu y contra mí, preparado para dañarnos. Reconocía aquella estrategia; era la misma que las Sombras normales, aunque nunca antes había visto qué resultado traía que lo hicieran ellos.

—¡No deje que le alcance, Capitán! —advertí a Gantu, preparado para saltar hacia atrás en cuanto la súpersombra estuviese colocada debajo de mí. Sin embargo...

Un plan se me cruzó por la mente. Suelo. Sincorazón. Esas dos palabras conectaron de algún modo mágico por mi mente y me decidí por intentarlo. Me lancé, por sorpresa, unos pasos hacia delante, alejándome de Gantu; y en cuanto estuve a suficiente distancia clave la Llave Espada en el suelo, donde se encontraba la mancha del súpersombra.

Claro que no lo dañé. No era mi plan.

—¡Campo Helado! —grité antes de que siquiera intentara salir de allí, congelando automáticamente el suelo y todo lo que había en él en un radio de tres metros.

[EspeYuna]

Fyk le dio razón a mis suposiciones. Sólo nos quedaba buscar la forma de salir de allí sin tener que combatir a las Sombras que habían aparecido de forma demasiado casual. Una extraña y sospechosa casualidad.

El pequeño se lanzó enseguida hacia el "Control de Gravedad", según él había traducido en la pantalla, y pulsó el gran botón rojo. Por un momento me asusté, puesto que yo desconocía aquel mundo y un botón colorido y gigante era una mezcla de tentación por la curiosidad, y de peligro por no saber qué podría ocurrir. Temí por un momento que Fyk hubiese activado sin querer una auto-destrucción de la nave... definitivamente, había leído demasiados libros de "ciencia-ficción".

—¡Demostración práctica, Nadhia! ¡Hacia arriba! —gritó Fyk, saltando hacia los pisos superiores... ¿¡cómo!? El joven niño azulado ahora alcanzaba sin ningún problema los pisos, como si se tratase de algún Doble Salto más desarrollado... ¿o no?

Yo me empecé a sentir rara, como si mi cuerpo pesase menos. Y era cierto: mis pies se habían despegado unos milímetros del suelo. Sonreí y, antes de que las Sombras se abalanzasen sobre mí, hice caso de la demostración de Fyk, saltando hacia uno de los pisos. El primero me costó, en el segundo me di un buen golpe en la cabeza por calcular mal la distancia, pero una vez le pillé el truco resultó hasta divertido.

Al llegar arriba del todo, atravesamos una puerta que nos condujo a una zona de grandes dimensiones. Nos encontrábamos en un piso alto desde podíamos observar todo lo que acontecía en la sala. ¿Sería aquella la Dársena? La gravedad no había cambiado, pues yo aún me sentía ligera como una pluma. Di un vistazo rápido, no había tiempo que perder. Otro ordenador a la izquierda de la zona, más artefactos que desconocía. Cajas flotantes. Y una salida en otro balcón, a nuestra misma altura.

—¿Seguimos por ahí? No parece haber otra salida, ¿verdad? —le pregunté a Fyk, quien conocía la nave, pues era su hogar.

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EDIT: Para códigos de color

[Final Fan]

Llegamos a la dársena en un abrir y cerrar de ojos. El efecto de la falta de gravedad parecía estar presente también en aquel lugar, ya que las enormes cajas con la carga se encontraban flotando por todo el lugar. La salida al fuselaje parecía estar totalmente despejada, no así la entrada a la sala de máquinas donde se encontraba el motor. Se encontraba oculta tras una carga mal colocada, aunque si la gravedad fuese normal podríamos acceder a ella...

—¿Seguimos por ahí? No parece haber otra salida, ¿verdad? —me dijo Nadhia, señalando a una tercera vía.

A nuestra misma altura se encontraba una puerta más en la que no había reparado hasta aquel momento. No frecuentaba mucho aquella zona, que estaba más reservada a funciones técnicas y de provisión, por lo que aquella entrada casi camuflada con la clara pared de la dársena se me había pasado totalmente por alto en los pocos años que llevaba viviendo en Espacio Profundo.

—Parece que tienes razón —concedí a Nadhia—. Por ahí abajo se llega a los motores, pero la entrada parece estar bloqueada por culpa de la gravedad... y creo que desde dentro no se puede cambiar.

Suspiré y observé las cajas flotantes, anticipando la ruta más segura a utilizar saltando de una a otra. Aprovechando la ligereza de la que nos dotaban aquellas condiciones gravitatorias, salté a la primera que encontré y me quedé sobre ella. Me di la vuelta.

—Tendremos que hacer de acróbatas de nuevo —le dije a Nadhia, con media sonrisa.

Seguí saltando hasta llegar a nuestro destino, esperando siempre en cada caja a que Nadhia llegase a mi lado.

[Sombra]

Ivan

La criatura de forma humanoide trató de salir del suelo bajo el Campo Helado, pero aquello no fue muy buena idea pues sonó un fuerte ruido y una enorme grieta apareció en el lugar del hechizo, como si se hubiese dado un golpe en la cabeza.

El ser humanoide surgió a varios metros del campo helado. Observaba al dúo con odio irracional. Tras unos instantes se lanzó sin más a por Ivan ignorando la existencia de Gantu, como si el reconocer el poder de la llave espada en el joven le atrayese como una luz a una mosca.

Gantu disparó su arma acertando en el brazo derecho de la criatura, que hizo un extraño sonido que podría ser similar a un grito humano bastante distorsionado, aunque aquel disparo no amedrentó al monstruo, que alcanzó a Ivan con una de sus garras rompiendo sus ropas y provocando unos ligeros arañazos que más que doler, escocían. Sin esperar a que el gigante realizase su siguiente movimiento, la criatura se lanzó a por él estrepeando su arma al partirla a la mitad con una facilidad insultante. Tanto que hacía dudar cual era su verdadero poder. Ahora estaba de espaldas a Ivan, cosa que el joven podría usar a su favor.

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Fyk y Nadhia

La caja se movió peligrosamente ante el impulso que Fyk había tomado al caer sobre la caja perdiendo el equilibrio por un momento, aunque logrando recuperarse antes de que cayese al suelo. No había mucho peligro aunque cayese, en realidad. Como mucho recibiría un coscorrón, pero no era nada que pudiese dejarle fuera de combate.

En cuanto ambos pasasen aquel pequeño obstaculo que consistían las cajas flotantes se encontrarían con que al lado de la puerta había un largo pasillo sin nada que llamase especialmente la atención con numerosas puertas a ambos lados. En cada una de ellas había una plaquita mostrando lo que tenían dentro.

Lista de puertas

1.A-Laboratorio
2.A-I+D
3.A-Pruebas -Solo personal autorizado-
4.A-Archivos
5.A-Cerebrum -IA de la nave-
6.A-Base del Cuerpo de Defensa
7.A-Dojo
8.A-Armería
9.A-Huerto/Granja/Piscifactoría
10.A-Acceso al Hangar C-005
11.A-Acceso a Zona Residencial

Tendrían que elegir a donde ir ahora si de verdad querían buscar a la reclusa. ¿Tal vez estaba donde nadie menos esperaría verla? ¿Junto a todos los civiles? Era una idea un poco descabellada, pero era muy posible. Tal vez lo mejor sería ir allí y ya pasarían por las demás zonas a investigar en caso de que no se encontrase ahí. Quizás Fyk pudiese aprovechar y ver a su hermana... ¿Cómo estaría?

[Final Fan]

—¡Por aquí, Nadhia! —le indiqué a mi compañera.

Las puertas se sucedían a nuestros laterales rápidamente a medida que avanzábamos por el pasillo. Todas me llamaban la atención de algún modo, y en casi todas podría hallarse ocultado nuestro objetivo, pero no pude evitar detenerme en la que llevaba a la Zona Residencial. Nunca había utilizado aquella entrada, pero podría orientarme fácilmente si reconocía el lugar al atravesarla.

—Podría estar en cualquier parte —le dije a Nadhia—. Sé que concluimos que no íbamos a ir a la zona residencial, pero, ahora que lo pienso... quizás nuestra enemiga ha previsto que no iríamos allí y ha actuado en consecuencia.

Intentaba ocultar que otra de las razones imperantes en aquella decisión eran mis ganas de ver a mi familia, o al menos parte de ella. Sonreí a Nadhia y abrí la puerta.

Tras subir unas cuantas escalerillas y cruzar algún que otro abandonado pasillo, salimos en un callejón no demasiado iluminado, y no lograba localizar el lugar en el que estaba. Vi que la pequeña callejuela estaba abierta por un extremo, así que indiqué a mi compañera que me siguiese y, finalmente, salimos de ella. Al hacerlo, me di cuenta de que la puerta que habíamos atravesado se hallaba detrás del Edificio de Protección Civil que se alzaba ahora detrás de nosotros. Nos encontrábamos en la plaza de la Zona Residencial, bastante cerca de mi casa. Me encantaba aquel lugar de la nave, no sólo porque fuese en el que vivía, sino por su techo. Aquella superficie que desde fuera parecía opaca, pero por la cual se podía ver el exterior desde dentro. Las casas, situadas alrededor de la ahora desierta plaza, parecían ser extensiones de las paredes de la nave, construidas con el mismo material que ellas.

—La Gran Consejera nos dijo que mi madre estaría aquí —le dije a Nadhia—. Es una guerrera de reputación en esta nave. Creo que es nuestra mejor baza para conseguir información.

Caminando unos metros llegamos a la entrada de mi casa, que no destacaba entre las demás, casi idénticas. Se encontraba cerca del Edificio de Protección Civil porque mis padres eran unos de los guerreros más bien formados del lugar. Puse mi mano sobre un lector de huellas al lado de la puerta y, tras un sonido de confirmación, la puerta se abrió.

Alguien estaba dentro de pie, esperando. Alguien a quien corrí a abrazar en cuanto vi.

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Yuleola H'Gaajk, mi madrastra, me devolvió el abrazo sin bajar la mirada, mirando a Nadhia.

—¿Eres otra Aprendiza? —preguntó con su estricta voz, observando su Llave Espada— ¿Cuál es la situación en la nave?

Tras la respuesta de Nadhia, me obligué a actuar de manera un poco más formal at miré a los ojos a mi madre y vi que estaba más seria de lo habitual.

—Estamos buscando a una fugitiva, mamá —le expliqué—. Es una humana, y se ha...

—Fykhjaal —me cortó.

—¿Q-qué?

—Tu hermana.

—¿Qué pasa con ella? ¡Ahora tenemos que centrarnos en la prisionera escapada! ¡Podría estar escondiéndose aquí, en la Zona Residen...!

—Kaara no está.

La cara de mi hermana se cruzó un momento por mi cabeza. ¿Que no estaba? ¿Cómo que no estaba?

—A... ¿a qué te refieres? ¿Está en casa de Brakkirt o...?

—Fyk... —me dijo, con tono tranquilizador—. Cuando llegué aquí me informaron de su desaparición. Hace casi un mes que no está aquí. Pensé que querrías saberlo lo antes posible.

"Casi un mes". La expresión de Kaara cambió en mi mente y recordé la mirada que me había dedicado la última vez que la había visto, en mi visita a casa con Saxor. Aquella mirada triste. Me estremecí al pensar que, poco después de esa escena, ella se había marchado del Transporte Penitenciario Durgon.

Abracé con más fuerza a mi madre y me quedé un momento con la mirada perdida, pensando en lo ocurrido.