Mickael, no me llamo Saixion u.u
Como supuse, el agua estaba congelada, y la presión en los oídos se hacía notar. Abrí los ojos para ver lo que había alrededor, sorprendiéndome de no encontrar ningún peligro en el punto de aterrizaje. No habría podido ver bajo el agua si no me hubiera puesto mis gafas protectoras de antemano, pues era una tontería dejarme puestas las otras. Cada vez tenía más frío, y empezaba a necesitar oxígeno. De repente, dejé de sentir contacto con el agua, aunque seguía congelado. Me fijé en que una especie de burbuja nos envolvía a todos. Guilmon intentaba trepar por la burbuja, sin éxito, y resbalando por ella. La maestra, como todos, estaba completamente empapada.
—¡Eso fue hermoso! ¿Jamás habéis intentado ser clavadistas? ¡Podría ser divertido! Aunque también peligroso... ¿sabías que a partir de los 50 m de altura el agua es tan dura como concreto? ¡La física también es mágica! — comentó la Maestra con mucho entusiasmo. Yo no podía estar menos de acuerdo que ella. Me daba escalofríos pensar en intentar ser clavadista, y el dato de la durez del agua respecto a la altura a la que caes no ayudaba en nada. Guilmon, que parecía hacerlo con todas las nuevas personas que conocía, empezó a olisquear a todas las personas de la burbuja, incluso a la Maestra. La Maestra, sin embargo, pareció no darse cuenta.
—
¡Es hora de hacer magia! Quería convertirnos en animales marinos, pero entonces sostener la Llave-Espada sería difícil... ¡Pero bueno, podemos hacerlo a medias! Medusa, pez gato y anguila, ¿verdad?Lo de ser animales marinos no me sorprendió mucho, pero me sorprendí por los animales que había dicho. No conocía casi ninguno, salvo la medusa, que de la que oí hablar a Merlín cuando daba ''clases'' a los niños que le visitaban a su casa cuando se quedaba en Verguel Radiante. Según había oído, las medusas eran animales marinos que picaban a la gente que se bañaba en el mar con sus tentáculos. Una luz empezó a invadirnos a todos.
—
Guilmon se siente raro...— oí decir a Guilmon. ¿En qué se transformaría?
—Solo bromeo... —oí decir a la maestra, mientras reía.
La burbuja desapareció, pero no sentí casi nada el agua que nos rodeaba ahora. La maestra y Kairi habían tomado un aspecto mitad pez mitad humana, y sus cuerpos estaban semi desnudos, salvo por algunas cosas que les cubrían el pecho. Mickael había tomado el aspecto de un hombre-ratón-caballito de mar— aunque esto solo lo supuse, pues no conocía el aspecto de un caballito de mar—, y yo, al parecer, tenía las ocho patas de un calamar, más las dos extra más largas que las demás. Mi cuerpo se había quedado desnudo, salvo por las gafas protectoras, que sin ellas sería miope. Guilmon no pareció cambiar en nada, salvo por unas rallas que le salieron en el cuello, que también parecía tener yo. Intenté respirar, pero mi nariz reaccionó de una forma extraña, pues sentía como una especie de membrana en las fosas nasales, que solo me hacía oler el olor del mar. Sin embargo, sí parecía respirar por el cuello, lo que me alivió mucho.
—
¡Asombroso! —gritó Mickael—.
Esta magia se podría igualar a la de Merlín. Sólo podría ser algo propio de un maestro —Alagó a la maestra, pero me sorprendí más de lo que dijo sobre Merlín. ¿Conocía a Merlín? ¿Merlín estaba vivo? Mis ojos se iluminaron de repente. Si Merlín estaba vivo, a lo mejor había más supervivientes aparte de mí, Merlín y Hikaru... Sin embargo, decidí asegurarme.
—
¿Merlín... está vivo?