[Tierra de Partida] El castillo embrujado

[Nell]

Hana tuvo que frenar su avance ante la intervención de los otros dos muchachos. Intentando calmarse un poco, se giró hacia ellos, para ponerse en situación. Eran cuatro los que se habían levantado aquella noche: ella misma, Edge, la misteriosa joven del “fantasmita” y un chico del que no se había percatado en el instante del rayo.

Además, la mención de su pijama la devolvió a la realidad. Sabía perfectamente que le hacía perder todo el respeto que pudiera labrarse, pero no esperaba encontrarse con nadie más aquella noche. Salvo quien pagase por las consecuencias de despertarla tan tarde, claro.

—¿Bello? ¿¡Bello!? —saltó. En realidad, quería cambiar de tema cuanto antes, así que buscó el modo de desviar la conversación hacia otra parte—. ¿Te parece que es momento de comentar nada sobre lo que llevo puesto, pervertido? —cabe destacar que el conjunto era de manga larga, por lo que tampoco había mucho que mirar.

Después, mentalmente se apuntó cambiar de pijama cuanto antes. Ya fuera quitándoselo a alguien o comprándolo, le daba igual.

Intervino entonces Alec, un muchacho de ¿Ciudad de Halloween?, que parecía bastante puesto en temas de fantasmas. Hana aún no había podido responderle cuando apareció. Uno de verdad. Traslúcido, etéreo, que pasó flotando por el pasillo como quien pasea ricamente por su casa, ignorando a los aprendices. No parecía corpóreo, algo impensable para Hana. Pero, si no lo era, ¿cómo había llamado a sus puertas?

La joven no pudo sino quedarse boquiabierta, hasta sacudir la cabeza y regresar a la normalidad, a base de una bofetada que se dio a sí misma. Mientras tanto, volvieron los pasos, unidos a unos silbidos que no prometían calmar el tétrico ambiente en el que se hallaban. Pero, esta vez, Hana no les dio importancia, porque ya sabía adónde dirigirse y qué hacer.

—Yo soy Hana, y te juro que no conozco de nada a este tipo —se presentó rápidamente, señalando además a Edge. No le gustaba mencionar su procedencia tan a la ligera, así que pretendía que el muchacho lo hiciera por ella.

Acto seguido, sin previo aviso, echó a correr en pos de la masa casi transparente que había pasado hacía escasos segundos. Aún mientras le perseguía, giró la cabeza para gritarles una última cosa:

—¡Si tanto sabes de fantasmas, ayúdame a capturar a ese cabrón!

A pesar de que aquella manta le llevaba un buen trecho, y avanzaba rápido, Hana confiaba en darle alcance para, al menos, probar a hacerle un placaje y derribarla. No se tragaba que fuera un ser de otro mundo de verdad. Ni hablar. Seguía empeñada en la broma del típico graciosillo, con efectos especiales, que intentaba reírse de ella a su costa.

Y, además, en caso de perderlo de vista, sabía perfectamente qué hacer: ir a la sala del trono, de una vez por todas. Llegaría antes que el propietario de los pasos, del silbido y de la manta, y le esperaría para darle la lección que se merecía.

Ni siquiera se dio cuenta que la primera muchacha se había esfumado.

[Demyx]

El comentario sobre el pijama, como era de esperar, no hizo otra cosa que enfurecer a Hana. El chico, con su peculiar forma de hablar, solía hacer observaciones un tanto peculiares en momentos insólitos que a veces podían sacar de quicio a más de uno. A pesar de que no fuera para nada malintencionada.

―Pero bueno, creo que se ha llevado una impresión equivocada ―dijo mientras apaciguaba con las manos.

Justo cuando un chico que decía llamarse Alec se acercaba para presentarse pasó algo inaudito. La cara de Hana, quien se había quedado pasmada, hizo que Edge se diera la vuelta. Y entonces lo vio. Era un ser diáfano, ligero y, aparentemente, incorpóreo. Pasó velozmente por delante de ellos, pero la tenue luz que emitía le permitió verlo perfectamente a pesar de la oscuridad.

Edge siguió con la mirada a aquel extraño sujeto hasta que se alejó por el pasillo y, finalmente, parpadeó. Se oyeron de nuevo unos pasos y unos extraños silbidos que se dirigían a la sala del trono.

―Albricias, ¿qué ha sido eso?

Tras una más que breve presentación Hana echó a correr tras el misterioso y blanquinoso ser, dejando atrás a los dos chicos.

―Discúlpela, es un poco bárbara ―sonrió el chico―. Mi nombre es Edge Lemmons, ambos procedemos de Port Royal. Un placer, señorito Alec.

Sin más dilación y todavía sin entender mucho lo que pasaba ni pensar en fantasmas, el joven aprendiz se dirigió hacia la sala del trono, andando a buen ritmo y, como siempre, con una sonrisa en la cara.

[LightHelco]

Me quedé sin saber si la sepulturera me había reconocido como parte de su mundo, ya que se alejó de nosotros internándose en la oscuridad.

No pasó mucho tiempo cuando un ser blanquecino y translucido pasó por encima de nuestras cabezas. Aquella cosa que intentaba imitar a una luciérnaga estando rodeada de luz, no se parecía en nada a los fantasmas que se veían habitualmente por Ciudad de Halloween, si no que era una especie de sabana fina que flotaba a bastante velocidad y la cual parecía tener ojos y boca, pero su forma era totalmente irregular, sin brazos o una cabeza como la de la mascota del Rey Calabaza, nada, solo era un trozo de tela iluminado que se alejaba de nosotros yendo hacia la sala del trono.

Junto con el fantasma, pude escuchar un silbido y otra vez los pasos que había seguido. Mis dos compañeros se quedaron mirando a al trozo de tela como tontos, a mí también me llamaba la atención ese ser, pero creo que a ellos dos les acababa de pasar factura.

La primera en volver a la normalidad fue la joven que había visto agarrando a su compañero, la cual se dirigió a mí para presentarse:

—Yo soy Hana, y te juro que no conozco de nada a este tipo —fue su rápida presentación en la que señaló a la otra persona que estaba con nosotros.

Sin esperar a nadie, Hana empezó a correr por el pasillo detrás del “fantasma” y pidiéndome que la ayudase en aquella tarea, petición a la que no iba a negarme dada mi curiosidad por descubrir algo más de aquella criatura.

―Discúlpela, es un poco bárbara ―me dijo el chico haciendo que me girase para verle ―. Mi nombre es Edge Lemmons, ambos procedemos de Port Royal. Un placer, señorito Alec.

—Un placer, Edge, pero puedes llamarme simplemente Alec, no es necesario lo de señorito —le respondí con una risilla —. Sobre tu compañera, estoy de acuerdo con lo que es algo bruta, pero tampoco deberíamos dejarla ir sola, así que mejor ir moviéndonos para alcanzarla tanto a ella como a ese trozo de tela flotante.

Dicho, esto, fui andando a un paso acelerado junto a Edge en dirección a la sala del trono, esperaba que al menos Hana se parase un segundo para esperarnos.

[Sombra]

El largo pasillo que habían tomado les llevó finalmente a la puerta que daba directa a la sala del trono. Como los tres buscaban ir hacia aquel lugar se internaron sin problema alguno dentro de la enorme sala, tal vez una de las más amplias zonas del castillo.

La puerta que habían dejado atrás se cerró, mejor dicho, era como si se hubiera bloqueado desde el otro lado ya que pudieron escuchar como si alguien colocase algo al otro lado.

A aquellas horas el castillo estaba desierto. Todo el mundo dormía en sus habitaciones, por lo que no podrían volver a sus respectivas camas a no ser que alguien desbloquease la puerta, pero era imposible desde aquel lado.

Como no, aquella cosa flotante había desaparecido dejándoles solos en medio de la oscuridad. Por suerte, los rayos iluminaban fugazmente la zona dejando ver parcialmente el lugar. Todo estaba en silencio, a excepción de la lluvia y el sonido de los relámpagos.

Y entonces un nuevo rayo atravesó la noche brillando con una fuerza abrumadora. Todo se vio iluminado momentáneamente mostrando una imagen que solo duró unos instantes, pero que quedaría grabada en las retinas de los aprendices.

En el trono central había un cuerpo humano y por el suelo y los alrededores había manchas rojas que formaban grandes charcos de aquella sustancia.

También había rastros de pisadas. Las manchas de las pisadas iban desde la puerta que acababan de atravesar hasta el trono donde estaba aquel cuerpo que no podían reconocer y de ahí bajaban las escaleras hacia la planta baja donde estaban asentadas las diferentes aulas así como el laboratorio, el gimnasio, la biblioteca y el comedor.

Finalmente, había algo más que podría llamar la atención de los jóvenes. En la pared del fondo, sobre los tronos había escrita una frase con el mismo líquido rojo que cubría el suelo. Solo eran dos palabras, pero eran lo suficiente como para amedrentar en aquella situación al más valiente de todos los guerreros.


"ESTOY AQUÍ"

[LightHelco]

Tras una pequeña carrera por los pasillos de las habitaciones, llegamos finalmente a la sala donde se encontraban los tronos, en la cual no parecía escucharse nada, ni a la sepulturera tarareando, ni los silbidos y pasos y tampoco había rastro del “fantasma” brillante de antes.

Estaba todo demasiado tranquilo, pero cuando entramos totalmente en la sala, la puerta de esta se cerró de golpe. Volví sobre mis pasos para asegurarme de que no hubiese sido una corriente de aire la culpable, pero al ver que era imposible abrirla tragué saliva y miré a los otros dos.

—Espero que se os haya ido el sueño, ya que por esta puerta no salimos —les informé con una risilla algo nerviosa —. Aunque si alguno de vosotros tiene uno de esos trastos con números y soniditos, puede levantar de la cama a alguien y pedirle que nos habrá la puer…

Un fuerte rayo silenció mis palabras y que unido a un fogonazo, dejó por un segundo a la vista toda la sala, aunque si hubiese sabido lo que mis ojos verían en aquel momento, habría deseado ser ciego.

Justo en frente nuestro, sobre el trono central, se hallaba sentado el cadáver de un humano, o al menos la sangre que había por alrededor daba a pensar que muy vivo no estaba. Más aun, los charcos que se agrupaban por el suelo de aquel rojo liquido me puso alerta en un abrir y cerrar de ojos. Los fantasmas, las llamadas a las puertas, los silbidos y las notas eran una cosa, pero saber que había un muerto en aquel lugar era otra, quizás no para asustarse, pero era mejor prevenir que curar.

—¿Os parece bien que intente alumbrar un poco manteniendo un hechizo Piro en las manos? —les pregunté a Hana y Edge —. No sé si podre aguantarlo por mucho tiempo, pero hasta que consigamos alguna vela o algo que nos proporcione luz aparte de los rayos, nos vendrá bien para ver más cómodamente la zona…la cual me está empezando a dar bastante repelús —terminé la frase al fijarme, gracias al fuego que estaba acumulando en las manos, en la pared detrás de los tronos, en donde alguien había escrito con la sangre restante la frase “ESTOY AQUÍ”.

Miré hacia las escaleras que llevaban al piso inferior donde estudiábamos y entrenábamos cada día, el camino estaba bastante marcado por pisadas que iban desde la puerta cerrada, hasta la plantaba baja pasando por los tronos. Lo mas probable es que el que había montado todo lo de aquel lugar se encontrase abajo preparando la siguiente broma, así que igual era mejor intentar descentrarnos del cuerpo, el mensaje y todo y seguir las huellas. Pero también cabía la posibilidad de que estas nos condujeran a una trampa.

Sea cual fuese la intención del “fantasma” allí abajo, claro tenía que no iba a pasar mucho tiempo enfrente de un muerto.

—Creo que ya tengo la vela provisional lista, así que si estáis de acuerdo, deberíamos ir a donde llevan las huellas. No sea que cualquier persona entre y piense que somos unos asesinos —comenté intentando concentrarme en no dejar escapar el hechizo, Piro estaba hecho para ser lanzado como proyectil, por lo que suponía que darle un segundo uso iba a requerir mas esfuerzo.

Spoiler: Mostrar

Edit por una cosilla con los colores que me he liado

[Nell]

Hana enseguida de vista a la sábana blanca, pero sin darle importancia, siguió corriendo hasta la sala del trono. Una vez se hubieron internado en ella todos, las puertas se cerraron con un chasquido tras de sí. Al fin, la joven se giró hacia sus compañeros, de nuevo en una oscuridad sólo tintineante por los relámpagos.

Alec intentó forzar la puerta, pero fue imposible. Estaban atrapados. Sin dejarse llevar por ningún tipo de pánico, Hana se cruzó de brazos e hizo memoria. Si mal no recordaba, aquella habitación se caracterizaba por brillantes y luminosas vidrieras. En caso de que necesitasen salir, podían romper una y largarse. Con un poco de suerte, no dejarían rastro y ningún Maestro los obligaría a repararlas a la mañana siguiente.

—No es más que una puerta —comentó, encogiéndose de hombros—. Sean quienes sean —porque, obviamente, ya no se trataba de un solo bromista—, si su intención es dejarnos encerrados, están perdiendo el tiempo. Podemos fabricar nuestra propia salida —terminó, señalando una de las vidrieras situadas a su espalda con el pulgar.

Vio entonces que Alec había enmudecido, incluso antes de que ella empezase a hablar. Presintiendo lo peor, se giró en la dirección hacia la cual el muchacho miraba, y un oportuno relámpago le permitió mirar lo mismo que había dejado pasmado a su compañero.

Un cadáver. Sentado en uno de los tronos, en una situación bastante dramática, se hallaba una figura humana cubierta de rojo carmesí, sangre, lógicamente, dada la situación. A aquella distancia, Hana era incapaz de identificarlo. El último adorno de la escena eran el pintarrajeo de la pared trasera, donde se había escrito “ESTOY AQUÍ”.

Desde luego, aquello no era broma de ningún fantasma. Un asesino andaba suelto y los había guiado hasta el escenario. Alec comentó algo de un hechizo Piro, pero Hana no le prestó atención. ¿Qué tenían ellos que ver con el crimen? ¿Por qué alguien les había mostrado aquello?

Si habían cerrado la puerta tras ellos era porque no querían que avisasen a nadie. ¿Acaso pretendían encerrarlos allí hasta el alba? Sin duda alguna, por la mañana, Ronin o cualquier otro Maestro acudiría a la sala, donde les encontraría, justo en la escena del crimen.

Acababa de llegar a la peor, y más obvia, conclusión de todas, cuando Alec la manifestó abiertamente: querían incriminarles. Tacharlos como culpables. ¡Y un cuerno! ¿Por qué iba a cargar ella con un asesinato? ¡Ni hablar! Menos le gustó la idea de continuar con aquel juego, allá donde les conducían de la manita.

—¿Y que se piensen que las huellas las hemos dejado nosotros? —exclamó. No, no pensaba picar—. Mierda. ¡Mierda! Id vosotros si queréis. Yo voy a deshacerme de esto. No pienso cargar con el crimen de nadie —preferiblemente, tampoco con los suyos propios.

Sí, finalmente, tuvo una brillantísima idea: deshacerse del cadáver. Sin pruebas, no habría delito. Tampoco importaba mucho una desaparición. Si más de un rumor era cierto, ya había varios aprendices casi con carteles de búsqueda. Y pese a que le fastidiaba muchísimo tener que encargarse del trabajo de otra persona, lo prefería antes que arriesgarse a ser imputada por algo que no había hecho. Obviamente, el asesino iba a pagar caro aquel servicio.

—Romperé uno de los cristales y esconderé el cadáver en el bosque —informó a sus compañeros, mientras se aproximaba a los tronos y subía las escaleras—. Luego, limpiaré esto con agua, dejando el mínimo rastro posible, y enterraré el cuerpo. Haced lo que queráis, pero si intentáis culparme del asesinato, lo pagaréis caro —terminó amenazando.

Siempre era peligroso tener testigos cuando se cometía un delito, sobre todo si eran tan inocentones como los aprendices de Tierra de Partida. Cualquiera de ellos podía irse de la lengua. No obstante, habían visto el cadáver, y querrían saber qué iba a hacer con él, por lo que Hana no había tenido más remedio que hacerles partícipes de sus planes. Tanto si la ayudaban como si no, le bastaba con que no dijeran nunca nada de lo que vieran.

En cuanto se acercase al cadáver, lo primero que haría sería intentar reconocerlo, gracias a la nueva luz proporcionada por Alec. No obstante, tampoco pensaba en prestar mucha atención a quien se trataba, puesto que tenía intención de cogerle de los brazos y arrastrarlo hasta la vidriera más próxima al bosque. Luego, pensaba reventarla e internarse con el cuerpo en él, para esconderlo y regresar a limpiar las pruebas. Y continuar con el resto del plan.

Mancharse de sangre no era un problema. No sería la primera vez.

[Demyx]

No tardaron en llegar a la sala del trono, primero Hana y después los dos chicos, que se elo habían tomado con más calma. Edge, quien ignoraba todos los rumores acerca de los fantasmas, incluso empezaba a parecerle divertido. Fue entonces cuando inesperadamente la puerta se cerró de golpe, Alec advirtió que ésta estaba completamente cerrada y que por allí no podrían salir de ningún modo.

―No se preocupe ―sonrió el joven aprendiz―. Lo más probable es que se trate de una simple novatada.

Un poderoso rayo iluminó la sala y les mostró una terrible escena. La sonrisa bobalicona de Edge se desvaneció fugazmente ante lo que acababa de ver. El mismo mensaje que había encontrado en la nota estaba escrito ahora con un líquido rojo, “Estoy aquí”. Si algo quedaba claro era que aquello no era una novatada.

Alec se ofreció en usar la magia Piro con tal de iluminar la estancia, algo que Edge agradecía profundamente. Si funcionaba, trataría de identificar el cadáver. Pero conociendo tan poca gente en Tierra de Partida seguramente le sería imposible.

—Romperé uno de los cristales y esconderé el cadáver en el bosque —saltó Hana—. Luego, limpiaré esto con agua, dejando el mínimo rastro posible, y enterraré el cuerpo. Haced lo que queráis, pero si intentáis culparme del asesinato, lo pagaréis caro —amenazó.

Edge ya había podido comprobar de primera mano el ímpetu o las temeridades de esa chica cuando la conoció en Port Royal. Y al parecer no había cambiado en absoluto.

―Alto ahí, señorita. Creo que deberíamos dejar la escena del crimen intacta ―afirmó con seguridad―. Seguramente contiene pistas que nos exculparán de esta desdicha. Cierto es que ahora nos hallamos en la mismísima escena del crimen y seríamos los principales sospechosos, mas somos inocentes y no tenemos nada que esconder. Si encubriésemos este suceso sí seríamos auténticos sospechosos ―concluyó―. ¿O acaso cree que puede garantizar que no dejará ninguna prueba tras de sí?

Seguramente lo más acertado sería bajar a la planta inferior y tratar de buscar al verdadero culpable.

[Sombra]

Spoiler: Mostrar

^y eso es lo que veis.
Nota: Lo negro es lo que no podéis ver por que es de noche y tal, pero bueno, se nota que hay un fiambre y gore. Los puntitos rojos son las pisadas

La luz del piro de Alec permitió ver lo suficiente como para ver que el cadaver era el de alguien que vestía una camisa blanca teñida de rojo llena de zonas rasgadas en las que se mostraban claros signos de violencia junto a unos pantalones vaqueros que habían sido parcialmente arrancados junto a una parte de la pierna de aquella persona. Pero aquellas heridas no parecían causadas por un arma. Las heridas parecían ser más del tipo que harían unas garras de animal... O un monstruo.

Viendo aquello no era tan descabellado... La cara de la persona estaba desfigurada y el sucio cabello negro que cubría parte de esta impedía que pudiesen reconocer a aquella persona, aunque podían ver que era un hombre, eso era lo único seguro.

No había mucho más que ver allí y la luz del Piro que Alec estaba usando como antorcha estaba mermando indicando que el hechizo estaba a punto de "morir". Las pisadas, viéndolas de cerca eran bastante grandes (Unas botas de un gran tamaño al menos) seguían por las escaleras abajo. Era turno de ellos tres el seguirlas o quedarse allí a esperar sin más...

Y escapar de allí no era una opción. Las cristaleras estaban a una altura considerable, y las paredes eran lisas, era imposible para ellos escalarlas, menos aún arrastrando un cuerpo humano. Las demás puertas que deberían de conectar a otras zonas del castillo estaban también cerradas. Fuese lo que fuese el causante de aquello parecía interesado en guiar a los tres aprendices hacia algún lugar en concreto.

Y el Piro se desvaneció devolviendo el mundo a su origen: La oscuridad.

Spoiler: Mostrar

A partir de hoy, para evitar retrasos muy grandes pondré Límites de Tiempo como están haciendo el resto de GM´s.

Fecha límite, día 26.

[Demyx]

Edge examinó el cadáver tan detalladamente como pudo. Todo estaba muy oscuro, pero gracias al piro de Alec pudo observar mejor los rasgos de la víctima. Al parecer era un hombre y tanto el rostro como varias partes de su cuerpo estaban desfigurados. A pesar de todo, y aunque no podía estar seguro del todo, no supo descifrar la identidad de ese tipo. Era muy nuevo en Tierra de Partida, por lo que no era del todo extraño que no le conociera.

Edge observó con más detenimiento las heridas y después se agachó para echarle una ojeada a esas huellas.

―Mmm… las heridas parecen hechas por las garras de una bestia… ―se frotó la barbilla durante unos instantes, todavía agachdo ―. Y lo cierto es que las huellas son bastante grandes ―se incorporó y echó un vistazo general a toda la sala del trono antes de que el piro de Alec se extinguiera y señaló las escaleras que bajaban a sus compañeros―. Puede que sea arriesgado, mas es de mi humilde parecer que únicamente siguiendo esas huellas hallaremos el verdadero responsable. Suya es la resolución de acompañarme o no, desde luego ―sonrió―. Estén ojo avizor de todas formas.

Había vivido bastantes situaciones peligrosas y escalofriantes en Port Royal, por lo que no sentía pánico ante todo aquello. Sin esperar una respuesta y en su propio mundo se encaminó decidido, siguiendo las rojas huellas, hacia las escaleras. Bajaría a la planta baja bien alerta por si alguien o algo le atacaba, si se diera el caso, y a pesar de la oscuridad, trataría de esquivarlo. Pondría sus cinco sentidos en aquello.

Spoiler: Mostrar

El refinamiento y elegancia del mapa me ha matado xDD! Y eso, gracias por poner fechas, trabajo mucho mejor así xD

[LightHelco]

Gracias a la luz que proporcionaba mi hechizo, pudimos ver mejor la sala y el cuerpo que había en ella. Al ver que Edge se acercaba a inspeccionarlo, fui junto a él para que tuviera algo más de luz.

Me llamó bastante la atención la idea que propuso Hana de llevarse el cadáver, tenía que admitir que no me esperaba algo así de una compañera, aunque la chica tenía carácter y muchas agallas.

—Tal y como ha dicho el “señorito”, Hana. Es muy improbable que nos tachen a nosotros de asesinos…y menos con las prendas que llevamos —puntué al ver que sería demasiado ridículo que tres aprendices fueran a matar a alguien en pijama —. Además, las huellas son de un solo par de pies y tal y como ha dicho Edge, demasiado grandes para ser nuestras.

Con la poca luz que quedaba, pude ver las marcas de zarpazos que habían destrozado el cuerpo de aquel hombre. Seguido, me giré para ver a donde señalaba Edge.

Puede que sea arriesgado, mas es de mi humilde parecer que únicamente siguiendo esas huellas hallaremos el verdadero responsable. Suya es la resolución de acompañarme o no, desde luego ―sonrió―. Estén ojo avizor de todas formas.

El fuego terminó de extinguirse volviendo a inundar el lugar de sombras. Asentí con la cabeza yendo hacia las escaleras y comprobando que no había nada para bajar.

—Supongo que entre tres pares veremos más fácilmente cualquier cosa que quiera saltar sobre nosotros y bueno, haya lo que haya ahí abajo, no puede ser peor que lo que he oído de cierta Maestra —dije mirando hacia abajo con una sonrisa —. Bueno, Hana, ¿vienes con nosotros o aun quieres llevarte el cadáver?

[Nell]

Como era de esperarse, sus dos compañeros estaban en contra de la idea. ¿Y qué sabían ellos, al fin y al cabo? Hana, que creía estar rodeada de críos que habían crecido en ambientes pacíficos, y que, por supuesto, era la única que había visto un cadáver anteriormente. Imaginaba que por dentro estarían acongojados. Pese a que la realidad fuera bien distinta.

Si bien la muchacha nunca se había visto en la situación de tener que librarse de un cadáver, cierto era que había escuchado innumerables historias de cómo hacerlo de boca de los piratas. ¿Por qué iba a cometer errores en un trabajo tan delicado, como comentaba Edge?

Sin embargo, fijándose mejor en el lugar donde estaba, no iba a ser fácil. Si rompía las vidrieras, aún sin saber el grosor de éstas, haría mucho escándalo. Y, probablemente, despertase a alguien más. No le daría tiempo a limpiarlo todo para entonces. Y pese a todo, posible le seguía pareciendo la idea, por supuesto. Complicada, también.

—Joder, esto cada vez parece una broma de mal gusto —se quejó, cruzándose de brazos. Cada vez estaba más y más harta. Y eso afectaba notablemente a su mal humor.

Justo en ese momento, la luz del Piro se apagó. Volvieron a quedar en las sombras. Hana había tenido suficiente tiempo para fijarse más en el cadáver, al cual no conocía de nada, y presentaba heridas de bestia, como habían señalado anteriormente sus compañeros.

Edge se adelantó para bajar las escaleras, mientras Alec preguntaba brevemente a Hana, antes de seguirle, qué haría a continuación. La chica no tenía ninguna otra alternativa. Salvo quedarse allí, sola, en la oscuridad y sobre el dramático escenario.

—Os sigo —suspiró, finalmente.

Iría al final de la cola, con una mano en la pared para seguir el camino, y con cuidado de no tocar las pisadas. Aunque en la oscuridad quizá fuera imposible distinguirlas.

[Sombra]

Mientras bajaban las escaleras, durante unos segundos un rostro pálido como él solo les observó imperturbable. A pesar de que todo estaba oscuro su rostro se veía sin problemas... Pero de una forma extraña. No parecía tener ojos, más bien era como si fueren piel y su boca parecía haber sido cosida, carecía de nariz. Su cuerpo era blanquecino y al igual que su cara brillaba ligeramente, parecía algo translúcido y sus brazos largos acababan en unas manos con unos dedos larguisimos que brillaban exageradamente y bastante anchos que se movían como si fuesen tentáculos.

La criatura, al ver a los aprendices desapareció Al igual que había pasado con el cadáver cuando lo habían descubierto había sido un segundo, pero lo habían visto claramente. Su desaparición había sido repentina e inesperada, simplemente su cuerpo se había "apagado" volviéndose invisible para los aprendices y marchando dejando escuchar unos pasos apresurados que se alejaban en la distancia (era más rápido que ellos).

Spoiler: Mostrar

^Sí, es SCP 087, no pude evitar ponerlo xDD

En cuanto bajasen las escaleras tendrían que torcer a la derecha dando una vuelta cerrada para encontrarse más escaleras que terminaban en el Hall. Tenían suerte ya que parecía que la luz de la luna llena empezaba a filtrarse por las cristaleras dejando la suficiente visibilidad como para poder guiarse. Todavía llovía y había tormenta, pero parecía estar amainando.

Spoiler: Mostrar

Se supone que en el Hall debería haber unas puertas a ambos lados xDD

Ahora podían distinguir las cosas en la oscuridad gracias a la blanquecina luz. Había pisadas enormes de color rojo (sangre bastante fresca ya que todavía estaba algo encharcada) que se dirigían hacia una puerta a la izquierda, la zona donde se encontraba el gimnasio y las aulas así como la Sala del Ordenador y la Biblioteca.

La puerta de la derecha, donde estaba el comedor, el gremio y otras cosas más estaba cerrada, al igual que la puerta que podría llevarles a los jardines.

Spoiler: Mostrar

Fecha límite día 1/10/12

[Demyx]

Edge quien ya estaba bajando por las escaleras sonrió cuando vio que sus dos compañeros le seguían. La verdad es que la idea de separarse y dejar a alguien atrás en aquellas circunstancias no le gustaba demasiado.

Cuando estaba a punto de llegar al final de las escaleras una resplandeciente y extraña figura apareció delante de sus narices. Sus ojos, acostumbrados de nuevo a la oscuridad, tardaron unos instantes en ver con nitidez aquella enigmática silueta. Tenía un rostro despersonalizado y tanto su cuerpo como sus extremidades eran extremadamente largos, las cuales se removían de forma espeluznante.

―¡Canastos! ―exclamó Edge quien reculó un poco, sorprendido por aquella insólita aparición―. ¿Pero quién se supone que sois vos?

Aquel ser tan singular al verles desapareció sin más, pero se volvieron a oír aquellos pasos que ya habían advertido anteriormente, en el pasillo. ¿Aquel sujeto era el responsable de todo aquello? Fuera lo que fuese era muy veloz, Edge bajó las escaleras tan rápido como pudo, pero era obvio que no podía competir con él.

Una vez llegó al vestíbulo se encontró con tres puertas. Aún no conocía muy bien el lugar por lo que prestó atención a las pisadas de sangre. El chico se arrodilló otra vez y con el dedo índice pudo comprobar que la sangre aún era fresca. Intentó abrir las tres puertas que había, pero todas ellas estaban cerradas excepto una, la cual coincidía con la ruta que seguían aquellas huellas.

Edge, receloso de lo que podía encontrar allí, entreabrió la puerta y gritó:

―¡Con permiso!

[LightHelco]

Sonreí al escuchar la decisión de Hana y seguí a Edge por las escaleras, cuando enfrente nuestro apareció una especie de ser blanquecino con rostro humano y unos larguísimos dedos. El ser desapareció tan rápido como había aparecido, aunque en ese tiempo consiguió frenar en seco al peliazul, con lo que pude alcanzarlo y bajar junto a él las escaleras.

—Supongo que sería alguna especie de fantasma o espectro, no tienen por qué tener todos la misma apariencia —teoricé contestándole a Edge —. La verdad, no me esperaba encontrar tantos fantasmas por el lugar, esto es casi como no haber salido de casa.

Tras bajar todas las escaleras llegamos al vestíbulo donde pudimos ver más charcos que se perdían bajo una puerta. Edge se agachó a comprobar la los charcos del suelo y tras estar seguro de que eran de sangre se acercó a la puerta a donde conducían.

—Hana, estate atenta por si algún fantasma le salta al amigo ¿O ya estas empezando a acostumbrarte a las apariciones? —le pregunté burlón, no parecía que de donde vinieran aquellos fuese un mundo muy…paranormal.

Spoiler: Mostrar

Post corto, pero no se me ocurre nada mas para hacer o decir.

[Nell]

El descenso no fue tan tranquilo como cabría de esperar. Incluso en la oscuridad, pudieron contemplar una nueva y macabra aparición: un cuerpo no del todo sólido, sin ojos ni nariz, y dedos demasiado alargados. No les prestó atención, y desapareció entre las sombras, como todo lo que había pasado por delante de ellos aquella noche.

Hana ni se molestó en intentar abalanzarse sobre él. Se quedó de brazos cruzados, mosqueada, dispuesta a pensar en él como una alucinación. Sin embargo, sus compañeros comenzaron a hablar del espectro, y se vio obligada a admitir aquella nueva tontería.

Edge había intentado hablarle, y le siguió acto seguido, antes que Alec. Hana, como no, iba atrás en la cola.

—Los fantasmas no son cosas más que de leyendas —mencionó, restándole importancia. Y sin embargo… Alec parecía saber mucho del tema. Eso había que aprovecharlo—. ¿Qué sabes exactamente de ellos? ¿Son espíritus de muertos que no pueden descansar en paz, o poltergeist que causan problemas, o…?

Al terminar el último peldaño, llegaron a la entrada. En ella, la visibilidad era mayor, por lo que pudieron volver a observar las pisadas. Bastante útil para elegir la puerta correcta por la que había marchado el asesino. Sin embargo, Hana quiso probar el pomo de las otras dos, para asegurarse, aunque no le sorprendió nada encontrarlas infranqueables.

—Una encerrona —murmuró. Cada vez le daba más mala espina—. ¿Con qué propósito…?

Alec la sacó de sus cavilaciones al mencionar al valiente, según se viese, Edge, ir directo hacia la puerta por la que, anteriormente, aquel con botas de sangre había entrado. Y que no se había molestado en cerrar. Pero sí las otras dos. Demasiado sospechoso.

—No te preocupes si un fantasma le ataca. No son corpóreos, ¿verdad? Salvo que sepan utilizar magia, no nos podrá hacer daño —porque, obviamente, no se planteaba la idea de que asesino y fantasma fuesen el mismo.

En cuanto Edge y Alec cruzasen la puerta, Hana les seguiría, como siempre.