[Tierra de Partida] El castillo embrujado

[Sombra]

Tras la puerta se encontraron en un largo pasillo en el que seguramente ya habían estado alguna vez... Sin embargo, algo había cambiado...

Telas de araña estaban colocadas aqui y allá y sobre ellos, cuerpos de personas estaban colgados del techo por aquella blanca y pegagosa substancia. Todos aquellos estaban envueltos de forma que solo se notase la silueta de una persona. El suelo estaba encharcado de líquido carmesí y al fondo del pasillo estaba aquella cosa de las escaleras, el espectro luminoso.

—Estoy aquí —dijo con una fantasmagórica voz que casi semejaba un susurro. El monstruo levantó sus brazos dedos que casi parecían tentáculos y estes empezaron a alargarse como si fuesen serpientes en busca de sus presas...

—¡Corred! —exclamó una nueva voz que apareció a espaldas del grupo.

Una chica de pelo negro que cubría parte de su cara ocultando lo que parecía ser una cicatriz. Vestida con un pijama rosa que le quedaba muy flojo por lo que su hombro quedaba a la vista mostrando parte de su cuerpo el cual también parecía estar lleno de quemaduras. Hana y Edge la podrían reconocer sin problemas. Se trataba de Rebecca, su Maestra.

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Tenía la cara pálida y se notaba que estaba haciendo esfuerzos por informar a los aprendices de que tenían que seguirla.

La chica corrió directa hacia una puerta a la derecha con un pequeño letrero con letras doradas "Biblioteca".

—Os ex-explicaré t-todo dentro.

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Fecha límite 9-10-12

[Nell]

Si el cadáver de la sala del trono había resultado ciertamente perturbador, el siguiente escenario se llevaba la palma. La tenue luz les permitió apreciar los cuerpos inertes del techo, envueltos en aquella asquerosa sustancia, que no había impedido, sin embargo, que el suelo de aquel pasillo estuviera también encharcado de sangre.

Hana sólo había visto a tanto colgado en una ejecución pública que había presenciado años atrás. Y ellos estaban atados con cuerdas… no con telas de araña.

Y, al final del corredor, de nuevo estaba él. Un tipo de lo más espeluznante, sin duda. Pero, también, el más posible culpable de toda aquella trama, a ojos de Hana.

—¿Sí? Pues no te vayas a escapar de nuevo cuando te retuerce el pescuezo —le amenazó Hana, gesticulando con las manos lo que pretendía hacer con su cuello. Ante todo, la chica buscaba callarlo, y dejar de escuchar más esa horrible y tenue voz.

No obstante, antes de que tuviera oportunidad a nada, una nueva persona apareció. A su espalda, Rebecca, vestida con un pijama que no tenía nada que envidiar al suyo, les advirtió que corrieran, concretamente hacia la biblioteca.

¡Menuda estupidez! ¿Para qué huir si tenían al enemigo delante!

—¡Y un cuerno! —exclamó Hana.

Sabía bien que Rebecca era una Maestra. Y, ¿acaso los Maestros no eran fuertes? ¡No al parecer, si huían en la primera oportunidad! Si ella tenía miedo, que escapara junto a los gallinas. Pero Hana no, oh, no. No cuando, por fin, habían acorralado al “fantasma”. Ni siquiera se molestó en pensar que, quizá, lo que Rebecca tuviese que decir, obviamente sobre él, fuese importante.

Convocó la Llave Espada en su mano y se lanzó a por la figura al final del corredor, dispuesta a atacarlo de frente. No tenía muchas más alternativas, y tampoco esperaba que ninguno de sus compañeros ayudase. Harían caso de la Maestra, probablemente.

—¡Te enseñaré a gastarle bromas sólo a la fulana de tu madre!

Sin embargo, cada vez parecía más improbable que así fuera…

[LightHelco]

Al entrar por aquella puerta no me imaginaba que me encontraría algo que superase al cadáver de la sala del trono. Había visto bastantes cadáveres en mi vida, más vivos que muertos, pero ninguno en ese estado.

Hana me había preguntado por información sobre los fantasmas, pero al ver aquella escena no me salían muchas palabras. Todos aquellos cuerpos ensangrentados, los cuales dejaban caer más de ese líquido llegando a formar un río carmesí. Aquel conjunto de carne, telarañas y sangre había conseguido llegar a paralizarme y nada hasta ahora lo había hecho, nada me había dejado sin palabras, ideas o sin la posibilidad de moverme obligándome a mirar aquel horror.

—Estoy aquí.

Aquel simple susurro consiguió sacarme de mi espanto y fijarme en aquel fantasma. El espectro empezó a alargar sus dedos dispuestos a atraparnos con ellos cuando un grito a nuestras espaldas hizo que nos olvidáramos durante unos segundos del fantasma para encontrarnos con una chica bastante joven en pijama y de la cual podía destacar las quemaduras que había en su cuerpo. La joven nos pidió que la siguiéramos para contarnos lo ocurrido, pero Hana parecía tener otra idea.

La intrépida de ella se lanzó arma en mano contra el espectro dejándonos a Edge y a mí en un aprieto. ¿A cuál de las dos seguíamos? No podíamos abandonar a Hana, pero tampoco íbamos a dejar a aquella chica sola ¿Qué hacer entonces?

—Mira que las mujeres llegan a ser problemáticas, ¿no crees? —le pregunte sonriente para relajarle por si lo que ocurría le hubiese llegado a impactar, aunque no parecía un chaval al que fuese fácil asustar —. Edge, ¿puedes encargarte de la chica? Yo intentaré coger a Hana y meternos en la sala lo antes posible. Si se deja coger claro.

No podía esperar a la pregunta de mi compañero, por lo que intentando esquivar cualquier dedo que se me arrimase fui hasta Hana para ayudarla mientras preparaba un hechizo de Piro en mis manos.

[Demyx]

Edge atravesó la puerta con sus dos compañeros detrás. Antes de que pudiera percatarse del grotesco escenario que lo rodeaba un extraño chapoteo de sus pies le llamó la atención. El suelo estaba encharcado de sangre y él iba descalzo, por lo que no resultó ser una experiencia muy agradable, pero era un chico de pocas manías, por lo que no le dio más importancia. Sin embargo la misma voz de ultratumba que ya habían oído varias veces en el transcurso de esa noche le hizo apartar la mirada de sus pies. Justo antes de que las extrañas prolongaciones del espectro se dirigieran hacia ellos Edge pudo observar, arqueando una ceja, las telarañas que había a lo largo del pasillo y la silueta de personas presas de aquella blanquinosa red.

—¡Corred!

Una chica de pelo negro con un pijama rosa apareció detrás del grupo. A pesar de las informales circunstancias en las que se encontraban, el aprendiz pudo reconocerla de inmediato, se trataba de Rebecca, su maestra. Al parecer, y con su peculiar tartamudeo, quería organizar una retirada táctica hacia la biblioteca, pero Hana, haciéndole caso omiso, parecía dispuesta a atacar al fantasma de frente.

—Mira que las mujeres llegan a ser problemáticas, ¿no crees? —le dijo Alec con aire divertido—. Edge, ¿puedes encargarte de la chica? Yo intentaré coger a Hana y meternos en la sala lo antes posible. Si se deja coger claro.―y sin esperar una respuesta por parte de su compañero corrió hasta Hana.

¿Encargarse de la chica? Edge se encogió de hombros, no es que no quisiera encargarse de ella y quizá Alec no lo hubiera visto, pero Edge sí, él había visto combatir a Rebecca en Port Royal y estaba completamente seguro de las capacidades de la maestra.

Ya no quedaban dudas acerca de si todo aquello había sido una broma, desde que habían encontrado el cadáver en la sala del trono que Edge había empezado a tomarse todo aquel asunto muy en serio. No obstante, y por peculiaridades de su enigmático carácter, no estaba alarmado. Se dirigió hacia la puerta de la biblioteca, pero no entró.

―Parece que se le ha girado trabajo, doña Rebecca ―sonrió, esperando ver nuevamente a su maestra en acción.

Trataría de ser el último en entrar, si finalmente Alec y Hana volvían quizá necesitarían que alguien les cubriera la retirada. Solamente si fuera estrictamente necesario lanzaría un electro con el fin de resguardar a sus compañeros de aquellos desagradables dedos.

[Sombra]

El fantasma no se amedrentó al ver a Hana corriendo hacia él, sin embargo, cuando vio el Piro que Alec portaba amenazante en su mano la criatura se "apagó" volviéndose invisible nuevamente, como había hecho anteriormente en las escaleras. Los pasos se escucharon cerca de ellos durante unos momentos, pero de pronto se fueron alejando hacia el fondo del pasillo tomando uno de los dos caminos de una bifurcación por lo que era imposible saber cual de las dos rutas había tomado.

—P-parece que se ha ido... —tartamudeó la muchacha con varias lágrimas de verdadero terror en sus mejillas—. ¡M-me has preocupado, Hana! ¡Y t-tú también! E-esto... ¡Perdona! N-no os enfadéis.

La chica abrió la puerta de la Biblioteca y miró su interior para comprobar si era o no seguro.

—E-entremos. Seguro q-que tenéis muchas p-preguntas... ¿Sí?

La chica esperó a que todos se fuesen a dentro.

—T-tú también, Hana. Es peligroso enfrentarse así a algo que no conoces —la chica meditó un poco y se acicaló el flequillo para que cubriese bien su cicatriz—. Además, esto que os voy a decir os enseñará una b-buena lección p-para el futuro.

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Fecha límite 17/10/12. Recordad que si los tres posteais antes de que finalice la Fecha límite continuaré lo antes posible.

[Nell]

Lejos de ayudarla, como ya suponía, los otros dos aprendices tramaron detenerla. Sin embargo, incluso escuchándolos, Hana estaba decidida a acabar con aquella criatura, de una vez por todas, para acallar esas teorías absurdas del fantasma. Y que aquella fatídica noche sólo fuera recordada por los cadáveres que asolaron el castillo, de a saber qué aprendices.

Sin embargo, al ir a golpear, el ser se volatilizó de nuevo, a causa del fuego provocado por Alec. Hana, frustrada por haber estado tan cerca, atacó al aire, intentando alcanzar a la persona que producía los pasos que aún escuchaban. Pero, fuera quien fuese, se marchó en una bifurcación, y fue imposible seguirle.

—¿¡Qué se supone que os pasa!? —se volvió hacia sus compañeros, rabiosa. En realidad, sólo estaba molesta porque se le hubiera escapado—. ¡Tenemos que atrapar a esa cosa! ¿O acaso queréis que siga deambulando por el castillo?

No es que Hana se preocupara de verdad por el resto de aprendices, claro… Quería, más bien, cobrarse su venganza por la estúpida noche que les estaba haciendo pasar.

Por supuesto, le hicieron aún menos gracia las palabras de Rebecca. ¿¡Qué clase de Maestra era ella!? ¡Ni siquiera se había atrevido a enfrentarse a la criatura! Y no hacía más que insistir en entrar a la biblioteca… ¡Cómo si en ese lugar hubiera algo que pudiese servirles de ayuda!

Hana no pudo evitar echar un vistazo a los posibles pasillos por los que se había escabullido el hombre. ¿Y qué si continuaba sola? Sólo tenía que escoger uno, avanzar, y tener el oído atento a los pasos… Si esa cosa rondaba por el castillo, acabaría por encontrarla. Y, sin interrupciones, podría enfrentarse a ella. Nadie, ni Rebecca, ni Edge, ni Alec, podrían impedírselo. Hana contaba, además, con su victoria. ¿Por qué temer a algo que sólo sabía huir?

—¿Sabes que hay un cadáver en la sala del trono, verdad? —inquirió, inmediatamente, Hana a Rebecca. Habían visto muchos, pero ése había sido el más llamativo, sin duda. Demasiado dramático—. Si quieres decirnos algo, ¿por qué no aquí? Ese monstruo ya se ha ido, y quiero perseguirlo. Es verdad que enfrentarse a algo que no conoces es peligroso, pero la única forma de entenderlo es haciéndole frente, no huyendo a la primera oportunidad —opinó la aprendiza.

Si se negaba, entonces sí que obedecería. Pero no le hacía ninguna gracia tener que acogerse a las órdenes de una cobarde. El respeto por la Maestra había quedado muy dañado, a ojos de Hana, tras aquella actuación.

[LightHelco]

En el momento en que el fantasma vio mi hechizo desapareció perdiéndose por los pasillos, los cuales daban a una bifurcación que hacía que seguirlo fuera más difícil.

Al ver como el ser volvía a escapar Hana empezó con una pataleta en la que nos acusó a Edge y a mí de haberle dejado huir. Yo también estaba molesto con la huida del espectro, pero prefería mantenerme tranquilo y escuchar que es lo que tenía que decir la chica, la cual por su intento de riña parecía ser una de las Maestras.

La pequeña Maestra siguió insistiéndonos para entrar en la biblioteca y hablar sobre lo que ocurría en el castillo de forma más tranquila, idea que Hana volvió a rechazar recordándonos a todos el cadáver de la sala de tronos. Realmente no sabía si la mujer hacia las cosas por ir en contra de todo el mundo o porque le gustaba estar en lugares por los que corría un rio de sangre y colgaban una decena o mas de cuerpos. Incluso proviniendo de un mundo donde lo macabro era parte de la decoración de las casas, tenía un límite y esa sala lo sobrepasaba.

—Yo también prefiero el hablarlo en la biblioteca, estoy más tranquilo cuando mantengo una conversación entre libros que pisando un charco de sangre —comenté siguiendo a la chica de las quemaduras —. Igual deberíamos presentarnos, Maestra, soy Alec Ocus aprendiz del Maestro Kazuki —esperé a que ella me dijera el suyo para seguir hablando —. Y si no le importa, ya que el moguri que se encarga del lugar no va a estar presente, me gustaría echarle un vistazo a algunos libros, soy bastante aficionado a la lectura.

Prácticamente era cierto, tras mi primer trabajillo en el lugar el descubrir que el moguri bibliotecario era el mismo que nos había dado esos problemas a ese chico y a mí como que había intentado evitar el lugar y no había podido entrar aun.

[Demyx]

El fantasma desapareció sin más en el momento en que Alec lanzó su Piro. Sin embargo, Rebecca no había movido ni un solo dedo, la cual cosa decepcionó bastante a Edge, quien se había hecho ilusiones de verla nuevamente en acción. Una de sus ansias era hacerse mucho más fuerte y lo poco que vio en Port Royal bastó para que se uniera a su maestra. Sabía que Rebecca era una persona, cuando menos, vergonzosa, pero su pasividad y sus sollozos hicieron mella en la imagen que Edge tenía de su mentora. Por su parte Hana, indignada, regresó vociferando

―Señorita Hana… Anhelamos atrapar a ese espectro tanto como vos, mas no es la primera vez que, sin ningún tipo de dificultad, se escapa de nosotros ―suspiró―. En mi humilde opinión, creo que deberíamos trazar plan para poner fin a esta atrocidad.

La maestra insistió en la idea de entrar en la biblioteca, y es que al parecer tenía algo que contarles. Edge, quien iba descalzo, no pudo estar más de acuerdo con Alec, aunque éste hubiera tenido la extraña idea de pedir permiso para ponerse a leer en aquellas extrañas circunstancias. El aprendiz, pero, no se lo pensó dos veces y entró a la biblioteca, no sin dejar pisadas de sangre a su paso.

[Sombra]

—Hana... no q-quiero obligarte a entrar... Pero lo que os voy a d-decir es importante... —la maestra entró también a la biblioteca con los dos varones—. Y bueno... n-no me importa que leas algo... —se refirió a Alec.

Hana ahora tenía la elección de irse por su lado o entrar en la biblioteca.

...

En la biblioteca todas las luces estaban encendidas, se estaba a gusto allí, sin suelo sangriento, ni nada sobrenatural. En cuanto cada uno empezase a "ir a su bola" la Maestra aclararía su garganta discretamente para llamar la atención de los aprendices.

—T-tomad asiento —pidió la muchacha tras cerrar la puerta detrás de ellos—. Es una historia un poco dificil de explicar.

La chica adquirió una mirada fría y seria, nada que ver con la normalmente tímida y nerviosa Rebecca. Cerró los ojos y suspiró ante toda la información que iba a revelar.

>Tierra de Partida es un mundo con siglos de historia. Nadie sabe por quien fue fundada esta academia ni cuando, aunque muchas leyendas sobre ello circulan por aquí... Todo empezó hace dos generaciones de Maestros, hace sesenta años.

>Los sincorazón no existían en aquel entonces en ningún sitio conocido. Era una época en la que no había más que tres Maestros en cada generación los cuales entrenaban a un único pupilo, por regla general. Hubo un Maestro obsesionado con las afinidades, y para experimentar con ellas y conseguir el llamado "Máximo potencial" de todas las afinidades. reclutó a varios aprendices en secreto para el resto de maestros. Nadie sabe el número que eran, pero al parecer era una cantidad equiparable a la que hay actualmente en Tierra de Partida. El caso es... Que en uno de los experimentos de llevar una afinidad a su Máximo Potencial, a traves de insertar en el cuerpo de los aprendices Elemento Puro, algo pasó.

>Uno de los aprendices se transformó en un ser de Luz, un monstruo vengativo e invencible. Hubo una cruenta batalla en la que murió mucha gente inocente antes de poder capturarlo y... Sellarlo en los sótanos de Tierra de Partida. Pero hace poco, el sello se quebró y... Lo demás, lo habéis visto vosotros mismos.

>T-tenemos que llevarlo al Sótano y crear un nuevo sello.

La muchacha suspiró y volvió a poner su rostro miedoso habitual. La chica estaba sonrojada, como si hablar tanto hiciese que no pudiese evitar avergonzarse todo lo que no se había avergonzado hasta aquel momento.

Era hora de que resolviesen cualquier duda que les quedase, o empezasen a idear un plan para atraerle hacia el Sótano.

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Fecha límite 23-10-12

[Nell]

Tanto Alec como Edge prefirieron seguir a Rebecca a la biblioteca para discutir el asunto. Hana refunfuñó en su interior. ¡Menudos aprendices le había tocado soportar! ¿Por qué tenían tanto interés en seguir a la Maestra? ¿Y si estaba relacionada con todo lo que estaba sucediendo? ¿No se habían parado a pensar en eso? Intentó alejarlos del fantasma, y eso a Hana no se le iba a olvidar.

Porque, en vez de pensar, como buenamente haría todo el mundo, que trataba de salvarlos, a ella le concordaba más la teoría de que ayudaba a aquel ser con algo. Y no les quería dejar aniquilarlo. Estupideces de niñas, sí.

Encima, Alec parecía entusiasmado con la biblioteca, como si quisiera aprovechar que estaba despierto para leer. ¡Leer! ¡Qué cosa más absurda! Los libros no tenían sentido para Hana. ¡No había nada en ellos que no pudiera experimentar en la vida real! Por otra parte, Rebecca le tartamudeó que hiciera lo que quisiera.

Hana miró por última vez hacia la bifurcación por la que se había marchado el hombre. Suspiró profundamente y entró, en último lugar, a la biblioteca. Allí, escuchó atentamente el relato de Rebecca, de pie, puesto que no quería relajarse. Trataba sobre Maestros metidos en peligrosos experimentos, conejillos de indias idiotas que se ofrecen a llevarlos a cabo y errores que cualquiera con dos dedos de frente podía ver venir.

En cualquier caso, el resultado había sido… ¿un ser de Luz que quería cargarse a todo quisqui? Ahí había algo que fallaba.

—No se puede razonar con él entonces, ¿verdad? —preguntó Hana, para asegurarse, cruzada de brazos—. ¿Qué tipo de conclusión se puede sacar de un experimento así? ¿Qué del Elemento Puro Luz sale un ser más parecido a la Oscuridad? En el mundo real eso no tiene sentido —señaló.

Descruzó los brazos. Aún estaba inquieta. Necesitaba acción. Darse de leches contra alguien. Y cuando antes. Tenía reprimido, desde hace demasiado tiempo, toda la frustración por no haber podido vengarse del tipo que le despertó en mitad de la noche. Y que ahora resultaba ser una persona de hace muchísimos años que quería vengarse o algo así. ¿De quién? ¡Si el que intentó hacerse científico y le dejó en aquel estado estaría ya muertos!

—Encerrarle de nuevo es una estupidez —acabó por opinar Hana—. Lo único que haremos será retardar el momento del enfrentamiento. Dentro de sesenta años, el sello puede volver a romperse. Y no sé vosotros, pero yo pretendo seguir viva para entonces, incluso como vieja carcamal. Prefiero quitarme el problema ahora. Nada, ni nadie, es invencible. Tampoco lo sabremos hasta que no lo intentemos. Yo prefiero luchar —finalizó.

Luego, añadió, recordando cierta escena:

—Lo que me recuerda que no es lo único raro que hemos visto esta noche. En los pasillos, vimos algo que parecía un auténtico fantasma, traslúcido, que no se parecía en nada a la figura sin rostro —describió—. Y luego está la grotesca escena del salón del trono, y de la anterior habitación. ¿Por qué ese monstruo envuelve los cuerpos con tela de araña? ¿O ha sido otro diferente?

Ciertamente, cuanto más lo pensaba, había cosas que no encajaban. ¿Estaría ocultándoles algo Rebecca? ¿O ella tampoco sabía aquellos datos? Hana se inclinaba más por la primera opción, debido a su naturaleza desconfiada. Y porque, además, cuando se lo había mencionado la primera vez, la Maestra no había respondido a su pregunta. ¿Habría evitado el tema a propósito?

Fuera una u otra cosa, Hana no quería pararse en aquel punto. Quería actuar. ¡Y quería actuar YA!

—Si aun así queréis encerrarlo en el sótano, me parece bien —lo cual era mentira, como no tardaría en aclarar—. Pienso luchar contra esa aberración de la naturaleza, sola o acompañada. Puedo guiarlo hasta el punto que acordéis para tenderle la emboscada. Si no lo derroto antes, claro. En cuyo caso el resultado sería el mismo: librarse de eso.

Por supuesto, Hana esperaba enfrentarse al ser de Luz y ganar, antes de que pudieran encerrarlo en el sótano. Como había dicho, le desagradaba completamente la idea de deshacerse del problema dejándoselo a generaciones futuras… como habían hecho los Maestros del pasado. Pues bien, ellos no habían podido con la criatura, ¿verdad? Entonces, era deber de la nueva generación demostrar que habían superado a sus antepasados. Y no cometer los mismos errores que ellos, como Rebecca proponía.

[Demyx]

Después de que Hana se decidiera, un poco a regañadientes, a entrar a la biblioteca, por segunda vez desde Port Royal, Edge vio como Rebecca dejaba atrás su característico tartamudeo y adoptaba una postura mucho más seria y elocuente. El chico no pudo evitar preguntarse el porqué de aquella extraña y usual actitud en la maestra. Desde su punto de vista, perdía mucha credibilidad y no se hacía respetar. No era alguien por quien sintiera aversión ni mucho menos, no obstante el desconcierto que le generaban esos cambios tan repentinos de carácter le incomodaban. Seguramente sin darse cuenta de que él, de algún modo, también compartía ese mismo aspecto.

Rebecca les contó la historia de aquel misterioso espectro, cuyos orígenes se remontaban hacía ya más de cincuenta años en Tierra de Partida. Según su mentora, un maestro había experimentado con aprendices con tal de obtener el Máximo potencial de las afinidades, pero algo salió mal al introducir Elemento Puro en uno de los aprendices y éste se convirtió en el ser que ahora les ocupaba. Edge escuchó la explicación con toda su atención y, sin embargo, todos aquellos sucesos se escapaban a su razonamiento. Si todas aquellas ideas de luz y oscuridad se le presentaban llenas de matices, el chico no tenía ni la más remota idea que era aquello del Máximo potencial y el Elemento Puro. Y tal como apuntó Hana, que de la luz saliera un ser vengativo y monstruoso era hasta paradójico.

La propuesta de Rebecca era breve pero concisa. Su plan consistía en atraer al engendro hasta el sótano y volver a sellarlo como lo habían hecho ya los maestros de antaño. Sin embargo Edge…

―No puedo estar más de acuerdo con vos, señorita Hana ―anunció―. También me hallo escéptico ante la idea de invencibilidad ―se frotó la nuca y miró a Rebecca―. Ignoro muchas cosas de este universo. Todas estas conjeturas de luz y oscuridad, de afinidades y elementos… me son completamente desconocidas. Mas mi filosofía es muy fácil de entender, todo ser malvado debe ser erradicado inmediatamente. Acabemos con esta criatura aquí y ahora y de una vez por todas ―declaró.

[LightHelco]

Hana al final entró en la biblioteca a regañadientes y con bastante mal humor.

Dentro la maestra nos ofreció asiento, el cual rechacé para mirar algún que otro libro, pero con todo lo que habíamos visto mi atención se centró en los que hablasen de fantasmas y maldiciones.

Mientras buscaba alguno que ofreciese información valiosa pude escuchar la historia que nos contaba Rebecca, en la cual nos habló de cómo un antiguo Maestro reunió a un gran número de aprendices para logra el Máximo Potencial de las afinidades y de cómo cuando a uno de ellos le inyecto algo llamado el Elemento Puro, se volvió el monstruo que es ahora.

La muchacha nos indicó tras acabar el relato que era necesario encerrar al monstruo nuevamente en el sótano, como ya se hubiera hecho años atrás, pero claro, no todos lo veíamos así de fácil. Hana fue la primera en proponer intentar deshacernos de forma permanente del espectro en vez de únicamente encerrarlo y aunque la idea era mejor que la de encerrar al ser, el que ella se ofreciera como si de un juego de niños se tratara como que no terminaba de convencer.

Edge también le dio su visto bueno al plan de destruir al antiguo aprendiz, por lo que solo faltaba yo por dar mi voto.

—La idea de los dos chicos también la veo más rentable que la que usaron antaño —me uní volviendo finalmente con ellos —. El sello podría romperse en cualquier ocasión como ha comentado Hana y dudo que sea tan invencible si decide huir de unos simples aprendices —hice aparecer una esfera de fuego en mi mano, igual a la que le iba a lanzar al ser —. Si esto lo ha hecho huir es porque tiene una debilidad y por lo tanto es mortal.

>> De todas formas derrotarlo nos va a resultar bastante difícil. Sabemos que puede volverse invisible y su forma etérea le será bastante ventajosa contra golpes directos —dirigiéndome a Rebecca —. No tendrá por algún lado un mapa del castillo, ¿no? Si podemos llevarlo a una sala o lugar cerrado al menos nos aseguraremos de que no escape.

Tras eso, le pasé a Hana sobre fantasmas que había cogido.

—La manta es muy posible que sea el mismo ser de Luz, pero lo de los cuerpos y la sangre es discutible, además, antes me habías preguntado sobre fantasmas, igual ahí encuentres una explicación a los cuerpos y de paso aprendas sobre ellos algo.

Habiendo visto su carácter hoy me tendría que asegurar de que mi puerta estaba bien cerrada.

[Sombra]

—N-no. Es imp-posible razonar con él —empezó a contestar la Maestra a la joven pirata—. S-se podría decir que esa cosa es lo mismo que un sincorazón P-pura Sangre, pero echo de luz c-como has dicho tú misma.

>¿L-la m-manta? N-no sé n-nada sobre una m-manta... L-lo siento, Alec... ¡P-pero tengo un m-mapa del castillo!

La maestra sacó de su bolsillo un folio en blanco y un par de rotuladores (iba bien preparada, la verdad), empezó a pintarrajear líneas tranzando un plano bastante desproporcionado, sin duda. Pero que contenía información suficiente como para orientarse señalando los dos caminos, aquellos por los que la criatura se había escabullido.

A la derecha; tras un largo pasillo con aulas unas escaleras descendían hasta la puerta que daba a los sótanos. El de la izquierda; daba un gran rodeo por la planta baja hasta simplemente acabar en un camino sin salida. Sin embargo, la maestra pareció meditar algo mientras dibujaba aquella zona. ¿Se estaría olvidando de algo?

—B-bueno, esto es lo que hay... T-tal vez lo mejor sea esperar a que amanezca... P-pero si queréis... P-podemos ir... y eso —la chica se distrajo unos instantes, como perdida en sus propios pensamientos—. S-solo recordad una c-cosa... "N-no es el elemento lo d-destructivo, sino la persona qque lo utiliza"

Las luces de la biblioteca se apagaron de golpe.

Era cierto que ahora que el cielo estaba despejado y se podía ver sin luz, pero al haber estado en un lugar luminoso sus ojos no se habían adaptado al cambio tan brusco de luminosidad por lo que no pudieron saber que pasaron los siguientes segundos...

Hasta que cuando sus ojos se adaptaron, vieron que la Maestra había desaparecido. La puerta de la biblioteca estaba abierta de par en par y en el suelo estaba el dibujo de la maestra... Pero ya no era igual que antes. El dibujo en sí, seguía siendo el mismo. El mismo trazado cutre echo con rotulador, mismos colores... Pero ahora, había algo más. Un dibujo, números... había más cosas, pero en general parecía incomprensible, sin sentido.

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*Tendréis que deducir que es cada cosa, siento no poner leyenda :D (Es adrede, que conste)

Un grito desgarrador femenino atravesó la noche e hizo eco por los pasillos hasta que fue enmudecido, consumido por la propia noche.

Él estaba cerca.

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Fecha límite 30-10-12

Sobre el siguiente turno (después de este, claro) del día 1 al 4 no estaré disponible, por lo que alargaré el plazo hasta el día 6. Cualquier queja o demás indicarla en spoiler o por MP

[LightHelco]

—¿L-la m-manta? N-no sé n-nada sobre una m-manta... L-lo siento, Alec... ¡P-pero tengo un m-mapa del castillo! —fue la respuesta de Rebecca mientras sacaba un folio y unos cuantos rotuladores y empezaba a dibujar un sencillo mapa.

Tras acabarlo, la chica se quedó unos segundos más con el rotulador sobre el papel, como si no se decidiese a añadir algo más o no. Miré el mapa en el cual la maestra había dibujado los dos pasillos de la bifurcación por la que había desaparecido el ser, dando uno de ellos al sótano y otro a un punto muerto. Ese pasillo serviría para acorralarlo.

—B-bueno, esto es lo que hay... T-tal vez lo mejor sea esperar a que amanezca... P-pero si queréis... P-podemos ir... y eso —propuso la joven maestra.

—No, esperar ahora hasta el amanecer no sería rentable, ya que el monstruo podría encontrarse entonces fuera del castillo.

—S-solo recordad una c-cosa... "N-no es el elemento lo d-destructivo, sino la persona q-que lo utiliza" —terminó de decir Rebecca antes de que se apagaran las luces dejándonos completamente a oscuras.

El hecho de que la biblioteca hubiera estado tan iluminada hizo que cuando nos vimos envueltos en esa oscuridad no consiguiera ver nada, mis ojos tardarían un tiempo en adaptarse y cuando lo hiciesen lo primero que verían sería que la maestra ya no estaba con nosotros.


—¿Rebecca? ¿Suele desaparecer de esta forma normalmente? —les pregunté a Hana y Edge extrañado por aquello.

El mapa que había dibujado la chica aun seguía en la mesa, pero con algunos añadidos que no tenían sentido alguno. Números, repetición de la palabra “no” y un circulo tachado, si tenían algún significado no conseguía verlo.

Aunque tampoco podría pensar en él mucho tiempo, ya que un grito resonó por el pasillo, grito que uní a Rebecca. ¿El fantasma se la había llevado?

No me lo pensé mucho, aunque si lo hacía solo perdería el tiempo, y fui directo hacia la puerta para intentar atrapar al fantasma antes de que se fuera muy lejos.

—Edge, Hana, si queréis resolver lo del mapa adelante, pero si vamos a parar a ese monstruo lo mejor será que alguien vaya en solitario primero. Si vamos los tres lo más seguro es que se esconda, pero si solo ve a uno de nosotros se lanzará más seguro a por él —materialicé mi arma a la par que les explicaba mi plan —. No sé cuánto puede tardar en acabar conmigo en una pelea individual, pero si veo que no voy a aguantar mucho os avisaré de alguna forma para que lo sepáis.

Tenía claro que ninguno de los dos iba a estar de acuerdo con la idea, pero era lo mejor que se me ocurría y tampoco podíamos ponernos a discutir con Rebecca desaparecida. Por una vez pensar con tranquilidad no iba a funcionar.

Abrí la puerta de la biblioteca para salir fuera e ir a buscar al monstruo y la maestra. La idea era dirigirme al sótano, ya que ese era el lugar donde el ser había estado encerrado tantos años y era probable que estuviese más seguro ahí, pero entonces me acordé del otro pasillo, el que daba al callejón sin salida. ¿Qué mejor lugar para ser la victima que en uno en el que no pudieras escapar?

[Demyx]

Las últimas palabras de Rebecca antes de desaparecer fueron, para Edge, completamente incomprensibles.

―S-solo recordad una c-cosa... "N-no es el elemento lo d-destructivo, sino la persona que lo utiliza".

¿Qué significaba aquello? O más bien… ¿qué utilidad podía tener? No dejaba de ser algo bastante ambiguo. Sin embargo, no tuvo tiempo para preguntarle nada más a su maestra antes de que se apagaran las luces y desapareciera sin más. El mapa en el suelo y la puerta abierta de par en par sólo fueron el preludio de un lastimoso chillido femenino, ¿había sido Rebecca?

Alec se apresuró a salir de la biblioteca en busca del fantasma. Al parecer pretendía enfrentarse solo a él con el objetivo de que no huyera. Aunque a Edge no le parecía que aquel espectro fuera a esconderse mucho más, estaba claro que era un ser agresivo y no creyó que a partir de ahora se limitara a ir de un lado a otro picando puertas.

El aprendiz asomó la cabeza por la puerta y pudo ver que Alec se dirigía hacia el sótano. Regresó al interior de la biblioteca y cogió el mapa.

¿013885 ESPEJⓍ 5? ¿NⓍ NⓍ NⓍ? No entendía ni jota del ¿mensaje? que había aparecido posteriormente en el mapa que había dibujado Rebecca, pero quién sabe, quizá más adelante le pudiera proporcionar alguna pista. Por lo que Edge decidió llevárselo consigo.

Antes de salir de la biblioteca echó un nuevo vistazo al plano y decidió que, si Alec ya se había dirigido hacia el sótano, sería más útil si cogía el otro camino, el cual era un pasillo sin ninguna aparente particularidad. Pero a saber lo que podía encontrar, si el fantasma no estaba en un lugar, estaría en el otro. Iría a comprobar qué había allí.