[Tierra de Partida] El castillo embrujado

[Nell]

Hana recibió el libro sobre fantasmas de Alec con una mueca que daba bastante a entender que no le gustaba. Sin ni siquiera abrirlo, lo despreció y lo dejó en una de las mesas.

—No quiero historias estúpidas sobre fantasmas —le espetó, cruzándose de brazos—. Sino experiencias reales. Si no has tenido ninguna con un fantasma de verdad, entonces sabes lo mismo que los demás, y no me interesas.

Fue curiosa la comparación que hizo Rebecca, la similitud, entre aquella criatura y un sincorazón. Diferían en elemento. Pero, ¿tendría aquel ser corazón aún? Esta pregunta interesó especialmente a Hana. Sin embargo, no se la formuló a la Maestra. Seguramente no sabría nada del tema.

Inmediatamente después, la Rebecca dibujó el mapa pedido por Alec. Estaba comentando la posibilidad de esperar al amanecer, y un par de cosas más, cuando la luz se apagó de pronto. Hana parpadeó varias veces, impaciente por acostumbrar a sus ojos a la oscuridad. Y, cuando estos lo hicieron, comprobó con sorpresa que Rebecca había desaparecido. En su lugar, sólo quedaba el papel, pintarrajeado con más detalles.

Y así fue cómo se hartó de la Maestra. Era una inútil que no se atrevía a enfrentarse a un mísero vestigio del pasado, que no respondía a sus preguntas, que los ordenaba a ir a sitios desde donde ella luego desaparecía y que no hacía más que soltar chorradas.

—¡La madre que la parió, %^*#/^! —comenzó a soltar todos los improperios que le vinieron a la mente, y aún tardó un rato en calmarse.

¡Ya estaba harta! ¡A partir de entonces, iba a hacer lo que le viniera en gana!

—¡Claro que no! —contestó a Alec, aún cabreada—.Tampoco la conocemos demasiado, pero resulta obvio que no es más que una cobarde que se escabulle en el momento oportuno.

Y ojo, no es que Hana despreciara la cobardía y admirara la cobardía. Lo que pasa es que su opinión respecto al tema variaba según sus intereses o su situación.

No quería detenerse a leer el nuevo mensaje, porque le daba igual. Su objetivo era derrotar al fantasma. ¡Y punto! Como no pensaba morir tan fácilmente a manos de un ser incorpóreo, no temía el enfrentamiento, sino que lo deseaba con más ansia a cada minuto que pasaba. ¡Así luego podría darle su merecido a esa Maestra de pacotilla!

Entonces, escucharon el grito. Hana aún no había procesado dicho nuevo problema, cuando Alec propuso dividirse para ir a por el fantasma. En cierto modo, le daba igual. Puesto que ambos chicos escogieron tomar el pasillo, y dividirse en la bifurcación, la muchacha pensó que aquel plan se había convertido en un juego de suerte. ¿Quién daría con el fantasma y tendría el honor de batirse con él?

Por supuesto, confiaba en ser la afortunada. No quería escoger el mismo camino que ninguno de los otros dos, así que rememorando el mapa, recordó la cruz roja que había marcado Rebecca, la que si mal no se había orientado, correspondía a la sala previa en la que habían estado. ¿Había dibujado la Maestra dicha cruz? ¿O había aparecido por arte de magia, como todo lo demás?

Su destino, por tanto, estaba decidido. Pese a que la idea del sótano le era mucho más tentadora, por una vez, Hana optó por retroceder. Iría a la sala de la cruz, y si en ella no encontraba nada en particular, como el espejo mencionado, intentaría abrir las puertas de dicha sala para ver adónde conducía cada una, pues Rebecca no había dibujado nada más allá de ellas.

[Sombra]

Cada uno decidió ponerse en marcha por uno de los diferentes caminos de los que disponían.

Edge por su parte no tuvo problemas en seguir aquel camino rodeado de puertas fuertemente cerradas. Por suerte, el camino de sangre se detenía cerca de la bifurcación por lo que no tendría que ver aquella escena horrible.

Si conocía un poco la zona sabría que todo aquello eran aulas y zonas de estudio (Laboratorio de química, magia, herbología...) había todo tipo de aulas y en cada puerta había una plaquita informativa sobre el contenido de estas clases. La verdad es que Tierra de Partida tenía muy bien montado todo, como la mayoría de jóvenes estaban en la edad de aprender se les daba la oportunidad de conseguir mayor conocimiento y especialización para que pudiesen resolver cualquier cosa sin el empleo de la llave espada. Era una buena idea, sin duda. Pero aquello no era lo importante...

Al final del camino no había nada. Solo una pared con un Panel Luminoso en el que se vislumbraban una serie de números que iban del 0 al 9. Si tuviese conocimiento sobre tecnología sabría que era una pantalla táctil y que aquello servía para meter una contraseña. En la parte baja de la pantalla se veía el siguiente mensaje "2 INTENTOS"

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Alec siguió el camino al sótano. No tenía mucho misterio aquella ruta. Simplemente se encaminó a una puerta que al abrirla le conduciría a unas escaleras que bajaban hacia quien sabe donde.

Si decidía bajarlas se daría cuenta de que aquel lugar estaba echo un estercolero. Cajas tiradas de cualquier manera y haciendo pilas con estas que impedían ver más allá de ellas , objetos que parecían haber sido obtenidos de todas partes... Aquello era una marabunta de trastos, inservibles en su mayoría. ¿O tal vez no? Podía cotillear que objetos había por ahí, no tenía pinta de estar siendo acosado por el Espectro...

Aunque bueno también podía avanzar hacia el fondo del sótano (el cual no podía verse entre tanta caja) o retroceder ya que nada le impediría hacer alguna de aquellas dos cosas.

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Por último, Hana fue la que cogió el camino menos interesante. Nada más intentar abrir la puerta se daría cuenta de que estaba atrancada por un mecanismo que impedía ser forzada por el poder de la llave espada. ¿Por eso en el plano aparecía en rojo aquella puerta mientras que la de la biblioteca aparecía en verde? ¿Entonces que era esa X? Si se detenía a pensar unos segundos, se daría cuenta de que lo más probable es que aquella X simplemente significase que ya estuvieron allí o que no podían volver... Pero aquello solo dejaría una duda más.

¿Por qué Rebecca sabría que estaba bloqueada?

Hana no tendría más remedio que volver sobre sus pasos y tomar una nueva ruta: Volver a la Biblioteca, ir por el camino de la derecha o el de la izquierda. También tenía la posibilidad de quedarse allí parada... Pero no ganaría nada con ello.

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Edge, tendrás que decirme que es lo que escribes en el panel táctil.

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Fecha límite 12-11-12

[Demyx]

Edge andaba con firmeza por el pasillo, la verdad es que ni aquel esperpéntico escenario ni la posibilidad de que se le apareciera el fantasma le daban miedo alguno. Lo único que le molestaba era el chapoteo que hacían sus pies en el gigantesco charco de sangre que cubría la superficie del pasillo. No era un chico con muchas manías, por lo que lo que más le incomodaba no era el hecho de que fuera sangre, sino que empezaba a tener un poco de frío. Al fin y al cabo, había abandonado su habitación en calzoncillos.

Por suerte para el aprendiz, toda esa sangre desaparecía a partir de la bifurcación. Se dirigió hacia el fondo del camino sin prestar atención a las demás puertas, que presupuso que estaban cerradas. Se había paseado un poco por el castillo y más o menos sabía que eran aulas para el estudio. Sin embargo, no había tenido tiempo para interesarse por ellas. No era un chico inculto, más bien curioso e interesado en las cosas que desconocía.

Cuando llegó al final del pasillo descubrió un panel luminoso un tanto extraño, más allá de eso no había, aparentemente, nada más. De hecho estuvo a punto de dar media vuelta e ir hacia el sótano, pero su curiosidad y poca experiencia con esos chismes le llevó a probar suerte. No sabía muy bien como iban esas cosas, había visto a aprendices con aparatos similares, pero él carecía de conocimientos relacionados con la tecnología digital.

En la pantalla aparecía escrito el mensaje “2 INTENTOS. Se frotó la barbilla pensando qué hacer con aquello. Había unos números del 0 al 9 y sabía, por lo que había visto, que esas máquinas reaccionaban cuando ponías el dedo encima de esas láminas. La verdad es que no se le ocurría nada y como el mensaje le advertía de que sólo tenía dos intentos retrocedió con la intención de abandonar aquel trasto… Sin embargo se paró en seco. Sacó el mapa de Rebecca y observó los números que había escritos.

―Cero, uno, tres, ocho, ocho, cinco… ―dijo en voz alta mientras los introducía en el panel. Se quedó pensativo un buen rato más, sin hacer nada―. ¿ESPEJⓍ? ―seguidamente, después de esa palabra, había un cinco y algo tachado―. Cinco, ocho, ocho, tres, uno y cero ―concluyó, terminando de introducir así lo que creía que sería una especie de contraseña.

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Por lo tanto la contraseña que introduce Edge es: 013885 588310

[LightHelco]

Aquel lugar merecía realmente llamarse sótano. Trastos y mas trastos se acumulaban en aquel pasillo dificultaban mi paso, por lo que tenía que hacer uso de la Llave Espada para ir apartando los objetos y poder seguir avanzando.

Al rato decidí pararme y comprobar si el ser me seguía. Nadie, estaba yo solo con todos esos trastos, me resultaba raro que no hubiese querido atacar viendo lo complicado que se me estaba haciendo el moverme.

—Espero que esos dos me hayan hecho caso y sigan en la biblioteca o si no que estén juntos —pensé en alto apartando una enorme caja que no me dejaba pasar.

Aquello estaba empezando a hacerse demasiado tedioso, no sabía lo largo que era ese pasillo, pero con lo difícil que se me estaba haciendo siquiera avanzar un metro, podría tirarme una hora o más para salir. Lo peor de todo era el que todo esto no me estuviese sirviendo para nada ¿Qué pasaría si al final del lugar no encontraba ni al monstruo ni a Rebecca? Habría perdido el tiempo como un idiota mientras mis dos compañeros podían haber hecho todo el trabajo solos.

—Agh, será mejor que encuentre algo para iluminar la zona, entre tanto trasto debe de haber algún que otro candelabro —decidí empezando a mirar las cosas y abriendo algunas cajas.

[Nell]

Hana pensó que era tonta. Pero no era tonta por haber tomado ese camino, qué va, ni mucho menos. Era tonta, tontísima, por no conocer muchísimos más insultos con los que calificar a la situación en la que se encontraba, a su Maestra y a aquel fantasmucho.

Y eso era lo que maldecía, en voz baja, mientras tiraba e intentaba forzar el pomo de la puerta, con sus propias manos, como se había acostumbrado toda la vida, en vez de con la Llave Espada. ¿¡Por qué diablos no cedía!? ¿¡Y cómo no podía haber nada interesante en aquel lugar!? Claramente, la X siempre, siempre, siempre había marcado el lugar donde se encontraba el premio, la recompensa que prometían los mapas del tesoro.

¿Y qué mejor tesoro que un fantasma toca conchas esperando allí para ser zurrado?

Pero no había nada. Ni fantasma, ni una mísera prisa. Rebecca tenía el sentido de los mapas en el ojete, definitivamente. Hana se cansó de intentar abrir la puerta y se echó a descansar, mientras pensaba en qué hacer a continuación.

Viendo su situación más tranquilamente, se dio cuenta de que aquello era absurdo. Estaban en mitad de la noche, buscando a un fantasma que había pertenecido a un aprendiz loco de hace años ha (ni se acordaba de las palabras de Rebecca), que había tenido la repentina idea de hacerles la gracia de despertarlos. ¿Y por qué a ellos? Más bien, ¿por qué a ella? ¿Es que los demás no merecían estar allí trabajando también con el problemón del antepasado Maestro?

Hana deseó fervientemente tener una trompeta. O unos platillos. O un tambor. Realmente, cualquier instrumento le vendría bien. Porque tenía unas ganas enormes de fastidiar el sueño de todo el castillo para que se pusieran hacer el mismo trabajo sucio que ellos. Así, de paso, ella podría escaquearse entre la cantidad de voluntarios que saldrían.

Pero como no tenía nada de eso a mano, tuvo que conformarse con su amplia imaginación para disfrutar de la escena. Porque la realidad era bien diferente, y en ella, le tocaba pringar.

Se levantó del suelo y echó a andar por el pasillo. Iría al sótano, definitivamente. Allí había comenzado todo, y seguramente en ese mismo lugar, también tendría que acabar. No de la manera que Rebecca imaginaba, por supuesto. Terminaría, sí, pero de verdad.

[Sombra]

Edge

Nada más introducir los números en la pantalla apareció un círculo verde sobre el panel táctil en el que ponía simplemente "Contraseña valida". No tenía mucho más misterio, la verdad.

O no debería...

Un sonido alertó a Edge tras aproximadamente diez segundos de haber insertado la clave, una pequeña parte de la pared empezó a descender dejando una abertura a un pasadizo secreto que le conduciría a una sala de tres por tres metros. En el suelo, había una especie de escotilla que si la abría le permitiría ver unas escaleras que descendían hacia...

Otra pequeña estancia de tres por tres metros cuya única diferencia es que había una puerta de metal bastante gruesa con una rueda para poder abrirla. ¿A dónde llevaba aquel lugar? ¿Por qué tanto secretismo? Las paredes eran de hormigón reforzado y una única bombilla iluminaba el lugar.

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Alec y Hana

Alec logró encontrar una lámpara de aceite entre todos los trastos con un poco de aquella substancia. Era más que suficiente para explorar aquel lugar. Pero no esperaba que coger aquello provocaría un derrumbe. Montones de cajas cayeron sobre el pobre muchacho el cual quedó sepultado bajo aquellas numerosas cajas viejas.

Por suerte para Alec, Hana acababa de llegar y había visto la escena. Incluso podía ver, gracias a la luz del farolillo el fondo del sótano. Una amplia puerta doble que no parecía concordar con aquel lugar. Había cadenas rotas colgando de ella y extraños símbolos que para ellos era imposible leer... Aunque una cosa era segura. Aquello eran runas mágicas. ¿Aquel era el lugar donde aquel monstruo había estado sellado?

Quizás deseasen dirigirse hacia allí, pero en ese momento una luz más potente les llamaría la atención.

El Espectro estaba detrás de ellos y uno de sus dos "tentáculos luminosos" estaba acercándose hacia las piernas de Hana.

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Estáis en la recta final de la trama. No creo que os queden más de tres rondas.

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Fecha límite 18-10-12

[Demyx]

El chico no necesitó más intentos, introdució la contraseña correcta a la primera. Así se lo indicó aquel panel luminoso con el sencillo mensaje “Contraseña válida”. Edge esbozó una amplia sonrisa, al no conocer esa tecnología, ese primer éxito le hizo bastante ilusión. Al fin y al cabo era un chico con un fuerte instinto de autosuperación.

A los pocos segundos el aprendiz pudo observar como una parte de la pared descendía y dejaba al descubierto un pasillo secreto.

―¡Canastos! ―exclamó sorprendido.

Y sin dudarlo ni un solo instante entró. Ahora estaba en una pequeña sala completamente vacía, excepto por una escotilla que había en el suelo. Edge, curioso como siempre, la abrió y bajó por las escaleras. Se encontró con una sala prácticamente idéntica, iluminada por una bombilla y con una gruesa puerta metálica. No parecía que el fantasma estuviera allí, pero quizá todo aquello tuviera alguna conexión con el espectro, no en vano la contraseña eran los números que habían sido escritos en el mapa de Rebecca.

Sin más dilación Edge se acercó a la puerta de metal y empezó a hacer girar la rueda que parecía abrirla. ¿A dónde le llevaría? ¿Qué era lo que se ocultaba allí?

[Nell]

Al entrar al sótano, lo primero que vio fue a Alec… y el montón de cajas que se derrumbaban encima de él. Suspiró, con cierta sorna, acercándose a la nueva pirámide bajo la cual estaba enterrado su compañero.

—¡Pobrecillo! ¡Derrotado por unas cajas! —se jactó, con una vocecilla infantil, mientras iba retirando los objetos que sepultaban al muchacho—. Me encargaré de que todos los aprendices escuchen durante eones tus, eh… nulas hazañas.

Aún estaba golpeando los restos de la pila, liberando completamente a Alec, cuando se fijó en la puerta del final. No cuadraba con el resto de la habitación y había sobre ella varios símbolos dibujados. Hana no entendía nada de runas, ni de sellos, pero siendo aquel lugar la prisión del fantasma, según lo que les había indicado Rebecca, no era difícil de imaginar.

—Ten más cuidado, friki de los libros —le reprochó, un poco ida, mientras se acercaba un poco a la brillante puerta—, porque la próxima vez, yo…

Estaba a medio camino, y también a mitad de la frase, cuando surgió la luz a su espalda. A Hana se le pusieron los pelos de punta, eso lo primero. Y ya tenía ciertas suposiciones sobre lo que se encontraría, incluso antes de volverse y corroborar que el ser había vuelto.

Él, y sus tentáculos. Cuando vio que uno de ellos se acercaba hacia ella, su primera reacción fue saltar hacia atrás. La siguiente, en cambio, fue también evasiva, pero en esta ocasión, de la puerta. Definitivamente, cada vez le daba peor espina. No quería acercarse para nada a ella, pese a que eso supusiese estar acorralada por la extremidad.

Pues, en vez de retroceder, tendría que contratacar. Clavó la punta del pie con fuerza en el suelo, para dar un salto hacia delante, Llave Espada en mano y lista desde hacía un buen rato, con la intención de cortar directamente con ella el tentáculo. En aquella ocasión, no había ninguna Rebecca que fuera a frenarla. No sólo pensaba enfrentarse a la criatura abiertamente, sino que estaba dispuesta a ganar.

—¡Cúbreme! —le gritó a Alec.

Si no lograba cortar el tentáculo, y éste la aprisionaba, esperaba al menos que Alec le sirviera de algo y la ayudara.

[LightHelco]

Tras buscar un rato encontré una pequeña lámpara de aceite que me dispuse a encender rápidamente, cuando escuché detrás de mí un extraño ruido. Al girarme para comprobar que lo había causado sentí que mis ojos salían de sus cuencas al ver la enorme pila de cajas y trastos que se precipitaba hacia mí. Muy pronto me encontré enterrado bajo un centenar de pesadas cajas y viejos aparatejos, los cuales no podía mover.

Afortunadamente, pude escuchar los pasos de alguien cerca, seguidos de una voz que reconocí al instante.

—No es necesario que lo hagas, Hana, prefiero no ser conocido como un héroe —respondí con el mismo tono sarcástico que había usado esta.

Pronto dejé de sentir la presión de las cajas y pude ver el rostro de Hana, la cual estaba más atenta en mirar hacia el frente que a las cajas y objetos que estaba quitando. Conseguí levantarme en parte y mirar hacia donde lo hacía ella para ver al fin el final del sótano, el cual era una enorme puerta con cadenas y runas. Esto último aunque no era muy común, lo había llegado a ver en mi mundo y en alguna clase que se había hablado de ellas las habían mencionado como sellos. ¿Ese podría ser el lugar donde estaba encerrado el fantasma?

—Ten más cuidado, friki de los libros —me reprochó sin mucha gana dirigiéndose a la puerta, cosa que no me mosqueó, admitía mi afición hacia los libros negarlo sería de idiotas—, porque la próxima vez, yo…

La chica no terminó su frase al aparecerse ante nosotros el espectro. Al final el plan de ir a que nos encontrase había funcionado y siendo dos teníamos oportunidad de vencerle, y si no podíamos estaba el lugar de su encierro a nuestra espalda.

Me deshice de las últimas cajas para levantarme y apoyar a Hana, la cual no decidió que hacer hasta que uno de los tentáculos se lanzó a por sus piernas para atraparla.

—¡Cúbreme! — me gritó abalanzados contra el tentáculo para cortarlo con su Llave Espada.

—Como vos ordenéis, mi valerosa salvadora —apunté con una mano hacia el espectro concentrado la magia en ella — ¡PIRO!

[Sombra]

Hana y Alec

El tentáculo fue cortado limpiamente perdiendo así toda la luminosidad de la que disponía tras un par de destellos que parecían ser pequeñas centellas eléctricas.

Tras eso, una bola de fuego de estrelló contra su cuerpo estallando así en llamas. La criatura se tanteó el cuerpo con el resto de sus tentáculos para apagar el fuego lo antes posible.

Su cuerpo empezó a derretirse y la luz que desprendía empezó a parpadear ligeramente, como si tuviese problemas para seguir brillando... ¿Habían ganado tan facilmente?

Edge

—¡Malditos!

Fue lo primero que escuchó Edge al abrir la puerta.

El lugar era una pequeña sala con numerosas pantallas que mostraban diferentes zonas del castillo. Algunas mostraban mapas del castillo, cada una indicando una zona diferente, desde el sótano hasta las torres más altas.

Si Edge veía bien se daría cuenta de que sus dos compañeros, Alec y Hana salían en uno de aquellos artefactos que mostraban imágenes en movimiento. Se veía una masa ardiendo en el suelo lo cual quería decir...

Sentado en un gran sillón de apariencia muy cómoda un niño de cabellos rubios presionaba diferentes botones de una especie de mando así como una especie de palanquitas.

—¡Ese androide nuevo me costó un mes de paga! —se quejó el muchacho tirando de golpe el mando al suelo. En su cabeza tenía unos enormes cascos que impedían que escuchase nada del exterior por lo que no se había dado cuenta de que Edge estaba en su espalda—. Rebecca, Plan C, se han cargado el androide Fantasma. Usa un par de hechizos tuyos para hacer un sustituto. Ronin, cierra la puerta del sótano y abre la puerta del "Sello". Yami, empieza a limpiar la decoración que pusimos en la sala del trono y los pasillos... Y en la próxima novatada no pongas tanta sangre, que no queda creíble

El niño sin duda era un mandón y parecía tener demasiado que ver con todos los sucesos que habían vivido aquella noche... Pero sus palabras era muy... reveladoras. Tal vez el Edge quisiese saber su identidad, ya que al estar de espaldas a él solo podía ver su cabellera rubia.

—¡Agh! Estos tres son más difíciles de lo que creía. ¿Dónde narices está el pijoleras educado? Eso me pasa por haberme centrado a observar a esos dos.

Hana y Alec

El sonido de una puerta cerrándose se escuchó desde la entrada al sótano indicando que se habían quedado encerrados. Lo que no se esperaban era lo que pasaría a continuación.

Las cadenas explotaron lanzando algunos eslabones por todos lados sin motivo aparente. Las runas de la puerta empezaron a brillar y esta comenzó a abrirse dejando que una potente luz se filtrase de dentro iluminando perfectamente todo el sótano.

De pronto, una silueta humana salió de aquella ingente cantidad de luz, se veía un poco extraña... como si fuese traslúcido...

Se fue acercando mostrando cada vez más de sí... Un monstruo idéntico al que acababan de derrotar pero que no brillaba... Parecía viscoso, como si fuese agua o gelatina. Sus ojos eran de un brillante azúl marino.

[Demyx]

Menuda fue la sorpresa que tuvo Edge cuando hubo abierto la puerta. Una pequeña sala llena de pantallas y un sillón enorme con un niño sentado en él era, desde luego, lo último que esperaba encontrarse el aprendiz.

Cruzó el umbral de la puerta silenciosamente mientras oía a aquel niño remugar, como iba descalzo apenas hacia ruido al andar. No tardó, pero, en darse cuenta de que aquel muchachito llevaba uno de esos aparatos en las orejas que le impedían darse cuenta de la presencia del chico peliazul. Así pues empezó a dar vueltas descuidadamente por la sala observando cada uno de los monitores. Sonrió cuando en uno de ellos vio a Alec y Hana junto a una especie de masa ardiendo, ¿aquello era el fantasma? Todo aquello era cuanto menos sospechoso.

El niño, que seguía soltando maldiciones en voz alta, dijo entonces bastantes cosas que llamaron la atención de Edge y que le permitieron al chico atar cabos con relativa facilidad. De entre las múltiples órdenes que daba el zagal pudo oír cosas como el nombre de Rebbecca, un androide fantasma, la decoración y… novatada. ¡Todo aquello era una farsa!

No sabía quién era aquel muchacho que tenía justo delante, pero tampoco le importó. Se acercó por detrás, sonriendo. Cuando estuvo lo bastante cerca levantó ligeramente los cascos del mozo y gritó:

―¡ALBRICIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAS!

Posiblemente aquella sería su venganza.

[Nell]

Increíblemente, consiguió cortarle limpiamente el tentáculo a la criatura. Hana se fijó en las chispas que parecía producir la extremidad partida, pero no le dio demasiada importancia. Incluso aunque hubiese prestado atención al detalle, no habría tenido ni puñetera idea de por qué los hacía, gracias a sus nulos conocimientos tecnológicos.

Alec, además, la hizo caso, con un retintín que decidió pasar por alto, puesto que la magia de su compañero impactó de lleno en la criatura, que comenzó a arder. Cuanto más grandes se hacían las llamas, mayor era el regocijo de Hana, que veía triunfante el fin del monstruo. ¿De verdad los Maestros de años atrás no habían podido con él? ¡Si era un mequetrefe! Debían de ser unos blandengues por aquella época.

―Podemos arrancarle la cabeza y llevársela de recuerdo a Rebecca. Seguro que no se espera que algo tan tonto como esto, a lo que teme tanto, haya sido derrotado por unos simples aprendices ―propuso, reconfortada por la aparente victoria.

Sin embargo, había hablado demasiado pronto. La puerta del sótano se cerró de golpe, repentinamente, haciendo que Hana diera un bote del susto. E iba a ver qué había pasado, y a intentar abrirla, cuando las cadenas explotaron. Se cubrió como pudo la cara, para eludir el impacto de los eslabones, pero ninguno la alcanzó. Y lo que estaba por venir sería mucho peor…

La puerta llena de runas, por la que Hana sentía al mismo tiempo repulsión y atracción, se abrió, revelando la luz que se escondía tras ella. ¿Y esa se suponía que era la antigua prisión del fantasma? ¿Un lugar plagado de su misma esencia? Desde el principio, Hana lo imaginaba encerrado en oscuras y terribles sombras que nunca pudiese iluminar. Aquello comenzaba a perder el sentido para la muchacha.

Pero pronto se dio cuenta de que no se había abierto por nada. Una silueta se perfilaba en ella, de contorno humano, pero aparentemente con semejante corporeidad a la del fantasma. ¿Sería otro ser igual? ¿Y qué hacía allí? ¿Acaso no había sido liberado ya? ¡Tendría que estar vacío!

Fuera lo que fuese, Hana supuso que había estado encerrado allí también. Daba igual lo que tuviese que ver con la historia relatada por Rebecca: tendría el mismo final que había prometido para el fantasma.

―¡Vete al infierno de una vez, capullo! ―le gritó, agarrando con fuerza su Llave Espada y echando a correr hacia él.

Nuevamente, se planteaba enfrentarse cara a cara, en un ataque tan directo como suicida. Tal vez cegada por la reciente victoria, o simplemente por ser Hana… En cualquier caso, se preveían pocas posibilidades de éxito.

[LightHelco]

Mi ataque alcanzó de lleno al ser haciendo que ardiese y se derritiese debido a esto. Me resultó muy extraño eso, por lo que sabía sobre fantasmas como mucho se desvanecían, nunca había oído sobre uno que se derritiese.

―Podemos arrancarle la cabeza y llevársela de recuerdo a Rebecca. Seguro que no se espera que algo tan tonto como esto, a lo que teme tanto, haya sido derrotado por unos simples aprendices —sugirió Hana feliz de haber sido capaz de hacer algo que los antiguos no pudieron hacer.

Espera…¿los Maestros antiguos? Habíamos derrotado a un monstruo que ellos se vieron obligados a encerrar con un simple hechizo de fuego, esto cada vez olía peor.

—No sé si deberíamos bajar la guardia, hay algo aquí que no enca-

Una potente explosión proveniente de la puerta sellada silenció toda la sala e hizo saltar los eslabones de las cadenas. Me protegí con los brazos un poco por si algún eslabón llegaba hasta mí y tras eso los aparté para encontrarme con una nueva figura humana muy parecida a la de nuestro fantasma.

Cuanto más se acercaba a nosotros mejor la pude ver y fijarme en su gelatinosa forma. ¿Por qué había otro ser? ¿Acaso…?

—¡HANA, ESPERA! —grité al ver pasar a la chica arma en mano dispuesta a matar al fantasma.

Maldita loca ¿en qué pensaba? Ese monstruo podría ser el verdadero aprendiz y por lo tanto tener un poder mayor. Invoqué rápidamente la Llave Espada y saltando sobre las cajas restantes seguí a la mujer para detenerla.

Mil ideas para detenerla pasaban por mi cabeza y no podía parar de mirar hacia los lados en busca de una solución, pero no había nada, solo cajas y más cajas….

A veces me consideraba un idiota.

—¡Hana, apártate! —avisé reuniendo energía en mi mano para crear dos esferas de aire para lanzarlas contra los montones de cajas más cercanos al ser — ¡Sota de Picas!

El hechizo fue directo hacia sus objetivos, pero esperaba que la aprendiza se apartara a tiempo para que, si la estrategia funcionaba, no se viera aplastada por un centenar de trastos. Lo último que me apetecía es verla hecha una furia.

[Sombra]

Edge

―¡LO SIENTO LYN NO LO VOLVERÉ A HACER! ―gritó el niño aterrorizado dando un bote en la silla mientras pulsaba varios botones aleatorios sinquerer. Tras aquella sorpresa se giró hacia Edge poniendo cara de cachorrillo desamparado... Aquel niño era un demonio. Su cara cambió a otra de incredulidad al ver de quien se trataba―. ¿Eh? ¿Qué se supone que haces aquí, idiota? Deberías estar con los otros cagandote de miedo.

El niño se levantó entonces del sillón mirando al joven bastante feliz. ¿Qué narices pensaba aquel mocoso?

―Oye, amigo... ¿Qué me dices si hacemos un pequeño trato? Llamaré a Yami para que te maquille y parezcas gravemente herido... Entonces... ¡Te apareces frente a esos dos imbéciles y haces como si murieses! Si lo haces votaré a tu favor en cuando quieras convertirte en Maestro... ¿Qué me dices? ―propuso el niño con una macabra sonrisa en su rostro.

Aquel niño parecía tener mucha experiencia en eso de joder al personal. ¿Le ayudaría el honorable muchacho?

Pero no se había dado cuenta de algo. Con el susto y el giro que había dado en la silla, los cascos se habían desenganchado del conector por lo que ahora se escuchaba todo... Incluso el micrófono había sido activado por accidente en modo General haciendo que TODO se escuchase en cualquier rincon del castillo.

Edge y Akio no se habían dado cuenta, claramente...

Hana y Alec

La pila de cajas se precipitó sobre el ser gelatinoso siendo aplastado completamente, sin embargo pasó algo que ninguno esperaba.

Aquel ser era casi como agua por lo que se escurrió entre los objetos y se fue reuniendo sobre la pila triunfante. Pero de pronto un sonido, similar a una alarma, pero que no era una alarma hizo que todos los allí presentes se mantuviesen alerta a la espera de cualquier cosa... Incluso el ser parecía sorprendido.

― ¿Eh? ¿Qué se supone que haces aquí, idiota? Deberías estar con los otros cagandote de miedo.

[...]

―Oye, amigo... ¿Qué me dices si hacemos un pequeño trato? Llamaré a Yami para que te maquille y parezcas gravemente herido... Entonces... ¡Te apareces frente a esos dos imbéciles y haces como si murieses! Si lo haces votaré a tu favor en cuando quieras convertirte en Maestro... ¿Qué me dices?

Incluso la voz de Edge se podía escuchar a traves de aquella megafonía. ¿En dónde narices se había metido?

Tras unos instantes, de la puerta de runas se distinguió una nueva figura, una delgada y con cabello negro, una jovencita no muy alta que cubría parte de su cara con su flequillo evitando mostrar las enormes cicatrices que cubrían su cara.

―Y-yo e-esto... T-todo tiene una e-e-e-explicación. ¡Lo juro!

El ser gelatinoso se acercó a donde estaba Rebecca, la Maestra alzó la mano hacia la criatura la cual se vio absorvida como si nada.

―Esto es u-un Golem de Agua... Es un hechizo d-de alto nivel y eso ―aclaró con su típica timidez, aunque seguramente aquello no importase a los dos Aprendices... Seguramente buscaban una explicación.

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Penúltima ronda.

[Demyx]

Al parecer su grito de “guerra” había funcionado y aquel niño dio un buen respingo. El terror que reflejaba su rostro se desvaneció al comprobar que no se trataba de la tal Lyn, sino de aquel aprendiz que hacía un rato había desaparecido de los monitores. Allí estaba Edge, delante suyo, sonriente, y demasiado inocente, para variar.

Al parecer aquel muchachito no estaba satisfecho todavía con su broma y antes de que Edge pudiera intervenir, ya tenía nuevos planes para él. ¡Le estaba proponiendo que se uniera a él en aquella macabra broma de mal gusto! Obviamente con una moneda de cambio importante por en medio, un voto a favor en su examen de maestro. Sin embargo, el niño no había tenido suerte al encontrarse con Edge, quien pocas veces se percataba de las malas intenciones de los desconocidos en lo que sobornos se refiere, algo que, desgraciadamente, ya le sucedía tiempo atrás, en Port Royal. A pesar de que el muchacho omitiría la idea del examen de maestro, se quedó pensativo durante un buen rato, considerando la idea de ser partícipe de toda aquella patraña.

―Mentiría si le dijera que no paréceme tentadora la idea de darles un buen susto a mis compañeros. Dudo que el señor Alec se asustara, empero a la señorita Hana le estaría bien empleado ―dijo riendo―. Mas debo declinar la oferta, en mi humilde opinión, ya han llevado esto demasiado lejos ―se arrodilló para ponerse a la altura del zagal y, sonriendo, le puso una mano en la cabeza―. ¿Quién sois vos, joven pícaro? ¿No es demasiado tarde para que alguien de vuestra edad corra por el castillo?

Seguramente la amabilidad de Edge no sería bien recibida por aquel niño, sobre todo teniendo en cuenta su verdadera identidad, la cual era completamente desconocida para el aprendiz novato.