[Castillo de Bestia] ¿Es ella?

[A Nerd Girl]

Perfecto, ahora se demuestra que soy una verdadera inútil. El ataque a un sincorazón que antes pesaba que de uno en uno iría bien, acabó en caer al suelo y que la tacita se hubiese lastimado algo. Todo por que no sirvo para nada. Los sincorazón me lanzaron casi volando y me caí haciéndome daño.

Lumière, pidió al reloj que fuera a por su amo. El mismo que se llevó a Xefil a los calabozos. Pero si no fuera por el candelabro… quizás no me hubiese podido levantar. Pero cuando Ding-Dong logró pasar entre ellos y se chocaron... ¡Mi oportunidad!

—¡ Vete a un lugar a salvo. —Ordené a la tacita para que no sufriese daños.—No me queda más remedio que atacar…

>>¡Electro!

Dirigí el hechizo a donde estaban los dos sincorazón antes de que dejasen de estar aturdidos. Debía abrirme paso para poder rescatar a Xefil.

[Zee]

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No, no podrás abrirla, ni con los dientes (?)

Tomaré eso como un reto. No abrirla no supone que no pueda salir >:B

Bestia volvió mostrarme aquella mirada, demasiado humana para que él fuese realmente un monstruo. Nuestros ojos se encontraron y noté que me miraba con curiosidad, un poco sorprendido ante mis palabras. Un poco más calmado, preguntó:

—¿Te contaron ellos...? —dicho esto, Bestia bufó levemente, como sintiéndose culpable. No supe si pudo verme, pero asentí con la cabeza— Siempre los trato como míseros esclavos... y ellos, preocupados... por mí. Yo soy quien merece castigo, no ellos...

—Si eso no es una muestra de aprecio, enton--

—¡Pero... mírame! —me interrumpí casi instantáneamente, después de que Bestia volviese a rugir, afectado por sus propios sentimientos—. ¿Quién iba a amar a una Bestia como yo? No estamos hablando de un amor fraternal, ni admiración, ni respeto por haber sido de la realeza... ¿qué mujer iba a querer estar con alguien como yo? ¡¡Mírame!!

—¡Yo entiendo! —comencé a gritar yo también, desesperado porque mis palabras llegaran a aquel afligido corazón. Por unos breves momentos, ambos hablamos nuestros sentimientos al mismo tiempo—: ¡No pretendo romper el hechizo con un amor como ese, lo que quiero decirte es que si aceptas ese aprecio en tu corazón, encontrar el verdadero amor no cos--!

—¡¡Mírame!!

Me aparté al instante. Apenas advertí cómo Bestia tomaba con sus enormes brazos una silla, me aparté hasta el fondo del calabozo. Con fuerza, el príncipe transformado la lanzó hacia mi celda, aunque los barrotes me protegían. Sin embargo, el proyectil aun así golpeó la puerta con una fuerza tremenda...

...rompiendo así la cerradura.

—Maldita sea, ahora es seguro: es Bestia quien tiene que sacarme de aquí —me lamenté para mí mismo.

En ese instante advertí cómo algo bajaba por la escalera hacia los calabozos. Eran unos pasos muy, muy pequeños... ¿Alguno de los objetos mágicos?

—¡Amo! ¡Amo!

—¡Ding-Dong!

—¿¡Qué es lo que quieres!? —cuestionó Bestia, enmudeciendo mis palabras.

—¡Esas criaturas... están atacando el castillo! ¡Lumiére... Chip...! —tanto Bestia como yo reaccionamos con el mismo sentimiento: preocupación. Si Lumière y Chip se hallaban en peligro, entonces Mei... Y aquellas "criaturas"... ¡Sincorazón! ¿Qué más podía ser? El príncipe dejó salir un potente rugido y salió corriendo de allí, dispuesto a salvar a sus sirvientes.

—¡Ding-Dong, tienes que sacarme de aquí! ¡Puedo ayudar al príncipe! ¡Si esas criaturas son las que creo, yo...!

A manera de explicación, invoqué mi Llave-Espada. Apunté con ella a la cerradura y un rayo de luz brotó de la punta... Sin embargo, no pasó nada: como supuse, el mecanismo se había roto y no había manera de escapar.

Súbitamente, un escalofrío ascendió por mi espalda. Detrás de mí noté una oscura sensación, acompañada por el sonido de un vórtice de oscuridad abriéndose para darle paso a sus habitantes.

Gruñí, molesto por mi equivocación: la Llave-Espada los había atraído:

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—Caballeros —saludé, esperando que mi broma desvaneciera un poco mis nervios. Imaginé que las sombras me correspondían el saludo con un asentimiento de cabeza, aunque sabía que en realidad estarían extendiendo sus garras hacia mí, dispuestas a acabar con mi corazón.

Perfecto. No podía ser más perfecto.

Quise entrar en pánico, pero me controlé. Debía mantener la cabeza fría en todo momento. Tres neosombras contra mí, encerrados los cuatro en una pequeña celda. ¿Qué podía hacer? ¿Sería capaz de acabar con las tres? Seguramente no, eran Sincorazón de muy alto nivel... ¿Y escapar?

¿Podría doblar los barrotes, reparar la cerradura, romper el muro...?

O tal vez...

Nunca lo había intentado...

Ni siquiera sabía si era capaz...

Pero...

—Un gusto saludarles —me despedí, fingiendo que me quitaba un sombrero imaginario. Y luego, rezando para que mi magia funcionara, salté hacia atrás.

Espacio... Muévete a mi voluntad...

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Elusión Mágica (HM)

Hubo una especie de chasquido... Sentí que mi cuerpo se desplazaba, pero en un plano que estaba más allá de toda clase de obstáculos. Creí, incluso, que me desvanecía en centenas; no, millones, de motas de polvo y que un inexistente viento me llevaba allá donde quería aparecer.

Y luego, aterricé del otro lado de los barrotes... ¡Había funcionado! Sin darle tiempo a enunciar su sorpresa, tomé a Ding-Dong con mi mano libre y eché a correr a la salida.

—¡Vamos a ayudar al príncipe!

Después de todo, los Sincorazón sabrían hacer lo mismo y no tardarían en darnos alcance.

[EspeYuna]

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Fecha límite: Miércoles, 21 de Noviembre
Fuera de plazo: Zee (Xefil) [1/3]

Mei

La joven de Tierra de Dragones consiguió eliminar a aquellos dos soldados con el Electro: estaba claro que el golpe que se habían dado mutuamente al intentar atrapar a Ding-Dong les había jugado una mala pasada. Dos corazones ascendieron.

Sin embargo, Lumiére fue atacado por un sincorazón, lanzando al candelabro contra una de las paredes del pasillo, dejando al pobre sirviente inconsciente, pidiendo ayuda a su amo, delirante. Realmente amaban a la Bestia como su príncipe, a pesar de las circunstancias.

Mei no tardó en ser atacada de nuevo por los soldados, esta vez siendo agarrada por dos de ellos, forzando sus muñecas a permanecer quietas, por lo que no pudo seguir sosteniendo su Llave-Espada.

El soldado al que había aturdido en un primer momento se acercó, furioso y deseoso de arrancarle el corazón. ¿Aquel iba a ser el fin?

Un temeroso rugido llenó de esperanza los pasillos del castillo. La Bestia apareció, y con una de sus fieras garras elevó al sincorazón y lo tiró hacia una de las armaduras vivientes, desapareciendo con el golpe.

Rugió de nuevo, y los sincorazón que agarraban a Mei estaban tan asustados que desaparecieron.

A los pocos minutos de desaparecer la amenaza que irrumpía en el castillo, la Bestia se tranquilizó, y, cuando se dio cuenta de que había una nueva cara conocida, sus ojos se fijaron en la joven muchacha a la que había salvado.

—¿Quién...eres?

No había amenaza en su voz, sólo confusión.

Xefil

El joven aprendiz de Reino Encantado fue astuto, muy astuto. Pero no lo suficientemente rápido para dar esquinazo a las tres neosombras.

Una de ellas apareció justo a la salida de las escaleras de caracol, impidiendo que Xefil huyera. Ding-Dong tuvo la misma mala suerte que Lumiére, pues las garras de aquel sincorazón lo cogieron y lo lanzaron contra la celda, provocando que algunas piezas de su interior se esparcieran por el suelo.

La cosa pintaba bastante mal para Xefil. No le quedaría otra que luchar si quería escapar de allí, no había otra salida que las escaleras.

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Creo que tengo un problema con las neosombras, llevo usándolas en muchos temas ya, pero es que me encantan esos sincorazón <3
- Y perdonad si pueden ser un post algo soso :<

[A Nerd Girl]

Dos de ellos ya perecieron. Perfecto, eso creo. Pero no era suficiente para ahuyentar a los otros tres. Seguían pululando y siendo una amenaza. El candelabro sufrió un ataque de esos monstruos. Solo esperaba que no sufriera graves daños. Pero no podía ser lo peor.

Dos de ellos se lanzaron al ataque, no me dio tiempo a responder. Me agarraron las muñecas, no podía defenderme ni atacar. Solté el arma, estaba muerta… El último sincorazón que seguía con vida, él que me lancé a atacar anteriormente, iba a dictar el final de mi vida. Lágrimas cayeron por mis mejillas, suplicando. No quería morir. Ahora no.

Un rugido resonó. La bestia que antes se había llevado a Xefil, posiblemente. Detuvo el ataque, de aquel sincorazón que iba a acabar mi vida. Mis súplicas fueron escuchadas, los que me sujetaban se fueron.

La bestia de percató de mi presencia, me miró. Como si no me hubiese visto antes en aquella cálida sala. En aquel lugar donde mi amigo se separó de mí por que ese peludo ser se lo había llevado.

—¿Quién...eres?

—Una amiga de él chico que te llevaste… Me llamo Kemu…

Me presenté solo por mi nombre, no por como me gustaba que me llamasen, Mei, básicamente por que no me inspiraba confianza aquel fornido ser. ¿En verdad era aquel príncipe que relató Lumière?

[Zee]

─¡Rayos, no!

Mi nivel no se comparaba al de un Sincorazón de clase A como las Neosombras. Una de ellas se las arregló para aparecer frente a mí, incluso después de haber escapado de la celda con aquel increíble hechizo. Seguramente detenerme para tomar a Ding-Dong le había dado suficiente tiempo para reaccionar.

Para mi mala suerte, la Sombra atacó con sus garras a mis manos, lanzando a dicho reloj hacia la celda, donde se estrelló con fuerza. Tantas que algunas piezas salieron de su interior.

─¡No, Ding-Dong, no! ─grité, realmente asustado. Temía por la vida de aquel pobre sirviente, que todo lo que había querido hacer era ayudar a su príncipe.

Venganza...

Aquella palabra resonó en mi mente. De una manera poco natural y extraña, pero en mi mente, al fin y al cabo. Mi sangre comenzó a hervir. Apreté los dientes.

Alcé la Llave-Espada y me puse en guardia.

─Ven, vamos a jugar.

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Xefil's Battle Theme: Monarch of Madness
(A Light in the Darkness ~P~ — HalcyonicFalconX)

No podía perder de vista a las Neosombras que se hallaban detrás de mí, por lo que retrocedí y me giré hasta que pude tenerlas a las tres en mi campo de visión. Perdí un valioso tiempo que pude haber usado para obtener la ventaja al atacar primer, pero era la mejor opción: no podía arriesgarme a ser golpeado por la espalda.

Aquellas cosas eran más fuertes que yo.

Así que esperé, en guardia. Aquella neosombra tenía que lanzarse hacia mí. Debía estar preparado para todo: si me atacaba con sus garras, confiaría en mis reflejos para apartarme y contraatacar con mi Llave. Si se lanzaba hacia mí, lo mejor que podía hacer era lanzarme al suelo y alejarme con una voltereta, para volver a colocarme en guardia. Y, en el extremo caso de que los otros Sincorazón decidieran atacar al mismo tiempo, usaría Pseudo-Gravedad para evitar grandes daños y bloquearía sus ataques, con la esperanza de encontrar un hueco.

Tenía que ir con cuidado, pero tampoco podía jugar siempre a la defensiva. Mei, Lumière, Chip y el príncipe se hallaban en peligro. Y Ding-Dong... tragué saliva; no quería ni imaginarlo.

[EspeYuna]

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Fecha límite: Domingo, 2 de Diciembre
Fuera de plazo: Zee (Xefil) [1/3]

Mei

La Bestia parecía bastante confundida ante la presencia de la joven. ¿Por qué no había agarrado a Mei de la misma forma que con Xefil? ¿Es que acaso ella no era una intrusa para él?

En la lejanía, Lumiére se levantaba del sitio, con una mirada triste al observar a su amo.

—¿Has venido... a verme? ¿A mí...? —preguntó la criatura, con ojos muy humanos y, por primera vez en mucho tiempo, llenos de esperanza.

Xefil

La neosombra se lanzó hacia él, pero Xefil predijo ese movimiento con una voltereta en el suelo, apartándose de sus garras y usando Pseudo-Gravedad por si las otras dos neosombras se lanzaban a por él.

Sin embargo, el poder de su Llave-Espada parecía estar atrayendo más a los sincorazón. De repente, cuatro garras aparecieron en el suelo, inmovilizando los tobillos del joven. Más sombras aparecían por debajo del suelo.

Estaba rodeado, pudo escuchar a Ding-Dong gritar su nombre, pero todo se volvió negro en segundos. Las neosombras se lo habían tragado. La oscuridad le estaba consumiendo. Notaba como le entraba sueño y perdía las fuerzas para luchar. ¿Sería su final?

"Caballero de la Llave-Espada..."

Una voz femenina, dulce y cantarina, despertó de nuevo los sentidos del joven. Aún envuelto por la oscuridad, oír aquella presencia le tranquilizó, y por extraño que pareciera, sentimientos poco normales inundaron su mente. Como si esa voz fuese ahora el centro de su mundo. Quería ayudarla... quería protegerla...

"Bravo guerrero, ¿qué hace aquí..? ¿Puede decirme su nombre?"

¿Quién sería? Xefil se sentiría tan embriagado.. tan atontado por la presencia de esa persona. ¿Cómo sería? ¿Qué quería de él? En medio de la oscuridad, una silueta de tenue brillo verdoso se había abrazado con seducción hacia él, transmitiéndole una sensación tan placentera que por un momento olvidó hasta cómo se llamaba.

"Dime.. dime, querido.. dime todo lo que sepas.. por favor..."

Como una especie de hipnosis, el joven no podría escapar de aquel extraño trance. ¿Estaba soñando? ¿Había llegado al paraíso, al cielo del que tanto se hablaba en su reino? ¿Aquel era un ángel? ¿Por qué no debería dejarse llevar y contarle todo lo que supiera..?

Estaba completamente sumiso a ella.

[A Nerd Girl]

La bestia parecía confusa, ilusionada, esperanzada... Seguramente pensaba que yo lo haría. Deshacer la maldición. Algo imposible, una dificil posibilidad. No vine a romper maldiciones. Ni sé como hacerlo. ¿Enamorarme de una bestia? Parecía que Lumière se levantaba y le miraba con algo de pena. Claramente, parecía ilusionado.

—¿Has venido... a verme? ¿A mí...?

—Lo siento, pero no vine a eso. Ahora lo que me importa es que me digas dónde está el chico que te llevastes a los calabozos.—Me levanté bien del sitio y miré a la pobre bestia.—¿Me harías el favor de llevarme hacia mi compañero?

Le dije de forma tranquila a pesar que estaba llena de miedo. El mero hecho de estar cerca de tal magnitud de piel, pelos y colmillos me recordaban a los osos de la montaña donde crecí durante seis largos años tras abandonar mi casa.

[Zee]

Como supuse, esquivar al Sincorazón fue sencillo. En cuanto se lanzó hacia mí, di una voltereta a un lado como tuve planeado, y el ser fue incapaz de alcanzarme. Sus compañeros no hicieron nada, pero me preparé para recibir cualquier clase de ataque, alzando mi Llave en una postura defensiva.

—Tengo que ayudar a Ding-Dong —me repetí, mirando alternativamente a cada una de las Neosombras.

De pronto, algo me tomó del tobillo.

—¡Demon--!

Intenté apartar a las garras que me aprisionaban la pierna de una patada, pero muy pronto un par más me tomaron de la otra. Lentamente, las manos de aquellos seres comenzaron a arrastrarme, hundiéndome lentamente en las frías penumbras que habían aparecido debajo de mí. Me retorcí y ataqué con la Llave, pero por cada garra que apartaba, una más la reemplazaba.

A lo lejos, Ding-Don gritaba mi nombre. Extrañamente, el reloj mágico quedó a nivel de mi mirada, y fue en ese momento cuando advertí que estaba perdiendo la batalla, mientras terminaba de hundirme en las oscuras sombras. Y no sólo eso: la vida.

Mi corazón.

No pude hacer nada. Nunca me rendí: continué pataleando, golpeando, atacando... pero fui débil.

Igual que la primera vez.

***

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¿Es este el final...?

¿Estoy vivo... o muerto?

No. No quiero esto. Quiero continuar...

Quiero luchar... Proteger...

No puedo morir.

"Caballero de la Llave-Espada..."

Tú... ¿quién eres tú...?

Esta voz... tan dulce. ¿Has venido a salvarme...?

¿Qué es esto que siento...? Qué...

Quédate a mi lado...

"Bravo guerrero, ¿qué hace aquí..? ¿Puede decirme su nombre?"

"Soy... o era Xefil. Aquel era mi nombre"

"¿Cuál es el tuyo...? ¿Cómo te has vuelto tan especial?"

"¿Por qué tu abrazo es tan reconfortante? ¿Es esto el Cielo...?"

"Dime.. dime, querido.. dime todo lo que sepas.. por favor..."

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"Mi ángel..."

"¿Si lo hago, te quedarías a mi lado?"

"Dime, mi ángel, ¿qué es lo que necesitas saber? ¿Qué es lo que buscas? Si este humilde Caballero de la Llave puede serte de ayuda, a cambio de tu dulce compañía... pues que así sea. Te lo diré todo."

"Solamente... no me dejes solo..."


No... No confíes...

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Lo siento si la conversación con Diana es confusa. Quería que la situación pareciese más un sueño, así que he evitado toda clase de narrativa para enfocarme solamente en la conciencia de Xefil. Si queda alguna duda, todo lo que está en cursiva son sus pensamientos, mientras que lo que está en negrita y entre comillas es lo que dice en voz alta.

[EspeYuna]

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Fecha límite: Lunes, 10 de Diciembre
Fuera de plazo: Zee (Xefil) [1/3]

La Bestia, perdiendo toda esperanza ante las palabras de Mei, se encogió en su sitio, llevándose las zarpas a sus cuernos, tapando su rostro. Intentando controlarse, susurró entre gruñidos:

—Largo..

Los sincorazón fueron atraídos por la oscuridad que estaba creciendo dentro del corazón del príncipe maldecido.

Tan jugosa tristeza, tan irresistible furia.

¿Quién iba a ser capaz de amar a una bestia?

En tu corazón no hay amor

Serás una bestia para siempre

—¡He dicho que fuera! ¡Lárgate de aquí! ¡¡Fuera!!

Sin darle tiempo a reaccionar, la Bestia se lanzó a por la joven, rodeada de las sombras que atravesaban su cuerpo para llegar a su corazón, haciéndolo inmune a su poder. La locura se apoderaba de él. Veía en la pobre Mei la hechicera que le maldijo. Tanto odio que debía ser liberado.

—¡Amo, deténgase! —exclamó Lumiére, horrorizado de presenciar cómo Mei iba a ser despedazada.

Pero sus garras jamás consiguieron rozar el rostro de la pequeña.

—¡Lumino!

Una luz cegadora iluminó por completo los pasillos del Ala Oeste, contrarrestando el ataque del monstruo. Al volver a abrir los ojos, Mei, Lumiére y Chip se encontrarían al amo del castillo inconsciente en un rincón. Los sincorazón, por otra parte, habían desaparecido sin dejar rastro alguno. El poder de Ronin era increíble. Lumiére corrió hacia su amo, preocupado.

—Tranquilo, candelabro. Sólo se ha desmayado. Se pondrá bien.

¡Bendita sería aquella voz para Mei! El Maestro Ronin había hecho acto de presencia, portando su Llave-Espada.

—¡Oh! ¿Quién es? —preguntó Chip, acercándose al bravo guerrero.

El Maestro se agachó y extendió su mano para recoger a Chip.

—Me llamo Ronin, pequeñajo. ¿Y tú eres..?

—¡Chip! ¿Viene con Mei y con Xefil? ¿Es un rey? ¿Un bravo guerrero? ¿El príncipe de Mei?

El Maestro Ronin, divertido por la situación, estalló a carcajadas. Una risa escandalosa que, para sorpresa de Mei, se hizo reconfortante tras haber sido salvada.

—¡No, no! ¡Sólo soy un mandado! —en cuanto volvió a dejar a Chip en el suelo, Ronin se acercó a Mei, levantándola con cuidado— ¿Estás bien? Será mejor que me des un informe de todo lo que has visto. ¿Y dónde demonios está tu compañero? ¡Mucho hablar y luego te deja sola!

* * *

La sensación tan placentera se hizo aún más intensa para el aprendiz, embriagado por ese dulce abrazo. Sin embargo, aquel ángel no respondió a ninguna de sus preguntas. No mencionó su nombre, pero sí pareció sonreír al conocer el del joven.

Dime, ¿qué te ha traído a este mundo?

¿Con quién has venido?

¿Cuál es la historia de este castillo?

Un interrogatorio algo extraño. El aprendiz de la Llave-Espada podría recuperar su cordura durante unos instantes, aun en la infinita oscuridad, aquello olía a gato encerrado. Puede que la neblina consiguiera disolverse un poco, que luchara contra aquel sentimiento tan raro e inesperado.

Pero el ángel, sospechando que su protegido estaba despertando del hechizo, dejó al descubierto su rostro. Una mujer hermosa, de cabellos rubios y ojos que podían vencer a las joyas más valiosas de la corona de Reino Encantado.

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Como acunando a Xefil, la diosa acarició el pelo de éste:

Xefil, mírame a los ojos. Sólo estoy yo, no hay nada que temer.

Relájate, mírame.. así es.. ¿cómo te sientes? ¿Bien, no es así?

El joven no podría escapar de la hipnosis y de esa voz juguetona y sensual. El brillo de sus ojos se perdió, totalmente a su merced. Aquella mujer se había vuelto el centro de su mundo. Su todo. Sabía que con ella podría surcar tierra, mar y aire. Si la perdía, no volvería a ser feliz. La necesitaba, así que, seguramente, contestara a las preguntas de su chica.

Gracias, me has sido de gran ayuda

Xefil, mírame a los ojos.. ¿no tienes sueño? Eso es, pequeño, duerme.. duerme..

Como de una nana se tratara, el joven cerró poco a poco sus ojos, invadido por un profundo sueño.

[A Nerd Girl]

La bestia parecía llena de desesperanza, me sentía tan mal por lo que le sucedía. Pero yo no podía hacer nada. Los sincorazón empezaron a aparecer de nuevo. ¿Que...sucede? Estaba confusa y atrapada por el miedo.

—¡He dicho que fuera! ¡Lárgate de aquí! ¡¡Fuera!!

—¡Amo, deténgase!

¿Por qué? ¿Qué había hecho? Y estaba sentenciado mi final, iría a matarme. Los intentos eran inútiles, eran algo que nunca lograrían salvarme. Solo un milagro me sacaría de esta situación. Solo un milagro. Ya casi pensaba no ver de nuevo a Xefil, ¿Estará bien? ¿Sufrió el mismo destino que por vivir? No lo sé.

—¡Lumino!

Aquí llegó el milagro. El Maestro Ronin. Miré como el amo del castillo estaba tendido en el suelo, cómo los sincorazón desaparecieron. Me sentí aliviada.

—Tranquilo, candelabro. Sólo se ha desmayado. Se pondrá bien.

—¡Oh! ¿Quién es?

Chip preguntó, miré como Ronin lo cogía.

—Me llamo Ronin, pequeñajo. ¿Y tú eres..?

—¡Chip! ¿Viene con Mei y con Xefil? ¿Es un rey? ¿Un bravo guerrero? ¿El príncipe de Mei?

Chip me dió risa cuando preguntó si el Maestro era mi príncipe. Reí un poco, hacía mucho que no reía cuando llegamos aquí. Las carcajadas de Ronin me alegraron también.

—¡No, no! ¡Sólo soy un mandado! —Dejó a Chip y me ayudó a levantarme.— ¿Estás bien? Será mejor que me des un informe de todo lo que has visto. ¿Y dónde demonios está tu compañero? ¡Mucho hablar y luego te deja sola!

—Maestro, esto... digamos que esa bestia... se llevó a Xefil a los calabozos. Iba ir a rescatarle cuando me atacaron los sincorazón y luego pasaron algunas cosas y bueno... Llegastes.

No quería contar todo lo sucedido. No estaba con ánimos.

[Zee]

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No entiendo qué es esto...

Pero me encanta. Es tan placentero... Soy tan feliz aquí, entre tus brazos. Esta calidez que me llena es algo mágico, indescriptible, algo que pensaba no existía siquiera.

Y tu sonrisa... Adoro tu sonrisa...

"Dime, ¿qué te ha traído a este mundo?"

"Soy un Portador de la Llave-Espada, como ya sabes, como ya te lo he dicho, mi ángel. De mí depende proteger a los mundos, a los inocentes, al Equilibrio. Es mi misión y mi propósito defender a quienes lo necesitan"

"Y eso lo que deseo"

"¿Con quién has venido?"

"¿Es importante...? ¿Por qué quieres saberlo? ¿No deseas estar conmigo, acaso...?"

"...uno de mis Maestros, Ronin; y una Aprendiza y amiga, Kemu Yang.

"¿Cuál es la historia de este castillo?"

"¿Por qué es eso tan importante...? ¿Quién... quién eres tú?"

"Ni siquiera me has dicho tu nombre. No sé nada de ti"

"Llegaste de la nada y me salvaste de la Oscuridad, ¿no? ¿Qué clase de poderes tienes? ¿¡Y cómo sabías de mi Llave-Espada!?

Espera... Algo está mal. Algo está muy mal. ¿Cómo es que logré confiar en ella tan rápido? ¿Y esta sensación tan embriagante?

Esto no es amor. Qué demonios, si ni siquiera la conozco. Esto es algo más... algo más oscuro.

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Pero ella es... es tan hermosa... Mírala, Xefil... ¿Cómo podría tener otras intenciones...? Y ese abrazo en el que te envuelve, esa sonrisa que te dedica, esos ojos con los que te mira...

No pueden ser una mentira.

¿Así que... qué daño puede hacer confiar? ¿Qué daño puede hacer amar?

"Xefil, mírame a los ojos. Sólo estoy yo, no hay nada que temer"

"Sí... Mi ángel..."

"Relájate, mírame.. así es.. ¿cómo te sientes? ¿Bien, no es así?"

"Nunca he sido más feliz, mi ángel..."

"Necesitabas saber... ¿no es así? El castillo sigue habitado, pero un encantamiento ha cambiado la naturaleza de su habitantes. Su amo, el príncipe, ha sido convertido en una bestia; y sus súbditos han tomado la forma de objetos cotidianos, pero en vida..."

"Y si el príncipe no encuentra el amor en una mujer, entonces el castillo permanecerá así. Para siempre"

"Es eso lo que necesitabas saber, ¿no, mi ángel? ¿He servido de algo?

"Gracias, me has sido de gran ayuda"

"Xefil, mírame a los ojos.. ¿no tienes sueño? Eso es, pequeño, duerme... duerme..."

"Mientras tú estés a mi lado... mi... ángel....."

[EspeYuna]

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Fecha límite: Domingo, 16 de Diciembre
Fuera de plazo: Zee (Xefil) [1/3]

Debido a que Mei no estaba muy dispuesta a explicar de forma coherente lo sucedido, el Maestro Ronin la tranquilizó acariciando su cabeza mientras le preguntaba a Lumiére, el candelabro.

Los dos mantuvieron una conversación algo extensa, en la que Ronin, aunque mencionara a las criaturas como las culpables del comportamiento de su amo, no las definió como sincorazón en ningún momento. Parecía que no quería dar muchos detalles, y salvaguardar el orden de los mundos. El equilibrio del que tan

Tras pedirle indicaciones al candelabro, Ronin hizo señas a Mei para que le siguiera, aún con la Llave-Espada empuñada en su mano. Mei pudo despedirse de los habitantes del castillo, recibiendo un beso en su mano lleno de dulce cortesía por parte de Lumiére.

Los dos ascendieron por unas largas escaleras de caracol, en estado de alerta por si los sincorazón volvían a las andadas. Sin embargo, no hizo falta emplear la fuerza para rescatar a Xefil.

Es más, la escena del joven era cuanto menos curiosa y divertida.

Ding-Dong se encontraba en un rincón, recogiendo sus piezas y colocandolas correctamente en su sitio. En cuanto vio a Mei y al mentor, explicó lo sucedido. Aunque parecía confuso, pues no se acordaba de mucho de lo que llegó a ocurrir tras recibir el ataque de los sincorazón.

Xefil, por otro lado, parecía estar disfrutando de un apacible y profundo sueño. Apoyado en la pared del interior de la celda, el joven murmuraba entre susurro a un bello ángel, que no le abandonase, y una sonrisa algo estúpida surcaba por sus labios, algo sonrojado, incluso.

El Maestro Ronin recurrió a su famoso despertar, el que tanto conocían muchos aprendices de Tierra de Partida, pues lo habían vivido. No. Lo habían experimentado de primera mano:

—¡Vamos, Bello Durmiente, despierta! —exclamó el mentor, abofeteando las mejillas del muchacho, el cual se despertaría, seguramente, sobresaltado— ¡¡Arriba, holgazán!!

Tras haberlo espabilado lo suficiente, el Maestro se incorporó de nuevo y se apoyó contra una de las paredes.

—Ahora que estamos los tres reunidos, es hora de que me contéis todo lo sucedido, los detalles —antes de seguir, observó que el reloj seguía allí—. Su amo se encuentra herido, debería ir a verlo. Seguramente esté preocupado por él, mas el señor candelabro y los demás sirvientes se encuentran bajo su cuidado.

El reloj salió corriendo, no sin antes despedirse de Mei y de Xefil, agradeciendo la ayuda que le ofrecieron.

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Último post, podéis aprovechar para hablar entre vosotros y preguntar cosas a Ronin

[A Nerd Girl]

El Maestro parecía que sabía que no estaba muy de humor. He estado en un solo día al borde de la muerte más de una vez. Me acarició la cabeza, me sentía algo reconfortada. Ya había pasado ese mal momento. Ya había pasado. Traté de pensar en algo más alegre, pero el mero echo de casi morir a manos de un sincorazón o por una bestia. Me hacía tener miedo de quedarme sola de nuevo.

Ronin habló con Lumiére, ignoré sobre que hablaban. Tenía que ver si él estaba bien, si Xefil no estaba muerto o herido. El Maestro pidió indicaciones para ir a buscarle, el seguía con su llave espada. Solo quiero irme. Solo quiero dejar este mundo. No quiero ver nada más de este lugar mas que mi compañero a salvo. No quería perder a Xefil, era el primer amigo en mi vida.

No vimos que algún sincorazón amenzase o que nos atacase, creo yo. Aún así Ronin no bajaba la guardia por si acaso... Algún sincorazón nos esperaba a la vuelta de la esquina. Cuando llegamos pudimos ver como Ding-Dong estaba recogiendo sus piezas y colocándolas a su sitio.

-¡Ding-Dong!

Nos contó lo sucedido mientras él estaba consciente. Miré a Xefil, parecía dormido. ¿Habrías sido culpa del amo del castillo? Dudo que Xefil fuese tan maleducado como para dormirse cuando yo casi moría tratando de sacarlo. Lo dudo, pero puede ser posible. Pero eso no era todo, yo estaba al borde llorar de alegría de verle bien, de no tener que lamentar por el resto de mi vida que él no estaba ni grave o fallecido por que yo fuí una tonta que se había separado de él y que a la hora de buscarlo no podía ni con un puñado de sincorazón.


—¡Vamos, Bello Durmiente, despierta! —Miré la escena, el Maestro despertando a Xefil.— ¡¡Arriba, holgazán!!

Al final se levantó cuando me acerqué a abrazarlo y lloriqueando en su hombro por que estaba a salvo. Sano y salvo.

—Ahora que estamos los tres reunidos, es hora de que me contéis todo lo sucedido, los detalles —Ronin miró a el reloj.—. Su amo se encuentra herido, debería ir a verlo. Seguramente esté preocupado por él, mas el señor candelabro y los demás sirvientes se encuentran bajo su cuidado.

—Xefil... siento haberme separado de ti... Lo siento mucho.—Me sequé un poco las lágrimas, estaba quedando como una idiota llorica delante de ellos.—Maestro, yo me separé sin avisar a Xefil... y bueno... Cuando nos volvimos a reencontrar, el amo del castillo se lo llevó. Yo fuí a buscarlo y los sincorazón casi me matan, la bestia me salvó pero tras explicarle que no venía a romper ningún hechizo ni nada... Me atacó.

Le expliqué todo, ahora estaba mejor que antes. Lo dije más confiada. Solo esperaba que Xefil explicase lo ocurrido y por qué estaba dormido.

[Zee]

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qLosPXparamiMascota

—¡Vamos, Bello Durmiente, despierta! ¡¡Arriba, holgazán!!

Una onda de dolor recorrió, misteriosamente, mi rostro. Un enfermizo y demente arcoiris caleidoscópico de desconsuelo y tortura tan poderosas como la indomable ira de una furiosa y ardiente supernova del mismísimo purgatorio.

Abrí los ojos, desesperado y adolorido, sólo para encontrarme con el rostro del Maestro Ronin justo frente al mío, con su mano alzada a sólo unos palmos de mis mejillas.

—¿Q-qué...? —me llevé las manos a la cara, intentando amainar el dolor, mientras hacía una mueca—. Maestro, no quisiera sonar ofendido o grosero, pero... ¿por qué demonios tuvo que golpearme?

Mi mente parecía algo nublada. Recordaba haberme quedado dormido, pero...

—¿"Mi ángel"...? —murmuré, recordando de pronto todo lo sucedido en aquel mundo de ensueño. Aunque, ahora que lo pensaba, ¿había sido realmente una ilusión? Las Neosombras me habían atrapado, pero allí estaba: recargado contra la pared del calabozo.

Aunque... ¿habían sido realmente las sombras las que me habían atrapado?

—Ahora que estamos los tres reunidos, es hora de que me contéis todo lo sucedido, los detalles —pidió el Maestro Ronin, tras ponerse de pie. Apoyándome en la pared, lo imité. Me sentí levemente cansado, pero aun tenía suficientes energías para luchar si era necesario. Aun un poco ausente, pensando en la chica que había roto mi voluntad, advertí cómo Ronin se dirigía a Ding-Dong—: Su amo se encuentra herido, debería ir a verlo. Seguramente esté preocupado por él, mas el señor candelabro y los demás sirvientes se encuentran bajo su cuidado.

Para mi sorpresa, Mei se lanzó en aquel momento a mi cuello. Afligida, mi compañera hundió su cabeza en mi hombro. Como respuesta, sonreí levemente y murmuré un suave "Todo está bien, ¿ves?".

—Asegúrate de comunicarle al príncipe mis más sinceras disculpas por la intromisión, Ding-Dong —le dije al reloj, a manera de despedida—. Y dile que mi oferta sigue en pie. Ahora aseguraos de poneros bien, los dos.

Cuando el reloj se fue, tras haberse despedido, miré al Maestro Ronin a los ojos (o "al ojo", como fuese):

—Le ofrecí mi ayuda —expliqué—. No se preocupe, no he roto el credo del secretismo de nuestra identidad y todo eso. Pero sí prometí encontrar alguna manera de ayudarlos.

—Xefil... siento haberme separado de ti... Lo siento mucho. —comenzó a decir Mei, apartándose un poco de mí para limpiarse el rostro—. Maestro, yo me separé sin avisar a Xefil... y bueno... Cuando nos volvimos a reencontrar, el amo del castillo se lo llevó. Yo fui a buscarlo y los Sincorazón casi me matan, la bestia me salvó pero tras explicarle que no venía a romper ningún hechizo ni nada... Me atacó.

—Es porque está herido —expliqué, tanto a Mei como al Maestro—. Está convencido de que nunca podrá encontrar el amor y romper la maldición. Ha perdido toda fe. Y, evidentemente, eso hace las cosas mucho más difíciles.

Tragué saliva y aparté a Mei con gentileza. Luego me di la vuelta y apoyé la mano en la pared de ladrillo, pensante.

No podía guardármelo.

—Me encontré con alguien. Entre comillas, añado —comencé a explicar, todavía sin girarme—. Una chica. Piel blanca, cabellos rubios, ojos grises... y plantas alrededor de su atuendo —miré a Ronin, para saber si aquella descripción provocaba alguna reacción en él—. Sabía que yo era un Aprendiz. Sabía que venía de otro mundo —luego, sin vergüenza alguna, añadí—: De alguna manera me hizo creer que la amaba. Y... y enamorado, le dije todo.

>>Lo siento, Maestro.

Me di la vuelta y agaché la cabeza, apenado por mi grave equivocación.

—Por eso le pido... déjeme volver. Déjeme enmendar mi error y ayudar al príncipe y a sus súbditos.

[EspeYuna]

El Maestro Ronin no cambió su expresión al escuchar las palabras de Xefil. Es más, comenzó a reír en sus narices, picando el pobre corazón roto del aprendiz. Aunque parecía no querer burlarse, sólo evitar tensiones innecesarias.

—¡Muchacho, parece que te has dado un golpe muy fuerte en la cabeza! —exclamó, dando leves golpes al hombro del muchacho— Tranquilo, soñar con féminas es lo más normal en los hombres, y déjame decirte que tienes muy buen gusto, ¡sí señor!

Pero tras oír el empeño de Xefil por ayudar a la Bestia, el rostro de Ronin volvió a tornar algo serio. Aquel asunto era complicado y peliagudo.

—Xefil, no puedo prometerte que puedas ayudar al príncipe del castillo —dijo, mostrando que de verdad sentía compasión por el monstruo que habitaba en aquel mágico mundo—. Lo sabes muy bien, ese asunto no tiene nada que ver con los sincorazón. ¡Ah, ah, ah! —antes de que los aprendices llegaran a una errónea conclusión, Ronin se adelantó— Yo he salvado a la Bestia de ser consumida por la oscuridad de su corazón, pues los sincorazón estaban siendo atraídos por él. Podría haberse convertido en algo mucho peor. Pero eso no quiere decir que tengamos que inmiscuirnos en asuntos ajenos.

>> Joven Xefil, sé que eres todo un caballero y desearías ayudar al príncipe maldito. Pero eso sería ir en contra de tus principios como portador de la Llave-Espada. Te pondré un ejemplo muy claro: cerca de este castillo hay un gran bosque que lo rodea, infestado de lobos. Suponen un peligro enorme para los habitantes de la aldea más cercana al castillo, pero no son sincorazón, forman parte de la naturaleza de este mundo y no podemos tomarnos la justicia por nuestra propia mano. Al igual que si estuviésemos del lado de los animales, pues muchos de sus cachorros son aniquilados en ocasiones por los cazadores. Puede sonar cruel, pero... espero que así lo entiendas.

El Maestro pusó una de sus enormes manos en el hombro del aprendiz, y otra en el de Mei.

—Habéis cumplido, eso es lo que cuenta —dijo, intentando animar a los aprendices, quizás algo inexpertos en el viaje a través del universo, con mundos tan diferentes—. Xefil, te tendré en cuenta para volver, si quieres, pero has de prometerme que no cometerás ninguna estupidez.

Tras aquellas palabras, el mentor comenzó a bajar por las escaleras de caracol, seguido de los dos jóvenes pupilos.

—Volvamos a casa. Xefil, en cuanto llegues me gustaría que escribieras un informe detallado para Nanashi, eres quien mejor podrá describir la situación.

* * *

Al rato de que las mazmorras fuesen abandonadas, una figura pequeña, aunque esbelta y hermosa se encontraba oculta bajo los rayos de luz de luna que asomaban desde el exterior del castillo. El Maestro Ronin había restado importancia al extraño sueño de Xefil, pero bien sabía que aquello había sido real, de un modo u otro. Pues conocía aquella habilidad.

—Bueno, parece que al final he conseguido la información necesaria sin mover un músculo —susurró la desconocida para sus adentros, acariciándose con su dedo índice los labios inferiores, seductores—. Qué interesantes son los chicos de Tierra de Partida, je.

* * *

Subidos ya en sus Gliders y siguiendo de cerca a su Maestro, Xefil y Mei pudieron escuchar en la lejanía un fuerte aullido, retumbando en cada uno de los rincones del castillo. Un alarido de dolor, que perforaría el corazón de ambos, pues bien sabían lo que significaba.

La Bestia estaba llorando.

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¡Fin de la trama!


Xefil, 50 px. ¡Sube al nivel 10! por lo tanto, ahora tus encuentros tendrán que ser mucho más largos muajajaja (?)
Mei, 45 px. Le quedan 2 px para subir al nivel 10.

Notas: me ha gustado el desempeño de ambos en la trama, aunque habéis tenido vuestros momentos de bajón. Las ausencias de Zee se han hecho notar en algunos puntos y Happy no ha sabido profundizar en su personaje lo suficiente, al menos desde mi punto de vista, aunque sí es cierto que está mejorando en ese aspecto. A pesar de todo, os felicito porque el primer tema de La Bella y la Bestia ha podido ser finalizado con éxito. ¡Nos vemos en próximas tramas! Ahora puede que tengáis que esperar un tiempo hasta que se vuelva a abrir nueva trama, ¡estad atentos! =)