[Tierra de Dragones] Haré todo un hombre de ti

Trama de Fátima, Hiro y Axel

Vergel Radiante ha caído y misteriosos jóvenes aparecen por todas partes para tentar a los nuevos aprendices de Tierra de Partida a irse de allí. Una nueva edad se cierne en el Reino de la Luz...

Ronda #9 - Haré todo un hombre de ti

Notapor Soul Artist » Lun Oct 08, 2012 5:21 pm

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Las cortezas de los árboles acabaron en el río, pero de poco servía hacer aquello. Si bien era cierto que con su poca profundidad se podían amontonar fácilmente y que así se podría bloquear el agua en la teoría, no tenía fuerza suficiente como para lanzar tantos objetos al otro extremo del río, ni tampoco una velocidad sobrehumana para bloquear tan rápido el curso del río. El veneno, por tanto, seguía extendiéndose con facilidad, y los árboles seguían en llamas.

¡Oh, qué chicarrón más sexy! —piropeó Kefka al ver a Hiro sin camiseta trabajando tan arduamente, sudando con el calor de las llamas y su propio ejercicio—. ¿Sabes? ¡Tengo un amigo al que le gustarías mucho! ¡Pero se siente, creo que no le va la zoofilia!

El payaso volvió a reírse a carcajada limpia, mofándose de joven aprendiz como si no fuese nada importante. Aquello le obligó a detener su caballo, por mucho que quisiera ir de un lado a otro para evitar posibles ataques: era completamente incapaz de dirigir al animal cuando se reía, al parecer.

Hiro invocó su Llave Espada y la ocultó tras su espalda, pero era demasiado grande para no verla: el payaso enmudeció y se dirigió hacia él, con los ojos abiertos como platos.

¿¡Qué!? ¿Eras uno de ellos todo este tiempo? —el payaso se agarró del pelo, histérico—. ¡Perro estúpido, estúpido!

En ese momento llegaron, por fin, dos jóvenes que Hiro en principio no podría reconocer a su rescate. Quizás por algo que dijeran (o una posible bronca de Fátima) pudiese identificarlos como aliados, pero hasta ese momento no vería más que un chico joven del ejército imperial y un joven de armadura que marcaba los pectorales, al parecer muy fuerte físicamente.

¡Nadie engaña a Kefka y sale de rositas! ¡Nadie! —aseguró el payaso, dirigiendo con violencia su montura y dirigiéndola hacia los tres jóvenes, furioso y marcando su objetivo en Hiro—. ¡Te convertiré en comida de gato, Hiro Inukai!

El caballo salió a todo correr hacia el joven mientras Kefka soltaba una carcajada, pretendiendo atropellarlo. Quizá Axel esquivase por poco el ataque, y Fátima recibiese solo un golpe en el tobillo por parte del galopateante animal, ambos por llegar más tarde y estar a los lados. Pero Hiro fue incapaz de esquivar el ataque por completo: el caballo empujó con fuerza al joven dándole directo en el pecho, dañándolo y haciéndole pasar por encima de su Llave Espada clavada y arrojándolo hacia los pocos árboles en llamas. Con sus pocos reflejos no pudo esquivarlo ni tampoco sacar el revólver para defenderse.

Sin embargo, parte de la estrategia del chico se vio cumplida para su suerte: el caballo continuó su trayectoria tras atacar al aprendiz y acabó tropezándose con el arma clavada en el suelo del muchacho, lanzando a Kefka directo hacia uno de los árboles en llamas y llevándose un buen golpe. El payaso cayó de espaldas, pero no tardó en ponerse de pie en cuanto vio que su ropa estaba en llamas.

¡Ardo! ¡¡Ardo!! —gritó, corriendo en círculos histérico cerca de Hiro.

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Datos de combate:

Hiro
VIT: 6/16
PH: 15/16

Fátima
VIT: ?? (Por actualizar)
PH: 18/18

Axel
VIT: 38/38
PH: 15/16

* La VIT, en esta Trama al menos, es considerada Resistencia x2.
** Axel y Hiro han invocado sus Llaves Espada, Fátima no. Por eso no le falta ningún punto de PH.


· Nombre: Kefka
· Nivel: ??
· VIT: ??/??
· Arma:
Sin arma
· Características:
- Gran dominio de la magia.
- ???
- ???
- ???
Punto débil:
- ???
Habilidades:
▪ ???
▪ ???
▪ ???
Piro+ (HM) [Nivel 15] [Requiere Poder Mágico: 16]
Proyectil de fuego más grande y lineal, con ciertas posibilidades de producir quemaduras y más potente.
▪ ???
▪ ???
▪ ???
▪ ???
▪ ???


· Nombre: Wedge, el Caballo negro
· Nivel: ??
· VIT: ??/??
· Arma:
Sin arma
· Características:
- Gran dominio de la velocidad.
- Aparentemente pacífico, no ataca mientras su dueño no lo monte.
Punto débil:
- ???
Habilidades:
▪ ???
▪ ???


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Fecha límite: 11 de Octubre de 2012.

Seré claro: Hiro por sí solo no tenía posibilidades de combatir contra Kefka, y los tres juntos sigue siendo un combate muy difícil, ya que el caballo ayuda bastante a nuestro payaso favorito. Imaginaos que, directamente, en principio no iba a haber combate contra él, pero como doy tanta libertad...

Ahora que estáis los tres juntos, podéis huir, centraros en el combate o cualquier cosa que se os ocurra. Ah, solo comento una cosa: cuanto más tiempo paséis aquí, más pasará en el campamento también, obviamente. Llevo mi propio contador de sucesos allí, así que vosotros decidís. Obviamente, derrotar a Kefka aquí antes de tiempo cambiaría radicalmente los planes de la Trama... Y me tocaría repartir premio. Pero lo repito, es un combate muy difícil a vuestro nivel actual.

Vosotros decidís. Haceos a la idea, eso sí, de que si se retira uno solo de vosotros pasa a ser de dificultad imposible en mi opinión, aunque los milagros existen.
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Re: [Tierra de Dragones] Haré todo un hombre de ti

Notapor RedXIII » Mié Oct 10, 2012 6:23 pm

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Por suerte algunas de las cortezas que lanzo pudieron llegar al río como el quería, con la esperanza de que se impregnara de ellas y el agua oscureciera.

¡Oh, qué chicarrón más sexy! — Piropeó a Hiro, no sabía exactamente si como una burla por haberse quedado sin camisa o porque de verdad era sexy —. ¿Sabes? ¡Tengo un amigo al que le gustarías mucho! ¡Pero se siente, creo que no le va la zoofilia!

Volvió a burlarse de Hiro, era ya muy molesto escucharle reír todo el rato, empezaba a irritarle, pero aquello hizo que parara al caballo, Hiro pudo ver que era incapaz de dirigirlo debidamente mientras reía, eso era fantástico, ya que podría servirle en otro momento.

¿¡Qué!? ¿Eras uno de ellos todo este tiempo? — Pareció que se estiraba del pelo, de lo enfadado que estaba, al parecer no se había dado cuenta en todo aquel momento de que era un aprendiz de la llave espada —. ¡Perro estúpido, estúpido!

Ajeno a los insultos de Kefka, Hiro pudo escuchar los pasos de dos personas, al dirigir su mirada hacia ellas no pudo reconocerles, eran dos chicos, que llevaban armaduras y parecía que, al menos uno, tenia grandes músculos.

¡Eh, vosotros, huid de aquí! — Les grito, con Kefka por ahí solo podían ser otras victimas suyas, pero de golpe pensó que podrían ser miembros del campamento tan comentado por todos —¡¡¡Si sois del campamento corred hacia allí y avisadles de que el agua del río esta envenenada, rápido!!!

¡Nadie engaña a Kefka y sale de rositas! ¡Nadie! — Intervino—. ¡Te convertiré en comida de gato, Hiro Inukai!

¿Porque de gato, era un sarcasmo? El corcel del bufón corrió a toda velocidad en dirección a Hiro, mientras, el, se reía como siempre, seguramente con la intención de arrollarlo. Los desconocidos que aparecieron apenas fueron rozados por el animal, pero Hiro no pudo esquivarlo a tiempo y le empujó con fuerza, dándole directo en el pecho, dañándole y haciéndole volar sobre su lave Espada, que aun seguía incrustada en el suelo, hacia los arboles aun en llamas.

Aunque por suerte su estrategia funciono y el caballo tropezó con su Llave Espada, cayendo al suelo, lanzando a Kefka directo hacia uno de los árboles en llamas y llevándose un buen mamporro. Aunque cayera de espaldas no tardo en alzarse, pues vio que su ropa ardía.

¡Ardo! ¡¡Ardo!! — Escamó mientras corría en círculos alrededor de Hiro, era bastante cómico pero estaba estaba algo aturdido por el golpe y caminaba algo despacio para poder reírse, mientras, sobre su pecho, apoyaba su mano e intentaba dirigirse hacia aquellos desconocidos...

Hay... que huir — Dijo con una voz bastante leve, le costaba algo respirar y el golpe le dolía bastante, pero hizo un esfuerzo y como pudo arranco a correr, con movimientos torpes e imprecisos pero a toda velocidad, se acerco a ellos y les advirtió —Corred hacia el campamento, rápido, seguidme, por favor, no hay tiempo de explicaciones — Sin dejar de correr hacia el campamento rezó que le siguieran y espero que por un casual no fueran aliados del payaso.
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Re: [Tierra de Dragones] Haré todo un hombre de ti

Notapor Suzume Mizuno » Jue Oct 11, 2012 9:08 pm

Corrieron tanto y tan rápido que Fátima comenzó a notar el pinchazo del flato en un costado. Estaba a punto de detenerse a recuperar el aliento cuando les vio.

Junto a la orilla del río estaba Hiro, sin camiseta, y un hombre extrañísimo, con la cara pintada como si se tratara de un payaso y ropas todavía más estrafalarias. Fátima todavía estaba en proceso de intentar entender qué estaba ocurriendo y Hiro gritó:

¡Eh, vosotros, huid de aquí!¡¡¡Si sois del campamento corred hacia allí y avisadles de que el agua del río esta envenenada, rápido!!!

¡Nadie engaña a Kefka y sale de rositas! ¡Nadie! . ¡Te convertiré en comida de gato, Hiro Inukai!

—¿Pero qué está…? —balbució Fátima.

Entonces, antes de que pudiera ni finalizar la frase, el caballo del payaso salió espoleado contra ellos. El grave sonido de sus cascos impactando contra el suelo se vio súbitamente ahogado por una risa que le puso los pelos de punta a Fátima.

Nunca podría olvidar esa risa desquiciante.

En el último segundo consiguió arrojarse a un lado para esquivar la embestida del caballo, aunque no por completo y recibió un golpe en el tobillo que le hizo ver las estrellas.

Rodó por el suelo y se levantó de un salto, a tiempo de ver al contrabandista-payaso salir despedido por los aires contra uno de los árboles consumidos por el fuego. Se incorporó como un resorte y empezó a chillar, histérico, mientras corría en círculos con la ropa devorada por las llamas:

¡Ardo! ¡¡Ardo!! —gritó, corriendo en círculos histérico cerca de Hiro.

—¡Es él! —gritó entonces, señalándole como si fuera una niña pequeña—. ¡El contrabandista!

Lo primero que pensó fue en arrojarse contra él y noquearlo ahora que parecía estar tan desconcentrado, pero entonces vio a Hiro dirigirse hacia ellos, tambaleándose, para su sorpresa, divertido aunque un rictus de dolor deformó su rostro cuando empezó a hablar:

Hay... que huir—dijo con esfuerzo. Su respiración era entrecortada—Corred hacia el campamento, rápido, seguidme, por favor, no hay tiempo de explicaciones

Y, sin más, echó a correr, no demasiado rápido, en dirección al campamento.

Fátima intercambió una mirada con Axel y miró de nuevo al contrabandista con aplomo a pesar de la situación.

—Hiro ha dicho que el agua estaba envenenada —dijo con lentitud—. Tenemos que evitar que nadie beba o será terrible.

Y fue detrás de Hiro a toda prisa, lanzando miradas nerviosas por encima de su hombro para controlar que el payaso seguía con su estúpida danza en vez de ir tras ellos. Cuando llegó al lado de Hiro le ofreció un brazo para apoyarse:

Rápido, te ayudaré a caminar e iremos más rápido. ¿Dónde está Zait? Por cierto, él es Axel. El Maestro Ronin lo ha enviado para ayudarnos.

No se percató de que era posible que Hiro no la hubiese reconocido.
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Re: [Tierra de Dragones] Haré todo un hombre de ti

Notapor Axelpower » Vie Oct 12, 2012 4:39 pm

No me hizo falta siquiera llegar a nuestro destino para saber que íbamos por buen camino. Las prisas por salvar a nuestro compañero hacían que pudiera prestarle atención a pocas cosas más que no fueran el suelo por donde pisaba y a la ruta que Fátima me iba indicando, pero aun así me fue imposible no oír una sonora carcajada que no podía ser otra que la risa insoportable de la que mi compañera me había avisado. No obstante, ella no se inmutó lo más mínimo. ¿Estaría tan concentrada en nuestro objetivo que ni se daría cuenta? Si así era, era mi deber avisarle.

—¿Has oído eso, Fátima? ¡Esa carcajada sólo puede ser del contrabandista! ¡Debemos darnos prisa, estamos cerca ya!


Tal y como imaginaba, inmediatamente encontramos a lo que se suponía que eran el contrabandista y el Aprendiz al que buscábamos. Pero, a pesar de que ya sabía que debían estar por allí, no pude dar crédito a lo que veían mis ojos. Esperaba encontrarme a dos fornidos y fieros guerreros entablando una encarnizada y cruenta batalla, pero el panorama fue muy distinto.

Frente a una Llave Espada que había clavada en el suelo, de espaldas a ella, se encontraba un extraño ser, que si bien parecía ser un perro por su pelaje rojizo y la forma de sus orejas, se aguantaba perfectamente a dos patas y la complexión de su cuerpo parecía propia de un humano. En lugar de tener cuatro patas, las dos que equivaldrían a las delanteras eran brazos normales, mientras que las traseras eran anchas y fuertes como las de cualquier persona.

Comprendí de pronto la vaga descripción que Ronin me había dado de uno de los dos Aprendices a los que tenía que buscar: "un chico con muchas pulgas". A pesar de lo seria que era la situación, no pude evitar soltar una pequeña risa que esperaba que nadie hubiera oído. No solían gustarme demasiado sus chistes, pero desde luego aquel había tenido su gracia.

Intenté volver a concentrarme en lo que realmente importaba, el objetivo de la misión, pero me fue imposible al ver el aspecto del supuesto contrabandista: un payaso montado a caballo. Su piel completamente blanca contrastaba con los vivos colores de su ropa. Bajo sus ojos se podían apreciar unos detalles de color rojo que complementaban a sus morados labios.

"¿De verdad este es un contrabandista peligroso? Desde luego, lo único que tiene pinta de traficar son chistes malos...

"Pero bueno, ¡así mejor! ¡Más rápido podré deshacerme de él y volver al campamento!"


Empuñé mi Llave Espada dispuesto a enfrentarme a él, cuando de pronto el Aprendiz al que debíamos salvar nos advirtió de cuál era el auténtico peligro que había que detener.

—¡Eh, vosotros, huid de aquí! ¡¡¡Si sois del campamento corred hacia allí y avisadles de que el agua del río esta envenenada, rápido!!!

Quedé instantáneamente paralizado. ¿El agua del río envenenada? Dirigí mi mirada rápidamente hacia sus aguas, incrédulo. No podía ser verdad. Tenía que ser mentira. Un error, un farol. Quise pedir explicaciones, pero no pude. No salían palabras de mis labios. Y mientras tanto, la contienda seguía a mi alrededor.

Vi como el contrabandista gritaba enfurecido, pero no podía escuché lo que decía. Era incapaz de centrarme en los insultos que podía estar soltando. Tan sólo pensaba en lo grave que podría ser la situación vivida en el campamento.

Miré al contrabandista, que montado en su caballo galopaba veloz hacia nosotros. Casi como un acto reflejo, me aparté de su trayectoria como también intentó hacer Fátima, pero no pudo evitar ser golpeada en el tobillo. Aun así, la peor parte con diferencia se la llevó el chico-perro, a quien la montura arrolló impasible. Lo golpeó en el pecho y lo lanzó por los aires, pasando por encima de su propia arma.

No obstante, parecía ser que lo había planeado todo. El caballo frenó en seco al chocar contra la Llave Espada, provocando que su amo saliera disparado por los aires e impactara contra unos árboles que estaban ardiendo. A juzgar por la naturalidad de ambos combatientes, aquel fuego había sido provocado por uno de ellos.

Su ropa se prendió irremediablemente, volviéndolo presa del pánico. Empezó a dar vueltas en círculos en lugar de intentar poner remedio a la situación. Aquello habría sido cómico en cualquier otro contexto, pero me sentía incapaz de reír en aquellos instantes. Debía darme prisa y volver al campamento.

Vi como Fátima y el otro chico abandonaban el campo de batalla y ponían rumbo hacia allí. Parecían pensar como yo: por mucho que eso implicara desviarnos del objetivo principal, avisar a los soldados tenía que ser nuestra prioridad. Sus vidas estaban en juego.

Eché a correr hacia el campamento tan rápido como mis piernas me lo permitieron. Recordando el camino como pude, esquivando árboles, ramas, piedras y arbustos. Ni siquiera me preocupé de ir junto a mis compañeros. Si lograba adelantarlos seguiría mi camino. Ya habría tiempo allí de encontrarnos todos.

Por fin se alzó ante mis ojos. Después de la intensa carrera, vi como el bosque acababa y aparecía frente a mí la muralla de madera que rodeaba el campamento. Entré por la entrada que más cerca tenía y grité tan fuerte como pude, intentando que todos me oyeran:

¡No os acerquéis al río! ¡No os acerquéis al río! ¡El agua está envenenada! ¡No bebáis de ella!
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Ronda #10 - Haré todo un hombre de ti

Notapor Soul Artist » Sab Oct 13, 2012 7:05 pm

Los tres jóvenes decidieron huir del combate para avisar al campamento del peligro del agua envenenada, atravesando los árboles en llamas y despreocupándose del payaso que estaba siendo devorado por el fuego que él mismo había invocado. Este no intentó perseguirles, ni siquiera se percató de su huido: demasiado ocupado estaba gritando y corriendo, sin saber bien qué hacer para terminar con su tormento.

Nada más llegar al campamento, Axel se dio prisa en avisar a todos los hombres del peligro que corrían:

¡No os acerquéis al río! ¡No os acerquéis al río! ¡El agua está envenenada! ¡No bebáis de ella!

Los soldados, perfectamente alineados con lo que parecían ser unos largos palos de madera, se giraron a verle. Shang, que tenía su propio arma mientras lucía unos increíbles pectorales sin ropa por encima de la cintura, también dirigió su mirada hacia él, molesto por la interrupción del entrenamiento. El general Li, sentado tras este junto a Chi-Fu, no se molestó en levantarse; solo dirigió la mirada hacia los jóvenes aprendices.

¿Cómo que envenenada? —preguntó, extrañado—. ¿Desde hace cuánto?

Un murmullo generalizado entre los soldados se levantó, el cual no tardó en subir el volumen. Shang se aproximó a los tres jóvenes mientras la gente hablaba:

Ya me parecía a mí que estaba rara el agua... —comentó uno de ellos, acercándose la cantimplora de la cintura al rostro.

Y yo pensando que la suciedad que tenía era por lo poco cuidado que está el canal...

Yo solo probé el agua, pero noté un mal sabor horrible y escupí toda. Como si alguien hubiese echado cortezas de árbol cocinadas, o algo...

Por suerte, parecía que nadie había bebido el agua. Por alguna razón, había llegado en mal estado y pocos se habían atrevido a dar un trago con su mal aspecto; no por el veneno en sí, sino por alguna otra... Cuestón.

¿Cómo se ha podido envenenar el río y por qué lo sabéis vosotros? —preguntó el capitán, dirigiendo su mirada hacia Axel especialmente—. ¿Y por qué no estabais en el entrenamiento?

General, ¿usted no ha...? —preguntó Chi-Fu, observando a Li. Pero este le callo haciendo una señal con la mano, esperando oír lo que decían los jóvenes desde la distancia.

Al mismo tiempo, entre la muchedumbre, uno de los soldados clavó la mirada en Hiro, aparentemente sorprendido de verle. Le viera este u otro de sus compañeros, se escabulló lo más rápido posible el dirección contraria, hacia el interior de una de las tiendas de campaña. Y en cuanto entrase, quizás alguien pudiese notar algo rojo y alargado saliendo de la ropa por su espalda. Ninguno pudo reconocer qué era aquello, pero quizás a Fátima le recordase a algo su color y tamaño...

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Re: [Tierra de Dragones] Haré todo un hombre de ti

Notapor RedXIII » Mar Oct 16, 2012 12:02 am

Al final sera cierto que eres un grillo de la suerte — Murmuro al grillo, que seguía con el, tal vez gracias a eso se haya salvado de Kefka.

El primero en llegar, al parecer, fue aquel chico que había llegado recientemente, o eso parecía, que había salido previamente corriendo cuando Hiro les advirtió para avisar al campamento del peligro que había en el agua del río.

¡No os acerquéis al río! ¡No os acerquéis al río! ¡El agua está envenenada! ¡No bebáis de ella!

Poco después llego Hiro, que seguía apoyándose sobre Fátima, la cual pudo distinguir cuando le dirigió la palabra anteriormente para ayudarle a caminar, quieto, se quedo con una cara inexpresiva mientras los soldados cuchicheaban entre ellos, aquel, sin duda, era el campamento nombrado antes por aquel extraño personaje que le abandono en el bosque.

¿Cómo que envenenada? — Preguntó un hombre con un "arma" en las manos —. ¿Desde hace cuánto?

Los soldados no tardaron en murmurar y a hablar en voz alta, seguramente sobre aquello, pero Hiro estaba algo cansado para prestarle alguna atención. El hombre el cual formulo la pregunta, se levanto y se acerco a ellos tres.

Ya me parecía a mí que estaba rara el agua... — Dijo un soldado mientras contemplaba su cantimplora.

Y yo pensando que la suciedad que tenía era por lo poco cuidado que está el canal...

Yo solo probé el agua, pero noté un mal sabor horrible y escupí toda. Como si alguien hubiese echado cortezas de árbol cocinadas, o algo...

Al parecer la idea de lanzar corteza quemada, con la intención de que el río cogiera cierto color que repelería la idea de beber de el había funcionado, de alguna manera había conseguido expiar su error, pero aun así había cometido un gran error que podía haber acabado con la vida de mucha gente, parecía que el grillo le había otorgado una oportunidad para salvarlos, fuera como fuera estaba muy agradecido.

¿Cómo se ha podido envenenar el río y por qué lo sabéis vosotros? — Aquel hombre volvio a formular una pregunta, sobretodo mientras miraba a Axel, los "refuerzos" del maestro Ronin, seguramente por alzar al voz sobre el incidente —. ¿Y por qué no estabais en el entrenamiento? Entrenamiento ¿Era acaso un soldado del Campamento, en vez de un Aprendiz como el creía, aquel chico?

General, ¿usted no ha...? — Preguntó alguien conocido para Hiro, alguien a quien no esperaba volver a ver, era el enviado Chi-Fu, el cual le amenazo de muerte en casa de Mulan y el cual seguramente no estaría contento con su visita.

Por favor, Fátimo, si puedes, átame el pañuelo de mi frente a la cabeza, no quiero que me reconozca Chi-Fu — Susurro con la intención de que se lo atara ella, ya que estaba algo molesto aun por las heridas.

Gracias Fátimo por traerme — Dijo a Fátima mientras se soltaba, había comprendido que si estaba disfrazada era seguramente por la misión, se había infiltrado en el campamento, seguramente si alguien le escuchaba decir su verdadero nombre podría sospechar, así que improviso y le llamo "Fátimo", poco original y algo raro, pero después de los golpes que había recibido y volar unos cuantos metros, para estrellarse en arboles en llamas, no podía pensar demasiado claro.

Aunque aun le doliera un poco el golpe y alguna que otra quemadura insignificante se puso firme como pudo y, mientras mostraba firme su torso aun sin camisa, se presento a aquel invididuo con la mano sobre la frente, imitando un saludo militar, con la intención de responder su pregunta.

¡Señor, soy Hiro Inukai, hijo de Biyako Inukai! — Exclamo —Vine a alistarme a este campamento como se me ordeno, desgraciadamente por el camino me perdí y encontré a alguien que parecía ser de aquí, desgraciadamente se marcho y encontré a alguien sospechoso en el bosque — Iba explicando, de una forma la cual no se descubriera que era de otro mundo y que cumplía ordenes de Ronin .

Le seguí para saber que tramaba —Continuó después de hacer una breve pausa para respirar —Hasta que llego al río y saco unos frascos de veneno, tenía la intención de envenenarlo — Hizo una breve pausa mientras tragaba algo de saliva, mientras, bajo el brazo que tenía firme sobre su cabeza, y lo poso sobre su pecho —Desgraciadamente cuando intente que desistiera de aquella idea, provoque el envenenamiento, ya que los frascos cayeron y se hicieron añicos, tire unos trozos de corteza quemada al río, esperaba que alguien viera el río sucio y no bebiera, aparte de eso, aquel hombre me intento quemar, no se bien como, y con su montura, me arrollo, dándome un fuerte golpe en el pecho y lanzándome a unos arboles, y gracias a estos dos soldados he podido llegar al campamento con vida, si no fuera por ellos seguramente ahora estaría muerto — Confeso algo tembloroso.

Aunque no estaba demasiado atento a su alrededor, pudo notar como alguien le miraba, pero no sabía exactamente quien. Ajeno a aquello, Hiro siguió hablando —Siento mucho haber provocado todo esto — Se arrodillo y agacho la cabeza, como una suplica a que le perdonara, además las piernas le flaqueaban un poco y no pudo mantenerse mucho más de pie —De verdad, lo siento mucho — Insistió algo lloroso.

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Buf, me duele algo la cabeza, si he dicho algo raro o algo me avisáis, estoy un poco así así Algo así como Hiro después de haber sido aporreado por Kefka y haber salido volando atravesando anillos de arboles ardiendo, así que ni que decir que al igual he cometido muchas más faltas de lo normal.

PD: Lo he modificado porque me he despistado y pensaba que era General Shang
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Re: [Tierra de Dragones] Haré todo un hombre de ti

Notapor Suzume Mizuno » Mar Oct 16, 2012 11:12 pm

En cuanto llegaron al campamento, Axel se adelantó y advirtió a gritos que el agua del río estaba envenenada.
Para alivio de Fátima, parecía que nadie había bebido debido a que el sabor les resultaba extraño.

¿Cómo se ha podido envenenar el río y por qué lo sabéis vosotros? —preguntó entonces un hombre joven, le parecía que era uno de los que estaba frente a la tienda principal cuando fue a buscar a Axel, se dirigió a ellos. Fátima se quedó boquiabierta. El joven era muy atractivo, pero es que además estaba desnudo de cintura para arriba. Y menuda vista—. ¿Y por qué no estabais en el entrenamiento?

Entonces una voz aflautada desvió su atención y Fátima vio, detrás del joven, a un hombre más mayor, que debía ser el general, y a Chi Fu. Cerró de inmediato la boca y se puso tensa, comprendiendo que estaban metidos en un pequeño lío. Axel se había precipitado, y ahora todo el campamento estaba pendiente de sus palabras. Pero lo que menos les convenía era llamar la atención…

Por casualidad, Fátima vio por el rabillo del ojo a un muchacho retirarse hacia las tiendas de campaña. Le sorprendió, porque el resto parecía muy interesado por la respuesta que tuvieran que darle al joven. Y le pareció captar un color rojo intenso, que contrastó con la clara tela del uniforme.

Frunció el ceño. ¿Qué había sido eso?

Pero, antes de que pudiera ni pensarlo seriamente, Hiro reclamó su atención.

Por favor, Fátimo, si puedes, átame el pañuelo de mi frente a la cabeza, no quiero que me reconozca Chi-Fu

Se volvió hacia él y, todavía con la mente centrada en ese manchurrón rojo, asintió.

“¿Cómo me ha llamado?” se preguntó, mientras obedecía. Quizás había oído mal...

Gracias Fátimo por traerme.

—¿Fátimo? —repitió ella. Esta vez no había margen de error. Había pronunciado su nombre con una “o” al final.

Creyó comprender que le estaba llamando así para hacer su nombre masculino y, no pudo evitarlo, a pesar de la situación, le entró la risa floja.

No… No me llames así, por favor —dijo, haciendo un soberano por contenerse y no echarse a reír a carcajada limpia—. Aquí me he…

“¡Seriedad, Fátima!” se ordenó, cubriéndose la boca para ocultar su sonrisa.

—… presentado como Daliao, así que llámame así. Y de nada.

Hiro se soltó de ella, todavía algo tambaleante, y Fátima hizo un amago para sujetarle de nuevo, porque no creía que estuviera en condiciones, después de la pelea, de hacer mucho por su cuenta. Sin embargo, Hiro se irguió e hizo un saludo militar. Fátima se mordió los labios para contenerse y no advertirle; por lo que había visto, en China el saludo de respeto se hacía juntando un puño con la palma de la mano e inclinándose. Pero ya era tarde para decir nada.

¡Señor, soy Hiro Inukai, hijo de Biyako Inukai! —exclamó Hiro, sobresaltándola —Vine a alistarme a este campamento como se me ordenó, desgraciadamente por el camino me perdí y encontré a alguien que parecía ser de aquí, desgraciadamente se marchó y encontré a alguien sospechoso en el bosque

Se puso nerviosa. ¿Qué iba a decir? ¿No debería intentar detenerle? Miró a Axel con angustia. Se había dado cuenta de que el joven de torso escultural se había dirigido a Axel y no a Hiro, y no estaba segura de que la intervención de este fuera a ser para bien.

Le seguí para saber que tramabaHasta que llego al río y saco unos frascos de veneno, tenía la intención de envenenarlo — tragó saliva y bajó el brazo. Fátima todavía no se decidía a intervenir. Además, no quería llamar todavía más la atención sobre su persona. A ella, por suerte, Chi Fu no la reconoció en su momento. Pero Hiro era mucho más pintoresco, y no estaba segura de que el hombrecillo fuera a pasar por alto sus… peculiaridades—Desgraciadamente cuando intenté que desistiera de aquella idea, provoque el envenenamiento, ya que los frascos cayeron y se hicieron añicos, tire unos trozos de corteza quemada al río, esperaba que alguien viera el río sucio y no bebiera, aparte de eso, aquel hombre me intento quemar, no se bien como, y con su montura, me arrollo, dándome un fuerte golpe en el pecho y lanzándome a unos árboles, y gracias a estos dos soldados he podido llegar al campamento con vida, si no fuera por ellos seguramente ahora estaría muerto

Fátima apretó los labios y pensó en darle un codazo para mandarle callar. No eran necesarios tantos detalles, ni tampoco confesar que había sido culpa suya. Tendrían que haberse detenido a pensar qué decir, cómo planear las cosas. Pero no, se habían precipitado y ahora…

Siento mucho haber provocado todo esto —Hiro se puso de rodillas, inclinando la cabeza—De verdad, lo siento mucho —su voz sonó quebrada.

Fátima miró al joven, que parecía el responsable en ese mismo momento, y tragó saliva. Le hubiera gustado decir algo, cualquier cosa. Pero Hiro ya lo había confesado todo. Y prefirió pasar lo más desapercibida posible guardando silencio. Además, suponía que ahora la concentración se centraría, si no en Hiro, en Axel, que había sido presentado como alumno de Ronin y al que recurrió el joven al mando en primer lugar en busca de una respuesta.

Volvió la cabeza hacia las tiendas, por la que había desaparecido el chico con eso tan rojo. Se decidió, fugazmente, a ir luego en esa dirección. Aquella cosa le sonaba…

Luego, volvió a prestar atención hacia los oficiales, aguantando la respiración.
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Re: [Tierra de Dragones] Haré todo un hombre de ti

Notapor Axelpower » Mar Oct 16, 2012 11:20 pm

Todos los reclutas dirigieron sus confusas miradas hacia mí, buscando justificación a lo que acababan de oír a gritos. Fueron incapaces de proseguir de forma normal con el entrenamiento, que quedó interrumpido forzosamente por mi intervención. Podían oírse muchos murmullos y cuchicheos, pero sólo uno de los que allí se encontraba se dirigió hacia mí para preguntarme personalmente: el Capitán Shang.

¿Cómo que envenenada? ¿Desde hace cuánto?

Me quedé mirándolo sin saber qué decir. No había caído hasta entonces en la cuenta de que me había fiado ciegamente de la palabra de Hiro, sin preguntar ningún otro detalle ni cuestionar lo que decía. No obstante, no creía que estuviera mintiendo; había demostrado que era un Aprendiz y eso era suficiente para mí como para demostrarme que era alguien de fiar. El problema es que no tenía forma de justificarme ni de explicar los hechos.

Le lancé una mirada de socorro, deseando que captara la indirecta y respondiera él a la pregunta, pero no pareció darse cuenta. Pensé en llamar su atención, pero con todo el murmullo que se había levantado en el campamento tendría que gritar demasiado si pretendía que me oyera con claridad. En pocos segundos, el silencio absoluto que la concentración en el entrenamiento requería había derivado en un sonoro alboroto, con los reclutas comentando entre sí las aterradoras noticias que acababa de traer. Podían entenderse unas pocas voces que destacaban por encima de la multitud, pero aun así el conjunto era un murmullo al que resultaba prácticamente imposible prestar atención.

Y mientras tanto, Shang seguía impacientándose y esperando su respuesta. No tuvo problema en seguir insistiendo, aunque esta vez buscando una respuesta mucho más directa: una que proviniera de mí. Dirigió hacia mí su seria mirada y inquirió:

¿Cómo se ha podido envenenar el río y por qué lo sabéis vosotros? ¿Y por qué no estabais en el entrenamiento?

No logré articular ninguna palabra después de aquella intimidante pregunta. No tenía respuesta posible para aquella pregunta, pero si me quedaba en silencio lo único que haría sería perder todo cuanto había logrado hasta el momento: la confianza que Shang y Li habían depositado en mí se desvanecerían sin dejar ni rastro de que alguna vez existieron. Tenía que pensar algo y tenía que pensarlo ya.

Por suerte, cuando creía que caía el último grano del reloj de arena en que se había convertido la paciencia del Capitán Shang, Hiro contó su versión de la historia, concediéndome algo más de tiempo para meditar una respuesta con la que no perder la confianza del joven líder del ejército.

Tras el emotivo discurso de mi compañero, llegó mi turno. Si realmente quería demostrar que era alguien en quien valía la pena confiar, tendría que defenderme sin excusas ni justificaciones estúpidas y sinsentido. Desgraciadamente tampoco podía contar toda la verdad si pretendía conservar el secreto de los portadores de la Llave Espada, así que tendría que inventar una versión intermedia.

Empecé con una reverencia, demostrando al Capitán mi arrepentimiento por irme sin dar explicaciones y mi respeto hacia él.

—Siento mucho haber abandonado el campamento sin avisar a nadie, Capitán, pero la situación parecía requerir una intervención urgente.

>>Cuando salí de la tienda en que me reuní con usted, oí desde la lejanía lo que parecían ser signos de batalla y de alguien pidiendo auxilio. Sin pensarlo siquiera, puse rumbo raudo como el viento al lugar de donde parecía provenir. Pero, preocupado por si la situación requería de la intervención de alguien que pudiera apoyarme, o de alguien que se viera obligado a venir a comunicar algún mensaje, decidí pedir a algún otro recluta que me acompañara. Y este valiente joven
—exclamé mientras ponía mi mano sobre el hombro de Fátima— ha sido el único que ha acudido a mi llamada y me ha prestado su ayuda cuando más la he necesitado.

>>Como ya he dicho, siento muchísimo no haber avisado a nadie de mi partida. Asumo toda la culpa y aceptaré el castigo que decida imponerme. Pero a cambio tan sólo le pido que no le haga nada a quien, aun arriesgando su vida, ha colaborado cuando se le ha requerido. —dije antes de dirigir la mirada a mi compañera, para que no hubiera dudas sobre a quién me refería.


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¡MIERDA! ¡Segunda vez que me pasa en lo que va de tema! xD

Por suerte, tras leer un poco por encima al post de Suzume, creo que esta vez no hay ninguna incoherencia. No hará falta que edite el post ni nada, las acciones de Axel siguen siendo las mismas
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#11

Notapor Soul Artist » Dom Oct 21, 2012 10:50 pm

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Cinco días en contestar... Es un récord para mí, me temo. Siento la tardanza, pero como ya sabíais, he estado enfermo y ha empeorado un poco, por lo que me ha costado ponerme a esto; al contrario que el Preglobal, que ya lo tenía de antes...

Hiro & Axel

Fátima se escabulló en cuanto pudo, con los ojos de Chi-Fu clavados en ella hasta que la perdió de vista. Este se levantó y acudió junto al capitán, el cual tenía clavada su mirada en Axel, planteándose las palabras del chico.

Está bien —asintió finalmente—. Si está envenenada, has salvado a todos los aquí presentes. En nombre de mis soldados, te lo agradezco.

El capitán hizo una reverencia con la que mostró su respeto hacia los jóvenes, agradecido por su acción. Acto seguido, señaló con el dedo índice a los soldados, preparado para dar nuevas órdenes.

¡Tirad todo el agua que haya sido almacenada! ¡Está prohibido beber nada durante las próximas seis horas!

Shang se alejó de los chicos, dispuesto a dirigir la operación para purificar el agua y asegurarse de que nadie era envenenado. Chi-Fu aprovechó para acercarse a Hiro, con los ojos entrecerrados, y observarle bien de cerca.

¿Nos conocemos...?

Pero el hombrecillo tuvo que interrumpir sus pensamientos cuando unos gritos de sorpresa generalizados se levantaron tras él. El respetable general Li se encontraba tumbado en el suelo, con los ojos cerrados y expresión de dolor. Shang fue el primero en acudir a él, escandalizado.

¡¡Padre!!

B-bebí un poco —susurró el hombre, con voz debilitada y casi sin fuerzas. Intentó levantarse apoyándose sobre las palmas de sus manos, pero su cuerpo estaba temblando—. Se me pasará. Solo...

El general volvió a caer al suelo, incapaz de levantarse nuevamente. Chi-Fu estaba paralizado, incapaz de saber cómo reaccionar. Shang agarró a su padre por los hombros y le observó; se le notaba realmente nervioso. Aquella situación le superaba para su poca experiencia como capitán, y más tratándose de su padre.

¡Un médico! ¡Que alguien llame a un médico! —exigió el capitán.

Pero nadie acudió. Como mucho, tres soldados aparecieron entre las tiendas de campaña, con rostros pálidos y enormes ojeras. No dijeron nada: solo se colocaron frente a Shang y le observaron fijamente, silenciosos.

¿Qué hacéis? ¡Avisad a un médico!

La respuesta de los soldados no se hizo esperar. Casi de forma inmediata, sus cuerpos fueron rodeados de una nube de oscuridad... Y surgieron tres Sincorazón reemplazando sus antiguos cuerpos.

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En seguida, un soldado armado con una espada apareció acompañado de Daliao, o Fátima, como prefiriesen. Los Sincorazón parecían tener como objetivo al general Li sobre todas las cosas, ignorando a todos los demás... Y la mayoría de soldados habían salido corriendo, pensando en de qué clase de infierno habrían surgido aquellos demonios.

* * *
Fátima

Fátima se escabulló en cuanto pudo, con los ojos de Chi-Fu clavados en ella hasta que la perdió de vista. Le había llamado la atención el soldado que se había ocultado dentro de una de las tiendas de campaña nada más verles, y sobre todo, aquella cosa roja que había surgido en su espalda. ¿Sería...?

Nada más pasar por al lado de la entrada de la tienda, escuchó dos voces que le llamaron la atención de inmediato. Las dos le sonaban horrores.

Es peligroso —habló una voz aparentemente femenina, aunque resultaba difícil asegurarlo—. Si ha venido a traerme de vuelta, no se dará por rendida. Ella ha sido mandada por padre...

¡Es una tía enrollada! Venga, lo entenderá. ¡Te ayudará incluso! De sus amigos no me fío, sobre todo el musculitos, pero ella estoy seguro de que guardará el secreto por ti. Por mí. ¡Todos felices!

No, Mushu, yo... —se escuchó un suspiro desde el interior de la tienda de campaña. ¿Mushu? ¿Sería entonces la otra voz...?—. No sirvo para nada en casa. Solo estorbo, soy una vergüenza para padre. Pero por una vez puedo hacer algo por él, puedo salvarle la vida y varlerme por mí misma... Servir de algo. Traerle honor, hacer que él se sienta orgulloso de mí. Si se lo digo y me obliga a volver, perderé esta oportunidad. Mi única oportunidad... Fátima es una gran mujer, pero esto no tiene nada que ver con ella y...

Unos gritos provenientes del campamento enmudecieron a las voces. Rápidamente un soldado salió de su interior, alarmada por los gritos, y se quedó paralizado observando a Fátima. Su rostro... Igual que el soldado le había reconocido a ella, la aprendiza de la Llave Espada pudo reconocerla fácilmente.

Mulan. Sin lugar a dudas, era Mulan.

La mujer disfrazada de soldado varón se quedó callada, incapaz de hablar. Y cuando el sonido de aparición de Sincorazón en el campamento llegó a los oídos de ambas, la soldado se dirigió hacia el capitán, esperando alcanzar cuanto antes el lugar de entrenamiento.

En cuanto llegasen, se encontrarían una situación peliaguda: el general Li en el suelo, junto con el capitán Shang a su lado, y tres Sincorazón amenazándoles. Axel y Hiro estaban al lado, probablemente preparados para hacer frente a las criaturas oscuras...

Mulan no se hizo esperar: desenvainó su espada y se colocó el posición ofensiva. Todo su cuerpo temblaba de miedo, y su rostro revelaba que igual no sabía bien lo que hacía. ¿Estaba realmente preparada para luchar...?

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Re: [Tierra de Dragones] Haré todo un hombre de ti

Notapor RedXIII » Mié Oct 24, 2012 2:15 am

Está bien. Si está envenenada, has salvado a todos los aquí presentes. En nombre de mis soldados, te lo agradezco.

El capitán hizo una reverencia, acto seguido, señaló con el dedo índice a los soldados.

¡Tirad todo el agua que haya sido almacenada! ¡Está prohibido beber nada durante las próximas seis horas!

Mientras los soldados cumplían las ordenes del capitán, Chi-Fu se acerco a Hiro, poniéndolo tenso mientras le observaba fijamente.

¿Nos conocemos...?

Hiro intentó disimular lo máximo, apartando la cara de su trayectoria, interrumpido por el grito que soltaron todos los soldados. El general Li yacía en el suelo, con los ojos cerrados y agonizando.

¡¡Padre!!— Exclamó el capitán.

B-bebí un poco — Murmuró, débil, intentando levantarse con las manos apoyadas en el suelo—. Se me pasará. Solo...

Cayo al suelo, parecía estar verdaderamente mal, Hiro estaba conmocionado y asustado, aquello había sido su culpa y ahora no sabía que hacer, un hombre podía morir por su culpa...

¡Un médico! ¡Que alguien llame a un médico! — Exigió el capitán.

A su llamada solo acudieron tres soldados, saliendo de algunas tiendas, los cuales observaron con silencio aquella escena.

¿Qué hacéis? ¡Avisad a un médico!

De aquellos tres soldados surgieron tres sincorazones, era un momento verdaderamente tenso de por si para que encima aparecieran enemigos.

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Un soldado apareció, agarrando una espada, acompañando a Fátima, el único que parecía no haber salido por patas de aquel lugar, atemorizados por los sincorazones.

¡Joder, no, ahora no!— Exclamó Hiro, verdaderamente enfadado.

¡Largaos!— Gritó a los Sincorazones mientras cogía rápidamente su pistola y disparaba un tiro a cada uno, manteniendo al máximo la distancia para poder esquivar con mayor facilidad los ataques. Estaba verdaderamente tenso y conmocionado, era, posiblemente, el peor momento para luchar contra quien fuera como para encima acercarse.

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Buf, en esta parte estoy super trabado :/
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Re: [Tierra de Dragones] Haré todo un hombre de ti

Notapor Suzume Mizuno » Mié Oct 24, 2012 7:20 pm

En cuanto vio que, por suerte y a pesar de Axel, la atención no se centraba en ella, aprovechó la oportunidad y se escabulló entre los hombres. Al mirar por encima del hombro se dio cuenta de que Chi Fu la seguía con los ojos. Pegó un respingo y se apresuró a desaparecer de su campo de visión.

Mientras se dirigía hacia las tiendas, consciente de que aquello rojo que había visto sólo podía ser una cosa… Pensó en Axel con el ceño fruncido. ¿No se había dado cuenta de que intentaba por todos los medios no llamar la atención?

“Pero… También me ha salvado” pensó apartándose un mechón que se le había soltado del moño. “Ahora que lo pienso, si me llegan a preguntar por qué he salido del campamento sin permiso podría haberme caído un buen castigo… Diciendo eso ha conseguido ponerme en una buena postura ante los ojos del oficial. Cuando vuelva le daré las gracias” decidió, sintiéndose mal por haberse molestado con él.

Alcanzó entonces la tienda en la que creía haber visto desaparecer al joven.

Es peligroso —escuchó entonces una voz juvenil, suave, casi femenina. ¿Femenina? Fátima aguantó la respiración y se acercó cuanto pudo a la lona de la tienda para escuchar con toda la claridad posible—. Si ha venido a traerme de vuelta, no se dará por rendida. Ella ha sido mandada por padre...

Los ojos de Fátima se abrieron de golpe y el corazón se le aceleró.

¡Es una tía enrollada! Venga, lo entenderá. ¡Te ayudará incluso! De sus amigos no me fío, sobre todo el musculitos, pero ella estoy seguro de que guardará el secreto por ti. Por mí. ¡Todos felices!

Esa voz… ¿Se estaba refiriendo a ella, y, por casualidad, a Axel? Entonces tenía que ser…

No, Mushu, yo... —Fátima sonrió para sí misma. Sí, había acertado. Y estaba convencida de saber quién estaba dentro. Se preparó para irrumpir en la tienda y cumplir los augurios de la voz juvenil cuando escuchó un suspiro apesadumbrado—. . No sirvo para nada en casa. Solo estorbo, soy una vergüenza para padre. Pero por una vez puedo hacer algo por él, puedo salvarle la vida y valerme por mí misma... Servir de algo. Traerle honor, hacer que él se sienta orgulloso de mí —Fátima se quedó con la mano en alto cerca de la tela, a punto de echarla a un lado para entrar. Pero no se movió. Se le había encogido el estómago—. Si se lo digo y me obliga a volver, perderé esta oportunidad. Mi única oportunidad... Fátima es una gran mujer, pero esto no tiene nada que ver con ella y...

Mulan, porque no cabía duda de que era ella, se vio interrumpida por una serie de gritos que venían del centro del campamento.

Antes de que Fátima pudiera ni reaccionar, Mulan salió de la tienda y se quedó paralizada al verla.

Fátima cayó en la cuenta de que ya había visto a Mulan un par de veces por el campamento, pero que no la había reconocido por culpa del uniforme y el moño. Era increíble lo que podía cambiar una cara con una ligera variación del aspecto…

Mulan pareció encogerse ante ella, y no pudo pronunciar ni una palabra.


Me alegro de ver que estás bien —comenzó Fátima, titubeante. Supuso que no era muy difícil imaginar que había escuchado toda la conversación, así que decidió ir al grano—. Mulan, es muy peligroso quedarse aquí. Lo sabes, ¿verdad?

Esperó una respuesta, pero como la joven no contestaba, continuó:

Sé que te sientes… inútil. Pero créeme, arriesgarte a morir no puede hacer feliz a tu padre. No puede… —a medida que hablaba era más consciente de lo poco que iban a calar sus palabras en Mulan. Soltó un suspiro. Tenía que llevarla a casa, pero le remordía la conciencia pensar que la estaría obligando. Al fin y al cabo, una mujer tenía tanto derecho como un hombre a ir a la guerra y defender su patria. Pero lo que la traía de cabeza era que Mulan se estaba arriesgando no por patriotismo, sino por el deseo de que su padre la reconociera como una hija digna de llevar el apellido de la familia. Quiso gritar de frustración. ¿Es que la tenía que forzar a volver, a ser desgraciada y encima a que su padre la castigara por su irresponsabilidad?

En ese momento, Fátima escuchó un sonido característico y que la puso de inmediato en alerta.

Se volvió hacia Mulan y la señaló con un dedo:

Hablaremos luego. Largo y tendido, ¿de acuerdo?

Y echó a correr hacia el centro del campamento. Para su sorpresa, Mulan pronto se unió a ella. Pensó en decirle que era muy peligroso y que volviera a la tienda. Pero luego se dijo que no quería perderla otra vez de vista y, además, tenía prisa. Prefirió ahorrar saliva.

Cuando llegaron Fátima se quedó de piedra.

—¿Qué está pasando aquí?

El joven oficial estaba al lado del más mayor, que parecía estar inconsciente. Y tres Sincorazón estaban a punto de atacarles. Por suerte, Hiro y Axel continuaban allí.

Escuchó cómo Mulan desenvainaba la espada. La chica se puso a temblar de arriba abajo, y parecía asustada, dubitativa. Fátima dudaba mucho que hubiera utilizado nunca una espada.

¡Quédate cerca de mí! —le ordenó con un tono que no admitía réplica—. ¡Y si te digo que retrocedas, lo haces!

Entonces, se acercó a sus compañeros mientras invocaba la Llave Espada, pero se quedó a una distancia prudente, siempre delante de Mulan. ¿Dónde estaban el resto de soldados?

No tuvo mucho tiempo para pensarlo, porque de inmediato Hiro comenzó a disparar contra los Sincorazón. Fátima maldijo entre dientes, no estaba segura de que en China conociesen ese tipo de arma de fuego, pero a lo hecho…

—¡Hay que proteger a esos dos! —indicó a Mulan, señalando a los oficiales.

Después se precipitó hacia delante para interponerse entre ellos y los Sincorazón. Atacó con un mandoble al que tenía más a mano, poco dispuesta a hacer uso de su magia a menos que fuera estrictamente necesario y, después se preparó para detener un posible contraataque:

¡Lléveselo de aquí! —pidió al oficial más joven, refiriéndose al hombre que yacía en el suelo—. ¡Nosotros nos ocuparemos de esto!
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Re: [Tierra de Dragones] Haré todo un hombre de ti

Notapor Axelpower » Mié Oct 24, 2012 11:19 pm

Mi táctica no funcionó del todo mal. El Capitán Shang pareció quedar convencido de la verdad de mis palabras, si bien le costó unos instantes de reflexión. No obstante, para mi sorpresa y seguro que la de muchos más reclutas, ¡incluso me agradeció mi gesto con una reverencia!

No terminaba de creerlo, a pesar de que lo había visto con mis propios ojos. Un gesto así demostraba un enorme respeto hacia mí, y más viniendo del Capitán del ejército. No pude esconder de mi rostro la expresión de satisfacción que me producía saber que tenía tanta confianza depositada en mí.

Tras ello y sin dudar ni un instante, ordenó a los reclutas que se deshicieran de toda el agua que hubiera en el campamento que pudiera haber sido recogida del río y tomó las medidas necesarias para que, en caso de que alguna se les despistara, nadie pudiera ingerir el veneno.

Desgraciadamente, hubo algo que ninguno de todos habíamos tenido en cuenta: la gente que podría haber bebido ya. Y no se nos pasó esa posibilidad por la cabeza hasta que vimos al General Li tumbado en el suelo.

No pude hacer otra cosa que quedarme paralizado al ver aquella inesperada escena, mientras tanto Shang como aquel hombre de azul que seguía a todas partes al general intentaban, en vano, que se recuperara. Pero, a pesar de que hizo ademán de incorporarse, no pudo evitar desplomarse una vez más, poniendo notablemente nerviosos a ambos. Había que actuar y había que hacerlo rápido. El problema es que no parecía haber nadie capaz de ello.

"¡Ya lo tengo!" pensé. "¡Es muy probable que la Panacea que compré en la Tienda Moguri le sirva como antídoto!".

Rebusqué en mis bolsillos, aunque en vano. No había ni rastro de la ansiada medicina.

¡Maldita sea! —grité, desesperado, mientras daba una patada al suelo en un intento de liberar un poco de la rabia y los nervios que acumulaba en mi interior. —¡Tiene que estar ahí! ¡No he usado nada de mi inventario desde que acabé la Misión de la Gran Guerra de Pintura!

Y entonces, tras maldecir mi despiste, caí en la cuenta de por qué no encontraba la panacea: la había usado en mí mismo, al recibir el impacto de aquella bala que Mog me disparó antes de revelar su auténtico plan.

No obstante, lejos de darme por vencido, saqué una de las ultrapociones que compré aquel mismo día. Coloqué el envase frente a mis ojos y lo observé detenidamente. Pero, a pesar de que me dolía aceptarlo, no estaba hecho para curar veneno. Sería inútil en aquella ocasión.

Y de pronto, cuando Shang pidió ayuda a tres soldados que nos observaban sin mostrar la más mínima preocupación o miedo por el fatídico destino que podía esperar a su capitán, ocurrió lo que menos necesitábamos en aquel momento: tras ser envueltos en una nube de oscuridad, aparecieron tres Sincorazón donde instantes antes habían estado sus cuerpos.

Lancé un rápido vistazo al General. Si el veneno era muy potente no iba a aguantar mucho tiempo en ese estado. Pero en ese mismo instante poco más podíamos hacer si pretendíamos también protegerle de los Sincorazón.

Hiro y Fátima, que acababa de salir de una de las tiendas acompañada de un recluta que no parecía tener demasiada experiencia en combate, desenfundaron sus armas y arremetieron contra el enemigo.

No tenía tiempo a pensar una estrategia eficaz, pero tampoco debía lanzarme sin pensar contra ellos si no quería salir herido: golpeé con mi escudo al que más cerca de mí se encontraba e inmediatamente desenfundé mi Llave Espada para intentar atravesarlo de una estocada. No obstante, ni así me olvidaba de cuál era el auténtico problema.

¡Hiro, Fátima, la situación es muy grave! ¡No dudéis en darle algún Antídoto o Panacea al General si tenéis alguno! ¡Tenemos que hacer algo rápido!
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Ronda #12 - Haré todo un hombre de ti

Notapor Soul Artist » Sab Oct 27, 2012 12:14 am

Los disparos de Hiro sacudieron a los tres Sincorazón, dejándoles momentáneamente confusos e incapaces de llegar de inmediato a su objetivo. Axel atacó al que tenía más cerca y lo eliminó de un solo golpe; Fátima por su parte se apresuró a alcanzar a uno de ellos para derribarlo de un ataque, mientras Mulan corrió a ayudar a Shang a levantar al general y entre ambos llevárselo a rastras del campo de batalla.

Mulan y Shang atravesaron un pasillo de tiendas de campaña, desapareciendo de la zona de entrenamiento por completo, en pleno corazón del campamento. El Sincorazón que no había sido atacado por nadie comenzó a girar sobre sí mismo a gran velocidad dirigiéndose hacia Fátima, probablemente intentando ayudar al compañero al que había tirado al suelo apenas unos segundos antes. Esta recibió un violento golpe que la envió a un par de metros de distancia y la Llave Espada se escurrió de entre sus dedos, cayendo a un metro de ella. Sin perder un segundo, su enemigo no perdió el tiempo: se abalanzó sobre la chica e intentó arrancar su corazón en un rápido movimiento de desesperación. Fue lo suficientemente rápida para quizás agarrarle de los brazos o bloquearle de algún modo, pero si no recibía ayuda inmediata, acabaría cediendo ante su fuerza...

Sin embargo, Hiro y Axel tenían su propio problema. El Sincorazón que Fátima había logrado derribar, ahora fuera de peligro al estar esta ocupada con su compañero, se levantó como si nada hubiese sucedido y se centró en los dos aprendices. Comenzó a girar como una peonza y golpeó a ambos: lanzó por los aires a Hiro, el cual aterrizó de espaldas sobre una tienda de campaña a unos metros, destrozándola en la caída pero amortiguando los daños levemente. Axel, por su parte, cayó a un metro del Sincorazón con los ojos cerrados. Quizás había perdido el conocimiento...

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Axel no ha sido derrotado, sencillamente me avisó de que no podría postear hasta el día 4 de Noviembre.

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Re: [Tierra de Dragones] Haré todo un hombre de ti

Notapor RedXIII » Mar Oct 30, 2012 7:09 pm

Tosió, su forzoso "aterrizaje" había levantado polvo y tierra, además de que no estaba para muchos trotes.

Se levantó con un poco de dificultad y levantó su Revólver hacia el cielo, haciéndolo brillar levemente

Ayúdanos a dar un paso más sin detenernos ¡Naosu!— Se autolanzó un "Cura" para curar sus magulladuras y golpes de la anterior batalla, pudo notar rápidamente como había recuperado parte de sus fuerzas y se sentía mucho mejor.

Rápidamente salió de la tienda, o lo que había dejad en pie, más bien, el paisaje que le esperaba no era precisamente lo que esperaba, Axel parecía inconsciente en el suelo y Fátima parecía estar en peligro. Se decanto por ayudar a Fátima, ya que parecía necesitarla más.

¡Paso, que voyyyyyyy!— Gritó mientras se acercó repentinamente al Sincorazón y le sacudió una buena patada en la cara, acompañada posteriormente por unos golpe de su llave espada, materializada en aquel momento. Acto seguido se giro y con su Revólver disparo una bala al otro Sincorazón como pudo, intentando no perder de vista al primero.
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Re: [Tierra de Dragones] Haré todo un hombre de ti

Notapor Suzume Mizuno » Mié Oct 31, 2012 1:50 am

Fátima vio las estrellas cuando el ataque giratorio del Sincorazón la alcanzó. Por un momento, dejó de sentir el suelo bajo sus pies y la Llave Espada se resbaló de entre sus dedos. Después se dio de bruces contra el suelo y sólo tuvo unos segundos para sacudir la cabeza, en un intento de despejarse, antes de que el Sincorazón se abalanzara sobre ella. En el último instante, Fátima consiguió atrapar por los brazos a su agresor e impedir que sus afiladas zarpas la alcanzasen de lleno; pero, aun así, la rozaron y soltó un grito al notar un terrible escozor en la mejilla izquierda. Intentó incorporarse y apartar al monstruo de su cuerpo, y, desesperada, metió las rodillas por debajo del pecho del Sincorazón y empujó, no sin llevarse varios zarpazos superficiales en las piernas, el pecho y los brazos.

Resopló por el esfuerzo; el Sincorazón seguía presionando con toda su energía y sus brazos, agarrotados, comenzaron a ceder. Sin embargo, dio un último empellón con las rodillas. Si era necesario, se arriesgaría con ese escaso lapso de tiempo en que el Sincorazón volverí a tirarse sobre ella para invocar su Llave Espada y, aunque fuera, interponerla para protegerse.

Pero no hizo falta; justo entonces, Hiro apareció de la nada y la salvó, arreándole una buena patada al Sincorazón y arremetiendo después con su Llave Espada.

Mareada, Fátima tardó unos instantes en incorporarse y recuperar su arma.

—¡Gracias! —exclamó, justo cuando Hiro apuntaba al otro Sincorazón—. ¡Te debo una!

Y, con un arranque de rabia, irritada consigo misma por su debilidad y por el escozor de las heridas, esperó a que el Sincorazón quedara aturdido por el disparo de Hiro para abalanzarse sobre él y descargar su enfado con una lluvia de golpes. Apretó los dientes y aspiró aire entre los dientes, tratando de contener las pequeñas descargas de dolor que le asaltaban con cada movimiento.

Aun así, se esforzó por rematar al Sincorazón cuanto antes.
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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