Re: [Ciudad de la Navidad] Lo que se esconde bajo la nieve
Publicado: Mar Abr 30, 2013 7:10 pm
"¿Traidores, dices? ¿Eso es lo único que vuestros Maestros os han contado?"
Mascullé palabras incomprensibles que se perdieron con el canto del viento infernal que rugía fuera de la casa de Santa Claus, maldiciendo el frío que se había levantado en pocos minutos.
Akio jamás me había utilizado en su beneficio. ¡Claro que n...!
"B-Bueno..."
Mientras corría me acordé de mi primer encuentro con el pequeño demonio. Y si me ponía a pensarlo, me usó de mero palo para esconderse de Lyn, me obligó a pagarle dos helados... me podría haber metido en un buen lío si Sendh me hubiese descubierto en su desván con él, arriesgué mis entrañas cuando le rocié a Lyn con el spray anti-perros para que él escapara. Igualmente, faltó a mi promesa y no me esperó en lo alto de la Torre del Reloj. ¿Entonces...?
"¿Entonces por qué le defiendo? ¡¡Si es de lo peor!!"
Pero recordé entonces su sonrisa. Esa que había visto en el viejo desván, o cuando se mostró egocéntrico a la hora de otorgarme el mango de su Llave-Espada. Y por otro lado, me acordé del Maestro Ryota. De las claras intenciones que tuvo para hacernos sus cobayas o perecer en el sitio si nos negábamos.
"Estoy en el bando correcto, claro que sí."
―¡Oh, vamos! ¡Tengo que darme prisa! ―gruñí mientras intentaba por todos los medios correr más deprisa, pero me hundía de forma irremediable en el grueso paisaje nevado― ¡¡Agh!!
El susto no fue tan tremendo como el placaje de aquellas tres masas de oscuridad que se arrollaron encima mía. Inevitablemente caí a la nieve de espaldas, confusa en principio por el golpe recibido. Me levanté en cuanto recuperé las fuerzas, sacudiendo la cabeza e invocando a Ángel Forjado en pos de defenderme.
Aquellos Sincorazón eran fuertes y muy rápidos, ni siquiera los había visto llegar. O puede que hubiese sido por estar enfrascada en mis pensamientos. ¡Qué más da! Mi principal prioridad en aquel momento no era acabar con ellos, si no encontrar a Akio lo antes posible.
La colina estaba frente mía, y podía divisar en lo alto una figura roja. Aunque claro, primero debía dar esquinazo a aquellas criaturas de oscuridad. Intenté ponerme en pie, pero me quedé atrapada de nuevo con una de mis botas bajo la nieve. A aquel paso acabarían fácilmente conmigo. Debía usar otro medio para llegar a la colina.
Y tenía una habilidad bastante útil para ello:
―¡Alas del Solsticio!
De mi espalda surgieron unas hermosas alas de luz, que bien no estaban incrustadas a mi espalda, pero estaban adheridas a mi corazón, por lo que obedecerían a los deseos de éste.
Cogí impulso en la nieve y eché a volar rápidamente a lo alto de la colina, esperando reunirme con Akio enseguida. Si bien los Sincorazón intentaban abalanzarse sobre mí, usaría mis reflejos para esquivarlos mientras volaba. Teniendo en cuenta que la tormenta de nieve que se avecinaba pudiese ralentizar mi velocidad, tendría mi Llave-Espada en mano para bloquear sus ataques.
―¡¡Ak... Maestro Akio!!
Mascullé palabras incomprensibles que se perdieron con el canto del viento infernal que rugía fuera de la casa de Santa Claus, maldiciendo el frío que se había levantado en pocos minutos.
Akio jamás me había utilizado en su beneficio. ¡Claro que n...!
"B-Bueno..."
Mientras corría me acordé de mi primer encuentro con el pequeño demonio. Y si me ponía a pensarlo, me usó de mero palo para esconderse de Lyn, me obligó a pagarle dos helados... me podría haber metido en un buen lío si Sendh me hubiese descubierto en su desván con él, arriesgué mis entrañas cuando le rocié a Lyn con el spray anti-perros para que él escapara. Igualmente, faltó a mi promesa y no me esperó en lo alto de la Torre del Reloj. ¿Entonces...?
"¿Entonces por qué le defiendo? ¡¡Si es de lo peor!!"
Pero recordé entonces su sonrisa. Esa que había visto en el viejo desván, o cuando se mostró egocéntrico a la hora de otorgarme el mango de su Llave-Espada. Y por otro lado, me acordé del Maestro Ryota. De las claras intenciones que tuvo para hacernos sus cobayas o perecer en el sitio si nos negábamos.
"Estoy en el bando correcto, claro que sí."
―¡Oh, vamos! ¡Tengo que darme prisa! ―gruñí mientras intentaba por todos los medios correr más deprisa, pero me hundía de forma irremediable en el grueso paisaje nevado― ¡¡Agh!!
El susto no fue tan tremendo como el placaje de aquellas tres masas de oscuridad que se arrollaron encima mía. Inevitablemente caí a la nieve de espaldas, confusa en principio por el golpe recibido. Me levanté en cuanto recuperé las fuerzas, sacudiendo la cabeza e invocando a Ángel Forjado en pos de defenderme.
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Aquellos Sincorazón eran fuertes y muy rápidos, ni siquiera los había visto llegar. O puede que hubiese sido por estar enfrascada en mis pensamientos. ¡Qué más da! Mi principal prioridad en aquel momento no era acabar con ellos, si no encontrar a Akio lo antes posible.
La colina estaba frente mía, y podía divisar en lo alto una figura roja. Aunque claro, primero debía dar esquinazo a aquellas criaturas de oscuridad. Intenté ponerme en pie, pero me quedé atrapada de nuevo con una de mis botas bajo la nieve. A aquel paso acabarían fácilmente conmigo. Debía usar otro medio para llegar a la colina.
Y tenía una habilidad bastante útil para ello:
―¡Alas del Solsticio!
De mi espalda surgieron unas hermosas alas de luz, que bien no estaban incrustadas a mi espalda, pero estaban adheridas a mi corazón, por lo que obedecerían a los deseos de éste.
Cogí impulso en la nieve y eché a volar rápidamente a lo alto de la colina, esperando reunirme con Akio enseguida. Si bien los Sincorazón intentaban abalanzarse sobre mí, usaría mis reflejos para esquivarlos mientras volaba. Teniendo en cuenta que la tormenta de nieve que se avecinaba pudiese ralentizar mi velocidad, tendría mi Llave-Espada en mano para bloquear sus ataques.
―¡¡Ak... Maestro Akio!!