[Espacio Profundo] 626

Trama de Ivan Kit, Neru, Saeko y Saito

La aparente traición de Tierra de Partida en un acuerdo de paz provocó el anuncio de la guerra por parte de Bastión Hueco. Los aprendices deben enfrentarse entre sí, entre antiguos amigos y compañeros. ¿Cómo lograrán sobrevivir cuando otras amenazas acechan?

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro, Sombra

Re: [Espacio Profundo] 626

Notapor Tsuna » Dom Jul 27, 2014 7:58 pm

T-tienes… ¡Tienes razón! Me he comportado como una auténtica…


De pronto, sentí un dolor de cabeza muy fuerte que me sacó de mis fantasías mentales. Instintivamente me llevé ambas manos a la cabeza, con los ojos entrecerrados y dolorida.

¿¡Pero qué...!?


En cuanto estuve medianamente recuperada por el golpe, observé bajo mis pies una herramienta. Me sentí en cierto modo humillada, porque igual me la habían lanzado a propósito. En cualquier caso, no iba a dejar aquello así, ni mucho menos. Encaré a los mecánicos y puse ambas manos en mis caderas, indignada.

¿¡Quién ha…!? ―...sido? Me callé de inmediato cuando recordé dónde estaba

No sabía si los Sincorazón podían escuchar mis gritos, aparte de sentir mi corazón, pero por miedo decidí quedarme callada y dejarlos trabajar. Gruñí por lo bajo, rabiosa por aquel golpe inesperado y me crucé de brazos, con la vista pendiente todavía en la cima de la escalera.

Al poco tiempo, después de haber deseado incontables veces para mí misma que terminasen de una santa vez, la puerta se abrió como respuesta a mis súplicas. Me adelanté antes que ninguno y con el brazo extendido, les indiqué que entrasen lentamente. Al analizar el interior de la central pude distinguir un montón de máquinas y una gran torre en el centro. Y allí, en frente, se encontraban todos. Le dirigí, por instinto femenino supuse, una mirada asesina a Diana, la cual se tornó en preocupación cuando vi a mi pequeño tirado en el suelo y dolorido. Ahogué un grito y, asustada, corrí hacia él.

La rubia que no podía soportar nos advirtió de que tuviésemos cuidado, que podía estar en cualquier parte. ¿Pero el qué? ¿El culpable? ¿Acaso era el Villano Final que mencionó Saito? No tenía ni idea, pero mi prioridad era ahora mi pequeñín, al cual acogí entre mis brazos. Me sentí aliviada cuando abrió sus ojitos y me miró. Una mirada que me derritió toda por dentro.

Ya estoy aquí, no tienes que temer más…

Y ajeno a la situación que vivía, el raro de la máscara ordenó disparar rayos a una máquina en particular, y yo me preguntaba para qué. No era conocedora de hechizos eléctricos, por lo que no podría hacer gran cosa, sin embargo, mi fantasmita se separó de mí y comenzó a levitar, con el ceño fruncido.

Intenté vocalizar algo, preguntarle qué estaba haciendo, pero supuse que sabía mejor que yo lo que acontecía dentro del recinto, así que ante mi impotencia, me digné a levantarme ―pues me había quedado de rodillas para recoger a Gengar― y me dirigí a Diana.

Tú… Diana ―me costó severamente pronunciar su nombre lo más educada posible. No podíamos pelearnos, no en aquella situación―. ¿Quién es el enemigo? ―y extendí ambos brazos, algo desesperada por poder entender algo

No obstante, la prioridad eran los soldados, así que me aproximé ante ellos para protegerlos. Invoqué, esta vez sí, mi Llave Espada.

Quedaos detrás de mí, por favor. ―y esperé, atenta para bloquear cualquier ataque que viniese de cualquier lado, frente a los soldados, protegiendo en concreto aquel que había parecido tan responsable y se había puesto manos a la obra; me había caído bien

Gengar por su parte se aproximó a la mencionada máquina y, junto a todos los hechizos eléctricos que lanzaron, invocó dos Electro para recargar su energía. Aquello sí me pilló por sorpresa, porque, que yo fuese consciente, no había visto a Gengar entrenar esa clase de habilidades; de hecho, nunca lo veía entrenando. Igualmente, tenía que confiar en él, estaba segura de que sabía lo que hacía. Tragué saliva, a la espera del desenlace.
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Re: [Espacio Profundo] 626

Notapor H.S Sora » Lun Jul 28, 2014 12:17 am

Maldito el momento en que ese maldito científico loco se dedicó a intentar crearte, maldito el momento en que lo logró y te maldigo a ti mil veces más cabrón...

Odiaba a 626, por fin lo había decidido. La decisión se consolidó en el precioso instante en que dejé escapar un sonido de dolor que había resonado en todo aquel maldito lugar. Por supuesto, todo era culpa de aquel destructor y maníaco experimento hijo de puta.

La cosa había llegado a ir bien hasta cierto punto; entre aquel aprendiz y yo había terminado de destruir la última mano de la Armadura, por lo que solo quedaban los pies y ya podríamos centrarnos en eliminar a la cabeza y el cuerpo.

La situación a partir de ahí empeoró considerablemente, debido a que en un alarde de motivación por acabar el combate de una santísima vez me predispuse a acabar con los pies, pero mi plan falló estrepitosamente cuando al atacar a uno de ellos y dirigirme al otro, provocaron una onda expansiva que me derribó en el acto, y naturalmente las dos extremidades no perdieron el tiempo e intentaron atacarme en el acto. Pero ni ellas ni yo contábamos con 626, la criaturita diabólica que iba a interferir en sus planes.

Apareció del cielo como si de un ángel caído se tratase, pero este angelito iba armado con una caja morada de tamaño casi descomunal que utilizó como martillo para aplastar aquellas dos extremidades y hacerlas desaparecer casi en el acto. Naturalmente la caja-martillo seguía cayendo y yo estaba en el suelo, sabía cómo podía acabar eso y no me gustaba en absoluto la idea de acabar hecho puré.

Mierda, Mierda, Mierda...

Empecé a rodar todo lo rápido que pude, pero no fue suficiente para huir completamente de aquello. Mi pie izquierdo recibió aquel cariñoso impacto, pero yo simplemente me concentré en escuchar algo que confirmó mis mayores temores:

Crack.

El sonido de algo romperse vino seguido de una oleada de dolor que hizo que golpease con fuerza el suelo de aquel lugar, además de dejar escapar un grito de dolor, mientras apretaba los dientes con fuerza e intentaba aguantarme todo lo que sentía, todo en vano por supuesto. Intenté también mover mi pie de encima de la caja, pero el mero hecho de intentarlo me dejó más que exhausto y con un sudor frío recorriéndome todo el cuerpo.

¡Oh, Joder! —vociferó mi compañero temporal, el cual estaba intentando levantar aquella caja, pero sin resultados favorables tampoco. —Es imposible... es demasiado pesada para mí...

Intenté pensar que podía hacer, pero ninguna idea genial acudía a mí y tampoco podía quedarme como estaba, pues el Sincorazón aún no había sido derrotado y no moverme significaría ser un blanco perfecto, si es que aún podía atacar de alguna forma, que viendo mi suerte, seguro que así era.

Vaya... Esto sí que es meter la pata, ¿eh?

>> Mierda... ¿Crees que puedes usar aún hechizos a distancia? Puedo tratar de entretenerle para que no te ataque directamente... ¿O se te ocurre algo mejor?

Pensé un par de segundos más y suspiré, aún con un intenso dolor recorriéndome todo el cuerpo; no había muchas opciones, pero tenía que intentar explotarlas todas con tal de sobrevivir. Rebusqué entonces como pude en mi bolsa y saqué una Poción, justo lo que necesitaba para empezar.

Podría usar hechizos a distancia como bien dices, pero si me lío a lanzar magias porque sí, se va a fijar en mí y entonces sí que será un problema —tomaría la poción si no había ningún impedimento, notando así me aliviaba ligeramente, aunque sabía que ni mucho menos habría sanado lo de mi pie izquierdo, pero por algo debía empezar.— Voy a arrojar mi guadaña contra esa cosa para “distraerle” y entonces golpéale con lo más fuerte que tengas, yo procuraré que si se acerca se lleve un buen recuerdo, no te preocupes por eso.

Esperaría entonces a que Neru se hubiese alejado lo suficiente y usaría la habilidad de Alice para arrojarla contra él, esperando que el chico me defendiese llegado el momento. Si la Armadura se intentaba acercar a mí, cargaría dos Perla, uno en cada mano, y los dispararía en cuanto este estuviese bastante cerca, para no fallar. Si aún así no lograba hacerle recular, utilizaría la Llave Espada para intentar bloquear el ataque que se predispusiese a hacer.

Si veía que el chico se encontraba en muchos apuros llegado el momento y contando con que la Armadura no se me hubiese acercado aún, lanzaría un Electro al cuerpo de la Armadura y volvería con mi estrategia inicial.

Una cosa era segura, estábamos muy cerca de la victoria y no podíamos fallar. Ya saldaría cuentas pendientes con Gantu y 626 más tarde, de eso no había lugar a dudas. Pero ahora tenía un Sincorazón que derrotar.
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Muchas grácias por el avatar Mepi ^^
H.S Sora
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Ronda #14 - 626

Notapor Astro » Mié Jul 30, 2014 7:07 pm

Saeko & Ivan

La idea de Cool Wind se puso en marcha, y pareció funcionar. Los dos hechizos eléctricos impactaron en la máquina en la que la abominación acababa de entrar, y su energía fue absorbida por ésta. Ni siquiera hizo falta que el fantasma añadiera su poder: el aparato no aguantó tanta carga. Y explotó.

Todos pudieron echarse atrás a tiempo para evitar sufrir daños. Entre el humo, todos pudieron ver cómo un relámpago chocaba contra el suelo y revelaba su auténtica apariencia: el ser amarillo se materializó, tosiendo y visiblemente dañado. Los rayos habían sido tan rápidos que no había tenido tiempo para trasladarse por los cables a otra máquina, y la explosión le había afectado.

Esa cosa es nuestro enemigo ―señaló Diana ante la pregunta de Saeko―. Pero no te fíes, es peligroso. Se parece al experimento 626...

Pero posiblemente los aprendices no contaban con un efecto negativo: el experimento había absorbido la energía eléctrica antes de la explosión. Y sólo había que mirarle para notarlo: aunque herido, su cuerpo emitía más chispas que antes y la corriente entre sus antenas era muchísimo más fuerte y rápida.

Y, antes de que ninguno pudiese reaccionar, clavó sus antenas en el suelo y descargó toda esa energía. La corriente se movió a toda velocidad por el metálico suelo, afectando a todos los presentes con un potentísimo calambrazo.

A excepción de Gengar, que flotaba en el aire, y de Pichu, los aprendices y soldados sufrieron convulsiones por todo su cuerpo antes de caer al suelo, atontados.

El daño no fue tan grave como podía haber sido de haber estado más cerca del ser eléctrico, pero el efecto más inmediato lo notarían en sus piernas: no podían moverlas. Ni siquiera las sentían. La descarga las había dejado inútiles, al menos por un rato.

Afortunadamente, sí que había algo positivo: el experimento estaba dañado por la explosión y por semejante descarga, y parecía aturdido. Aquel era el mejor momento para atacar. Aunque claro, no iba a resultar fácil hacerlo sin poder mover las piernas.

Spoiler: Mostrar
Todos con las piernas inmovilizadas (al menos en este turno), pero podéis moveros de cintura para arriba. Solo las mascotas se libran.

Ivan
VIT: 12/30 [Hombro izquierdo dañado] [Piernas inmovilizadas]
PH: 11/30

Pichu
VIT: 18/18
PH: 13/16

Saeko
VIT: 23/26 [Piernas inmovilizadas]
PH: 14/18

Gengar
VIT: 23/40
PH: 10/16

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Saito & Neru

626 no esperó a que los chicos se organizaran, y fue el primero en lanzarse al ataque. Esta vez, sin nada entre sus cuatro manos. Se abalanzó sobre el tronco de la Armadura gritando, y sin esperarse para nada lo que recibió a cambio: el sincorazón giró con fuerza, golpeando al pobre 626 con la metálica cabeza. La abominación salió volando, una vez más, varios metros atrás.

La guadaña de Saito fue la siguiente. El golpe, que no le hizo mucho daño, sí que sirvió para llamar su atención. El torso se acercó rápidamente hasta él, pero el golpe de una botella vacía llamó otra vez su atención hacia Neru. Miró a ambos aprendices, evaluando el peligro de cada uno, y finalmente avanzó flotando hacia Neru. Aparentemente, el más peligroso.

La Armadura no se limitó simplemente a acercarse al aprendiz de Tierra de Partida. Tras recibir un par de golpes de la Llave Espada, empezó a girar sobre sí misma como una peonza a mucha velocidad, y embistió contra Neru. El chico no pudo esquivarlo ni tampoco bloquearlo: el golpe fue muy fuerte y le derribó contra una de las paredes de la dársena.

El Electro de Saito hizo que parara de girar y no le rematara. Pero tuvo su parte negativa: el interés del sincorazón volvió a ser el aprendiz de Bastión Hueco. Avanzó hacia él, amenazante y dispuesta a acabar con el inmovilizado muchacho. Pero los dos Perla del chico, lanzados cuando el monstruo ya estaba muy cerca de él, fueron demoledores.

Una grieta apareció en mitad de la metálica superficie de la Armadura, que se tambaleaba en el aire y se movía con fuertes espasmos. Dio tumbos por la dársena hasta chocar contra la pared de cristal, donde se derribo. El casco cayó al suelo con un ruido seco, y del interior del armazón surgió un brillante corazón de color carmesí. Libre, por fin.

Habían ganado. Pero la alegría no duraría mucho para los aprendices.

No habían pasado ni cinco segundos tras la desaparición de la Armadura, cuando todos pudieron escucharlo. El ruido de un cristal resquebrajándose.

La pared de cristal de la dársena, aquella que llevaba al exterior de la nave, estaba llena de grietas. El último impacto del sincorazón había originado una pequeña, que se había extendido a muchísima velocidad.

Y, sin más, estalló.

La succión que se produjo fue brutal. Todos los objetos que había en la dársena fueron arrastrados hacia el exterior con una fuerza inimaginable. Incluso las pesadas cajas moradas (entre las que se encontraba la que mantenía preso el pie de Saito) no aguantaron en su sitio.

Por supuesto, Neru y Saito no fueron una excepción.

El espacio les arrastraba.


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[IK] Ronda #14 - 626

Notapor Soul Artist » Vie Ago 01, 2014 11:30 pm

¡Chúpate esa, primo feo!

Tal como había imaginado, la máquina explotó con la lluvia de Electros que cayó sobre ella; el monstruito eléctrico salió disparado de ella y se materializó frente a nosotros entre tosidos, herido tanto física como espiritualmente. Agité el brazo en el aire y giré mi vista hacia mi amor verdadero.

¡Observe, bella doncella, cómo hemos logrado derrotar a ese monstruo con mi astucia y su fuerza! —aunque no recordaba que ella hubiese hecho nada—. Juntos, podríamos mover mundos enteros...

Esa cosa es nuestro enemigo ―me ignoró mi señora, dirigiéndose hacia su compañera. Me quedé colgado en el aire sin capacidad de reacción―. Pero no te fíes, es peligroso. Se parece al experimento 626...

¿Experimento...?

Demasiadas distracciones. Una descarga eléctrica me atravesó todo el cuerpo, obligándome a gritar de dolor; caí de bruces a él, aterrizando sobre mis brazos. Apreté los puños con fuerza e hice un intento de levantar la mirada para ver la causa de aquel sufrimiento: el hijo de puta se estaba vengando. Había clavado sus antenas en el suelo y estaba llevando la electricidad de la que estaba cargado por toda la plataforma, matándonos lentamente a todos los presentes.

Mis ojos bailaron entre todos los presentes. Mi bella dama, sufriendo al haber sido pillada desprevenida; su compañera bien dotada, igual; los guardias, cuyas cabezas esperara que explotaran. En mi dolor fui a fijarme en el fantasma, que se había librado por poco... Y Pichu.

Me miraba asustada, con dos lagrimones en sus ojos. La electricidad la atravesaba como si nada, saliendo por sus orejas; estaba sufriendo, pero no por el ataque de aquella bestia: era por mí. Pero había logrado mi objetivo. Señalé con la mano, con dolor, en dirección a la puerta de salida que yo mismo había atravesado.

¡Vete...!

Cerré los ojos y me dejé derrumbar sobre el suelo. Pichu soltó un grito y noté cómo sus lágrimas caían al suelo. Casi me había dado por rendido.

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Pero cuando uno cae en desgracia es cuando tus amigos te recogen.

Siempre había sido una asustadiza. No sabría decir si fue la situación crítica en la que estábamos, el miedo de verme a mí derrumbarme por primera vez o que quería demostrarme que ella siempre me apoyaría, como llevaba dos años haciendo; quizás fuese todo. Tal vez era su destino.

Pichu se giró hacia el experimento y varias chispas surgieron de sus mejillas, furiosa como nunca. Dio un paso en su dirección y su cuerpo recogió parte de la electricidad del ataque, cargando su cuerpo; dio otro más, y este pasó a iluminarse con un brillo espectacular, prácticamente cegador. Incluso con mis gafas reflectantes me costaba ver lo que estaba pasando.

Se estaba transformando. No, mejor dicho... Evolucionando. La electricidad con la que se estaba cargando ayudaba al proceso de mutación, pero estaba seguro de que aquello era un proceso natural que habría llegado antes o después por su propia madurez.

Su cuerpo creció, sus orejas se volvieron más largas y delgadas. Sus patas traseras se reforzaron, y la electricidad de sus mejillas prácticamente podría atravesar a cualquier persona. Cuando dejó de brillar ya no era Pichu; no podría contestar a ese nombre nunca más.

¡Pikachu!

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¿Pikachu...? ¡Pikachu!

Mi ratoncita amarilla se lanzó contra el experimento a toda velocidad. Antes de llegar a él, invocó su pelota favorita y la lanzó contra él, pretendiendo golpearle en la cabeza; en cuanto le alcanzase, brillaría con tal fuerza que su Destello cegaría al monstruo durante unos momentos. De sobra para que ella se lanzara y le golpeara con la cola.

Mi mascota corrió hasta mí y agitó sus orejas, sonriente. Le devolví el gesto a través de mi máscara e intenté levantarme, pero la descarga me había dejado demasiado débil como para poder moverme. No importaba.

Concentré mis fuerzas y usé el poder del Éter sangriento para drenar mi sangre, pero lograr la energía que necesitaba para cargar un gran bloque de hielo en mi mano. Clavé mi mirada en mi dama y su compañera, y apunté con la cabeza.

¡Esto —grité al monstruo, lanzándole un Hielo normal— va por dos amigos a los que hoy casi matas!

»¡Esta —anuncié, enviando otro bloque helado en su dirección— por atacar a estas bellas damas! Pero sobre todo...

Me quité las gafas protectoras y las coloqué sobre mi frente, mientras con la otra mano seguía cargando mi hechizo helado. Mis ojos llenos de rabia y orgullo por todo aquel día estaban húmedos, llorosos; no importaba que me viera nadie. No importaba nada en el mundo.

Excepto que ella comprendiese lo orgulloso que estaba.

¡¡Por intentar asustar a un corazón valiente!!

Dejé escapar el Hielo+ de mis dedos, dirigiéndolo directamente contra el monstruo.
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¡Gracias, Flan, por Alexis e Ivan!
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Re: [Espacio Profundo] 626

Notapor Tsuna » Sab Ago 02, 2014 1:12 am

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No fui capaz de hacer nada cuando, inevitablemente ante mí, aquel aparato explotó. Abrí los ojos, sorprendida, y antes de siquiera reaccionar la onda expansiva me alcanzó, acompañada de todo el humo que se desprendió. Me cubrí como pude mi rostro con el brazo derecho ―en el que sujetaba mi Llave Espada―, para evitar que nada me alcanzase los ojos.

¿Se ha acabado…?


No sabía muy bien qué estaba pasando, pero parecía que el enemigo se encontraba en aquella máquina, y no tardé en confirmarlo cuando observé a una criatura amarilla, parecida a un ratón o algo así. No sabía la razón, pero me era ciertamente familiar. Y la respuesta no tardó en llegar; Diana señaló a la rata de las antenas como nuestro enemigo, ¿era eso acaso un Villano Final? Caí en la cuenta de que no cuando mencionó al Experimento 626, aquel que me encontré cuando gateaba por el túnel. ¡Pues claro! Es que eran casi igualitos, o eso podía suponer porque no lo veía con claridad, sino una mancha amarilla con largas antenas a pocos metros de mí.

El monstruo no se hizo de rogar y para mi sorpresa atacó a la velocidad del rayo lanzando una fuerte descarga por el suelo. Aturdida y horrorizada, sentí cómo las piernas se me entumecían y se me paralizaban; me temí lo peor: quedarme inválida.

¡A-ah! ―exclamé por culpa del dolor, mientras caía inevitablemente al suelo

Caí al suelo dolorida, y observé a los demás con cierta desesperación; la situación se nos iba de las manos, ¡y estábamos todos igual! Incluso los guardias a mis espaldas. Gruñí por lo bajo, furiosa. No podíamos ser derrotados, al menos si queríamos quedar bien ante la Gran Consejera, la Federación y, ante todo, mi maestra. Apreté el puño libre, sintiéndome impotente, ¿acaso no era capaz de hacer más? ¿Tan debilucha era yo, que tenía que depender siempre de Gengar, mi mascota, y de los demás, como Diana? Apreté los dientes ante la idea, recordando que no había sido diferente durante la batalla contra Erased Data.

Maldita sea…


Tras ojear, desesperada, nuevamente la zona, comprobé cómo el muchacho de la máscara conversaba con una criatura amarilla en la que no había reparado todavía, a pesar de que atacase la máquina segundos atrás; estaría muy inmersa en mis pensamientos y en la seguridad de los soldados, supuse.

El chico se estaba dando por vencido, al parecer, y le ordenaba a la criatura amarilla y negra que abandonara el lugar ahora que estaba a tiempo. ¿¡Pero qué estaba diciendo!? ¡Nuestro enemigo estaba aturdido, no tendríamos otra oportunidad!

¿¡Qué estás diciendo!? ―le grité, enervada y casi fuera de mis cabales, atónita

Hice un esfuerzo inhumano por mover las piernas, pero no sirvió de nada y en su lugar, gemí a causa del dolor. Por otra parte y para mi asombro, la pequeña criatura que acompañaba al chico comenzó a cargar más y más energía. Por un momento me vi aturdida por otra descarga, pero no fue así, sino que en su lugar comenzó a brillar mucho. Cegada, me tapé ambos ojos, procurando mirar al suelo. No tardaría en comprender qué estaba sucediendo: se había transformado. ¿Era aquello una habilidad o algo? No tenía forma de saberlo, y tampoco estaba interesada en ello mientras nos ayudase a terminar con aquella faena.

El nuevo animal, llamado Pistachu ―o algo así pude entender―, se lanzó a por el enemigo, todavía aturdido, para cegarlo con una pelota. No necesité más para saber que esa era mi oportunidad, mi única ocasión para ganar ventaja y darle a mi bando el respeto que se merecía por haber salvado Espacio Profundo.

¡Gengar!

Mi fantasmita, todavía en el aire, no se lo pensó dos veces y fue directo a por el enemigo, agarrándolo por la espalda e inmovilizándolo con alguna especie de magia para debilitarlo, Maldición se hacía llamar la habilidad. Sonreí, con la esperanza de que todavía podíamos ganar, aunque para qué mentir, me sentía como una inútil allí tirada.

Eso es… ¡Ya casi lo tenemos!


Mi atención fue captada entonces por el chico, que comenzó a cargar hechizos de elemento Hielo en sus manos, nombrando unos amigos suyos, y mencionándome a mí ―¡para mi sorpresa!― junto con Diana, por haber estado todos en peligro por su culpa; y finalmente rematar con un hechizo todavía más potente al monstruo de electricidad, acusándolo de haberlo asustado.

Me gustó mucho esa actitud, y tampoco estaba dispuesta quedarme atrás, ni mucho menos. Apunté con mi Llave Espada, sonriente, para lanzar detrás del Hielo+ una Flama Tenebrosa. ¡Sólo esperaba que mi pésima vista no me jugase malas pasadas, a menos que golpease a Diana, que en ese caso también estaría satisfecha!

¡Resígnate!

Y si tras todo aquello mi pequeño seguía o no con vida ―¡esperaba que sí, por favor!―, se separaría de la criatura y le lanzaría una nueva Flama Tenebrosa desde atrás.

¡Toma...!

Esperaba ganar, por supuesto. No estaba dispuesta a esperar otro resultado, no señor.
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Re: [Espacio Profundo] 626

Notapor Darkness Seeker » Sab Ago 02, 2014 7:37 pm

Estaba listo para encontrar el momento oportuno para atacar, aunque comenzaba a sentirme cansado de aquel combate.

Lo primero que fui capaz de ver fue al desnudo y azulado animal tirarse limpiamente contra el fragmento que quedaba de la armadura, meneándose un poco hasta que logró desembarazarse del experimento fugitivo. Sin embargo ahí no paró. Al ver a su posible presa, la armadura se dirigió hacia a posición de Saito, mientras le miraba con una fría mirada.

Sin perder un instante y aprovechando que se acercó, mi incapacitado compañero lanzó un hechizo contra la armadura que resultó parecerle bastante molesta. No podía evitar que le hiciera daño, no después de todo lo sucedido, así que agarrando una botella de cristal que tenía en mi maleta muerta de risa, la tiré contra la armadura. No pretendía hacerle daño, pero sí llamar su atención.

Alzando mi llave espada aproveché el movimiento lento de la armadura para atacarla cuánto pudiera, que lamentablemente no fue mucho tiempo. El sincorazón comenzó a girar sobre sí mismo, y yo acabé otra vez por los aires.

Pero para cuando alcé la vista, pude ver como aquellos de que "Todo mal tiene razón de ser" era bastante cierto. La armadura comenzó a dar tumbos de un lado a otro, hasta que una fulminante luz le rodeó y acabó desapareciendo en un humo negro.

Pero... El destino no puede ser tan benevolente, y un simple crujido lo demostró

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Giré la vista y pude ver como una pequeña raja hacía aparición en el cristal que daba al espacio, resquebrajándose cada vez más. Y tal y cómo me esperaba, estalló.

La fuerza con la que el espacio nos absorbía era descomunal. Sin perder un segundo, al notar que mis pies comenzaban a ceder, hice aparecer mi armadura por si se daba el caso de que acabáramos finalmente en el espacio y necesitara usar el glider.

No sabía que iba a hacer Saito, pero la situación se descontrolaba y no era capaz de pensar en ello. Traté de agarrarme a lo que pudiera, y a ser posible que estuviera fijado en el suelo.

Si acababa en el espacio, trataría de hacer aparecer mi glider cuánto antes.
LET YOUR HEART SURRENDER BY THE DARKNESS¡

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Re: [Espacio Profundo] 626

Notapor H.S Sora » Dom Ago 03, 2014 11:22 pm

El miedo había agarrotado mi cuerpo durante unos segundos, aún con la adrenalina de la acción haciendo que notase mi sangre más que nunca. ¿Había todo acabado ya? No pude evitar empezar a sonreír cuando vi como la Gran Armadura empezaba a tambalearse de un lado hacia otro con una gran brecha en lo que vendría a ser el pecho, para acabar finalmente cayendo derrotada y liberando uno de aquellos corazones, los cuales siempre me intrigaban y me emocionaba contemplar por alguna extraña razón.

Hice que Alice viniese hacía mí, dado que aún no podía moverme y la guardé en su sitio, mientras que repasaba nuestra última jugada para vencer al Sincorazón en cuestión:

El aprendiz y yo nos habíamos organizado bastante bien esta última vez dada la situación en la que estábamos ―626 era un caso aparte que había atacado como un loco para acabar “volando” de nuevo y no hacer nada al final.― aunque en un principio las cosas parecieron torcerse cuando Neru estaba siendo atacado brutalmente por la Armadura, pude rematar de milagro a esta última cuando se acercó a mí dispuesto a matarme en mi lamentable estado, de ahí que la adrenalina del momento aún me estuviese embargando, pues si mi magia no le hubiese eliminado probablemente no hubiese podido contarlo.

Suspiré sonriendo, pensando de nuevo en lo cerca que me había encontrado de la muerte, y pensando que antes de volver, mandaría un mensaje a Saeko disculpándome por todo ―aunque no tuviese toda la culpa, era lo único que se podía hacer en estos casos.― además, mi amiga había tenido sus motivos para enfadarse, pero me intrigaba el hecho de que más que enfadada parecía... ¿celosa?

Empecé a reír, pensando en que si algún momento le insinuase eso probablemente me mataría con sus propias manos.

A ver cuando vienen el resto de incompetentes soldados que tenemos asignados y ayudan a quitarme esta mierda de encima...

¿Estás seguro que puedes respirar tranquilo?

Ignoré la voz y me predispuse a dar un buen grito para que viniesen a ayudar, ya que la barrera debía haber desaparecido al vencer al Sincorazón, pero entonces lo oí. Al principio me pareció que no era nada, pero lo escuché con más fuerza y fue entonces cuando fijé mi vista donde había impactado el Sincorazón antes de desaparecer y abrí los ojos como platos: La pared de la sala, la cual me había parecido resistente en un principio, se encontraba llena de grietas que parecían extenderse a gran velocidad, y aquello solo podía tener un final.

No, no, no, no, no...

Boom.

Sabía que el espacio poseía una gran fuerza de atracción hacia el exterior o algo parecido por lo que había estudiado, pero jamás había tenido el placer de comprobarlo de primera mano hasta aquel momento.

En un segundo todo se descontroló y todos los objetos que había por allí estaban siendo succionados hacia el exterior, incluida la maldita caja que me había aplastado un pié, por lo que ya podía moverme, pero no podía estar alegre ni mucho menos. La fuerza que producía aquel fenómeno empezó a afectarme a mí también, intentando arrastrarme hasta el exterior. Si no hacía algo pronto iba a morir de forma patética, ahogado en el espacio.

Y una mierda vuelvo yo a este sitio de nuevo... dejaré una queja sobre este lugar ya que su seguridad deja muchísimo que desear.

Tenía que sobrevivir, lo que hiciese el aprendiz me daría exactamente igual ya que cada uno debía cuidarse por sí solo, pero entonces caí en la cuenta de que había alguien más entre nosotros: 626. El cual no tenía Glider y al cual debíamos presentar urgentemente ante la Gran Consejera, me había olvidado de aquel pequeño diablo, y salvarle a él sí que debía ser una prioridad, no podía escaparse así como así.

Mierda, mierda…

Sin perder un segundo apretaría el aro metálico que llevaba en mi hombro, haciendo así aparecer mi armadura. Ese era el primer paso para no morir en el espacio al instante al menos, por algo se empezaba.

Tras aquello trataría de levantarme aunque me costase horrores por el dolor que sentiría en el pié, pero aun así trataría de sobreponerme e intentaría invocar mi Glider allí mismo y sin perder un segundo me metería dentro de él.

Si lograba hacer aquello despegaría como pudiese hasta estabilizar mi nave en el espacio, pero si por el contrario me había sido imposible hacerlo, trataría de agarrarme a alguna columna resistente lo más fuerte que pudiese.

O en el peor de los casos, trataría de tener mi Glider listo en el espacio justo en la entrada del gran vacío que nos esperaba y me soltaría de dónde demonios fuese que me había agarrado para intentar entrar dentro de mi vehículo y haría todo lo posible para estabilizarlo. Incluso si con esas salía al espacio sin poder meterme dentro de mi vehículo, trataría de invocarlo lo más cerca posible y trataría de desplazarme hasta aquella posición.

Si en algún momento tenía la oportunidad, trataría de coger a 626 y meterlo conmigo en mi Glider, o si lograba despegar y estabilizar la nave fuera, la metería dentro para tratar de coger a ese maldito Experimento antes de que el vacío y el espacio se lo llevasen.

Parecía que ni en peligro de muerte podía descuidar mis obligaciones como Caballero de la Llave Espada, solo podía esperar que la suerte pusiese un poquito de su parte y que las cosas saliesen bien. De lo contrario, estaba bien jodido.
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Ronda #15 - 626

Notapor Astro » Mié Ago 06, 2014 2:20 am

Neru & Saito

La succión fue demasiado fuerte. Ninguno de los dos tuvo opción alguna de agarrarse a nada: el espacio les arrastró hacia el exterior de la nave.

Ambos aprendices tuvieron bien claro qué debían hacer en una situación así. Las armaduras y los glider aparecieron sin problemas, y los dos pudieron subirse a bordo de sus vehículos.

Pero lo que encontraron en el exterior de la nave no fue agradable. Si el interior estaba infestado por sincorazón, lo lógico era pensar que fuera también habría. Y así era: naves sincorazón volaban por de un lado para otro, disparando a todo lo que se pusiera en su camino. Varias naves de la federación también se encontraban presentes, intentando contener como podían el ataque de los monstruos.

Habían salido del fuego para caer en las brasas.

Y si buscaban al experimento azul, no tardaron en encontrarlo. La abominación, en cuanto había visto que el cristal se rompía había reaccionado con la inteligencia propia de un super ordenador: se subió en una de las pocas naves que quedaban intactas en la dársena. cuando finalmente la barrera estalló, ya estaba sentadito abordo del vehículo y listo para pilotar.

Una pequeña nave roja pasó entre Neru y Saito a toda velocidad, casi golpeándolos. Dentro, 626 reía mientras pilotaba cual maníaco. Poco tardó en activar los cañones de la nave y ponerse a disparar contra todas las naves que pudo.

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El detalle más importante era que se alejaba a toda prisa del Transporte Penitenciario. Si ambos aprendices querían cumplir la misión encomendada, más les valía intentar alcanzarle. Eso, si todavía querían capturarle, claro.

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Ivan & Saeko

El destello cegador, la maldición del fantasma, y la oleada de proyectiles mágicos fueron más que suficientes para darle una paliza a la abominación amarilla.

Con el último golpe, acabó chocando contra la torre central de espaldas, visiblemente dañado. Apenas podía mantenerse en pie, de hecho.

Pero no iba a rendirse sin luchar una última vez.

¡Detaka! ¡¡Detaka!! ―chilló, furioso, echando unas débiles chispas de sus antenas― ¡¡DETAKA!!

Y entonces lo hizo. Su cuerpo volvió a convertirse en pura electricidad, y se introdujo en la enorme torre. Apenas dos segundos más tardes, el caos inundó la sala.

Todas las máquinas empezaron a emitir pitidos y a echar chispas por todas partes. Los medidores indicaban que todas presentaban signos de estar estropeadas. En especial, fue la torre central lo que llamaría la atención de todos: emitía chispas que cada vez aumentaban más y más de tamaño. Parecía una columna de pura electricidad.

¿Qué coño pasa ahora? ―preguntó Diana, irritada, aunque era la primera que conseguía ponerse en pie.

Fue uno de los soldados el que dio la respuesta.

¡E-está sobrecargando toda la Central de Energía!

¿Qué quiere decir eso?

¡¡E-este lugar va a explotar!!

Los tres guardias empezaron a chillar como locos, presas del pánico y de sus insensibles piernas. Por su parte, tanto Ivan como Saeko descubrirían que empezaban a recuperar la función en sus extremidades inferiores. Aunque seguían sin estar del todo en buen estado: les costaría mantenerse en pie, sobre todo al principio, y los temblores eran constantes. Si hacían algún esfuerzo como correr, era fácil que acabaran cayéndose al suelo.

¡¿Cómo lo paramos?! ―gritó la rubia, haciéndose oír entre los gritos de los lagartos.

¡¡N-no sé, no hay tiempo para evitar la explosión!! ―contestó el pobre guardia, que como sus compañeros intentaba arrastrarse hacia la salida―. S-si... si conseguimos salir y cerrar la puerta podríamos contener la explosión.

¡¡PERO NO PODEMOS ANDAR, AYUDADNOS!!

¡¡NO QUIERO MORIIIR!! ¡¡TENGO MUJER Y DOSCIENTOS HIJOS!!

Diana soltó un juramento por lo bajo y se giró hacia los otros dos humanos.

Ya les habéis oído, ¡coged a uno y fuera de aquí! ―ordenó, fulminando a ambos con la mirada.

La joven cogió al guardia más inteligente en brazos, y salió hacia fuera con algo de esfuerzo. Aunque su estado era mejor que el de los otros dos aprendices, tampoco estaba del todo recuperada.

Ahora dependía de Ivan y de Saeko lo que hacer. Sus piernas no estaban ni mucho menos recuperadas, y puede que ni siquiera se planteasen ayudar a los guardias. Al fin y al cabo, su seguridad corría peligro. Ah, y la de sus mascotas también.

Pero debían darse prisa. O la sala haría boom con ellos dentro.

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Saeko
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Gengar
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¡Falta poquito para el final, ánimo a los cuatro!

Fecha límite: domingo 10 de agosto.
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Re: [Espacio Profundo] 626

Notapor Tsuna » Jue Ago 07, 2014 12:32 am

Todos nuestros ataques impactaron en el monstruo de las antenas amarillas, derribándolo contra la torre central…

¡Sí!


Exhalé un suspiro, aliviada, y dejé caer mi Llavero sobre el suelo así como apoyarme con mis manos sobre éste, abatida y cansada. Me recogí un poco el cabello, que lo tenía algo revuelto y encrespado por las chispas. Gengar se acercó a mí levitando y permaneció en el aire; le miré como una tortolita, mirada que no duraría mucho tiempo.

Antes de poder hacer nada más la criatura volvió a la carga, y me temí lo peor cuando la vi ante mis ojos gritando cada vez con mayor furia, hasta el punto de ponerme nerviosa. Fruncí el ceño y agarré el Llavero, desconfiada y preparada para bloquear cualquier ataque que pudiese lanzar. Pero para mi sorpresa no lanzó ningún movimiento, sino que se adentró en la torre central, como si su cuerpo fuese electricidad misma. Quedé asombrada, y entonces comprendí la serie de sucesos que habían tenido lugar anteriormente; concretamente, con la puerta y el asalto conjunto a la máquina.

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Observé claramente impactada cómo se generaba una columna eléctrica alrededor de la torre y todos los aparatos comenzaban a volverse locos; ¡parecía nuestro final!. Abrí los ojos como platos, para rematar si cabía, cuando uno de los guardias le explicó a Diana que la central iba a explotar, y que la única manera de contener el estallido era cerrando de nuevo la puerta.

No daba crédito a lo que estaba escuchando, y a cada palabra que escuchaba de los guardias, más desesperada estaba por poder mover las piernas…

Venga, vamos… ¡Maldita sea!


Me quedé todavía más de piedra cuando comencé a escuchar las quejas, que no ayudaban en nada y solo conseguían desesperarme más, pero sobre todo, mostré un rostro atónito cuando uno de ellos mencionó que tenía… ¿¡Una mujer y doscientos hijos!?

¿¡Cuántos has dicho...!? ―le pregunté perpleja, esperando estar equivocada por lo que habían escuchado mis oídos y compadeciendo a su pobre mujer

Me alegré como nunca antes lo había hecho cuando sentí de nuevo mis piernas, un poco, pero era algo. Desesperada me levanté, haciendo desaparecer mi arma y escuchando las órdenes de Diana, a la cual solo me limité a gruñirle por lo bajo. No quise entrar en mayores discusiones y me lancé directa a por el lagarto que había mencionado el tema de su familia.

Lo agarré como pude y avancé un par de pasos, todavía debilitada, hasta que comprobé al instante que el chico rarito de la máscara no se encontraba muy bien. No quería perder más tiempo, y en el fondo me daba igual un don nadie que babeaba por la zorra de mi compañera, pero me sabía mal dejarlo morir, y necesitaba su ayuda para que consiguiese salvar al otro guardia. Con el corazón casi en la boca y siendo consciente de que la central iba a explotar de un momento a otro, dejé al lagarto que tenía en mis manos al cuidado de Gengar, que continuó su viaje hacia la salida arrastrando de él.

¡Joder…!


Me acerqué al chico y lo fulminé con la mirada; un rostro desesperado y aterrado.

¡Ayuda a ese guardia! ¡NigroCura!

Conjuré mi hechizo apuntándolo con mi Llavero, esperando que mi habilidad al menos hubiese servido para ayudarlo. Y sin pensarlo más, volví tras mis pasos a toda prisa, esperando alcanzar a Gengar y levantándome tan rápido como pudiese en caso de caerme, ayudándome incluso de mi Llave Espada. Agarraría al guardia de los doscientos hijos y tiraría de él, ayudada por Gengar, hasta alcanzar la salida.

¡Ni se te ocurra intentar nada raro! ―le advertí al guardia, temerosa por terminar igual o peor que su mujer

La suerte estaba echada, sólo esperaba que aquel chico y su Pistachu ayudasen al lagarto restante, de lo contrario, me encargaría yo personalmente de él después. Y en eso sí no tendría ningún reparo, vaya que no.
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Re: [Espacio Profundo] 626

Notapor Darkness Seeker » Sab Ago 09, 2014 6:25 pm

El espacio... es realmente enorme...


... y hermoso...


Todo parecía ir a cámara lenta, como si el caos de nuestro alrededor deseara que disfrutáramos de aquel momento poco antes de que muriéramos. Los cristales, los objetos siendo arrastrados al exterior de la nave, las luces y explosiones... Ante mis ojos cansados tras el casco de mi armadura, un sinfín de formas, fragmentos de plataformas y cristales revoloteaban a mi alrededor, de una manera casi artística y melódica.

Y de pronto el sonido volvió


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Todo comenzó a fluir más rápido, hasta que me encontré flotando en el exterior de la gigantesca nave junto a las gigantescas cajas y el resto de objetos. Sin perder un segundo, traté de localizar a Saito, simplemente para asegurarme de que estaba bien.

¡Saito!¿Estás bien?―le pregunté mientras me señalaba la pierna para que entendiera el concepto.

Unos ruidos comenzaron a resonar en la lejanía, y al girarme al comprobarlo pude vislumbrar una nave roja, con una serie de logotipos en algún idioma desconocido para mí destruyendo a los sincorazones que estaban tratando de penetrar las defensas de la nave.

Pero lo peor fue al observar mejor la nave, pude ver algo terrible. Nuestro objetivo estaba dentro. Lamentablemente a esa velocidad era improbable que lográramos atraparle.

¿Y bien, qué te apetece hacer?―le dije a saito a través del casco―No creo que podamos cogerle ya...

Esperaría una respuesta de Saito y trataría de ayudarle como pudiera. Sin embargo, no podía invocar mi llave espada o mi glider desaparecería, así que era necesario defenderme, lo haría usando mi propio glider como arma para embestir o protegerme.
LET YOUR HEART SURRENDER BY THE DARKNESS¡

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[IK] Ronda #15 - 626

Notapor Soul Artist » Dom Ago 10, 2014 11:22 am

¡Ayuda a ese guardia! ¡NigroCura!

Agradecí en silencio que la compañera de mi amada señora me curara las heridas del cuerpo provocadas por el ser eléctrico, pero no sus formas ni su cara. Me fulminaba la mirada a través de mi máscara, con las gafas aún levantadas. Gruñí como respuesta y volví a colocarme los protectores oculares en su sitio, ocultando mis ojos a cualquier desconocido.

Quería cambiar y ser mejor persona, pero eso no me hacía en absoluto un héroe. El hombro me seguía doliendo barbaridad, y aquellos guardias no habían hecho nada bueno por mí. En cuanto les dejara en la sala previa se acabaría la fiesta: aparecerían otros tantos para devolverme a mi celda, o incluso estos serían quienes me diesen problemas. ¿Pero podía ser capaz de dejarle allí abandonado, preparado para caer en una explosión que le daría por muerto?

No. Pero el que podía morir era yo.

¡Mueve el culo!

Apenas sin fuerzas como estaba, agarré al guardia con mi mano buena y le levanté hasta que me pudiera rodear el cuello. Caminé lo más rápido que las piernas me lo permitían en dirección a la salida, cagándome en las cenas especialmente cargadas que debía tomarse aquel extraterrestre de pacotilla. Durante el camino, aprovechando el hechizo de curación que la chica había usado sobre mí, aproveché para usar mi poder del Éter Sangriento para ganar energía mágica.

¡Pikachu, captura a ese cabrón si puedes!

Era algo que tampoco me hacía gracia pensar: que aquella cosa eléctrica muriese en la explosión también. Mi mascota, siempre cerca de mí, estaría atenta a si nuestro enemigo salía de la máquina para atraerla con un Imán, rezando para que su peso fuese lo suficientemente ligero y su electricidad lo suficientemente atrayente como para ir directo con Pikachu.

Y cuando llegase a la puerta, no la atravesaría. Empujaría directamente al guardia hacia el pasillo y, con un gesto de despedida a mi amada señorita con dos dedos en la frente, tomaría uno de los laterales de la puerta corredera y cerraría de golpe. Sería entonces cuando usaría toda mi energía mágica para mi intento de gran escapada: no me iba a quedar ni una gota para más ataques, y mi cuerpo estaba demasiado debilitado para hacer frente a otro enemigo más.

Usé el poder del Nexo-D para llamar a mí los poderes de un viejo amigo, aquel que aseguraba compartir un pasado conmigo. Había conocido muchas de sus habilidades, pero la que quería la necesitaba para escapar de la explosión y que me diesen por muerto; después aprovecharía para esconderme en el escenario, en cualquier parte, y escaparía cuando fuese el momento ideal.

La habilidad que deseaba era la Evasión sombría, que me permitiría pegarme al suelo como una sombra y evitar cualquier daño. Tomé a Pikachu hacia mi hombro y, si había capturado al bicho eléctrico, también lo retendría conmigo; como ya dije, no permitiría que muriese.

Si todo aquello salía bien, me escondería entre los restos de la explosión. Lo primero era descansar.
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¡Gracias, Flan, por Alexis e Ivan!
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Re: [Espacio Profundo] 626

Notapor H.S Sora » Dom Ago 10, 2014 11:01 pm

Mi intento de agarrarme a cualquier cosa que hubiese en la dársena fue inútil, la fuerza que nos atraía hacia el exterior era más fuerte de lo que creía y acabamos flotando en el espacio inmediatamente.

Sin perder un segundó me metí en mi Glider, tenía que pensar rápido y con claridad lo que debía hacer en una situación como aquella. Todo lo que pudiese estar pensando se detuvo en el preciso instante en que me atreví a mirar a mi alrededor, pues aprecié como aquello no había acabado así como así: Una gran cantidad de naves pertenecientes a los Sincorazón intentaban abrirse paso y penetrar en aquel mundo. Por su parte la Federación parecía intentar defenderse como podía del ataque, pero aparentemente sin demasiado éxito.

Fue entonces cuando percibí como mi compañero trataba de comunicarse conmigo desde su Glider, al señalar lo que parecía su pierna interpreté como pude que trataba de preocuparse por mi salud. Le hice una vaga señal tratando de transmitir que no pasaba nada, mientras claramente me retorcía incómodo en el asiento de mi Glider. Por supuesto que no me había hecho nada grave y no iba a perder la pierna ni mucho menos, pero me dolía como mil demonios golpeándome a la vez. Pero naturalmente, no podía mostrar aquella “debilidad” ante un aprendiz de Tierra de Partida.

¿Qué demonios?...

Fue entonces cuando una nave rojiza pasó a toda velocidad, casi estrellándose contra nosotros. Empecé a maldecir cuando me percaté de quien era el piloto de susodicho vehículo: Nuestro querido amiguito azul, 626, huía a toda velocidad hacía su ansiada libertad. No contento con eso, el muy cabrón empezó a disparar a diestro y siniestro a todas las naves que se iba encontrando, ya fuesen Sincorazón o de la Federación.

Estaba huyendo llevándose consigo a todo lo que podía por delante, y si no nos dábamos prisa también le perderíamos, y apostaba que aquello no le haría ninguna gracia a la Gran Consejera.

Pude entreoír a mi compañero hablar con algunas dificultades, por lo que entendí parecía querer desistir en la búsqueda del Experimento, cosa a la que me negaba rotundamente. Le señalé con énfasis y repetidas veces la dirección en la cual había huido 626 y sin pensármelo dos veces despegué y puse mi Glider a toda la velocidad que aquel cacharro pudiese ir.

...Venga vamos, no se puede escapar ahora...

Tanto si mi compañero decidía seguirme como si no, yo tan solo me centraría en perseguir la nave roja de mi querido objetivo. Tenía en cuenta que había naves Sincorazón cerca y que probablemente tratarían de atacarme, pero dada la velocidad a la que iba trataría simplemente de esquivarlas sin centrarme en ellas ni un segundo.

Mi prioridad era 626, por lo que si en algún momento lograba ponerme mínimamente cerca de él, haría un esfuerzo por canalizar mi magia en mi Glider y haría lo posible por dispararle dos Electro a la nave que conducía, para tratar así de averiarla y frenarle.
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Ronda #16 - 626

Notapor Astro » Mié Ago 13, 2014 12:09 am

Saeko & Ivan

Diana fue la primera en conseguir salir de la Central, cargando con uno de los soldados. Poco más tarde, Saeko y Gengar consiguieron lo mismo a duras penas.

Pero cuando llegó el turno de Cool Wind, todos se quedaron sorprendidos por sus actos. Logró empujar al último guardia a fuera y cerrar la puerta de golpe ante la atónita mirada de Diana, encerrándose dentro.

¡¿Qué estás haciendo?! ¡Espera!

Pero ya era tarde: la puerta había sido cerrada.

D-disculpen, señoritas... —balbuceó el soldado inteligente, el primer en haber sido salvado por la rubia.

¡Ahora no! —le interrumpió ella, echándole una mirada a Saeko— ¡Manda a tu fantasma ahí dentro, que saque a ese idiota atravesando el metal o algo así!

C-creo que... yo... M-me he equivocado —insistió de nuevo el guardia, que empezaba a recobrar el sentido en sus piernas—. Antes de salir... Bueno, no parecía que estuviese sobrecargando la central para que explotara...

¿Qué? ¿Entonces qué va a pasar?

Dentro, Ivan estaba apunto de descubrirlo. Sin rastro alguno del experimento amarillo, la torre central cada vez estaba más y más cargada de electricidad. Si hacía caso a las palabras del alien, aquello explotaría en cualquier momento: era hora de coger a Pikachu y ponerse a salvo gracias a la Evasión Sombría, más propia de los sincorazón.

Y entonces, ocurrió.

La torre liberó toda la energía acumulada en una gigantesca descarga eléctrica que se extendió por todas las direcciones posibles. De nada sirvió la puerta cerrada o que uno estuviese fusionado con el suelo: la electricidad afectó a todos estuviesen donde estuviesen en un radio imposible de saber.

Saeko, Diana, Ivan, los tres soldados: todos cayeron al suelo (o surgieron de él) inconscientes. Muertos, tal vez. El único que sobrevivió fue Pikachu.

Tras la descarga, la central se quedó en absoluto silencio. Ninguna máquina encendida, ninguna luz parpadeando. El único ruido fue el de una pequeña esfera verde cayendo al suelo. En ella, había escrito un número: 221.

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Saito & Neru

El intento por alcanzar a 626 fue bastante desastroso.

Por mucho que se empeñaran los dos aprendices en darle caza, entre las naves sincorazón que no paraban de disparar a diestro y siniestro, y la propia velocidad que llevaba el vehículo del experimento azul (por no hablar de su temeraria manera de conducir, ¿dónde se habría sacado el carnét?) fue imposible atraparle.

La única oportunidad que tuvieron fue cuando unos sincorazón acorazados chocaron contra la nave roja, haciendo que se tambalease. Los dos chicos, finalmente, pudieron colocarse casi a su altura aprovechando el descenso de velocidad. Justo a tiempo para escuchar una voz robótica.

Hiperpropulsor activado.
Sistema cargándose.

Fue en ese momento cuando los Electro de Saito impactaron en la parte trasera de la nave, provocando pequeños cortocircuitos por todo el aparato. 626, que había tirado de una palanca, empezó a hacerles gestos con los brazos para que se marcharan, insultándoles en un idioma que no entendían. Pocos segundos después, la voz volvió a hablar:

Atención: sistema de orientación fallando.
Fallo en la navegación. No conectar el hiperpropulsor.
Repito. No conectar el...

La abominación, nerviosa, no terminó de escuchar lo que el ordenador de abordo le decía, y volvió a bajar la palanca. Sabiendo que algo iba mal, 626 se giró de nuevo hacia los aprendices gritando y golpeando el cristal, pero esta vez no eran gruñidos de enfado o de ira. Podría decirse que parecía... ¿Asustado?

Ni Neru ni Saito pudieron saber la respuesta. De pronto, el famoso hiperpropulsor de la nave roja se activó liberando una fuerte onda expansiva que empujó a ambos aprendices a mucha distancia, cada uno en una dirección opuesta.

De 626 y su nave no quedó rastro: habían desaparecido a una velocidad imposible de imitar.

Todo empeoró cuando un proyectil alcanzó de lleno el glider de Saito, que apenas se había recuperado. El impacto acabó separando al chico de su vehículo, dejándole flotando sin control por el espacio.

El siguiente misil, de la misma nave que había disparado el primero, fue directo hacia el indefenso humano. Incapaz de moverse, si recurría a cualquiera de sus habilidades ninguna parecía detener el torpedo. Hasta que...

Fulgor.

Una enorme bola de fuego se llevó por delante tanto el misil como la nave que lo había disparado, generando una explosión gigantesca. Saito habría salido volando ―otra vez― por la fuerza que generó, pero alguien le sujetó con firmeza. Casi sin darse cuenta, el aprendiz se encontró entre los brazos de una mujer que le acunaba cual bebé.

¡Anda, mira lo que he pescado! ―enfundada en una armadura, su voz delató a Ariasu. E incluso sin que hubiese hablado, su peculiar y reconocible gorro seguía intacto incluso bajo una chapa de metal―. ¿Estás bien, Saitito?

Subida en su propio glider, la Maestra echó un vistazo a su alrededor, inspeccionando la zona. Su vista se paró en Neru, quien seguramente no reconocería a aquella mujer como una de las maestras de Bastión Hueco, y mucho menos de lejos.

Oh, ese no es de los míos ―comentó, juguetona―. Una pena que estemos tan cerca de la Federación, a Shinju le encantaría que se lo llevase como juguete. Últimamente rompe todos los que le llevo.

»Será mejor que entremos, la Consejera estirada me está esperando. Ah, pero antes...

Con un ligero movimiento de la mano, volvió a liberar un Fulgor hacia un grupo de naves sincorazón. Puede que lo hubiese hecho aposta o no, pero desafortunadamente para Neru, él se encontraba muy cerca de ellos. La nueva explosión hizo que el aprendiz de la luz perdiese completamente el control de su glider. Girando y girando, se perdió en el inmenso espacio...

Saito, por su parte, fue llevado por la Maestra de vuelta al interior del Transporte Penitenciario. Había fallado en su misión de capturar a 626, pero al menos estaba a salvo.


* * * *

Saeko

Maldito dolor de cabeza. Si Saeko había tenido alguna vez en su vida una resaca, aquello sería mucho peor. Poco a poco abriría los ojos y volvería a la realidad, desorientada y confusa en un principio.

La aprendiza se encontraba tumbada en una incómoda cama, demasiado pequeña para ella. A su alrededor, encontraría una pequeña habitación metálica poco amueblada: dos camas (una ocupada por ella), una mesita entre las dos, un gran armario lleno de objetos extraños, y unas sillas repartidas por toda la estancia. Que todo fuese metálico indicaba que, al menos, debía de seguir en la nave de la Federación.

No había rastro de Gengar. Pero Saeko sí que estaba acompañada por alguien: sentada en la otra cama, estaba Diana.

Estás despierta, bien ―comentó, bebiendo de un pequeño vaso―. Si te quedabas en coma fijo que Ariasu me echaba la culpa.

Estamos en el hospital de la nave, en una habitación de descanso. Han pasado tres horas desde la descarga en la central, ¿te acuerdas? Nos trajeron aquí para curarnos, aunque yo que tú miraría que no te falta algún dedo o algo así, estos aliens no están acostumbrados a tratar humanos.

Era cierto lo de la curación: si Saeko se examinaba, vería que no tenía herida alguna por todo su cuerpo (ni la faltaba nada, afortunadamente). Se sentía débil y le dolía la cabeza, pero por lo demás estaba bien.
Tras la explicación, Diana se levantó de la cama y caminó con tranquilidad hacia la salida.

La Maestra Ariasu está en algún lado de la nave, y Saito está en la habitación de al lado, están intentando regenerarle un pie o algo parecido ―se limitó a decir. Abrió la puerta, pero en el último momento se giró para mirar a Saeko a los ojos―. Es difícil hacer amigos en Bastión Hueco, te lo digo por experiencia. No rompas una amistad por algo tan estúpido como el orgullo o lo que sea que te pase por la cabeza. Ve a verle.

Es un consejo, haz lo que te de la gana con él.

Se encogió de hombros, despreocupada, y abandonó la habitación cerrando la puerta tras de si. Saeko se quedó sola, asimilando la información que le habían dado.

Gengar, Ariasu, Saito, muchos a quien buscar. Aunque, de momento, sólo sabía dónde estaba uno de ellos.

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Neru

La explosión provocada por el Fulgor había sido horrible. Chocar contra una piedra especial mientras giraba sin control, todavía peor.

Una trompa de agua fría hizo despertar a Neru. Tirado en un duro suelo y sin la armadura puesta, el muchacho se encontró de pronto en un escenario completamente nuevo.

Estaba en un barco.

Sí, en un barco. Pero lo más raro era que, cuando mirara a su alrededor no habría un cielo azul, ni oiría el ruido propio de las olas del mar chocando contra el barco. No. A su alrededor, sólo había espacio. Seguía en el espacio, o en el intersticio si prefería llamarlo así, pero en un barco... ¿Hecho de madera?

Voces y murmullos devolverían a Neru a la realidad: a su alrededor, un grupo de variopintos alienígenas le observaban con caras de pocos amigos. Destacaba uno justo enfrente de Neru: un enorme ser de roca, que alcanzaba y superaba con facilidad los dos metros. Vestido con ropas elegantes, casi propias de un marinero de alto rango (sombrero incluido), atravesaba con la mirada a Neru.

Entonces, sin mediar palabra, el grandullón se apartó para dejar paso a un nuevo extraterrestre. A una nueva, para ser más exactos.

Una mujer, sin duda, alta, esbelta, y vestida con ropas elegantes. Aunque su silueta era humana, su rostro reflejaba claros rasgos felinos y sus penetrantes ojos verdes intimidaban a cualquiera. Su pose, firme y autoritaria, y la forma en la que los demás aliens la miraban dejaba claro que ella era la que mandaba allí.

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Estás a bordo del Legado R.L.S. Soy la capitana Amelia, de la Federación Galáctica. Apareciste de pronto cuando caías del mástil del barco, muchacho ―su mirada se clavó en los ojos de Neru como una daga―. Nombre, ocupación y planeta de origen, si eres tan amable. Y espero, por tu bien, que tengas una buena explicación para todo esto.

No tolero polizones en mi navío.

Todos los extraterrestres presentes en cubierta centraron su atención en Neru, esperando cualquier orden de su capitana para actuar.

En efecto, a Neru más le valía tener una buena excusa.

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Ivan

El despertar de Ivan fue más tranquilo que el de los demás. Sin dolor de cabeza ni ruido alguno, el fugitivo iría abandonando el mundo de los sueños hasta encontrarse en una pequeña habitación metálica, tumbado en una cama. Puede que en un primer momento le pareciese estar de vuelta a su celda, pero todo era más blanco y el colchón mucho más cómodo que el de allí.

Oh, pero había algo mal, desde luego. El joven encontraría sus manos aprisionadas con unas enormes esposas que le cubrían de muñeca a muñeca, imposibles de romper por mucho que se esforzase. Además, de su cabeza había desaparecido la máscara y las gafas. De Pichu, o mejor dicho de Pikachu, ni rastro.

Pero todavía no había llegado a lo peor.

Apoyado contra la pared al lado de la puerta había un hombre con ropas de mago, aparentemente dormido por las cabezadas que daba. Ivan le reconocería sin problemas, a pesar de no haberle visto en años.

Kazuki.

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Un simple movimiento del muchacho bastó para que el Maestro alzara la mirada y clavara sus ojos en los de Ivan.

Cuánto tiempo, eh, Ivon.

Pillado.

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Saito

Tras el rescate de Ariasu, la Maestra había llevado a Saito hasta el hospital del Transporte, situado dentro de la zona residencial, para que le trataran el pie destrozado. Aunque se había topado con un inquietante problema: aquellos extraterrestres tenían poco conocimiento sobre los homo sapiens, y prácticamente todos los médicos, doctores y cirujanos de la nave habían ido para aportar su opinión.

Saito escuchó de todo. Desde un grupo de cirujanos que insistían en que debían de extirparle "esa protuberancia horrible que le salía en mitad de la cara" (también conocida como nariz), hasta los que opinaban que le faltaban brazos y querían hacer que le crecieran unos nuevos en zonas poco recomendadas.

Al fin, una doctora se había impuesto sobre el resto y les había obligado a salir antes de que transformaran a Saito en un monstruito. Su salvadora, un ser con forma de esfera rosa llena de ojos y que caminaba sobre dos patitas, parecía estar más puesta en los humanos. Le aseguró que sabía lo que hacía, y con un pinchazo en el brazo, el aprendiz se sumió en un profundo sueño.

¿Cuánto tiempo estuvo dormido? Difícil de saber. Aunque un extraño sueño en el que Diana entraba en la habitación, le acariciaba el pelo y se marchaba parecía haber sido muy real. Finalmente, cuando despertó, se encontró completamente solo en la misma habitación que antes.

En su pie izquierdo había un gran aparto mecánico que le llegaba hasta la rodilla. No paraba de pitar y los engranajes se movían por dentro, e incluso de vez en cuando notaba algún que otro pinchazo.

En la mesilla, al lado de la cama, había una nota:
¡No te mover! ¡No te quitar aparato!

Estaba escrito en su idioma, aunque no parecía que lo dominase mucho.

Así pues, Saito se encontró solo y, en teoría, incapaz de moverse por prescripción médica. Aunque que un aprendiz se saltara las normas tampoco sería ninguna novedad.

¿Merecía la pena salir y ver qué había sucedido en esas horas o era mejor guardar reposo?


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Re: [Espacio Profundo] 626

Notapor Darkness Seeker » Jue Ago 14, 2014 7:05 pm

Sin perder un instante, Saito se puso en acción activando la velocidad más rápida que podía, en dirección a la nave del alienígena. Siguiendo su ejemplo y dispuesto a ayudarle me dirigí hacia la nave roja que trataba de escapar a toda máquina.

Lamentablemente, las naves sincorazon no lo pusieron fácil. Unos embiestiéndonos y otros disparándonos a distancia, teníamos que usar hasta el último de nuestros sentidos para poder sobrevivir al fuego cruzado en el que estábamos. Finalmente, logramos acercarnos los suficiente como para oír una voz femenina, pero autómata, pronunciarse dentro de la nave.

Hiperpropulsor activado.
Sistema cargándose.


El experimento estaba nervioso, dándole a todo aquello que veía. ¿Tendría prisa por fugarse, o quería deshacerse de nosotros dos?

Atención: sistema de orientación fallando.
Fallo en la navegación. No conectar el hiperpropulsor.
Repito. No conectar el...


Y finalmente estalló en un haz de luz.


La nave salió hacia lo desconocido, dejándonos a Saito y a mí atrás. Habíamos fallado. La explosión al saltar al hiperespacio hizo que Saito y yo saliéramos disparados hacia dos posiciones opuestas. Una vez logré volver a controlar mi glider en perfectas condiciones, pude ver cómo una especial de misil impactaba contra Saito.

Me preparé para dirigirme a su posición, pero entonces pude ver como una figura le sostenía en sus brazos. Llevaba una armadura, y teniendo en cuenta que no había venido con nosotros, era obvio que se trataría de alguien de bastión Hueco. ¿Sería Diana?¿ Saeko quizás? No podía reconocer a aquella persona, pero había algo... algo que me era increíblemente familiar.

No era capaz de oír lo que decía. Entonces extendió su brazo hacia mí y disparó.

Fue entonces cuando la reconocí.


¡Rápido! ¿Adónde ha ido el niño?

¡Gracias! ¡Qué chico más encantador!

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Se trataba de la misteriosa señora que encontré en Villa Crepúsculo el día que Akio me encontró. Aunque llevaba la armadura, su estrafalario sombrero la distinguía de cualquier otro caballero. Siempre me pregunté que buscaba aquella señora en Akio, o en Villa Crepúsculo.

Ahora que sabía que pertenecía a Bastión Hueco, quería decir que algo importante ocurría allí ¿Que estaría buscando Bastión Hueco allí? No... ¿Que estarían buscando Bastión Hueco... y Tierra de Partida allí el mismo día que mi mundo era destruido y yo aparecía en aquel mundo desconocido para allí?

El impacto había descontrolado mi situación.

Mi glider giraba... y giraba... rumbo a lo desconocido...

... y mi mente también...


+++


Un fuerte torrente de agua me despertó de mi inconsciencia, mientras tosía y trataba de abrir los ojos con cierta dificultad. A mi alrededor, todo había empeorado.

Desde luego este no era mi día.


En cuanto me volvieran los sentidos a la mente, podría notar que no parecía estar sobre el frío metal que ya había experimentado en la nave de la Federación, era algo diferente pero no desconocido... ¿Madera? ¿En el espacio? Al alzar la vista, todavía de manera complicada por el agua, encontré la respuesta.

Un enorme mástil se alzaba hasta los cielos, aunque en vez de una vela de tela parecía de algún tipo de material plástico y brillante. a mi alrededor varios alienígenas, todos con una pinta peligrosa, no apartaban sus ojos de mí. Entre ellos, un hombre gigantesco de roca, que quizás sería el capitán.

De pronto todos abrieron paso a una criatura antropomorfa, como el resto de la tripulación, aunque por la ropa y los colores y detalles de su cara, quedaba claro que era la capitana del navío volador.

Estás a bordo del Legado R.L.S. Soy la capitana Amelia, de la Federación Galáctica. Apareciste de pronto cuando caías del mástil del barco, muchacho.Nombre, ocupación y planeta de origen, si eres tan amable. Y espero, por tu bien, que tengas una buena explicación para todo esto.

No tolero polizones en mi navío.

Todos esperaban una respuesta, y algunos ya comenzaban a agarrar los mangos de sus respectivas armas, así que me apresuré a arreglar la situación de la manera más recomendada en aquella situación: con respeto.

L-Lamento lo ocurrido, Capitana.―comencé a explicar―Mi nombre es Neru. Mi hogar fue destruido recientemente por los sincorazón, y desde entonces me he dedicado a viajar a través de los mundos buscando un lugar donde poder vivir.―Puesto que todo era cierto salvo el detalle de ocultar a la Orden y mi puesto como Caballero de la misma, no esperaba que encontraran ningún inconveniente con lo dicho―Me disponía a alcanzar la nave de la Federación Galáctica cuando los sincorazón me atacaron e hicieron que perdiera el control de mi nave personal. Agradezco el trato recibido y... si he causado algún daño material al caer, estoy dispuesto a pagarlo para que pueda ser reparado.

Era posible, ya hubiera alguna cosa rota o no por la caída, que quisieran recibir algo por no haberse deshecho de mí, por lo que saqué una pequeña bolsa que llevaba encima con una cantidad de platines por si se daba la ocasión. La hicé resonar un poco en la mano para evitar que pensaran que fuera una trola o engaño.

En cuánto a lo de quedarme de polizón, no tiene de lo que preocuparse―informé a la capitana ―Si no hay ningún inconveniente, puedo abandonar la nave invocando mi pequeña nave personal al instante. Por lo que no necesitaría de ningún transporte de su navío para no interrumpir más sus actividades.

Esperaba que pudiera abandonar la nave sin problemas, porque la cantidad de marineros a mi alrededor empezaba a ponerme un poco nervioso. Si lograba salir, mi objetivo era claro: volver a la nave de la Federación sin tiempo que perder.
LET YOUR HEART SURRENDER BY THE DARKNESS¡

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Logros ~ Neru
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Re: [Espacio Profundo] 626

Notapor Tsuna » Vie Ago 15, 2014 3:03 am

Conseguí finalmente salir de la central con éxito, bastante exhausta después de haber cargado con aquella criatura, de la cual todavía seguía sin fiarme un pelo. Me mantuve de pie en el sitio, jadeando, mientras contemplaba, algo asustada, qué sucedía con nuestros destinos: el chico de la máscara lanzó al guardia hacia nosotros y se encerró dentro.

Abrí los ojos como platos, incrédula ante lo que estaba viendo, ¿acaso pretendía hacerse el héroe? Su vida no me importaba lo más mínimo, estaba satisfecha con que me hubiese obedecido para salvar al electricista, pero demonios, ¿en qué estaba pensando haciendo eso?

¿Eh?

Miré entonces de mala gana a Diana, la cual me había ordenado ―de nuevo― que enviase a Gengar para rescatar a su chico, con el cual pretendía serle infiel a Saito. Reí por lo bajo, sabiendo perfectamente que su vida estaba en mis manos y, por primera vez, esa zorra dependía de mí. Y para ser sincera conmigo misma, no sabía tampoco si Gengar era capaz de atravesar las paredes junto con más gente.

S-saeko…

No creo que… ―fue lo único que conseguí decir, entre tanto caos

Diana se puso todavía más nerviosa cuando el guardia que había salvado ella misma explicó mejor la situación puesto que se había equivocado, ¡y en menudo momento! ¿¡No se podía ser más oportu…!?

¡A-ah…!

Antes de pensar nada más, sentí cómo una corriente me atravesó de cabo a rabo, acompañada de una fuerte punzada en la cabeza. Ni siquiera me dio tiempo a reaccionar debidamente, y todo se volvió negro a partir de ahí…

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Conseguí volver a la realidad cuando abrí, inconsciente y lentamente, los ojos. Lo veía todo borroso, me sentía incómoda por el pequeño espacio de donde estuviese echada, y me dolía horrores la cabeza, mucho más que cuando bebía como una loca en Navidad.

Intenté moverme un poco, observando el techo y las paredes hasta poder acostumbrarme. ¿Qué demonios me había pasado? Lo último que recordaba con claridad era el estar arrastrando al guardia hasta el exterior de la central…

Un armario, una pequeña mesa, varias sillas, y mi incómoda camilla. Estaba apretujada ahí dentro, tanto que sentía cómo me asfixiaba entre mis pechos y mi cabello. Me toqué diferentes zonas del cuerpo, en principio temerosa de haber perdido algo, pero no, estaba entera. Con dificultad conseguí levantar la mitad superior de mi cuerpo y permanecer sentada, tenía que tener los pelos hechos un desastre.

Estás despierta, bien.

Exclamé inevitablemente un inaudible gemido de sorpresa, todavía abatida y sin fuerzas para siquiera dar un respingo. Me giré despacio hacia el origen de la voz, y cómo no, se trataba de Diana, situada en la camilla restante, y a la cual todavía me costaba vislumbrar con claridad.

¿Dónde…? ―pregunté con la voz quebrada, pero mi compañera me interrumpió

Escuché, sin apartar mi mirada de muerta viviente de ella, cada una de sus palabras, y en resumen, me encontraba en la enfermería de la nave, lo sucedido en la central fue… ¿¡Tres horas atrás!? No supe cómo tomarme esa noticia, ¿habíamos vencido? ¿Qué había pensado la Gran Consejera de nuestra actuación? Las pocas dudas que mi cabeza podía permitirse en ese estado me carcomían por dentro.

Diana se levantó y caminó hacia la puerta, a lo que yo la seguí con la mirada, todavía agotada. Me comentó que la maestra estaba en algún lado de la nave, y Saito había perdido una pierna o algo así. Me llevé una mano al rostro, frustrada por cómo habían salido las cosas. Pero entonces, Diana, precisamente ella, me dijo algo que nunca hubiese esperado:

Es difícil hacer amigos en Bastión Hueco, te lo digo por experiencia. No rompas una amistad por algo tan estúpido como el orgullo o lo que sea que te pase por la cabeza ―fruncí el ceño, precisamente molesta porque ella era el origen de todos los problemas que había tenido con él ese día―. Ve a verle. Es un consejo, haz lo que te de la gana con él. ―y con las mismas salió de allí

Me quedé sola por unos momentos, sin reaccionar en un principio, más que nada porque estaba todavía asimilando todo lo que había pasado. Busqué temerosa con la vista a mi pequeñín, pero no lo encontré por ningún lado, cosa que me preocupó.

¿Que vaya a verle…?


Apreté mi puño derecho, rabiosa, mientras me clavaba las uñas en la piel. ¿Precisamente ella me había tenido que soltar ese discurso?. La hubiese mandado a callar y le hubiese confesado todo en cara de no ser porque era en ese momento como una muerta. Abatida, me levanté como pude de la chirriante cama para avanzar como pude hasta la puerta. Comprobé que pudiese cerrarse de algún modo desde dentro, ya fuese con Llave Espada o no: si podía, no tendría problemas, sino, tenía que darme prisa.

Me situé de espaldas a la puerta y me desnudé la zona superior, rauda, hasta tener la carta en mis manos. No creía que hubiesen ya más peligros ―al menos para mí―, así que no tenía por qué seguir ocultándola. Y para qué mentirme, era la única oportunidad que tenía de hacer eso en privado, ¡hubiese deseado que me tragase la tierra de no haber podido ser así!

Una vez volviese estar debidamente vestida y con sobre en mano, saldría de allí para ir a visitar a Saito; me preocupaba mucho lo de su pierna. Toqué en su puerta varias veces antes de entrar ―a mí no me hubiese gustado que alguien hubiera entrado sin permiso mientras me cambiaba―, y una vez tuviese confirmación o alguna señal, entraría. En caso de no recibir respuesta, avisaría primero.

¡Voy a entrar!

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Una vez dentro, miré a Saito en una camilla con cierta preocupación, no sin contemplar con cierto horror sus piernas, temiéndome lo peor. Cerré la puerta tras de mí para aislar el ruido del exterior; no creía que mi cabeza soportara mucho más. Me acerqué a él y, seria como siempre, le tendí la carta, o lo que quedara de ella, en su misma cara. Buscaría un asiento y quedaría cabizbaja, esperando alguna reacción por su parte. No sabía cómo iniciar la conversación con él después de lo que había pasado, pero sí podía confirmar que me encontraba algo arrepentida por todo.

Oye… ―comencé, sin saber bien qué decir― Lo siento.

>Hay ocasiones que no puedo controlarme, Saito, y la situación me estaba superando; estaba saliendo todo mal.

Continué con la cabeza gacha, arrepentida. Aunque más arrepentida hubiese estado de que mi última conversación con él hubiese sido una pelea estúpida, por lo menos estaba vivo.

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Dudo que este sea el post final, pero por si acaso lo voy adelantando: todos los PX para Gengar hasta que no pueda subir más nivel, el resto para Saeko =)
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