[País de Nunca Jamás] Nuestro tesoro

por **Crystal** » Dom Feb 01, 2015 7:25 pm

El capitán se tomó unos instantes antes de volver a hablar.

—¿Un tesoro? ¿Cuál de ellos, si puede saberse? —se empezaron a escuchar risas— Nunca Jamás es demasiado grande para buscar un simple tesoro. ¿Y qué os hace pensar que vuestra ayuda nos compensará?

—Puede tener plena confianza en nosotras, capitán. Nuestro grupo es mucho más numeroso, y no debería subestirmarnos por nuestra condición.

Alguien comenzó a andar hacia el capitán. Miré de reojo a la maestra, y no supe averiguar que pasaba realmente por su mente. ¿Será que no había hecho bien en decirle aquello al capitán? Pensé que era un buen cambio.

—P-pero capitán, ¿qué hay sobre Peter Pan?

¿Quién era Peter Pan?

De repente la puerta del camarote se abrió con brusquedad y dos hombres entraron de forma violenta, lanzando unos cuerpos cerca de mí. Retrocedí instintivamente. Los piratas empezaron a encender más lámparas, y entonces fue cuando pude comprobar que estábamos bien acompañadas, no solo por el capitán si no por más corsarios.

Spoiler: Mostrar

Pude observar perfectamente a Garfio y todos sus ropajes rojizos a conjunto con un exagerado sombrero donde asomaba una gran pluma. Aún todo esto, lo más destacable eran esos… bigotes que tenía. El capitán parecía tener el típico perrito faldero por detrás, cuyo aspecto era bastante entrañable y parecía haber sido él el que había mencionado aquello de Peter Pan. Quizás podríamos habernos enterado de algo si no hubiesen irrumpido tan bruscamente para arrojar aquellos dos cuerpos.

—¡Campanilla estás bien! ¡Garfio, suéltala!

—Ahora sí que estamos en problemas…

No me fijé en los cuerpos que había cerca de mí hasta que hablaron. Eran dos niños: uno con ropas de zorro y otro con bata blanca y aspecto algo más elegante… a su manera.

Spoiler: Mostrar

El Capitán parecía orgulloso por aquel hecho. Agarró la lámpara que hace un rato era la única que emitía luz y la alzó para que quedase a vista de todos. ¡Lo que había dentro era increíble! ¡Un hada!

Spoiler: Mostrar

—¡Campanilla! —exclamó el niño vestido de zorro. Así que ese era el nombre del hada…

—¡Está bien! ¡Acepto vuestra ayuda!—Garfio pareció haberse decidido de golpe— Pero a cambio, solo tengo una petición… Eliminad a Peter Pan.

Los niños se sobresaltaron y Campanilla empezó a dar patadas al cristal, mostrando su indignación. Pobrecilla, no tenía escapatoria.

Me mordí el labio, nerviosa. Habíamos venido para encontrar un tesoro, sí. Pero no pensé nunca que la tarea acabaría con tener que eliminar a alguien.

>Peter Pan es un auténtico diablo, un demonio. No sería de extrañar que esos monstruos que no paran de asaltar nuestra nave estén a sus órdenes —Nanashi pareció sorprendida ante ese detalle—. Aunque todavía no he tenido el honor de conoceros.

—Nanashi. Y la joven que me acompaña se llama Freya. —se limitó a presentarnos. Yo asentí con la cabeza.

Garfio rio ante todos. Parecía que las cosas le estaban saliendo mejor de lo que él esperaba.

—Podéis entonces prepararos antes de partir. La guarida de Peter Pan está en Nunca Jamás. Y recordad: si no veo su frío cuerpo ante mí, no habrá tesoro alguno queridas.

—N-no le creáis, ¡es todo una vil mentira!

—¡Eso es! ¡Peter no es ningún demonio!

Miré a Nanashi, como pidiéndole una explicación sobre todo esto. Pero supuse que ni la maestra planeaba algo así. ¿A quién debía creer? ¿A esos inocentes muchachos o al capitán que supuestamente nos ayudaría a encontrar aquello que buscábamos?

Pero ahí se acabó el cavilar más, puesto que los guardias nos sacaron de allí. Realmente estaba preocupada por aquella pequeña hada. Era tan bonita…

Imagen

Spoiler: Mostrar

Acabamos en otra de las habitaciones del barco, la cual disponía de estanterías con ropa y artilugios de pesca. No había ventanas, y el movimiento del mar era demasiado intenso para mí. Tuve que sujetarme de alguna manera para no caer al suelo. La cabeza me daba muchas vueltas, pero intenté recuperar la compostura. Necesitaba acostumbrarme a aquello si quería seguir con la misión.

—Sé que esto te habrá resultado de lo más inesperado, pero no te alarmes. Actuaremos con cautela y mientras tanto les seguiremos el juego. Quédate aquí y prepárate debidamente.

—E-Está bien, maestra —asentí a la misma vez.

Nanashi desapareció por la puerta, dejándome allí con los dos niños de antes y un pirata que roncaba. Qué molesto.

O sea, que la maestra quería seguirles el rollo. ¿Pero de verdad estaba segura de que esa era la mejor opción? ¿Y si luego no había vuelta atrás y acabábamos atrapadas? No me apetecía lo más mínimo ayudar a Garfio si esa eran las condiciones. Cada vez me arrepentía más del hecho de haberle ofrecido aquel trato. Había sabido aprovecharlo demasiado bien.

—Tss, eh. ¿Te llamabas Freya? ¿¡De verdad vas a creer a ese mentiroso!? —uno de los niños me susurró. Me volteé a mirarlos.

—Por favor, ayúdanos. Tenemos que salir de aquí, o Wendy y los demás se preocuparán.

—Me temo que yo no…

Un estruendo que provenía de detrás de la puerta hizo que callase. Por lo visto había algún tipo de pelea y como resultado, el guardia que antes roncaba descansando plácidamente, se despertó de golpe. Se acercó a la puerta, algo aturdido, y me miró.

—¿Pero qué demonios pasa ahora? Escucha tú… Si quieres demostrar tu confianza hacia el capitán y la tripulación, entra ahí y averigua qué ha pasado. ¿Vale?

Qué manera más gratuita de salvarse del marrón.

El guardia se aproximó a la puerta para abrirla, y se olvidó de que estábamos ahí. Volví a mirar a los niños, preguntándome si de verdad era mi responsabilidad ayudar a aquellos pobres muchachos. Desde luego parecían más sinceros que aquel capitán. Pero… ¿No sería desobedecer eso a la maestra? Se supone que debía seguirle el juego a los piratas.

—Te llevaremos ante Peter si quieres… Tienes nuestra palabra.

Si eso era así, podría conocer a Peter y valorar qué clase de persona era y que intenciones tenía. Y de paso comprobar que clase de relación guardaba con Garfio.

—Más os vale que sea verdad.

Ante aquello, cogí la llave de la mesita para poder abrir las jaulas y liberarlos. Sacaría una de mis pistolas y dispararía un par de veces a una de las pantorrillas del pirata. Si aquello funcionaba, aunque fuese tan solo para hacer tiempo, cogería a ambos niños de la mano y correría hacia la salida.

por **Tsuna** » Mié Feb 04, 2015 1:32 am

Light

Spoiler: Mostrar

Light decidió usar Planeador para descender hasta la costa. El aprendiz bajó lentamente, como si tuviera un paracaídas sujeto a su cuerpo. Durante el descenso pudo ver algunos nidos de gaviotas situados en las cuevas que se adentraban en la superficie del risco, incluso uno de estos graciosos animales le confundió con un lugar ideal donde asentarse e intentó posarse sobre su cabeza sin éxito. Al menos esa brisa fresca era suficiente para calmar a cualquiera, y con aquellas vistas… Difícil sería pensar que no estaba de vacaciones en una isla tropical.

El muchacho aterrizó sobre la arena de la playa, en un extremo de la costa. A su izquierda, en la zona del mar que conectaba con la montaña a la que había ido Ronin, la arena desaparecía y peligrosas corrientes marinas formaban remolinos entre los arrecifes, sin duda por ahí no se podía pasar a menos que se tuviese la capacidad de volar sin límite alguno. A Light en cambio no le quedó más remedio que seguir hacia su derecha por la playa, intentando ver si había algún cofre del tesoro escondido por ahí.

Vislumbró desde cangrejos correteando por las rocas hasta medusas pegadas en la arena, pero nada sobre ningún tesoro. Tal y como había pensado al llegar, encontrar algo de esas características en un mundo como Nunca Jamás era prácticamente imposible. Sí, quizás lo mejor era rendirse y decirle a Ronin de volver. Pero entonces sucedió lo inesperado: un bote. En efecto, Light terminó encontrándose una pequeña y vieja barca en la orilla, volcada en su dirección posiblemente por la marea. Y junto a ella pudo encontrar muchos objetos de valor, al menos desde la distancia a la que estaba, como botellas de cristal vacías, cuerdas, telas, cañas de pescar… ¡Incluso un gran mapa del tesoro!

En el mapa se podía ver una gran “X “ roja en una zona concreta del mapa. Light estaba de suerte, ¿no? Pues no, porque cuando estuvo a punto de coger el mapa ―si decidía hacerlo, claro― una nube de oscuridad se materializó a su lado y, sin comerlo ni beberlo, la criatura agarró el mencionado mapa y se marchó corriendo por la playa a una velocidad vertiginosa:

Spoiler: Mostrar

¡Tenía que darse prisa y pillarlo cuanto antes! Pero a los pocos pasos, aun si había pensado utilizar a su mascota para la persecución, le interrumpió un niño que se colocó frente a él, en el aire:

Spoiler: Mostrar

Aquel niño, vestido únicamente con un extraño traje de hojas, de pelo castaño y divertida mirada, era recubierto por una especie de polvo dorado, y efectivamente, estaba volando frente a él. Tenía además lo que parecía un puñal en su cintura.

―¡Típico de un adulto como tú perder un tesoro así! Si no hubieses hecho ruido, me habría hecho con el mapa yo mismo, ¿sabes? ―esperó alguna reacción por parte de Light, y revoloteó a su alrededor con curiosidad― ¿Eres un pirata de Garfio también? ¿Y cómo es que puedes volar? ¿Llevas un Hada contigo? ―y se sentó en una roca a su lado, como si moverse por el aire fuese lo más normal del mundo y su propio cuerpo pudiese anular el poder de la gravedad― Como sea, en Nunca Jamás seguimos unas normas, y estas dicen que… ¡Quien consiga el mapa primero, tiene el derecho a quedarse su premio!

El niño salió volando en dirección al perro Sincorazón, que tenía el mapa entre sus dientes. La criatura al ver sus intenciones corrió en la dirección opuesta por la playa.

>¡Me llamo Peter Pan! ¡Y sí, esto es una carrera!

Tras unas risas burlonas el tal Peter voló como una bala en dirección al perro. Light a pie con su velocidad y sobre la arena era incapaz de alcanzarlo: si quería conseguir aquel preciado mapa del tesoro tenía que atrapar al perro antes que aquel niño descarado, y el camino no sería coser y cantar, porque numerosos Sincorazón se materializaron durante la carrera a partir de nubes de oscuridad y se fijaron en el aprendiz:

Spoiler: Mostrar

Jeanne

El moguri se mantuvo a la defensiva en todo momento, incluso cuando Jeanne alzó sus manos y le confesó que estaba desarmada. Y tampoco dijo nada hasta que la chica comentó lo cuidada que estaba la nave:

―¡Los moguris somos excelentes ingenieros, kupó! ¡No nos subestimes por ser pequeños, kupó!

La criatura no comentó nada respecto a la velocidad, claramente desconfiada de la aprendiza. Pero la gota que colmó el vaso fue catalogarlo como un aventurero. Por supuesto, eso no podía permitirlo.

―¡No soy un aventurero, kupó! ¡Me llamo Nono y somos Piratas del Aire! ¡Cuida bien tu lengua humana, kupó! ―la apuntó con su llave inglesa, dando a entender que a la mínima le lanzaría otro hechizo Electro― ¿Formas parte de esos niños perdidos, kupó? Como sea, si estás buscando tesoros te convendría hablar con él. Ahora ha ido a la Laguna de las Sirenas, kupó.

El moguri entró en el interior de la nave unos minutos, para finalmente volver al exterior y entregarla Jeanne un mapa de Nunca Jamás. Sobre el papel pudo ver su ubicación actual, así como el lugar donde estaba la base de los mencionados Niños Perdidos y la nombrada Laguna de las Sirenas.

―Pero no le insistas mucho si no quieres acabar mal parada, es un hombre temible. Y esta nave, el Strahl, es suya, kupó.

Nono esperó pacientemente a que Jeanne marchara. Le había dado la localización de dos puntos importantes en Nunca Jamás: la Laguna de las Sirenas y la base de los Niños Perdidos. Podía tomar el camino que quisiera, pero en la laguna, zona muy próxima a la costa, se encontraba aquel hombre tan temible; el pirata del aire. Los Niños Perdidos, en cambio, vivían en el interior de la selva. ¿Qué camino tomaría Jeanne Mars?

Spoiler: Mostrar

Freya

Spoiler: Mostrar

El disparo de Freya pilló completamente desprevenido al hombre, que incapaz de creer lo que había hecho la aprendiza, cayó al suelo malherido.

—¡Gracias Freya! —Comentó el niño disfrazado de zorro

Los niños salieron corriendo de allí, pero antes, el pequeño tan impulsivo sacó de su traje una maza de piedra con la que le propinó un fuerte golpe en la cabeza al hombre. El pirata cayó inconsciente, que no muerto, al suelo. Y ahí se quedó. Los tres pudieron escapar con éxito de la habitación. No obstante, el sonido de los disparos tendrían que haber alertado a todos los tripulantes del navío, tenían que darse prisa en escapar y que no la pillaran, o inventarse alguna excusa en caso de que lo hiciesen. Pero Freya sabía bien que con esa acción estaba condenando las posibilidades de Bastión Hueco de encontrar el tesoro con la ayuda de los piratas.

Y en otro orden de cosas, nada más salir del pequeño cubículo se encontraron un escenario de lo más tenebroso: numerosos piratas derrotados en el suelo, frente a una figura encapuchada, que parecía ser la culpable de haberlos derrotado a todos. De su cabeza asomaban dos enormes orejas de conejo, y era imposible verle el rostro, aunque por sus rasgos era inconfundible que se trataba de una mujer.

La enemiga en cuestión portaba un arco, y de pronto una corriente de viento cerró la puerta por la que habían salido los tres jóvenes. Ésta les apunto a los tres desde aquella distancia con una peligrosa flecha: la sala era lo suficientemente grande como para combatir sin problemas, y el resto de puertas permanecían cerradas. Si pensaban que la situación no podía empeorar más, descubrirían que estaban bastante equivocados.

Spoiler: Mostrar

Varias Sombras aparecieron en la habitación del barco y se acercaron peligrosamente a los cuerpos de los piratas caídos, que todavía se encontraban lo suficientemente debilitados, y atravesaron sus pechos con sus garras. Algunas saltaron sobre ellos y se formaron masas de oscuridad donde el cuerpo debía estar. De las penumbras, entonces, surgieron otro tipo de criaturas:

Spoiler: Mostrar

Y de la puerta de la que habían salido, donde antes estaban atrapados los dos niños, surgió violentamente otro de esos piratas Sincorazón. En efecto, aquel pirata malherido había perdido su corazón también. La situación no pintaba nada bien, y menos mal que Freya había decidido liberar a los niños, sino se hubiese encontrado totalmente sola.

—Los Niños Malos… ¿También atacan a Garfio?

—¡Eso da igual, vamos a darles una paliza y salgamos de aquí por patas!

Al menos parecía que la misteriosa encapuchada no estaba aliada con los Sincorazón.

Spoiler: Mostrar

Hana

Los niños escucharon las palabras de Hana y se echaron al suelo al momento, desde el centro de la charca en la que habían sido acorralados. Hana invocó un conjunto de pompas explosivas a su alrededor, y Myxa en cambio no hizo nada. Las Sombras se lanzaron a por ellos sin dudarlo un instante, dispuestas a arrebatarle el corazón a las aprendizas de la Llave Espada. ¿Por qué si no se habían molestado en perseguir a los niños hasta ese punto?

—¿B-burbujas? ¿De dónde han salido?

—Mami, tengo miedo. —Sollozó el pequeño osito desde el suelo

El otro niño con disfraz de mofeta no dijo nada, pero se encontraba igual de afectado por la situación. La supuesta madre en cambio les abrazó a ambos, dispuesta a no abandonarlos y observando detenidamente a Hana y sus peculiares burbujas.

Y los monstruos de oscuridad se abalanzaron sobre ellos en masa, sin pensar en las consecuencias de las burbujas, porque por supuesto los Sincorazón no pensaban. Las Pompas Explosivas de la aprendiza no tardaron en estallar en cadena, una detrás de otra. Ni siquiera le hizo falta lanzar un hechizo Electro, porque había acabado con catorce de aquellas criaturas. Quedaban otras seis, más el amenazador pirata.

Las pequeñas Sombras no se hicieron de rogar y rodearon a Hana, ignorando por completo a los niños. En cambio, el pirata se acercó peligrosamente a estos últimos y la aprendiza se percató de que su espada comenzó a brillar con un tono azulado. Aquello no podía ser bueno.

—¿Cómo has hecho eso?

Spoiler: Mostrar

por **Nell** » Mié Feb 04, 2015 11:13 pm

Las pompas, como siempre leales, hicieron su magia y barrieron a catorce de los veintiún sincorazón. Nada mal. Estaba incluso orgullosa de sí misma.

—¿Cómo has hecho eso? ―preguntó la mamá.

Mierda. Había actuado sin pensar. En algunos mundos, lo de mostrar magia y tal era tabú en la población. Apenas conocía Nunca Jamás, y no sabía qué efecto podía tener en ellos contemplarla. Por el momento, parecían sorprendidos, pero no recelosos, lo cual era un alivio. Y además…

―¡No hay tiempo para explicaciones! ¡Huid! ―les advirtió.

Convocó la Llave Espada en su mano, en posición defensiva, dándose cuenta de que su corazón había atraído la atención de las sombras rasas que el de los niños. Todavía le sonaba raro hablar de «su corazón». No terminaba de encajar haber descubierto recientemente que nunca había perdido el suyo. Y, ¿para qué había servido «recuperarlo»?

Solo para hacerle sentir dolor.

Despertó a tiempo para comprobar que no era ella la que estaba en auténtico peligro. Pese a que las sombras le habían rodeado, el sincorazón que portaba una espada se había ido acercando poco a poco a los niños. Sabía que se desharía rápidamente del acorralamiento que le iban haciendo, pero muy probablemente no llegara a tiempo de auxiliarles.

Por una vez, tenía que hacer algo bien. Se lo había prometido. Basta de encerramientos y de ignorar al mundo, de lo que pasaba fuera de su habitación. Tenía que volverle a plantar cara. Y eso empezaba por salvar a quien no tenía nada que ver en su lucha.

―Géiser.

Señaló a los pies del sincorazón pirata, elevó dos dedos y dejó que la magia hiciera todo lo demás. Acto seguido, empezaría a luchar contra las seis sombras, tratando de acabar con ellas lo más rápido posible.

Pretendía ganar tiempo para que, mientras el pirata volaba por culpa del chorro de agua, los niños pudieran correr para escapar. Hana aprovecharía y despejaría la zona de los sincorazón. Luego, si sobrevivía a la caída, se enzarzaría con él, interponiéndose entre el camino por el que hubieran huido para que no pudiera perseguirlos otra vez.

Spoiler: Mostrar

por **Light** » Vie Feb 06, 2015 9:04 pm

―¡Fuera! ―espetó, agitando el brazo con violencia con el fin de espantar al animal volador que estuvo a punto de posarse sobre su cabeza.

Finalmente aterrizó sobre la playa de la isla, el lugar a investigar. De no estar en una misión se tumbaría sobre la arena y disfrutaría del aire fresco. Pero no era ese el caso por desgracia, estaba currando.

A Light no le quedaba otra que caminar por aquella playa. No había nada interesante a la vista: ningún tesoro aparentemente enterrado, nada sospecho, solo la fauna característica del lugar.

Hasta que, en algún momento, dio con un bote solitario en la orilla de la playa. Echar un vistazo era mejor idea que darse media vuelta, así que se acercó a la embarcación.

Acuclillado, se dedicó a observar las cosas que se fue encontrando. Se le pasó por la cabeza "pedir prestados" algunos objetos que le resultaron útiles, como alguna que otra cuerda, pero como no era éticamente correcto no lo haría. Los cogería un momento, los examinaría de cerca simplemente y después los dejaría apartados a un lado para seguir mirando otros.

De entre todos los objetos que se encontró allí, le llamó la atención uno en especial. Era un mapa que parecía indicar la posición de algo con una “X” roja. ¿Un mapa del tesoro? Debía quedárselo y utilizarlo. No había ninguna certeza de que se tratara del mismo tesoro que ellos estaban buscando, ¿pero acaso tenía otra opción?

Cierto acontecimiento le sacó de sus pensamientos y le hizo abrir los ojos como platos. De la nada, una nube de oscuridad había surgido: un Sincorazón con forma de perro apareció. Esta criatura se aprovechó de su desconcierto y se las arregló para quitarle el mapa de las manos y salir huyendo con él.

―¡Maldición! ―Se puso de pie sin más demora, decidido a perseguirle. ¡No iba a dejarle marchar de rositas!

El Sincorazón no fue lo único que le sorprendió. Tras dar unos pocos pasos, un niño de ropajes verdes que se movía por el aire se plantó delante de él.

«¿Quién…?».

―¡Típico de un adulto como tú perder un tesoro así! Si no hubieses hecho ruido, me habría hecho con el mapa yo mismo, ¿sabes?

―Eh... Lo siento por ti ―dijo Light, aunque no parecía sentirlo mucho. Se llevó el puño a la boca, pensativo. ¿El chico volador estaba utilizando magia? Meneó la cabeza y dejó de darle importancia―. Haber llegado antes. ―Se encogió de hombros.

―¿Eres un pirata de Garfio también? ¿Y cómo es que puedes volar? ¿Llevas un Hada contigo? ―Maldición, le había visto planear. Aunque tampoco importaba mucho porque aquel chaval estaba utilizando magia también, ¿no? Puede que la magia fuera algo común en aquel mundo, no lo sabía a ciencia cierta.

«¿Un hada?».

―Simplemente tengo mis trucos, como tú por lo que veo ―contestó, sin entrar en detalles.

―Como sea, en Nunca Jamás seguimos unas normas, y estas dicen que… ¡Quien consiga el mapa primero, tiene el derecho a quedarse su premio!

El chico volador se dirigió aprisa hacia el Sincorazón.

―¡Eh!

Light empezó a moverse al igual que Peter. ¡Ni de coña iba a permitir que se quedara con el tesoro!

―¡Me llamo Peter Pan! ¡Y sí, esto es una carrera!

―¡Yo soy Light! ¡Pero espera…!

No tuvo mucho tiempo para realizar presentaciones o advertencias porque la carrera ya comenzaba. Inmediatamente avisó al eidolon.

«¡Materialízate ya! ¡Rápido!», tenían que darse prisa. Si podían vencer al Sincorazón antes y evitar que Peter Pan se acercara a la criatura, mejor que mejor. Tampoco tenía intención alguna de perder en aquella competición.

Gaomon obedeció sin rechistar y apareció al momento en su forma cuadrúpeda para que el invocador le montara. Haría uso de su habilidad Carrera Animal y recorrería la playa rápidamente, dejando atrás a todos los enemigos que pudieran surgir.

«Vamos allá. Tú solo corre, yo me encargo de los Sincorazón», se sujetó con fuerza a las garras dorsales del eidolon. No harían ningún rodeo y se dirigirían directamente hacia su objetivo.

Avanzaron como una flecha por el centro de la playa, donde había un mayor número de Sincorazón. Light estaría atento durante la carrera y atacaría con consecutivos Latigazos a los piratas voladores que se interpusieran en su camino o intentaran golpearles. Agitaría su Llave Espada prolongada ―el improvisado látigo― muy rápido, con la mayor maestría posible, con cuidado para no dañar a su montura. Gracias a esa habilidad podía golpear a varios enemigos al mismo tiempo y mantenerlos a raya mientras se acercaban al perro.

―¡Aléjate de ese monstruo! ¡Es peligroso! ―avisó a Peter. Si el chico no sabía defenderse de aquellas criaturas, podía acabar muy mal. Había visto que llevaba un puñal consigo, ¿pero podría arreglárselas?

Utilizaría esta misma habilidad, Latigazo, en cuanto el Sincorazón perruno estuviera a su alcance. Agitaría su arma sin piedad y le golpearía hasta destruirle. Una vez acabara con él, bajaría de su montura y cogería el mapa.

En el caso de que Peter Pan se encontrara muy cerca del Sincorazón o el mapa, Gaomon se encargaría de detenerle: activaría su habilidad Coger para extender las dos garras de su espalda. Una sujetaría la pierna del muchacho de verde, impidiéndole avanzar. Con la restante asiría el mapa cuanto antes (después de que erradicaran al perro, lógicamente), aprovechando que su rival no se podía mover por culpa de la otra garra.

Spoiler: Mostrar

por **Crystal** » Dom Feb 08, 2015 10:38 pm

Spoiler: Mostrar

—¡Bien! —exclamé un poco más fuerte de lo que debía. El disparo había sido lo suficientemente efectivo para hacer que aquel guarda cayese al suelo.

—¡Gracias Freya!

Ambos salieron corriendo de allí, pero el pequeño decidió que antes de irse era apropiado propinarle a aquel hombre un buen golpe con una maza de piedra. No se lo impedí; fue bastante divertido. El pirata cayó inconsciente y así pudimos escapar con éxito de la habitación.

Estaba muerta como me pillasen. Más me valía salir de allí rápido y que el pirata aquel no abriese la boca para delatarme. Aunque aquello era poco probable. Debía ir pensando alguna buena excusa para cuando llegase el momento. También sabía que al salvar a estos dos granujas estaba reduciendo las posibilidades de que los piratas nos ayudasen con la búsqueda del tesoro. Así que tendría que aprovechar la oportunidad para intentar localizarlo por mi misma.

Justo al salir, nos encontramos una gran cantidad de piratas por los suelos. En frente de todos ellos, una figura negra, encapuchada. Probablemente había sido ella la causante de todo aquel espectáculo. Unas grandes orejas asomaban de su cabeza y por sus rasgos deduje sin problema que se trataba de una mujer; otra cosa que llamó mi atención fue el arco que portaba.

De repente una corriente de viento cerró la puerta. La señora de las orejas de conejo nos apuntó, y mi instinto fue adelantarme para proteger a los niños. Eran mi única vía para llegar hasta aquel Peter. Miré a nuestro alrededor: todas las puertas estaban cerradas, con lo cual escapar de allí estaba difícil. Pero aún estaba por ponerse peor.

Spoiler: Mostrar

Aquello empezó a llenarse de Sombras que se acercaban a los cuerpos de los piratas para pisotearlos o para atacarlos aún más. Masas de oscuridad fue lo que quedó de la tripulación que yacía en el suelo. Solo pude limitarme a observar todo aquel espectáculo, sin saber bien que hacer, o sin apenas tener el impulso de atacar aún. Entonces, aún surgieron otra clase de criaturas.

Spoiler: Mostrar

La fiesta se animaba por momentos. Y lo que faltaba fue el pirata Sincorazón que apareció violentamente por donde habíamos venido. Otro que había perdido su corazón. Me mordí el labio, recapacitando todo lo que estaba pasando.

—Los Niños Malos… ¿También atacan a Garfio?

—¡Eso da igual, vamos a darles una paliza y salgamos de aquí por patas!

Los niños estaban dispuestos a atacar. Y si ellos lo estaban, yo debía estarlo también. Aquel ser encapuchado no parecía tener intenciones de atacar; al menos no a nosotros. Así que decidí dejarla de lado para centrarme en los Sincorazón. Disponía del apoyo de aquellos dos granujas, así que debía de aprovecharlo, pero no podía ponerlos demasiado en peligro.

—Uf, está bien. ¡Vosotros dos! ¡Lanzádles cosas a los más pequeños! ¡Lo primero que encontréis! —invoqué la Llave-espada—. Yo me encargo de los piratas.

Me lancé a por uno de ellos para asestarle varios golpes. Intentaría esquivar o bloquear con la llave cualquier ataque que intentasen propinarme. Si veía oportunidad, lanzaría una Flama Tenebrosa al que viese más débil. Pero sobre todo, vigilaría a los dos niños para si en algún momento se veían apurados, echarles una mano. También esperaba ansiosa algún movimiento por parte de aquella encapuchada.

por **15nuxalxv** » Lun Feb 09, 2015 10:45 pm

Spoiler: Mostrar

Mi estrategia no pareció funcionar totalmente, el moguri no aflojaba su desconfianza. Al menos, al principio, hasta que nombré su tarea como cuidador de la nave:

―¡Los moguris somos excelentes ingenieros, kupó! ¡No nos subestimes por ser pequeños, kupó!

―Por supuesto ―coincidí, asintiendo lentamente.

Sin embargo, deseé no haber abierto la boca tras ver su reacción al nombrar el tesoro. Blandió su herramienta ferozmente. Mientras ya me esperaba otro calambrazo, me gritó:

―¡No soy un aventurero, kupó! ¡Me llamo Nono y somos Piratas del Aire! ¡Cuida bien tu lengua humana, kupó! ¿Formas parte de esos niños perdidos, kupó? Como sea, si estás buscando tesoros te convendría hablar con él. Ahora ha ido a la Laguna de las Sirenas, kupó.

¡Al fin algo de información! Al parecer, un Pirata del Aire estaba buscando un tesoro en la isla, tal vez el mismo que nosotros. No conocía el significado de aquella profesión, pero por el nombre y por la nave voladora, supuse que sería un pirata convencional que en lugar de ir por mar; iba por aire. Pero… ¿Y si era una nave espacial, para ir por el Intersticio? ¿Conocía el pirata del aire la existencia de otros mundos?

Mientras reflexionaba, el moguri entró en la gran nave y salió de nuevo, trayendo consigo un mapa del mundo. Exhalé aire de alegría, aquél era un gran paso. Si no podía dialogar con el pirata, con aquello podría orientarme. Vi que, aparte de la Laguna de las Sirenas (me picó la curiosidad por saber si el nombre era metafórico o no; sin duda sería totalmente extraordinario ver una de aquellas criaturas con mis propios ojos), otro lugar marcado: la base de los Niños Perdidos, que había mencionado el pequeño ser. ¿Quiénes serían? Aunque, si estaban marcados en el pergamino, seguramente serían gente importante. Tal vez podría intentar llegar hasta ellos después.

―Pero no le insistas mucho si no quieres acabar mal parada, es un hombre temible. Y esta nave, el Strahl, es suya, kupó.

Que Nono lo calificara como temible me amedrentó un poco. Debía tener cuidado con aquel tipo, sobre todo siendo un pirata. Quién sabe lo que sería capaz de hacer por el tesoro. Tendría que medir mis palabras y no prometer nada demasiado arriesgado.

Así, tras despedirme poco efusivamente del moguri, que esperaba a que me largara de allí; me dirigí a paso animado a la Laguna de las Sirenas, preparándome mentalmente para enfrentarme a un verdadero pirata. Ojeé bien el mapa para no perderme, aunque no había problema: disponía de mi brújula y mi sentido de la orientación no estaba nada mal.

La Laguna de las Sirenas estaba bastante próxima a la costa (lejos de los niños perdidos). Sentí cómo me palpitaba el corazón de la emoción de haber conseguido tal avance, el cual me había dado seguridad.

Tal vez saliera todo bien, después de todo.

Spoiler: Mostrar

por **Tsuna** » Mié Feb 11, 2015 12:38 am

Hana
El Géiser de Hana consiguió lanzar al pirata Sincorazón por los aires, dándole un valioso y breve tiempo a la aprendiza para poder acabar con el resto de Sombras que la habían acorralado. No obstante, la chica ya no se encontraba protegida por las burbujas, y algunos enemigos aprovecharon la ocasión para darle algunos zarpazos en las piernas. ¡Incluso una Sombra le saltó a la cara! Pero con la Llave Espada fue suficiente. Rematar posteriormente al pirata no supuso mayores complicaciones, porque interponerse entre éste y el camino por el cual los niños habían escapado no le llevaría más de dos zancadas. En definitiva, menos mal que Hana tenía bastante fuerza y manejo con las armas blancas.

Una vez el reluciente corazón del pirata ascendiera, los niños salieron de nuevo de los matorrales en los que se habían escondido, haciendo caso a las palabras de la mujer. La supuesta madre miró la Llave Espada, pero no pareció darle gran importancia. Al fin y al cabo, Nunca Jamás era el lugar en el que la magia que escapaba de todo lo racional se manifestaba: hadas, piratas, sirenas, niños malos... Sí, estaba profundamente convencida de que la aprendiza no era más que parte de todo eso.

—Gracias —agradeció, mostrando una sonrisa sincera y marcada por el agotamiento—. Eres bastante fuerte. Normalmente son Peter y Zorrillo los que nos ayudan a luchar contra los niños malos, pero es la primera vez que veo esto. Supongo que, aun tras haber vivido aquí algunos años ya, Nunca Jamás no deja de sorprenderme —y sumida en sus pensamientos, pareció caer de pronto en algo importante—. ¡Ah! ¡Me llamo Wendy, Wendy Darling! Y estos dos niños de aquí son Osezno y Mofeta.

El llamado Mofeta se aferró a una de las piernas de Wendy, todavía asustado por lo que acababa de vivir, mientras que Osezno se acercó a Hana, curioso y examinándola de cabo a rabo, como si fuese una cosa rara.

—¿Eres una madre también? Si no tienes a dónde ir, ¿por qué no te quedas a vivir con nosotros? —expresó con auténtico entusiasmo

En ese momento Wendy rió por lo bajo, divertida al ver la cara de la aprendiza.

—Perdona por no haberme aclarado antes. En realidad no soy una madre de verdad. Simplemente cuido a estos niños que viven aquí, algo muy importante para mí, ¿pero sabes? Puede resultar bastante agotador —y empezó a caminar en dirección a la selva por un nuevo sendero —. ¿Te vienes con nosotros? Eres de fiar, y seguro que Peter está encantado contigo.

No hizo falta que Hana decidiera nada. Osezno, con cara de súplica, le agarró suavemente una mano y le indicó de seguir adelante, llevándola tras Wendy y Mofeta. Caminaron durante un buen rato en el que la joven madre, ilusionada por haber conocido a alguien, le comentó a Hana todo tipo de cosas. Le sirvieran o no en su búsqueda del tesoro era algo que solo ella podía saber.

—Vine de Londres hace unos años con mis dos hermanos: John y Michael. Antes de esto no paraba de soñar con aventuras, con ser una madre y tener responsabilidades, y fue ahí cuando Peter nos trajo a este lugar tan mágico —comentó con cierto aire nostálgico —. Peter es y sigue siendo el líder de los Niños Perdidos, y ahora yo soy la madre de todos ellos. Pero al poco de llegar nos llevamos un buen susto. Un hombre terrible apareció y casi nos roba la juventud a todos.

—En Nunca Jamás los niños nunca crecemos.

—¡Eso es! —exclamó ante la revelación de Osezno— Pero unos chicos nos ayudaron, aunque ya no les recuerdo.

Y antes de darse cuenta se habían detenido frente a un gran árbol, cubierto de agujeros, cortes y muy maltrecho, situado en medio de una explanada de tierra, en el interior de la jungla:

Spoiler: Mostrar

Y en una roca cercana al árbol, encontraron a otro chico sentado y mirando al horizonte, con cara de tener sueño:

Spoiler: Mostrar

Wendy, junto a Hana, se cruzó las manos a sus espaldas y comenzó a jugar con los pies, emocionada por alguna razón. Quizás por la idea de tener una nueva compañera. Osezno en cambio se adelantó hasta el árbol, dispuesto a entrar por la única entrada que parecía haber.

—¿Ya habéis llegado? —comentó de pronto el niño disfrazado de conejo— ¿No les habéis encontrado todavía?

—No Conejo, no hay rastro de ellos.

—Este es nuestro hogar. Y si no hubiese sido por Peter Pan, yo nunca hubiese estado aquí. Pero hay algo que me lleva preocupando un tiempo… —Wendy se encogió en sí misma, cabizbaja y claramente afectada por aquello que le rondaba en la cabeza. Sin esperarlo, alzó la vista decidida hacia Hana para proponerle un trato, dejando sus preocupaciones de lado— ¡Oye, ¿te gustaría conocer a Peter!? Aunque igual nos puedes ayudar a buscar a Zorrillo y John, que desaparecieron ayer cuando fueron en busca de Campanilla. Pero si quieres descansar un rato aquí, eres bienvenida. —finalizó sonriente, sin duda se trataba de una chica soñadora y afable

Wendy se aventuró a la entrada del árbol, pero sin llegar a meterse en su interior. Observó a Hana, esperando una respuesta por su parte. Igual la aprendiza necesitaba descansar un poco después de tanta batalla, cuentos de hadas y Niños Perdidos. Pero bien podía irse por su cuenta, o buscar a esos niños que habían desaparecido.

Spoiler: Mostrar

Light
―¿Peligroso? ¡Deberías aplicarte el cuento también! ―gritó desde la distancia, volando a toda prisa y dejando una estela de polvo dorado tras de sí

Light por su parte hizo uso de su mascota para atravesar la playa a toda prisa, propinando numerosos latigazos a los Piratas Voladores que se acercaron al dúo con peligrosas intenciones. Los Sincorazón no lo pensaron dos veces e intentaron golpear al aprendiz y a su mascota durante la carrera, en vano por supuesto. No tardaron en atravesar parte de la playa y perder de vista la destartalada barca en la que comenzó todo. Y el Latigazo de Light tampoco duró lo suficiente como para aprovecharlo con el perro.

Peter Pan, lejos de asombrarse por los trucos del aprendiz de Tierra de Partida incrementó la velocidad hacia el mapa, dispuesto a no perder de ninguna forma. Pero no contó con la mascota, Gaomon, que hizo uso de su habilidad Coger, combinada con un nuevo Latigazo de su dueño, para liquidar al enemigo y conseguir el fantástico premio.

El niño de cabello castaño se frenó en seco frente a Light, que ahora tenía que estar sosteniendo el mapa en sus manos, y bufó claramente enfadado. Pero a fin de cuentas, había sido una carrera y la había perdido. Las normas eran las normas, y no podía dejarlas de lado.

―Enhorabuena, has ganado con todas las de la ley ―Se acercó entonces al lado de Light con la intención de mirar el contenido del pergamino―. Pero eso… Vaya, no sabía que ahí hubiese un tesoro, y mira que he ido veces.

En efecto, el mapa marcaba con una gran “X” roja la famosa Isla de la Calavera, aquella que habían visto al aterrizar. Peter se separó del aprendiz, todavía en el aire, y se cruzó de brazos frente a él. Frunció el ceño claramente enfadado por algo y le volvió a dirigir la palabra. Palabras que igual podían ofender a Light:

>Y por cierto, ni se te ocurra volver a darme órdenes si no quieres buscarte un problema personal conmigo, ¿te queda claro? Los niños de Nunca Jamás no obedecemos a los adultos, métete eso en la mollera ―y paró unos segundos, esperando por la reacción del aprendiz―. Aunque te has ganado el mapa, eso no lo puedo negar. Si te apetece puedes venirte conmigo a nuestra guarida, donde habitamos los Niños Perdidos. Podrás descansar y luego iremos todos a por el tesoro. Aunque puedes hacer lo que te dé la gana.

Y Peter Pan se separó, volando hacia un gran acantilado desde el cual caían cascadas de agua. Light se daría cuenta de que la Isla de la Calavera se encontraba en la otra punta de Nunca Jamás, y si quería ir tendría que, o bien retroceder por la playa invadida por los Sincorazón ―los cuales habían desaparecido, pero nada garantizaba que volviesen a aparecer― y tomar el camino de Ronin, o bien escalar el enorme risco por el cual caían las cascadas de agua, pero una vez en la cima podía seguir o no al niño creído. También podía seguir por la playa hacia adelante y dar una vuelta entera a la isla, pero quién sabía los peligros que encontraría.

¿Compartiría el tesoro con unos niños, o se aventuraría él solo a por el premio, ahora que sabía donde estaba? ¿Y si el mapa no era de fiar? Peter le había comentado que nunca encontró tesoro alguno allí, pero igual se le había pasado por alto… ¿Qué raro, no? Igualmente, le tocaba decidir.

Spoiler: Mostrar

Freya
Freya se adaptó rápidamente a la situación, invocando su Llave Espada y dando órdenes a sus dos compañeros. Pero en cuanto invocó su arma legendaria la encapuchada alzó sus orejas en el aire, totalmente sorprendida por haberse encontrado una Portadora en el barco de unos piratas. No obstante, no comentó nada, sino que se limitó a disparar una certera flecha al pirata que había salido detrás de los niños, el cual había sufrido la traición de la aprendiza para después transformarse en Sincorazón.

El enemigo en cuestión recibió la flecha en su pecho y al momento quedó atrapado en un gran cristal de hielo; estaba congelado. John por su parte agarró una daga que estaba sobre un mueble y comenzó a golpear a una Sombra, pero apenas le hacía daño y pronto se vio acorralado por tres de ellas. Las dos restantes continuaban luchando contra Zorrillo, que daba golpes con su maza de forma muy bruta y sin parar. Freya como había acordado, encaró a los tres piratas restantes, que no dudaron en lanzarse a por su corazón.

El primero se acercó peligrosamente y comenzó a dar numerosos tajos en el aire, que la aprendiza no tardó en esquivar para golpearlo. Pero antes de darse cuenta se vio acorralada por los otros dos: el primero le propinó un peligroso corte que la echó para atrás, y el segundo iluminó su espada con un misterioso brillo azulado, dispuesto a matarla allí mismo.

—¡Es inútil! Ni siquiera consigo hacerles nada. —comentó el pequeño del sombrero, claramente asustado con daga en mano y dos de esas sombras bajo sus pies

—¡Pues sigue luchando! —gritó Zorrillo, propinando más golpes y acabando con una de ellas de milagro, exhausto

La situación no podía ser más horrible, y la misteriosa encapuchada se limitaba a observar; no estaba dispuesta a echarles una mano. Y eso tuvo sus consecuencias: John esquivó un zarpazo de la sombra que tenía detrás, pero una de las que estaba en el suelo se abalanzó de pronto sobre sus espaldas, tirándolo al suelo. Y la otra saltó sobre Zorrillo, que acabó aplastado por dos Sombras en total. Freya por su parte pudo lanzar una Flama Tenebrosa a uno de los piratas y acabar con él, y como estaba dispuesta, acudió en la ayuda de los dos niños. Pero nunca llegó.

Uno de los piratas saltó haciendo gala de una elasticidad increíble y le propinó un golpe tal, que la aprendiza cayó al suelo aturdida.

—Pensaba que seríais capaces de algo más, pero veo que esto es el límite.

—¿¡Pero qué está pasando abajo!? ¿No es allí donde tenemos a los prisioneros?

Todos los escucharon, los piratas de verdad se habían dado cuenta del revuelo, y la misteriosa encapuchada no se hizo de rogar. Apuntó al techo, cargando una extraña energía en su flecha, y al disparar incontables proyectiles cayeron sobre los Sincorazón, acabando con todos. Se apresuró entonces a agarrar a Freya, y animó a los muchachos a seguirla por una de las puertas.

***

Había pasado ya un tiempo desde el incidente, y Freya pudo recuperarse sin problemas. Se encontraba junto a los dos niños, y la figura encapuchada… Bueno, ya no tenía la capucha encima:

Spoiler: Mostrar

Los pequeños no parecían sorprendidos por su presencia. El lugar estaba completamente a oscuras, si no fuera por unos pocos candiles que iluminaban levemente. Hacía bastante frío además.

—¡Buf, menos mal que nos has salvado! Casi no lo contamos.

—Pero mientras sigamos atrapados aquí, de nada nos sirve. ¿Y bien, dónde está la salida de la que hablabas?

La misteriosa mujer, muy parecida a un conejo, observó a los tres cuidadosamente. Se levantó y se acercó hasta un hueco de la pared que empujó con la mano y abrió un pequeño agujero en la madera, hacia el exterior. Podían ver el mar, y Nunca Jamás a lo lejos. A su lado había una pequeña barca en la que cabían todos.

—Podéis escapar por ahí.

Zorrillo no discutió. El chico se lanzó sin pensarlo al exterior, pero en cambio, John meditó sobre su situación, interrogando a la mujer.

—¿Por qué nos ayudas? ¿Qué pretendes? ¿No estás aliada con los piratas?

La mujer señaló entonces a Freya, clavando su mirada en la aprendiza.

—La ayudo a ella. Sobre lo que pretendo… ¿No son los piratas famosos por tener tesoros en sus barcos?

—Pues si quieres mi más sincera opinión, dudo mucho que Garfio tenga algo de eso.

—Yo no estaría tan segura. En cualquier caso, tenéis que escapar, ¿cierto? —y extendió su mano hacia la salida, ofreciéndoles la diminuta barca en la que podrían escapar

Freya podía preguntarle lo que quisiera a la misteriosa mujer, incluso podía quedarse allí con ella, dejando que los Niños Perdidos pudiesen ir a Nunca Jamás por su cuenta. Pero perdería la posibilidad de encontrar al supuesto Peter Pan que tenía que asesinar por orden de Garfio. ¿Y qué había de la pequeña Campanilla? Seguramente continuara presa en manos del capitán, ¿pero de verdad iba a arriesgarse tanto?

Spoiler: Mostrar

Jeanne

Spoiler: Mostrar

Jeanne no se hizo de rogar y marchó con ganas a la Laguna de las Sirenas, en busca del famoso pirata caza tesoros. El camino se le hizo bastante simple, y no encontró peligros de ninguna clase por ningún lado. Al cabo de media hora, más o menos, alcanzó el lugar acordado en el mapa que le había dado Nono.

A primera vista se trataba de una gran laguna, tal y como indicaba el nombre del sitio, pero daba directamente al mar y estaba formada por muchas rocas que provocaban distintos desniveles en el terreno. Al poco de investigar por allí en busca del pirata, o incluso de alguna sirena, vio algo al fondo. Sentado sobre una roca, se encontraba un hombre bastante llamativo. No sería exagerado llamarlo guaperas, porque la situación encima no ayudaba mucho:

Spoiler: Mostrar

Y efectivamente, estaba rodeado de numerosas mujeres que nadaban a su alrededor, preguntándole cosas de toda clase. Jeanne no lo vio al principio porque las féminas tenían su parte inferior sumergida bajo el agua, pero pronto se daría cuenta de que, como había imaginado, su parte inferior pertenecía al animal que tanto las caracterizaba.

—A ver, con calma chicas, hay para todas.

—¡Pero qué guapo eres!

—¿Y cuántos años decías que tenías?

—Dios mío, ¿seguro que no conoces a Peter?

El famoso pirata suspiró, más molesto por los halagos que le ofrecían las sirenas que otra cosa. No parecía tomarse aquello en serio, y se notaba que solo estaba allí aguantando eso para sacarles información.

>Bueno, uno se intenta mantener como puede. ¿Y vosotras, queridas? ¿Alguna sabe algo sobre algún tesoro escondido por aquí? Cualquier pista me vale.

—¡Qué va, Garfio se los ha llevado todos! Pero sabemos de otros muchos tesoros…

Hasta ese momento, nadie se había fijado en Jeanne, excepto una sirena en particular, la cual se encontraba algo apartada del grupo, como si la mención de los tesoros le supusiese recordar malas experiencias. Ésta, desde el agua, se mantuvo alrededor de las demás, pero sin llegar a involucrarse. Si la aprendiza quería alcanzar al pirata, tendría que ir saltando a través de las rocas, y un solo paso en falso supondría resbalarse y caer al mar. También podía acercarse desde dónde estaba y gritarles, ¿pero qué podía hacer para llamar la atención del hombre?

Spoiler: Mostrar

por **Light** » Vie Feb 13, 2015 1:11 am

―¡Más rápido! ―bramaba mientras sacudía a los Sincorazón con su arma transformada. Peter también aceleraba el vuelo y no podían permitirse quedarse atrás.

Gracias a los latigazos y las valiosas garras (y patas, benditas patas) de su mascota, eliminaron a la molesta criatura y obtuvieron el mapa antes que el joven volador. El aprendiz, con una sonrisa triunfante, cogió el papel de las extremidades del can: al fin era suyo de nuevo.

Se volteó y se aseguró de que los Sincorazón estaban muy lejos (o mejor, que habían desaparecido). No esperó ni un segundo más para examinar el pergamino y memorizar la posición del tesoro, antes de que alguien más se lo quitara. Vigilaría mientras tanto por el rabillo del ojo a Peter Pan, quien se acercaba; esperaba que no se le pasara por la cabeza la posibilidad de robarlo.

―Enhorabuena, has ganado con todas las de la ley ―A continuación le echó un vistazo al mapa―. Pero eso… Vaya, no sabía que ahí hubiese un tesoro, y mira que he ido veces.

«Claro, es esa isla que vimos antes de aterrizar», aseguró tras comprobar la localización del supuesto tesoro. Difícilmente podía olvidar aquella isla teniendo en cuenta la roca con forma de calavera que la caracterizaba.

―Y por cierto ―Light dejó de curiosear el pergamino y se giró hacia Peter Pan, quien se había ofendido―, ni se te ocurra volver a darme órdenes si no quieres buscarte un problema personal conmigo, ¿te queda claro? Los niños de Nunca Jamás no obedecemos a los adultos, métete eso en la mollera.

«¿Eh?», se quedó mirándole con una ligera expresión de desconcierto mientras enrollaba el mapa y lo guardaba en un bolsillo. ¿Así se lo agradecía? No esperaba piropos desde luego, pero tampoco que le echaran en cara algo como eso.

―Vale, vale. Yo solo te estaba alarmando.

Suspiró simplemente, sin darle demasiada importancia. Solo era un niño.

―Aunque te has ganado el mapa, eso no lo puedo negar. Si te apetece puedes venirte conmigo a nuestra guarida, donde habitamos los Niños Perdidos. Podrás descansar y luego iremos todos a por el tesoro. Aunque puedes hacer lo que te dé la gana.

La sugerencia del chico de verde no le suscitó especial interés. No necesitaba descanso alguno y estaba en plena forma, todavía podía seguir investigando Nunca Jamás. Primero se dirigiría a aquella Isla de la Calavera lógicamente, para comprobar si era cierto que allí había un tesoro. Ya pensaría luego por dónde buscar si se llevaba un chasco.

Light tenía clara una cosa: si aquel tesoro resultaba ser un objeto de extrema importancia para Tierra de Partida, como un arma peligrosa, bajo ningún concepto iba a compartirlo con aquellos niños.

―Gracias por la invitación, pero creo que iré tirando por mi cuenta ―respondió, con una media sonrisa. Más quisiera.

«Espera, ¿ha dicho Niños Perdidos?».

Fue incapaz de preguntarle al respecto porque ya se había ido. Volaba, de algún modo, en dirección a un enorme peñasco con cascadas.

Para no perder mucho tiempo, rechazó rodear toda la isla o dar media vuelta. En su lugar, Light y Gaomon avanzarían hacia el alto risco con la intención de subir por éste y se dirigirían a la Isla de la Calavera desde la cima, por lo que no seguirían a Peter Pan. Si no había una forma “segura” de escalar el acantilado (un camino o piedras en las que apoyarse, por ejemplo) o se veía incapaz, optaría por activar el nexo-D de Nadhia y utilizar las Alas del Solsticio: gracias a éstas podría llegar a la cima en un santiamén. Su mascota no necesitaría escalar tampoco: solo tenía que desmaterializarse.

Spoiler: Mostrar

por **15nuxalxv** » Dom Feb 15, 2015 9:20 pm

Spoiler: Mostrar

La diosa Fortuna estuvo de mi lado durante el trayecto, que discurrió tranquilamente. Tampoco estaba demasiado lejos, así que cuando llegué aún sentía la excitación de ver al pirata del aire.

El paisaje de Nunca Jamás era de ensueño. Si Islas del Destino ya me había parecido un mundo paradisíaco, aquél se llevaba la palma: la jungla, las doradas playas, el reluciente mar… Un buen destino de vacaciones, sin duda.

Ante mí se extendía una gran laguna, que se abría al mar por uno de sus lados. Variedad de rocas se abrían paso a la superficie, creando un terreno bastante peligroso para transitar. Anduve con cuidado por encima de ellas, tratando de vislumbrar al hombre (o quién sabe, tal vez una sirena). Entonces, al otro lado, vi a un hombre que llamó mi atención. No por el hecho de que fuera bastante atractivo (que también), sino porque encajaba en el perfil que Nono me había dado.

No creía equivocarme si decía que él era el pirata.

Spoiler: Mostrar

No estaba solo. Un grupo de mujeres, que permanecían en el agua, le rodeaban como niños hambrientos a un trozo de pan. Los observé en silencio desde mi posición, quería hacerme una idea de cómo era él antes de tratar de sonsacarle algo de información.

Entonces, mientras los miraba, vi un destello de color en lo que serían las piernas de una de las chicas. Me fijé mejor, extrañada. Parecía una… Cola. Entonces, ¡de verdad había sirenas! Recordé todas las leyendas y cuentos sobre el mar, en las que aquellos bellos seres cautivaban a los marineros con sus melodiosas voces. No pude evitar fascinarme, aunque traté de recuperar la atención cuando el hombre habló:

—A ver, con calma chicas, hay para todas.

Alcé la ceja ante sus palabras. No sólo era “de buen ver”, sino que además parecía ser consciente de ellos. Y seguramente lo utilizaría.

—¡Pero qué guapo eres!

—¿Y cuántos años decías que tenías?

—Dios mío, ¿seguro que no conoces a Peter?

El pirata suspiró, cansado de tantos elogios, como si los recibiera día a día y se hicieran ya repetitivos. Sin duda, su visita a las sirenas no era de cortesía.

>Bueno, uno se intenta mantener como puede. ¿Y vosotras, queridas? ¿Alguna sabe algo sobre algún tesoro escondido por aquí? Cualquier pista me vale.

—¡Qué va, Garfio se los ha llevado todos! Pero sabemos de otros muchos tesoros…

Una pena que no supieran nada del tesoro, me dije. Por lo que había visto, el pirata tampoco tenía mucha idea al respecto de la ubicación del tesoro. Eso me desalentó un tanto, ¿para qué quería establecer contacto con él si estábamos igual?

Por otra parte, ese tal “Garfio” parecía tener experiencia en encontrar tesoros. ¿Quién sería? ¿Tal vez otro pirata? Después de todo, su nombre tenía toda la pinta de un curtido marinero.

Entonces vi otra sirena, apartada del grupo que admiraba al hombre, que había reparado en mi presencia (no como el resto, que tenía “mejores” cosas que observar). Parecía algo incómoda ante la mención de los tesoros. Tal vez pudiera preguntarle algo a ella, antes de contactar con el pirata.

Traté de acercarme a su posición, pisando con cuidado las rocas. Si me miraba, le sonreiría lo más afablemente que pudiera. Cuando llegué hasta ella, me agaché, poniéndome en cuclillas. Señalé con un movimiento de cabeza el grupo, y sonriendo, comenté:

—Vaya ego, ¿verdad? Y no parece importarle a esas de allá. Al menos tú pareces más inteligente.

Esperé a que me respondiera, si lo hacía.

>>¿A qué se referirá con tesoro? —tanteé el terreno, pues no parecía muy contenta con el tema.

por **Crystal** » Dom Feb 15, 2015 9:46 pm

Aquella que observaba de lejos nos ayudó con el Sincorazón que apareció detrás de los niños, evitando algún desastre. Los niños empezaron a tirar cosas pero no sirvió de mucho. Yo por mi parte me encontraba ocupada con aquellos tres piratas: pude esquivar los tajos del primero, pero los otros dos me acorralaron.

—¡Es inútil! Ni siquiera consigo hacerles nada.

—¡Pues sigue luchando! —gritó el otro.

Aquello se puso peor. Los niños no tardaron en ser abatidos por las aquellas sombras; cuando quise darme cuenta estaban por los suelos. En cuanto acabé con uno de los piratas me lancé a ayudarlos sin pensármelo dos veces; no podía dejarlos ahí. Sin embargo, algo me lo impidió.

Uno de los piratas se abalanzó sobre mí, propinándome un golpe que no pude esquivar a tiempo. Caí al suelo. La cabeza me daba mil vueltas, y apenas podía escuchar nada.

—Pensaba que seríais capaces de algo más, pero veo que esto es el límite.

No supe bien que pasó a continuación. Muchas luces de colores impactaron en el suelo. Algo me sujetó con fuerza y me alzó. Y entonces fue cuando perdí completamente la conciencia.

***

Hacía frío. Cuando abrí los ojos, comprobé que los niños estaban bien, al igual que yo. Eso me alivió muchísimo, era como tener a alguien conocido cerca, como una preocupación menos. Busqué a la chica de la capucha, y para mi sorpresa, por primera vez pude verle el rostro con claridad.

Spoiler: Mostrar

—¡Buf, menos mal que nos has salvado! Casi no lo contamos.

—Pero mientras sigamos atrapados aquí, de nada nos sirve. ¿Y bien, dónde está la salida de la que hablabas?

Aquella mujer era, literalmente, medio conejo. Las orejas que asomaban antes por su capucha, las cuales en un primer momento pensé que serían artificiales, formaban parte de ella. A parte de eso, llevaba unos ropajes algo... ligeros. Nos observaba atentamente, con una actitud altiva. Se acercó hasta la pared para abrir un agujero. Volví a ver el mar y Nunca Jamás, y una pequeña barca cerca.

—Podéis escapar por ahí.

El niño vestido de zorro no se lo pensó dos veces y se lanzó hacia el exterior. El otro niño prefirió quedarse, al igual que yo.

—¿Por qué nos ayudas? ¿Qué pretendes? ¿No estás aliada con los piratas?

Entonces me señaló. Di un paso hacia atrás inconscientemente.

—La ayudo a ella. Sobre lo que pretendo… ¿No son los piratas famosos por tener tesoros en sus barcos?

—Pues si quieres mi más sincera opinión, dudo mucho que Garfio tenga algo de eso.

—Yo no estaría tan segura. En cualquier caso, tenéis que escapar, ¿cierto? —y volvió a mostrar la barca.

Me giré a mirar al niño que quedaba en la sala. Debían escapar pero... no sabía si realmente quería ir con ellos. No dudaba en su palabra; probablemente me llevarían hasta Peter. Sin embargo, había dejado algo en el barco que me preocupaba. Campanilla. Aquella pequeña hada de antes que parecía tan indefensa ante el garfio del capitán. Además, aquella chica que se encontraba con nosotros estaba también tras el tesoro. Quizás podría...

—Escucha... —me puse a la altura del niño, sujetando uno de sus hombros—. Salid de aquí los dos e id a un sitio seguro. Con Peter ¿No? Yo... Debo hacer unas cuantas cosas más aquí. Tened cuidado ¿Vale? Espero que nos volvamos a ver.

Después me dirigí hasta la mujer conejo y me crucé de brazos.

—Hay algo aquí que me interesa conseguir antes de partir. Garfio tiene un hada, Campanilla, y me apetece recuperarla. Después si quieres, podemos ir a por el tesoro —le tendí la mano—. Soy Freya.

por **Nell** » Lun Feb 16, 2015 1:21 am

Salió de la batalla con algunas heridas en las piernas que, tras revisarse, estimó que había sido un pequeño precio a pagar. Apenas escocían. Y sobre el sincorazón que le había saltado a la cara… trataría de lavársela en el próximo arroyo, de encontrar alguno.

En vez de huir, la «madre» y los niños se habían escondido detrás de los matorrales. Si aquella chica hubiese sido más adulta, Hana habría tenido la tentación de regañarla por no haberse escapado como les había mandado, puesto que tan cerca los pequeños habrían seguido siendo potenciales víctimas si la aprendiza fallaba. En cambio, debido a que no se distanciaba mucho en edad con ellos, no supo cómo tratar con ella y prefirió permanecer callada.

Además, llegaba el momento temido: cómo explicarles que acabase de realizar magia. No obstante, para alivio de Hana, la niña apenas prestó atención a su arma y no le preguntó.

—Gracias. Eres bastante fuerte. ―Hana no pudo evitar hinchar el pecho, orgullosa. De algo le estaban sirviendo los años con la Orden—. Normalmente son Peter y Zorrillo los que nos ayudan a luchar contra los niños malos, pero es la primera vez que veo esto. Supongo que, aun tras haber vivido aquí algunos años ya, Nunca Jamás no deja de sorprenderme —¿Niños malos? Era una definición de sincorazón bastante… libre—. ¡Ah! ¡Me llamo Wendy, Wendy Darling! Y estos dos niños de aquí son Osezno y Mofeta.

―Yo soy Hana ―se presentó.

¿Osezno? ¿Mofeta? ¿Qué clase de nombres eran esos? Hana supuso inmediatamente que eran motes, una denominación en clave, dada por los graciosos disfraces que llevaban puestos. Porque ningún padre en su sano juicio habría condenado así a su hijo.

—¿Eres una madre también? Si no tienes a dónde ir, ¿por qué no te quedas a vivir con nosotros? —preguntó el tal Osezno, mientras la observaba.

―¿Qué? ¡No! ¡Ni en broma! ―reaccionó directamente. Luego, rectificó―. Tengo cosas mejores que hacer en la vida.

El comentario de Hana divirtió a Wendy. ¿De verdad ella…? No, imposible. Era demasiado cría para ser la madre de nadie.

—Perdona por no haberme aclarado antes. En realidad no soy una madre de verdad ―confirmó—. Simplemente cuido a estos niños que viven aquí, algo muy importante para mí, ¿pero sabes? Puede resultar bastante agotador —comentó, reanudando el camino—. ¿Te vienes con nosotros? Eres de fiar, y seguro que Peter está encantado contigo.

―De… acuerdo ―aceptó, algo recelosa por el comportamiento de Osezno a su alrededor, que finalmente la cogió de la mano y la llevó con ellos. Pensó en soltársela, pero algo le detuvo (quizá la carita del niño) y decidió dejarlo así―. ¿Quién es ese tal Peter? ¿El «padre»?

—Vine de Londres hace unos años con mis dos hermanos: John y Michael. Antes de esto no paraba de soñar con aventuras, con ser una madre y tener responsabilidades, y fue ahí cuando Peter nos trajo a este lugar tan mágico —le contó, resolviéndole la duda a continuación—. Peter es y sigue siendo el líder de los Niños Perdidos, y ahora yo soy la madre de todos ellos. Pero al poco de llegar nos llevamos un buen susto. Un hombre terrible apareció y casi nos roba la juventud a todos.

—En Nunca Jamás los niños nunca crecemos.

—¡Eso es! Pero unos chicos nos ayudaron, aunque ya no les recuerdo.

―¿No crecéis? Vaya ―Hana estaba sorprendida. ¿No era eso muy parecido a la inmortalidad? Tuvo la sensación de que se le estaba escapando algo, aunque no le dio muchas vueltas―. ¿Tú tampoco ahora que estás aquí, Wendy? ―¿Hana tampoco crecería si se quedaba allí? No sonaba nada mal―. ¿Y de verdad crees que todo ese rollo materno es una aventura?

¡Menuda loca!

El camino les llevó hasta un enorme árbol en mitad de la jungla, lleno de cavidades y con la suficiente retorcida forma como para formar parte de algún especial de Halloween. Cerca de él, había otro niño disfrazado de conejo, obviamente compañero de los otros dos. Osezno se separó de Hana para reunirse con él, acto que no dejó indiferente a la aprendiza. Aún sentía la manita del pequeño en la suya.

—¿Ya habéis llegado? ¿No les habéis encontrado todavía?

—No, Conejo, no hay rastro de ellos.

La breve conversación entre ambos despertó inmediatamente la curiosidad de Hana. ¿Encontrado? ¿A quiénes?

—Este es nuestro hogar. Y si no hubiese sido por Peter Pan, yo nunca hubiese estado aquí. Pero hay algo que me lleva preocupando un tiempo… —mencionó, sin llegarle a contar el qué— ¡Oye, ¿te gustaría conocer a Peter!? Aunque igual nos puedes ayudar a buscar a Zorrillo y John, que desaparecieron ayer cuando fueron en busca de Campanilla. Pero si quieres descansar un rato aquí, eres bienvenida.

Qué espanto vivir en aquel árbol. Sin embargo, al aproximarse a la entrada, Hana comprobó que el interior parecía realmente confortable. E infantil, lo que le sacó una pequeña sonrisa. Ni siquiera se dio cuenta de que era la primera vez que esbozaba una en mucho tiempo.

Sin embargo, rechazó la propuesta de Wendy de descansar. Había ido a Nunca Jamás a una misión, para buscar un tesoro. ¿Qué era? ¿Por qué lo quería Ronin? Pues no lo sabía y, la verdad, no podía importarle menos. Que lo buscara él si tanto lo ansiaba. A Hana le gustaban muchísimo los tesoros, pero como sabía que aquel tendría que entregárselo íntegro al mandamás, no estaba tan interesada. Como mucho, curiosa por qué sería.

Ronin y el resto de aprendices se encargarían de buscarlo. Ella, por otro lado, podía ir un poco por libre.

―Peter puede esperar ―le dijo a Wendy―. Zorrillo y John, no. ¿No estás asustada de que les haya ocurrido algo si desde ayer no sabéis nada de ellos? ―Como fueran niños de edad similar a la de Osezno, Mofeta y Conejo, ¡era para matarla! ¿Qué iban a hacer ellos por su cuenta, con los sincorazón campando por ahí?―. Vamos a buscarlos. ¿Dónde crees que pueden estar? ¿Hacia dónde nos dirigimos? No conozco mucho este lugar.

Echó una mirada de reojo a los niños, acercando la cabeza con la de Wendy.

―Y ellos se quedarán, ¿no? Es demasiado peligroso ―le susurró. No iba a ir en busca de más niños llevándose la cuadrilla completa, a su modo de ver―. Invéntate algo, como que tienen que defender la base de los niños malos.

En cuanto Wendy le hubiera respondido, y con los niños o sin ellos (preferentemente sin, porque significaba tener que protegerlos de nuevo durante el camino), se pondría en marcha en la dirección que la niña le indicara. Según había mencionado, John era uno de sus hermanos, por lo que aún le seguía pareciendo extraño que no estuviera harto preocupada.

Eso le recordó a lo que había mencionado antes de invitarle a Peter. En aquella historia, había algo más que no le había contado.

―Wendy ―le increparía directamente durante el camino―. ¿Qué te preocupa? ¿Algo sobre Peter y estar aquí…? ―le recordó, por si lo había olvidado.

En el caso de que los niños insistieran en ir con ellas y Wendy no los disuadiera, Hana les advertiría que no podían separarse del grupo ni ponerse en peligro. No quería sonar como una madre, ¡ni mucho menos!, pero ya se había prometido que no permitiría que les ocurriera nada. Sobre todo al gordinflón.

por **Tsuna** » Mié Feb 18, 2015 12:02 am

Light
―Gracias por la invitación, pero creo que iré tirando por mi cuenta.

―Pues es una pena. Seguro que a los chicos les hubiese gustado aprender algo de ti y del chucho que te acompaña. Les hace falta ―y se cruzó de brazos, antes de volver definitivamente―. Iré a preparar las cosas, nos veremos más tarde allí. ―y marchó volando hacia la cima del acantilado, dejando tras de sí la característica estela de polvo dorado

Light por su parte no tuvo mayores problemas para alcanzar lo alto del peñasco. Desde la playa se abría un camino entre las rocas, claramente esculpido por la naturaleza, y el cual ascendía durante un buen rato, atravesando incluso las cascadas de agua por unas pequeñas cuevas. En su interior Light era libre de tocar el agua que caía, incluso refrescarse si así lo quería.

Y una vez en la cima, por supuesto, se aventuró en la jungla directo a la Isla de la Calavera. Tendría que atravesar parte de la isla y aproximarse a la zona montañosa en la que, supuestamente, se había perdido Ronin. ¿Qué había sido del maestro, además? ¿Estaba de verdad investigando por su cuenta ese famoso tesoro? De Peter Pan ya no había rastro alguno, y en determinado momento, en la soledad de Nunca Jamás, acompañado únicamente por el silbido del viento y el cantar de los pájaros, tanto Light y su mascota ―si iba con él por supuesto―, notarían una presencia a sus espaldas. Una presencia peligrosa.

—¿Persigue Tierra de Partida el tesoro también? Qué sorpresa.

Spoiler: Mostrar

Light podría haberla conocido en alguna ocasión, y de ser así, se daría cuenta de que se trataba de la maestra Nanashi. La actual líder de Bastión Hueco, la facción enemiga con la que estaban en guerra.

—Responde, o no tendré contemplaciones contigo. —y esperó la respuesta del aprendiz, silenciosa. Con una frialdad inusual en sus palabras. Desde lo sucedido en La Red la maestra había adoptado una actitud mucho más siniestra

Independientemente de si Light respondía o no, si decidía atacarla o no —cosa que no surtiría efecto por una poderosa barrera que protegía a la mujer—, o si directamente salía huyendo sobre su mascota. Nanashi asentiría con una sencilla y tajante palabra.

—Comprendo.

No hubo posibilidad alguna para el aprendiz. La mujer invocó su Llave Espada y un fuerte estallido de luz lo dejó inconsciente, tanto a él como a su mascota, en el sitio. Todo se volvería negro en cuestión de segundos.

Freya

Spoiler: Mostrar

Freya decidió no abandonar el barco, pese a todo. Quería salvar a la pequeña Campanilla, aquella hada atrapada en las garras de Garfio sin posibilidad de huir, en lugar de acudir a donde Peter y acabar con él, tal y como el capitán se lo había ordenado. La aprendiza se situó al lado de John Darling y le sujetó por uno de sus hombros.

—Escucha... Salid de aquí los dos e id a un sitio seguro. Con Peter ¿No? Yo... Debo hacer unas cuantas cosas más aquí. Tened cuidado ¿Vale? Espero que nos volvamos a ver.

El niño la observó perplejo. Él había sido testigo del trato que había hecho Freya y su maestra, Nanashi, con el capitán Garfio y su tripulación, y aun pudiendo cumplir con su acuerdo, había decidido dejarlo de lado por razones que escapaban a su comprensión. John se encogió de hombros, claramente preocupado por la seguridad de la muchacha.

—Está bien, pero no te arriesgues mucho. Garfio puede ser muy peligroso cuando quiere. Y no te enfrentes a él, ¿vale? El único que puede hacerle frente es Peter, y es por eso que normalmente estamos a salvo…

—Tss, eh, John, Freya, ¿qué estáis haciendo? Hay que darse prisa. —susurró Zorrillo desde el agujero de la pared, preocupado por su tardanza

John suspiró con resignación y se dio media vuelta, despidiéndose de ambas. Una vez quedasen a solas, la mujer miró con desconcierto a Freya mientras se acercaba a la única puerta que daba al interior del barco.

—Hay algo aquí que me interesa conseguir antes de partir. Garfio tiene un hada, Campanilla, y me apetece recuperarla. Después si quieres, podemos ir a por el tesoro. Soy Freya.

—Freya, puedes llamarme Fran —la mujer abrió levemente la puerta para echar un vistazo al pasillo situado al otro lado, ignorando el gesto que le había hecho la chica—. No hay nadie por aquí ahora. Somos afortunadas —y tras abrir la puerta de par en par, miró a la aprendiza—. ¿Quieres recuperar un hada? Está bien, te ayudaré portadora. Pero después yo iré al almacén del barco, donde posiblemente se encuentre lo que estamos buscando. —si Fran hablaba por ellas dos, Freya no podría saberlo

Ambas salieron de la estancia oscura con cuidado, pero no sin antes de que Fran aplicara un hechizo Cura sobre la muchacha. No encontraron, sin embargo, a ningún pirata por allí.

—Si la tiene Garfio, posiblemente la tenga bajo vigilancia constantemente. Lo lógico sería acudir al camarote del capitán.

El camarote del capitán… Allí es donde Freya había hecho el trato con el pirata y su tripulación. Tenían que subir bastantes plantas, y el interior del navío podía parecer un auténtico laberinto. Pero para su fortuna no encontraron ningún pirata en su camino. ¿Dónde se habían metido todos? Como fuera, en cierto punto ambas subieron por una trampilla hasta alcanzar el camarote donde… tampoco había nadie.

—Esto es muy extraño. ¿Acaso…?

Las orejas de Fran se erizaron y, en alerta, abrió la puerta que daba a la cubierta, por la que anteriormente había entrado la propia aprendiza acompañada de su maestra. Si Freya la seguía, encontraría una escena de lo más peculiar...
Light y Freya

Spoiler: Mostrar

Poco a poco Light fue recobrando la conciencia, y lo primero que pudo sentir fue un fuerte dolor de cabeza, así como un profundo olor a mar. Además… ¿Se estaba balanceando? No él, pero si el barco en el que se encontraba. Estaba completamente atado de manos y pies por unas fuertes cadenas, tirado en el suelo. De momento no podía escapar.

—Aquí tiene, capitán.

—¿Qué se supone que es esto? ¿¡Una broma de mal gusto!? —y la amenazó con su peligroso garfio

Alrededor del aprendiz se conglomeraba una enorme cantidad de piratas, y frente a él Nanashi discutía con un hombre vestido de rojo, de peculiares bigotes y un garfio por mano. Por las palabras de la maestra, debía tratarse del capitán.

—Está aliado con Peter Pan. Yo misma he sido testigo de ello. Puede hacer con él lo que le plazca, pero con esto ya hemos cumplido el trato. Ahora debe ayudarnos usted a nosotros.

El capitán vaciló con una sonrisa pícara. ¿De qué estaban hablando? Light no tendría ni idea, pero Freya en cambio, la cual si había seguido a Fran se estaría asomando ahora desde el camarote sobre su cabezas, sí podía tener una ligera idea.

—Ha sido esa grumetilla de agua dulce la que ha dejado escapar a los prisioneros. ¿Por qué debería fiarme de vosotros ahora? Esto no es ningún juego de niños. ¿¡Qué parte de pedir la cabeza de Peter Pan no ha quedado clara!?

Nanashi se intentó mostrar serena ante el grupo de corsarios, los cuales observaban en silencio la escena. Esta miró de reojo a Light durante unos instantes, y decidió remarcar.

—Si de verdad Freya ha optado por eso, sus razones tendría. No hemos traicionado su confianza en ningún momento, capitán. Nuestra parte del trato está hecha, no hay más que hablar.

Garfio bufó por lo bajo, todavía intentando negarse a cumplir su parte del supuesto trato. Fue entonces cuando se fijó mejor en Light y, sonriente, alzó su cabeza con el borde del garfio.

—Pues más te vale conocer a Peter Pan si no quieres alimentar a los tiburones en vano, muchacho.

Nanashi no tuvo ningún reparo en marcharse de allí bajando a tierra firme, dejando a Light a merced de los piratas. Nada más la ataba al trato que había hecho con los piratas. El capitán subió las escaleras hasta ir a la zona del timón, sus subordinados por otra parte izaron las velas y el barco puso rumbo a través del mar… Hacia Nunca Jamás. Otros en cambio comenzaron a preparar una enorme tabla. Si el aprendiz había leído sobre historias de corsarios, sabría perfectamente el destino que le esperaba.

Nadie entró en el barco, así que tanto Freya como Fran tenían toda la libertad que quisieran. Al lado de Light se encontraba una mesa de madera sobre la cual descansaba un mapa de Nunca Jamás, unas llaves y la lámpara con Campanilla en su interior. Al aprendiz de Tierra de Partida, en cambio, le habían quitado todas sus pertenencias. Las cuales estarían en el interior del navío. ¡Tenía que recuperarlas, y Freya salvar a Campanilla! Pero era prácticamente imposible pasar por ahí sin que nadie les viera. Había numerosos barriles de gran tamaño por la cubierta, pero aun así...

—¿Se te ocurre alguna idea? Ellos piensan que te has marchado de aquí. —le comentó Fran a Freya, todavía desde la puerta, observando fijamente la mesa en la que reposaba el hada capturada

Spoiler: Mostrar

Jeanne

Spoiler: Mostrar

Estaba claro que si el famoso pirata del aire no sabía nada sobre el tesoro, no iba a entablar conversación con él. Jeanne en cambio se fijó en la otra sirena, que se mantenía apartada del grupo y con cara de pocos amigos. Ésta nadaba sin rumbo fijo, observando desde la distancia la situación que se daba con el hombre. Pero sería la aprendiza la que captaría toda su atención al aproximarse sobre las peligrosas rocas; resbaladizas.

—Vaya ego, ¿verdad? Y no parece importarle a esas de allá. Al menos tú pareces más inteligente.

La sirena le frunció el ceño, claramente disgustada por su último comentario, pero no dijo nada.

>>¿A qué se referirá con tesoro?

—El tesoro… es peligroso. Solo yo sé dónde está. Debéis dejar de buscarlo.

Y la sirena saltó desde dónde se encontraba, pasando sobre Jeanne y empapando sus ropas. Al menos la chica pudo ver el cuerpo entero de la sirena a pocos centímetros de sus ojos. Una auténtica maravilla digna de un cuento.

>Esos monstruos no paran de entrar en ese sitio; está repleto de Oscuridad. Si no queréis acabar mal marchaos de aquí ya. Vuestra insistencia acabará con Nunca Jamás.

La sirena esperó una respuesta de Jeanne, para finalmente gritar:

—¡Qué os marchéis!

—¿Y qué sentido tendría buscar un gran tesoro si no hay peligros de por medio, sirenita? —comentó de pronto una voz desde detrás de Jeanne

Si la aprendiza se daba la vuelta se encontraría con el pirata del aire frente a ella. ¿Y las otras sirenas? ¿Qué había pasado con ellas? Pues… estaban todas durmiendo. La sirena al darse cuenta de esto último enfureció y gritó, golpeando la roca con ambas manos.

—Tranquila, no les ha pasado nada. Se despertarán dentro de un rato. ¿Pero qué hay de ti? Parece que sabes más de lo que aparentas —y se fijó entonces en Jeanne, que podría haberle dicho algo o no al hombre—. ¿Um? ¿Andas tú también detrás del tesoro? Bonita forma de hacerme la competencia. ¿Y ese mapa que llevabas antes? ¿Acaso me estabas buscando para algo? —y le sonrió, divertido

Había pillado a Jeanne con todas las de la ley. El hombre se adelantó y a sus espaldas se pudo ver una gran arma de fuego, sin duda, se trataba de un hombre peligroso… a su manera. No parecía tener nada de temible, pero tampoco se trataba de alguien inofensivo.

Y fue en ese despiste cuando algo agarró fuertemente a Jeanne por detrás, jalando de ella…

—¡Ya la tengo, Smee!

¡Jeanne había sido capturada por piratas! Numerosos corsarios salieron del agua y de detrás de las rocas, amenazando al pirata del aire con sus espadas y sus rifles. Mientras, la aprendiza era capturada por uno de ellos, bastante fuerte, hasta que la llevó a una barca con otro pirata más regordete y bonachón.

—¡E-estupendo! ¡El capitán estará orgulloso! —y se encaró al hombre de buen ver— E-escúchame bribón, ¡entrega todo lo que nos has robado y la dejaremos ir! Si no…

Y el hombre que tenía apresada a la chica le colocó la espada en el cuello, aunque sin llegar a hacerle daño.

—Lo que me toca soportar. —comentó tras un suspiro, sin llegar a hacer nada

¿Estaría Jeanne dispuesta a dejar al hombre libre a cambio de ser capturada, o le intentaría convencer? Éste no estaba por la labor de mover un dedo. A lo lejos, además, podía ver un enorme galeón pirata de color rojo acercándose a la zona, cerca de una enorme isla con aspecto de Calavera.

Spoiler: Mostrar

Hana
―Peter puede esperar. Zorrillo y John, no. ¿No estás asustada de que les haya ocurrido algo si desde ayer no sabéis nada de ellos?

Wendy dudó por unos momentos, mostrándose confusa ante la pregunta de Hana. Lo más normal en aquel mundo era perderse por Nunca Jamás a vivir aventuras, pasar un par de días fuera de la casa del árbol no era ningún problema allí.

—Pues…

―Vamos a buscarlos. ¿Dónde crees que pueden estar? ¿Hacia dónde nos dirigimos? No conozco mucho este lugar.

Wendy suspiró, pensativa por las tantas pregunta que le había lanzado Hana de golpe.

—La verdad es que no se me ocurre ningún sitio. Ya hemos buscado por la selva pero nada. Teníamos pensado ir a la Laguna de las Sirenas, aunque… No me trae buenos recuerdos ese lugar. ―comentó con una mueca de disgusto

―Y ellos se quedarán, ¿no? Es demasiado peligroso. Invéntate algo, como que tienen que defender la base de los niños malos.

Aquello sí sorprendió a la niña, que miró perpleja a Hana. ¿Qué era de una aventura si no la disfrutaban entre todos? ¿Por qué tenía que inventarse algo y dejarlos de lado? ¿Por los niños malos, o Sincorazón? Y Hana finalmente le lanzó la pregunta más importante; pregunta que Wendy no respondió.

―Wendy. ¿Qué te preocupa? ¿Algo sobre Peter y estar aquí…?

Antes de recibir respuesta alguna, Osezno salió corriendo de la casa del árbol entusiasmado. Detrás de él, por los agujeros del tronco, surgieron dos niños más.

Spoiler: Mostrar

—¡Mirad chicos, es nuestra nueva madre! —comentó el osito de pronto agarrando una mano a Hana y zarandeando esta con entusiasmo

—¡Nuestra nueva madre!

—¿Nos leerás cuentos antes de dormir también?

Los dos muchachos se abalanzaron prácticamente sobre Hana, invadiendo su espacio personal pero sin llegar a tocarla. Wendy rió divertida y se acercó al grupo, intentando separarlos.

—No chicos, no es una nueva madre. Se llama Hana, y ha venido a ayudarnos —y la presentó con ambas manos. Los Gemelos se entristecieron, y la niña intentó poner remedio rápidamente—. Puede ser muy peligroso, ¿sabéis? Por eso me gustaría que os quedáseis aquí a vigilar la casa del árbol. Nosotras iremos a buscar a John, Zorrillo y Campanilla, ¿vale?

—¡Jo, no te vayas! ¡Estábamos ideando un nuevo juego entre los dos!

—¿Qué gracia tiene un juego si mami no puede jugar con nosotros?

—A ver, a ver, volveré en un rato. Y seguro que Hana estará encantada de acompañarnos —y miró de reojo a la aprendiza, buscando su aprobación para calmarlos—. Así que portaos bien, ¿eh?

Dicho eso, Hana y Wendy pusieron rumbo hacia la Laguna de las Sirenas que habían mencionado, cuando la última se recuperase un poco de la carrera claro. Caminaron un rato durante la jungla sin encontrar nada, ni siquiera había rastro de los Sincorazón. Pero sí pasaron al lado de un claro abandonado al pie de la montaña, donde ambas pudieron contemplar una enorme puerta de oro puro —bastante sucia y casi devorada por la naturaleza— cerrada a cal y canto. Ni siquiera tenía cerradura, así que era imposible abrirla. Por el suelo había un rastro de pisadas. Si Hana tenía buena memoria sabría que pertenecían a Ronin, y que debía andar por allí, o al menos pasó hace poco.

—Nunca hemos averiguado a dónde lleva esta puerta, la verdad. Sólo Peter sabe de su existencia, y una noche me trajo aquí para que yo misma la viera.

Y miró entonces a Hana, preocupada.

—Hana, antes me has preguntado sobre lo que me preocupa. Supongo que no puedo esconderlo más tiempo. Verás, hace ya mucho que no visito Londres, y no sé absolutamente nada de mis padres ni de mi familia. He vivido aquí aislada con mis hermanos, Peter, y los Niños Perdidos. Pero me gustaría volver —y bajó la cabeza, claramente afectada—. Y posiblemente Peter no lo quiera aceptar.

El sonido de las hojas cayendo por el viento rompió el silencio del bosque. ¿Sería bueno continuar, investigar la misteriosa puerta, o seguir hacia La Laguna de las Sirenas? También podía apoyar a Wendy en su decisión. Quedaba en manos de Hana.

Spoiler: Mostrar

por **Light** » Mié Feb 18, 2015 10:35 pm

Light y Gaomon ascendieron por el camino natural que les llevaría a la cima del risco. Pasaron cerca de las cascadas que descendían por la gran roca, e incluso tuvieron la oportunidad de refrescarse. El aprendiz estiró los brazos y formó un cuenco con sus manos para reunir un poco de agua y humedecerse la cara.

Tras la subida se detuvo un momento para descansar y disfrutar de las increíbles vistas. Fue entonces cuando sacó el mapa del tesoro: gracias a éste se orientaría. Después, se internó en la espesura sin más dilación y comenzó a avanzar por la jungla. Consciente de que se podía perder fácilmente, siguió una dirección fija ―hacia la zona montañosa y la Isla de la Calavera― y no se desvió en ninguna intersección.

«Espero que no nos perdamos».

Entonces, Light tuvo la incómoda sensación de que les estaban observando.

―Light.

Por alguna razón, el eidolon se detuvo en seco. Había detectado antes que él aquella presencia y se había volteado.

—¿Persigue Tierra de Partida el tesoro también? Qué sorpresa.

Era innegable un hecho, y es que aquella voz le resultaba familiar. Lentamente, Light se giró también y lo que se encontró… no le hizo ninguna gracia.

Nanashi, Maestra de Bastión Hueco, una traidora.

«Es una broma, ¿verdad?».

Nunca se hubiera imaginado que Bastión Hueco se encontraba allí. Tragó saliva y dio un par de pasos hacia atrás, algo intimidado —era consciente del peligro que suponía aquella Maestra—. Apretó los dientes y observó a la mujer con el ceño fruncido. Enmudecido, se limitó a mantener el contacto visual con ella.

«¿Saben del tesoro? ¿Saben que lo estamos buscando? ¿Ha estado siguiéndonos todo este tiempo?», se preguntaba, nervioso. Light ocultó con rapidez el pergamino que indicaba la posición del tesoro, guardándolo en un bolsillo del interior de su kimono.

Agarró con más fuerza su Llave Espada, en guardia. El eidolon, protector, se interpuso entre los dos Portadores, mostrándole sus colmillos a la traidora.

—Responde, o no tendré contemplaciones contigo —amenazó.

—No sé de qué hablas —declaró con una mueca de extrañeza en el rostro, haciéndose el sorprendido. Por nada del mundo iba a contarle sobre la misión, debía alejar a Bastión Hueco del tesoro e impedir que se hicieran con él: podía resultar peligroso en sus manos.

«Tengo que huir».

—Comprendo.

Debía huir, en efecto. No obstante, Nanashi seguía siendo una Portadora mucho más fuerte que él, dudaba que le dejara escapar fácilmente.

Tenía que intentarlo de todos modos. Light despegó los pies del suelo y empezó a correr en dirección opuesta a Nanashi, mientras que su mascota bloqueó el paso a la mujer. La huida podría haber tenido éxito de no ser por el conjuro que les dio de lleno: una explosión luminosa que no pudieron esquivar de ninguna manera. El tremendo Poder Mágico de la Maestra les superaba, así que se desvanecieron inmediatamente.

***

«¡Despierta!».

Light recuperó la conciencia gracias a la insistencia de su mascota desmaterializada. ¿Seguía en Nunca Jamás? Lo dudó al principio por el balanceo constante y el olor a mar que no tenía nada que ver con el de la jungla de antes.

Emitió un leve quejido. De poder usar sus extremidades libremente, se hubiera llevado la mano a la frente: le dolía la cabeza. Por alguna razón no podía moverlas, algo se lo impedía. Cuando abrió los ojos se dio cuenta de que estaba encadenado. También se percató de que se encontraba en la cubierta de un barco.

—Aquí tiene, capitán.

—¿Qué se supone que es esto? ¿¡Una broma de mal gusto!?

«¡Maldita!», qué mala suerte había tenido al encontrarse a una Maestra del bando opuesto. ¿Ahora qué iba a ser de él? Light forcejeó con las cadenas desesperadamente para romperlas, en balde. Tendría que esforzarse mucho más.

A pesar de que sus extremidades estaban atadas y no podía separarlas, hizo todo lo posible por ponerse de pie (o al menos, de rodillas). Intercambió rápidamente miradas con Nanashi y el hombre que hablaba con ella mientras les mostraba los dientes.

Por las pintas de la gente que había a su alrededor, podía suponer que estaba en un barco pirata: el mismo galeón que había visto desde el acantilado de la playa. Analizó el escenario y buscó la característica vela de la calavera que todo barco pirata mostraba para comprobar que en efecto se encontraba en uno.

—Está aliado con Peter Pan. Yo misma he sido testigo de ello. —Aquello le confirmó que había estado espiándole desde que se encontró a Peter en la playa—. Puede hacer con él lo que le plazca, pero con esto ya hemos cumplido el trato. Ahora debe ayudarnos usted a nosotros.

«¿Trato?», miró al pirata que tenía un garfio por mano, interesado en ese supuesto pacto que habían hecho. Se preguntaba qué demonios tenía que ver él con toda aquella locura.

—Ha sido esa grumetilla de agua dulce la que ha dejado escapar a los prisioneros. ¿Por qué debería fiarme de vosotros ahora? Esto no es ningún juego de niños. ¿¡Qué parte de pedir la cabeza de Peter Pan no ha quedado clara!?

El resto de corsarios guardaron silencio mientras Nanashi se mantenía serena.

—Parece que te has equivocado de persona —Light esbozó una sonrisa maliciosa y deseó con todas sus fuerzas que su captura no le sirviera de nada.

—Si de verdad Freya ha optado por eso, sus razones tendría. No hemos traicionado su confianza en ningún momento, capitán. Nuestra parte del trato está hecha, no hay más que hablar.

La respuesta de Nanashi no pareció satisfacer demasiado al pirata. El hombre bigotudo centró intensamente su mirada en Light y éste puso cara de pocos amigos.

—Pues más te vale conocer a Peter Pan si no quieres alimentar a los tiburones en vano, muchacho.

—¿Tiburones? —Desvió la mirada hacia los hombres que estaban preparando una tabla de madera.

Se mordió el labio inferior. Tenía que buscar una forma de escapar, antes de que llegara el momento de pasear por la tabla.

«Espera, en realidad puedo escapar cuando quiera», concluyó, mucho más relajado. No necesitaba sus extremidades para huir de allí, le bastaban las alas luminosas de su nexo-D con Nadhia. «¡Mierda, la katana!», advirtió que no solo le habían arrebatado su arma, los otros objetos que llevaba consigo también. Aunque podía escapar de allí sin complicaciones, no tenía intención alguna de dejar sus pertenencias en un barco pirata. Tampoco iba a contarles nada sobre Peter.

¿Pero qué tendría que ver él con los piratas? ¿Por qué querían su cabeza? Si era solo un niño...

En ese momento, Nanashi y el capitán del barco pirata se alejaron de él. Que la primera dejara la embarcación le satisfaría en gran medida: cuanto más lejos estuviera mejor.

«Me pregunto dónde están mis cosas… », se giró hacia múltiples direcciones, esperando encontrarlas sus pertenencias en algún sitio. Solamente dio con un mapa, unas llaves y un hada dorada que llamó bastante su atención.

Desgraciadamente sus objetos no parecían estar en la cubierta, tendría que mirar dentro del barco. ¿El problema? Con aquellas cadenas no iba a llegar muy lejos, debía librarse primero de éstas. Pero no resultaría nada fácil hacer esto delante de aquella tropa de piratas.

Si pudiera distraerlos de alguna manera...

«Déjame distraerles, me será muy fácil».

«¿Estás seguro?».

Su mascota insistió y el Portador finalmente cedió. Le preocupaba el estado del eidolon tras aquel ataque despiadado de Nanashi, pero no se le ocurría mejor distracción que su perro gigante de color azul.

Mientras esperaba a que Nanashi se alejara del todo —la quería bien lejos por motivos obvios—, buscó con la mirada una puerta que le permitiera internarse en el barco. Para liberarse de las cadenas ya había pensado un conjuro ideal y también tenía un cebo preparado: ya solo quedaba ejecutar el plan.

Tomó una bocanada de aire y le dio la orden finalmente a Gaomon.

«Con diez segundos tendré más que suficiente. Empecemos».

Spoiler: Mostrar

Se hizo un llamativo destello y el can se materializó de improvisto, en su Forma cabalgadura. Aprovechando la distracción que su aparición suponía, efectuó el conjuro de invisibilidad Tenue sobre su invocador y seguidamente cargó violentamente contra el corsario más cercano a su posición. Tras su primer ataque, rugió con fiereza y siguió creando el caos en la cubierta. Se defendería con mordiscos y placajes, procurando que no le rodearan con el fin de recibir el menor daño posible.

Mientras tanto, el joven invisible pediría prestada una habilidad de Xefil gracias a su nexo-D: la Elusión Mágica. La magia afín a espacio le permitiría moverse a otra posición, cercana a una puerta a ser posible. Además, intuía que si disolvía su propio cuerpo por un momento abandonaría aquella prisión de cadenas que tanto le molestaba, dejándola atrás.

Tras el teletransporte, correría —si sus pies estaban liberados, en caso contrario avanzaría dando saltos— hacia la puerta y la atravesaría; de manera disimulada a ser posible, abriéndola lentamente, lo justo para poder pasar con su delgado cuerpo. Ignoraría las llaves y el pequeño ser atrapado en la lámpara: él ya tenía una Llave Espada capaz de desbloquear cerraduras y aquella hada no tenía nada que ver con él (ni siquiera sabía que la habían secuestrado).

Y después, una vez dentro, avanzaría rápidamente por el interior del barco hasta dar con sus pertenencias perdidas. Gaomon, consciente de que estaba herido, desaparecería mágicamente de la cubierta una vez transcurrido el tiempo que le había dado su invocador, diez segundos.

Spoiler: Mostrar

por **Crystal** » Jue Feb 19, 2015 12:19 am

Spoiler: Mostrar

—Freya, puedes llamarme Fran —pasó completamente de mi gesto y se dedicó a abrir la puerta para echar un vistazo al otro lado—. No hay nadie por aquí ahora. Somos afortunadas —acabó de abrir la puerta completamente—. ¿Quieres recuperar un hada? Está bien, te ayudaré portadora. Pero después yo iré al almacén del barco, donde posiblemente se encuentre lo que estamos buscando.

Asentí con la cabeza. Fran me curó y ambas salimos de aquella estancia. Para mi sorpresa, y probablemente la de ella también, no había ningún pirata. Ni uno.

—Si la tiene Garfio, posiblemente la tenga bajo vigilancia constantemente. Lo lógico sería acudir al camarote del capitán.

—Está bien. Vayamos con cuidado.

Se me erizó la piel. Aquel camarote es de donde acababa de salir, y solo lo había abandonado para volver a entrar. En todo momento seguí a Fran, y no me alejé de ella por si había algún problema. Pero no lo hubo. Porque no había nadie. Ni un alma. Acabamos subiendo por una trampilla que daba al camarote. Y no, tampoco había nadie. Estaba empezando a ponerme nerviosa. ¿Qué clase de broma era aquella?

—Esto es muy extraño. ¿Acaso…?

Fran se puso en alerta, y abrió otra puerta. Sin dudarlo, volví a seguirla.

—Aquí tiene, capitán.

Aquella voz era inconfundible. Me asomé un poco más y confirmé mi teoría; Nanashi estaba allí.

—¿Qué se supone que es esto? ¿¡Una broma de mal gusto!? —y Garfio también, por supuesto.

Cerca de Nanashi y Garfio descubrí que había otra persona; un joven desconocido estaba allí, encadenado, inmóvil. Sentí un poco de pena por él.

Por no hablar de todos los piratas que no estaban dispersos por el barco, sino haciendo guardia ahí.

—Está aliado con Peter Pan. Yo misma he sido testigo de ello. Puede hacer con él lo que le plazca, pero con esto ya hemos cumplido el trato. Ahora debe ayudarnos usted a nosotros.

Nanashi estaba cumpliendo la parte del trato como le parecía, pero era una buena estrategia. Deseé por un momento que Garfio se conformase con aquel chico y pudiésemos avanzar con la búsqueda del tesoro.

—Ha sido esa grumetilla de agua dulce la que ha dejado escapar a los prisioneros. ¿Por qué debería fiarme de vosotros ahora? Esto no es ningún juego de niños. ¿¡Qué parte de pedir la cabeza de Peter Pan no ha quedado clara!?

Me había pillado de lleno. Y encima tampoco aceptaba el trato de la Maestra. Aquello no iba bien.

—Parece que te has equivocado de persona

—Si de verdad Freya ha optado por eso, sus razones tendría. No hemos traicionado su confianza en ningún momento, capitán. Nuestra parte del trato está hecha, no hay más que hablar.

Garfio bufó, pero cuando volvió a mirar al chico, pareció sonreír.

—Pues más te vale conocer a Peter Pan si no quieres alimentar a los tiburones en vano, muchacho.

La Maestra abandonó el barco sin pensárselo mucho. Garfio se dirigió arriba y todos los demás empezaron a izar las velas. Habíamos partido. Reparé en unos cuantos piratas que empezaron a preparar una enorme tabla. ¡Igual que en los libros! ¡Aquel muchacho iba a ser lanzado! Y como había mencionado Garfio antes, habría tiburones esperándolo.

En aquella sala había una mesita, donde había varias cosas, pero lo más importante: ¡Allí estaba Campanilla! Y Garfio no estaba cerca, por lo cual, era momento de acercarse y salvarla.

—¿Se te ocurre alguna idea? Ellos piensan que te has marchado de aquí. —comentó Fran.

Observé aquella escena. Esquivar a todos los piratas iba a ser difícil… pero no iba a lanzarme sin más para ser un blanco al que atacar. Sin embargo… Aquellos barriles…

—Tú sígueme. Con un poco de suerte no deberían vernos… En todo caso, si ves peligro, dispara.

Supuse que a Fran le parecería bien, y en cuanto encontrase la oportunidad, entraría sigilosamente e iría a esconderme tras el barril más cercano. Iría avanzando, siempre con mucho cuidado, y si veía que no era seguro, preferiría quedarme quieta antes de arriesgarme a seguir. Si finalmente llegaba hasta la mesita intentaría coger todo lo que había en ella: tanto el hada, como el mapa y las llaves, por si en algún momento lo llegaba a necesitar. En cuanto Fran hiciese alguna señal para avisar de que había vía libre, intentaría volver al interior del barco.

por **15nuxalxv** » Sab Feb 21, 2015 7:35 pm

Spoiler: Mostrar

Afortunadamente, conseguí llamar la atención de la sirena rezagada, que no parecía muy cómoda con mis palabras:

—El tesoro… es peligroso. Solo yo sé dónde está. Debéis dejar de buscarlo.

Iba a replicar, pero entonces saltó hacia el cielo, pasando por encima de mí (y empapándome, todo sea dicho). Miré asombrada su cuerpo híbrido, en el que dos seres tan dispares se mezclaban con perfecta armonía.

>Esos monstruos no paran de entrar en ese sitio; está repleto de Oscuridad. Si no queréis acabar mal marchaos de aquí ya. Vuestra insistencia acabará con Nunca Jamás.

Un sitio repleto de Oscuridad… Debía recordar aquellas palabras, pues no parecía que me fuese a ofrecer más información. Aun así, lo intenté:

—Nosotros… Sólo queremos acabar con esa Oscuridad, queremos salvar Nunca Jamás.

—¡Qué os marchéis! —exclamó, hastiada.

—¿Y qué sentido tendría buscar un gran tesoro si no hay peligros de por medio, sirenita? —La voz que surgió a mi espalda me sobresaltó un tanto, aunque antes de girarme ya sabía quién era.

Miré inconscientemente al lugar en el que había estado rodeado de sirenas. Y allí estaban ellas, pero… Inconscientes. La otra sirena gritó de furia, golpeando las rocas, al ver a sus compañeras en ese estado.

—¿Qué… Les has hecho? —pregunté, más impactada que enfadada.

—Tranquila, no les ha pasado nada. Se despertarán dentro de un rato. ¿Pero qué hay de ti? Parece que sabes más de lo que aparentas —Entonces, reparó en mi presencia, como si hubiese sido invisible todo ese tiempo—. ¿Um? ¿Andas tú también detrás del tesoro? Bonita forma de hacerme la competencia. ¿Y ese mapa que llevabas antes? ¿Acaso me estabas buscando para algo? —Dibujó una sonrisa socarrona.

Mierda. Ni siquiera había pensado qué iba a decirle exactamente en caso de que fuera él quien preguntara. El pirata dio un paso, y vislumbré un arma de fuego en su espalda. Recordé cuando Nono dijo que era peligroso. Tal vez exagerara un poco, pero… No era para nada un gatito indefenso.

Pero me olvidé rápidamente de eso, cuando noté como una mano me agarraba por detrás fuertemente. ¡Me había distraído demasiado!

—¡Ya la tengo, Smee!

Mierda, mierda, mierda, mierda...

Intenté zafarme, pero su agarre era demasiado fuerte para mí. Poco a poco, toda una tripulación de piratas surgió de todas partes: del agua, de detrás de las rocas...

Una emboscada… ¿Pero por qué? ¿Lo estarán buscando a él?

El corsario me llevó hasta una barca de madera (parecida a Odisea I, la embarcación que compartía con Bavol). Allí, había un pirata más regordete, con aspecto más simpático. Aunque los acontecimientos no eran muy apropiados para trabar conversación.

—¡E-estupendo! ¡El capitán estará orgulloso! —Pese a su aspecto, parecía estar al mando— E-escúchame bribón, ¡entrega todo lo que nos has robado y la dejaremos ir! Si no… —Le gritó al pirata del aire.

El hombre que me tenía apresado me acercó su acero al cuello. Mi barbilla se reflejó en él. Estaba afilado, sin lugar a dudas.

—Lo que me toca soportar —suspiró él, abatido.

Tenía que pensar rápido. Por supuesto, no iba a dejarme atrapar, aunque… ¿Conseguiría información si lo hacía? Entonces recordé las palabras de la sirena, el lugar oscuro… Y por su condición, tenía que haber agua en él. Entonces, vi un enorme galeón rojizo que se aproximaba a la Laguna, cerca de una isla con aspecto de Calavera.

Un lugar oscuro, con agua… ¡Podría ser! Y no pierdo nada por intentarlo… Aunque tengo que perderlos de vista.

Ahora la cuestión era escapar. Primero, haría un Electro sobre la mano que portaba la espada de mi opresor, esperando que la retirara por la impresión. Si no lo conseguía del todo, usaría una técnica más “tradicional”: una buena patada en la entrepierna. Una vez libre, usaría Doble Salto y Planeador para alejarme de allí, dirigiéndome en dirección a la Laguna. Si alguno se metía en mi camino, le respondería con un Flama Tenebrosa. Después, trataría de huir lo más rápido posible usando Necropatín.

Sabía que seguramente acabaría agotada por utilizar tantos hechizos seguidos, pero aquellos piratas no iban de broma. Antes de desaparecer, eché un último vistazo atrás, hacia la tripulación; y en concreto hacia el pirata del aire, esperando haber puesto la estupefacción en su bonita cara.

Spoiler: Mostrar

[País de Nunca Jamás] Nuestro tesoro

Re: [País de Nunca Jamás] Nuestro tesoro

Compartir En

Re: [País de Nunca Jamás] Nuestro tesoro

Re: [País de Nunca Jamás] Nuestro tesoro

Re: [País de Nunca Jamás] Nuestro tesoro

Re: [País de Nunca Jamás] Nuestro tesoro

Re: [País de Nunca Jamás] Nuestro tesoro

Re: [País de Nunca Jamás] Nuestro tesoro

Re: [País de Nunca Jamás] Nuestro tesoro

Re: [País de Nunca Jamás] Nuestro tesoro

Re: [País de Nunca Jamás] Nuestro tesoro

Re: [País de Nunca Jamás] Nuestro tesoro

Re: [País de Nunca Jamás] Nuestro tesoro

Re: [País de Nunca Jamás] Nuestro tesoro

Re: [País de Nunca Jamás] Nuestro tesoro

Re: [País de Nunca Jamás] Nuestro tesoro

¿Quién está conectado?