Re: [Evento Global] The End Is Where We Begin - Día 5
Publicado: Sab Abr 06, 2013 4:04 am
Curiosamente, en aquel mundo virtual, en aquel constante juego de supervivencia, las verdaderas naturalezas de sus jugadores salían a la luz, y parecía como si resultara más importante eliminar a los débiles que enfrentarse a un enemigo común. Así fue como mientras unos trataban de acabar con Shinju, otros se dedicaban a sus propias reyertas, lo que sin duda fue clave para provocar que la reaper saliera tan bien parada.
Hana había decidido usarse como cebo para provocarla y así lograr que sus compañeros acabaran con ella, pero no contaba primeramente con la idiotez de estos, y segundamente, con la astucia de la reaper, quien se había desprendido de sus Power-Ups para que de este modo la chica no pudiera encontrarla con su técnica. Entonces, ésta apareció por detrás de ella y con una extraña mágica, la convirtió en una copia casi idéntica de ella, buscando una clara consecuencia. Mickael, anodadado, observó como sucedía este fenómeno, pero por desgracia para la muchacha, el resto de sus compañeros no estuvieron tan atentos, por lo que confundieron inmediatamente a la jugadora con la reaper, y descargaron sus ataques más poderosos sobre ella sin dudar ni un sólo momento.
―¡Idiotas! ¡¿Qué demonios se supone que estáis haciendo?! ¡Es Hana! ¡Es vuestra compañera, no vuestra enemiga! ¿Acaso sois estúpidos? ¡Dejadla! ―gritó el hombre-rata enfurecido y claramente preocupado por su compañera, a la cual consideraba su amiga después de aquellos cinco días de constantes vivencias.
Quizás debería haberse preocupado más de sí mismo que de su compañera, pues al estar despistado, no pudo fijarse en la peligrosa amenaza que surcaba los cielos y que hacía descender sobre ellos el infierno en forma de rocas, y una de ellas apuntaba directamente hacía el joven roedor. Apenas se dió cuenta de ello, trató de moverse, pero era demasiado tarde y su cuerpo, claramente debilitado por la fogosa batalla, no le respondía. Su final había llegado en aquel momento, lo quisiera o no, sólo un milagro podría salvarle, y estaba claro que eso no iba a ocurrir. Al ratón no le quedaba pues, más que aceptar el fin de su existencia, real o virtual...
Y entonces el tiempo se paró...
Quizás tan sólo fueron un par de segundos los que tardó en ser aplastado y complematemente eliminado el cuerpo del hombre-rata, pero a él se le hicieron eternos, por última vez en su corta vida, sus neuronas trabajarona destajo, procesando a una velocidad de vértigo. Primero se negó a aceptarlo, el simple hecho de que fuera a morir, no le cabía en la cabeza, su meta era sobrevivir, no era una opción, era una obligación, un deber, su única posibilidad. No existía nada más que la supervivencia, y aunque lo había dado todo, había confiado en sus instintos de animal, ahora así, tan fácilmente, de buenas a primeras, por cosas del destino, ¿iba a morir de repente? No podía entenderlo, ni aceptarlo.
Podría ser cierto que aquella vida que él tenía no tuviera más que 5 días y entonces le parecía injusto que se le hubiera permitido vivir tan poco tiempo, que se le hubiera permitido sentir tan pocas cosas, experimentar tan pocas experiencias, le parecía injusto y cruel que si él era una copia de otro, no pudiese haber tenido la oportunidad de ser alguien, una persona totalmente distinta. En general le parecía despiadado e inhumano el hecho de que no se le hubiese dado aquella oportunidad.
¿Y si él era el Mickael de verdad? Bueno, entonces quizás no era tan cruel la cuestión, pues había logrado su objetivo de vengar a Daichi y expiarse por la muerte de Sam, ¿o acaso la muerte de Alexis no era suficiente para paliar aquellas dos pérdidas? Si, lo era con creces. Hubiera sido mucho más doloroso haber muerto a manos de Alexis o sin haber conseguido destruirla, así, por lo menos, había logrado su objetivo, ¿pero era el único que poseía? No, y por ello su muerte seguía siendo injusta en ese caso, pues aún quería visitar miles de mundos, aprender miles de técnicas y conocer todos los secretos que aquel universo guardaba para él.
Mirase como lo mirase, no era justo que aquella roca tuviese que caer en aquel lugar, acabando con su existencia. Al menos, al menos le hubiera gustado haber terminado el juego, saber que había después, aclarar si era un ser real, una simple copia o algo distinto. Entonces comprendío que quizás hubiera una terrible verdad detrás de aquello y quiso retirar ese pensamiento de su mente. Quizás daba igual que los jugadores llegaran al final, pues una vez habiendo sido usados para su propósito, si sólo eran datos, serían fácilmente eliminados.
No quería pensar en ello, no, ni por una milésima, pues si eso era así entonces todo por lo que había estado luchando, sus ideales y esas cosas no servían para nada, realmente no eran nada. Además, eso significaba que el resto de jugadores y en especial sus compañeros no tenían ninguna posibilidad de supervivencia, y no podía creer en ello. Quizás Yagami, aquel reciente miembro de su grupo le diera un pcoo igual, pero Hana... Hana había sido su compañera desde el primer día, la que le había ayudado a llevar la carga de la duda de porque estaban allí, la que había estado con él en todo momento, en todas las situaciones, incluso cuando intentaron saltarse la moral y matar a sus compañeros; cuando Hitori desapareció, ella seguía allí, en las batallas importantes, ella estaba allí, junto a él.
Ella era su primera -y única- amiga. Y por ello deseaba que llegará al final más que nadie, que fuera capaz de lograr lo que él no, que fuera capaz de sobrevivir y descubrir cual era la verdad detrás de todo aquello. Una verdad que el hombre-rata ya no podría conocer. También deseó ser una simple copia, pues entonces significaba que existía un Mickael más allá de aquel mundo, un Mickael que aún podría vivir miles de experiencias y viajar a montones de lugares, un Mickael que podría seguir disfrutando de aquello llamado vida.
Él, por desgracia, ya no tendría esa oportunidad una vez la roca lo aplastara con todo su peso y cortara para siempre sus ilusiones e ideales...
―Yo... debo... sobrevivir...
Hana había decidido usarse como cebo para provocarla y así lograr que sus compañeros acabaran con ella, pero no contaba primeramente con la idiotez de estos, y segundamente, con la astucia de la reaper, quien se había desprendido de sus Power-Ups para que de este modo la chica no pudiera encontrarla con su técnica. Entonces, ésta apareció por detrás de ella y con una extraña mágica, la convirtió en una copia casi idéntica de ella, buscando una clara consecuencia. Mickael, anodadado, observó como sucedía este fenómeno, pero por desgracia para la muchacha, el resto de sus compañeros no estuvieron tan atentos, por lo que confundieron inmediatamente a la jugadora con la reaper, y descargaron sus ataques más poderosos sobre ella sin dudar ni un sólo momento.
―¡Idiotas! ¡¿Qué demonios se supone que estáis haciendo?! ¡Es Hana! ¡Es vuestra compañera, no vuestra enemiga! ¿Acaso sois estúpidos? ¡Dejadla! ―gritó el hombre-rata enfurecido y claramente preocupado por su compañera, a la cual consideraba su amiga después de aquellos cinco días de constantes vivencias.
Quizás debería haberse preocupado más de sí mismo que de su compañera, pues al estar despistado, no pudo fijarse en la peligrosa amenaza que surcaba los cielos y que hacía descender sobre ellos el infierno en forma de rocas, y una de ellas apuntaba directamente hacía el joven roedor. Apenas se dió cuenta de ello, trató de moverse, pero era demasiado tarde y su cuerpo, claramente debilitado por la fogosa batalla, no le respondía. Su final había llegado en aquel momento, lo quisiera o no, sólo un milagro podría salvarle, y estaba claro que eso no iba a ocurrir. Al ratón no le quedaba pues, más que aceptar el fin de su existencia, real o virtual...
Y entonces el tiempo se paró...
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Quizás tan sólo fueron un par de segundos los que tardó en ser aplastado y complematemente eliminado el cuerpo del hombre-rata, pero a él se le hicieron eternos, por última vez en su corta vida, sus neuronas trabajarona destajo, procesando a una velocidad de vértigo. Primero se negó a aceptarlo, el simple hecho de que fuera a morir, no le cabía en la cabeza, su meta era sobrevivir, no era una opción, era una obligación, un deber, su única posibilidad. No existía nada más que la supervivencia, y aunque lo había dado todo, había confiado en sus instintos de animal, ahora así, tan fácilmente, de buenas a primeras, por cosas del destino, ¿iba a morir de repente? No podía entenderlo, ni aceptarlo.
Podría ser cierto que aquella vida que él tenía no tuviera más que 5 días y entonces le parecía injusto que se le hubiera permitido vivir tan poco tiempo, que se le hubiera permitido sentir tan pocas cosas, experimentar tan pocas experiencias, le parecía injusto y cruel que si él era una copia de otro, no pudiese haber tenido la oportunidad de ser alguien, una persona totalmente distinta. En general le parecía despiadado e inhumano el hecho de que no se le hubiese dado aquella oportunidad.
¿Y si él era el Mickael de verdad? Bueno, entonces quizás no era tan cruel la cuestión, pues había logrado su objetivo de vengar a Daichi y expiarse por la muerte de Sam, ¿o acaso la muerte de Alexis no era suficiente para paliar aquellas dos pérdidas? Si, lo era con creces. Hubiera sido mucho más doloroso haber muerto a manos de Alexis o sin haber conseguido destruirla, así, por lo menos, había logrado su objetivo, ¿pero era el único que poseía? No, y por ello su muerte seguía siendo injusta en ese caso, pues aún quería visitar miles de mundos, aprender miles de técnicas y conocer todos los secretos que aquel universo guardaba para él.
Mirase como lo mirase, no era justo que aquella roca tuviese que caer en aquel lugar, acabando con su existencia. Al menos, al menos le hubiera gustado haber terminado el juego, saber que había después, aclarar si era un ser real, una simple copia o algo distinto. Entonces comprendío que quizás hubiera una terrible verdad detrás de aquello y quiso retirar ese pensamiento de su mente. Quizás daba igual que los jugadores llegaran al final, pues una vez habiendo sido usados para su propósito, si sólo eran datos, serían fácilmente eliminados.
No quería pensar en ello, no, ni por una milésima, pues si eso era así entonces todo por lo que había estado luchando, sus ideales y esas cosas no servían para nada, realmente no eran nada. Además, eso significaba que el resto de jugadores y en especial sus compañeros no tenían ninguna posibilidad de supervivencia, y no podía creer en ello. Quizás Yagami, aquel reciente miembro de su grupo le diera un pcoo igual, pero Hana... Hana había sido su compañera desde el primer día, la que le había ayudado a llevar la carga de la duda de porque estaban allí, la que había estado con él en todo momento, en todas las situaciones, incluso cuando intentaron saltarse la moral y matar a sus compañeros; cuando Hitori desapareció, ella seguía allí, en las batallas importantes, ella estaba allí, junto a él.
Ella era su primera -y única- amiga. Y por ello deseaba que llegará al final más que nadie, que fuera capaz de lograr lo que él no, que fuera capaz de sobrevivir y descubrir cual era la verdad detrás de todo aquello. Una verdad que el hombre-rata ya no podría conocer. También deseó ser una simple copia, pues entonces significaba que existía un Mickael más allá de aquel mundo, un Mickael que aún podría vivir miles de experiencias y viajar a montones de lugares, un Mickael que podría seguir disfrutando de aquello llamado vida.
Él, por desgracia, ya no tendría esa oportunidad una vez la roca lo aplastara con todo su peso y cortara para siempre sus ilusiones e ideales...
―Yo... debo... sobrevivir...