—
¡No! ¡¡No!!—
¡Joker, espera un momento! —exclamó Fátima—.
¡Piénsalo un segundo, piensa en lo que vas a hacer!Joker la apartó del camino cuando intentó detenerle, cogiéndole por el brazo para frenarlo e intentar hacerle razonar. Entonces el joven tiró algo al suelo y Fátima desvió la vista para ver que era un As de Corazones. Sintió que se le helaba la sangre en las venas.
¿Es que iba a matarlo
de verdad?
—
¡Joker! —rugió—.
¡No puedes matar a un humano! ¡No puedes matarle a él! ¿No ves que sería como matar a alguien como Shiki o Neku? —exclamó, debatiéndose entre la indignación y el temor de que hablara en serio.
—
No morirás tras esto, pero perderás algo que has demostrado no tener al crearnos y atacar este mundo. Esta es mi decisión. Joker tumbó a Andrei y Fátima vio cómo las esposas que le había puesto al muchacho le impidieron moverse con propiedad. El corazón se le contrajo y experimentó una aguda culpabilidad.
—
¡Joker! —trató de abalanzarse sobre él pero, en ese momento, un golpe de aire la arrojó al suelo. Lo reconoció como su propia habilidad sobre los elementos y se levantó con furia gritando para que se detuviera.
—
Lo siento.La Llave Espada atravesó el pecho de Andrei, cuyo rostro se contrajo de puro dolor. En sus ojos resplandeció un odio tan intenso que Fátima se quedó inmóvil, incapaz de moverse. Una parte de su mente, muy pequeña, se sintió aliviada de que un sentimiento tan visceral no fuera dirigido contra ella.
Entonces Andrei exhaló un alarido que le congeló hasta el témpano de los huesos y un resplandeciente corazón salió disparado al cielo. Fátima lo siguió con los ojos abiertos de par en par; una sombra lo rodeó y adoptó la forma de un Sincorazón de un color escarlata intenso que se mantuvo suspendido unos instantes en el aire.
Después cayó a plomo, sacudiendo la maltratada plataforma.
—
¡Maldita sea…! Fátima retrocedió como pudo para abrir distancia entre ella y el inesperado enemigo, invocando el fuego a sus manos para atacar lo más rápido posible.
Pero, de pronto, un violento viento golpeó al Sincorazón escarlata al tiempo que, a su espalda, se abría un portal luminoso. El resplandor fue tan fuerte que obligó a Fátima a cubrirse el rostro con el brazo.
Cuando fue capaz de retirar la mano y sus ojos se acostumbraron a la hiriente luz comprobó, sorprendida, que del Sincorazón no había quedado ni rastro y varias ruinas del castillo habían desaparecido también. Todavía en postura de guardia hizo desaparecer lentamente el fuego mientras miraba a su alrededor y se aseguraba de que no les acechaba ningún otro peligro.
—
El portal se ha abierto.Fátima soltó una exclamación y se volvió bruscamente hacia Andrei, invadida por una tormenta de esperanza y miedo a partes iguales. No supo cómo reaccionar al ver el gesto de Andrei, al ver sus ojos vacíos de todo sentimiento. Es más, había aparecido un extraño tatuaje en su ojo izquierdo y sus gestos eran lentos, anormales. Su cabeza oscilaba lentamente de un lado a otro, como si estuviera enfermo o… No, no quería pensarlo.
—
El portal se ha abierto.El portal se ha abierto. —repetía una y otra vez en voz baja.
Fátima se acercó a toda velocidad a él y, después de un titubeo, le puso las manos en los hombros y preguntó con suavidad:
—
¿Andrei…?Ni siquiera la miró.
Fátima cerró los párpados y recordó que, en su memoria, había ciertos datos que conocía su original: a quien se le arrebataba el corazón, se convertía en Incorpóreo. Un ser sin corazón, pero con apariencia humana.
Apretó los labios y cuando sintió que le ardían los ojos se restregó una mano para evitar que las lágrimas asomaran.
Era tan extraño. Había estado aterrorizada de aquel chico durante los últimos días, había arriesgado su vida para poder detenerle. Sin embargio, verle en un estado tan lamentable, reducido a repetir una y otra vez una misma frase, incapaz de pensar, de hacer nada más, le provocó unas ganas insoportables de romper a llorar.
¿Es que nada podía salir bien? ¿Es que la espiral de desgracias, una vez comenzaba, nunca se detenía?
¿Ni siquiera un programa era capaz de superar la estupidez de los humanos?
Quizás, ahora que tenían un corazón casi verdadero, era imposible.
Se volvió y observó a todos los participantes del Juego, o a casi todos, que ahora habían sido liberados y les contemplaban desde todas partes. Se preguntó qué pensarían, si estarían felices y pensarían que se había hecho justicia. Después volvió a mirar a Andrei con un amargo regusto en la boca.
—
No te preocupes —dijo en voz baja—.
No te dejaré solo. No debían hacerlo. Ya que no se habían atrevido a matarlo, ni tampoco a dejarle ir, ahora era su responsabilidad. Cogió a Andrei por el brazo y dirigió una mirada desafiante al resto de Reapers; si alguno insinuaba que debían hacer más daño a su creador, tendría que enfrentarse a ella. Por ello, cuando Joker se dirigió a ella, Fátima esbozó una sonrisa amarga:
—
No te preocupes, yo me ocuparé de él. No dejaré que amenace este mundo nunca más, señor Master —aferró el brazo de Andrei.
Luego suspiró. Estaba cansada. Cansada tanto de odiar, como de temer. ¿Podía culpar realmente a Joker por lo que había hecho? No lo sabía, pero ya no había vuelta atrás. Joker había hecho lo que había considerado correcto y había tenido la voluntad para dañar a otra persona. Ella, en cambio, no había luchado con todas sus fuerzas por proteger a Andrei. Seguramente porque no estaba tan segura de sus propias palabas como quería creer.
Así que se encargaría de él. Era lo mínimo que le debía.
—
Eh, Joker —dijo con suavidad—.
Mucha suerte. Con todo. Se dio la vuelta hacia el resplandeciente portal. Aquello… Aquello les llevaría fuera. Al mundo de Andrei. Al mundo real. ¿No es verdad?
Su corazón comenzó a latir con fuerza y un chorro de emoción le invadió las venas. Salir fuera. Al mundo donde estaba toda la gente que habitaba sus recuerdos, donde estaba el mundo conocido, cálido, al que se había esforzado durante aquella semana por volver. No, en realidad, durante toda su corta vida. Desde que conoció a Neku, desde que Avatar… Andrei le ofreció una visión de su querido hermano. O más bien debería decir del querido hermano de la verdadera Fátima. ¿No lo hizo todo por regresar a esa realidad que nunca había pisado?
De pronto, por le rabillo del ojo, percibió que una figura se desplomaba. Sorprendida, se giró para ver cómo Jain caía de bruces con algo atravesado en el pecho y que, rápidamente, un charco de sangre se extendía bajo su cuerpo.
«
¿Q-qué?»
El miedo se apoderó de ella y, con un ademán protector sobre Andrei, miró a su alrededor a la defensiva, convencida de que les estaban atacando. Aunque no sabía quién.
Pero no percibió ningún movimiento extraño. Entonces… ¿Qué…? Volvió a clavar los ojos en el cuerpo de Jain y se llevó la mano libre a la boca al creer entender lo que había sucedido.
Lo que ya no pudo comprender fue el motivo.
Bajó la mirada. Apenas había hablado con él mientras estuvieron al servicio de Andrei y no podía decir que lo conociera bien pero, Crow, en cambio, sí. Y no quiso ser testigo de aquella despedida, que era tan personal de ambos. Pero no pudo evitar que la emoción y la ilusión se apagaran rápidamente en su interior.
¿Por qué nada podía salir bien?
Dejó atrás a Crow y Jain y se dirigió a Nadhia, que seguramente estaba junto a Felix, y esbozó un amago de sonrisa.
—
Lo conseguimos. Ha sido difícil pero lo conseguimos —sonrió a Felix un momento y luego se concentró en Nadhia:—.
¿Qué vais a hacer? Alguien tiene que… Advertir a Tierra de Partida y… Bastión Hueco de lo que ha pasado aquí. Y alguien tiene que cerrar el Portal. ¿Vendréis?Con un suspiro, aceptó la decisión de ambos y extendió una mano para revolver el pelo de Nadhia.
—
Tendría que haber imaginado que sería así. Pero supongo que está bien. La gente buena tiene que quedarse aquí —ellos no habían dudado ni por un segundo en seguir luchando por Eileen. Eran sus verdaderos herederos. No como ella o Crow. Tenía lógica que protegieran el mundo, entonces—.
Cuídate mucho. Cuidaos todos. Estoy segura de que os irá bien: Eileen sabía en quién debía depositar su confianza.Se despidió con un gesto de ambos y entonces se encaminó hacia el portal. Pero de pronto recordó que faltaba algo y, mirando con suspicacia a Crow, soltó a Andrei:
—
Quédate aquí un segundo. Sabía que no la escucharía, pero esperaba que tampoco echara a andar de repente. Entonces, desplegando sus pequeñas alas de Reaper, echó a volar con gracilidad en busca de la última víctima de Andrei.
Cuando encontró a Joshua posó una mano sobre la frente de este para eliminar el efecto del cristal y sonrió al Compositor con algo de culpabilidad por no haberse preocupado antes por él.
—
Siento lo ocurrido. Espero que pueda perdonarnos. Por todo —fue a volar de nuevo para regresar junto a Andrei, ya que no le hacía nada de gracia dejarlo solo, pero se detuvo a unos centímetros del suelo, mordiéndose el labio inferior—.
Ya sé que no tengo derecho pero… Hay algo… algo… Algo que quería pedir —cerró los ojos y trató de no pensar en Neku cristalizado, en la pistola, en su último gesto—.
¿Si ve a Neku podría… decirle que lo lamento? ¿Y que espero que todo le vaya bien?Esbozó una débil sonrisa y después, con un impulso, volvió lo más rápido que pudo junto a Andrei, al que tomó del brazo, esta vez con algo más de ternura. Respiró hondo, llenándose los pulmones e intentó controlar el temblor que se estaba apoderando de sus brazos. Hacía poco tiempo, pero parecía una vida, había atravesado otro portal acompañada de Andrei. Pero ahora todo era muy diferente. Lo único que no había cambiado era que, una vez lo cruzara, su vida cambiaría y se enfrentaría a lo desconocido.
Era lo que había deseado todo aquel tiempo, pero el alcanzarlo por fin le parecía imposible. Le daba miedo que todo no fuera nada más que un sueño, una esperanza vana que fuera a desvanecerse antes de que pudiera alcanzarla con las manos. Iba a abandonar el mundo que la había visto nacer y, sucediera lo que sucediera, no volvería a poner un pie en él.
Era una perspectiva de tal magnitur que la aterrorizaba y emocionaba al mismo tiempo.
Dio un primer paso. Y luego otro. Se encaminó al portal al principio vacilante, después, con más energía. Pero entonces se detuvo a una distancia prudente, antes de que les absorbiera, y se giró hacia sus compañeros Reapers. Levantó una mano y se despidió con un gesto:
—
Suerte. Miró a Crow, preguntándose qué les esperaría fuera, qué sería de ellos a partir de entonces. El joven se adelantó sin más y Fátima asintió para sí misma. Tampoco debía dudar.
Lo primero que tenían que hacer era asegurar el mundo de Eileen para que nunca, nunca más pudieran hacerle daño alguno.
Después…
Quién sabía.
Había tanto por ver, por explotar, por encontrar. Su hermano, su familia. Otros mundos. Y, quién sabe, a lo mejor Neku.
Apretó el brazo de Andrei y siguió hacia adelante, dejando que la luz la arrastrara consigo.
¡Y se acabó![
Ha sido un Global larguísimo, impresionante, con sus partes buenas y malas, con sus risas, sus lágrimas y las ganas de matar a cierto Master. Pero ha merecido la pena desde el principio hasta el final.
¡Muchísimas gracias, Narra!