¡Es la hora de mi venganza, Narra! xDDDDDDDDDDD
Damas y caballeros, os presento, muy a mi pesar, y escrito por Sho y alguna que otra modificación de mi vena fujoshi al final:
IVAN x DERHE e___eTierra de Partida dormía placenteramente bajo el inmenso cielo estrellado. Tan sólo la luz de los pequeños faroles persistía en aquella tranquila noche, sin contar la que emitía una pequeña lámpara de apoyo que un aprendiz usaba para esbozar un par de trazos en su cuaderno. El joven Ivan, aún con las gafas puestas, una sonrisa sincera y las mejillas sonrojadas transmitía con total dulzura sus más tiernos sentimientos al papel. El poema, acompañado de un explícito dibujo de un hombre, decía así.
Chambelán de Caramelo,
Suave por dentro,
macizo por fuera.
Ojala fuera yo,
una gota de tu sudor
y recorriese tu piel.
Ojala pudiese yo,
sentir tu fétido aroma,
rozar tus grasientos labios…
El lápiz escribía sin cesar, las palabras salían directamente del corazón y los sentimientos, a flor de piel, crecían y crecían hasta llegar a un éxtasis tal, que el joven emitió un inesperado gemido que le hizo parar en su lujuria.
Cogió un pañuelo sudado y grasiento que reposaba en su mesilla y, tras olerlo y sentirlo con toda su alma, afirmó con seriedad y se dispuso a convertir sus más preciados sueños en realidad.
Salió al pasillo con un elegante pijama azul y recorrió el lugar hasta llegar a una puerta entreabierta, que dejaba salir al exterior los más asquerosos olores de cualquier mundo. En la piel de Ivan, aquello no era más que un profundo éxtasis inhumano.
Llamó a la puerta y esperó con ansias. Un joven gordo, feo y sudoroso abrió la puerta de mala gana.
—¿¡Qué demonios quieres!? ¿Es que uno ya no puede ni masturbarse tranquilo? —comentaba Derhe Yeno en forma de recibimiento y se sorprendió al contemplar a Ivan en su puerta—. ¡Vaya! Pero si es el Marqués de Villaidiota! ¿Qué se te ha perdido?
—A mí nada, pero a ti sí, necio. ¿Quieres hacer el favor de dejar de tirar tus porquerías por Tierra de Partida? —algo nervioso, Ivan mostró el desgastado pañuelo a Derhe Yeno—Aprende a no comportarte como un cerdo.
—¿Tan importante soy para ti que vienes a visitarme a estas horas de la noche, a devolverme un pañuelo que perdí hace una semana?
Ivan se exaltó y su cara se volvió roja como un tomate.
—¡N-No digas idioteces! ¡Y-Yo sólo me preocupo por el bien de Tierra de Partida!
El joven grasiento agarró su pañuelo y lo tiró al interior de su habitación. Permaneció en silencio, acercándose cada vez más al cuerpo de Ivan, el cual respiraba nervioso. Sus cuerpos se juntaban cada vez más y más, llegando a rozarse, llegando a sentirse.
—Voy a darte lo que has venido a pedir, sucia perra.
Derhe cogió a Ivan de su pijama y lo metió en su habitación, lanzándolo hacia su cama. Cerró la puerta y se quitó la chaqueta azul que poco tapaba su sucio cuerpo.
—La noche va a ser muy larga.
Derhe Yeno se abalanzó sobre el joven Ivan y, agarrando sus manos y apretándolas fuertemente contra el colchón se puso encima de él, tanto que Ivan no sabría si realmente había dejado de respirar por tan preciado momento de sumo deseo o que realmente sus pulmones estaban siendo aplastados por la mole que se había lanzado sin piedad.
Ivan intentó resistirse, intentó combatir contra sus instintos y permanecer cuerdo, pero aquella excitación pudo con él y dominó su cuerpo.
La barrigota sucia de Derhe Yeno se deslizaba con suma facilidad por el pecho de Kit, gracias al sudor que facilitaba el acto sumido por la pasión.
—¡Oh, sí! ¡No pares, hazme tuyo! —tanta era la excitación que se había formado en el cuerpo de Ivan Kit, tanta, que al poco tiempo acabaría dándolo todo. Ofreciendo su cuerpo a Derhe Yeno, cayendo sumiso ante él.
Su barriga, sus grasientos labios, su cabellera, de la cual caían caspones del tamaño de copos de nieve, aterrizando en las lentes de Kit... el fétido aliento de Derhe directo en su cara... Ivan Kit no podría ser más feliz.
Puede que tiempo después se arrepintiese, pero, aquella noche él disfrutó más que en toda su vida.
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