Otro día más en Bastión Hueco, hacía ya mucho que no tenía que preocuparme por el PCM ni el Comandante Sark, de dirigir mi vida, mi existencia, pasaron a desaparecer completamente, quedando en un mal recuerdo.
Me encontraba en la ducha situada junto a mi habitación, tenía el cuerpo algo pegajoso y no soportaba el sudor, debía estar limpia, quería estarlo. Inmediatamente Gengar se situó fuera, junto a la puerta sin entrar, él entendía perfectamente que se debían respetar las intimidades de cada uno, y yo también le dejaba su propio espacio.
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Saeko, ha llegado un sobre por debajo de la puerta, ¿dónde lo dejo? —Preguntó esperando mi respuesta, por el sonido del agua no pude distinguir bien sus palabras, pero algo entendí sobre un sobre.
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Déjalo en la mesa, ya lo miro yo ahora. —Me arriesgué a decir, a pesar de no haberlo entendido.
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Entendido, aquí lo dejo, pero deberías darte prisa. —¿Prisa, por qué? ¿Tan importante era aquel sobre? Me apresuré para terminar en cuanto pude.
Una vez hubiese terminado, salí del cuatro de baño con el pelo un poco húmedo pues no tuve suficiente tiempo para secar ni alisar éste correctamente. Me aproximé a la mesa donde estaba Gengar aburrido ojeando la katana para recoger la nota.
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Um, veamos que dice.Espero que podáis encontrar las cartas pronto. La pista que tengo es la siguiente:
La última vez que vi la baraja fue en el Comedor a las 7:15 AM.
Deberíais quedar tú y tu compañer@ en El Gremio para poder encontraros. Podéis empezar a investigar en el comedor. Quizás alguien viese algo a la hora de la desaparición de mi baraja de Dragones Alados de Ojos multicolores.
-Andrei Saavedra
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Dragones alados de ojos... ¿¡Qué!? —Pregunté con confusión al aire, no sabía lo que era aquello de dragones de ojos alados o lo que fuera, pero parecía tener relación con la baraja de cartas que había perdido ese tal Andrei.—
Andrei... —Dije al aire en voz baja, intentando recordar quién era, pero no me venía nada a la mente, quizás tuviera que ver con aquel cartel que cogí la otra tarde mientras me comía el helado.
Sí, seguro que era ese.
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¿Y bien? ¿Qué vas a hacer? ¿Le ayudarás a buscar los dragones multicolores esos?—
Sí, vamos de nuevo hacia allá, a la torre aquella, El Gremio. Después iremos al comedor probablemente, no tenemos más pistas. —Salí por la puerta con el sobre en mano, detrás de mí fue Gengar y en esta ocasión, al no tener que hacer nada aparentemente importante, dejé mi katana en el interior de mi habitación.
Aquel castillo era simplemente magnífico, tan tranquilo y tan apagado... Por los pasillos solo podía oír mis propios pasos, pues Gengar avanzaba levitando a la altura de mi cabeza. Era muy difícil ser atacada por sorpresa, ya que resultaba sencillo saber si se encontraba alguien o algo cerca o no.
Una vez llegué al Gremio, me encontré con Saito, que ya lo conocía de antes. Me acerqué a él lentamente, no tenía prisa.
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Hola, ¿vienes por Andrei Saavedra cierto? —Me arriesgué a preguntar, mostrando el sobre que me había dejado en la habitación.—
Deberíamos empezar por el comedor, como bien dice este chico. ¿Vamos? —Le dirigí la mirada por última vez e hice un extraño movimiento de cabeza en dirección al comedor, antes de girarme y poner rumbo hacia allí.
El día estaba muy soleado y hacía calor, me venía bien para secar mi cabello, sin embargo Gengar no parecía pensar lo mismo. Este se alejó un poco de las zonas de luz, manteniéndose en la sombra, aun así me seguiría, obviamente.
Cronológicamente en la historia de Saeko, iría justo, justo después de la primera Trama que se está llevando a cabo con Saito.