—
¿¡Que Alec ha qué!?¿Alec...? ¿No era Alec el chico que encontré con Light y Nadhia esta mañana?
¿Esta mañana... o hace tres días?Abrí los ojos al escuchar los gritos de una voz desconocida. Me encontré a mí mismo tirado en el suelo, con la espalda contra las duras losas. Sin embargo, el cuerpo me respondía bastante bien, sin el dolor que uno esperaría si pasara la noche tirado contra el piso.
Me levanté con poco esfuerzo, pensando todavía en las palabras que un Jugador desconocido gritaba contra un teléfono móvil. Un teléfono...
¡Maldita sea, el teléfono...! Olvidé por completo pedirle su número a Saxor. Y al Señor Hanekoma también...Una magnífica equivocación sin igual, supuse. Hice nota mental de pedírselo a todo el que me cruzara. Bien podría empezar por...
—
Buenos días, Maya. Supongo que habrás dormido bien —saludé finalmente a mi nueva compañera, con una sonrisa tranquilizadora.
—
S-sí... Buenos días, Xefil... —respondió con pocas ganas. Supuse que aun debía estar algo afectada por haber perdido a su anterior pareja el día anterior, así que lo mejor que podía hacer era mostrarle mi propia seguridad.
Aunque la verdad era que yo me hallaba algo asustado, igualmente. Probablemente era de los pocos Jugadores que no habían tenido la oportunidad de pelear o defenderse. No sabría decir si aquello era muy buena suerte o una maldición.
Pero ahora... ahora puedo luchar. ¿Es la mejor decisión, sin embargo?Volví a sonreír en cuanto Maya me respondió, aunque borré el gesto casi de inmediato, pues me dispuse a observar mi entorno. Lo primero que destacaba eran las gigantescas puertas que se alzaban frente a nosotros: el Casino de Villa Crepúsculo. Parecía que, al fin y al cabo, no nos habíamos movido ni siquiera un Sector; apenas una zona diminuta, de hecho.
Podría volver al WildKat si es necesario...Luego examiné uno por uno a todos los Jugadores. Algunos ya estaban de pie, como el pelirrojo que le gritaba con desesperación a su teléfono móvil... no me sonaba de nada, extrañamente. Al contrario que Fyk (a quien no conocía de primera instancia, pero su aspecto era demasiado peculiar para no reconocerle) o Fátima, con quien ya había coincidido antes**... aquel joven no me sonaba para nada.
Aunque bien podía ser de Bastión Hueco, era cierto. No era el único desconocido, después de todo, pues también estaba un chico de cabello oscuro y ojos violetas. Y del otro lado...
—
¿Light...? —murmuré, reconociendo a mi amigo en el suelo. Y cuando estuve seguro de que era él (lo cual no me tomó más que unos segundos), repetí con entusiasmo—.
¡Light! ¡Estás vivo!—
¿Xefil? ¿Maya? ¡Estáis bien! Es… ¡Es bueno saber que aún no os han eliminado!—respondió el joven, igualmente aliviado por nuestro encuentro. Aun tirado en el suelo, se giró hacia el chico de los ojos violeta—.
Y Yagami también está aquí… —
¡Light! ¡Qué alegría ver que tú también estás bien! —saludó también Maya, para mi sorpresa. ¡Así que se conocían! Sonreí... pero me pareció más interesante el nombre de alguien más
—
Oh, ¿le conoces? —murmuré, mirando al chico desconocido del que Light había hablado anteriormente—.
Eso será de ayuda, supongo. ¡Oh! ¿Quién es tu compañera? —pregunté, alzando la cabeza para alcanzar a ver a una chica ataviada en un vestido oscuro, la cual parecía haber despertado junto a Light.
El chico no me respondió, pero sí pareció prestarle más atención a la... peculiar muchacha.
Ahora que la veía con atención, su figura no era precisamente femenina... de hecho, nada de ella lo era. Su cabello era muy corto, sus facciones muy poco delicadas, una constitución bastante masculina en sus brazos y piernas...
Poco a poco, miré con mayor atención y...
Madre mía...—
¿Ragun? ¿Te encuentras bien? —
¿Ers aiate? Eloi oucabo—
Light... —llamé, algo asustado por lo que veía venir—.
Ése no es... No, no lo es, ¿verdad?—
¿Ocupado? Oh, ya lo entiendo. ¿Así que ese disfraz echaría por tierra toda la fama de la estocada oscura? —
Como vuelvas a hablar te arrancaré la piel a tiras.No. Sí que lo era.Me llevé el puño cerrado a la boca, intentando contener la risa. La disimulé con una tos.
—
¡Venga, Ragun! —exclamó Light con entusiasmo, finalmente levantándose del suelo—:
¡Vamos a sobrevivir hoy también! No. No podía...
Un par de carcajadas escaparon de mi boca, y aquella vez no pude disimularlas. Aparté la cabeza, fingiendo que mi hombro me resultaba mucho más interesante, hasta que Light, con intenciones de seguir hablando, llegó a rescatarme:
—
Chicos. Creo que lo mejor sería que cooperáramos todos juntos durante el día de hoy. Ya que nos hemos reunido, tendríamos que aprovechar al máximo este golpe del destino. Ah, por cierto…>>¿Sabéis algo de Nadhia? ¿Y de Alec? Espero que estén bien… Mi corazón saltó (asumiendo que aún lo tuviese conmigo, por lo menos) al escuchar el nombre de Nadhia. Pero no fue sólo porque escuchar su nombre me provocase cosquilleos, sino porque aquello significaba que tampoco Light se había encontrado con ella. Y pensar que, en un principio, habíamos ido los cuatro juntos...
—
No sé nada de Alec, pero me encontré con Nadhia durante el primer día. No sé qué habrá sido de ella, tenía como compañera a una chica que no había visto nunca. Ah, tengo su número registrado en el móvil.—
N-No... Tampoco la he visto... —murmuré, apartando la mirada. Y luego, estúpidamente, añadí demasiado tarde—:
E-erm... a Alec tampoco.Advertí cómo Maya le gritaba a uno de los otros Aprendices, e inmediatamente corría a abrazarlo. De reojo, vi que se trataba de Fyk, el curioso Aprendiz de piel azulada. Simplemente me les quedé viendo por unos momentos, antes de volver con Light:
—
Estúpidos de Bastión Hueco —insultó mi amigo de pronto, incluso si Ragun era su propio compañero. Supuse, entonces, que no se hallaban juntos por gusto—.
Realmente son unos imbéciles. Todos ellos. Se atreven a utilizar a los aprendices de su propio bando como juguetes, ¡pero más estúpidos son aquellos que se han unido a ellos por las ansias egoístas de poder únicamente! Ahora tendrán su merecido. Apreté el puño. Como Aprendiz neutral, aquellas palabras me molestaban. Y no poco, precisamente. Tuve que morderme la lengua para poder decir algo con cierto orden y poca brusquedad:
—
Detente. Te olvidas que no todos son así —dije, mirándole con desaprobación a los ojos. Obviamente, refiriéndome a Axel y a Ragun—.
Y debes cooperar con tu compañero —añadí, transmitiendo la sabiduría de Hanekoma.
—
¿Y en qué consistirá la misión de hoy? ¿Otro pilla-pilla? En serio. Esto es ridículo, esto es… —
No sé, yo lo hice bien ayer. Maya, por otro lado--—
Perdón —reconocí aquella voz, por alguna razón. Al girarme hacia su fuente, pude relacionarla con un rostro y un nombre: Fátima—.
La misión que nos ha ordenado el Game Master es la de ir al casino y creo que deberíamos ir juntos… —
Fátima... Ah, ¿misión? No creo haber... —abrí mi teléfono móvil y le eché una ojeada. Ningún mensaje nue--
Qué conveniente.
Jugadores.
No vengáis al Casino. Hacedlo, y os eliminaré.
Tenéis 180 minutos.
~Andrei Saavedra
Ahora, aquello sí que era bastante extraño. ¿Por qué no había enviado la misión "la Game Master" Ariasu? ¿No eran todas las misiones otorgadas exclusivamente por el Game Master? ¿Por qué un Reaper habría de mandar una misión? ¿Y por qué Saavedra, precisamente, y no "los Reapers"?
Bastante extraño, sin duda...
—
Ésta no es la misión que nos has dicho —expliqué, mirando a Fátima, sin entender lo que ocurría—.
¿Qué pasa aquí? —no la acusaba de nada, pues su expresión de confusión era más que verdadera. ¿El chico pelirrojo sabría algo? Sospechosamente, se había alejado mucho de nosotros...
—
Andrei no es el Game Master, eso está claro, por lo que no tenemos porqué obedecerle —se defendió Fátima. Y tenía razón, después de todo—.
Además, es un Reaper y su misión es eliminaros en cualquier caso, así que su amenaza tampoco es tan grave. Debe haber algún problema entre el Game Master y él, porque… —como arrepintiéndose de algo que iba a decir, Fátima titubeó, para luego corregirse—:
…pero la orden de matarle no está dirigida a vosotros. Sólo a Neku.¿Neku? ¿Era aquel su compañero, el chico de gigantesca diadema y cabellos rojos?
—
Os pido por favor que nos acompañéis. Nosotros solos no tenemos ninguna oportunidad. Pero estoy segura de que juntos podremos terminar con un Reaper que podría eliminarnos mañana —me crucé de brazos e hice una mueca. Sonaba... sonaba convincente sin duda. La oportunidad de deshacernos de Saavedra, sí—.
Tenemos que aprovechar que somos tantos para acabar con él. Quién sabe si otro día tendremos que arrepentirnos de no haber aprovechado que éramos muchos, los suficientes para imponernos. Todas las palabras de Fátima estaban llenas de verdad. Era una oportunidad de oro... asumiendo, claro, que siendo más que Saavedra, pudiésemos superarle. Sin embargo, ¿no había sido él mismo el que nos había inmovilizado a todos cuando llegamos a Villa Crepúsculo, con algo tan simple como un movimiento de su baraja? Su magia superaba a la de muchos. Y ahora que no teníamos nuestras Llaves...
—
Tienes razón en eso último, pero no te olvides de lo que nos hizo Andrei tras arribar en Villa Crepúsculo. Nos inmovilizó a los treinta aprendices como si nada y se dedicó a jugar con nosotros —señaló Light, como leyéndome el pensamiento. Asentí con la cabeza para mostrar que me hallaba de acuerdo—.
Es muy probable que no salgamos vivos de esta si entramos, ¿entiendes? Pero…—
"Vamos todos juntos", ¿recuerdas, Light?—
Joder… ¡Qué demonios! Venga, por mí podemos entrar en el Casino. Contad conmigo. —
Je... Típico de ti —sonreí.
—
¡¿Pero os habéis vuelto locos?! ¡Es una completa locura! No... no quiero que se repita lo de Jack... No quiero que esto acabe así...De pronto, me giré sorprendido ante las súplicas de Maya, quien no quería que fuésemos al interior del Casino...
Era cierto. Había perdido a su anterior compañero. Qué poco sensible por mi parte... La estaba obligando, prácticamente, a acompañarnos al interior de la boca del lobo.
¿Debía acompañar a mis amigos... o a mi compañera? Su vida dependía de la mía...
Tal vez era una mejor idea retractarme. Aunque... Fátima tenía razón. Éramos muchos y podíamos acabar con Saavedra con facilidad...
No. Esto no era cierto. Éramos Jugadores: no aparecíamos en cierta Zona y se nos daba cierta Misión por nada. Saavedra se esperaba que alguien entrara al Casino, pese a su advertencia.
Aunque... por alguna razón estábamos todos allí. Era bastante raro, considerando que yo había despertado solo los días anteriores. Pero allí estábamos, las cuatro parejas, en el mismo sitio. Tal vez debíamos...
—
Está bien. Pero tenemos que ir con sumo cuidado.Una sorpresa más por parte de Maya. Me giré a ella, con la boca abierta, sin creer que hubiese accedido tan pronto.
Tendría que agradecérselo. Y así lo hice, con una sonrisa sincera.
—
Ah, y para los que no me conozcan. Me llamo Light, Light Hikari. Encantado.—
Supongo que yo también iré —expresó Ragun, para mi sorpresa. Al verlo de nuevo, tosí un poco y me di la vuelta disimuladamente, evitando mirarle. No podía estallar. No todavía, por lo menos.
Carraspeé para tragarme las carcajadas; y también para, de alguna manera, volver la atención de todos hacia mí:
—
Algunos me conocéis; otros, no tenéis tan mala suerte —bromeé, con una sonrisa amable—.
Mi nombre es Xefil.Tras finalizar las presentaciones, Fátima continuó, asumiendo el papel de líder y planeando una estrategia:
—
Deberíamos pensar en cómo organizarnos cuando entremos al casino. Dos de nosotros deberían ir a buscar el disco, y los demás cubrirles. Como somos Neku y yo quienes tenemos que enviarlo a la mansión, la cuestión es que llegue a nuestras manos. Claro que Andrei no nos lo va a poner fácil. Quizás deberíamos enfrentarnos todos a la vez a él primero.Con su (a veces buena, a veces mala) costumbre de siempre hablar lo que pensaba, Light intervino una vez Fátima terminó:
—
Tal como has dicho antes, lo inteligente sería aprovechar la ventaja numérica que poseemos hoy para eliminar al Reaper. Si nos tenemos que enfrentar a Andrei, lo haremos todos juntos. Es lo más seguro, lo más eficaz y lo más rápido. Si nos dividimos, nuestras fuerzas lo harán también, y a Andrei no le costará deshacerse de nosotros.—
Es evidente que es mejor matarle entre todos —añadió luego Ragun—.
Alguno debería esconderse y atacarle por la espalda, con una espada o algo así. Atravesarle. Sin esperar a que diga nada, atacar sin previo aviso, sin que pueda actuar.Mi turno de intervenir, supuse:
—
No creo que sea tan sencillo terminar a sus espaldas, Ragun. Creo que, como en toda guerra, habrá que asumir roles y formar filas. La gente con arma de tipo Esgrima, como yo mismo, debería ir al frente, mientras los Simbiotes y los Imaginación deberían actuar como soporte.
>>Pero no olvidéis: "honor ante todo". No os lancéis al frente como animales. Saavedra tiene la mala costumbre de ponerse a conversar, por lo que sé. Podría servirnos de algo: sacarle información, buscar un punto débil, lo que sea. No le provoquéis a menos que sea estrictamente necesario luchar —me giré a una pareja en particular, la cual tenía la característica de ser algo impulsiva... si no es que sádica en ocasiones—.
Entendido, ¿Light, Ragun? No queremos "una de consecuencias marchando" tan pronto, Ruta 3 —señalé, haciendo referencia a la última pelea que habíamos tenido los tres juntos, contra el Incorpóreo de la Maestra Iwashi.
>>Y deberíamos aprovechar para obtener números de teléfono. Nos servirán en el futuro.No tengo ni la menor idea de cómo intercambiar números. ¿Simplemente dando códigos que mágicamente conocemos? De cualquier manera, dejo caer el mío, por si las dudas.
Esperé a que todos terminasen de dar su opinión. Luego, me acerqué hasta Maya, sacando una esfera grisácea de mi bolsillo:
—
Bien, tenemos cuatro de éstos, ¿no?—
Yo tengo otros dos que conseguí con... con mi antiguo compañero... Jack.Cuando Maya me corrigió, añadiendo dos a la cifra, me corregí:
—
Oh, claro... Oh, seis, entonces. Perfecto. Espera un momento mientras...Y yéndome uno por uno, fui colocando todos los PowerUps en sus lugares correspondientes. Dos en la frente... y se los pasé a Maya... otros dos en el pecho... y se los pasé a Maya... y dos en mis recién obtenidas dagas... y se los regresé a Maya.
Sí, dos en cada atributo. Me gusta tener una dieta balanceada.
Una vez Maya hubiese utilizado los nuevos PowerUps que había obtenido gracias a nuestro súbito encuentro, volví a donde Light y Ragun.
—
Ruta 3 unida de nuevo, ¿no? —señalé, con una sonrisa. No amable, como de costumbre, sino una sonrisa... de guerrero. Salvaje, llena de valor y sedienta de batalla—.
Nos faltan algunos miembros, pero creo que haremos bien el trabajo. Como de costumbre.Y luego... cometí el error de "evaluar" a mis compañeros. Recorrí rápidamente a Light con la mirada, de pies a cabeza... y luego... a Ragun.....
No pude más. Mi resistencia tenía sus límites.
Estallé.
—
Ha... Haha... ¡Hahaha... hahahahahahahahahaha! ¡Ragun, perohahaha! ¿¡Pero qué estás usa-hahando!? ¡Hahaha hohohodiosmí-ohohohopor qué-hehehe!Esperaba no haber firmado mi sentencia de muerte.
**No recuerdo si ya se ha dicho algo en público (si no, estoy cometiendo una estupidez grandísima y spoileando con ganas tremendas), pero tendré Trama con Fátima, o sea que la conozco de antes (aunque no sé cuánto) o.o