Todos queremos volver a casa.
Andaban por un bosque no muy frondoso, un camino se abría por en medio, haciendo que el pase fuera agradable para los caminantes, aunque no era muy ancho. El suelo se veía bastante maltratado y con marcas de pisadas y ruedas, haciendo ver que ese sendero era bastante transitado por los diversos habitantes de tal paraje. A cada lado del paso, habían farolas negras y altas, repartidas equitativamente para iluminar el camino, haciéndolo más llevadero y menos siniestro durante la noche.
—Será mejor que acampemos aquí —Informó Tyler, mientras paraba su marcha. —Está anocheciendo, y no podemos avanzar con ella herida —Dijo mirando a Stella de reojo, pero ella le ignoró, mirando hacia otro lado. —Iré a buscar algún sitio lo suficientemente ancho como para poder acampar —Decidió por sí mismo, alejándose de la multitud sin pedir permiso a nadie. Sho suspiró y intentó relajarse un poco, cargar junto a Arthur a Stella había sido más duro de lo que pensaba, no estaba acostumbrado a ello.
—Espero que no tarde mucho —Se quejó Alexia, picando repetidas veces el pie contra el suelo, impaciente. Stella sonrió cínicamente, pero no comentó nada. Arthur dirigió su mirada hasta el lugar por donde Tyler había desaparecido, esperando a que el chico volviese y les diera una señal.
—Me pregunto cómo estará Lum, y si habremos logrado escapar con éxito —Dijo Arthur en voz alta.
—No lo sé la verdad, pero con el olor a quemado que había al salir de aquel túnel, sospecho que abandonamos una ciudad en llamas —Dedujo Sho. —Supongo que los ciudadanos estarían más ocupados en salvarse que no en perseguirnos.
—Espero que tengas razón.
Apareció Tyler en la lejanía, haciendo movimientos con los brazos, indicando que se acercaran.
—Vamos, parece que Tyler ha encontrado un buen lugar. —Dijo agarrando bien a Stella, haciendo que Sho se sobresaltara y rápidamente intentase seguirle el ritmo. Alexia bufó y siguió a aquel trío, aunque asegurándose de que nadie los siguiera, mirando hacia atrás repetidas veces.
Llegaron a una claro al poco andar, no estaba muy lejos del camino principal y parecía bastante oculto, haciendo que pasaran desapercibidos. Al llegar, Tyler y Syo dejaron con cuidado a Stella al suelo, sin mucha brusquedad, aunque la chica se quejó un poco por el movimiento.
—Lo siento, no pretendía hacerte daño. —Se disculpa Sho caballerosamente, sentándose a su lado. —Estoy molido.
Alexia se sentó al lado de Stella, observándola fijamente, mientras la chica intentaba ponerse cómoda como podía, con una mueca de dolor. Iba a decir algo, pero fue rápidamente interrumpida por Arthur.
—Lo mejor que podemos hacer ahora es curar la herida de Stella y prepararnos para pasar la noche aquí: deberíamos ir a buscar comida y madera para prender un fuego —Propuso inteligentemente antes de que todo el mundo se acomodara, aunque no esperaba que nadie se negase. Todos asintieron y, Alexia se acercó a él.
—Me ofrezco voluntaria para ir en busca de víveres y fuego, no me siento cansada —Dijo secamente, aunque lo último no fuese del todo cierto. Arthur asintió suavemente con una sonrisa.
—Entonces iremos los dos a buscar provisiones, ¿os parece?. —Preguntó retóricamente, no pretendía que nadie se interpusiera. Al no recibir respuesta, simplemente se giró y se fue andando, seguido cercanamente por Alexia.
Tyler suspiró, observando cómo los dos se iban.
—Espero que no tarden mucho. —Murmuró. —Será mejor que me centre. —Dijo para sí mismo, observando a Sho y Stella, que estaban los dos sentados. El chico moreno se levantó cansado, y observó a la chica de pelo rubio.
—Dime, ¿qué es lo que te duele? —Preguntó Sho, intentando mantener la amabilidad hacia Stella mientras Tyler se acercaba, pero esta sólo gruñó.
—El costado —Dijo simplemente, sin dar detalles, se sentía demasiado cansada y dolorida como para decir más. A Tyler no le gustaba demasiado hacer de enfermero, pero tenía que hacerlo para su compañera.
—Túmbate hacia la derecha —Ordenó simplemente mientras hacía fuerza con su brazo, empujándola para que el costado con la herida fuese los más visible posible, Stella soltó un jadeo. Sho levantó su camisa sin ningún pudor, haciendo visible su herida, pero no lo suficiente como para dejarla desnuda de cintura para arriba y hacer visible sus pechos. Tyler hizo una mueca al ver su costado, la herida no tenía muy buena pinta; no estaba cicatrizada del todo y era bastante extensa, pero no lo suficientemente grande como para dejarla gravemente herida y sin poder moverse. —Es bastante fea, pero creo que sobrevivirás. —Le informó a la chica.
—Por supuesto que sobreviviré. —Dijo con una sonrisa sarcástica, gruñendo levemente, Sho rió un poco.
—Veo que, a pesar de todo, sigues conservando tu carácter —Apuntó acertadamente, ella sólo lo miró fijamente con el ceño fruncido. Sho se agachó y observó la herida detenidamente. —Creo que lo único que podemos hacer de momento es lavar la herida y vendarla, no tenemos los medios suficientes como para tratarla adecuadamente, y dudo que haya algún médico cerca de aquí. —Explicó mientras volvía a levantarse y andaba un poco por el lugar. —Como dijo Tyler, sobrevivirás, pero si se me permite, dudo que esto se cure rápidamente.
—Pero con todos nosotros, podremos hacer frente a los peligros y así protegerte —Interrumpió Tyler, haciendo que se ganase una mirada de reproche por parte de los dos.
—Muy gentil señorito —Dijo esa última palabra con algo de sarcasmo —Su idea es buena, pero necesitamos que la chica se recupere como antes posible, no podemos tener una baja en un momento así —Se cruzó de brazos. —Lo mejor sería esperar a que traigan agua, vendar la herida y reposar lo máximo posible, dejando que las defensas de su cuerpo se ocupen de sanarla.
Arthur y Alexia se encontraban escondidos detrás de unos matorrales, observado cómo dos jabalíes bebían agua de un pequeño riachuelo situado unos metros más allá.
—Uno, dos ¡y tres! —Murmuró Alexia rápidamente, saliendo con prisa a la caza de los dos mamíferos. Tyler se abalanzó ágilmente sobre uno, cortándole el cuello con su daga con eficiencia, pero sin llegar a decapitarlo, haciendo que con un gran alarido por parte de la bestia, se derrumbara al suelo, desganándose y muriendo en poco tiempo. Sin embargo, Alexia no tuvo tanta suerte, aunque logró herirle la espalda con su estoque, no logró matarlo, haciendo que el jabalí huyese con velocidad, herido. —¡Maldición!. —Exclamó enfadada, pisando el suelo con fuerza, iba a seguirle corriendo, pero ya no le quedaban suficientes fuerzas después de un día tan duro.
—No pasa nada. —Intentó calmarla Arthur, cargando con el jabalí a sus espaldas. —Creo que tendremos suficiente para todos.
Alexia bufó levemente.
—Espero que tengas razón, no creo que encontremos animales por la noche.
Bebió un poco de agua del riachuelo y, intentando ser eficiente, se acercó a un joven árbol, no muy grande, y con sus manos y ayuda de su estoque, arrancó unas cuantas ramas para hacer fuego.
—Pues hemos sido más eficientes de lo que pensaba. —Comentó Arthur, poniéndose en camino hacia el lugar de reunión —Aunque hemos tardado lo suyo para encontrar a los jabalíes, hemos sido bastante rápidos, pensaba que nos tomaría más tiempo.
—Ya te dije que hubiera sido mejor coger algunas frutas de los árboles o arbustos. —Le reprochó un poco —Más rápido y fácil.
Arthur sonrió.
—No me compares un jabalí con un puñado de bayas, gracias a mí, hoy podremos comer bastante bien. —Dijo contento, Alexia sonrió levemente, aunque quería evitarlo, tenía razón, y no podía negarlo.
—Espero que no les hayamos hecho esperar mucho –Dijo simplemente. —Si ocurre alguna cosa, será culpa tuya.
Llegaron sanos y salvos con un pequeño festín que los demás recibieron a buen grato. Alexia dio las indicaciones para ir al riachuelo, haciendo que Tyler y Sho desaparecieran junto a Stella, ya que tenían que lavarle la herida. Mientras tanto, Alexia apiló las ramas y se puso manos a la obra para hacer una fogata y Arthur con su daga empezó a destrozar el jabalí, quitándole toda la piel y cortando diversos trozos de carne para sus compañeros. El trío, al volver, encontró todo preparado, sólo faltaba cocer algunos de los trozos de carne.
—Qué bien huele. —Alabó Tyler, sentándose cerca del fuego y cogiendo un palo y un trozo de carne, clavándolo y poniéndolo a asar. —Tengo ganas de hincarle el diente.
Arthur sonrió levemente, comiendo de su porción ya hecha.
—Es realmente delicioso —Corroboró el rubio. —Quizás sí que nos quedemos cortos con la comida, ¿no Alexia?
—Te lo dije —Le recordó. Arthur simplemente levantó los hombros, en señal de impotencia y siguió comiendo.
Sho había acomodado a Stella al lado de la fogata, para que estuviera a buena temperatura. Con la herida ya lavada, se arrancó una manga de su camisa blanca e hizo varias tiras, las unió verticalmente, para seguidamente, vendar a la chica con aquello, una larga venda improvisada a partir de su camisa.
—No me hace mucha gracia hacer esto —Le dijo sinceramente. —Ahora espero que te recuperes como antes mejor —La miró fijamente, mientras Stella se reincorporaba y se sentaba, intentando acoplarse con los demás. Con silencio, cogió un trozo de carne ya hecho y comió, sin mirar a nadie, sólo observando el crepitar del fuego.
—¿No nos debes ninguna explicación? —Preguntó Tyler a la chica, hacía tiempo que quería hablar con ella. Stella levantó la mirada y le miró largamente.
—No sé de qué me hablas.
Tyler frunció el ceño con aquella respuesta tan seca, Arthur miró a Alexia, algo preocupada, la chica suspiró.
—Stella, será mejor que lo cuentes tú —La advirtió la chica. —Te están ofreciendo una oportunidad excelente, a no ser que prefieras que lo cuente yo.
Stella la miró y, después de una pausa larga, asintió.
—Está bien, ¿qué queréis saber? —Preguntó a los chicos, iba a responder sus preguntas. Casada, iba comiendo lentamente su ración de jabalí.
—¿Quién es exactamente Hesper? ¿Por qué dijeron que no hay Hesper? ¿Por qué estaba con ellos? ¿Por qué me siento tan confuso con todo esto? —Preguntó Tyler seguidamente, notando cómo crecía su frustración a cada pregunta que hacía, la chica le miró y suspiró, agotada.
—Hesper es mi hermana. —Comentó secamente, no iba a entrar en detalles. —Y Hesper, aunque vino, vosotros no la visteis en todo el tiempo.
Sho la miró con un semblante grave.
—Explícate.
Stella cogió aire y empezó a relatar.
—Cuando estabais distraídos en Lum, yo aproveché para ir a dar una vuelta, allí me encontré a Hesper. —Dijo muy por encima, no quería contarlo todo con detalles. —Allí, ella intentó noquearme, dejarme fuera de juego para sustituirme, pero fui más rápida que ella y fui yo la que la dejó inconsciente.
Arthur iba a decir algo, pero Stella, al verlo, rápidamente siguió relatando, no quería ser interrumpida.
—La dejé en una habitación, encerrada, y en lugar de dar la alarma, opté por hacerme pasar por ella, no era nada difícil ya que somos muy parecidas, ya que así podía infiltrarme con los encapuchados y lograr algo de información y, sobretodo, el libro. —Dijo cogiéndolo y ojeándolo un poco por encima. —Después de la carrera y todo el escándalo, tuve que seguir fingiendo, para no ser descubierta, hasta que vosotros vinisteis y bueno… esa historia ya la conocéis.
Al acabar de contarlo todo muy vagamente, un silencio reinó en el grupo, nadie sabía qué decir.
—¡¿EN QUÉ ESTABAS PENSANDO?! —Exclamó fuera de sí Tyler, haciendo que la chica se sorprendiera. —¿Tú estás loca? ¿Por qué hiciste semejante estupidez? —La miró enfadado, con los ojos crispados, apretando con fuerza sus puños. Al verlo, Arthur rápidamente se puso a su lado, intentando calmarlo.
—Vamos, relájate, no vale la pena reaccionar así. —Le dijo para tranquilizarle. —Aunque estoy de acuerdo con Tyler, eso ha sido algo muy peligroso, ¿qué hubiera pasado si se hubieran dado cuenta? Arriesgaste demasiado.
La chica se encontraba abrumada por sus opiniones, no esperaba algo así.
—Podríamos haber buscado una solución entre todos, no hacía falta que te involucraras tanto de esta forma —Apoyó Alexia a los otros dos chicos.
—Tienen razón, aunque fuera un plan bastante inteligente, arriesgaste demasiado. —Concluyó Sho, poniéndose de parte de los demás. Stella, sorprendida, bajó la mirada.
—Ya veo… —No se encontraba con ánimos ni con fuerzas para discutir, así que decidió simplemente aceptar sus palabras y resignarse, ya hablaría con ellos el día siguiente. Se tumbó hacia el lado sano, dándoles la espalda a sus compañeros, no tenía ganas de hablar, así que se concentró en recuperarse, apartándose de ellos y de la conversación. Arthur suspiró y se puso en pie.
—Chicos… deberíamos confiar los unos en los otros. —Dijo mirándolos a todos, Stella incluída. —Ya llevamos suficiente tiempo de viaje, no somos completos desconocidos entre nosotros… —Pensó un poco antes de seguir con su pequeño discurso. —Aunque algunos no lo queramos, estamos juntos en esto y… creo que todos queremos volver a casa —Lanzó una mirada elocuente, todos le escuchaban con atención, Stella se giró para mirarlo. —Debemos mantenernos unidos.
—…Tienes razón —Dijo la chica herida, mirándole. Suspiró y, costándole un poco, se disculpó —No debí haber hecho esto… no sin consultároslo.
—Mañana será otro día –Respondió Tyler, le costaba perdonarla, aunque su idea había sido buena, se había puesto en peligro y había corrido un riesgo demasiado grande. Intentó relajarse, suspiró y cogió el libro de la Dama, ojeándolo por encima, con poco interés, quería pensar en otra cosa. Arthur se acercó a él, mirando por encima de su hombro.
—Ey, ¿no hay algo raro? —Exclamó sorprendido, señalando al libro. Alexia y Sho se miraron entre ellos y se acercaron a los dos chicos. Stella se estiró, no podía hacer mucha fuerza y tenía que reposar.
—¿Qué ocurre? —Preguntó desde la distancia.
—Parece como si estuviera alterado…
El libro, sin duda, era antiguo, con las páginas de un color amarillento y más de una rota, estaba escrito con una tipografía bastante extraña y un idioma totalmente desconocido, formando formas complejas y difíciles de descifrar. Sin embargo, había un tipo de páginas que llamaban la atención, no parecían tan antiguas como las originales y, lo más sorprendente, podían entenderlo. Aquellas páginas estaban la gran mayoría sueltas, haciendo que, si no se iba con cuidado, pudieran caer y perderse, no se necesitaba ser muy listo como para darse cuenta que no pertenecían al libro original.
—Parece un diario…
Sho buscó una página en concreto y, seguidamente, se puso a leer en voz alta.
"3 de octubre. Nublado:
Hace ya varios días que salimos de Marlenia. Las hojas húmedas tras los días de llovizna son preciosas, pero no las puedo apreciar bien. Jegrand insiste mucho en que no nos paremos si no queremos perdernos por la senda, ¡pero no tiene sentido, las farolas negras indican el camino! Es un estirado, como el guidario que nos acompaña. No podría soportar seguir viajando con ellos de no ser por Dana y Locus, los chicos del teatro. ¡Hacen cosas tan divertidas! Locus es un actor excelente, y Dana se lleva genial con los animales(aunque a veces da algo de miedo cuando tiene visiones). También tengo la suerte de que Arlene pueda venir conmigo. Es mi amiga desde que éramos pequeñas y me hace sentir como si nunca hubiéramos salido de casa, es una auténtica compañera.
Jegrand dice que tengo la habilidad de escuchar al destino. No entiendo qué quiere decir, la verdad, pero si es cierto que desde que tengo uso de memoria escucho susurros, palabras que no soy capaz de comprender y que muchas veces me han hecho pensar que estoy loca. Supongo que no era así, al menos, no del todo. Soy parte del mundo. Bueno, y Dana, y el guidario borde, y el herrero y la chica rubia que nos acompaña. Aun no recuerdo sus nombres, pero estoy segura de que mañana entablaremos una buena conversación.
¿Será verdad que podemos bendecir al mundo?"
Al acabar la lectura, se miraron entre sí.
—Revelador… —Murmuró Sho para, seguidamente cerrar el libro y cogerlo, evitando que los demás pudiesen mirar. —Será mejor que descansemos por hoy.
Arthur le miró con tono grave, pero no quiso discutirle. La noche hacía rato que había caído, mostrando las estrellas a lo alto del firmamento.
—Sí… quizás sea lo mejor… —Murmuró mirando al chico, observando cómo se alejaba con el libro y lo abría de nuevo, leyendo detenidamente al lado del fuego.
Les fue fácil conciliar el sueño, habían tenido un día muy agitado y todos estaban cansados. A la mañana siguiente, se levantaron, desayunaron un poco, se llevaron algo de comida, por si acaso no encontraban más durante el camino y se pusieron en marcha, retomando el sendero que habían dejado el día anterior. Tyler y Arthur cargaban con Stella, aún no estaba recuperada del todo y preferían ayudarla para hacer el mínimo esfuerzo posible, mientras Sho iba delante de todo y Alexia detrás, vigilando que no los siguieran.
El camino era bastante ameno, a pesar de las tensiones del día anterior, iban charlando entre ellos, entreteniéndose y conociéndose un poco más.
—Sho, te necesito aquí atrás. —Advirtió Alexia, girando la cabeza hacia atrás. Todos se voltearon para mirarla y Sho, obediente, fue a la parte trasera, poniéndose a su lado.
—¿Qué ocurre? —Preguntó mirándola, parándose junto a ella, los otros tres siguieron andando, hasta tomar cierta distancia. Sho la miró interrogante, pero algo se olía. —¿Quieres un minuto de intimidad conmigo? Qué directa eres —Dijo meloso, tomando sus propias conclusiones, aunque no iba desencaminado.
—No exactamente. —Alexia no sabía cómo afrontar eso, suficiente le había costado acercarse a aquel chico rico, ahora no podía echarse atrás.
—Vamos mujer, no es tan difícil, suelta aquello que tengas que decirme —La animó, con tanta intriga, cada vez sentía más curiosidad. Alexia suspiró y, al ver que sus compañeros estaban lo bastante lejos, se puso a andar.
—Necesito que me hagas un favor —Murmuró a Sho. El chico se quedó sorprendido, no era eso lo que se esperaba.
—¿Un favor? —Repitió. —¿Qué necesitas? No dispongo de nada que pueda ayudarte, creo yo —Dijo pensando un poco, intentando averiguar por dónde iban los tiros.
—Tu experiencia y tu saber, necesito que me aconsejes —Dijo tajante, no le gustaba tener que mantener ese tipo de conversaciones, era algo que rehuía. Sho la miró, para seguidamente observar la lejanía del resto del grupo, sonrió para sí mismo.
—Uhm…¿consejo? –Sonrió a la chica. —Tú me gustas tal y como eres, no necesitas nada más para conquistarme —Dijo guiñándole un ojo, Alexia desvió la mirada.
—No es eso estúpido —Le fulminó con la mirada, aquel chico sólo le traía dolores de cabeza y malentendidos, decidió ir directa al grano y, cogiendo aire y simulando que era la cosa más normal del mundo, lo soltó. —Quiero saber cómo ser más femenina.
El chico se quedó sorprendido por tal confesión, aunque ya veía a venir qué quería, no se esperaba que fuera tan directa pero, al fin y al cabo, era Alexia. Pasó un brazo por su hombro, atrayéndola hacia él.
—Vaya vaya, quién lo diría —Dijo melosamente, quería chincharla un poco, pero no lo suficiente como para hacerla enfadar y molestarla. —¿Y por qué quieres saber eso? ¿Desde cuándo estás tan interesada en estas cosas?.
Alexia le apartó el brazo, volviendo a poner distancia entre ellos, molesta.
—Eso no es de tu incumbencia.
Sho la miró, para luego mirar al chico, que, lejos de ellos, ayudaba a Stella mientas hablaba con Tyler, o eso supuso ya que no podía escucharlos por la distancia.
—Soy un experto en el arte de la seducción —Se alabó a sí mismo —pero como supondrás, no soy una chica, aun así, puedo darte algún que otro consejo para mejorar tu imagen, tanto interior como exterior. —La miró detenidamente.
—Me sirve, dime, ¿qué es lo que tengo que hacer? —Quería acabar con eso como antes mejor. Sho la examinó y, empezó a dar sus consejos.
—Primero de todo, deberías cambiar un poco de imagen, deberías soltarte un poco más, insinuar pero sin enseñar, provocar sin perder la gracia, no sé si me entiendes —Dijo observando su cuerpo, sin ningún tipo de pudor. Alexia se cruzó de brazos, algo contrariada, haciendo que Sho levantara sus cejas y la mirase. —¿O prefieres tomar el papel de damisela pura y casta en apuros? —Le preguntó con burla al ver su actitud, Alexia resopló un poco e intentó pensarlo detenidamente. Sho prosiguió con su charla. —Debes hacerle ver que existes, haz gestos sutiles, habla con él, pero sin ser pesada, debe saber que estás, pero no estar siempre encima de él, tienes que mantener una actitud misteriosa, a los chicos nos gustan los retos, las cosas fáciles son aburridas, pero tampoco te hagas una chica imposible.
Alexia le escuchaba en silencio, pensando en toda la información que le había dado, demasiadas cosas para recordar y se sentía algo mareada con tanta palabrería.
—No dejes de ser tu misma, pero tienes que mostrar más interés por él y hacerle ver que estás, busca cosas en común, insinúate un poco, tienes que sacarle partido a tus virtudes y ocultar aquello que no gustes, tiene que ver lo mejor que hay en ti, que no es poco. —Concluyó, alagándola un poco. La chica lo miró fijamente.
—¿… Crees que lo conseguiré? –Murmuró no muy convencida.
—Por supuesto querida, eres más irresistible de lo que piensas —Le guiñó un ojo. Iba a añadir algo pero, estaba tan ensimismado en la conversación que no se dio cuenta de que Arthur se había acercado a ellos.
—Vamos, ¿qué hacíais tanto rato ahí detrás? —Les reprochó un poco a los dos.
—Justo en el momento oportuno. —Canturreó feliz, Alexia frunció el ceño.
—Vamos, ¡acabamos de encontrar un lugar maravilloso! —Exclamó feliz. —Rápido, ¡venid!
La pareja siguió a Arthur, con algo de prisa. Al acabar aquel sendero eterno, llegaron a una gran playa dorada, donde se podía ver todo con limpieza y claridad. El cielo, que había permanecido gran parte del trayecto oculto por los árboles, se mostraba de un azul intenso, iluminando la costa. En la lejanía, se veía un castillo blanco, no podían verlo con mucho detalle por la distancia, pero parecía lujoso y majestuoso.
—Parece un cuento de hadas… —Dijo Alexia, asombrada.
—Un escenario perfecto para tu plan, ¿no crees? —Le preguntó Sho con una sonrisa, el cual recibió una fuerte pisada por parte de la chica como respuesta. Algo dolorido, decidió apartarse e ir a echar un vistazo por ahí, encontrándose a Stella sentada en la arena, descansando un poco.
Tyler apareció poco después, llamando a todos para que le siguieran y así hicieron, anduvieron unos cinco minutos hasta encontrar una casita de madera cerca del mar con, justo al lado, una balsa.
—La balsa no parece en buen estado, pero he echado un vistazo rápido a la cabaña y tiene bastantes cosas, supongo que podremos encontrar algo que nos sea útil para repararla, además de que tiene varias camas y un botiquín para poder tratar con más atención a Stella. —Informó a los demás. Arthur, sorprendido, le extendió la mano.
—Buen trabajo capitán. —Dijo bromeando un poco, pero Tyler aceptó su mano, estrechándola suavemente.
—Podríamos ir al castillo, es demasiado extraño que esté sólo en el mar. —Propuso Stella.
—Me leíste la mente. —Contestó Tyler. —Justo iba a preguntároslo, podríamos acabar de pasar el día aquí, dormir y al día siguiente, ir hasta allí.
Nadie se opuso a su idea, es más, parecían algo animados, así que Tyler siguió ordenando.
—Stella se quedará reposando en cama, Sho y yo nos quedaremos a velar por ella y a investigar a fondo en la cabaña, mientras, Alexia y Arthur pueden ir al bosque y colectar algo de comida, como el día anterior.
Asintieron y se separaron en los dos grupos.
Alexia seguía a Arthur en silencio por el bosque, el chico intentó entablar una conversación con ella, pero estaba demasiado perdida en sus pensamientos, recordando las palabras de Sho. Le daba vueltas y vueltas, pensaba que era una tontería, pero en el fondo, quería intentarlo, probar si era cierto y el chico tenía razón, pero sentía que no podía hacerle frente, era demasiado raro para ella. Cuando decidió afrontarse a él, vio que el chico había desaparecido entre la maleza, dejándola sola en el bosque.
—Maldición, he estado demasiado tiempo pensando en ello. —Se frustró consigo misma por ser tan indecisa. —¿Arthur? —Le llamó, quería localizarlo entre tanta vegetación.
—¡Alexia! ¡Rápido corre! —La llamó desde la lejanía. La chica, alarmada, rápidamente se puso a correr, en dirección donde había escuchado la voz. Poco tardó en localizarlo.
—¡Arthur! —Iba a ponerse a su lado, a preguntarle qué pasaba, pero rápidamente paró al ver un caballo en el suelo, con un hombre con ropas poco habituales justo al lado, totalmente inconsciente. Había sangre alrededor, ninguno de los dos se movía, los dos pensaron lo peor al verlos.
—Parece un guindario… —Murmuró Arthur, estaba en shock, no sabía muy bien qué hacer ante tal escena, Alexia tomó las riendas. Se acercó al hombre y lo tumbó boca arriba con cuidado, pesaba lo suyo, parecía fuerte. Con cuidado, se puso a quitarle el yelmo, para verle la cara y quizás, identificarle y así intentar reanimarlo, si aún estaba vivo. Arthur la miró expectante, pero un signo de interrogación cruzó por su cara al ver que Alexia se quedaba paralizada.
—¿Q-qué ocurre? —Murmuró algo temeroso, no sabía qué ocurría. Alexia, se giró y le miró con expresión de terror y, con un grito, le nombró.
—¡KRAUSS!