Buen intento ese de intentar lograr Libra por medio de un NPC xDDDD
El
Dulce aroma de Maya fue especialmente efectivo contra Cerbero: sus tres olfatos caninos especialmente desarrollados de vieron terriblemente afectados por el hechizo de Maya, atontando al animal. En aquel estado tan vulnerable cualquiera podría atacar al animal con total libertad, y así lo hicieron todos: Light efectuó su
Aturdidor sin necesidad de un salto especial, y el
Láser oscuro de Ragun acertó en la cabeza izquierda sin problema alguno.
Lyn fue más directa. En cuanto los dos aprendices se descargaron sobre la bestia ella se acercó al monstruo y, con un gigantesco salto, se enganchó al rostro de la cabeza izquierda de la bestia. Esta abrió la boca para intentar triturarla con los dientes, pero la Llave Espada de la mujer apareció en su puño y la lanzó con todas sus fuerzas al interior de la boca del monstruo, forzándole a soltar un gemido de dolor.
La Maestra no terminó ahí su batalla. Aprovechando los últimos segundos de la habilidad proporcionada por Maya cargó su puño para soltar un nuevo ataque, el cual brilló con fuerza. El perro, concienciado de la fuerza de la mujer, hizo un brusco movimiento con la cabeza y la lanzó hacia el techo; sin embargo, la enorme elasticidad de la mujer, su gran elemento, le permitió chocar sus pies en él e impulsarse con fuerza hacia la cabeza del centro.
—
¡No tengo tiempo para esto! —gritó la Maestra, cargando toda la energía acumulada en su puño a todo su cuerpo por la velocidad de la caída.
La Maestra impactó sobre su objetivo y el sonido de huesos rotos retumbó todo el Inframundo: definitivamente, aquella cabeza no volvería a levantarse entre el ataque de Light y el suyo. La Maestra rodó al suelo, alejándose de la bestia al instante para evitar un nuevo ataque, y las otras cabezas dos tomaron su venganza de inmediato: el cuerpo del monstruo se colocó de pie al instante y, tras mantenerse en equilibrio unos segundos, cayó con fuerza sobre el suelo.
La onda expansiva hizo daño a todos los presentes y, lo que era peor, provocó un derrumbamiento definitivo en el camino por el que Kefka había huido, aislando por completo a Hiro y Maya del resto del grupo. El monstruo gruñió con fuerza y atacó con sus dos cabezas directamente a el único objetivo que vio posible: Nyx, la mascota de Ragun.
El lobo no tuvo oportunidad para sobrevivir a aquel ataque. La bestialidad de la criatura a la que se enfrentaba fue tal que difícil era que quedara algún hueso tras aquello; le aplastaron entre sus dientes, tirando los dos de su cuerpo y buscando si lo partían en dos. Gracias a Último Estertor pudo sobrevivir, pero entre aquello y cuando lo escupieron hacia el suelo estaba machacado.
Y no acabó ahí. Cerbero rugió con todas sus fuerzas y expulsó un doble alarido hacia sus contrincantes, los cuales notaron cómo sus fuerzas mermaban con sólo escucharlo. Sus ataques, quizás por el miedo que recordarían provocado por aquellos ojos rojos, serían más débiles que de costumbre. Pero incluso así no se podían rendir.
Light
[VIT] 36/40
[PH] 13/22
Gaomon
[VIT] 32/36
[PH] 13/20
Ragun
[VIT] 62/66
[PH] 25/32
Nyx
[VIT] 2/20 [Regeneración animal activada] [Último estertor usado]
[PH] 9/14
* * *Cuando la nube de polvo provocada por el derrumbamiento se levantó Kefka seguía retorciéndose de dolor por las electrocuciones de Maya, atrapado debajo de la forma animal de MoguDer.
El payaso sufría, pero claramente se lo había buscado. Había distraído a todo el grupo para que el monstruo de tres cabezas atacara sin que nadie se diera cuenta, y además de ello había intentado darse a la fuga con un parcial éxito. Aunque no había conseguido escapar sí había separado a aquellos chicos del resto del grupo, y aquello podía ser terriblemente peligroso si no se andaban con cuidado.
Mientras el payaso se recuperaba de las electrocuciones Maya y Hiro pudieron observar que se encontraban en un laberinto de una multitud de pasadizos pasilleros bajo tierra, con algunas llamas verdes iluminando su camino. Un poco más adelante tres caminos se abrían ante ellos: a su izquierda, a su derecha y adelante. Un cartel en mitad del camino, sin embargo, señalaba que debían tirar hacia su derecha. Suete que alguien les había dejado indicaciones.
—
Ay... ¿Por qué me hacéis esto?Kefka se llevó las manos a la cabeza y se levantó con cuidado, apartándose de MoguDer con desprecio. Se limpió sus ropajes como pudo con las manos encadenadas y observó su alrededor, deteniendo sus ojos en la señal que les indicaba qué camino debían tomar. Sonrió de oreja a oreja y dirigió sus ojos directamente hacia Maya.
—
Niñita... ¿Y vuestros amigos? ¿Nos hemos separado o se los estaba comiendo el perro? Me alegro de que tú hayas sobrevivido, ji, ji, ji... —desvió su atención de Maya para centrarse en Hiro y su mascota, entrecerrando los ojos de forma más maléfica—
. Tú no, chucho, tú podrías haberte quedado en el estómago de ese animal. ¡Pero sabes tan mal que ni él te querría!El payaso echó a reír en alto, sin importarle quién podría escucharles en aquellos callejones. Definitivamente, separarles del resto del grupo le había hecho bien y tendrían que andarse con ojo, porque estaban a solas con un criminal bien perturbado...
Maya
[VIT] 26/26
[PH] 14/26
Hiro
[VIT] 26/26
[PH] 22/22
MoguDer
[VIT] 12/12
[PH] 5/8
* * *Diana escapó del caos que se había cernido en la entrada al Inframundo, llevando la mano de Xefil aferrada a la suya. Una vez dejaron atrás los gritos que daban inicio a una batalla contra el guardián del hogar de los muertos, la joven apartó la mano, no bruscamente pero sí parecía algo alterada. Chasqueó la lengua, en señal de que algo le había molestado. Sin embargo, cuando se hubo dado la vuelta en dirección a Xefil, éste sólo encontraría belleza, dulzura y pasión en sus ojos. La había echado tanto de menos… ¡un momento! ¿De veras la había echado de menos? ¿Otra vez su maldición era demasiado poderosa para él?
—
Es increíble que me haya abandonado… ¡por un chucho! —haciendo un mohín, la joven se refería al aprendiz de Bastión Hueco, con un tono infantil y adorable—
. Y no me refiero precisamente a Cerbero…La poca cordura que le quedaba a Xefil se desvaneció cuando Diana se dignó a prestarle atención. Se acercó a él lentamente, con paso elegante y sensual. Cualquiera diría que se trataba de una hermosa serpiente… con unas fauces impregnadas de veneno. Su veneno, mortífero y apenas reversible.
—
¿Tú no me dejarás, verdad?El roce de su piel en la mejilla de Xefil era un regalo bendito. Toda la preocupación por la Maestra Lyn, por la fuga del payaso, por las palabras del Maestro Kazuki… nada importaba más que la seguridad de Diana.
Pero la espina de la angustia olvidada seguía clavada ahí.
—
Hubiese sido mejor tener con nosotros al chico emo, pero bueno —habiendo hipnotizado por completo al joven, Diana mostró un carácter más acorde con su auténtico yo, algo arisca y cría. Y, por supuesto, una personalidad propia de los aprendices veteranos de Bastión Hueco—
. Tú me valdrás, mi caballero. Por ahora.>>
Sígueme. Como dijo esa chucha, no hay tiempo que perder.El paisaje no presentó cambios en todo el tiempo que la pareja bajaba a las profundidades del hogar de Hades. Se encontraron algún que otro sincorazón por el camino, pero Diana, con sólo un chasquido de dedos, invocaba a sus enredaderas y les ordenaba estrangular a todo monstruo de oscuridad que se interpusiera en su camino y en el de Xefil.
—
¿Sabes? En otras circunstancias, te habría llevado conmigo aquel día —dijo la aprendiz, caminando con Xefil a su espalda—
. Me intrigas. Y no he dejado de pensar en ti desde que me rechazaste. Es… curioso. El verse rechazada… es nuevo para mí. Y aunque debería fastidiar mis planes… me fascina igualmente.>>
Y me hace pensar que, quizás, alguien se pueda enamorar de mí… de verdad. Es divertido saber que todo hombre está dispuesto a dar su vida por mí, darlo todo y obsequiarme con riquezas o mínimos regalos, pero… no distingo la adoración verdadera. Y a veces, me siento sola.Diana se detuvo un momento, y, sin usar su encanto, dirigió sus ojos, serios y hermosos, a Xefil.
—
No pretendo jugar contigo, ¿o sí? —se preguntaba la joven, insegura de lo que estaba pensando para Xefil en aquel momento—
. Jugar no es la palabra adecuada. Quizás, experimento. Pero también suena algo… brusco. El caso es que me gustaría… verte más.>>
Tengo mis motivos para estar en Bastión Hueco. Y tú los tendrás en Tierra de Partida. Creeme, si me mandan matar a los tuyos, no tendría reparo alguno en hacerlo, pues son órdenes al fin y al cabo. Y, por supuesto, tú tendrás tus motivos para atacarme.La chica alzó la mano, invitando a Xefil a cogerla.
—
¿Pero no podríamos… divertirnos? Dejar atrás todo lo referente a los bandos, citarnos de vez en cuando. Sin trampas, ni juegos sucios. >>
Ahora no es momento. Pero tras acabar con Garland… ¿te gustaría verme?La cordura de Xefil era más nítida que antes. Recordaba perfectamente todo lo que había pasado anteriormente, la angustia volvía a emerger. Y era extraño, aquella sensación dulce y empalagosa no era tan poderosa como antes. Fijándose en Diana, percató que permanecía inmóvil, esperando una respuesta. Y algo pálida.
¿Acaso estaba intentando revertir su poder de atracción?
—
Te lo… he dicho… sin trampas.Justo detrás de Diana, sin que ella se diera cuenta y demasiado concentrada en revertir su poder —debía estar pasando un auténtico calvario—, un sincorazón en forma de perro rabioso se disponía a saltar encima de ella.
Era la oportunidad perfecta para Xefil. Si el sincorazón atacaba a Diana, podría escapar de ella sin problemas, dirigirse a Garland o regresar para ayudar a sus amigos. Por otro lado, quizás quisiera avisar a Diana y seguir adicto a su encanto. Pero una cosa estaba clara: era el momento de darle una respuesta.
Aquello que le había confesado Diana no se distinguía al “Por favor, sal conmigo” que había leído en algunas novelas pésimas de adolescentes de la Biblioteca, o el de, quizás, una petición de mano en su reino.
—
No hay tiempo. Decídete.* * *—
Vaya... Me has pillado, Gabranth es tu nombre... ¿verdad? Sois unas personas muy curiosas. Y si soy una portadora aunque creo que ya lo sabes. No soy muy de pelear y menos contra usted por que creo que dos golpes de tu arma de dejarían hecha polvo...La joven bajó las manos, pero no con ello dejó de sonreír. El caballero no hizo ningún movimiento; se quedó clavado en su sitio, con su arma bajada y sus ojos clavados en ella.
—
Hagamos una tregua o alianza si lo deseas, me gustaría ayudaros. Donde estoy es un aburrimiento... No me vendría nada mal dejarles...—
¿Aburrimiento, dices...?La chica parecía dispuesta a pactar con lo que hiciera falta. No parecía darle demasiada importancia a dejar atrás a los suyos, incluso parecía deseosa de hacerlo. Gabranth caminó lentamente hacia ella, quedándose a apenas un par de metros de su posición.
—
Así que baja ese arma y contéstame...—
Una adepta de la luz que busca la traición hacia los suyos... Conozco esa historia. Demasiado bien, lo suficiente como para juzgarte por ello.Los ojos del hombre brillaron a través del casco, marcando a Mei como su objetivo. Sus puños sujetaron con fuerza la doble espada, y en menos de un segundo, con una velocidad que la chica apenas pudo ver venir, el hombre golpeó su costado derecho, clavando uno de sus filos en ella. Era rápido, peligrosamente veloz para ella.
—
Y por ello yo me encargaré de tu sentencia, traidora.Para la desagradable sorpresa de Mei, en realidad el arma del caballero eran dos espadas unidas. Lo descubrió de la peor de las maneras: separando su arma en dos y golpeándola en su costado izquierdo con su otra espada, mientras con la otra le intentó directamente cortar el cuello. Un mechón de pelo de la chica se separó de ella, tiempo en el que Gabranth atacó una vez más para esta vez clavar con éxito su arma en el hombro derecho de la chica.
Estaba claro que al hombre no le había hecho gracia aquella propuesta de traición: había tocado una fibra sensible del caballero, puesto que estaba especialmente violento con la muchacha. Con una patada separó con violencia a la joven del filo de su espada izquierda, la cual volvió a unir para poseer su particular arma de doble filo. Se acercó a ella agitándola, prácticamente defendiéndose de cualquier posible ataque.
Estaba atrapada en aquel callejón. No era un callejón sin salida, pero si hubiese avanzado a la plaza Mei hubiese tenido más oportunidades para defenderse. Allí sólo contaba con un par de ventanas altas a las que podía saltar e introducirse en la casa, o retroceder hasta la calle anterior, donde tendría algo más de maniobrabilidad para enfrentarse a su enemigo. Pero con aquella herida del hombro sería difícil luchar, ciertamente.
Nota: no toméis en consideración el daño impartido a Mei como el daño normal de la habilidad de Gabranth. Realmente quita más que eso, pero vamos a dar un poco de hándicap aquí xD
Fecha límite: viernes 1 de noviembre de 2013.
Parte de Xefil escrita por EspeYuna.